Partida Rol por web

Alli se les dijo a los campesinos lo  del cambio de señor. Cosa de escasa importancia para ellos, pues misma cosa era pagar tributo a Juana que a su hermana. Ellos quieren estar tranquilos pagar poco y ser defendidos si fuera menester.

Asi se hizo todo, y a sir Walter se le considerará a partir de ahora caballero vasallo con tierras. +50 de gloria.

Es extraño recorrer Malderoi sin la presencia de Gwilherm. Pero los campesinos y demás gentes no parecen echar en falta a su anterior señor. Tampoco nadie hace llegar malestar a mis oídos ante las nuevas de mi cargo como señor en ausencia de mi primo. Ni siquiera Lady Crislan parece demasiado preocupada por las extrañas circunstancias de mi regreso. Parece ser que saber que su hijo está vivo y sirviendo al monarca es suficiente para la dama, ocupada en los cuidados de su nieto parece sin embargo bastante eficiente en sus labores de administración. 

El ambiente en Malderoi me parece plácido. Aunque no puedo evitar notar que ser el nuevo señor me hace sentir las miradas de las gentes como algo diferente.

Paseo junto sir Owen revisando el estado de la construcción de la empalizada y los avances en la Iglesia financiada con nuestra parte del botín de la batalla de Chelmford.

Los siguientes días son días de recorrer nuestras tierras, visitar Ripei y examinar la vieja torre para evaluar las posibilidades de terminarla. Revisar nuestras tropas y conversar con el bueno de sir Echen. Tomo algunas decisiones respecto al señorío como instigar mejoras en la explotación de nuestras tierras que reviertan en nuestras arcas. Y también descanso y me alimento bien. Cuando todo está en orden y me encuentro restablecido por completo del viaje propongo a Sir Owen iniciar su búsqueda. Hacer un viaje juntos por esas misteriosas tierras en busca del destino que nos anunciaron para él.

- Tiradas (1)

Motivo: gloria

Tirada: 1d10

Resultado: 5 [5]

Notas de juego

Instigo la construcción de campos de cultivo de agricultura extensiva y de una explotación ganadera (imagino cerdos) porque es hora de poner a Malderoi en el mapa de los lugares prósperos. Asumo los costes de seguridad, llegado el momento si lo veo necesario invertiré en más soldados... Por lo que he visto en las tablas de reglas no me cuesta libras iniciar estas actividades, pero empeorarán la tirada de seguridad.

Hago llamar un curandero para que se establezca en Malderoi y lo sufrago con el tesoro del señorío. +05L

Sir Owen estuvo encantado de conocer el señorío, lo veía en general en un muy buen estado y eso decía mucho de su anterior dueño, Sir Gwilherm. Ahora, cumpliendo a su palabra, se aseguraría de ayudar a Sir Walter en todo lo que hiciera falta para mantener así de bien Malderoi o incluso mejorarlo si los dioses les favorecían. 

Disfrutó mucho de los paseos por las tierras, imaginando que algún día el mismo tendría las suyas. Con cada día que pasaba crecía su admiración por Sir Walter, que había probado ser todo lo que se espera de un caballero. El descanso también le viene bien para recargar energías, ya que los largos desplazamientos ya comenzaba a hacer estragos. 

Finalmente, un día cuando Sir Walter consideró que había dejado todo en orden le propuso aventurarse a las tierras que Merlín les mencionó. La hora de la aventura había llegado. 

Poco conversó sir Walter con los lugareños sobre las tierras inexploradas al oeste del señorio, pero lo suficiente como para conocer algun detalles de las mismas:

• Son tierras excesivamente arboladas y tupidas.
• Los que se han aventurado por alli no han regresado " de buen cuerpo", con nauseas, vomitonas y malestar general, asi   que al poco de enredarse en aquellos parajes se han regresado y de vacio.
• A pesar de ser una zona propicia para la caza, nunca se ha cazado nada por alli, asi  que es" tontatada" internarse por alli.

Puesto todo en buenas manos, decido dejar atrás los soldados y emprender finalmente el camino hacia tales tierras en compañía sólo de sir Owen. Si sorpresas faéricas nos esperan allá, más me vale mantener a nuestros buenos hombres lejos del lugar. Bien pertrechados, enfilamos el camino hacia la aventura. A lomos de Breogan echo un último vistazo a Malderoi mientras nos alejamos. Para aumentar mi propia determinación espoleo mi fiel caballo y emprendo el galope invitando a sir Owen a que me acompañe en la galopada durante un trecho. Pasados unos minutos detengo el galope y volvemos a ponernos al paso, mejor no cansar a las monturas sin saber el tiempo que nos va a llevar este viaje. Por suerte llevo una buena piel llena de nuestro mejor vino para que caliente nuestro corazón cuando las cosas extrañas comiencen a aparecer. Es lo que pienso al recordar el rostro del Druida haciendo su predicción sobre el futuro. Pronto la belleza del paraje me hace olvidar estos asuntos y mejora mi humor hacia su estado habitual.