Partida Rol por web

Tras ser hospedados en  SARUN este invierno, la reunión anual con el conde Setzer y vuestros compañeros caballeros, se ha tornado por echar el año en la corte real, y a estar rodeado de condes, duques y grandes señores.

Llevais ya un tiempo por allí, sois conocidos y reconocidos por los allí presentes, esto es sois del grupo de señores, caballeros, damas, y personal elevado, al que se recurren como invitado en los banquetes y ceremonias que no son escasas, en la corte real.

Como consecuencia de toda esta familiaridad, vais adquiriendo una gloria y fama extra, unos contactos , unas relaciones, y como no, una información de las cosas de palacio, y del reino.

Durante los últimos meses del año pasado, y los primeros de este, (lo que llamamos invierno), además de recuperaros de vuestras heridas, habéis estado haciendo 3 cosas, principalmente en la corte:

-1- Banquetear.

Loa comilonas, muchas de ellas abusivas y sin conocimiento, han sido una constante. No era cosa de que se pensase, que Uther no era buen anfitrión,  que sus invitados no comiesen con ansia y gula.

Por tanto se os propone esto para simular este tiempo de glotonería, borracheras y exceso:

Coged una o todas, las habilidades de la lista que os propongo, plantear una situación que justifique su uso, y tirad por ella. El acierto, trae consigo la marca y +10 de gloria. (No es momento de racanear con la gloria, estando donde estáis). Una pifia puede traer inesperadas consecuencias negativas.

-1- cazar. Se supone que hay que abastecer de grandes cantidades de comida a las cocinas, antes de Sarum, y ahora reales. No es raro que una parte de esa comida proceda de la caza. ¿Os presentareis voluntarios para cazar?

-2-cantar, oratoria y tocar. En la sobremesa de la comida, cuando el alcohol ha hecho de las suyas, no es raro que los asistentes a los banquetes, se animen a cantar, juegos, tocar algún instrumento o a recitar poesía. Podéis elegir cualquiera,1,2,3, o todas esas habilidades.

-3- también en la previa, durante o después de la comilona, puede haber lugar para coquetear y para cortesía.

También vuestros rasgos de habilidad se pondrán a prueba.

Estas tiradas, a diferencia de las anteriores sí que son obligadas.

El éxito os da una marca en esa habilidad, el crítico +1, y la pifia +1 a la habilidad contraria. Si la falláis, deberéis tirar por la opuesta a esa, aplicando las consideraciones anteriores. Si falláis ambas tiradas, el rasgo y su opuesto no subiréis nada, y no sumareis gloria.

Elegís una de estas , y la otra será la opuesta:

• Casto/ lujurioso. ¿O acaso no puede darse la oportunidad carnal, bien como altas damas o con vulgares y sucias sirvientas?
• Confiado/ suspicaz: No seréis ajenos, a escuchar rumores y chascarrillos. ¿Seguro que alguno de esos no van dirigidos hacia vuestra persona?
• Enérgico/perezoso. ¿Seguro que vuestras fuerzas, mermadas por la monotonía, la resaca y la pereza, estarán a la altura de lo que se exige a un caballero?
• Frugal/ sibarita: hay en vosotros espacio para la glotonería y la borrachera, u os comportareis con  tibieza ante la gula que flota a vuestro alrededor?
• Honesto /falso. A menudo habrá situaciones en la que lo políticamente correcto, vuestra honradez, vuestras apetencias…  choquen. ¿ que camino escogeréis?
• Justo / arbitrario. En línea con lo anterior, habrá situaciones, comentarios, discusiones… en las que haya que posicionarse. ¿ que haréis?

Y

• elegid entre una de estas dos opciones: prudente/temerario, o bien, Modesto/ orgulloso.

Podéis ver cómo en estos meses de buena vida han hecho ganar algo de peso al pelirrojo Walter. No es algo excesivo, pero lo cierto es que habrá ganado unos buenos 10 kilos. En general su aspecto es más robusto, y junto con su poblada barba actual para ocultar las feas cicatrices de las últimas aventuras ha ganado un aire de madurez evidente para los que lo conociesen de años anteriores.

Cada vez me siento más cómodo entre los señores y las damas, aunque uno no deja de ser un provinciano de buenas a primeras. Me encuentro cómodo en los banquetes del rey y pronto dejo de sentirme fuera de lugar. El vino y la buena comida me agradan, así que no es raro que mis ojos busquen entre las damas alguna que parezca interesada en mí. Lo cierto es que mis maneras poco refinadas y mi poca fortuna alabando sus virtudes... se me ven las intenciones carnales desde lejos... hacen que precisamente me vean un riesgo para su virtud. Por suerte no es tan difícil agradarle a las doncellas que polulan por los banquetes como sirvientas. Una de ellas me complace espacialmente, pero lo cierto es que precisamente su señora es una dama que ansío con pensamientos que no aprobaría ningún sacerdote. Al parecer me parezco más a mi padre de lo que creo, ya que él allí en Lickey Hill se rumorea que engendró a más de un bastardo, aunque nadie ose decirlo en voz alta. Claro.

Gwilherm se sentía fuera de lugar en aquellos salones, con tanta opulencia y abundantes banquetes. En a penas dos años, había pasado de tener sus propias tierras, a comer con el Rey y su familia. Rodeado de los Condes y Señores más influyentes del país.

Al principio intentó pasar inadvertido, contestando sólo cuando se le preguntaba. En parte, envidiaba a Walter y su despreocupada naturaleza. Había madurado, no cabía duda. Pero cualquiera que no lo conociera pensaría que había nacido aquellos salones. Se desenvolvía como pez en el agua, sobretodo con las damas... Al menos, intentándolo.

Por su parte, Gwilherm despertó una angustia que se hallaba adormecida. Al contemplar a los señores y sus damas, le hizo recordar a su Godiva. _Cuánto hubiera disfrutado en estos convites... Codeándose con la corte..._ Una lágrima quiso asomar por la comisura del ojo, pero fue contenida y suplantada por una leve sonrisa al recordar las clases de etiqueta que ella le impartía. Como solía decirle, "es como hacer pasar un oso por una vaca. Puede parecer una vaca, puede moverse como una vaca, pero seguirá siendo un maldito y bruto oso patoso." Tras lo cual, ambos rompían a carcajadas.

Cierto es, que habían pasado ya dos años del luto. Pero para Gwilherm había sido como un suspiro. Con todo lo sucedido, desde la batalla contra los sajones hasta la búsqueda de Excalibur, no había tenido tiempo de pensar en ello... Como algo que dejas para después... Sólo que ahora, es ese después.

El sufrimiento de su alma y el dolor de la recuperación de las heridas, agriaron el carácter de Sir Gwilhem. Que despachaba poco cortés, las escasas ocasiones que se le presentaban para conversar con una dama.

Y así, taciturno y anodino pasó las primeras semanas.

No tardó en entablar amistad con un anciano capellán, con el que platicaba durante los extensos banquetes. Con él, sanó en parte su ánima. Ya que en una de sus primeras conversaciones sobre los designios del Todopoderoso, el padre ya advirtió que de nada servía afligirse por la pérdida de un ser querido. _ El Señor los ha llamado a su Reino, y pues... como sus hijos lo único que podemos hacer es rezar por sus almas, para que su tiempo en el Purgatorio sea el menor posible y gocen del amor y la paz del paraíso. El Señor proveerá... Eso dicen las sagradas escrituras. Así pues, en Malderoi hace falta una dama. El matrimonio es un santo sacramento que hay que respetar, y así lo hiciste... Hasta que la muerte os separe. Esos fueron los votos. ¿Por qué aislarse del mundo, hecho por el Creador para sus hijos, según sus designios? Pues él, Gwilherm, tiene un plan para todos._

Estas discusiones, sacaron poco a poco a Gwilherm del pozo en el que se había sumido. Sus heridas físicas casi se habían curado, y gracias al capellán Emilian (por ejemplo) adquirió un rosario con el que salía a rezar por el alma de Godiva. De esa forma, podía estirar las piernas y dar un paseo sin que nadie le molestase. No era un hombre paciente para estar reposando en la cama por mucho que insistieran los matasanos.

Pero esa noche durante la cena, el Rey dio la mejor de las propuestas. Al día siguiente, irían de caza.

Como si el mismísimo Espíritu santo le hubiera insuflado vida, una chispa apareció en los ojos de Gwilherm y ya no desapareció.

Cenó ligero y con vino aguado, quería dormir bien y levantarse despejado. Aunque tardó en acostarse, pues tuvo que revisar en persona el estado del herraje de su caballo, el mástil de sus lanzas, el cordaje de su arco... Pareciera un escudero en su primera cacería, mas si supiera la gente lo beneficioso que era para él... En el bosque, con su caballo, hombre y bestia... Allí conocía su lugar, qué hacer y cuándo realizarlo. Era momento de hacerse notar, entablar relaciones y trabajar con aquello que el Todopoderoso le presente.

Antes del alba, hombres y bestias estaban listos. Los hombres charlando o tomando un trago para calentar el cuerpo, en la fresca mañana. Los caballos relinchando o piafando nerviosos, esperando al igual que sus jinetes a que den la orden de marcha.

El día fue bueno, y se cobraron buenas piezas. Gwilherm no queriendo reabrir heridas, tomo posición en la retaguardia, armado con su arco. Los bruscos giros y las lanzadas resentirían sus costillas. Desde su cómoda situación, acertó a dos faisanes, cuatro conejos y una perdiz. Pero la pieza del día de Gwilherm fue un gamo, un macho de unos 3 años. El cuál había sido herido por la lanza de un viejo conde. En su huida embistió a varios hombres y la montura del Conde. El Señor de Malderoi sabía que no debía inmiscuirse, pero no podía dejar al animal así, sufriendo.

Clavando las botas en su caballo lo espoleó para seguir a la presa. El primer tirón al salir al galope, provocaron una descarga que partía de las costillas para terminar recorriendo su espinazo. El dolor y la falta de aliento, le recordaron que aún estaba lejos de estar recuperado y porqué había sido colocado en retaguardia.

Asiendo con fuerza las riendas y mordiéndose el labio aguantó los primeros embistes de dolor, hasta que el cuerpo se acostumbró. Siguió al ciervo entre los troncos de los árboles y las ramas de la maleza sin mucha dificultad, pues el rastro de sangre era bien visible, y porque la pérdida de ésta retrasó la marcha del animal. Hasta que llegó a un claro, allí apoyado en las raíces de un haya, como si la madre naturaleza lo abrazase en una última despedida. Gwilherm bajo del caballo, y tras acercarse con cautela, dio misericordia al animal lo más rápido que supo. Y de la misma forma, evisceró a la pieza y se reunió con el resto. Aquel claro le daba escalofríos, como si alguien le estuviera observando.

El cuerno sonó y eso significaba reunión y el fin de la cacería. Estaba entusiasmado, aunque le doliera todo el cuerpo. La sensación de galopar, acechar, la tensión del arco mientras se espera a que salten las piezas, ver volar la flecha rezando para que haga diana. Eso lo llenaba de vida. Así que, ansiaba poder contarle el día a su primo Walter, a quien había perdido de vista desde esa mañana. 

Estaba claro que, ocupado con mis correrías de alcoba, no es que haya prestado mucha atención a rumores o intrigas durante el invierno. A fin de cuentas no es que las intrigas se me hayan dado bien con anterioridad y he estado demasiado ocupado relatando una y otra vez nuestra batalla, que me gusta más como relato que la historia de Merlín y la espada. Recordar la cicatriz y su origen me agrian el ánimo. Ya he comentado que la ropa me aprieta un poco resultado del buen comer, pero lo cierto es que me he ejercitado con regularidad, y salvo por alguna resaca más seria, mis ejercicos diurnos y nocturnos me han mantenido la sangre caliente estos meses de invierno. Lo cierto es que me ha gustado sentirme el centro de atracción en algunas comidas, y cada vez me regocijo más relatando las historias de mi linaje y de mis tierras de origen. Por desgracia no he mejorado mucho en las cazerías, sigo siendo demasiado impulsivo y temerario para el arte de la caza. Y bueno, está claro que ha sido un invierno que mi seso ha estado más en las mujeres que en cualquier otra cosa. Mi espíritu de caballero empieza a ansiar la mejora del tiempo y los días más largos. Algo me dice que la estancia en  la corte no está sacando  lo mejor de mí. Y aunque contemplo la idea de limpiar mi alma buscando la confesión encuentro siempre la excusa perfecta para postergar el perdón divino.

A mi primo lo veo de tanto en tanto, pero a veces siento su mirada reprovatoria ante alguno de mis flirteos y reconociendo mi culpa poco puedo decir o hacer salvo otorgarle la razón para juzgarme. Pero mi lealtad hacia él sigue como el primer día, o incluso más fuerte. Tan pronto volvamos a cabalgar juntos, estas nubes de vergüenza, espero desaparezcan...

Al regresar al castillo no pasó por alto los cuchicheos de los hombres. Así mismo, pudo enterarse que el viejo Conde un caballero   iba contando como Gwilherm le había robado la pieza. Pero no sería hasta después de lavarse y descansar cuando pidió una reunión con el mismo, donde entregó la pieza limpia. Más allá de no querer granjearse un enemigo, era su sentido de la justicia  y honestidad lo que le empujó a tal acción. 

Suerte teneis, de que el mi seor conde, frenado me haya de ir más alla.

Non obstante, Non oseis en quitar a un cazador lo que es xusto et suyo.

Bien me habian dixo del gusto de la caballeros de Logres por lo que non es suyo.

Pues que sepa la suya merced, señor caballero, que non estais fablando ni tratando con un mequetrefe asustadizo de aquestos que soleis tratar. Asin que abandonar la bellaqueria de quitarme lo que es mio et non es vuestro ni de  suyo.

Pase et sea por aquesta vez, pero non establezcais aquesto como norma, o seran las nuestras espas et no las lenguas las que fable para otra vez.

Ante el agravio a mi primo, cuando éste se marcha haciendo oídos sordos al lenguaraz caballero, clavo mi mirada en él con la intensidad de quien clava una daga.

Sois vos el afortunado en este día Sir Waterham, recordadlo cuando deis gracias al Hacedor es vuestras oraciones. Si mi primo no fuese templado como el mejor acero, hoy lamentaríais haberle hecho empuñar su filo.

Me alejo dándole la espalda siguiendo el camino de mi primo, para volverme un instante y apostillar antes de desaparecer de escena: Y por cierto, Sir, no somos de Logres, sino del Malderoi. Os lo digo para que no tengáis duda de dónde encontrarnos si queréis hacerlo sin condes de por medio. Buen día tengáis, señor.

Non marcheis con prisa, et no facerlo sin aclararme aquesto.

Si reclamais acero no teneis maás que pedirmelo de nuevo.

De no ser asi marchad apresa, pues aca non sirve tirar la piedra et esconder la mano, pues la mano vuestra en forma de lengua insolente ha sido vista por me, et oida por la mi oreja.

Repetir la osadia et tendreis respuesta por mi honor et con la mi espada.

Había echo oídos sordos a las palabras del caballero que había malinterpretado las acciones de Gwilherm. Pero tras sus últimas palabras no pudo quedarse callado. 

_ Sir Waterham, templad vuestra sangre pues vuestro honor aquí no será mancillado. Si alguien ha sido agraviado con tales acciones, ese soy yo. Acusátemeis de haberos robado la pieza, pieza que dejasteis herida y perdida. Yo la recuperé por vos, y desde un inicio mi intención era entregárosla. Más como buen compatriota y caballero, lo hice después de limpiar. Aún así hubo acusaciones sobre mi persona y mis gentes, mas entendí que no era vuestra intención faltarme el respeto y que todo había sido un malentendido y así lo dejé.

No tengas en cuenta las palabras de mi hombre, pues como buen vasallo su única intención era la de pretejer a su señor. Como bien entederéis._ Sus palabras eran calmadas y su mirada tranquila. Evitó mirar a Walter para no encender su espíritu.

_ Así pues, honorable caballero. Acepta mis más sinceras disculpas por las palabras de Sir Walter. Sin duda habréis escuchado de nuestras recientes acciones para con la corona, y sin duda a ambos nos hace falta descanso para el cuerpo y el espíritu._

No sabía muy bien como salir de ese entuerto, y mejor hablar de menos pues palabras de más les habían provocado tal situación.

Agradeced a sir Gwilherm, su prudencia et buen juicio.

Gracias a  la su humildad, aun conservareis el pellejo sin cortes et la sangre en el vuestro cuerpo.

Et agora, separais de la mi vista.

Gwilherm tuvo una vez más que ignorar las arrogantes palabras del caballero que sin duda su finalidad era forzar un duelo, o quizá fuera su forma de ser, un bravucón. Sea cual sea sus motivos, el señor de Malderoi no estaba en condiciones de cruzar espadas con nadie.

Pero antes de partir, se quedó unos segundos mirando fijamente al caballero y su escudo de armas. _ Sir Waterham, no debo olvidar ese nombre..._ Y sin duda no lo haría. 

Mi única reacción a las palabras de mi primo es apretar con fuerza los puños, mirar con fuego a los ojos del caballero y escupir las siguientes palabras: Sea lo que mi primo ordena, él entiende de honor más de lo que nosotros podemos aspirar. Si él no desea sangre derramada hoy, sea. Disculpad mis palabras sir.  Aceptad mis disculpas... por hoy. 

Acompaño mis palabras con una inclinación de cabeza tras una cierta reticencia a desviar mi mirada.

mascullo para mi primo: es un rufián, se merece una buena lección. Pero sea lo que quieres primo, acepto que entiendes más que yo de cual es el momento adecuado para las lecciones.

EMPEZAMOS EL AÑO CON ESTA GLORIA:

sIR wALTER: 2467

SIR GWILHERM 4513

Breve introducción y...-1- banqueteando.

sir Walter:

lujurioso +1 ( posibilidad de hijo bastardo)

energico +1

marca en : confiado y oratoria

+10 gloria