Partida Rol por web

Descolgué el teléfono y llamé a recepción...

- Y mi botella de vodka? Sigo esperando mi puta botella...!

Sin conceder tiempo a réplica, colgué el auricular y fijé mi vista en Luca.

- Te agradezco tu ayuda... quédate, te invito a una copa.... supongo que beberás, no es cierto? ....- miré el teléfono como esperando una respuesta a mi futura réplica - Eso si esos patosos acaban por subirnos la bebida....

Y dime Luca... trabajas aquí desde hace mucho?

¿Cómo que no es…? – Pareció por fin inmutarse que había alguien herido desangrándose y, confirmando las palabras de Marco, eso no beneficiaría para nada al motel.- ¿¡Por qué no lo has dicho antes!? – Bajó el arma, dejándola sobre el mostrador para girarse hacia el teléfono antiguo, marcando a emergencias mientras recordaba el primer escándalo al que se sumieron esas paredes.

Ni siquiera había nacido y estaba en el gran libro de desgracias de los propietarios, el primero de la lista de infortunios que parecía que cada dueño sufría como si el motel estuviera maldito. En una época donde estaba despuntando, en pleno verano donde los extranjeros borrachos daban lo que fuera por un par de cervezas a buen precio y un lugar acondicionado, convencieron al dueño para poner una tirolina desde el tejado hasta la piscina, usándola como tobogán a modo parque de atracciones acuático. Lo que no contaban es que no eran ingenieros y no sabían montar ni una mesa con instrucciones, así que nada más subirse las cuerdas cedieron al peso y el chico fue internado por lesiones y una pierna rota. Por suerte no hubo demanda por medio ya que iban demasiado borrachos como para ganar la denuncia, pero a partir de ese momento aprendieron que las tirolinas no eran aptas para cualquier circunstancia.

Perdido entre sus recuerdos funestos y sabiendo que éste sería el recorte de periódico que decoraría su parte de “legislatura”, esperó impaciente a que sonaran los pitidos a la otra línea sin éxito, maldiciendo entre gruñidos a la tormenta.

No hay línea, la maldita nieve ha debido de cortar la comunicación. Sólo funciona la línea interna.- Colgó el teléfono mientras sacaba rápidamente las llaves de las habitaciones pertinentes que habían pedido Marc y Melissa.- ¡Reunión de emergencia, que alguien venga! – Gritó a pleno pulmón sin importarle que hubiera nadie, golpeando varias veces el mostrador con impaciencia.- ¡Mover el puto culo joder que es una emergencia! 

Parecía que estaban acostumbrados a “emergencias” aunque no fueran del mismo calibre, porque varios de los empleados se acercaron sin demasiada velocidad, incluida la hija que algunos habían visto y los atendió al principio.

El primero era un hombre de avanzada edad aunque cuerpo dedicado al ejercicio. De tez oliva y traje clásico de empleado con un pantalón negro y una camisa blanca larga oculta tras una chaqueta gruesa. En sus manos llevaba un trapo y un recipiente de limpieza, estando posiblemente trabajando cuando le llamaron.

A su lado una mujer casi de la misma edad de tez oscura y un vestido blanco. Llevaba un moño despeinado por el viento que corría en el exterior. Mostraba más preocupación que el resto, estando con los brazos cruzados aunque sobresalía también un trapo de cuadros algo sucio.

Por último la pequeña, colocada detrás de ellos semi escondida con una figurita de una cebra en sus manos, habiendo estado jugando con ella hace nada.

No habían pasado ni cinco minutos desde que los había llamado pero parecía una eternidad teniendo en cuenta las circunstancias, impacientando cada vez más a Calvin. Cuando se presentaron tres personas chasqueó la lengua, esperando más gente, y pensando a marchas forzadas lo que debían hacer. No era el mejor líder ni sabía mandar, pero al menos lo intentaba.

Gina, avisa en todas las habitaciones de que no salgan por precaución.- La mujer iba a preguntar el motivo, pero al ver a Lars cubierto de sangre su curiosidad se transformó en severa preocupación, abriendo los ojos en par en par. No hacía falta decir más.- No quiero a nadie paseando por los pasillos, es peligroso, ¿entendido? Dile a Louis, Annette o a quien te encuentres que ayude. ¡Corre! – Gina asintió y marchó lo más rápido que podía, ya que no eran precisamente pocas las habitaciones, dejando abierta la puerta que comunicaba el pasillo con las instalaciones a la recepción.

Mocosa, llévalos a su habitación.- Tiró las llaves de ambas habitaciones a la pequeña, quien no se esperaba ese movimiento y, como si esquivara un proyectil, cerró los ojos y se apartó mientras las llaves volaban a su lado. El hombre cogió una de ellas y se la tendió, cogiendo después la que estaba en el suelo.- Después enciérrate en el cuarto y no salgas por nada, ¿me has oído? – A diferencia de las otras veces, en esta ocasión hablaba con más seriedad con un deje preocupado en su tono, señalándola con el dedo mientras acentuaba la orden.

Esai, vas a venir conmigo. Vamos a ver qué coño pasa aquí.- Salió tras el mostrador mientras le indicaba al hombre que cogiera la escopeta, quien accedió sujetándola con ambas manos aunque apuntando al suelo.- Chico, llévame hasta el herido.

¡Espera, voy contigo! – El reverendo, al ver que no podían ayudarle y sabiendo que la situación era crítica, decidió seguir los pasos de Gina mientras se prometía que nunca más volvería a ese motel, perdiéndose en el pasillo junto a la mujer.

En mitad de la conversación la puerta se abrió sin llamar previamente, dando paso a un cansado reverendo con algunos copos de nieve en su traje y otros en la calva que se resbalaban. Su rostro mostraba una clara expresión de urgencia, pero antes de hablar necesitaba tomar aire mientras se apoyaba al marco de la puerta, esperando unos segundos antes de entrar y cerrarla.

No sé qué ha pasado, pero hay un muchacho cubierto de sangre en recepción. Dicen que hay heridos graves.- Miró a Catherine, sorprendido posiblemente de que siguiera ahí, aunque estaba más pendiente de Felony que de la joven.- Han salido armados para buscar al causante, nos han dicho que no es seguro salir de las habitaciones. Que Dios nos proteja en su infinita misericordia.- Hizo rápidamente el gesto de la cruz, pasando sus manos por los hombros, frente y corazón antes de terminar en sus labios.

Los dos golpes a la puerta del baño resuenan a la par que los tonos del teléfono, esperando respuesta por ambas partes.

El primer tono no hubo respuesta por ninguno de los lados. El baño parecía vacío, totalmente en silencio aunque supiera que ahí técnicamente debía aguardar la pequeña. Mientras tanto el teléfono seguía sonando, dejando un largo silencio entre tono y tono.

El segundo hubo movimiento tras la puerta. No hubo una contestación verbal, pero sí pudo escuchar algo pesado arrastrarse y un golpecito suave, como cuando cerrabas el cajón de la cómoda con cuidado de no hacer demasiado ruido. Por otro lado el Sr. Noir seguía sin contestar, imaginándose que debía de estar bastante ocupado o lejos del teléfono.

Pero no fue hasta el tercer tono que hubo por fin respuesta por la otra línea, o algo parecido. La tormenta causaba interferencias y apenas había cobertura, escuchando distorsionada la voz de Noir a la par que se cortaba cada dos por tres.

Qué…. Clientes de… los problemas… ¿Theresa? – La conversación se cortaba por momentos y era difícil mantener una lógica sin saltarse partes de la misma, teniendo que buscar un lugar con mejor cobertura para intentarlo.

Mientras tanto, dos golpes apresurados se escucharon en la puerta de entrada aunque, en esta ocasión, no esperaron respuesta para hablar.

Aviso general a todas las habitaciones, se aconseja no salir hasta que solucionemos un percance. Es peligroso.- Era una voz femenina, posiblemente una de las empleadas. Lo que estaba claro es que había nervios y tensión en su grave voz, yéndose rápidamente una vez terminó de comunicar a la habitación de Theresa aunque escuchara que pegara en la puerta de al lado y daba el mismo mensaje, pasándose por todas y cada una de las habitaciones del motel.

No, no, tranquila, sólo estaba preparándome la cena y leyendo unos informes del trabajo que me tienen loca.- Parecía que esa breve introducción de Vera había roto el hielo y la tensión de ambas partes, al menos así lo sentía Ursula por la otra línea quien había detenido sus pasos tras arrastrar algo, aunque todavía podía escucharse algo hirviendo.- Sí, la tormenta nos está fastidiando a todos, llevo todo el día a base de llamadas y reuniones…- Soltó un suspiro antes de escuchar cómo descorchaba algo y bebía.- ¿Sabes que el mismísimo FBI estuvo esta mañana en el depósito forense? “Los de arriba” están que trina, quieren sorprenderlos con un caso en el que están envueltos y no hay forma de avanzar. Tengo toda la mesa llena de informes que rellenar, así que tu llamada sirve para que no me pegue un tiro.- Soltó una breve carcajada antes de beber otro trago.- ¿Cómo está tu madre?

Mientras tanto, dos golpes apresurados se escucharon en la puerta de entrada aunque, en esta ocasión, no esperaron respuesta para hablar.

Aviso general a todas las habitaciones, se aconseja no salir hasta que solucionemos un percance. Es peligroso.- Era una voz masculina y joven, posiblemente uno de los empleados. Lo que estaba claro es que había nervios y tensión en su grave voz, yéndose rápidamente una vez terminó de comunicar a la habitación de Vera aunque escuchara que pegara en la puerta de al lado y daba el mismo mensaje, pasándose por todas y cada una de las habitaciones del motel.

Luca parecía saber lo que se hacía pero, por desgracia, no había calculado que los materiales no fueran realmente los correctos. Con cuidado fue curando a Andrea, quien se había sentado en un sillón como buen paciente esperando a que tratara su herida mientras Luca cogía uno y otro utensilio.

 La toalla sirvió para bajar aparentemente la hinchazón, notando el joven que el ardor de su frente se hacía más tenue con el tacto, sin embargo ambos se dieron cuenta que cuando cogió el agua oxigenada algo estaba mal. Si algo caracterizaba a ese pequeño bote de plástico es que su olor inmediatamente inundaba la habitación, pero en esta ocasión no olía absolutamente a nada. Pasando por alto este detalle siguió con las curas sin percatarse de que en realidad era agua, por lo que lo único que logró fue limpiar la herida con el mismo efecto que tuvo el baño, pero no curarla, notando que la tirita tornaba a un color oscuro a los pocos minutos.

Creyendo que todo estaba listo, por su parte Andrea cogió el teléfono pero no recibió respuesta. Escuchó los tonos de que la línea hacia la recepción estaba ocupada en esos instantes, así que su llamada no habría llegado. Puede que, con la tormenta, otros huéspedes hubieran requerido los servicios del dueño y estuvieran las líneas saturadas. Eso o había desconectado el teléfono para no escuchar a nadie. Teniendo en cuenta que al otro lado estaba Calvin, cualquiera de las opciones eran correctas.

Mientras tanto, dos golpes apresurados se escucharon en la puerta de entrada aunque, en esta ocasión, no esperaron respuesta para hablar.

Aviso general a todas las habitaciones. Se aconseja no salir hasta que solucionemos un percance ya que es peligroso.- Era una voz femenina y joven, posiblemente una de las empleadas. Lo que estaba claro es que había un ligero nervio, yéndose rápidamente una vez terminó de comunicar a la habitación de Andrea aunque escucharan que pegara en la puerta de al lado y daba el mismo mensaje, pasándose por todas y cada una de las habitaciones del motel.

Con el tiempo en contra y el hombre que se había presentado como policía del FBI ahora inconsciente, Matt tuvo que hacer un esfuerzo extra para no sucumbir a la desesperación mientras Lars había ido a buscar ayuda, aunque todavía no había vuelto.

Le tumbó en el suelo para comprobar mejor la herida tras toda la tela de la camisa y la sangre, viendo que era una pequeña obertura circular. No había lugar a dudas de que había sido disparado en el costado pero, ¿por quién? Parecía reciente y, teniendo en cuenta el estado en el que se encontraba, no debía de haber pasado más de una hora desde que le atacaron, intentando acordarse de si había escuchado sonido de disparos o algo parecido en todo ese tiempo. No había un agujero de salida por lo que era más probable de que la bala siguiera dentro y, en el peor de los casos, tuviera una hemorragia interna, eso si no le había destrozado algún órgano vital.

Optó por presionar la herida con fuerza para detener la sangre, manchando tanto sus manos como la chaqueta de Lars del oscuro tinte. Fue gracias a eso que el hombre, a pesar de estar en un estado crítico del que ninguno sabía si iba a salir, podía seguir respirando aunque con esfuerzo. Su pulso era bastante acelerado, posiblemente causa del que corazón bombeaba toda la sangre posible al comprobar que abandonaba su cuerpo pero, por ahora, estaba vivo.

Sin atreverse a moverse de ahí, gritó con todas sus fuerzas haciendo que su voz resonara por el pasillo y amplificara el sonido, imaginándose que si alguien habitaba en esas cinco habitaciones le escucharía… y así fue.

La habitación con la placa número 4 se abrió lentamente, dándose cuenta de ello por la luz que inundaba el interior e iluminaba brevemente el pasillo oscurecido en el que se encontraban. Pudo ver una mujer que alcanzaba casi los cuarenta, vestida con un pantalón de pijama gordito y una bata gris abrochada a la cintura. Llevaba el cabello corto un tanto despeinado y suelto, como si acabara de despertarse.

¿Qué ocu…? – Al ver la escena inmediatamente abrió la puerta mientras se cortaba su respiración.- Dios mío, ¡Dorian!.

Rápidamente la mujer se acercó hacia el hombre, arrodillándose a su lado mientras miraba la herida y tocaba su frente congelada.

Te-tenemos que llevarle dentro.- No se había presentado pero podía imaginarse quién era ya que el inconsciente le había informado de ello.- Deprisa, cógelo de los pies.- Con indicaciones rápidas, indicó a Matt con una seña a los pies de Dorian mientras ella se incorporaba para cogerle de los hombros, intentando cargar con él aunque no supiera quién era el músico. En esos momentos esas cosas eran minucias.

Alzando el cuerpo con cuidado de no arrastrarlo, y sin ninguna oposición de su parte, terminó de abrir la puerta con el pie, pudiendo ver una pequeña y cómoda mini-vivienda bastante parecida a un piso de estudiantes. Era una sala rectangular de “concepto abierto”, una forma de verlo ya que estaba en una esquina una cama deshecha bajo un mueble donde guardaba un par de libros, un sofá a su lado de un único asiento y en la esquina contraria una mini cocina con un fregadero vacío y una encimera de un único fuego donde había una tetera. En la misma pared una habitación anexa que suponía sería el baño.

Era un lugar pequeño donde podían vivir perfectamente los miembros del staff, incluso se podía alquilar a un módico precio, contando con lo justo y necesario para el día a día.

En cualquier caso, Akiko lo condujo hacia la cama sin importarle que manchara las sábanas de sangre, tumbándolo como podían.

Te dije que era peligroso joder.- Sus manos temblaban mientras le apartaba el abrigo y le desabrochaba la camisa para tener total acceso a la herida.- Chico, trae paños del baño, necesitamos que pare de sangrar.- Ella también se movió por la habitación, aunque se sentía totalmente desubicada. Sacó un kit de costura de uno de los mueblecitos de madera frente a la cama y lo colocó a los pies de Dorian, aparte cogió una de sus camisas blancas y las rompió para hacer tiras, sirviendo como vendas más tarde, teniendo que trabajar con lo que tenía.- No te vayas, no me lo perdonaría.- Respiró hondo con lágrimas en los ojos temiendo que el hombre muriera en el proceso mientras palpaba la herida con dos dedos.- Tengo que sacarle la bala de dentro o puede infectarse.- Miró a Matt seriamente, intentando que el miedo no dominara a ninguno de los dos.- Necesito que sujetes le sujetes con fuerza porque posiblemente convulsione. ¿Lo entiendes? – Se secó con los brazos las lágrimas al tener también las manos manchadas de sangre antes de rebuscar por los cajones para rebuscar unas pequeñas tenazas de cocina, sentándose al lado de Dorian.

Una sonrisa apareció en el rostro de Felony al ver regresar al Padre Benedetto, quien parecía hallarse un tanto fatigado y con algunos copos de nieve cubriendo su traje.

-¿Un muchacho cubierto de sangre? ¿Como el yonki que se empotró contra las letras? -le espetó la diva al sacerdote, recordando al joven Andrea. Definitivamente aquel motel era un imán para las tragedias y los personajes extravagantes-. ¿Al causante? ¿Pero qué ha sucedido? -La mención de que no salieran de las habitaciones hizo comprender a Felony que la situación era grave de verdad y se mostró alterada de inmediato-. ¡Déjala bien cerrada, coloca algún mueble delante por si las moscas!

Felony estuvo tentada de sacar el objeto que portaba en el interior del bolso para su propia protección, pero se percató en ese instantes de que Catherine aún continuaba allí.

-Muchacha, deberías volver con tu hermano y cerrar bien la habitación. ¿Él está en el motel ahora? -inquirió Felony, intrigada. No es que le cayera bien ni mal aquella joven, pero era la primera vez en mucho tiempo que a alguien le interesaba su pasado como actriz. Tenía que pensar en el bienestar de su posible fan.

Con una sonrisa nerviosa y un poco de confusión, respondí de nuevo a aquella pregunta que me había hecho por segunda vez la actriz - Me temo que no señorita. No la he visto - Por qué me parece que he vivido esta situación, si no fuera por que lo he hecho diría eso - Pero tanto hablaba la mujer y parecía absorta en algo que le gustaba tanto, que dejé que hablara. Es normal que quisiera desahogarse después de todo lo que iba contando, además me resultaba extraño que no actuara más violentamente.

En mi caso es posible que estuviera tan cabreada como ella, y es que es normal, nadie quiere que fastidien tu trabajo, sobre todo cuando eres buena. Y en parte la entendía, pues ya había sido frutrada algunas veces, pero no a tal nivel como ella.

Cuando al fin habló de otro tema, esta vez centrandose en lo ocurrido a mi, miré hacia otro lado preocupada y agarrandome el brazo queriendome proteger. No obstante, Felony parecía de fiar y... era una forma de liberar peso - ¿P-puedo confiar en usted? - pregunté mirandola de reojo buscando dicha confianza - C-creo que fue un fanático... o algo así. Dijo algo de... Larga vida a Juana de Arco. Y... - no pude hablar más, pues en ese momento llegó el reverendo aportando nuevas noticias. Noticias no tan buenas

Si hubiera dado más detalles, desde luego la actriz y yo no hubieramos tenido ideas tan distintas de quien podría haber sido la victima... Y tanto fue así que me quedé paralizada por un momento pensando que ese "muchacho" podría ser mi hermano. Solo reaccioné cuando la voz de Felony me llamó y apenas si respondí más con un leve asentir antes de salir corriendo de allí, hacia el último lugar que sabía que Luca había ido - Por favor... Dime que no eres tu la victima... Dime que sigues vivo. Dime que estás aún en la cocina Luca.

-Lo cierto es que soy menor, así que no puedo beber... O no debería. Aún no se daba cuenta de su error dado que Luca se encontraba jugueteando con una cuchara de mezclas para probetas entre sus manos, sin darse cuenta se había quedado mirándola y dándole vueltas. Parecía vieja y desgastada. 

Los golpes y el aviso en la puerta hicieron que el chico fijara la vista en la misma y suspirara pesadamente. - ¿En serio?... Debería volver a mi habitación. Se levantó de inmediato, si la que avisaba podía estar fuera quería decir que aunque grave aún podía meterse en la habitación con su hermana. -No trabajo aquí como tal, mi hermana y yo no tenemos como pagar la habitación por el momento así que trabajo como garantía. No había motivo para mentirle con aquello así que se dedicó a simplemente decir la realidad y nada más.  Estaba por irse cuando se fijó en la tirita, en ese momento chasqueó la lengua con molestia,guardó la cuchara y abrió el botiquín de nuevo, sacó el agua oxigenada y lo olió tras lo cual dejó todo en la mesita con un palpable cabreo. - ¿Quien es el imbécil que rellena con agua algo así? Suspiró y se quedó callado un momento dándose cuenta de su error, más allá de que la botella fuera de agua. - No, si seré yo imbécil... Miró en el botiquín si había Betadine y al no encontrar* sacó otra gasa nueva aún en su paquete. - Ven al baño por favor, te lo limpiaré lo mejor que pueda.  Entró en el baño para buscar la pastilla de jabón típica que había en esos lugares.

**Si encontraba jabón, se lavaría primero las manos para justo después sacar la gasa y empaparla con el agua del grifo, le frotó un poco del jabón que previamente había metido bajo agua y frotado para quitarle cualquier suciedad y entonces se dirigió hacia donde estuviera el chico. - ¿Puedes sentarte en el váter? Y quítate la tirita. Una vez lo hiciera le limpiaría con cuidado la herida, por suerte el jabón no era tan abrasivo como el alcohol o el agua oxigenada... Pero el problema es que no había o no veía el antiséptico en el botiquín, cosa que le cabreaba. -Menuda birria de botiquín.

Marco esperaba la reacción a la urgencia de los eventos… pero no esperaba que llamara a sus empleados y les pidiera que no dejaran salir a los demás de sus habitaciones. ¿Qué sentido tenia eso? ¿Acaso era normal que alguien acuchillara a otro? No pudo menos que enarcar una ceja mientras miraba a Lars, como si en la cara estupefacta de su compañero estuviera la respuesta a esa duda que empezaba a asustarle. Eran una jodida banda de rock, destinada a ser grande, pero quizás lo mejor sería dejar esto a gente capaz…

-Voy con ustedes- dijo con total seguridad. La verdad que sentía una curiosidad morbosa por verificar con sus propios ojos el estado del herido, quien había afectado tanto a Lars y alterado de esa forma al dueño del hotel-. Si hay que moverlo necesitaran manos extras- aunque Marco tenía la fuerza de una mosca, usó eso de excusa.

Soltó un suspiro y se acomodó su brillante cabello, como si esto fuera algo totalmente indispensable. Volvió a mirar a Lars, con el ceño fruncido, notando ahora que iba muy desabrigado. Esperaba que no se resfriara, pues tenían un concierto y debía estar en plena forma…

 Al escuchar que había una respuesta del otro lado del teléfono, Theresa se enfocó de lleno en la llamada. Especialmente por la interferencia provocada por la tormenta, que le obligaba a darle toda su atención. Mas se quedó tranquila al escuchar que había actividad del otro lado del baño. Después le preguntaría a Emma que estuvo haciendo adentro del baño, pero ahora debía anunciarle al Sr. Noir del retraso de la entrega.

- ¡SR. NOIR! ¡SR. NOIR! ¡TARDANZA! ¡VA A HABER UNA TARDANZA! ¡TARDANZA! ¡TRES, CUATRO DÍAS!

 Posiblemente gritar en el teléfono no fuera a hacer la diferencia (después de todo, no arreglaba la interferencia), pero Theresa solía ponerse nerviosa cuando no podía expresarse o enviar mensajes. Ya se encontraba mordiéndose las uñas. El hecho de que le avisaran que tampoco podía salir de la habitación aumentaba la ansiedad.

 Luego de haber hecho todos los esfuerzos para hacerle llegar aquel mensaje al Sr. Noir*, Theresa corta la llamada y se dirige a tocar nuevamente la puerta para esta vez recibir una respuesta de Emma.

- Emma, ¿todo bien? Ya puedes abrir la puerta, tesoro. Vamos...

Aquel cabeza hueca por fín había entendido lo que pasaba. El despliege de personal había sido... "impresionante" no era la palabra, pero si que me sorprendió, aunque tardaron tanto que ése tipo ya debía estar muerto a esas alturas.

- Vamos, no perdamos más tiempo.

Entonces me doy cuenta de que Marco está con nosotros y está dispuesto a acompañarnos. Me acerco a él dispuesto a hablarle.

- Matt está con el herido, espero que haya sabido mantener la calma mejor que yo... - miro al suelo un poco avergonzado por mis maneras. ─ No tenía buena pinta Marco... no tengo ni idea de lo que le ha pasado, pero el rastro viene del aparcamiento, espero que no haya ningún loco apuñalando a la gente... bueno, vamos allá...

Dicho me abro al frio otra vez mientras me enciendo un cigarillo sin casi darme cuenta, como un acto reflejo y pronto me arrepiento de haberme quitado el abrigo... que puto frio!

-Lo cierto es que soy menor, así que no puedo beber... O no debería

- Estas de coña? - en mi tono se revelaba, a la vez, cierta sorpresa y sarcasmo -  Déjate de chorradas y guarda esas tonterías para tus padres, tu novia, novio o lo que quiera que tengas...

Si consigo esa maldita botella de una puta vez, te tomarás una copa conmigo.

No trabajo aquí como tal, mi hermana y yo no tenemos como pagar la habitación por el momento así que trabajo como garantía.

No salía de mi asombro. Tal vez porque nunca había pasado penuria alguna. Ahora comprendía cierto asombro en la mirada de Luca al acceder a la habitación.

- Trabajas aquí para pagar esta mierda de sitio? 

Me dirigí con absoluta seguridad hacia el teléfono y volví a marcar el número de recepción. Estaba acostumbrado a cosas como aquella: a gastar lo que me viniera en gana, sin pensarlo dos veces.

- Eh?? Calvin?? Eres tú? Soy Andrea, el de la suite Lucrecia. A partir de este momento, la habitación de Luca....- tapé el auriculay paran dirigirme a mi acompañante.

Luca qué...?

- Bueno, de Luca y de su hermana... seguro que sabes de quiénes hablo, los has puesto a trabajar para ti..., pues eso, su habitación corre de mi cuenta, así que da por finalizado el contrato de servicios con ellos.

Colgué.

- Asunto arreglado.

Me llevé la mano a la herida. La jodida seguía doliendo.

- Así que tienes una hermana.... y dime.. por casualidad esta buena? Le va la marcha?

¿Quien es el imbécil que rellena con agua algo así? Suspiró y se quedó callado un momento dándose cuenta de su error, más allá de que la botella fuera de agua. - No, si seré yo imbécil... Miró en el botiquín si había Betadine y al no encontrar* sacó otra gasa nueva aún en su paquete. - Ven al baño por favor, te lo limpiaré lo mejor que pueda.  Entró en el baño para buscar la pastilla de jabón típica que había en esos lugares.

¿Puedes sentarte en el váter? Y quítate la tirita.

Hice lo que me pidió esperando una respuesta. 

Lo único que me faltaba es que esa jodida herida se infectara, perdido en el culo del mundo...