Partida Rol por web

Ian ve por encima cada habitación. La primera y la última del lado izquierdo tienen cerraduras electrónicas que necesitarían de algún tipo de llave magnética para abrirla, y tras la primera puede escuchar una lenta voz y suave voz masculina, aunque no entiende lo que dice. La puerta del centro no tiene una cerradura especial, parece que ese área no ha sido modernizado como las otras dos. A través de la rendija de esa puerta le parece ver varias pequeñas puertas de metal. Antes de llegar a la puerta de la derecha los otros lo abordan.

Queriendo sonar seductor, Mike prueba oscurecer su voz como había hecho muchas veces en el pasado para conquistar a las chicas que gustaban de los chicos malos; pero en esas veces, no tenía una nariz rota. Teniendo que respirar por la boca, se le mezcla el oxígeno con algo de saliva, haciendo que tenga un ataque de tos.

Nat e Ian pueden escuchar una voz detrás de una de las puertas, la primera hacia la izquierda, la más cercana hacia el ascensor. -¿Qué ha sido eso?- Escuchan, seguido de sonido de pasos.

-Oh, cielos.- Dice la enfermera, mirando al trío. Señala hacia la puerta a la derecha. -Ese es un almacén de insumos, podemos escondernos allí.- 

Aquello parecía ir de mal en peor. Por un lado Mike se esforzaba notablemente en arruinar la "cita" que medio le había concertado Nathalie. La periodista no entendió que pretendía el hombre con aquella tos que denotaba tener una mucosidad poderosa en la garganta. No sabía como de escrupulosa era Sophia Vespucci, pero si un tipo así se le acercaba a hablarle, le revolvería el estómago. Nath no pudo evitar suspirar, el cabrón podía ser el terror del barrio y también del sexo opuesto.

- Oh Mike..., pobrecito..., es que no ha tomado sus pastillas hoy...., está resfriado y aún así se ha esforzado en venir a ayudarme..., es tan bueno..., y tan noble... - le dijo a la enfermera mientras acariciaba la cabeza del cabrón como si de una mascota se tratase. Ya era la segunda vez que apostaba con él -... será mejor que no hables mucho Mike, cielito... - Ian que la conocía más sabía que aquellas palabras iban marcadas con claro retintín, aunque intentó que sonara comprensiva, algo que normalmente, no era.

Por otra parte Ian pareció haberse dado cuenta cuando se encontró de sorpresa con Nath de que era una mujer y de que tenía tetas, pues dijo una frase que normalmente reservaba para el resto de las féminas, y nunca a su persona.

- ¿Un ángel?... Prefiero ser satán, en el infierno las barbacoas son mejores... - fue la respuesta de la reportera, y es que como mujer, tenía carácter, aunque no pudo evitar evidenciar algo, y es que el piropo le ruborizó lo suficiente como para ponerla nerviosa y mover un poco más su uniforme hacia abajo, marcando aún un poco más sus curvas  -... ¿qué miras Ian?... me pones nerviosa..., céntrate... - y es que ella empezaba a descentrarse.

El caos se desató. La enfermera pareció preocupada, y si ella lo estaba, todos debían estarlo. Se escuchaban pasos y si no hacían algo, les pillarían allí y se acabaría la noticia, su ascenso y su futuro profesional, siendo la zorra de Samantha la que consiguiera el cargo, o mejor dicho...., chupársela al jefe...., y no en el sentido figurado de la acción.

- Escondámonos en el almacén... - anima Nath cogiendo a Ian del brazo y tirando de él para que espabilase, esperando que Sophia hiciera lo mismo con Mike. Y es que si no atrapaba al cámara con sus propias manos quizás se le fuera de nuevo de excursión por el hospital, y fuera entonces cuando su aventura, se terminase.

"Me he dejado los calzoncillos de la suerte en casa o que?" Todo lo que venía tan bien, empezaba a desmoronarse. En fin, estaba acostumbrado. La periodista intento salvar las papas una vez más, se camelaría a un camello esa chica, quizás le fuera mejor en los bajos mundos que como periodista.

Entraron todos apretujados y empujando al que iba en frente de todo, es decir Ian, en el armario de insumos, y cerraron la puerta tras ellos. Lo de mantener la boca cerrada era cuestión de sentido común a esa altura, por lo que solo oía las respiraciones de sus compañeros en tanto intentaba distinguir que demonios pasaba en el pasillo.

Atendiendo a los sonidos que llegaban por el corredor, Ian se sintió nervioso y dudoso respecto a qué debían hacer. Fue así que tan pronto escuchó la sugerencia de Nat y sintió el tirón en su brazo, reaccionó, la tomó de la mano y se la llevó consigo sin chistar dentro del almacén.

-Espero que esto funcione-

La puerta del almacén no necesita tarjeta electrónica, por lo que sólo con girar el pomo ya están dentro. Tarde se dan cuenta que el espacio no es precisamente amplio, pero logran entrar los cuatro de todas formas, piel con piel. Casi conteniendo la respiración, escuchan atentamente como la primera puerta se abre con un chasquido electrónico. El olor a formol les llega de inmediato a las fosas nasales.

-Aquí no hay nadie.- Escuchan una voz cansada, de alguien que posiblemente pasa demasiadas horas entre muertos.

-Alguno de los fantasmas habituales, entonces.- Suena una segunda voz cascada, con sorna, desde dentro de aquella habitación. -Ven, este alemán no se va a coser sólo. Vaya suerte, venir de visita y caer muerto por no saber medirse la bebida...- La voz se hace cada vez mas lejana una vez que la puerta electrónica vuelve a cerrarse.

Pasado el susto, comienzan a ser mas conscientes de lo cerca que están entre ustedes. La enfermera parece incluso ruborizarse a no saber donde apoyar las manos, y carraspea un poco. -Ahem, el depósito es la puerta del medio.- Indica, esperando que Mike, que fue el último en entrar, abra la puerta del almacén y les permita salir de tan ¿incómoda? situación.

Mike juraba que podía oir hasta las ratas en las cañerías con el silencio que se había hecho allí dentro. Los tipos de la morgue volvieron a sus puestos con tanta facilidad que le hizo considerar seriamente la idea de los fantasmas. Esperaba que estuvieran de su lado si decidían aparecer. Mike observo a la enfermera que había quedado casi abajo suyo por la velocidad con la que habían entrado. -Lo siento señorita - se disculpo en voz baja haciendo lo posible por remarcar su acento. Abrío la puerta con cuidado de no hacer ruido y salió de allí ofreciendo su mano a la chica para ayudarla a estabilizarse.

Señalo con un dedo la puerta que le había indicado Sophia esperando su asentimiento antes de abrirla con cuidado, observando por la rendija alguna posible presencia antes de abrirla del todo.

Nathalie creía que los almacenes de hospital eran bastante más amplios de lo que aquel cuartucho auguraba, aunque mejor era estar dentro del habitáculo, pues si les pillaban fuera se acabaría la historia que iban a recoger para el periódico, y comenzarían las crónicas carcelarias. Nunca mejor dicho.

Ahora comprendía la expresión "Estar apretujados como en una lata de sardinas" y lo peor, no contaba con que el contacto entre todos fuera tan..."íntimo".... Nat había entrado en primer lugar seguida de Ian, y en ese instante estaban ambos adheridos. La reportera no tuvo inconveniente en pasar sus brazos alrededor de la cintura de su compañero, y es que al menos así guardaría el equilibrio pues detrás suya había una estantería que se le estaba clavando en la espalda. Pero eso sí, ella evitaba mirarle a los ojos, al menos inicialmente, hasta que el sonido de unas voces rompieron el silencio...

Fue entonces cuando la mirada felina de Nat quedó prendida de Ian mientras el olor a formol invadía el ambiente y se escuchaba una puerta cerrarse, permitiéndose el lujo de respirar.

- Sophie... no estarán en la morgue los tipos que hablaban, ¿no?... A ver si vamos a entrar y nos los vamos a encontrar de frente... - tragó saliva, no tendía a juntarse tanto al sexo opuesto, y aunque había confianza con el muchacho, sentía un intenso calor en su rostro difícil de disimular.

Mike comenzaba a salir del lugar seguido de la bonita enfermera, dejando más espacio en el lugar..., ¿se movería Ian para que ella pudiera finalmente verse liberada?

En el caso de Ian, parecía ser que la falta de espacio no le molestaba en lo más mínimo. De hecho, si fuésemos a meternos en su mente, su concepción sobre ello era que el contacto físico era de lo más natural. De hecho, le extrañaba que la sociedad fuera tan pudorosa a la hora de quedar cuerpo a cuerpo, como si aquello fuese un lujo únicamente aceptable en la intimidad.

No sentía malestar por ello, pero sí estaba tenso respecto a la presencia de aquellos otros sujetos. Mantuvo su mirada al frente, hacia su compañera, para evitar llamar la atención si se distorsionaba.

Podía notar la incomodidad de Nat mientras observaba su rostro. Esto aumento su curiosidad respecto a ella, causando que le observara con mayor detenimiento. Pasado el tiempo en que los hombres se fueron y sus otros dos compañeros salieron del armario, Ian se quedó duro por unos momentos, al punto de considerarse una pausa incómoda. Luego reaccionó al ver la expresión de la chica -Ah, esto... Disculpa
- y marcho detrás de Mike y Sophie.

-Bien. ¿Por dónde vamos ahora?

Salen de uno en uno, de nuevo al pasillo vacío. La enfermera sigue ruborizada, lanzando miradas furtivas hacia Mike. A las palabras de Nathalie se apresura a contestar mientras camina a la puerta del medio.

-No, ellos están en una de las salas de autopsia, nosotros entraremos al depósito.- Dice para tranquilizarlos, abriendo la puerta central, que no necesita llave electrónica. A diferencia de las otras dos puertas, este área parece no haberse beneficiado de las bonitas reformas que el resto del hospital. Los azulejos son antiguos y las lámparas penden siniestramente de un techo incómodamente elevado. Parece que alguien se hubiera preocupado por mantener el carácter fúnebre de un lugar para los muertos.

Las neveras para conservación de cadáveres, sin embargo, son de última generación, y toda ellas necesitan de identificación por medio de una llave magnética para abrirse. -¿Cual es el nombre de la niña?- Pregunta enfermera.

El hecho de que Ian no pareciera ponerse nervioso de la proximidad con Nat provocaba que ella ya se incomodara por los dos...¿Desde cuando era tan seguro de sí mismo? ¿Por que había dejado entre ambos ese tiempo incómodo cuando los demás habían salido de aquel cuartucho ridículo?.... La periodista pensaba tantas cosas en un instante para intentar tener la mente ocupada en otras cuestiones, y es que no acostumbraba a acercarse tanto a nadie, y menos aún a un varón.

Por fin el fotógrafo sale del pequeño almacén y Nathalie se ve liberada para seguir a sus compañeros. La afirmación de Sophie le dio tranquilidad, en el depósito no debería de haber nadie, y si no hacían ruido los que estaban realizando la autopsia ni se enterarían de que estaban pululando por aquellos sótanos recónditos en los bajos del hospital.

Cuando entró en el depósito Nat sintió un escalofrío, y es que tener tan cerca personas que han alcanzado la eternidad, no era precisamente uno de sus mejores planes para pasar el día.

- ¿El nombre de la niña?...., vaya..., el nombre de la niña... Fíjate que no recuerdo bien como era su nombre... ¿Mary? ¿Vicky?.... Maldita memoria la mía.... ¿qué te parece que miremos todos los nombres femeninos para ver si recuerdo el rostro de la foto que me enseñaron sus padres?.... - comenta la reportera a la enfermera, deseando que Mike suavizase la situación para que ésta no desconfiase e hiciera preguntas incómodas -.... sería bastante bueno comenzar por esta parte... ¿podrías abrir esta nevera?... - señaló una al azar, fijándose con detalle en la sala donde se encontraban.

Ingresar a la morgue, un pequeño escalofrío recorrió el cuerpo de Ian. Más por una simple cuestión de frío que por alguna sensación sobrenatural. Para su fortuna, la emoción de fotografiar a la Gata le generaba tal ilusión que no podía contener su energía. Estaba ansioso.

No tardaría en revisar las neveras en busca de nombres femeninos. Desgraciadamente, le faltaba información para saber cuál era. ¿Estaría ella en el anonimato?

-Complacencia Rodríguez.- Afirmó ante la pregunta de la enfermera y su compañera de trabajo. Ni él sabía por qué lo estaba diciendo. Seguramente por algún extraño sentido del humor donde la reacción de otros era lo que más le llamaba.

Viendo que todo se les iba al diablo muy rapido, Mike intento otro tipo de acercamiento al asunto. -Sophia, como es que acabaste como enfermera? Un trabajo tan sacrificado y demandante - Preguntó apoyandose en una camilla vacia, esperando sus compañeros utilizaran sabiamente el tiempo que intentaba comprarles.

-Mi madre fue enfermera muchos años, aún recuerdp sus largos turnos nocturnos, con nosotros esperandola en la sala de descanso cuando la niñera fallaba - Continuo hablando mirando disimuladamente por el lugar y dandole una sonrisa a la muchacha. -Eres de la ciudad?

La enfermera se cruza de brazos al ver como de pronto el trío empieza a parecer algo más que nerviosos. Alza una ceja no del todo convencida por el nombre que suelta Ian, y cuando está por darse la vuelta a confirmar que no hay tal nombre, el chapucero intento de Mike de llamar su atención parece ponerla de mal humor.

Se pone ambas manos en las caderas, dándole un aspecto atractivo y de autoridad, como una dominatrix en traje de enfermera. -A ver si entiendo: ¿no saben el nombre de la niña cuyos padres los ha contratado a investigar?- Dice, entrecerrando sus ojos. -¿Quienes son? ¿Qué buscan?-

Por suerte la enfermera parece haber puesto su atención en los chicos y no en tí, así que tienes un momento para revisar casi con desespero los nombres en las neveras. La suerte te sonríe, pues aunque hay muchos cuerpos desconocidos, sólo hay una con nombre de mujer: Jane Doe. Que en la jerga forense es el equivalente a "Mujer de nombre desconocido".

Bien era cierto que no podían ganarse la vida mintiendo. No solo eran malos, eran peor. Nat no había sido rápida inicialmente pero mientras la enfermera miraba a los muchachos como si fueran unos malos chicos a los que azotar, ella hizo que sus pupilas funcionasen a la velocidad de la luz, obteniendo un dato al que poder aferrarse.

- Sophie, ¿qué sentido tendría mentirte?... La niña se llama Complacencia Rodríguez..., los padres nos enseñaron una foto de la pequeña, pero no tenemos la certeza de que esté muerta, y queremos investigar si la podemos encontrar justo aquí, en el peor de los escenarios... De hecho..., aquí veo el nombre de Jane Doe..., un cadáver de mujer sin identificar..., me gustaría poder saber si es ella, el consuelo de una familia depende de esto, por favor..., ¿no pensarás que somos unos locos que no tienen nada mejor que hacer que ir a la morgue de un hospital?... Si fueras tan amable y nos mostraras el cuerpo... - sugiere ella con su tono de voz más convincente -...te lo podríamos agradecer de..., la forma que más te... complaciera.... 

En esos instantes lamentaba no ser un tío porque sabiendo lo que a esa mujer le ponía Mike, con un poco de acercamiento de tipo sexual quizás la pudiese ganar, estaba claro que las palabras del cabrón eran tan acertadas como un jersey en verano en California. ¿Por qué no se callaba, la cogía por la cintura, la besaba y se lo pedía él?... ¡Quería ser un hombre en aquel momento!.... Y no lo era pero y si....

- Sophie..., estoy segura de que habrá algo que desees sobre todas las cosas... ¿qué es?.... - tono de voz delicado y sugerente, se aproxima a la enfermera y le roza el antebrazo derecho -...no te haces una idea de hasta que punto nos importa esta información, ni lo que estaríamos dispuestos a hacer por ella.... - indica aproximándose a la muchacha, apartando con delicadeza a Mike, el cual quizás estaría pensando la siguiente frase antimorbo, seguir hablando de su madre.... Baja el tono de voz y le susurra a la mujer -... ¿no te gustaría montártelo con mis dos amigos?...., el cuartito de limpieza es un sitio sugerente para eso, podrías darme tu pase electrónico y yo buscar lo que necesitamos y tú..., pasar la mejor experiencia laboral de tu vida.... No me digas que no te pone solo de pensarlo....

Partiendo desde el punto de que Nat había decidido seguirle el juego, Ian no tuvo opción más que hacer lo mismo. Al escuchar la inusual sugerencia de su compañera a la enfermera, se paró derecho con cierta actitud arrogante y vigorosa, generando insinuaciones con las cejas.

He hecho la tirada, espero haberla hecho bien, me hago aún un poco de lío con el sistema ^^uuuu

Mike alzó una ceja a la idea de Natalie, donde quedaron las leyes contra acoso laboral? Miró a la enfermera, y le sonrió, sacando su licencia de investigador privado y mostrandosela. Por una vez, eso era algo que no tenía que falsificar. -La chica desapareció hace tiempo, sospechamos que puede estar aquí bajo un nombre falso o como Jane Doe - Explicó corroborando las palabras de su compañera, poniendo su mejor cara de perro mojado.

-Un caso que salió mal - murmuro con pesar -Nadie debería vivir sin saber que paso con sus seres queridos, no crees? - Observo las neveras con una mezcla de curiosidad y aburrimiento. La muerte sin duda era algo aburrido. - Que se necesita para que pierdas tu pase por veinte minutos, chica? - Marcó su acento adrede, usualmente era perfecto para ablandar hasta las pieles más duras.