Partida Rol por web

El Cabrón se dejo llevar, ya la cosa estaba demasiada avanzada como para hacer algo más. "Sería... poco caballero detenerme ahora... sí, eso" Pensó intentando justificar lo que estaba a punto de pasar. Penetró lentamente a la chica, sintiendo su miembro palpitar por la calidez y aún más por el gemido. Bajo la boca a su cuello, besándola, y la aferro de las caderas moviéndose deliberadamente lento, enterrándose hasta el fondo en cada penetración, y saliendo casi por completo luego. No iba a ser el único que tendría que contenerse -¿Escuchaste... algún otro nombre? - Pregunto en un jadeo llevando una mano entre sus piernas y deslizando suavemente sus dedos por su clítoris. 

No pudo evitar un gesto de sorpresa al escuchar sobre el Club Sapphire, quizás lo equivocado era solo el lugar, pero no el tipo. ¿Era posible que algún ex cliente la hubiera identificado como la gata? Al menos ahora tenía un nombre por el que preguntar cuando fuera a investigar allí. De cualquier forma tenía que averiguar quien era el hombre con el que había estado. A todas luces parecía el último en haber visto a la gata con vida antes que sus asesinos. -Eso es muy útil - Murmuró al tiempo que la besaba debajo de la oreja -¿Algo más?

-Ay Gata...- La voz suave con la que se refirió a él elevó su excitación. Era verdad que la druida le resultaba atractiva, pero tener a la gata delante de sus ojos, la misma gata azul de sus sueños, la gata que le excitaba y erotizaba con su sensual colita gatuna... tenerla delante de sí le hacía perder por completo el control y todo lo demás pasaría a segundo plano. -Ven aquí.- La sujeto de los muslos y la levantaría para colocarla encima suyo.

-La druida puede esperar, ¿verdad cielo? Así nos divertimos todos un rato. Luego de esto nos iremos al cuarto de las mariposas.- La toma por la cintura y procede a frotar sus partes íntimas contra las de la contraria. -Vamos gatita, un poco de acción no nos haría mal antes de continuar.

Definitivamente Ian no parecía ser Ian, aunque por la voz apostaría que sí lo era, pero tras haberle preguntado por la Gata Azul y si había averiguado algo, el hombre se dedicó a suspirar y atraerla, como si tuviera algún tipo de interés en ella que hasta el momento no había llegado a mostrar previamente.

- Ian por favor... - le tocaba los muslos y lamentablemente ella no era de piedra, pero no estaba segura de que aquellas acciones fueran realizadas en posesión de plenas facultades -...¿Has bebido Ian? ¿Te has drogado?... Estás raro.. Sabes quien soy, soy Nat... - le dijo en el oído al muchacho, mientras el reportero, en un atisbo de agilidad, le rozó sus partes íntimas con las de ella -...Ian pero...¿qué?... - maldito fuera, aquello le había gustado pero no podía permitirlo, si se dejaba tocar así, de la misma manera que con cualquier otra, jamás la miraría de forma especial...

¿Y para qué coño quiero que me mire de manera especial?... Quizás yo deba de tratarle a él y a los demás de la misma manera con al que ellos tratan a las mujeres.... Al fin y al cabo juego con ventaja, es más fácil que yo folle seguidamente siete polvos con otros varios a que a él se le levante más de dos veces....

Una sonrisa perversa. Ahora iba a comenzar a jugar a su manera -...¿Qué pasa Ian?...¿Quieres ver como me muevo?... Pues ya puedes ir chupándome o no me la meterás... - y dicho esto, muy dominatrix ella, se puso a un lado y se tumbó en la superficie de un saliente rocoso. Si él quería plan con ella, que se lo currase -...Llénate la boca de mi, convénceme de que eres la mejor opción en este club... - y ahora, todo dependía de su agilidad lingual.