Partida Rol por web

Mike alzó una ceja a la idea de Natalie, donde quedaron las leyes contra acoso laboral? Miró a la enfermera, y le sonrió, sacando su licencia de investigador privado y mostrandosela. Por una vez, eso era algo que no tenía que falsificar. -La chica desapareció hace tiempo, sospechamos que puede estar aquí bajo un nombre falso o como Jane Doe - Explicó corroborando las palabras de su compañera, poniendo su mejor cara de perro mojado.

-Un caso que salió mal - murmuro con pesar -Nadie debería vivir sin saber que paso con sus seres queridos, no crees? - Observo las neveras con una mezcla de curiosidad y aburrimiento. La muerte sin duda era algo aburrido. - Que se necesita para que pierdas tu pase por veinte minutos, chica? - Marcó su acento adrede, usualmente era perfecto para ablandar hasta las pieles más duras.

Por un momento, parece que Sophie considera las palabras de Nat, e incluso se fija unos segundos de más en los dos chicos. Más Mike se encarga de eliminar el posible pensamiento lascivo al acercarse de un modo más intimidante de lo que había planeado, casi sacudiendo la placa frente a sus ojos como para dejar claro su superioridad sobre ella. La enfermera no duda en darle un manotazo a la mano y apuntarlo con un dedo al rostro.

-Mire, Sherlock Holmes de pacotilla, soy una mujer decente. ¿Quiénes se creen que son?- A pesar de su enojo, no levanta la voz. Se cruza de brazos, pareciendo que evalúa si llamar a seguridad o no. Al final suelta un suspiro. Está más involucrada de lo que quisiera, y si delataba a los "investigadores" podría meterse en problemas.

-Cinco minutos. Después se irán de aquí y no regresarán nunca más, ¿me han entendido?- Espera a que hayan asentido para acercarse a una de las puertas. Usando su identificación, desactiva la cerradura y extiende la camilla donde se encuentra el cuerpo femenino. En su pie tiene una etiqueta, pero no tiene nombre. Sólo tiene escrito "Blue Cat".

Se trata de una joven, de unos veinti-tantos años. Rasgos y complexión latina, cabello oscuro y ondulado. Sobre su pecho y en la base del cuello pueden verse dos heridas. -Fue apuñalada.- Explica con voz de monótona profesionalidad la enfermera. -La herida del pecho llegó directo al corazón. Diría que quién la atacó buscó anular rápidamente la función de su corazón y seccionar la arteria aorta. Fueron heridas mortales; incluso si hubiera recibido atención médica de inmediato, no la habrían podido salvar.-

No hay marcas de sutura en el cuerpo, lo que indica que aún no se le ha hecho la autopsia. La única marca fuera de lo común en el cuerpo desnudo es un tatuaje justo en una de las ingles, con forma de mariposa.

Sophie toma la carpeta que está en el costado. -Aún no hay información, se le tomaron huellas y muestra de sangre, pero hasta que no realicen la autopsia y sin resultados del labortorio no hay más que pueda decirles.- Declara, volviendo a poner la carpeta en su lugar.

Mike ya conoce los procedimientos policiacos como un experto, por lo que sabe que si la policía ya ha tomado las huellas de la chica, aún tardarán al menos tres días para identificarla.

Ese tatuaje...

Tú respiración se detiene sólo un segundo. No es la primera vez que hs visto un tatuaje así, en ese mismo punto. Aunque el diseño de la mariposa es distinto, no tienes dudas que tuvo que ser realizado por la misma persona.

La otra persona con ese tatuaje... es Liza. La modelo Liza Gibbons, tu ex-novia, la razón por la que estás atrapado en esta ciudad. Recuerdas que se hizo ese tatuaje unas semanas después que llegaran a Las Vegas. Nunca te explicó el motivo exacto, pero admites que te daba algo de repelús ver la mariposa "aletear" cada vez que ella separaba las piernas para hacer el amor...

Obsevando el avance de la situación, Ian se relaja y se acomoda la ropa. Mike se había asegurado de que los planes de Nathalie no se llevaran acabo. Y qué desilusión para Ian en cierta medida, porque la enfermera Sophie sí que estaba buena, pero la verdad es que pensar en algo así en una habitación rodeado de cadáveres no le resultaba particularmente atractivo.

Al leer la insignia de la camilla a la que se dirigía la enfermera, su corazón se emocionó; finalmente tendría la oportunidad de ver en primera plana al cuerpo y rostro de La Gata Azul, su heroína, su ilusión, la mujer de sus tantas fantasías. Extrajo su cámara, sujetándola fuerte y cerca, preparándose para el momento.

Tan pronto se desveló el cuerpo, su corazón se salto un latido. Extrajo una foto nítida y clara del cuerpo de la mujer. Observó cada detalle de su cuerpo, y es durante ésta observación, quizás causado por la emoción, se cae sentado en el suelo. La ausencia de gafas, por su disfraz, delató en su rostro una expresión de profundo miedo. Se había aterrorizado al ver un detalle en el cuerpo de la Gata.

Ian se levanta rápidamente, con un "disculpen, no es nada", retoma la cámara y procede a tomar otras fotos de la Gata, de forma de no omitir ningún detalle. Aun así, algo raro había en el actuar de Ian... No estaba diciendo sus habituales palabras de ánimo de estudio para fotografiar modelos, que muy gracioso resultaría para una escena como esa. No, se encontraba en pleno silencio. Claramente se encontraba perturbado.

Una vez terminó con la Gata, paso a fotografíar cada uno de los documentos, con permiso o no (en cuyo caso se impondría un tanto molesto) y se mantendría en silencio hasta terminar el trabajo.

-Bien. Creo que esto es suficiente. Lo padres de la chica se sorprenderán al descubrir que su hija es la Gata Azul, pero creo que sí es ella. Ya tenemos todo lo que necesitamos. Vámonos.-

Parecía que Ian estaba impaciente por atender otro asunto en ese momento. Su habitual cara de póker parecía fallar en ausencia de sus oscuras gafas y ahora sus ojos le estaban delatando.

Nathalie sonríe divertida, si Sophie era decente, ella se onvertiría de golpe en la Gata Azul, y es que la enfermera estaba más caliente que una bombilla de atracción de feria, aunque la morgue conseguía bajarle la libido a cualquiera, no la culpaba por ella, aunque su comentario no dejaba de causarle gracia.

- Perfecto, cinco minutos... - dijo Nat encogiéndose de hombros, y quince si lo precisaban, sería divertido ver cómo la enfermera explicaba a su jefe que había dado acceso a unos extraños en un sitio tan privado y delicado como era aquel lugar -...Bien, la chica esta es la Gata Azul... ¿cómo están tan seguros de eso?....¿Quién ha determinado que realmente es ella?.... ¿qué tipo de cuchillo usaron para matarla?.... - Nat le hace una señal a su compañero para que sacase una fotografía de la desgraciada, mientras ella se fija detalladamente en sus rasgos, joder, qué desagradable era ver un cadáver -...¿se puede saber algo del agresor o agresora por sus heridas?.... Si era alto, o fuerte... ¿o quizás si tenía experiencia con armas?... - miró a Sophie curiosa -... Aún no se le ha hecho la autopsia...- dijo la periodista remarcando lo dicho por Sophie -... bueno..., cuando se le practique agradeceremos que nos de la información de primera mano..., ya hemos estado aquí y los cuatro estamos implicados en esto..., pero usted es una mujer inteligente y nos dirá lo que necesitamos saber..., sería una desgracia que perdiera su puesto de trabajo por haber dejado entrar a unos intrusos hasta la morgue..., pero claro si nos dice hasta el más mínimo detalle del informe..., pues..., desapareceremos como la bruma que se evapora justo cuando sale el sol....

No quería ser muy mala gente con ella, pero ya estaban hasta el cuello y no precisaba hacer amigos, a veces la extorsión era buena ruta para alcanzar los objetivos, y quería esa noticia aún vendiese su alma al diablo.

Por otro lado la actitud de Ian era particularmente sospechosa, parecía particularmente turbado y aquella forma de comportarse no era habitual en él.

- ¿Estás bien?... - le preguntó en voz baja, poniéndose justo a su lado -...¿es por ver un muerto o es por alguna otra cosa?... - le mira seria -... sabes que puedes confiar en mi..., te escucho.... - acabó susurrando al varón

Encontrándose en un estado alterado, Ian no parece entender del todo bien el por qué de las preguntas de su compañera, pero la palabra "confiar" le hace aceptar su ayuda. En respuesta, Ian habla en voz baja, con intención de que los otros no le escuchen o se den cuenta.

-El tatuaje... Mi exnovia se hizo el mismo tatuaje al venir a Las Vegas. No puede ser coincidencia.

Mike la miró sorprendido alzando las manos en señal de paz. Esa noche si que decía callarse, nunca le había salido tan mal la jugada con ninguna mujer, y empezaba a creer que alguien se estaba acordando de mala manera de él. Algo tenía que explicar que hubiera perdido su toque así y de repente. Decidido a mantener la boca cerrada y dejar que sus compañeros hicieran el blablabla, se concentro en la segunda cosa que hacia mejor: ser un metiche. Observó con respeto el cuerpo, y un deje de tristeza, todo indicaba que esa era la gata que buscaban. "Se merecía más que esto" Aunque nadie conseguía nunca lo que realmente merecía. -Demasiado precisas, ah? - Comentó sin poder contenerse, no había mucha que gente que supiera hacer eso o que le importara tomarse el trabajo. Apartó gentilmente el cabello del rostro de la muchacha buscando alguna otra marca que alguien hubiese pasado por algo, o algún rastro de droga visible, aúnque lo veía poco probable.

Sacó de su bolsillo el encededor de acero que llevaba, y se puso a limpiarlo conscienzudamente con un pañuelo. Con sumo cuidado, lo colocó sobre la palma de la difunta y cerró sus dedos sobre el metal. Recupero su encendedor con el pañuelo, e hizo una pequeña bolsita de tela, atando los extremos para envolverlo antes de meterlo en su bolsillo. -Las heridas coinciden con el relato del mocoso -Le comentó a su compañera, tenía una corazonada pero no jugaría sus pelotas en que esa era la gata. Necesitaba más que la información de un chiquillo y un cuerpo en la morgue para estar seguro. Sonrío ante la pregunta de la experiencia con las armas, si eso no lo había hecho un experto, él era el jodido papá noel. La muchacha no dejaba de sorprenderlo, era efectiva eso no podía dudarse, aunque era una jugada a corto plazo que no estaba seguro de que le gustase. Era el tipo de actitud que te metía en problemas y te dejaba sin nadie para sacarte. Se encogio de hombros, al menos no era su responsabilidad.

El sobresalto de Ian lo desconcentró y le lanzó una mirada, el tipejo se estaba portando raro. Afortunadamente para él, Natalie fue a ocuparse del asunto. Y el pudo volverse hacia Sophie, después del discurso de la periodista, estaba seguro de que el aprecio de la enfermera hacia ellos no hacia más que caer. -En cuanto tiempo estara el laboratorio? - Había gente con drogas características, quizás eso alcanzara para iluminar un poco las penumbras.

- ¿Tu exnovia se hizo el mismo tatuaje que ella?.... - miró al hombre con asombro -... y ella no es tu exnovia..., ¿es posible que hayan más mujeres que actúen bajo el pseudónimo de la gata azul?.... Ya me entiendes como si fuera una especie de club secreto o secta....

La periodista mantenía el tono de voz bajo y la complicidad con el fotógrafo, al fin y al cabo, estaban en el mismo bando, ambos querían la noticia y para qué negarlo, le caía bien

A las palabras de Nathalie, la enfermera sólo aprieta los dientes y se retira hasta la puerta, haciendo de vigía mientras los tres investigadores hacen sus pesquicias. Ian logra tomar suficientes fotos que seguramente serán la sensación en el reportaje, pero Nat sabe que lo que han averiguado no es suficiente como para asegurarse el puesto de dirección de Sucesos por encima de la zorra de Samantha Nelson.

Mientras Nat e Ian hablan un momento aparte, Sophie mira a su interlocutor con una expresión bastante fría e impersonal. -Depende de la prioridad que le den a la víctima. Aunque, si como dice su amiga, la chica es la tal Gata Azul, no habrá tanta prisa. Mínimo 36 a 48 horas. Por lo que sé, la policía estará aliviada de que esta justiciera ya no esté en las calles.- Parece soltar un suspiro resignado.

De pronto, su expresión cambia. -¡El ascensor se mueve! ¡Alguien baja!- Con pasos rápidos vuelve a empujar el cuerpo dentro del su cámara de refrigeración. -¡Salgan ya!- Los apura a medio susurro.

Ian estaba nervioso. El impacto que le había provocado la imagen de la chica le había generado un fuerte deseo por salir corriendo de allí. Al sentir la presencia de Nathalie a su lado, pareciera que sus instintos se logran apaciguar un poco, por lo que se acerca y le susurra una respuesta; no obstante, el acto en sí distaba mucho de calmar su cuerpo.

Al recibir la información de la enfermera, al escuchar el "Salgan ya" su cuerpo reaccionó por sí solo. Rodeó el cuerpo de Nat con el brazo izquierdo y la encaminaría hacia la salida. -Nos vamos YA.- Hace una señal a Mike con la caneza en dirección a la puerta. Al empujar el cuerpo de la dama, se daría cuenta de que su velocidad no sería suficiente para la presura con la que andaba. Bajo entonces el brazo derecho, tomándole por debajo de las rodillas y la cargó.

Abriendo la puerta de la morgue de una patada, Ian sale de prisa de la sala con Nathalie en brazo y trota hacia la escalera, con fin de subir corriendo.

Dos días eran demasiado para el periodismo, y sin duda mucho para su curiosidad por ese caso. Quizás podría arreglar eso. Pero por que la habían etiquetado tan rapido como la gata? Desde cuando la policía sabía algo que él no? Tanto secretismo no hacía más que aumentar su interés, le era poco familiar el sentimiento de estar por detrás de la cana en algo. -Quien identifico el cuerpo? - Preguntó a Sophie, pero sus palabras quedaron perdidas en la ansiedad de la enfermera. Con bastante más tranquilidad que el resto, salió del lugar a toda prisa, siguiendo al grandote que parecía creerse en un cuento de principes, porque llevaba a la periodista como a una novia reciente. Eh, después de la actuación deplorable que había tenido como galán, no tenía nada para decir.

Las informaciones eran insuficientes, Nat lo sabía y le daba rabia haber llegado tan lejos para no conseguir la noticia que le asegurase el puesto de dirección. Maldita fuera Samantha Nelson, la "profesional" que ascendía de rodillas delante del cuerpo del jefe, obviamente para no proceder de manera decente.

Sophie no había resuelto sus preguntas, era como si no quisiera decir cómo demonios estaban seguros de que era la Gata Azul, ¿quién habría identificado el cuerpo?.... Pregunta que Mike realizó y Nat deseó que fuera respondido por aquella particular mujer, la cual en esos instantes, seguramente se lamentaría de haberles ayudado, y más cuando aseguró de que el ascensor se movía, una clara indicación de que alguien bajaba a la morgue.

- Oh no... - se lamentó Nat mientras Sophie les instaba a salir. Ian le rodeaba la cintura para que se diera prisa en la escapada. Nathalie solía cuidar su alimentación, por eso tenía un físico atractivo, pero no era mucho de deportes, de manera que su velocidad no era precisamente muy acelerada. Ian solucionó el problema cogiéndola en brazos, cargando con ella y corriendo por las escaleras para evitar ser vistos.

Nathalie no sabía que el fotógrafo era tan fuerte, y sintió un rubor intenso en el rostro cuando se percató de lo cerca que ambos estaban y no pudo evitar pensar algo. Ian olía muy bien.....

Ni bien han empezado a subir los escalones, cuando escuchan las puertas del ascensor abrirse. Han tenido suerte, esta vez. Arriba logran regresar a la sala de espera. De reojo pueden ver que los maderos han vuelto a su ronda, al parecer ya calmados. Sophie los mira una última vez antes de ponerse en camino hacia su área.

No han conseguido mucho, pero no ha sido una total pérdida de tiempo. Ahora, ¿qué?

Ya en la sala de espera eran libres de andar por la zona "pública" del hospital sin levantar sospechas, por lo que podían caminar.

-Eso ha estado cerca.- Ian baja las piernas de Nat al suelo, a fin de dejarle parada, y procede a quitarse el disfraz y colocarse nuevamente sus gafas. -Mucho mejor.- Se acomoda un poco el cuerpo y coje impulso. -Bueno, eso ha sido todo por hoy. Tenemos nuestras fotos. Hora de irse a casa.- Y se encamina al pasillo en busca de la salida. Claramente, se le notaba evasivo y nervioso.

Cuando llegaron a la zona más pública del hospital, Nat agradeció de que Ian la bajase hasta el suelo, y es que era un espectáculo que la tuviera cogida en brazos como si fueran recién casados pasando por el umbral de su nueva casa.

- Gracias por la ayuda... - le dijo ella con cierta dosis de timidez, recomponiendo sus ropas, mirando al fotógrafo intrigada -...¿piensas que ya está?... No, no, no..., si acabamos de empezar... A ver..., esta noticia no nos va a dar ni para cubrir el horario infantil de la televisión..., veamos..., sabemos que el cadáver es la gata azul pero..., ¿cómo sabemos que realmente lo es?.... ¿el tatuaje que tiene?..., ¿porque alguien en la morgue lo confirma?.... No tenemos su verdadera identidad, y joder..., ¿imaginas que aseguramos que lo es y vuelve a salir en plan heroína para estropearnos el artículo?... Si eso sucede podría perder mi puesto, y dudo que otra periodista quisiera trabajar contigo... Necesitamos confirmar nuestras sospechas... ¿tenéis alguna idea?... - miró a ambos varones para ver cuál podía ser la siguiente línea de acción

Llegó a la sala de espera con la misma frescura que quien hubiese salido de un consultorio. Enseguida se puso las manos en los bolsillos y retomó su actitud relajada, pero por primera vez en esa noche Mike se puso serio y volteo hacia sus compañeros - Si el chico bonito no comparte su información, esta colaboración se acaba aquí - Anunció saliendo hacia la puerta del hospital y haciendoles un gesto para que lo siguieran, le apetecía fumar. Tener a un idiota que te escondía las cosas era la mejor forma de conseguir que te mataran rápido, prefería vivir un poco más. Además alguien tenía que darle de comer a Winona.

Ian puso un gesto de desaprobación ante el enunciado del carbón. Lo que estaba preguntando era muy íntimo y privado como para hablar abiertamente al respecto. Razón por la cuál optó por no informar. -No sé de qué estás hablando.- Aun así, le hace una señal de espera a Nat.

Al salir a la calle, Ian tomó su móvil e intentó realizar una llamada. Lamentablemente el teléfono le saldría fuera de servicio. - Maldición, cambió el número.- Acto seguido, buscó por internet el número del local que estaba necesitando y llamó a este. -¿Aló? Busco a Liza Gibbons. ¿Está por allí?

Luego de un par de repiques contesta la voz ya familiar para ti.

-Si, soy yo, ¿Quie--?- Se interrumpe un momento, antes que su voz cambie a un tono de sorpresa y reconocimiento. -¿Ian? ¿Eres tú, Ian?-