Partida Rol por web

Camináis tranquilamente al borde de una de las carreteras que salen de la ciudad durante al menos un par de horas. Podríais ir más deprisa, pero Saber va demasiado cargado y no está acostumbrado a este tipo de excursiones, por lo que en varias ocasiones os toca esperar al cortesano. En una de vuestras pausas paráis a revisar el mapa, y tomáis un camino secundario que se pierde en un bosque cercano. Los árboles cubren el cielo con su sombra y hay rocas enormes cubiertas de musgo, el aire está bañado de una humedad agradable y transporta el olor de flores y hierba fresca.

Seguís la ruta señalada por lo que parece un camino casi natural, serpentea por entre las rocas y las flores siguiendo un camino ligeramente ascendente. La tierra está seca y no os supone mayor problema andar por esta zona. En algunas zonas el camino se complica un poco, debéis esquivar algunas formaciones de plantas venenosas que han invadido el camino y saltar algunas piedras que se han ido desplazando con el paso de los años.

A medio día os tomáis un pequeño descanso, habéis avanzado mucho, y aunque sois conscientes de que os queda un largo trecho por delante, encontráis un sitio con un cierto encanto para poder tomaros un pequeño respiro.

La temperatura ha subido bastante, pero en el interior del bosque se está bastante fresco y a gusto. Os llama la atención la tranquilidad que se respira por doquier, el silencio solo es interrumpido en algunas ocasiones por el sonido de los pájaros que habitan las copas de los árboles o algún matorral agitado por alguna pequeña sabandija. Todo el bosque parece desprender una tranquilidad como hacía mucho que no sentíais, y tiene una magia especial que parece empaparlo todo con una magia salvaje y tranquila.

Iria está más acostumbrada a estos ambientes y no tarda demasiado en volver con unas pocas bayas comestibles y algunas setas de sabor terroso pero agradable. La magia del bosque parece que os impregna incluso a vosotros cuando charláis tranquilamente mientras disfrutáis del aperitivo. No habláis de nada en concreto, pero sí de todo un poco, como un grupo de desconocidos que empieza a coger confianza.

Dama Verith os pide educadamente silencio y todos podéis oír el sonido no demasiado lejano de unos arbustos moviéndose.

Ninguno hace ningún movimiento, algunos en espera de un ataque echáis mano a vuestras armas, prestos para el ataque. Os sorprende la majestuosa figura de un Diacornio, una criatura sobrenatural autóctona de estas tierras, de un color blanco cristalino con una impresionante cornamenta enredada como las complejas ramas de un árbol. El animal se acerca con seguridad hacia vosotros, pero manteniendo siempre una distancia prudencial… Dama Verith puede notar su seguridad, su completa paz, y curiosidad. Seguramente ese animal no haya visto un ser humano en su vida. Iria intenta extender su mano hacia el animal, pero este salta majestuosamente de nuevo entre la maleza.

-Somos sus invitados- anuncia Dama Verith que había captado inconscientemente sus pensamientos.

Después de este encuentro furtivo, recogéis vuestras cosas y seguís vuestro camino hasta que salís del bosque. Un poco más allá el aire está despejado y caliente, ligeramente húmedo por un lago cercano de aguas cristalinas. El camino que habéis seguido sigue hacia delante como una serpiente terrestre entre la brillante hierba, hasta que un poco más adelante se pierde en un ascenso hacia las montañas de cumbres grises que es vuestro destino. La visión desde esta distancia es majestuosa y casi sobrecogedora, y os podéis hacer una idea de donde sería un buen sitio para establecer un pequeño campamento.

El recorrido de unas seis horas se os ha hecho mucho más largo, y para cuando queréis llegar a la falda de la montaña ya se ha pasado por mucho la hora de comer. Encontráis un sitio especialmente diseñado por el hombre que hace las veces de merendero, un área despejada con un gran círculo de rocas donde aún se pueden ver los restos ennegrecidos de la última hoguera, ahora cubierta por una fina capa de telarañas que hace mucho que han sido abandonadas. El sitio está estratégicamente colocado para que sea un punto de descanso, y desde donde podréis vigilar tanto el camino como la montaña, que ofrece una protección natural al viento frío del norte.

Disponéis de unas horas para establecer un pequeño campamento antes de que las luces del horizonte se empiecen a teñir de toda una paleta de púrpuras y azules, signos de la llegada de la noche.

Caminar era algo que a Verith le agradaba. No es que lo practicara a diario, pero el hecho de salir del hospital y recorrer la naturaleza era un lujo que no muchos podían permitirse, eso unido a sus excelentes condiciones físicas de Perfecta hacían que la Dama se moviera con agilidad y la mejor de sus sonrisas, como si aquella misión fuera más una excursión que la obligación de reportar sobre algo que era potencialmente peligroso. O no.

- Tardas mucho Saber, a este ritmo podríamos arrastrarnos reptando todos por el suelo y aún así te adelantaríamos - dijo la pelirroja, parecía que disfrutaba metiéndose con él, al menos lo suficiente como para dedicarle unas nuevas palabras en las paradas para consultar el mapa - ¿A qué se respira mejor después de un hermoso paseo campestre? - Clara sorna ante sus jadeos.

Verith miraba las flores con agrado, comenzando a relajarse y dejando que su carácter habitual comenzara a surgir, intentando ser algo más próxima con Iria y su procedencia - ¿Alguna vez te han mandado a misiones de este tipo?... Me refiero..., a salidas fuera de la ciudad... Me gusta mucho este espacio tan abierto con tanto verdor... - giró el rostro y comprobó cómo iba Lyra, si la veía resoplar lo más mínimo pararían - Vamos Saber qué te cuesta moverte... ¿Qué diablos llevas en las maletas?.... - se encogió de hombros antes de añadir -... Y después dicen que las féminas Perfectas tenemos un problema con los equipajes, pues no veas con los varones humanos... - iba a reírse pero se encontró con la mirada de Luthor y sintió cierto grado de sonrojo - No iba por ti... Lo sabes... - lo extraño es que le diera explicaciones a SU humano. Otra como ella no lo habría hecho.

Estaba claro que iria estaba en su ambiente, trayendo bayas y setas, reclamando toda la atención de Verith - Esto está delicioso...¿Cómo se llama?... ¿Y esto?...¿Se come así? ¿crudo?... - parecía interesada en aprender, ofreciéndole a Saber uno de los dulces frutos, quizás dudase el hombre de si le había dado uno ácido o envenenado, viendo lo poco amable que hasta el momento había sido, pero por la mirada de la Dama estaba claro que intentaba algún gesto sutil de acercamiento, en su mano estaba el rechazarlo - Luthor pruébalo... - insistió a su humano, esperando que se quitara la prenda de rostro, algo que rara veces sucedía.

El ruido de unos arbustos provocó que Verith se pudiera alerta, así que la dama pidió silencio y miró en la dirección del sonido, disfrutando de la visión del encuentro - Un diacornio - susurró la pelirroja conteniendo la respiración, la estampa era tan hermosa y sus pensamientos tan claros y puros que debían ser respetuosos con el sitio que pisaban, el hogar de aquella criatura sobrenatural - Somos sus invitados, hay que ser respetuosos con el bosque, él me lo ha transmitido, es un alma muy pura, ¿no lo habéis podido sentir?...

Tras el avance y varias paradas llegó el grupo a una región que ya había sido visitada antes por el hombre, pues restos de hoguera podía encontrarse en la región - Parece que hace mucho que vinieron los últimos viajeros... Es un buen lugar para distribuir nuestro campamento, cenar y establecer turnos de noche... ¿Tenéis alguna preferencia?... - miró a Luthor, quizás el pensase que era precipitado confiar en las nuevas incorporaciones, pero si no descansaban, al día siguiente pagarían las consecuencias.

Verith era una Perfecta particular. No ordenaba a sus humanos que le hicieran las cosas, ella misma dispuso su cama y pertenencias entre unas rocas, buscando cobijo en caso de que hiciera viento de noche - Lyra, ¿vienes a dormir a mi lado?... Abrazadas guardaremos mejor el calor... - miró a Luthor, sabía que él se pondría en el otro lado, y eso no era algo que a ella le molestase, a decir verdad pocas cosas de él lo hacía, aunque a veces desbordase emocionalmente y liara algunos arranques de genio desmedidos y difíciles de controlar.

Salir de la ciudad fue agradable. Un paisaje verde, más parecido a lo que tenía en casa, pero sin ser como mi casa. Era familiar y nuevo al mismo tiempo.

-¿Misiones? -pregunté ante el comentario de la Perfecta-. No, que va. Oficialmente, al menos -continué con una sonrisa algo traviesa-. Mi amiga Escarlet y yo salíamos a investigar y curiosear. Recogíamos flores, setas, comida... Cosas básicas. Aunque me guste el bosque no me considero una chica de campo... Lo que me ha hecho meterme en algún que otro lío... Sobre todo cuando una cueva te parece un buen lugar para jugar, pero resulta ser el hogar de un oso con malas pulgas... O cuando entrenas con un árbol y tiene un nido de grullas carnívoras en lo alto... Cosas que pasan...

Para mi sorpresa la Perfecta resultaba bastante... ¿Humana? No tenía esos aires altivos que tuvo en nuestro primera impresión; hacía las cosas ella sola; y se mostraba bastante capaz. El que fue una sorpresa, hasta cierto punto, fue el consejero. Aquellas maletas parecían pesadas.

-¿Seguro que no quiere decirnos qué lleva? A lo mejor lo podríamos repartir entre el resto del equipaje... 

El paisaje, aquel particular animal, la comida... Todo parecía un sueño.

-Si queréis puedo hacer yo la primera guardia. 

Una vez que salimos de Puerto de Dragón me doy cuenta que tener dos maletas conmigo era una mala idea pero aún así me mantuve callado mientras caminábamos. Iria se me acerco para ofrecerme su ayuda por lo que con una sonrisa sincera dije:

-Muchas gracias Miss Iria pero como me enseño mi padre ¨el pez por la boca muere¨ por lo que yo dije que llevaría mis maletas voy a ser coherente conmigo mismo y las llevare todo el camino.

Cuando llegamos al bosque respire aquel aire tan puro que me llenaban mis pulmones y cerré mis ojos por unos minutos fue allí cuando Lady Verith un Dicordio,solo había leido de ellos en libros pero ver uno en vivo y en directo era algo que ni en mis mas locos sueños hubiera conocido ahora lo tenía frente mio.

Quede maravillado con su presencia pero al ver que Miss Iria intento tocarlo por lo que se alejo y Lady Verith nos dijo que eramos invitados del Dicordio dado que era su bosque,por lo que luego de retirarnos del bosque,llegamos hasta una parada donde antes hubo personas,por lo que cuando la Perfecta comenzó a dar ordenes,solo sonreí y saque de una de mis maletas la carpa que había preparado para descansar para este viaje,como también saque la yesca y pedernal y ahí crear una fogata.

Cuando terminase de hacer estas dos cosas,saque mi equipo de te para convidar tanto a Miss Iria como a Lady Verith,y también a Luthor y a Lyra.

Al estar en su punto listo para servir comencé a repartir las tazas para servir. Y mas tarde me serví un poco de las reservas de comida para cenar antes de irme a dormir.

No tenía intenciones de volver a hablar por el resto de la noche,por lo que guarde mi equipo de te después de lavarlo y secarlo como corresponde.

Después de eso saque mi saco de dormir para dormir dentro de la carpa.

Dormiría tranquilo sabiendo que quienes me protegerían mientras dormía eran las gemelas y los soldados que traje conmigo que se encontraban a una distante bastante prudencial para no ¨activar¨ los sensibles sentidos de Lady Verith.

El viaje por ahora parecía tranquilo, un terreno bonito y agradable que podría disfrutar si no estuviera con tantas preocupaciones encima. Luthor no estaba acostumbrado a este tipo de trayectos y las botas empezaban a causarle molestias, en un par de días le saldrían ampollas a pesar de llevar un calzado cómodo, lo de no tener caballos sin duda será un problema. El camino a seguir era algo que quedaba en manos de Dama Verith e Iria. Saber iba cargado en demasía retrasando la marcha, desde luego el equipo que enviaban a investigar era curioso cuanto menos, una exploradora de otro lugar, un cortesano y una médico... casi pareciera que no hubiera intención real de averiguar que había pasado, aunque malo sería que entre su hermana y él mismo no pudieran arrojar algo de luz sobre lo ocurrido, algo con lo que era posible que el consejo no contara... El espectáculo del lugar desde luego que era digno de admirarse, pero el joven Wayland era un hombre acostumbrado a preocuparse, quizás demasiado y no perdía cuenta de todo lo que ocurriera alrededor. Ante el comentario del equipaje, hizo un leve movimiento lateral con la cabeza mostrando que no importaba, aunque sus ojos mostraban la posibilidad de que hubiera una sonrisa bajo su embozo. Desde luego era un hombre que le costaba confiar, pero si se llegaba a ese caso, su actitud era bastante diferente como bien sabía la pelirroja. 

El descanso a mediodía resultó realmente reparador, momento que aprovecha el sombrío muchacho para descalzarse y apoyar los pies descalzos sobre la fresca hierba dejando que una sensación relajante le invada, cualquiera que se fijase un poco, notaría que las botas que se ha quitado llevan unas runas similares a las de la espada que recibió Iria, aunque tuvieran un encantamiento distinto. Por norma general Luthor se muestra distante, siempre un par de metros apartado del resto, generalmente por detrás, sus respuestas suelen ser breves, concisas y con una actitud que muestra que no quiere continuar con la conversación, excepto con Dama Verith y Lyra, desde luego no es alguien que confíe rápidamente o que se abra con facilidad a los demás. Aceptó una de las bayas que le ofrecía la perfecta después de que el resto hubieran probado, aunque para comerla en vez de bajarse el embozo, simplemente miró hacia abajo y subiendo un poco el embozo que iba a la altura del cuello, metió dentro la mano derecha con la baya para llevársela a la boca. - Está rico - fue todo lo que dijo, mientras hacía un asentimiento de cabeza en dirección a la enviada de Ash-tree.

La aparición de aquella criatura, podría significar muchas cosas y la extraña paz del bosque mosqueaba ligeramente al pistolero, se pregunta que esperaba acaso, las maquinaciones políticas siempre traen consigo dobles sentidos y tramas que le cuesta comprender. La llegada al campamento supuso un agradable final para el viaje, los pies empezaban a doler y un buen descanso siempre era bienvenido, sobre todo para alguien como él, tan acostumbrado a la vida en la ciudad. Las respuestas de Iria generaban preguntas... así que tenía que tener cierto nivel social, para que le dejarán ir tan a su aire, además sabía defenderse... supuso... sobre todo si era capaz de enfrentarse a un oso con malas pulgas cuando estaba pensando en jugar, estaba claro que guardaba varias sorpresas, aunque su actitud e inmadurez juvenil, le hacían hablar. 

Con un gesto de la mano, rechazó cortésmente el té de Saber - No me gusta el té, pero gracias - El té era una bebida que jamás había entendido, si tenías sed bebías cerveza o agua, pero echarle cosas al agua no tenía demasiado sentido. - No suelo dormir mucho, haré la segunda guardia - tres frases en un día con desconocidos eran sin duda alguna todo un logro, no le preocupaba robarle horas de sueño a la noche, pues no era extraño que el sueño le procurase poco descanso. Antes de acostarse cerca de Dama Verith y Lyra se quedó un rato limpiando las armas, llevaba dos, una la que solía usar, la que iba a la izquierda de su cinto y otra que iba en una cartuchera medio oculta en la parte trasera del cinturón que al igual que la espada de Iria tenía una runa inscrita en ella, aunque generalmente prefería no usar esa pistola. Después procedió a dormir antes de que llegará su guardia. 

El cansancio hace presa de ti con bastante facilidad. El viaje ha sido duro y el día bastante intenso; te aseguras de que Lyra esté dormida cerca de ti, aunque está igual de cansada que tú intenta que no se la note. Antes de que puedas asegurarte de que está dormida del todo caes presa de un profundo sueño.

Estas en tu casa, con tus padres, el pequeño estudio de Islas de Cristal.

No era un sitio grande, puede que ni siquiera fuera bonito. Era poco menos que un habitáculo donde dormir todos juntos, comer… un poco más allá del espacio de dormitorio estaban las obras de arte de papá que cubren todo de polvo o pintura, y la mesa de trabajo de mamá esta siempre llena de piezas metálicas y llenaba el aire de un pesado olor a aceite.

Mientras papá y mamá trabajaban estoy al cargo de mi hermana; ella era apenas un bebé y ya soy un niño grande que se podía hacer cargo de la pequeña protestona. Os lo pasabais bien juntos, aunque por las noches la costara mucho dormir.

Algo raro pasa. Papá y mamá hablan en susurros demasiado a menudo y se les ve más preocupados de lo normal. Pero los dos trabajan mucho y nunca nos falta un plato de comida. No me gusta que hagan esas cosas, pero siempre que pregunto me dicen que son cosas de mayores o que es un secreto.

Nuestra vida no está tan mal. Hasta nuestra vecina nos ha regalado una pequeña caldera de hierro para que nos calentemos cuando llegue el frío.

La Señora Cho es una persona muy mayor, con toda la cara llena de arrugas, pero también es una mujer muy dulce y atenta.

Hoy nos lleva al mercado para que papá y mamá puedan trabajar en casa.

Me gusta el mercado. Hay muchas cosas chulas. Y si nos portamos bien, la Señora Cho nos ha prometido que nos va a regalar un dulce. Pero Sybille es muy pequeña para poder comer esas cosas, la puede hacer daño a la tripita… así que me lo comeré yo por ella.

La Señora Cho ha comprado cerdo y verduras y me ha dicho que va a hacer un estofado para esta noche, para que podamos cenar todos juntos. A mí me ha dado unos caramelos muy ricos, y mi hermanita está tomando leche dulce… que maja es nuestra vecina.

¿Por qué ha salido corriendo y dejado la compra? Vaya, algo se quema… y viene de casa…

Hay ascuas volando llevadas por corrientes invisibles de viento que vienen desde el otro lado de la calle. Todo está lleno de un olor a madera quemada con el inconfundible olor de carne quemada.

¿Papá? ¿Mamá?

Quiero gritar tan fuerte que me duela hasta el pecho, pero Sybille se me adelanta. No le gusta el olor y hace demasiado calor.

Para cuando quieren apagar el incendio casi todo el edificio ha sido consumido por las llamas.

Tengo que ser un chico grande y fuerte. Es lo que me ha dicho la Señora Cho.

Han venido unos señores muy raros y nos han llevado. La Señora Cho se ha quejado, pero uno de ellos la ha pegado… no se puede hacer eso con una señora mayor… la vas a hacer daño… y a mí también si tiras tan fuerte…

No me gusta este señor. Tiene una cara rara… quiero irme a casa.

A mi casa.

El hombre de cara rara me dice que esta es ahora nuestra casa… quiero echarme a llorar, pero tengo que ser un chico fuerte.

¿Por qué estoy llorando?

El señor de cara rara me da miedo

¿Dónde están papá y mamá?

Quiero irme a casa…

Quiero

_Irme…

_{A casa.}

La noche transcurre con una extraña calma. La temperatura baja con suavidad por las noches enfriando el calor de la tarde, pero por alguna razón aquel lugar tiene una calma extraña.

Sientes en tu interior que aquella calma no es normal, como si fuera intencionada.

Te mantienes despierto sin problemas durante la vigilancia cuando un extraño tirón procedente de la tienda del cortesano te llama la atención.

Ves una figura encapuchada de sale atravesando la tela de la tienda como si esta no existiera. Aunque en un principio parece ignorar deliberadamente tu presencia, se gira durante un momento y te mira desde la profundidad de su amplia capucha.

Vuestras miradas se cruzan, como si os estuvierais calibrando el uno al otro y ambos sentís que sois criaturas poderosas. El encapuchado, además, es algo antiguo y su Poder fluye de una forma extraña y sobrenatural.

Por debajo de las sombras ves como el desconocido esboza una ligera sonrisa y se lleva el índice al a los labios en una silenciosa señal de que guardes silencio. Incluso llevando la mano enguantada percibes que aquellos dedos son antinaturalmente largos y estilizados.

Un instante después el desconocido desaparece entre las sombras como si nunca hubiera estado allí, dejando tras de sí un olor dulce, como de azúcar quemado…

Informe de la Noche:

Primera Guardia: Nada que reportar.

Segunda Guardia: Nada que reportar.

Cuando te levantas por la mañana después de una noche que podría haber sido peor, estas completamente descansado. Casi contabas con tener dolores musculares o agujetas en la espalda o extremidades, pero estás como si hubieras dormido en tu propia cama y no hay ni rastro de achaque alguno.

Te sorprende al despertarte que hay una misiva del Athene Noctua al lado de tu cabeza. Al parecer saben perfectamente como encontrarte en todo momento.

“Estimado Sadalmelik:

Debido al reciente atentado contra tu persona y los intrigantes movimientos del Consejo con respecto a Maese Arcturus hemos de solicitar tu presencia de inmediato en la ciudad.

La Orden pretende aprovechar este momento de debilidad del Consejo para derrocar su corrupto poder de una vez por todas y poner al Legítimo Heredero del Linaje Real en el Puesto que le corresponde; pero para ello necesitamos de tus especiales habilidades y tu posición privilegiada.

En cuanto le sea posible, reúnase con nosotros en su mansión para recibir instrucciones más detalladas.”

La carta ni siquiera estaba firmada, pero se podía ver la marca de agua del Athene Noctua y como era habitual, una vez que habías completado la lectura se convierte en cenizas sin dejar ni una sola prueba de que esa carta haya existido.

Con las primeras luces del día os despertáis tranquilamente. A pesar de que ninguno estáis acostumbrado a dormir a la intemperie os encontráis descansados y listos para la siguiente parte de la marcha.

Os tomáis un momento para preparar un desayuno y estáis disfrutando del rigor de la mañana cuando la silueta de un solitario viajero se recorta por la entrada del bosque por la que habéis llegado vosotros. Lleva una capa de viaje sencilla, y la cabeza embozada en una amplia capucha ribeteada con unas sencillas hiedras de hilo verde.

Con paso ligero, el viajero se acerca a vosotros. Lleva únicamente un morral bastante amplio, y aunque abultado, parece no pesarla en absoluto.

Para cuando quiere llegar a la altura de vuestro campamento estáis recogiendo vuestras pertenencias después de un desayuno bastante decente y dispuestos a proseguir con la marcha.

-Os pido disculpas por el retraso, mi lady- el viajero se quitó la capucha mostrando el familiar rostro de la ayuda de cámara de Iria, Alice- He tenido que dar un pequeño rodeo para que el soldado no sospechara de mis intenciones y antes de partir me he visto en la obligación de obedecer vuestras instrucciones. Espero no haber llegado tarde en demasía.

Para lo rápido que andaba y la distancia recorrida, parecería que la marcha no la hubiera costado en absoluto. Apenas tenía un ligero rubor en las mejillas y su respiración era tan tranquila como quien pasea por el campo, mientras que vosotros llegasteis notablemente fatigados hasta este pequeño campamento. La mujer parecía en perfectas condiciones de reemprender la marcha sin necesidad de descanso.

La intranquilidad de la noche resulta demasiado sospechosa, la aparición de aquella extraña criatura "visitando" al cortesano resulta de lo más inquietante, Luthor se acerca a donde estaba antes aquella criatura tratando de ver si había dejado algún rastro además de ese extraño olor dulzón. 

Después de ver la zona, se acerca a Dama Verith a la que trata de despertar con mucho cuidado de no alertar al resto, le mueve despacio el hombre mientras le hace un gesto de guardar silencio llevándose el índice a los labios. - Tenemos que hablar - susurra con un extraño tono de preocupación mientras le indica que se alejen para hablar, al menos lo necesario para que nadie más le oiga. - Esta noche, una extraña criatura ha visitado la tienda del pijo. Era un ser antinatural, poderoso... - dice evadiendo la mirada durante medio segundo mientras recuerda a aquel ser - Salió de la tienda en completo silencio, atravesando la tela como si fuera aire... me miró durante un segundo y luego se desvaneció - Esto se estaba complicando demasiado, ahora se arrepentía de haber traído a Lyra, quizás si que hubiera estado más segura en la ciudad, aunque no estuviera él para cuidar de ella... que pasaría con aquel extraño personaje. 

·La Magia de Teletransporte está al alcance de solo unos pocos, pero algunas criaturas sobrenaturales no nativas de la Realidad (este Plano) tienen la capacidad de desvanecerse total o parcialmente. Esto quiere decir que una criatura podría aparecer aquí, interactuar con este plano de existencia y volver a desaparecer. Por eso las huellas que encontraste eran parciales y pudo pasar a través de la tienda como si esta no existiera.

·Solo las criaturas más cercanas a los Dioses o los Elementales más poderosos poseen un Poder como el de esa criatura. Antiguamente existían unas criaturas llamadas Guardianes que incluso estaban por encima de tu Poder (Valor 5) pero estas se extinguieron durante la Segunda Guerra. Ahora, sin embargo, existen los Arcontes, criaturas increíblemente poderosas que se asemejan a los Guardianes. Que hayas podido leer y haya registro de ellos están el Arconte de las Tormentas, el Arconte de la Guerra, Arconte de la Justicia... todos tienes aspectos vagamente humanoides, aunque sus verdaderas formas están ocultas por sus propios poderes.

·Leíste algo sobre Planos Exteriores y Netherrealm (un Plano infernal) en los Códices de Máscara de las Sombras. Según ellos, existen una especie de deidades vinculadas a las facetas más oscuras de la humanidad, los Tres Eternos. Máscara de las Sombras tenía una extraña devoción por uno de ellos, El Corruptor, conocido por ser el más elegante y sibilino de los tres, y al que se podía reconocer, así como a sus seguidores, porque a pesar de ser demonios, siempre desprendían olores dulces y agradables para atraer a los mortales (los otros dos olían a metal, sangre, azufre o putrefacción) Además, eran los más elegantes de los Demonios.

·Todos los seres de otros Planos pueden ser atados a la Realidad mediante sofisticados Pactos que pueden realizar algunos hechiceros. Aunque la mayoría de los casos son servicios durante un cierto tiempo (te invoco, me enseñas algo chulo y te piras, o te invoco, acabas con mis enemigos-maldices el linaje de mis enemigos) se puede atar a una de estas criaturas al Plano Material durante un año y un día. Normalmente estos Pactos son alianzas que haces con la criatura, pero hechiceros poderosos, o aquelarres completos pueden forzarlos a sus servicio. Por norma general, estas criaturas harán lo posible por romper el Pacto o librarse de ellos cuando se los obliga, lo que también suele acabar con la vida del invocador. Antiguamente, algunos hechiceros consiguieron atar a lugares a criaturas sobrenaturales como Guardianes Permanentes, pero ese tipo de magia se perdió hace mucho.

La velada fue agradable. Parecía que, poco a poco, la tensión se iba diluyendo. Aunque el joven Luthor parecía alguien bastante callado, al igual que su hermana.

La noche fue tranquila, cosa que agradecía, y ya recogíamos cuando vimos acercarse a un desconocido. Y, aunque ofrecí una de mis mejores sonrisas, apoyé la mano, de forma despreocupada, sobre la espada. Todo en aquel lugar, aquella misión, aquel grupo... Era extraño; empezando por el hecho de que ninguno de los tres enviados "importantes" fuéramos expertos en magia o tecnología. Por eso estaba preparada.

-¡Por el plumaje de un chocobo! ¡Que susto me has dado, Alice! -dije con una sonrisa algo nerviosa-. Casi se me sale el corazón del pecho. ¿Qué haces aquí? Creí que te ibas a quedar en la posada. Hablamos de que éramos demasiados para una expedición así... ¿Por qué has venido?

-Mi deber es para con vos, mi señora- la respuesta de Alice siempre tan correcta y tan educada- Prometí a vuestro tío Arthur que no me separaría de mi dama, y que haría cuanto estuviera en mi mano para que volvierais sana y a salvo al hogar. No es que desconfíe de tan autorizadas figuras, que, seguro que serán maestros en sus correspondientes materias. Pero me sentiría más tranquila si al menos pudiera acompañaros desde un discreto segundo plano. Sabéis mejor que nadie que no pienso suponer lastre alguno, ni siquiera necesitáis renunciar a vuestros bienes por mi salud. – Es la primera vez que sientes esa nota de súplica en su voz- No me pidáis que vuelva ahora, excelencia; puesto que mi honor no me lo permiten y no sabéis cuanto lamento desobedecer vuestra voluntad.

Al despertarme pude leer la carta de misiva que me enviaron de la Athene Noctua y después se quemo la misma no dejando rastro de que hubo una en primer lugar.

No dudaba de la carta o del contenido de la misma pero si del porque me querían fuera de la misión en estos momentos.

No había razón para sacarme de la misma misión que esta realizando a menos que se tratase de una trampa.

Si era así,eso significaba que gente de las altas esferas de la Sociedad Secreta leyó la carta que le envié a R y quiere sacarme de la escena.

Había muchas cosas que no me cerraban,hacía meses que no hacíamos movimientos por el Legitimo Heredero,y ahora ¿sin planificación y con tan poca antelación me llamaban a que volviera?,¿porque?,¿porque retirarme ahora que estoy en plena misión?

Por lo que me cambie y observe toda la escena que ocurría en el exterior de mi tienda de campaña.

Escucho todo lo que se decía para solo sonreír e inmediatamente hice un silbido especial que era la señal para que las gemelas y los guerreros se acercaran.

Por lo que aún sonriendo dije:

-Tengo que hablar unos momentos con mi gente no será mucho tiempo,solo darles unas simples indicaciones.

Una vez que llegasen me iría unos momentos con ellos para hablar lo que tenía que decirles.

- Si no recuerdo mal de algo que he leído al respecto, esa criatura era un arconte de uno de los eternos oscuros... son criaturas ajenas a este plano, sumamente peligrosas, hace falta mucho poder para atarlas a este plano y hacerlo durante más allá de un año y un día necesita el esfuerzo combinado de muchos brujos... - Durante un momento se gira para comprobar que el resto siga durmiendo, al volverse a Dama Verith una mueca de profundo disgusto es lo que domina su rostro al recordar a su antiguo amo - Mascara de Sombras - Un leve gesto de ¿dolor? surca la mirada de Luthor al pronunciar tan odiado nombre - Sentía especial devoción por El Corruptor... y esta noche a Saber le ha visitado uno de sus arcontes - La preocupación era visible en el rostro de Luthor, no creía que Saber tuviera nada que ver con el lunático que en su día tuvo a su hermana y a él como esclavos, pero estaba claro en su gesto que ese descubrimiento era desde luego algo preocupante en extremo. - No me fío de nada que provenga de esas criaturas, aunque se les consiga dominar durante un tiempo, acaban liberándose y las consecuencias suelen ser terribles - 

Al hacer Luthor la última guardia, estaba levantado en primer lugar, había conseguido hacer una pequeña lumbre aunque con una estructura algo torpe para cualquiera con avanzados conocimientos al respecto, se encontraba sentado sobre una roca que quedaba frente a la carpa de Saber. Estaba vestido y preparado, con el equipaje listo para partir cuando fuera mientras masticaba una tira de carne seca. 

Se encontraba mirando directamente a la carpa, casi sin parpadear, tenía profundas ojeras de haber dormido poco o mal, apenas se había refrescado la cara hace un rato, aunque el cansancio era visible en sus ojos. Cuando Saber salió de la carpa los ojos de Wayland estaban clavados fijamente en él, con su frialdad acostumbrada, pero algo era distinto, esta vez parecía estar esperando algo, no era la actitud desapasionada de otras veces, era una mirada de sospecha sin apartar la vista de él mientras masticaba lentamente la pieza de carne. Parecía que estuviera esperando algo, algo que quizás no ocurriera. 

Ante la llegada de Alice, el sombrío acompañante de Dama Verith se puso en guardia, aunque relajó la postura al ver quien era para volver a prestar toda su atención de la misma forma inescrutable hacía el extraño cortesano, era una mirada fría, dura e inquisitiva que ni siquiera se molestaba en ocultar o disimular. Desde luego era un gran cambio en la actitud habitual, fría y desapasionada del joven, aunque quizás no fuese un cambio para mejor. 

Nadie responde al silbido.

Y desde luego que jamás de ha dejado de lado al heredero, son movimientos pequeños (como poner carteles con su cara por toda partes) o rumores aquí y allá a favor de Irion y en contra del Consejo sin llamar demasiado la atención, pero desde la aparición del primero del Linaje Real, siempre se ha intentado enfocar a darle el poder que le corresponde a un humano. Otra cosa es que, ahora, hayan involucrado a Saber.

Verith estaba dormida cuando Luthor se dirigió hasta ella, despertándole con suavidad y realizando un gesto para que no hiciese ruido, mirándole la dama con curiosidad pero haciéndole caso, siempre tenía en cuenta lo que tenía que decirle, así que tras pasar el dorso de la mano por el rostro para desperezarse, le siguió hasta una zona tranquila donde charlar.

- ¿Una extraña criatura?... - estaba completamente atenta a él -... Vale, un ser antinatural, poderoso... ¿Magia?... Psíquica no es... Y dices que te miró, si es así puede que sea porque te considere algún tipo de amigo o quizás un digno adversario... ¿No?... - le preguntó a su humano con duda, sintiendo incomodidad de pensar qué tipo de ser podría ser ese que durante la noche visitaba a Saber, y más no gustándole el cortesano en absoluto - Esto no me gusta nada...

La Dama escuchaba la siguiente parte de las informaciones, no pudiendo evitar hacer más preguntas al respecto -...Arcontes, seres peligrosos atados a este plano... Eso quiere decir que, o bien Saber es un brujo que ata a dicha criatura y le sirve, o bien, a alguien le interesa mucho Saber por algún tipo de propósito y le manda el recadero para presionarle... - la pelirroja calla cuando Luthor menciona a su antiguo amo y le toma las manos en actitud dulce, acercándose a él lo suficiente como para afirmar una gran verdad -... Él no va a volver a por ti, Luthor, y mucho menos a por Lyra... Yo no lo permitiré... Sois libres dentro de lo que se puede.... - y es que a efectos sociales le pertenecían a ella, eran su propiedad, pero jamás había ejercido su derecho para instigarles.

No sería la primera vez que Verith daba una "orden" a Luthor y él por rebeldía la desoía, no habiendo represalias ni enfados de por medio, acostumbrándose el joven a entender que a veces ella era muy tajante en su forma de decir las cosas pero nunca acababa imponiéndoles su criterio y mucho menos una sanción. Les quería, y era algo sencillo de intuir -... Voy a leer a Saber mediante mi poder, tenía pensado hacerlo pero esta noche he acabado agotada y me he dormido pronto, intentaré extraer todo el conocimiento que pueda y lo comentaré contigo... Intentemos que Lyra no se acerque mucho a él, no me gusta nada ese tipo... Y tú Luthor, ten cuidado..., prométeme que lo tendrás.... - le acarició el rostro con suavidad, respetando la mascarilla que llevaba puesta, suspirando quedamente -...Gracias por confiar en mí... Me gusta que lo hagas... - le dio un suave beso en la mejilla, o donde ésta debiera estar, antes de buscar con la mirada a los demás, se estaban despertando y debían estar con el resto -... Vamos...

Verith no estaba acostada donde por la noche se recostó y los presentes la verían salir de entre unos matorrales, posiblemente se hubiera levantado un tiempo antes y hubiera ido a descargar su vejiga, y es que a pesar de ser Perfecta, habían necesidades fisiológicas imposibles de eludir. Lo siguiente que hizo la Dama fue despertar con cariño a Lyra, y desayunar juntas, mientras que Luthor permanecía siempre al lado de ambas, vigilante ante la hoguera, con un gesto en su rostro que denotaba una completa frialdad. La dama no dijo nada al respecto.

Un viajero se acercó hasta donde estaban y tras descubrirse dejó a la vista el bello rostro de Alice, provocando una sonrisa en Verith, le gustaba la gente que demostraba tener recursos y agallas, aunque parecía que aquella presencia había llegado a sorprender a Iria, la cual mantuvo con su sirviente unas palabras que, para gusto de la Dama, eran innecesarias. ¿Qué problema había? Alice quería ir y se las había ingeniado, ahora le resultaba mucho más interesante, junto con su porte ya que no parecía estar cansada, a pesar de haber caminado supuestamente durante toda la noche.

- ¿Acostumbrada a dar largos paseos, Alice? ¿Necesitas que sigamos acampados un par de horas para recuperarte o podrías seguir el camino? - intuía la respuesta, pero al menos mostraba amabilidad en preocuparse.

Un silbido rompió el silencio y Verith giró su rostro haca el origen del mismo, Saber. ¡Cómo no! Tratando a la gente a su servicio como si fueran perros, ella como Perfecta era mucho más educada con sus humanos, acercándose a ellos cuando les requería, y es que nadie se moría por mover el trasero en una u otra dirección.

- ¡Oh Saber, no te preocupes y habla con tu gente! No hay prisas, si pudimos esperar por tus maletas, también podemos dormirnos mientras charlas con el equipo logístico que te acompaña... ¡Sin problemas!... - y dicho esto la mujer se situó cerca de sus cosas y comenzó a recogerlas, no mandando a sus subordinados hacerlo, mientras mantenía los ojos cerrados y suspiraba, quizás intentando relajarse. Sus humanos la conocían bastante bien como para intuir hasta lo que pensaba.