Partida Rol por web

Ha pasado lo que tenía que pasar. ¿Qué me creía? La conversación con Tótem me ha llevado a imaginar un mundo en el que yo podría marcar la diferencia, supongo. Pero la realidad nos arrolla como lo hacen los locos esos, hasta dejarme tirado en las escaleras, cabeza abajo, agarrado como puedo a la base de la barandilla.

Espero que alguien haya cogido la matricula de ese camión...

Ningún camión, inútil marinero de agua dulce, te ha arrollado una turba que yo habría evitado en un parpadeo. Si me hicieras caso alguna vez...

Noto una fuerza que tira de mi brazo. Aún conmocionado, desorientado por la extraña posición en que he terminado, veo que es Tótem quien está tratando de ayudarme. Parece que ha salido bastante mejor parada que yo de todo esto. Claro, ella es una súper heroína y yo un puto pringado con una maldición.

Eh, un súper pringado que nunca soñó con que una tía buena como esta se molestara en tocarle siquiera, y ya sabes gracias a quién...

La voz de Shazael me produce tanto dolor de cabeza como mareo la caída en sí. Y lo peor es que no se cansará de recordarme este episodio. Me incorporo con ayuda de Tótem rememorando también los gritos que hemos oído, y escucho frotándome la frente lo que ella propone.

Bueno, sí, claro, puedo ir a buscarla a ver lo que pasa. Pero dime a donde vas a dirigirte a buscar la fuente de esa voz, así puedo ir a buscarte -La miro, desconcertado por si se puede malinterpretar la frase- Con ella, quiero decir, llevarla a buscarte, reunirnos. Por si necesitas ayuda, y eso...

Cierra la boca. Ya.

Termino de incorporarme y echo a correr escaleras abajo, no sin detenerme un instante en el descansillo para girarme y hablar sin pensar.

Esto... Ten cuidado ¿Vale?

¿En serio? ¿Le has dicho eso? NECESITAS dejarme salir, marinero...

Sigo corriendo escaleras abajo, reconociendo que, en esta ocasión, Shazael lleva algo de razón.

Pensaba que Dominic se encontraría bien, pero al responderme aún parecía algo aturdido. Sin embargo decidí confiar en su palabra, si decía que podía hacerlo, no tenía motivos para dudar de ello.

-Si, claro. – Le respondí acerca de informarle de dónde me encontraría. – Parece venir de esta misma planta, así que buscaré por aquí… Si no encuentro nada miraré en el cuarto, ¿Vale?

Comenzó entonces a bajar, mientras yo me aseguraba de que el inhalador seguía en mi chaqueta ante de empezar a subir, pero en el primer descansillo se detuvo.

-Lo  tendré… - le respondí  sorprendida, antes de que comenzara a bajar - ¡Pero asegúrate de aplicarte el cuento! – le grité mientras comenzaba a resubir las escaleras para volver a la tercera planta.

La miro a los ojos, intentando adivinar si miente, y fijándome en lo que tiene detrás de ella, por si acaso puedo sacarla del hospital.

Totem finalmente subió al tercer piso y recorrió los pasillos hasta que llegó a la escena donde se encontraban Tornado y la desconocida con el uniforme amarillo.

Alrededor de ellos habían varias personas algo aturdidas, incluyendo algunos vigilantes de seguridad en el mismo estado. Un grupo de médicos y enfermeros se había aproximado a estas personas y trataba de ayudarlas.

Los pacientes y familiares de las habitaciones cercanas parecían confusos y algunos se estaban intentando marchar, mientras el personal del hospital les decía que no había ningún fuego.

La mujer pareció que perdía un poco la calma por la inactividad de Tornado. Finalmente pareció tomar una decisión y dándole la espalda echó a correr por el pasillo, en la misma dirección por la que acababa de llegar Tótem, que en unos momentos iba a tenerla justo al lado.

Mientras corría echó un vistazo hacia atrás, asegurándose de que no pasaba nada raro.

Debido al nerviosismo instalado en todos los presentes era difícil saber si sus palabras habían sido sinceras o guardaban otro tipo de intenciones.

Parecía que la mujer desconocida iba a seguir su camino cuando un extraño sonido llegó hasta vosotros. Una intensa sombra se alargó bajo una de las puertas de una habitación cerrada y el efecto fue acompañado por una especie de ruido de succión.

Ella detuvo inmediatamente su carrera y su expresión pasó del nerviosismo al miedo, abriendo desmesuradamente los ojos y de alguna manera encogiéndose su corazón. Cambió su rumbo dirigiéndose ahora en dirección al origen de aquella sombra, que acababa de desaparecer pero no presagiaba nada bueno.

Al llegar a la puerta, ésta salió despedida en pedazos. Algo golpeó a la joven y la hizo retroceder hasta golpearse en la pared contraria, cuyos ladrillos cedieron ligeramente ante el violento impacto. Aquél campo de fuerza que distorsionaba su imagen le salvó la vida, pero no pudo impedir que cayera inconsciente en el suelo.

La criatura puso un pie en el pasillo y miró alrededor, oteando con sus ojos vacíos.

Inmediatamente el terror se adueñó de toda aquella gente que parecía pasar de un sobresalto a otro. Ahora sí estaban viendo un peligro real, una criatura oscura, con largas garras pensadas para matar, cuernos, alas y en definitiva, un aspecto que atemorizaría a cualquier humano corriente.

Sabíais lo que iba a pasar a continuación. Los civiles gritaron y echaron a correr. El caos se adueñaba de nuevo.

El demonio no hizo amago de dañar a nadie, simplemente se quedó en el pasillo un segundo para después fijar su atención en la mujer que acababa de abatir, aproximándose hacia ella. Alargó sus brazos y parecía dispuesto a agarrarla.

La seguridad del hospital trató de hacer su trabajo, queriendo acercarse a la gente apresada por el miedo para calmarla y que no supusieran un peligro para nadie.

Dominic bajó las escaleras hasta llegar donde Aiden y Carrie se encontraban. Carrie permanecía arrodillada con expresión de estar sufriendo. Delante suyo los civiles se agolpaban y empujaban el aire, insistiendo en sobrepasar aquella barrera invisible que estaba costando un gran esfuerzo mantener a Psiónica. Ella ya había optado por cerrar los ojos y simplemente mantenerla frente a los fuertes empujones.

- Tienes que despejar tu la zona, Dawn, porque ellos quieren bajar...

El susodicho, que se encontraba tras ella, no contaba con demasiadas opciones para actuar y estaba esperando.

Vuestros problemas no habían acabado todavía. De la planta de arriba volvió a escucharse un concierto de gritos y el sonido de personas corriendo casi más rápido que los alaridos que proferían. 

Supísteis que iban a llegar más personas fuera de sí. 

- ¡Si mantengo la barrera se aplastarán entre sí! ¿Los dejo pasar?

Os gritó la mujer, incorporándose y dando unos pasos para apoyarse en la pared.

Comenzaron a aparecer personas espantadas, y esta vez eran incluso más que antes.

La situación se estaba saliendo de madre y debía hacer algo, entonces pensé en como ayudar en cierta manera. Cogí una camilla y la usé a modo de pantalla, al menos le quitaría algo de peso a Psiónica, o eso esperaba, no sabía muy bien como funcionaban sus poderes.
En cuanto al chico nuevo estaba tentado a preguntarle por los demás, me preocupaban, pero aquello ahora mismo era secundario, había que ocuparse de aquella gente y de que la rubia no sufriera un derrame cerebral, y para aquello el nuevo nos venía de lujo.

-¡Ey!- Le dije lanzándole una mirada, pues no recordaba su nombre.- Capitán demonio, necesito que saques a esta gente de aquí antes de que se aplasten entre ellos. ¿Puedes teletrasportarlos fuera?

Lo de no usar los poderes hacía rato que carecía de importancia.

Desciendo las escaleras dándome cuenta de que aún estoy algo conmocionado por la avalancha que me ha pasado por encima. Debo recordar, para el futuro, que no soy ningún héroe, y por tanto que no debo tratar de actuar como tal.

Deja las heroicidades a tu capitán, marinero...

La idea de que Shazael se vea a sí mismo como un héroe casi me hace reír, si no fuera porque la situación es ya bastante tensa. Más aún cuando encuentro a Psiónica y Dawn justo ante otra marabunta de gente enloquecida, a la que la rubia trata de contener con una barrera invisible que le supone un evidente esfuerzo.

¿Oyes eso, grumete?

El demonio me avisa, como si él pudiera oír algo que yo no, lo cual es gracioso porque oye a través de mí. Ambos oímos más gritos y carreras, y pronto comienzan a aparecer más personas. La advertencia de Psiónica es evidentemente real, y muy a mi pesar se hace necesario tomar medidas que no me agradan, pero que debo aceptar como un mal necesario.

¿¿A todos?? -Respondo con una sorprendida pregunta a la suya, preguntándome a mi mismo y, sobre todo, al demonio, si eso es posible- Puedo transportar lo que puedo tocar, podría llevar cuatro o cinco personas en cada "salto", pero para llevarlos a todos tardaría bastante, son muchos y siguen llegando más. Y la presión aumenta por momentos, la situación es demasiado insostenible. -Entra demasiado agua en este bote como para desaguar con una pequeña palangana...- Si Psiónica los libera habrá daños, alguien será arrollado, pero saldrán al exterior y se desperdigarán, creo que es mejor. Pero si lo hace nos arrollarán a nosotros, sobre todo a ella. Puedo sacaros de aquí y llevaros a la tercera planta. Creo que es donde está el foco de todo esto, Tótem iba hacia allí...

Me encontré con que en la tercera planta se encontraba Tornado, con otra mujer que parecía estar intentando huir de allí. No entendía que estaba sucediendo, y estaba dispuesta a detenerla cuando iba a pasar por mi lado, pero la mujer reculó al ver una sombra que salía bajo una puerta. Esta acabó estallando y la mujer saliendo despedida.

Entonces lo vi, yo y la gente que quedaba alrededor, que no dudó ni un segundo en huir del lugar. Todo estaba sucediendo muy rápido, y ni siquiera me había dado tiempo a hablar con Tornado y averiguar si este sabía algo de todo lo que sucedía. La criatura comenzó entonces a acercarse a la mujer de amarillo.

-¡Eh!, ¡Tú! – grité a aquella cosa, con el propósito de que dejara en paz a la mujer, que aún no sabía si era amiga o enemiga.

- ¡Tótem! ¡Sal de aquí!

Abro fuego contra la sombra, sin pensármelo dos veces.

- ¡Busca a Dawn, Psiónica y al Capitán Rojo! ¡Corre!

Disparo contra el bicho, en una ráfaga seguida, hasta vaciar el cargador, mientras pienso a toda prisa en como sacar esa sombra del hospital.

"Bajo techo estoy limitado. ¡Necesito espacio libre, joder!"

Tal y como era de esperar, Tornado no tardó nada en comenzar a disparar a la criatura, pero mientras tanto me gritaba para que saliera de allí y buscara ayuda.

¿Cómo voy a dejarle aquí solo? Además Dom ya ha dicho que vendrá cuando ayude a Psiónica.

Sin mediar palabra me agaché y arrimé a una de las paredes del pasillo, apartándome de la trayectoria de las balas de Tornado, por si estas no impactaban en aquella cosa. Aun así, mantuve mi mirada fija en la criatura para seguir cada uno de sus movimientos.

Nunca había visto nada así… ¿Será un espíritu maligno?

Psiónica estaba recibiendo demasiada presión. La mujer distaba mucho de ser una gran mentalista como otros héroes conocidos, de los que se contaba que eran capaces de paralizar recintos enteros usando su telepatía. Ella finalmente no tuvo más remedio que ceder al ver que mantener la barrera se volvía en estos momentos más peligroso que eliminarla.

- Les seguiré e intentaré que no salgan heridos...

Es lo único que pudo decir, sintiéndose derrotada, mientras se elevaba hasta quedar pegada al techo. Justo después echó a volar tras el primer grupo, que era el más alborotado.

El segundo grupo llegó hasta vosotros, atemorizados pero no descontrolados, no parecían suponer un peligro tan grande. - ¡Ha aparecido un demonio, este hospital está maldito! - comentó una mujer de mediana edad que llevaba un niño en brazos.

Mientras la gente bajaba un nuevo problema se sumó a los existentes: se escucharon ahora disparos, varios, que provenían también de un poco más arriba. Algunas de las personas miraron en dicha dirección, espantadas, y siguieron su huída, ahora más convencidas de que este edificio ya no era seguro.

El temor había sustituido a la razón en las mentes de toda aquella gente y muchos de ellos salieron de sus habitaciones dispuestas a marcharse. Vosotros, asistíais a la escena sin saber qué hacer, ¡vuestros grandes poderes no parecían aportar en esta situación!

La mera presencia de aquél engendro trajo el pavor a todos aquellos que pudieran verlo. El pasillo comenzaba a despejarse, con gente corriendo en ambas direcciones tratando de alejarse. Sólo vosotros dos quedábais allí. No sabíais nada del resto de compañeros, pero tardaban en venir y aquello parecía indicar que estaban ocupados.

Tornado abrió fuego sobre la criatura. Los disparos resonaron, causando un gran estruendo pero sin conseguir nada realmente efectivo: las balas lo habían atravesado, arrancando unas leves volutas de materia oscura.

Aquél ser ignoró por completo la presencia de Tótem y echó a correr en dirección a Tornado, abriendo bien sus dedos, preparando sus garras para impactarle. Las alas se abrieron pero allí dentro no le servían de nada. Se abalalanzó tratando de despedazar al héroe, pero éste maniobró a tiempo para evitar la mayor parte del golpe. La criatura sajó su camisa y arañó su carne, causándole una leve herida. Tornado había conseguido desviar la atención de aquél demonio, pero ahora tendría que lidiar contra él.

- Oh, genial.

Hurto el cuerpo, pero en lugar de evitar el ataque, me llevo un arañazo. Podría haber sido peor. Parece que el tipo está tan incomodo como yo, lo cual es un plus para Tótem y una mal señal para mí.

"Tengo que alejarlo de los indefensos moribundos"

- ¡Aquí, monstruo! ¡Vamos!

Disparo a una puerta, destrozándola y cogiendo los trozos en una brutal ráfaga huracanada, intento golpearle.

"Espero poder hacerle daño. Porque si no, menuda putada. Y pobre puerta"

Confiaba en que Psiónica sabría apañárselas a pesar de estar tan agotada, por la que la alejé de mis pensamientos centrándome en el peligro inminente. Que una mujer hablara de un demonio solo hizo que mirara al nuevo alzando una ceja. Esperaba que no se refiriese a él. Aunque si no se refería a él probablemente Tornie y la chica india estarían enfrentándolo en solitario.

-Tenemos que subir a ayudar.- Le dije decidido.

Oigo la decisión de Psiónica con gesto de preocupación. No me gusta, no me gusta nada la idea. Parece que es la forma habitual de funcionar de esta gente, pero esta estrategia habitual de separarse e ir cada uno por su cuenta no va mucho conmigo.

¿Que la rubia no viene? Joder, marinero, no hay manera de mantener a una dama a tu lado...

Lanzo un bufido de desaprobación mientras Dawn deja claro lo que tenemos que hacer. Dejar a Psiónica aquí, ocupándose de esta marabunta, no es de mi agrado, pero si las cosas están descontroladas por lo que sucede arriba, allí podremos ayudarla mejor. Además, Tótem iba hacia allí, y no se donde anda ese tal Tornado.

Sí, tenemos que ir.

Cédeme el timón, grumete...

...Naveguemos al estilo del Capitán Rojo.

Pero compórtate, Shazael, no hagas que me arrepienta.

La explosión de azufre deja paso al verdadero héroe, a mí, al capitán de esta nave. ¡¡LIBRE, POR FIN!! Y con una misión que cumplir. Tranquilízate, Dom, no me voy a ir a ninguna taberna de momento, ni a visitar los burdeles de la zona. Te prometí que te conseguiría a esa maciza, y Shazael cumple las promesas a su tripulación, aunque no te lo creas, jajaja.

¡¡Pero...!!

Me abalanzo hacia el presunto jefe de este grupo desorganizado, poniendo las manos en el suelo para comenzar a dar un par de volteretas en el aire y terminar saltando sobre él, poniendo mis manos sobre sus hombros, haciendo el pino sobre su espalda con las piernas abiertas y mi cola agitándose como una serpiente frenética.

¡¡A bordo, marinero, siguiente escala en la tercera planta!! -Grito con mi amplia sonrisa divertida- ¡¡Rubia, luego vuelvo a por ti, ahora tengo que ocuparme de la morenaza de Dom!! ¡¡Nadie le roba la chica a mi segundo de a bordo!!

¿Segundo...?

Un nuevo salto y nos teletransporto, un paso por el infierno en un simple parpadeo para doblar el espacio y dejar claro que la distancia más corta entre dos puntos no es la línea recta.

Mis intentos por llamar la atención de aquel ser no habían dado resultado y terminó acercándose a Tornado ante los disparos de este. Consiguió alcanzar a mi compañero, pero al menos no le hirió de gravedad, de momento.

Tengo que hacer algo...

Ya me había puesto en pie al presenciar la escena, y me acercaba tratando de no llamar la atención de la criatura, haciendo que el arco espiritual fuera apareciendo en mi mano izquierda. Me coloqué en posición de ataque y al tensar la cuerda la flecha apareció.

Vi cómo Tornado preparaba un ataque y decidí soltar la cuerda, esperando que mi intervención le ayudara a prepararse.