Partida Rol por web

Ars Diavoli Et Literari

Otro cadaver al desayuno...

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10/02/2010, 19:43
Manuel Comino

Don Ambrosio os acompaña hacia donde se encuentra el muchacho del que os ha hablado.

Como os ha descrito se trata de un muchacho de no más de veinte primaveras y de aspecto labriego.

Se encuentra sentado con la espalda apoyada sobre la pared lanzando piedrecitas sobre la pared opuesta. Cuando os ve aparecer se pone en pie de un salto y os recibe con las manos atrás.

Vos diréis.

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10/02/2010, 22:11
Emilio de Vizuete y Olmedo

- Tenemos acuerdo, señor Comino. Ponganos en marcha adonde nos sea de provecho y tanto vuestra merced como las nuestras saldremos con ganancia.- Emilio se acerca al joven, al que no mucho tiempo le saca en años, y le anima a echar andar- ¿Por donde habemos de ir? Tengo buen conocimiento de la ciudad y de los lugares que hollan aquellos que se esconden, más nunca lo hube de donde pudiere esconderse el diablo. Que varios de estos sitios existen, pero me da a mí como a vos que no son los que frecuenta. Pardiez que ya en pie el pacto que exigíais bien podríais aleccionarnos en parte sobre lo que nos guardáis.

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11/02/2010, 14:10
Ambrosio de Casares

No parece que le resultéis demasiado simpático al teniente... - comento sonriente, mientras me uno al caminar de los jovenzuelos - Ha dicho que olvidaría la orden que pesa sobre vos, pero sin duda vuestra facha ha hecho mella en él y difícilmente os permitirá seguir comentiendo..., ¿cómo dijo?, "pillerías".

 

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13/02/2010, 11:04
Rodrigo de Rivas

Sí, eso dijo, pillería. Delito leve y hasta comprensible en estos tiempos de incertidumbre y escasez, pero es un delito al fin y al cabo, y la redención tiene un precio...así que, decidnos mozo, ¿qué sabéis acerca de las muertes de la ciudad?

Espero que algo útil, o estaremos tan confusos como cuando vimos al demonio...

Notas de juego

Post cortito

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15/02/2010, 20:47
Manuel Comino

El muchacho asiente y rápidamente responde a la pregunta de Don Rodrigo.

Siendo, como soy, seguido por los corchetes de esta ciudad, alguna vez he salido más allá de sus límites escapando de alguna de esas pillerías de las que hablan vuestras mercedes. Y dase el caso que en una ocasión, descansando de una buena carrera para dejar atrás a la gura, vi algo que me llamó la atención. Se trataba de lo que a todas luces pudiera jurarse como el mismisimo diablo.

»Tras los oportunos pardieces por mi mala suerte tuve a bien el volver a mirar y vi como el que hubiera jurado ser el diablo quitabase el rostro y resultara ser hombre mortal. Acordome entonces de que la gente hablaba en los mentideros de que el mismisimo Luzbel estaba encargandose de matar con sus malas artes,  asi que seguí al impostor para revelar su identidad. El rastro me llevó a una antigua carbonería a las afueras de la ciudad donde el hombre se encontrara con otros dos más a su servicio. Localizado el escondite del supuesto Lucifer volví aquí en busca de alguien más capaz que yo en estos menesteres y fue entonces cuando oí hablar de vuestras mercedes.

»Sumando dos y dos se me ocurrió ofrecerles la información a cambio de la clemencia de la gura. Y heme aquí con mi cuento. Si vuestras mercedes disponen de caballos les guiaré presto hacia la carbonería y el camino no será largo. En caso contrario más vale que salgamos lo antes posible o la noche hará más temible al supuesto diablillo.

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16/02/2010, 00:04
Ambrosio de Casares

Escucho con el rostro grave el relato del zagal, evitando en esta ocasión mis habituales chanzas.

Así que después de todo es hombre quién está detrás de todo esto... - comento, cuando el jovenzuelo ha terminado - Me parece aún más tremendo su crimen, por Dios que debemos detener a quién haya sido...

¿Qué decís, Fray Juan? - pregunto, echando la pelota en el tejado del cura, que para eso representa a Nuestro Señor - Pienso que debemos ir, y pronto, no sea que decidan darnos esquinazo cambiando su guarida...

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16/02/2010, 10:07
Rodrigo de Rivas

¡Oh! ¡Bienhallado seáis Manuel! Esta información bien vale vuestro indulto, y también os da ventaja para cuando veáis a San Pedro.

Mi faz muestra alegría y mi mente está más tranquila al confirmarnos que es hombre y no demonio contra quien luchamos. Ahora sólo resta atraparle y aplicarle justicia divina.

Secundo la opinión del sabio Ambrosio, debemos partir cuanto antes.

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17/02/2010, 00:18
Emilio de Vizuete y Olmedo

Aunque no lejos de sumarse al común entusiasmo que suscita el saber que uno se las ve con lo terreno y no con aquello que escapa a lo divino, Emilio continúa charlando con el zagal:

- No estaría de más pues que apretásemos el paso, pues una comitiva a pie es más fácil de ocultar que una a caballo, y no es menester ahuyentar a este farsante que se finge diablo sin darle ocasión a poner las manos en la masa. Por un casual, en el momento de verle descubrir su faz, ¿no habríais de reconocer al hombre bajo el disfraz?

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17/02/2010, 10:22
Manuel Comino

Le vi la cara pero no la resolví conocida. De todos modos, tengan por seguro vuestras mercedes que si le volviera a ver sabría quien es —dice muy convencido el muchacho.

Vamos —concluye antes de ponerse a caminar.

El muchacho hacia la salida sur de la ciudad, saliendo de ella por las puertas que dan al puente romano. Recorréis bajo un encapotado cielo de malos presagios varios kilómetros que os alejan del núcleo urbano en dirección a la antigua carbonería.

Bien avanzada la tarde el muchacho os hace parar y os señala el lugar. Se trata de un edificio en un estado lamentable de abandono, pero que aún así conserva intacta buena parta de la sólida estructura.

El silencio es absoluto y no parece que haya nadie en los alrededores.

Henos aquí. Miren aquí, todavía hay pisadas frescas —dice señalando al suelo.

Un rastro de pisadas de hombre y caballo se distingue perfectamente en el suelo en ambas direcciones (hacia y desde la carbonería)

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17/02/2010, 11:41
Emilio de Vizuete y Olmedo

Emilio se agacha para ver más de cerca las huellas como si de un entendido en la materia se tratara. Bien puede tratarse de las pisadas de un jamelgo y también de las botas de algún hombre. Volviéndose a erguir intenta seguir con la mirada el recorrido de ambas, intentando hacerse una idea del recorrido que pudieron seguir. No siendo hombre muy de campo agradece el suelo húmedo que las lluvias del día anterior les han proporcionado.

- Sería bueno ver donde escondió su montura nuestra diablo para poder esperarle, pero si hemos de aguardarle a escondidas aquí ya hemos cometido nuestro primer error.- Emilio mira el lugar que sus propios pies están hollando, levantándolos alternadamente para comprobar las marcas de sus botas en el suelo.- Tal vez no se fije pero no parece lugar este muy frecuentado como para que lo concurran tantas pisadas. Tal vez habríamos de seguir la dirección que tomara una vez a caballo y rastrearle hasta su morada, compañeros. O eso, o empezar a buscarnos la vida para disimular nuestra presencia, si es que pensamos que volverá esta noche a hacer más de las suyas.

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17/02/2010, 13:55
Ambrosio de Casares

Mejor me desenvuelvo entre suelos empedrados y antros de mala muerte que en estos paisajes bucólicos... - respondo a Emilio, con desesperanza en la voz - huellas sí ven mis ojos, pero nada podría colegir de ellas, y mucho menos su destino. No veo otra solución que la espera paciente, y como bien decís ha de hacerse con el debido sigilo, no olvidemos a qué sanguinaria criatura nos enfrentamos, pues es bestia por más que tenga apariencia de hombre quién ha hecho lo que él...

Miro a mi alrededor concentradamente, buscando la mejor opción para ocultarnos y poder atrapar a nuestra presa si se presenta. Estudio también posibles vías de escape, no vaya a ser que al final el zagal nos haya conducido a una ratonera.

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17/02/2010, 16:44
Alvaro del Monzón y Rodriguez

- Pues yo abogaría por echarle un vistazo al interior de la finca. Quizás allí nuestro enemigo haya dejado alguna pista sobre su identidad o procedencia, de forma que podamos atajar el asunto sin esperar a la noche... ¿Alguien se anima a acompañarme o preferís esperar aquí por si sucede algo? Lo que no puede ser, de ninguna forma, es que entremos todos en el local. Creo yo que si algo malo pasa, y Dios no lo quiera, alguno debería alertar a la guardia de lo que este muchacho nos ha contado.

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17/02/2010, 19:35
Manuel Comino

Dice bien vuestra merced —contesta dirigiéndose a Don Álvaro—. Si les complace yo les esperaré aquí fuera mientras arreglan lo que tengan a bien ahí dentro. Soy más pequeño que vuestras mercedes y puedo esconderme entre la maleza. Si algo alertara la calma les avisaré con premura.

Muy pronto comenzará a caer la noche y el cielo sigue amenazando tormenta, incluso a avisado ya un par de veces con alguna gota pero por ahora se contiene.

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17/02/2010, 22:56
Alvaro del Monzón y Rodriguez

- Eh... Claro... ¿Podrían mis compadres acercarse para discutir como nos aproximamos al lugar?

Me alejo unos pasos del zagal e intentando que no se me oiga comento a mis compañeros en un susurro:

- Llamadme desconfiado si queréis pero no pienso dejar mi espalda a merced del chiquillo. Demasiada fortuna del cielo nos llega con que nos conduzca al cubil del malhechor como para que ahora me fíe de su prestación de vigilancia. ¿Y si fuera realmente una trampa? Propongo que alguno de ustedes permanezca aquí fuera con él por lo que pudiera pasar... avisarnos si algo sale mal o vengarnos si la mala fatalidad se cebase con los que entremos.

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17/02/2010, 23:21
Rodrigo de Rivas

También yo miro al zagal, pero con una sonrisa cortés y mirada curiosa a las pisadas. Una vez me giro a lso compañeros cambio el rostro.

Yo también he reparado en la idea del joven, quizá sea prudencia o cobardía, pero también puede ser malicia; coincido con vuesamerced en que no debemos dejarle solo, ni aún emparejado me parece buena idea. Tal vez primero deberíamos echarle un ojo a la finca para ver su tamaño y a los indígenas, no vaya a ser que aparenten trato hostil...

Me ajusto el sombrero y saco la pistola, dispongo la pólvora y el plomo dejándola lista para el disparo, por si hay problemas inesperados.

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18/02/2010, 00:55
Emilio de Vizuete y Olmedo

- Ciertamente el labriego no ha de ganar mucho vendiéndonos al diablo. Demasiada fama habríamos de haber cosechado en poco tiempo para llamar tanto la atención. Además, el aquí presente don Rodrigo es personalidad, y de pasarle algo su tocayo sabría bien a quién mandar buscar a sus corchetes. Y hasta donde yo recuerdo, menor es el castigo de pillería que el de acabar con hombre noble. O santo.- concluye refiriéndose al padre Juan de la Rosa.- Más si sus mercedes se encuentran más tranquilas con ello, me presto a quedarme vigilando tanto a él como los alrededores.

- Aún dispondré de mejor vista que vuestras mercedes por unos cuantos años, y la noche ya cae oscura.- dice Emilio abiertamente a sus amigos, sin molestarse en bajar apenas la voz.- y por añadidura siendo más diestras vuestras mercedes que mi persona en cuanto a lances de acero se refiere, quedaré haciendo compañía a Manuel. Menor menester será que cojan desprevenido a un solo par de ojos; seremos más avisados si ambos nos mantenemos alerta.

- Bueno sería no tener que recurrir a estas acciones. Ándense con tiento y presteza vuestras mercedes, y dense voz de alarma si han necesidad de otra blanca.- Emilio habla muy resuelto, pero no gustoso. Aún le calienta la sien el arañazo de la pasada noche y preferiría tener cerca conocidos que al labriego de dudosa lealtad.

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18/02/2010, 03:08
Ambrosio de Casares
Sólo para el director

Notas de juego

Entiendo que hay prisa, pero antes de hacer o decir nada ¿Fray Juan sigue con nosotros?, ¿Pone buena cara a todo lo que se ha propuesto?

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18/02/2010, 19:57
Director

Notas de juego

Prisa ninguna. Una cosa es que le demos ritmo a esto y otra es que tenga prisa por acabar la aventura... para nada.

Efectivamente Fray Juan sigue con vosotros y no puedes deducir de su expresión otra cosa distinta a lo que puedes deducir de la expresión del resto.

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19/02/2010, 02:46
Ambrosio de Casares

Véngase por aquí entonces, Fray Juan - digo asintiendo a las palabras de Emilio y señalando al padre el camino hacia la finca - Buscaremos un lugar donde no corra peligro en el probable caso de que los aceros tengan que salir a relucir - añado, echando una furtiva mirada a la pistola de Don Rodrigo.

Ah, sí, otra cosa...-comento a Don Emilio, a modo de despedida - no debe vuestra merced correr riesgos. Ningún riesgo - silabeo significativamente mientras miro al del Comino con fijeza - Si ve cualquier cosa fuera de lo normal, a lo rápido y fácil, sin dudarlo. Estaremos cerca...

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19/02/2010, 12:47
Director

El muchacho asiente complaciente mientras hace una señal a don Emilio para que le siga hacia un grupo de matojos próximo a la puerta de entrada a la carbonería. El resto del grupo comprueba que el escondrijo propuesto por el zagal reúne buenas condiciones y se disponen a entrar.

Notas de juego

Entiendo que Emilio, Manuel y el fraile se quedan fuera escondidos y el resto entráis a la carbonería. Si he entendido mal volvemos atrás sin problema.