Partida Rol por web

- ¡Espera! - Exclama Urbick atrás tuyo - ¡Thorin! 

Sin embargo no logras escuchar nada mas a medida que te internas en la niebla. Al parecer no solo impide la visibilidad, sino que también bloquea la audición... ¿Como es que escuchas las voces entonces? Quizás son llevadas a través de la niebla si es que ellas son las causantes. 

El bosque parece estar totalmente muerto en este punto, te encontrabas perdido en la niebla, guiándote por tu sentido del oído, de tanto en tanto tenías que parar para no embestir un árbol que aparecía en frente de ti para cortarte el paso. Afortunadamente, o de forma desafortunada, las hadas te guiaban con su voz infantil, sus risas y burlas hacía ti que te atrevías a seguirlas. 

- ¡Un estúpido humano! - Exclama una de las hadas. 

- ¡Fuera de nuestro bosque! - Exclama otra. 

- ¡Por aquí, por aquí!

Poco a poco, comienzas a darte cuenta de que te habías alejado bastante de la batalla y que con un giro sobre tus pies, no recordabas exactamente como regresar. ¿Habías andado en línea recta? Definitivamente no, esquivando árboles habías cambiado tu trayectoria varias veces. Cuando comienzas a preocuparte de verdad ves tres luces a la distancia, como fuegos fatuos. 

El bosque se había convertido en un laberinto de niebla, y Daniel no sabía si quiera por dónde avanzaba. Ahora no parecía tan buena idea haberse separado del resto. La misión le recomendaba confiar en sus compañeros, y eso podría referirse a que no se separase de ellos, o a que confiase en que pudieran lidiar con el monstruo mientras él intentaba espantar a las hadas. 

-¡No me iré hasta que no dejéis de atacarnos!-  Exclamó Daniel hacia las voces.

Los sonidos de la pelea habían desaparecido, pero el podía escuchar a las hadas con bastante claridad, siendo prueba de que ahí pasaba algo raro. No podía orientarse, y si intentaba volver seguramente acabaría perdido irremediablemente. De pronto, vio tres luces en la lejanía, entre los árboles. Debían de corresponderse con las voces de las hadas que había escuchado. Si eran criaturas mágicas poderosas, no tenía nada que hacer contra ellas, pero si realmente no habían salido a pelear, es que tampoco debían ser muy poderosas físicamente.

Era la única carta que tenía en ese momento para ayudar a sus compañeros y evitar que todos murieran, así que caminó más deprisa, tropezándose con las raíces de los árboles y esquivando troncos de árboles. Era realmente complicado moverse por allí sin acabar comiéndose el suelo.

-¡Eliminad esta niebla! ¡Mostraos!- Gritó hacia las luces, ya estaba más cerca. ¿Qué le depararía el destino?

Haciendo uso de tu resolución férrea, pese a que lo mas fácil (por complicado que fuese) era tratar de regresar, avanzas hacia las luces. El camino al inicio estaba lleno de raíces y algunos árboles, pero poco a poco, te das cuenta que comienzas a tocar roca desnuda con tus pies, no se sentía el pasto bajo tu calzado... ¿quizás te estabas acercando a aquel cañón en donde originalmente se creía que podía haber estado la criatura. Sin embargo te das cuenta de que pisas algo resbaloso y te detienes... la niebla a tu alrededor se disipa lentamente, revelando un espectáculo macabro. 

A tus pies yace el cuerpo del cazador desaparecido. Enredaderas grises lo mantienen firmemente atrapado, sus entrañas esparramadas por delante, debido a que las enredaderas lo abrieron desde el culo hacia adentro, siendo coronado por una macabra visión, las plantas salen de su boca y de sus ojos también, terminando esa enredadera tan marchita en un hermoso brote... una flor carmesí que irradia una tenue luz escarlata. Tu nariz no tarda en captar el olor a tripas, sangre y orina. 

- ¡No pueden evitarlo! - Exclama una poderosa luz, un fuego verdusco que flota a pocos metros de ti - ¡No pueden evitar transgredir todo lo que es natural y llevarlo a su ruina! 

- ¡Fuera de nuestro bosque sucio perro! - Otra luz poderosa flota al costado de la otra. Su color es anaranjada. 

- ¡Jugar, jugar! - Exclama una luz final. Su color es morada. 

Las tres luces flotan a unos dos metros de ti y no se mueven, es como alimentasen sus llamas, pues eran mucho mas intensas que cuando las seguiste hasta aquí, al centro de dichas llamas puedes ver pequeñas figuras. Sin embargo antes de que pudieras hacer algo en una fracción de segundo dos enredaderas salen del suelo y amarran tus pies con mucha fuerza, acto seguidos dos mas amarraron tus brazos de la misma forma, provocando que caigas de rodillas al suelo. 

- Para salir de aquí...

- ¡Largo de nuestro bosque! 

- Tendrás que jugar con nosotras! 

- Debes elegir a una de las tres y se te dirán las condiciones. 

- Si mientes, morirás, y si no quieres jugar, morirás. 

Al principio, Daniel pensó que al disiparse la niebla, podía avanzar con más facilidad, lo que no esperaba era el espectáculo grotesco que se revelaría ante él. Al principio había imaginado que el cazador que faltaba era un traidor (si, había visto demasiados anime, siempre pensaba en traidores) y que había trabajado con las hadas para guiarlos hasta allí, pero realmente ellas lo habían capturado antes y habían acabado con él. Tuvo que reunir toda su fuerza de voluntad para no vomitar ahí mismo, y centró su mirada en la flor, algo más agradable de ver, aunque fuera producto de algo horrible.

Los ojos del joven se desviaron hacia las luces, extrañado. No era como se había imaginado a las hadas, pues pensaba que tendrían una forma más humanoide, en lugar de luces extrañas. En su interior podía distinguir pequeñas figuras, pero aún así...Iba a responderle algo a las hadas, pero de pronto sintió como unas enredaderas inmovilizaban sus pies, con firmeza, para acto seguido hacer lo mismo con sus brazos, y obligarle a arrodillarse al tirar hacia el suelo de ellos.

-¡Soltadme! ¡Decidle a ese monstruo que desaparezca!- Protestó, aunque estaba claro que ahí no era el quien daba las órdenes.

Se negó a soltar la espada, que sostenía inútilmente en su mano derecha, totalmente inmovilizada. ¿Querían jugar a un juego? Sabía que eso no acabaría bien, pues si daba un paso en falso, acabaría como el pobre cazador. No sabía cuanto tiempo había pasado, pero se imaginaba que la batalla aún continuaría. Tenía que salir de ahí cuanto antes para volver a ayudarles, costase lo que costase.

-Ehmmm...está bien- Se lo pensó un par de segundos. No sabía cual era la respuesta correcta, le gustaban los colores morados y verdes, así que elegiría una de esas dos -Está bien...jugaré con la verde. ¿De qué trata el juego? ¿No podéis soltarme?- Pidió, aunque sabía que no le harían caso.

Los fuegos del centro y de la derecha comienzan a arder poco a poco hasta desvanecerse, quedando solo con el fuego verdusco, en aquel circulo despejado, mientras la niebla consume todo lo demás. Frente a ti el fuego se posiciona y se te liberan las manos, pero no las piernas. Sabes que hay algo dentro de ese fuego, pero no puedes distinguir rasgos, simplemente una pequeña figura que flota en ese lugar. Entonces frente a ti aparece una imagen. 

Como si se abriera un portal, una ventana, algo onírico te es enseñado. Frente a ti vez mucha gente vestida de negro rodeando una roca tallada como un cuadrado. Sobre la roca descansa alguien muerto, apaciblemente reposando sobre aquella roca, con una corona de plata en sus manos. 

- Un evento reunió a todo el reino - Exclama la voz del hada verde, soltando una carcajada infantil - El rey había muerto. Tres niños llevaron sus ofrendas. 

Frente a ti la imagen se desvanece y aparecen tres niños sin rostro portando ramos con flores. 

- El primero ofreció un hermoso ramo de rosas azules. El segundo ofreció un hermoso ramo de rosas rojas. El tercero ofreció un hermoso ramo de rosas amarillas. Uno fue muerto en el acto, el otro fue expulsado y el otro fue coronado como el nuevo rey. Dime ¿Quien fue quien según las rosas que ha llevado? 

Las otras dos luces desaparecieron, quedando únicamente la luz de color verde flotando delante suya. Que le liberasen las manos fue un gesto de alivio, y Daniel movió los brazos un poco, como si añorase lo que era poder moverlos libremente. Sorprendido, miró hacia la especie de ventana que se había abierto enfrente de él, era como ver la televisión en su mundo. 

-Pero qué...- Dijo, después de escuchar la explicación y la pregunta de la hada. 

¿Cómo iba a adivinar que niño había sufrido cada destino sólo por los ramos de flores? Tal vez los colores tuvieran algo que ver, así que...Podría pensar algo con ello. Daniel estuvo unos segundos pensando en la respuesta, que parecía ser muy rebuscada, hasta que finalmente sonrió triunfal, y miró hacia la hada de color verde.

-¡Ya lo tengo!- Dijo, y se aclaró la garganta, para darle más interés -El de las flores azules murió, el de las flores rojas fue expulsado, y el de las flores amarillas fue elegido rey- Dijo finalmente, y después pasó a explicar su intrincado razonamiento -El rey tenía varias amantes además de su mujer, y el de las flores azules era el legítimo heredero. Sin embargo, los de las flores amarillas y rojas se aliaron para eliminarlo. Pero el de las flores amarillas quería gobernar solo, así que traicionó también al de las flores rojas, aunque como eran amigos, no lo mató y solo lo desterró. Entonces el de las flores rojas se fue bien contento a vivir su vida a otra parte sabiendo que se había salvado, y el de las amarillas se convirtió en el nuevo rey. 

Se crea un molesto silencio. Pero al cabo de unos segundos el hada parece arder intensamente. 

- Una respuesta interesante - Exclama el hada sin indicar si estabas bien o mal - El razonamiento... 

- ¡Me toca! - Explota la llamarada morada al costado de la otra que se desvanece - ¿Estás preparado señor humano? 

Aquella luz parecía ser bastante "alegre" considerando que estaban en medio de una batalla, en donde gente estaba muriendo un poco mas atrás enfrentando una abominación. Te das cuenta de que el hada da un par de vueltas en el aire y a tus pies comenzaron a crecer tres plantas de manera espontánea. 

Una era una hierba que se enroscaba sobre si misma, parecía una cola de cerdo por decirlo de una manera con un color bastante corriente, un aspecto nada fuera de lo normal y sin olores apreciables. 

La segunda planta era una especie de arbusto de hojas con espinas, que floreció en breves segundos y de el salieron frutos verdes, que comenzaron a emitir un olor muy dulce, llamativo. 

Y finalmente de la tierra salio una especie de hongo parecido a un champiñon, pero partes de la cabeza del hongo estaban como podridas, una sustancia gelatinosa salia del y tenía un color enfermizo, olía a mierda. 

- El otro humano murió en esta prueba - Exclama el hada de manera juguetona - ¿Tu no morirás aquí cierto? ¿Cierto? ¡Aun quiero jugar mas! - Se aclara la garganta - Elige una planta y saborea sus efectos. 

A estas alturas, Daniel no sabía por qué estaba haciendo esas pruebas. Si, era para salvar su vida, pero esperaba conseguir algo más, como eliminar la niebla o hacer que las hadas dejasen de atacar los poblados. Parecía que había superado la primera prueba, o que por lo menos, no lo matarían tan pronto. Ahora era el turno de la llamarada morada, y todo indicaba que si superaba aquella, le tocaría a la llamarada naranja.

-Vamos, a ver que tienes para mi, señorita bombilla- Dijo, aunque no creyera que las hadas supieran lo que era una bombilla. Allí no debía existir la electricidad.

Le ponía un poco nervioso estar ahí perdiendo el tiempo mientras sus compañeros luchaban, y probablemente morían. Prestó atención a como las extrañas flores comenzaban a crecer. Las tres opciones eran bien diferenciadas: la dulce parecía la opción correcta, la que parecía la cola de un cerdo debía ser la intermedia, y el hongo de aspecto asqueroso, la más desfavorable. Si la otra hada tenía razón y ahí había muerto el cazador, seguro que no había elegido el hongo, porque nadie en su sano juicio lo probaría.

-¡No pienso perder contra vosotras! ¡Preparaos!- Dijo, y alargó la mano hacia el hongo, para sujetarlo.

Cuando lo vio de cerca, si que se lo pensó dos veces. Tenía una pinta horrible, olía a mierda...Seguro que sabía igual. Aunque puede que fuera un engaño, y que luego si supiera bien. Estuvo tentado a dejarlo y coger alguna de las otras dos, pero sacudió la cabeza, terco. Soltó la espada para taparse la nariz, y cerró los ojos, dándole un buen mordisco al asqueroso hongo, y rezando porque eso no le matase. No quería ser envenenado otra vez.

- ¡Come! ¡Come! ¡Come! - Exclama el hada dando vueltas por todos lados, animándote a comer hacia tu perdición. 

Ahora en cuanto tenías el hongo en la mano, su textura era esponjosa, y tenías que hacer una corrección, tu nariz te había engañado, no solo olía a mierda, sino que también a rata muerta. Una vez te lo acercas a la boca tapando tu nariz y cerrando los ojos sientes como la espesa baba toca tu boca. 

Has adquirido Resistencia a Estados Adversos D

La sustancia babosa inundo tu boca, era complicada de comer, era espesa y algo chiclosa, costaba tragarla, mientras que el hongo se deshace en tu boca como si fuera un algodón de azúcar. El sabor... al inicio era algo muy amargo, muy amargo... luego se torno ácido en tu boca y finalmente dejo una sensación a un dulce amargor en tu boca, como un chocolate con mucho cacao, amargo pero con un dejo dulce... sin embargo... Sientes como si tu mente viajara a muchos lugares, tu cuerpo por completo se paraliza por completo y espuma sale por tu boca. Sientes como si tu conciencia se apaga. 

Ah... estas muerto... ves los rostros de aquellas personas que has querido en tu vida. 

...

...

...

No. No lo estas, Poco a poco tu ojos comienzan a ver borroso, poco a poco logras ir recuperando tus sentidos, aunque tu cuerpo se siente débil te das cuenta que combate contra los efectos del hongo.

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- ¡jijijijiji! - Escuchas la risa de aquella hada girando por todos lados - ¡Deberías haber visto la expresión de tu cara! ¡UUuuggh! - Exclama, supones, imitando tu desgracia - ¿Tu quieres jugar? - Pregunta hacia el infinito. 

- ¡Largo de mi bosque! ¡Largo de mi bosque! 

- ¡Entonces la última prueba la haré yo también jijijiji! - Exclama el hada del fuego morado - Es una simple pregunta, ¿estas listo? ¡Listo o no me da igual! - Se aclara la garganta - ¿Que es importante para ti? ¿El amor o los deberes? ¿Serías capaz de cumplir un objetivo sin importar todo lo demás? 

Daniel procuró no saborear demasiado el champiñón asqueroso, pero era irremediable que lo degustase, pues no podía comérselo de un solo bocado. Para su desgracia, el aspecto no engañaba, y sabor al principio resultó ser bastante amargo, aunque lo peor era la textura, chiclosa y esponjosa, el tipo de cosas que no se comería a no ser que estuviera en una situación de vida o muerte.

El chico intentó masticar poco y rápido, tragándoselo a toda velocidad. La verdad era que el sabor parecía mejorar, sabía como si fuera chocolate negro, con muy poca leche, pero aún así, esa asquerosa textura hacía que se le revolviera el estómago. De pronto, cuando casi se lo había comido entero, notó como le salía espuma por la boca, su cuerpo se paralizó entre temblores, y Daniel supo que de nuevo, se había llevado a la boca algo que no debía.

Empezó a verlo todo negro, perdiéndose en un oscuro mar, solo los rostros de sus series queridos como compañía, y entonces...Empezó a volver en si. Se sentía destrozado, pero por suerte había logrado aguantar. La estridente voz del hada retumbaba en sus oídos, y sacudió la cabeza mientras se limpió la espuma que quedaba en su boca con el dorso de la mano.

-¡Nos iremos del bosque! ¡Pero no ataquéis a los humanos! ¡Ni les hagáis comer estas cosas!- Protestó, y volvió a mirar al hada de fuego morado.

Esa era una extraña pregunta, la que siempre se hacía en los isekai a los héroes y que era muy complicada de responder. En circunstancias normales, el joven no habría sabido que responder, pues era alguien que tenía un fuerte sentido del deber. Sin embargo, después de haber tenido una experiencia cercana a la muerte, lo que más recordaba es que sus últimos pensamientos habían sido hacia sus seres queridos, y eso debía significar algo, ¿no?

-Creo que para mi lo más importante es el amor- Dijo finalmente, no se veía yendo en contra de las personas que quería -Por eso, me gustaría cumplir mis objetivos sin hacer daño a quien quiera- Esperaba que aquello no fuera un avance de lo que le esperaba si intentaba derrotar al rey demonio, pensó.

Tus ataduras en los pies se deshacen, eres libre nuevamente. Frente a ti vuelven a aparecer los fuegos en las mismas posiciones que aparecieron anteriormente. 

- ¿Es chistoso? ¿No? ¿¡No!? - Exclama el hada que había estado contigo hasta el final, la de la llama morada. 

- Es un idiota. 

- Fuera de nuestro bosque... largo... desapareced... - Exclama el hada que no participo contra ti. 

Poco a poco comienzas a notar que la niebla se hace un poco menos densa. La llama verde brilla intensamente captando tu atención nuevamente. 

- Hemos evaluado tu personalidad, eres un verdadero tonto, irresponsable, idiota y como una sorpresa valiente - Dice emitiendo juicio el hada que parecía liderar al trió - ¿Estas dispuesto a hacer un trato? Si estas dispuesto a llevar un objeto por nosotras los ataques cesaran. 

Finalmente salta una propuesta de negocios para ti. 

Las hadas se estaban riendo de él, de eso estaba seguro. Pero no tenía más remedio que seguirles la corriente, estaban completamente a su merced. No sabía como iban las cosas contra el monstruo, pero si este había empezado a eliminarlos uno a uno, era probable que acabasen todos muertos.

-Bueno...ehm...¿gracias- No sabía si lo que le habían dicho era bueno o malo, pero al menos querían llegar a un acuerdo con él.

Realmente no tenía ninguna autoridad para hacer tratos y hablar por el resto de los habitantes del pueblo, pero imaginaba que si lograba que las hadas no fueran una amenaza para ellos, estos las dejarían tranquilas a su vez. Asintió con la cabeza, convencido, y respondió a la oferta, tenía curiosidad por saber de que objeto se trataba. Esperaba que no oliera tan mal como el champiñón.

-De acuerdo. Si hacéis que desaparezca la niebla y prometéis no atacar más a los pueblos de la zona, yo me comprometo a llevar el objeto por vosotras- Respondió, y después añadió -Y podríais soltarme las piernas...no os voy a atacar.

Las hadas se quedan en silencio un tiempo y hablan las tres nuevamente, al unisono. 

- Es una promesa - Un rayo de luz se introduce en tu cuerpo sientes mucha energía llegando a ti, algo que no habías sentido nunca en tu vida... no... si lo habías sentido, se te viene a la mente el sueño cuando despertaste en la casa de Urbick, esos ojos mirando en la oscuridad, esa masa negra que entro en tu cuerpo... - Si rompes la promesa espinas se clavaran en tu corazón, morirás de forma lenta, inevitable y dolorosa, y esta promesa se liberara una vez la cumplas... por favor... héroe - Exclaman las tres hadas riendo, al parecer habían visto a través de ti - Lleva el corazón del bosque a Efirnhar, ellos sabrán que hacer con el...

Has adquirido el estado promesa, grabado en tu alma. Has adquirido la habilidad Magia Fae E.

- Adiós héroe - Exclama la luz verdusca.

- Mi bosque... se escapa... de mis manos... - Exclama la hada obsesionada con el bosque.

- Fue divertido héroe, hubiese gustado conocerte antes - Exclama el hada de la llama morada. 

La niebla comienza a desvanecerse de manera bastante rápida y las llamas de las hadas se extinguen allí mismo en donde estas. Tus ataduras son liberadas por completo. Estas en una parte del bosque en donde hay una montaña partida, que es cruzada por un cañón, todos los árboles del bosque están muertos en este lugar y frente a ti, en donde estaban las hadas, hay tres palos metálicos que sostenían jaulas como las que tienen los pájaros. En el interior de cada jaula hay pequeños cuerpos encadenados, parecían bastante maltratados, incluso quemados, solo una tenía alas como las de una mariposa, que parecían estar secas y estaban atravesadas por clavos, esta era la de la luz verde por lo que es fácil asumir que a las otras les habían arrancado las alas. La hada que hablaba del bosque parecía lobotomizada, pues tenía un clavo en la cabeza, y la hada juguetona le habían cocido la boca y los ojos. Todas estaban desnudas y ya bastante demacradas. Una luz sale del cuerpo de las tres hadas y se junta, formando una especie de perla esmeralda que levita hasta tus manos. 

Has obtenido el corazón del bosque.

Escuchas por última vez sus risas y notas como pequeñas motas de luz salen de sus cuerpos, perdiéndose en la nada. Mas atrás, luces se iluminan a lo largo del cañón, cientos de pequeñas luces se desvanecen en el infinito... ¿que diablos sucedió en ese lugar? No es algo que tu puedas descubrir, pero aparentemente todo ha terminado. 

Las voces de las hadas se unieron, y Daniel escuchó su petición, y sintió una sensación extraña, pero a la vez familiar. Era como cuando se había despertado después de la huída, como si una energía mágica entrase en él...Si, por eso estaba maldito, y después de aquella aventura con las hadas, estaba doblemente maldito. Solo que esta vez sabía como librarse de la maldición, pensó.

-Está bien...iré a Efirnhar a llevarles el corazón del bosque, lo prometo- Respondió solemnemente el chico, un poco sorprendido de que las hadas hubieran descubierto que era un héroe, aunque bueno, al fin y al cabo eran criaturas mágicas, tendrían que tener un modo de averiguarlo -¡Adiós! ¡Cumpliré con mi misión!

Daniel estaba muy contento de haber conseguido llegar a un acuerdo con las hadas, sólo esperaba que no fuera tarde para sus compañeros. La niebla desapareció completamente, y se encontró que donde habían estado las hadas, en realidad lo que había eran sus cadáveres. El chico, apenado, se acercó a verlas de cerca. Seguramente los habitantes de allí las habían cazado, pero se habían ensañado con ellas, pues sus cuerpos tenían signos de tortura. Debían de haber muerto atrapadas en esas jaulas, en una lenta agonía. Al pensar en lo alegres que habían sido, sobre todo el hada morada, al chico casi se le saltan las lágrimas. ¿Cómo podía alguien hacerle eso a unas criaturas como aquellas? Normal que tuvieran ganas de vengarse, pensó.

Las luces que abandonaron sus cuerpos formaron el corazón del bosque, una perla esmeralda que Daniel recibió entre sus manos, y observó con curiosidad. Eso tenía que llevar entonces a Efirnhar, pensó. El nombre le sonaba a élfico, tal vez Urbick supiera donde estaba, cuando lo viera le preguntaría...

-¡Mierda!- Exclamó Daniel, dándose la vuelta y echándose a correr, después de ver el triste espectáculo de lucecitas desvanecerse en el cañón. Se había olvidado por un momento de Choa y los demás, y de pronto la urgencia volvió a apoderarse de él. Echó a correr entre las rocas y los árboles, dándose la vuelta, en la dirección en la que creía que estarían los demás. Ahora sin niebla, sería más fácil encontrarlos. 

Mientras corrías de vuelta, o creyendo cual era el camino de vuelta, te das cuenta que había una notoria diferencia, de la nada la tierra vuelve a tener vida, mientras unos pasos mas atrás cerca del cañón todo estaba muerto en un silencio eterno. Poco tardaste en darte cuenta de que habías tomado la dirección equivocada gracias a los quejidos de dolor que no estaban tan lejos, poco a poco corriste hasta el lugar guiándote nuevamente por el sonido, hasta llegar al lugar de la batalla. 

- ¡Joder! - Exclama uno de los soldados sentado en el piso con una mano en la cara, era el que hablaba de casarse una vez terminara su servicio - ¡Maldita sea, mi ojo! - Toda su mano estaba ensangrentada, al parecer la criatura le había propinado un poderoso ataque en la cara, que podría haber terminado peor. 

En el suelo, cubierto por sus capas había seis cadáveres, al parecer seis soldados habían muerto en el enfrentamiento de manera horrible, por la cantidad de sangre que brotaba de los cuerpos. Urbick estaba sentado en el suelo, tenía el brazo herido, pero mas que eso no parecía haber recibido daños, el capitán de los guardias estaba en pie sin heridas junto al cazador que también había resultado ileso, mientras Choa estaba tirada en el suelo con ambas manos apoyadas en el estomago, tenía un corte que le llegaba desde las costillas hasta la cadera, a su costado tenía el frasco vació de la poción. 

- ¡Ha vuelto, Thorin ha vuelto! - Exclama uno de los soldados cuando volviste. 

- ¿Ha sido obra tuya chico? ¡Esa bestia del infierno se ha marchado! - Exclama el jefe de la guarnición. 

Choa alza un poco la cabeza y sonríe antes de dejarse caer nuevamente de forma pesada al pasto. 

Daniel se había equivocado de dirección de forma lamentable, así que cuando escuchó los quejidos de dolor, tuvo que darse la vuelta y echar a correr hacia el lugar desde el que provenían, cuando llegó el escenario era desolador. Prácticamente la mitad de las personas que habían salido del pueblo habían muerto, y eso le llenó de remordimientos al chico. Si se hubiera quedado, tal vez habría hecho algo más.

Su mirada recorrió a los supervivientes hasta encontrarse con la de Choa, y entonces Daniel echó a correr hacia ella, preocupado. Parecía que había sido herida de gravedad, y se había tomado su poción, pero aún así, su aspecto era lamentable.

-¡Choa! ¡Aguanta!- Exclamó al arrodillarse frente a ella, sin hacer mucho caso a los soldados.

Sus manos, nerviosas, buscaron la poción que les había dado Urbick cuando partieron del pueblo. Esperaba que funcionase como el resto de pociones de los videojuegos y su efecto la ayudase a restablecerse. Le quitó el tapón y sujetándole la cabeza con cuidado, la ayudó a beber el contenido rojizo de la poción, esperando que eso sirviera para restablecerla un poco más. Mientras su mirada recorría la larga herida, y un gesto de culpabilidad aparecía en su rostro. No tenía que haberse ido, tenía que haberla protegido.

-Creo que si...- Dijo un poco aturdido, incorporándose de nuevo cuando vio que Choa se tomaba la poción -Logré encontrar a las hadas y "peleé" con ellas, hasta que decidieron negociar. No atacarán más los poblados de los alrededores, pero tuve que prometer que iría a Efirnhar a realizar una misión.

Recordó que las hadas habían muerto horriblemente, y se le volvió a revolver el estómago. Tanto sufrimiento provocado por los humanos...tal vez quienes habían torturados de esa forma a las hadas aún seguían en el pueblo. ¿Acaso se merecían ser salvados? De todas formas, el no había tenido otra opción que detenerlas, si es que quería salvar a Choa. 

-De todas formas...las hadas eran espectros, alguien las había torturado y matado, y sus espíritus querían venganza- Terminó de contarles su historia, y volvió a arrodillarse frente a Choa. Si no estaba bien para andar, la llevaría a cuestas todo el camino si hacía falta. Miró de reojo la katana, que había dejado en el suelo, no le había servido de mucho, por suerte o por desgracia.

La gata bebió la poción, desconocido para ti es que acababa de librarse de una muerte instantánea, quizás por el destino o pura fortuna tuvo un bloqueo crítico, pero podría decirse que vio pasar su vida por delante de sus ojos. La poción tuvo un efecto instantáneo, notas que un vapor blanco sale del cuerpo de la chica la cual parece estar en dolor, como si ardiera, y entonces queda solo una fina línea en donde había estado el corte, un recordatorio de este día. P- or otro lado los presentes escuchan tu relato sobre lo que paso con las hadas y se produce otro silencio prolongado, de casi medio minuto, entonces la que habla es Choa, sentándose con mucho esfuerzo y con una expresión adolorida en su rostro. 

- ¡Malditos humanos! - Exclama tirando veneno de su boca, pese a ser la única de una especie diferente en este lugar. 

- Cuida tu boca, humanoide de segunda - Dice uno de los soldados sobrevivientes pero uno de sus compañeros lo aparta con un empujón. 

- ¡Matan todo lo que es diferente a ustedes! ¡Son una plaga en este mundo! 

El soldado iba a responder otra cosa pero su jefe le da un golpe en la cara con el puño provocando que caiga al piso como si fuera un simple saco. 

- Creo que es suficiente Henrieto, si no quieres pasar el resto del día y la noche limpiando el cuartel te sugiero que te calles, lo que dice la chica puede que tenga otros motivos por detrás, pero tampoco se aleja de la realidad, además, ¿le quieres faltar el respeto a tu salvador? - Dice mirándote a ti. 

- Es por eso que el bosque había estado tan callado últimamente - Exclama Urbick - Es un tabú venir a este lugar, el sitio perfecto para ocultar una matanza... vamos a tener que investigar esto. 

Parece que Choa no ha tenido suficiente, parece lista para decir cosas y tirar mas leña al fuego pues notas que tiene todos los pelos de la cola erizados.

En un segundo plano, Daniel escuchó la discusión en silencio. Estaba un poco más aliviado al ver como la poción obraba maravillas en Choa. Aunque era un poco perturbador pensar que cuando la había encontrado ella ya se había tomado una, y a pesar de eso estaba muy malherida. Al ver que la conversación podía subir de tono y que la gata parecía tener muchas ganas de soltar veneno por su boca, el chico tomó una de sus manos, apretándola ligeramente, y la ayudó a ponerse en pie poco a poco.

-Pues alguien vino a esta zona y acabó con las hadas- Respondió a Urbick.

Todos estaban nerviosos después de haber visto la muerte tan cerca. El enemigo había sido un rival formidable y Daniel aún estaba alucinado al pensar que todo había salido sorprendentemente bien (salvo por los soldados muertos, claro). Si hubiera muerto Urbick o Choa, seguramente hubiera tenido que suicidarse para empezar de nuevo el día, como había visto hacer a Subaru en su anime de referencia. Sin embargo no había sido necesario, y eso le hizo sonreír u poco más alegre.

-Creo que lo mejor será que regresemos, ¿no?- Preguntó mirando a Urbick y al jefe de los soldados.

Ahí ya no quedaba nada por hacer, y el tenía la sensación de que lo de ir a entregar el corazón del bosque era algo que debería hacer cuanto antes si no quería sufrir por una promesa no cumplida. Aunque no había peleado, tal vez su actuación se había merecido una recomendación para el gremio de aventureros, y es que los soldados lo consideraban su salvador. Miró de nuevo a Choa, rezando porque no estuviera resentida al haberla abandonado momentaneamente.

El camino de regreso fue casi en completo silencio. Los muertos lamentablemente tuvieron que ser dejados allí, ya que no disponían de las fuerzas suficientes como para llevarlos a todos con ustedes, aunque habían dejado claro que ni uno iba a ser olvidado, ya volverían después a buscarles con mas gente, nadie dejado allí merecía quedar tirado a la deriva, ni los humanos muertos, ni las hadas. 

Por el camino Urbick te contó que no sabía mucho del lugar que mencionaste, pero si había oído en una de sus aventuras que había un lugar con ese nombre, también llamado como bosque del olvido, en unas tierras al sur cerca del gran mar tormentoso, un bosque que la gente evitaba a toda costa, Choa simplemente escucha, al parecer no le gusta hablar cuando hay gente que no conoce del todo, pero se mantiene tomada de tu mano, cada vez que mencionan ese bosque te aprieta ligeramente, como si supiera algo de ello. 

- ¡Han vuelto! - Escuchas a la gente del pueblo gritar cuando volvieron a aparecer en las cercanías, pronto muchas personas les rodean felicitándoles, alabando su buen actuar, y algunos se lamentan por los muertos. 

Tras la batalla los soldados volvieron a su cuartel, mientras a ti, al cazador y a Urbick los llenaron de obsequios, comida particularmente, frutas, verduras, una hoya con carne cocida, al parecer no les faltara nada por un tiempo, puedes ver que entre todo el gentío Choa estaba rezagada y poca gente hablaba con ella. Urbick les pide que mañana se junten con el, para recompensarlos de manera adecuada e ir juntos a ver al jefe del pueblo al ayuntamiento. Una vez paso toda la conmoción tocaba volver a vuestro hogar temporal. Era pasada la hora del almuerzo, mas o menos la hora en que el día anterior fueron a comprar provisiones al pueblo, cuando finalmente volvieron al casa.