Partida Rol por web

 Tenía que tener mucho cuidado con lo que decía, ya que no quería que se cerrara en banda:

 - Puede que no sea ñel el responsable, pero cuanto antes le descartemos, antes podremos buscar otro sospechoso, ¿que puedes decirme sobre él?. ¿Estaba contigo cuando se dio la voz de alarma al descubrirse el cuerpo. - Pregunté con delicadeza y tono neutro, tratando de que mis palabras no sonaran como una acusación y si como un intento de hallar pruebas que demuestren que su sensei no es culpable y que podremos descartarle de nuestra lista de sospechosos.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Bayushi.

La muchacha vuelve a detenerse a pensar durante unos segundos. Le da vueltas y vueltas, hasta que termina negando con la cabeza.

Lo cierto es que pasamos gran parte del tiempo desde que llegamos al castillo juntos, pero en ese momento él se encontraba en otro lugar.

 Seguí preguntándole con cuidado:

 - ¿Y te dijo a donde fue?. Si encontramos a alguien que le viera en el momento del crimen, podríamos demostrar que no era él el asesino y podremos pensar en otra persona...

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Bayushi.

Hanako vuelve a mirarte con ojos asesinos. Mi maestro no fue. Punto. ¿Por qué haría algo así? Es un hombre de honor.

La tensión en sus palabras es evidente. Sus ojos, inyectados en sangre, se clavan en los tuyos como puñales. No puedes evitar bajar la mirada durante unos segundos, pero decides mantenerte firme. Hay algo raro en esa chica. Tan pronto te parece una mujer encantadora, como en otros una rival temible.

 - Tú misma me pediste que ayudara a Jaintsi-san, y cuanto trato de hacer pesquisas y buscar sospechosos, te cierras en banda y te niegas a escuchar. Si el criminal fuera un grulla, yo mismo pondría fin a su deshonrosa vida, por el bien de mi clan y del emperador, aunque se tratara de alguien que conociera y estimara. Si tú sensei es inocente, ¿que hay de malo en investigarlo para demostrar que lo es?. - Le respondí con calma, atenta a cualquier indicio en su reacción que me sirviera para el caso y también esperaba que sirviera para hacerla razonar. Había usado intencionalmente el nombre del León con el fin de recordarle que estaba en juego el honor y la vida del samurai.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Bayushi.

Observas como el nombrar a Jaintsi ha hecho que sus hombros se bajen, como si estuviese más relajada de repente. Te das cuenta de que o bien es una gran actriz o siente un afecto verdadero por el León. Notas el debate interno que debe de tener la joven, luchando entre sus instintos amorosos y la lealtad para con su clan.

Su cabeza comenza a asentir tímidamente. Sientes que Hanako está a punto de echarse a correr. Tal vez debieras darte prisa en hacerle otra pregunta antes de que se marche.

 - Mira, entiendo que no es fácil para ti nada de esto, pero, como ya he dicho, tu sensei puede ser inocente y entonces nuestra investigación lo demostrará. Te propongo algo, tú, si no lo sabes ya, averigua donde estaba en el momento del crimen y yo me comprometo a seguir buscando sospechosos...

 Tal vez permitiéndole, hasta cierto punto, entrar a formar parte de mi investigación serviría para calmar sus dudas.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Bayushi.

La mujer asiente, como aceptando tu trato, y continúa su camino. No tardas en volver a quedarte sólo con tus pensamientos.

¿Quién puede ser el siguiente interrogado? Te preguntas.

 Decido buscar a los sirvientes que sirvieron la cena, tal vez alguno de ellos, antes de la pelea, se fijara en si alguno de los comensales era zurdo...

 Fui a las estancias de los criados, buscando al que mandaba sobre ellos, esperando que supiera quienes eran y los hiciera llamar para poder interrogarlos uno a uno...

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Bayushi.

Poco después de ordenar que viniesen los criados que habían servido la cena, todos ellos están delante tuyo con las miradas bajas, como corresponde ante un samurái como tú. Todos ellos forman una fila perfecta. Son 8 y todos ellos parecen nerviosos, como si su llamada sólo les fuese a reportar castigos y dolor.

El jefe de criados se muestra severo y ante el menor titubeo les golpea para que se muestren dignos ante ti. Cuando todos parecen algo más disciplinados, controlando sus emociones, el jefe de criados te mira, de forma respetuosa, para que empieces el interrogatorio cuando quieras.

 Miré al jefe de los criados y le pedí, con amabilidad, pero con gesto imperioso:

 - Quisiera una estancia privada para hablar con ellos uno a uno. También quiero que los que interrogue no puedan hablar luego con los que no lo he hecho, para no contaminar sus testimonios, así que quiero que sean confinados en otra estancia hasta que yo pueda decir que puedan irse.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Bayushi.

El criado asiente y en pocos minutos todo está listo.

Sabes que te llevará un rato, pero quieres resolver el entuerto cuanto antes. La tensión es patente y las peleas parecen estar sucediéndose en un clima cada vez más enrarecido. El honor de vuestro Clan está en juego, ya que si no conseguís calmar los ánimos nadie os considerará buenos mediadores en una buena temporada, hasta que todo quede olvidado... si es que lo hace alguna vez...

 Cuando recibo al primer criado, me miro con gesto serio y le digo:

 - Hola, quisiera que me describieras todo lo que pasó desde el principio de la cena hasta el momento en que se descubrió el cuerpo. Asimismo quiero que menciones cualquier cosa que te pareciese fuera de lo normal los últimos días, por insignificante que pueda parecerte... Pero antes de nada dime tú nombre completo y ocupación exacta, para que conste...

 Empecé a tomar notas en unos pergaminos, sobre la mesa junto a la que estaba arrodillado, mientras él hablaba...

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Bayushi.

El nombre del criado es Kenzo, según te contesta, y afirma ser un simple criado que se encargó de sacar platos al comedor desde la cocina o a llevar los platos vacíos de vuelta. Observas que es poco más que un chaval. Su recuerdo es algo vago, repite una y otra vez que él estaba muy ocupado haciendo lo que se le ordenaba y que jamás escucharía lo que un samurái diría. Sonríes, decepcionado. No parece que vayas a sacar mucho así. Quizás deba hacer preguntas más concretas...

 Le dediqué una sonrisa tranquilizadora y le dije, con amabilidad:

 - Puedes estar tranquilo, no debes de temer decir la verdad, te prometo que nadie sabrá de lo que hemos hablado. ¿Recuerdas haber visto a alguien zurdo entre los asistentes de la cena o algún miembro de las comitivas?.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Bayushi.

El hombre niega con la cabeza. Quizás con otro tengas más suerte, pero éste no parece haber visto lo que estás buscando.

 Con un suspiro de decepción, le agradecí la información que me dio, que no era mucho, y le despedía para a continuación hacer llamar al siguiente criado para ser interrogado...

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Bayushi.

Preparados como están por orden del jefe de criados, el siguiente trabajador entra con celeridad en la sala que han habilitado para tus interrogatorios. En este caso se trata de una joven, de facciones anodinas, que en todo momento mira hacia el suelo.

 Un tanto molesto por los rasgos de la chica, que me hacen creer que no era probable que hubiera visto nada, suspiré con desánimo, antes de preguntar, por si acaso:

 - Hola, quisiera que me describieras todo lo que pasó desde el principio de la cena hasta el momento en que se descubrió el cuerpo. Asimismo quiero que menciones cualquier cosa que te pareciese fuera de lo normal los últimos días, por insignificante que pueda parecerte... Pero antes de nada dime tú nombre completo y ocupación exacta, para que conste...

 Seguí tomando notas en los pergaminos, encima de mi mesa...

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Bayushi.

Al igual que en el anterior caso, la chica responde con un montón de cosas que te resultan irrelevantes. Su mirada seguía sin levantarse del suelo y su voz apenas era un hilillo. A menudo tenían que inclinarte hacia adelante para oirle con claridad.

- Puedes estar tranquila, no debes de temer decir la verdad, te prometo que nadie sabrá de lo que hemos hablado. ¿Recuerdas haber visto a alguien zurdo entre los asistentes de la cena o algún miembro de las comitivas?.

La chica afirma con la cabeza. Pero poco después niega. Notas como su cara se enrojece súbitamente, como a sabiendas de que su error puede pagarlo con una paliza por hacerte perder el tiempo con su primera respuesta.