Partida Rol por web

Ahora que comprobamos que en la estancia no había peligro aparente, me atreví a hablar yo también:

-¿Os fijásteis en que al subir, las escaleras estaban más sucias? Indica que en esta estancia apenas entró nadie en mucho tiempo.

La nueva estancia me sorprendió por su aparente contenido. Comida podrida, y esqueletos. La cuerda también llamó mi atención, y me acerqué a verla mejor, con Angainor. Estaba enrollada, el misterio era averiguar el por qué.

-¿Qué ves en los esqueletos, Mut? ¿Seguro que son de hombres-pájaro? -tal vez Mut vió algo que a nosotros se nos pasó desapercibido -y eso de las monedas.. Me da qué pensar. ¿Dónde estaban las monedas, Mut? Yo no las he visto..

Mut examina los esqueletos y no ve signos evidentes de violencia por lo que su muerte sigue siendo un misterio.

Eadar no encuentra nada nuevo distinto de lo que vio anteriormente o de lo que Mut ha citado. Angainor se acerca a comprobar aquella cuerda. Lorgan al ver la parte posterior de la sala, anteriormente tapada por las mismas escaleras ve un gran agujero en el techo, irregular y de un par de metros de diámetro. Desde abajo no se ve gran cosa excepto el cielo del atardecer por lo que la siguiente planta superior debe de ser ya la última y estará al descubierto.

La cuerda está en muy mal estado, pero el garfio del extremo es reluciente y parece bastante bueno.

Tras examinar la zona y no encontrar nada nuevo, preguntó a sus compañeros esperando que ellos hubiesen encontrado algo útil al menos, o esclarecedor:

-Por aquí nada. ¿Por ahí? 

Deseaba salir de aquel lugar con olor a podedumbre. Si sus compañeros nada habían encontrado lo mejor era salir de allí cuanto antes.

- No encuentro la causa de la muerte de estas criaturas...y a mí me parecen hombres - pájaro - señalo las monedas para que las vean mis compañeros mientras digo - ...las monedas hay que juntarlas pero son bastantes.

Miro a Angainor y le digo:

- El garfio parece especial y puede que nos sirva de ayuda para capturar al hombre - pájaro. - miro a las escaleras - inspeccionemos la última planta, si está al descubierto es posible que el ser duerma aquí...

Al acercarme un poco, la cuerda pareciera estar en muy mal estado, desgastada, pero el garfio que reluce llama mi atención. Y más aún cuando Mut me habla del mismo. "- Es verdad, parece útil, voy a llevarlo aunque será mejor cambiar la cuerda pues la que tiene no podría aguantar muchos tirones y menos aún peso- contesto a la vez que intento sacar el garfio de donde está y tomarlo".

El vaho del lugar continúa desconcentrándome de a momentos, aunque el tiempo permite que el olfato, a regañadientes, se acostumbre. Miro hacia Eadar: "- Aquí sólo esto, compañero- le digo señalando el garfio-. Como bien dice Mut, lo mejor será subir... y si el ser está ahí durmiendo, tal vez podamos tomarle por sorpresa".

Miro el agujero, hecho evidentemente por un ser de gran tamaño. Se me antoja que por él entró y salió de la estancia, y aunque parece deshabitada desde hace tiempo, por él podría volver cuando se le antojase.

-Bien está el llevarnos el garfio, sin duda tendrá utilidad. Me preocupa el agujero del techo, la comida podrida, las monedas y los cadáveres. No les encuentro sentido, si realmente son hombres-pájaro. Todo esto que hay en la habitación me suena a ofrendas, quizás hechas por la gente de la torre u otros, para quizás mantener tranquilos a los seres. En ese caso.. ¿Quién acabó con ellos? ¿Pudieron morir de hambre y alguno escapó? ¿Los huesos están encadenados o tienen algún resto de atadura?

Por el momento lo único que cogéis esa cuerda, o mejor dicho el garfio que hay en el extremo. Angainor suelta la estropeada cuerda y le pone el garfio a la suya. Nada más tocarla siente algo raro. No parece un garfio normal. Intenta esforzarse en descubrir que tiene de especial… Pero no, no lo logra.

El grupo parece medio decidido a seguir con el ascenso ¿Lo harán ya? ¿En el mismo orden que subieron a esta misma planta? ¿Realizarán alguna cosa más antes de subir?

Tomo el garfio y le ato la cuerda para sustituir la gastada y que resulte útil. El objeto me parece, si bien podría parecer normal, inmediatamente me da una extraña sensación pero por más que intento logro comprender a qué se debe.

"- Tenías razón Mut, es un garfio especial... no sé por qué pero hay algo particular en él, tal vez alguien quiera echarle un vistazo- digo, tendiendo el objeto a mis compañeros".

Miro nuevamente los cadáveres y luego fijo mi vista en el agujero en el techo que permite que accedamos a la parte más alta de la torre. Sin dudas, como han mencionado ya mis compañeros, sería el lugar indicado en el que podría encontrarse el hombre-pájaro, y esa suposición me preocupa más en estos momentos que el destino que envolvió los cuerpos que ahora están sin vida en la estancia.

"- No sabemos qué podrá hacer o no el hombre-pájaro, pero de estar allí arriba lógico es que no lleguemos a dialogar lo más mínimo, si es que siquiera cabía esa posibilidad. Tal vez lo mejor sería investigar arriba y sacarnos la duda de una vez, así podremos estar más tranquilos en esta torre- digo".

- Luego le echaremos un vistazo al garfio...primero revisemos la última planta...iré yo primero como antes... - digo mientras me preparo con el arco en una mano y una flecha en la otra por si tuviera que disparar.

Me preparo a subir, esperando que no haya nada que pueda atacarme. Ya hemos tenido suficiente acción en esta jornada.

-Sí, subamos, pero antes me gustaría que me dejases ver el garfio, Angainor, a ver qué es eso especial que has notado, y si también yo puedo sentirlo..

Tomo el garfio en mis manos, y me concentro, para poder notar cualquier cosa que pudiera suceder, si tiene origen mágico.. Espero poder notar algún efecto. 

Al parecer sólo quedaba una planta. Sin duda alguna si la criatura se encontraba en aquella torre, debía encontrarse allí arriba. ¿Sería ese garfio para mantenerla encadenada y se les habría escapado?

Sus compañeros inciaron el ascenso y Eadar se quedó en la parte final con arco y flecha dispuesto a cubrirles de ser necesario,

Lorgan agarra el garfio y se lo queda mirando, sus ojos se abren, parece haber descubierto algo. Pero no tiene tiempo a más, sus compañeros comienzan a subir y él no se quiere quedar atrás, así que el grupo sube el último de los tramos de la torre.

Sólo el ligero viento que corre es capaz de hacer algo soportable el hedor que es similar a la planta que acabáis de dejar atrás. La cámara está abierta al cielo, y el suelo está plagado de excrementos y… ¡Cráneos! Entre los cráneos y la suciedad se hace difícil caminar por aquí.

Pero al fondo, junto a la pared… La criatura más extraña que jamás habéis visto. Parece un humano, pero no lo acaba de ser, en vez de brazos tiene alas, y tiene plumas por doquier,  su cabeza tampoco es normal, está deformada y con forma de pájaro.

Parece un poco aletargado, pero está con los ojos abiertos, se gira y da media vuelta en vuestra dirección, Suelta un horrible graznido y deja ver sus pies… tiene unas horribles y afiladas garras con las que es capaz de arrancar cabezas de cuajo. El desenlace final está servido.

Descubres que el garfio funciona con tu mente, no como arma ya que no pesa lo suficiente ni se mueve con velocidad, pero puede anclarse en el lugar que elijas con precisión y desanclarse cuando también lo desees.

Cargo la flecha y apunto esperando a que mis compañeros tomen posiciones. No disparo todavía ya que quiero que estén preparados antes de iniciar el combate.

- Preparaos, no creo que quiera dialogar... - susurro para que mis compañeros escuchen pero intentando que el ave no se espante y decida atacar. 

Tenso la cuerda y rezo a mis ancestros que no me tiemble el pulso y que si este es mi último día que lo haga con gloria y lleno de honor.

La visión del ser me sobrecoge, pues nunca había visto cosa semejante. Restos de cabezas poblaban el suelo, advirtiéndonos con sus mudas expresiones que tuviésemos muchísimo cuidado con la criatura alada.

-¡Amigos! ¡Yo puedo manejar este garfio!  - digo velozmente, evaluando dónde podría clavar el hierro en esta estancia descubierta. Se me ocurrió intentar inmovilizar al ser, pero iba a ser ardua tarea. 

-Debemos inmovilizar sus alas -digo, pensando en que si evitamos su vuelo será más fácil de vencer. Calculo que será fuerte, pero hemos de ser cautos.

Preparo mi arco para dispararle, y me concentro en hacer un buen tiro.

Sin duda el paisaje desolador que los restos de huesos dejan en el suelo nada ayuda al tener que enfrentarnos a la imagen de ese ser. Durante todo nuestro camino hemos hablado y pensado sobre la presencia o no de ese hombre-pájaro en esta torre, en este bosque, pero jamás hubiese imaginado la tensión y preocupación que sentiría al verle a los ojos, unos ojos profundos y atentos que parecieran escrutar cada movimiento que hacemos.

"- Es verdad, debemos evitar que vuele. No sólo porque al atacarnos desde el aire nos dejaría en desventaja, sino porque además imposibilitaríamos su escape- contesto ante las palabras de Lorgan".

Afirmo mis piernas a la vez que me preparo ante lo que necesariamente ocurrirá. Llevo mi maza a su descanso y sujeto con fuerza la red que habíamos obtenido en Bozisha-Dar. Si tenemos suerte, con ella podremos complicar los movimientos de nuestro enemigo e intentar así acabar con él.

Al llegar al piso superior Eadar abrió los ojos sorprendido al ver a la extraña criatura. El susto fue tan grande que en un acto reflejo levantó el arco y colocó la flecha sobre el mismo dispuesto a darle muerte y retrocedió un paso. Sin embargo las palabras de sus compañeros le dieron seguridad. ¿Qué era aquel ser? ¿Cómo podía existir aquella criatura? 

Asintió a sus amigos ante el plan que proponían y tensó el arco y apuntó dispuesto a disparar a las alas.

Mut (35): Apunta

Eadar (20) [45 de 45 Necesita reposo o -2xAs]: Apunta

Tica (20) [90 de 90]:

Angainor [59 de 59, -2 Arma]: Prepara la red

Lorgan (10): Apunta

Los arcos se tensan y Angainor saca la red que compró justo para este momento. El enemigo parece bastante poderoso pero…  La suerte o tal vez el desconcierto de aquella criatura os favorece.  Lanza otro atroz graznido, el cuello de la criatura se estira, al igual que despliega sus alas desafiantes. No parece un animal que vaya a razonar mucho y por el momento lo único que parece intentar es espantaros, asustaros. Aunque sospecháis que esto puede cambiar con rapidez, de un segundo para otro. Quizá para bien, quizá para mal.