Partida Rol por web

Kate casi tuvo que esquivar un perdigón que salió despedido de la boca del agente cuando le saludó. Un trozo de donuts seguramente que viajaría a toda velocidad y que deseó que no decidiera estrellarse contra su camisa, o peor aún, contra su pelo. Ella pidió un café con leche cuando la camarera morena se acercó a tomar nota y aunque los donuts tenían muy buena pinta no quiso pedir ninguno, ella solo veía unas cuantas calorías que irían directas a engordar sus caderas. Aunque bien era cierto que engordar un poco no le vendría mal, al menos eso decía siempre su madre.

Cuando el agente Jackson se inclinó hacía adelante para hablar con ella instintivamente reaccionó esperándose que otro trozo de donut saliera despedido de su boca pero esta vez el agente ya había tragado y de su boca tan solo salieron palabras. Lo que escuchó sobre el modo de proceder le pareció correcto, y así se lo hizo saber.

-Me parece perfecto. - Dijo mirando la suculenta libreta de notas del agente.

No le pareció tan correcto lo del silencio. Para Kate como reportera que era y defensora del derecho a la información, aquella comparación con Jack el destripador para hablar del sigilo no le hizo mucha gracia, según su punto de vista la gente tenía derecho a conocer lo que ocurría en su ciudad. Pero no iba a poner en duda que era mejor evitar la psicosis colectiva y eso implicaba silencio por el momento, al menos hasta que los investigadores supieran más a cerca de lo que estaba ocurriendo.

-Tarde o temprano se sabrá. -Pensó recordando las palabras que le había dicho Derek. -No se puede ocultar una cifra tan grande sin que al final trascienda.

Kate escuchó lo que le decían y tomó nota de todo cuanto oía con su escritura más rápida y fluida, aquella que a veces sólo ella entendía. "Once desapariciones, no cuerpos, cualquier edad, diferentes lugares". Kate hizo una pausa y miró al agente arrugando la nariz. -¿Estamos hablando de toda la ciudad o sólo se refiere a Manhattan?. ¿Las desapariciones han sido a lo largo de los cinco distritos?. -Tomo la nota que el agente le tendía y echó un vistazo a las direcciones para responder su propia pregunta tratando de localizar mentalmente donde se encontraba cada una.

Examinó la nota frunciendo el ceño. -Según mi fuente, los desaparecidos podrían tener algo en común. ¿Es eso cierto?. -Kate levantó la vista hacía el agente. He estado informándome sobre el procedimiento cuando una persona desaparece, -añadió antes de que respondiera, - y según tengo entendido en una ciudad tan grande como esta es normal que la gente desaparezca y acabe apareciendo al tiempo de un modo u otro. Y además no se suelen gastar muchos recursos en la mayoría de los casos. ¿Qué han tenido estas desapariciones para que sean diferentes a las demás?.

-Maldita sea Derek la guerra que da la cría ésta que me has mandado- pensó el policía mientras terminaba de clarificar sus ideas ante la avalancha de preguntas.

-Bien, empezaré por el final...-Thomas tomó aire para terminar de ordenar sus ideas-No, no tienen nada de particular; simplemente pasan. Y ése es el único punto común... pasan de forma similar: de noche, sin testigos y repartidas por toda nuestra querida ciudad-El policía asumió que el hecho que no hubiera desapariciones en Chinatown se debía más bien a la particular idiosincrasia del barrio más que a una omisión deliberada. A fin de cuentas el patrón en Queens también estaba ausente. Curiosamente donde la policía menos pisa.-Sin embargo, y aquí es ya donde entra mi trabajo personal, algunas de las víctimas-mantuvo deliberadamente el término- había sido vista con regularidad en cierto bar de moda de la ciudad. Especialmente entre los jóvenes...-sonrió pero sin ápice de felicidad- adivine qué tipo de víctimas tienen eso en común y mire de nuevo la lista a ver si no me decepciona esta vez señorita Aldridge...- el tono no podía ocultar cierta condescendencia como de profesor.

El policía en todo ese rato no había tocado siquiera su opíparo almuerzo ni el café, parecía centrado en la conversación. Lo que podía ser muy bueno o muy malo. 

Kate frunció aún más el ceño si eso era posible. -¿Consumidores?. -Escribió velozmente en sus apuntes y volvió a mirar la nota. Lo había dado por supuesto, la insinuación a los jóvenes y los bares de moda le hizo creer que de eso se trataba. A fin de cuentas las drogas siempre suponían un problema, algún cliente insatisfecho, alguno que quería más de la cuenta... y lo más fácil era hacerlos desaparecer sin dejar rastro. El caso cada vez se volvía más interesante y a la par retorcido. -¿De qué bar se trata, lo han investigado?.

Dejó que el agente le respondiera mientras daba un largo trago a su café con leche y escuchaba con atención. Luego se mordió el labio inferior, carraspeó la garganta para aclararla y empezó a hablar de nuevo.

-Agente Jackson. -Dijo bajando el tono de voz e inclinándose más en la mesa. -Mi fuente me dijo también que la cifra ascendía a treinta y cuatro personas, sólo en un mes.

El policía negó con la cabeza, eso sí lo sabía.

-No, señorita Aldridge, los adolescentes no eran consumidores de ninguna droga más allá de la copa ocasional el fin de semana cuando iban en manada al bar-hizo como que hacía memoria, pero se acordaba perfectamente- El...Lumiere. Sus conocidos ya han sido interrogados al respecto y ningún método legal les hará decir más- hizo especial énfasis en la palabra para dejar claro que ese camino ya había sido recorrido.

Sin embargo, por primera vez en la reunión, enarcó una ceja demostrando genuina sorpresa.

-No... no tenía ni idea. Es más, el departamento de policía ni siquiera tiene constancia de esos once-señaló la hoja que la había pasado- deduzco que mi contacto tampoco.-murmuró más para si que para la periodista. La otra opción era que le hubieran ocultado información y eso iba a ponerse feo si fuera cierto-¿Tiene una lista completa con lugares que respalde eso que dice? Es por tener algo más donde hincar el diente.-en un alarde de sinceridad añadió - A fin de cuentas tengo tanto interés como usted, incluso más, en que se resuelva este caso.

Providencialmente, el móvil de Kate vibró dejando un mensaje. Un mensaje de Scott.

Tengo tu dossier. Hoy en la inauguración del museo. Eso si, hay condiciones de Black.

Claro, Scott seguramente asistiría al evento como asistente del alcalde. Parecía que al final su petición a Donna iba a cundir incluso más de lo que esperaba...

Apuntó el nombre del local en una esquina de la hoja del bloc en la que estaba apuntado los datos importantes de aquella conversación y lo subrayó dos veces. Tal vez le hiciera una visita para investigar un poco. Aunque debería informarse primero más acerca del lugar.

Kate torció el gesto con la pregunta del agente. Ya le gustaría tener a ella una lista tan elaborada como la que le había tendido el agente Jackson, con los nombres y direcciones de todos los desaparecidos.

-No, -tuvo que reconocer,- ese número solo es una cifra- el móvil vibró sobre la mesa y Kate lo miró mientras seguía hablando distraída, -pero realmente no... ¡Espere!. - Casi de un salto se había reincorporado en el asiento.

-¡Adoro a este chico!. - Había estado pensando en él mientras hablaba con el agente pero no quería atosigarle mucho y le había dejado un margen, aunque al parecer él había estado trabajando por su cuenta. Kate sonrió feliz, al parecer tenía un providencial amigo.

-Es mi fuente. -Dijo sin que todavía la sonrisa se le pudiera borrar del rostro. -Ha conseguido algo importante. Puede que mañana tenga la respuesta a su pregunta.  -Los dedos de la periodista se movían a toda prisa sobre la pantalla táctil del móvil para responder a su contacto.

Gracias, eres un sol. Te veo allí.

Afortunadamente había decidido ir y Donna había accedido a dejarla. Al final iba a resultar muy provechoso aquel día.

Thomas bufó un poco por lo bajo ante la interrupción. ¡Cómo odiaba esos malditos cacharros que siempre tenían prioridad! Algo de su molestia se dejó traslucir en su tono de voz.

-Si la parece bien y tiene asuntos que atender-miró un instante al teléfono- y puesto que ya hemos intercambiado la información de la que disponemos creo que lo más sensato sería dejarlo para otro día señorita Aldridge-

Una vez expresada su opinión volvió a suavizar el tono para agregar más al descuido

-Si la parece puede elegir usted el lugar si el Molly's no la ha convencido- él era perro viejo y se había percatado que no había pedido nada, que había mirado con gesto entre anhelante y odiado los donuts que él sí había degustado y un largo etcétera que hablaba a las claras de esas neuras que nunca había terminado de comprender de las mujeres. Ellas se lo perdían.

El buen humor que le había proporcionado el mensaje de su fuente no podía ser tumbado por el gruñón carácter del hombre y lejos de sentirse molesta le dedicó también a él parte de su sonrisa.

-Son buenas noticias, hombre. Mañana le daré buena información sobre esas desapariciones que le he comentado. - Y tal vez algo más...- Añadió para si misma en un rápido pensamiento. Aunque había condiciones, aquellos hombres no paraban de ponerle condiciones, pero ella era una negociadora tan dura de roer como un viejo hueso. 

No tenía excesiva prisa, el tiempo le sobraba, pero si que era cierto que ya habían terminado de intercambiar la información. Kate todavía no había terminado el café así que se lo tomó con calma. -No se preocupe, me gusta el lugar. - dio un trago. -El café no está mal, y esos donuts tienen buena pinta... -Se sintió tentada nuevamente pero desechó la idea. -Tal vez otro día. Si quiere repetir en este lugar me parece perfecto. - Dejo eso de su mano, más o menos era lo acordado.

Thomas mostró un asomo de sonrisa mientras se levantaba.

-Muy bien, como la parezca. Espero su llamada si encuentra algo-terminó de ponerse la gabardina cerca de la silla, aún no había terminado de hablar-de la misma forma que la llamaré si encuentro algo que pueda interesarla.-

Una vez dicho eso abandonó el café pagando su parte, dejando a la periodista con lo que quedaba de su taza y sus pensamientos entre el azúcar que flotaba en el ambiente del lugar. El próximo día también quedarían allí.

Y se pediría donuts de crema en lugar de mermelada. Que se jodiera el ardor de estómago.

Asintió y se llevó dos dedos a la sien para despedirse del agente Jackson dando el asunto por entendido. Le llamaría al día siguiente con la nueva información, y tenía la seguridad de que sería una buena información.

Después disfrutó de lo que le quedaba de café, pago su café y la propina y se despidió de la camarera para salir a la calle, aunque no sin antes volver a abrigarse de nuevo y colgar su bolso con todas sus cosas del hombro. Lo primero que hizo en cuanto salió a la calle fue encender el cigarro que ya había preparado antes de salir.

El policía no sabía si era por los nervios del día o porque realmente tenía hambre, pero ya iba por el segundo donut del primer café. Y la periodista aún no había llegado...

-Menos mal que tenía prisa, era muy urgente y blablabla-pensó malhumorado-En fin, estos críos que empiezan a jugar a vigilantes suelen acabar así...-

Y con un gesto algo irritado llamó a la camarera de nuevo. Era inaceptable que tuviera la taza vacía...

La campanilla sobre la puerta del Mollys Donuts indicó que alguien entraba con un suave tintineo. Una muchacha con un gorro, unas gafas de sol y un abrigo marrón oscuro que le abrigaba desde el cuello hasta medio muslo caminó hacía la mesa de Thomas Jackson y se sentó frente al policía. Bajo las gafas de sol había una mirada apagada y pensativa, más puesta en otra cosa que en aquel bar. Se quitó el gorro de lana dejando su alborotada melena rubia al descubierto y lo dejó junto al abrigo a un lado todavía con la mirada perdida.

La servicial camarera que fue a tomar nota de inmediato sacó a Kate de su trance y ella pidió un café con leche bien cargado y suspiró hondamente. Entonces se peinó el pelo con la mano para controlar un poco sus pelos de loca y como era costumbre en ella se repasó el flequillo.

-Bueno días, agente Jackson. - Le dijo al fin. - Antes de nada me gustaría preguntarle si usted ha hablado con mi editora, Donna Evans?