Partida Rol por web

El agua del riachuelo, de corriente tan débil que no es difícil remar contra ella, cuya superficie aceitosa se altera con el movimiento rítmico de los remos, formando, a los ojos de aquellos que se fijen en ella dibujos de manos engarfiadas, rostros retorcidos, formas imposibles y amenazadoras...

También la vegetación, leprosa, que se cierra poco a poco sobre la embarcación, parece cada vez más opresiva, y su tono verde puede recordar a alguien quizá demasiado imaginativo el color podrido de los ahogados.

A ambos lados, las torres nudosas de los árboles parecen más encapuchados agazapados para atacar que cualquier otra cosa del reino vegetal. A todo esto se une la lluvia, fina y caliente, que empezará a caer al poco, y los omnipresentes ruidos de la selva tropical: chillidos, aullidos, gritos...

Por si no fuera poco, el número de tripulantes de la Chalupa es de trece. El número de la mala suerte.

 Aunque Diego no es supersticioso, el paraje que atraviesan comienza a sobrecogerle paulatinamente. Se contiene, porque es un hombre y los hombres no deben de tener miedo, pero no puede evitar sentirse inquieto mientras otea entre los árboles.

Cauteloso camino al ritmo de mis compañeror mientras observo el oscuro paisaje.Que peligros nos acecharian en la inospita naturaleza?

 *Sin que nadie se de cuenta, saco sigilosamente mis dos cuchillos, y me los pongo escondido en la manga de mi tunica, y mi rostro bajo mi capucha esperando cualquier movimiento, para apuñalar a alguien o algo que este en la isla...

El bigotes no paraba de atusarse el muñón que tenía en el brazo. Como si no lo recordase o si le pareciese algo irreal.

Ya eres un hombre....... bah, preferiría no serlo.....demonios..... que sensación. Pensó.

El bigotes cogio su arma a distacia, por si la necesitaría, y se preparó para desembarcar.....

Al cabo de una media hora de travesía, se oye un cañonazo perdido en la distancia.

A éste, le suceden varios cañonazos espaciados en el tiempo. Varios de los piratas sugieren regresar:

Vámonos de aquí! esto no presagia nada bueno. Demos la vuelta.

Pero el Marsellés lanza un par de pullas a la madre de los piratas manteniéndose firme. Nadie regresará sino es con el tesoro.

Al cabo de poco la corriente se hace un poco más viva, y el río se estrecha hasta tal punto que los remos han de usarse como pértigas.

Unos diez minutos más tarde, llegáis a una pequeña cascada.

Alto!

Saltad a tierra. Nos quedamos aquí. Vosotros dos, cuando todos hayan bajado arrastrad la embarcación a tierra. El resto ( vosotros ) conmigo!

Al oir el cañonazo, Diego se replantea que esto haya sido buena idea. Manteniendo sus armas y su saquillo de pólvora alejados de agua, Diego salta de la barca y camina por las aguas poco profundas hasta la orilla, junto al Marsellés. Una vez allí, se pertrecha mejor de lo que lo hizo antes de salir del barco: Ahora la situación da mala espina. 

-Listo, señor.

Con un equilibrio poco adecuado a su nueva organización física, el bigotes saltó del bote con su arma de fuego.

Ya estoy señor.

 *Sonrio ante la situacion, parecen que nos quieren acorralar por fin es hora de mover a mis chicas, y cuando escucho las ordenes del marselles, le digo...

Preparado, señor

*En mi cara se notaba que odiaba decir señor, por alguna razon le trae malos recuerdos..

Mientras dos de los hombres arrastran la embarcación a tierra El Marsellés decide subirse a una roca para ver mejor.

Ahí está lo encontr...!

Emite un gorgoteo cuando una flecha le atraviesa la garganta. El cuerpo cae de la roca de bruces al barro de la orilla.

Una lluvia de flechas cruza el horizonte y caen alrededor vuestro, entre la maleza distinguís un grupo de lo que parecen ser indígenas de la isla con el torso desnudo y taparrabos como única vestimenta. Van armados con pequeños arcos de madera.