Partida Rol por web

Era mas o menos de noche, hacían pocos minutos que el sol se había puesto en el borde del mundo y poco a poco la gente se iba metiendo cada uno en sus respectivas casas. A los que ya estaban en ella no debía preocuparos los peligros de la oscuridad, algunos afirmaban que los espíritus eran capaces de moverse por el bastión incluso burlando la vigilancia de la casa Crown. Pero claro que necio se quedaría fuera en los tiempos que corren?

El templo Morimitsu había visto días mejores, los pilares de madera estaban muy desgastados, si se miraba la parte de atrás incluso estaban rotos, sin poder aguantar nunca mas el techo al cual le faltaban numerosas tejas. Dependiendo del día, la lluvia entraba sin ninguna piedad mojando los pasillos de madera, incluso algunas veces los baños cálidos se convertían en gélidos dependiendo de su el invierno era muy crudo. Por fortuna el anciano que regentaba el templo cuidaba que nada se estropeara en exceso, ademas de dar un plato de comida a su única habitante.

Como cada noche, le anciano estaba mirando por el jardín como las luciérnagas bailaban en el aire encima de las flores bien cuidadas del anciano. Aquella noche en especial el anciano te llamo para que le acompañaras, Lo conocías desde hacia mucho tiempo, había sido tu salvador y maestro. Con las piernas cruzadas espero a que llegaras.

Era mas o menos de noche, hacían pocos minutos que el sol se había puesto en el borde del mundo y poco a poco la gente se iba metiendo cada uno en sus respectivas casas. A los que ya estaban en ella no debía preocuparos los peligros de la oscuridad, algunos afirmaban que los espíritus eran capaces de moverse por el bastión incluso burlando la vigilancia de la casa Crown. Pero claro que necio se quedaría fuera en los tiempos que corren?

Los caminos eran peligrosos fuera del baluarte, muy pocos mercaderes o aventureros se atrevían a cruzar las grandes puertas de madera que separaban el mundo humano con el de los espíritus, pero aun así debían arriesgarse el baluarte no se sostenía solo. Los últimos mercaderes entraban en la puerta, algunos guardias estaban fuera esperando que no necesitan sus servicios, que aquella noche fuera de lo mas tranquila. Por el camino del este, uno que conducía a un frondoso bosque, salio una pequeña kitsune, se reconocían fácilmente por las orejas y por la cola. Parecía un poco desorientada pero nada fuera de lo usual. Por el camino del oeste, un camino usado por los mercaderes caminaba entre ellos un joven con su piel tatuada de negro que parecía moverse con cada paso que daba. Era de noche y no era recomendable quedarse fuera, que se debería hacer?

Era mas o menos de noche, hacían pocos minutos que el sol se había puesto en el borde del mundo y poco a poco la gente se iba metiendo cada uno en sus respectivas casas. A los que ya estaban en ella no debía preocuparos los peligros de la oscuridad, algunos afirmaban que los espíritus eran capaces de moverse por el bastión incluso burlando la vigilancia de la casa Crown. Pero claro que necio se quedaría fuera en los tiempos que corren?

Las cadenas resonaban en la noche mientras poco a poco ibas llegando a lo que seria tu "cárcel", habías intentado ser el terror para los humanos pero no lo habías conseguido. Sus invocaciones no te habían dejado ni siquiera respirar, grandes leviatanes hechos por su energía que te habían suprimido rápidamente y ahora te llevaban de vuelta al baluarte. Te habías intentado zafar, habías intentado romper las cadenas pero no habías conseguido nada irremediablemente entraste en el templo de los Rylei. Estaba muy bien cuidado, las columnas se encontraban adornadas con su estandarte mientras el jardín se encontraba bien recortado con algunas flores en las cuales revoloteaban las luciérnagas.

Sin miramientos te llevaron al salón de los rituales, lleno de símbolos que no te hacían mucha gracia, sobretodo porque eran de anulación, en ese lugar no podías usar tus poderes, te sentías débil y sin energía. Uno de lo ancianos aviso al cabeza de los Rylei. -Ya lo tenemos, avisad a la señora Mitsuki, es su regalo por ser mayor de edad. El cabeza de los Rylei asintió complacido. -Sera un magnifico presente.

Kitsu caminaba sin saber realmente a donde iba, el bosque era oscuro y no sabía muy bien porque pero no quería quedarse ahí, una parte de ella le decía que estaría segura en el bosque, pero otra le decía que no, que tendría que encontrar un refugio, pronto salió del bosque y vio ante ella una ciudad, lo que parecía una muralla se extendía.

Tras unos segundos en los que se quedo un poco impresionada sigue con la mirada el recorrido de la muralla hasta que encuentra una puerta, la puerta tiene justo delante a algunos guardias, Kitsu no sabe realmente que hacer, se sentía extraña viendo a aquellas personas, no sabía que pensar realmente

Inocentemente empieza a andar hacia la puerta, tal vez pueda entrar y seguramente sea más seguro que quedarse ahí en la linde del bosque

Era mas o menos de noche, hacían pocos minutos que el sol se había puesto en el borde del mundo y poco a poco la gente se iba metiendo cada uno en sus respectivas casas. A los que ya estaban en ella no debía preocuparos los peligros de la oscuridad, algunos afirmaban que los espíritus eran capaces de moverse por el bastión incluso burlando la vigilancia de la casa Crown. Pero claro que necio se quedaría fuera en los tiempos que corren?

No recordabas en que momento te habían sellado, poco te acordabas de aquel momento. Tu cuerpo tu espíritu había quedado sellado en nada mas que una bola de cristal puro, una barrera que no podías pasar con tu energía impura. Movida de un lugar como si fueras un trasto mas de la casa, acabaste en una mansión, al igual que si fueras una joya fuiste llevada escaleras arriba hacia la habitación de una joven que no tardo en examinarte después de tu obtención. Te movió varias veces hasta que hizo la típica pregunta.

-No te cansas de estar ahí encerrada? Pregunto la joven sin dejar de mover la piedra de arriba a abajo en su almohada. -Parece bastante aburrido estar en una piedra. Sus piernas se balanceaban en el aire mientras sus ojos no paraban de mirarte como si pudiera saber que estabas en su interior.

 Mis ojos estaban mirando hacia delante pero mi mente estaba en otra dirección, recordaba aquellos momentos donde entrenaba hasta no poder más y donde la oscuridad era parte de nosotros. A lo lejos una Kitsune estaba saliendo de lo que parecía un bosque y su rostro de notaba algo diferente de los demás espíritus este parecía no tener ni idea donde estaba. Mis pasos eran lentos estudiando todo a mi lugar antes de tomar alguna medida rara o fuera de lo normal.

 Mi conocimiento de rutas siempre me ha dicho que cuando cae la noche los bandidos pueden atacar las calles y justo nosotros dos estábamos en una, mi mente esta vez se volvía al lado de mis sentimos para reaccionar ante la situación que nos encontrábamos. Podemos seguir nuestro camino y olvidarnos de todo o parar para no morir en el intento. Claro siempre dicen que la persona más inteligente es aquella oculta entre nuestros pensamientos.

 En mi rostro se leía un poco el temor, no el común de aquel que no conoce sino por las personas que podría encontrar como a los monjes por ejemplo y ellos no dudarían en intentar cosas de nuevo por el simple hecho de que tenían poder para hacerlo. Me golpee las manos era hora de poder estar con más de los míos o por lo menos intentarlo. 

 Camino hacia el espíritu, chica o lo que venga en el paquete de ser un espíritu. Buenas noches, no vengo hacer daño solo soy un joven errante que recorre estos caminos... ¿Puedo ayudarte en algo? Te noto perdida. A simple vista  mis "tatuajes" como se decían eran oscuros y a los ojos comunes o no comunes brillaba además que si te detienes unos minutos a mirarlos fijamente jurarías que se mueven.

Un chico se acerca a Kitsu, la Kitsune se queda mirándolo algo sorprendida, cuando le pregunta ella asiente y dice:

• Yo… la verdad no sé donde estoy…

Se notaba que estaba algo aturdida, entonces le mira y dice:

• Ni sé que estaba haciendo, cuando me he dado cuenta estaba en el bosque…hace poco y bueno… no sé que puedo hacer… solo sé que me llamo Kitsu

Parecía un poco aturdida y preocupada, miraba al chico con gran curiosidad

. Ya hacía tiempo que dormía, buscando paz y tranquilidad para su corazón, que había sido desollado con fuerza por ese humano. Se había repetido durante mucho tiempo como había sido posible que ese humano la embaucara de esa manera. Al principio pensaba que le habían obligado, que él no era capaz de haberlo hecho, pero la verdad le había abierto los ojos. El tiempo pasaba muy lento dentro de ese lugar y la soledad y el hambre iban aumentando.

Una voz la despertó de su sueño. Era humana, no le costaba de notarlo, y eso le había hecho encender su rabia, pero no tenía emergía como para enfadarse, su estomago estaba vacío.
-¿puedes sacarme de aquí?
Le pregunto en un tono suave, no tenía muchas fuerzas

-Mmmmmm Comenzó a pensar la chica sin dejar de mover la piedra de arriba a abajo de su almohada, jugaba sin tener mucha consideración con que estuvieras dentro. -Por poder puedo liberarte, aunque tu no puedas es algo bastante sencillo para mi. Pero.... dejo de sacudirte para tomarte entre tres dedos y alzarte cerca de la luz de la vela que tenia encima de una mesita. -Tu eres un Gashadokuro verdad? Puedes decirme que no si quieres pero te veo bastante bien como para mentirme.

Aun con la mano alzada sin dejarte tocar la almohada sonrió divertida. -Quien me garantiza que en el mismo momento en que te libere no vas a querer comerme? Ademas tu raza de espíritu tiene la fama de tener siempre hambre, no se cuanto tiempo llevas hay pero sin un día sin comer seguro que te parezco apetecible. Si te libero me comerás.

Permanecía en silencio en mi habitación. Llevaba allí gran parte de la tarde meditando en silencio mientras las hojas de incienso se consumían lentamente en su fuego. Lo solía hacer a menudo. Adoraba sentarme en seiza, respirar hondo y cerrar suavemente los ojos mientras dejaba volar mi consciencia. Era una forma de encontrarme conmigo misma que había tomado como ritual con el paso del tiempo. Sin embargo, aquella tarde algo más rondaba mi mente. Horu-sama había acordado verse conmigo en el jardín al anochecer, y aquello no era algo que solía hacer.

Con suma delicadeza, mis párpados comenzaron a abrirse. Cuando meditaba, el tiempo pasaba volando y era difícil suponer que alguien pudiera tener conciencia del tiempo. Pese a todo, sabía que la oscuridad de la noche había llegado ya al bastión. Lentamente, me puse en pie y avancé hacia el pequeño espejo que tenía colgado de la pared. Me arreglé con esmero el pelo y me atusé el kimono. Finalmente, abrí la puerta y salí por ella en dirección al jardín.

Como era de esperar, allí estaba el anciano. Sus ojos estaban clavados en los minúsculos puntos de luz que emanaban del jardín. Verlo observando con tanta calma las luciérnagas me sobrecogió el alma, y es que de él emanaba una paz casi completa.

—Horu-sama...

Apenas fue un murmullo casi imperceptible acompañado de una leve inclinación del torso a modo de saludo. Pese a todo, sabía que el anciano había sido capaz de escucharlo.

Escucho atentamente sus palabras y comprendió que no poseía memoria más de las que salió del bosque, algo raro le había pasado para que no recordara. En ese momento deje que las pruebas para saber si era fiable las dictara en otro momento por ahora debía ayudarla. Soy Axel.. Extiendo mi mano. Quieres acompañarme adentro para cuidarnos, dicen que por las noches puede haber bribones que asaltan. Sea espíritu o no necesitaba ayuda.

 Veo su cara de curiosa y sonrió, muchas de las personas miraban la mancha que tenía vida en mi cuerpo y nunca lograban comprender que tanto misterio tenía eso. Si quieres adentro nos contaremos historias.

Kitsu sonríe ante el comentario del joven y dice:

- Si... muchas gracias, A..xel? no se qué es lo que yo puedo hacer por aquí, y si nos podemos defender de los bribones mejor, no querría encontrarme con nadie que pueda hacerme daño.

Sonríe y sus orejas comienzan a moverse y entonces dice:

- Si, pero yo no puedo contarte mucho mas, aunque me gustan mucho las historias 

  Sonrió por sus palabras y luego la miro fijamente. Si te soy sincero tampoco sé porque estoy aquí solo viajo en busca de más conocimientos por lo que estamos iguales. Luego me quedo pensado por lo de la historia. Pues haremos esto tu escuchas las mías y luego vemos que tal. Me pare a verla completamente.

 Sabes creo que ambos nos podemos ayudar, tú necesitas volver a recordar y yo te puedo ayudar. A la vez que yo necesito una compañera de viajes. No quería parecer muy apurado. Te parece? digo luego de conocernos más. Y miro la puerta rápido.

O yo soy un inútil o no entiendo como los humanos se han visto reducidos a un único enclave en el mundo. Desde que salí de mi prisión, he intentado hacer algo por mi mismo, tal vez dejar libre un poco de la rabia que llevo dentro, pero parece que cada vez que hice algo por molestar a un humano, había algo o alguien que me hacia recibir mas de lo que daba.

Al fin, sin saber muy bien como ,me veo atrapado, a merced de mis captores humanos y al parecer a punto de ser regalado...regalado a una niña humana, como si fuera una cobaya para su entretenimiento. De nuevo, esclavizado por los humanos, aunque al menos esta vez no se habían molestado en atraparme con palabras cariñosas y amables y mostraban claramente su verdadero rostro, los de unos monstruos sin entrañas que usaban todo lo que tenían a su alcance para sus fines, sin importarle lo que costase a los demás, o incluso al planeta.

De todas formas, eran muy ingenuos si creían que lograrían algo de mi, aunque me atasen a una invocadora. Ya había sido esclavizado antes y era muy difícil que mi hicieran mas daño que la vez anterior.

Por el momento permanezco frio y distante, guardando mi odio por esta raza maldita en el interior de mi corazón y preparándome en silencio hasta que aparezca mi oportunidad de hacer daño.

Kitsu asiente a lo que dice Axel, se sentía un poco extrañada y perdida porque no recordaba nada, pero había tenido suerte de encontrar a alguien amable que estaba dispuesto a ayudarle, da un saltito y dice:

- Claro, es muy amable el que quieras ayudarme, claro que puedo acompañarte y me encantaría escuchar las historias, así también puedo conocer algo del mundo. Los humanos aun usan a los caballos como medio de transporte más habitual? esos animales me dan un poco de miedo, pero no tanto como los perros

Tiembla un poco y añade:

- Son terroríficos verdad?

Alice sonrió ante el comentario de la chica. Se veía que sabía lo que hacía y no tenía intención de ayudarla sin tomar las precauciones necesarias. Esa chica sabía jugar sus cartas. No tienes un pelo de tonta, eh? Sí, si me liberaras ahora mismo te comería y con gusto, aunque no creo que me dejaras satisfecha. Dijo con una pequeña risita. Mi raza requiere de mucha comida, y ha sido demasiado tiempo sin ni una miga de pan. Supongo que ya lo sabes. Afirmó

Suspiró con desgana, pues sabía la conclusión de toda esa conversación, y prosiguió No creo que en este momento te costase mucho tirarme a la basura y dejarme en mi estado actual, pero si estoy en tus manos es porque quieres y te interesa. Así que dime, ¿Que me propones a cambio de mi libertad?

 Dejo escapar una risita ante el comentario del caballo y asiento. Seguimos con los caballos aunque también hay ponis que son más chicos, y algún día te presentare a uno y veras que son muy tranquilos e incluso le agradan que les de comer. Luego me quedo pensando en el segundo animal que menciona.

 Los perros son malos si los crías para que lo sean en cambio si intentas criarlos buenos no harán nada malo... Digamos como los bandidos de por aquí, ellos hacen cosas malas porque en su vida lo tuvieron que hacer pero si hubiera sido diferente no harían el mal. Me detengo un poco, no sabía que era inteligente.

  Igual estoy aquí para protegerte... Para ayudarte. Mis ojos brillan pero de curiosidad, quería saber más de ella y ayudarla. 

Una sonrisa se dibujo en el rostro del anciano mientras giraba la cabeza hacia ti, sus ojos te miraron varios segundos con un leve brillo. -Como siempre, eres muy hermosa Akame, el kimono siempre te a favorecido. Entonces deja escapar un pequeño bufido parecido a una risa contenida. -Y siempre eres demasiado formal conmigo. Relajate Akame, ven siéntate conmigo. Dijo señalando un sitio a su derecha. Cuando sintió que estabas a su lado se quedo varios minutos callado, dejando que alguna luciérnaga se colara en el interior del templo, dejando que la brilla meciera vuestros cabellos respectivamente.

-Hoy te he llamado por que.....hace ya un tiempo que eres mayor de edad y tienes un don extraordinario para la escritura. Acerca una mano y pasa dos dedos por tu mejilla, con suavidad. -Un don que es muy preciado, el ultimo de la familia después de todo, no te avergüences por eso te hará ser mucho mas grande de lo que eres.....perdona la nostalgia me a hecho irme del tema. Aparto la mano al igual que la había puesto y carraspeo un poco intentando aclararse.

-Veras, la tradición marca que la familia Morimitsu debe ser fuerte y poderosa, nada es mas fuerte en este mundo que los espíritus como bien sabes. Dejo unos segundos para que pensaras si querías antes de decirte lo que quería decirte. -Tenemos en este templo un espíritu Akame, nunca te lo había dicho porque es.....es un espíritu que esta atado a este lugar. Gracias a mi poder no a echo nada, pero a llegado el momento que escojas. Ese demonio puede ser tuyo Akame, si lo sometes sera tuyo, pero debes saber que ese espíritu a contribuido a la muerte de la familia. Tuya es la elección Akame, solo tuya

-Venga a que esperáis, traed a la señorita Mitsuki. Anuncio el cabeza de los Relay mientras te dejaban allí, encarcelado con esas cadenas que no podías quitar y una impotencia, ademas de una rabia, creciente en tu interior. Pero no tuviste mucho tiempo de disfrutar tu pequeña soledad, Mitsuki no tardo casi nada en aparecer por la puerta de un lateral.

La joven vestía un kimono ceremonial bastante largo, incluso llegaba a arrastrar por le suelo al pasar caminando. Su rostro era muy tranquilo mientras su cabello negro reposaba con gracia en su espalda. Con paso lento te fue mirando de arriba a abajo impasible a como estabas ni a las cadenas que te tenian sujeto. Se sento cerca de una puerta que llevaba al jardín y se acomodo sentándose con las piernas juntas mientras sacaba una extraña flauta de su manga.

El sonido de sus notas eran hipnotizantes por unos instantes hasta te olvidaste donde estabas ni que hacías en aquel lugar, como si se tratara de humo una figura se fue alzando en la espalda de la joven, una figura parecida a una serpiente. Con un movimiento mas agil que un pestañeo la serpiente destrozo tus cadenas de un mordisco, dejándote libre, aunque aun no podías usar tus poderes en aquel lugar. -Eres un Inugami, se te ve...tus rasgos no pueden ocultarse. No deberían tratarte como un trofeo ni tampoco como mascota. Si lo deseas eres libre, puedes escapar por el jardín. Dijo la joven mientras dejaba la flauta encima de la falda del kimono, aunque la serpiente no se desvaneció.

-La verdad es que no me costaría nada tirar a una canica vieja a la basura, pero no creo que eso sea muy inteligente después de todo tu raza espiritual no es muy común. Creo que me voy a quedar contigo aunque solo sea por un tiempo. No te asustes al sentir lo que sienten tus victimas. No entendiste muy bien las palabras de la joven, pero no tardaste en comprenderlas cuando acerco la canica a sus labios y la mordió suavemente. Notaste como tu cárcel se hacia mas pequeña y una presión en todos los costados te hacían sentir muy incomoda. Era esta la sensación que sentían antes de comértelos?

La joven aspiro todo el aire que pudo antes de soltar un largo soplido que, aparte de llevar aire, también se llevo tu niebla venenosa. Notaste como todo tu cuerpo salia de la esfera, quedando en libertad, como tus huesos formaban rápidamente un cuerpo de carne para estar en una habitación tan pequeña con mayor comodidad. Tu humo, tu vapor venenoso, no había desaparecido, estaba flotando en la habitación pero la chica continuaba en su cama balanceando las piernas tranquilamente mirándote divertida. Por una extraña razón no sentías ganas de comertela. -Ves? No era tan difícil.