Partida Rol por web

Hoy es el día de la fiesta de fin de año. Ya habían pasado varios días desde el encontronazo con el magus y todos los problemas de La Antorcha. El traje ya estaba preparado y cepillado desde la noche anterior, y aún quedaba un par de horas para la fiesta.

Sebastian envió un sms a Resse para quedar antes e ir a la fiesta juntos. se paso revista minuciosamente, el traje, el peinado, la colonia, el móvil (con la carga completa), y los accesorios (reloj de muñeca, rosario de plata y algún que otro anillo) solo cuando decidió que estaba listo salió de su casa y fue a la morgue en busca del morboso presente de su Príncipe 

Ante los nervios por un evento tan importante me dirijo pronto como 10 min antes de la hora para tantear el terreno

Resee se preparara para la fiesta, se sentirá muy raro con el smoking, pero es lo que toca, maldito protocolo. No obstante, se alegra de tener una bolsa de deporte escondida en el coche son ropa adecuada.

Es la primera “fiesta de vampiros" a la que acude así que llega un poco antes para asegurarse puntualidad.

Otra vez frente a la destartalada mansión de Mordius, como la ciudad la antigua casa había visto tiempos mejores. Hoy es el día de la fiesta de fin de año. Actualmente el ala oeste de la casa casi se había caído del todo y parte del techo de la estructura amenazaba con caerse, la valla del patio estaba caída en varios sitios y el jardín, ahora cubierto de nieve, llevaba descuidado desde hacía varias décadas. 

Al llamar a la puerta el fornido ayudante de más de dos metros abre la puerta, va enfundado en el clásico mono azul de las siderúrgicas. A pesar de lo rudo de su aspecto el hombretón hace una ligera reverencia y con una mano indica que puedes pasar. Un espacio hall espera tras la puerta, las paredes están cubiertas por laminas de madera noble, lujosos cuadros decorar las paredes junto con opulentos sillones de cuero y alfombras. Sería la decoración de la mejor habitación de un palacio Europeo, si no fuera por el balde de hojalata que recoge el agua de una gotera; la madera abombada del suelo; o el cuero gastado, apolillado y roto de los sillones. En el centro de la estancia hay dispuesta una gran mesa con varias bandejas con canapés, botellas de champan y vino. En una de las esquinas del hall hay un equipo de música de alta gama que reproduce un cd de música clásica.

Modius está cerca de la puerta, viste un esmoquin pasado de moda. Te da la mano y agradece con entusiasmo que hayas venido a la fiesta. Bien venido a mi refugio, bien venido a la fiesta. Espero que todos nos lo pasemos bien. Hoy será una noche esplendida. Dice con gran cortesía.

En la estancia solo está el príncipe, y su extraña y muda chiquilla que pasea de un lado a otro de la estancia, fijándose en todos los detalles del mobiliario. Viste un traje pasado de época de fina gasa blanca, con guantes y francesitas rojas, entre sus manos sostiene un cuaderno.

Otra vez frente a la destartalada mansión de Mordius, como la ciudad la antigua casa había visto tiempos mejores. Hoy es el día de la fiesta de fin de año. Actualmente el ala oeste de la casa casi se había caído del todo y parte del techo de la estructura amenazaba con caerse, la valla del patio estaba caída en varios sitios y el jardín, ahora cubierto de nieve, llevaba descuidado desde hacía varias décadas. 

Al llamar a la puerta el fornido ayudante de más de dos metros abre la puerta, va enfundado en el clásico mono azul de las siderúrgicas. A pesar de lo rudo de su aspecto el hombretón hace una ligera reverencia y con una mano indica que puedes pasar. Un espacio hall espera tras la puerta, las paredes están cubiertas por laminas de madera noble, lujosos cuadros decorar las paredes junto con opulentos sillones de cuero y alfombras. Sería la decoración de la mejor habitación de un palacio Europeo, si no fuera por el balde de hojalata que recoge el agua de una gotera; la madera abombada del suelo; o el cuero gastado, apolillado y roto de los sillones. En el centro de la estancia hay dispuesta una gran mesa con varias bandejas con canapés, botellas de champan y vino. En una de las esquinas del hall hay un equipo de música de alta gama que reproduce un cd de música clásica.

Modius está cerca de la puerta, viste un esmoquin pasado de moda. Cuando llegas le esta dando aun la mano al friki de Marcus, y le dice con gran cortesía. Bien venido a mi refugio, bien venido a la fiesta. Espero que todos nos lo pasemos bien. Hoy será una noche esplendida.

En la estancia solo está el príncipe, y su extraña y muda chiquilla que pasea de un lado a otro de la estancia, fijándose en todos los detalles del mobiliario. Viste un traje pasado de época de fina gasa blanca, con guantes y francesitas rojas, entre sus manos sostiene un cuaderno.

El príncipe repara en su segundo invitado, Ohh. Bienvenido  a mi refugio, bien venido a la fiesta. Dice tendiéndole la mano a Resse. Espero que todos nos lo pasemos bien. Hoy será una noche esplendida. Dice repitiendo la misma fórmula que con el primer invitado.

-Soy yo quien le agradece su hospitalidad, tanto en su refugio como en su dominio.  Estoy seguro de que sera una noche muy agradable para todos.

Tras la presentación contemplara la escena esperando que lleguen más invitados. 

-Buenas noches Markus, saludara al friki.

Mientras se acerca a saludar al vástago y socio se alegra de que ande por allí, no sabe que sera más ofensivo para el príncipe: No poder evitar mirar el cubo de la gotera o a su chiquilla muda recordándola vestida solo con unas tiras de seda soja y moviéndose como la esclava sexual de un sultán.

Si, será una velada agradable y más después de lo que habéis hecho por la paz de la ciudad. ¿Dónde están el resto de vuestros compañeros? Quería agradeceros lo que habéis hecho. Pero antes de que pudierais responder a la pregunta de Mordius, empezó la oleada de invitados.

Primero llego un ser de aspecto horrendo, claramente se trata de un nosferatu. Con la piel coriácea, de color gris y surcada de múltiples cicatrices. A pesar de esta grotesca estampa sus ojos grises aun muestran algo de belleza. Viste un pesado abrigo azul que tapa parte de su cuello y oculta los sus defectos físicos. Mordsius se acerca a él para repetirle la cortes formula de bienvenida. Veis que el príncipe hace grandes esfuerzos por mantener la compostura y la etiqueta delante del nosferatu. Claramente la presencia de Alexander Dano, que es como se llama el norferatu, no agrada para nada al príncipe.

Después llego un hombre alto pero muy delgado, con la cara totalmente chupada y el pelo castaño sucio y revuelto, viste unos pantalones de chándal y una camiseta interior blanca. Su aspecto os recuerda vagamente al loco que paso por la Antorcha, al “agente Dirk MacGriff”. El chico con aspecto de yonki se llama Michael y parece estar obsesionado con la seguridad de la fiesta y que le están siguiendo. Pero Morduis le pide que se tranquilice. 

Finalmente llegan vuestros compañeros: Sebastian y James que reciben los halagos del príncipe, en total siete vampiros. Pero aun falta gente. 

Otra vez frente a la destartalada mansión de Mordius, como la ciudad la antigua casa había visto tiempos mejores. Hoy es el día de la fiesta de fin de año. Actualmente el ala oeste de la casa casi se había caído del todo y parte del techo de la estructura amenazaba con caerse, la valla del patio estaba caída en varios sitios y el jardín, ahora cubierto de nieve, llevaba descuidado desde hacía varias décadas. 

Al llamar a la puerta el fornido ayudante de más de dos metros abre la puerta, va enfundado en el clásico mono azul de las siderúrgicas. A pesar de lo rudo de su aspecto el hombretón hace una ligera reverencia y con una mano indica que puedes pasar. Un espacio hall espera tras la puerta, las paredes están cubiertas por laminas de madera noble, lujosos cuadros decorar las paredes junto con opulentos sillones de cuero y alfombras. Sería la decoración de la mejor habitación de un palacio Europeo, si no fuera por el balde de hojalata que recoge el agua de una gotera; la madera abombada del suelo; o el cuero gastado, apolillado y roto de los sillones. En el centro de la estancia hay dispuesta una gran mesa con varias bandejas con canapés, botellas de champan y vino. En una de las esquinas del hall hay un equipo de música de alta gama que reproduce un cd de música clásica.

Modius está cerca de la puerta, viste un esmoquin pasado de moda. Te da la mano y agradece con entusiasmo que hayas venido a la fiesta. Bien venido a mi refugio, bien venido a la fiesta. Espero que todos nos lo pasemos bien. Hoy será una noche esplendida. Dice con gran cortesía. En ese momento también llega Sebastian y Mordius centra toda su atención en él.

En la estancia está el príncipe, su extraña y muda chiquilla que pasea de un lado a otro de la estancia, fijándose en todos los detalles del mobiliario. Viste un traje pasado de época de fina gasa blanca, con guantes y francesitas rojas, entre sus manos sostiene un cuaderno. Al verte entrar te sonríe con gesto de complicidad.

Cerca del centro de la sala mirando con repugnancia a la comida se encuentra un ser de aspecto horrendo, claramente se trata de un nosferatu. Tiene la piel coriácea, de color gris y surcada de múltiples cicatrices. A pesar de esta grotesca estampa sus ojos grises aun muestran algo de belleza. Viste un pesado abrigo azul que tapa parte de su cuello y oculta los sus defectos físicos.

En un rincón del comedor, casi oculto por las sombras tratando de no llamar la atención se encuentra un hombre alto pero muy delgado, tiene la cara totalmente chupada y el pelo castaño sucio y revuelto, viste solo unos pantalones de chándal y una camiseta interior blanca. Si te lo encontraras en una de las calles de Gary seguramente lo confundieras con un simple Yonki.

Y finalmente tus compañeros, Marcus y Resse; y Sebastián que esta recibiendo los halagos del príncipe.  En total siete vampiros, pero aún falta gente.

Otra vez frente a la destartalada mansión de Mordius, como la ciudad la antigua casa había visto tiempos mejores. Hoy es el día de la fiesta de fin de año. Actualmente el ala oeste de la casa casi se había caído del todo y parte del techo de la estructura amenazaba con caerse, la valla del patio estaba caída en varios sitios y el jardín, ahora cubierto de nieve, llevaba descuidado desde hacía varias décadas. 

Al llamar a la puerta el fornido ayudante de más de dos metros abre la puerta, va enfundado en el clásico mono azul de las siderúrgicas. A pesar de lo rudo de su aspecto el hombretón hace una ligera reverencia y con una mano indica que puedes pasar. Un espacio hall espera tras la puerta, las paredes están cubiertas por laminas de madera noble, lujosos cuadros decorar las paredes junto con opulentos sillones de cuero y alfombras. Sería la decoración de la mejor habitación de un palacio Europeo, si no fuera por el balde de hojalata que recoge el agua de una gotera; la madera abombada del suelo; o el cuero gastado, apolillado y roto de los sillones. En el centro de la estancia hay dispuesta una gran mesa con varias bandejas con canapés, botellas de champan y vino. En una de las esquinas del hall hay un equipo de música de alta gama que reproduce un cd de música clásica.

Modius está cerca de la puerta, viste un esmoquin pasado de moda. Esta saludando a James que parece que acaba de llegar, se gira hacia a ti y te da la mano y agradece con entusiasmo que hayas venido a la fiesta. Bien venido a mi refugio, bien venido a la fiesta. Espero que todos nos lo pasemos bien. Hoy será una noche esplendida. Dice con gran cortesía. 

En la estancia está el príncipe, su extraña y muda chiquilla que pasea de un lado a otro de la estancia, fijándose en todos los detalles del mobiliario. Viste un traje pasado de época de fina gasa blanca, con guantes y francesitas rojas, entre sus manos sostiene un cuaderno.

Cerca del centro de la sala mirando con repugnancia a la comida se encuentra un ser de aspecto horrendo, claramente se trata de un nosferatu. Tiene la piel coriácea, de color gris y surcada de múltiples cicatrices. A pesar de esta grotesca estampa sus ojos grises aun muestran algo de belleza. Viste un pesado abrigo azul que tapa parte de su cuello y oculta los sus defectos físicos.

En un rincón del comedor, casi oculto por las sombras tratando de no llamar la atención se encuentra un hombre alto pero muy delgado, tiene la cara totalmente chupada y el pelo castaño sucio y revuelto, viste solo unos pantalones de chándal y una camiseta interior blanca. Si te lo encontraras en una de las calles de Gary seguramente lo confundieras con un simple Yonki.

Y finalmente tus tres compañeros, Marcus, Resse, y James.  En total siete vampiros, pero aún falta gente.

Tras saludar a Sebastian el último en llegar Mordius permanece cerca de la puerta, esperando a mas invitados.