Partida Rol por web

Patrick e Isaac salieron de la Biblioteca en el mismo momento en que Rafael, Lola y Jack entraban por la puerta. Lola vio desaparecer por una de las salidas traseras de la sala a Lucy con Victoria y corrió tras ellas, desapareciendo también por el mismo lugar. La gran sala se veía lúgubre con tan pocos vástagos dentro. Apenas media docena se habían reunido a esas horas allí pues casi todos se encontraban ya en sus propios refugios, dispuestos a dormir antes de los primeros rayos del amanecer.

Rafael, Eileen y Yamir se encontraban en un rincón y pronto acudieron con ellos Aarón, Álex y Helena, para discutir los temas de los que habían sacado algo en claro aquella noche. Isaac, Patrick y Jack se acercaron a ellos cuando el Justicar les hizo un gesto para que se lo hicieran y compartieran lo que habían descubierto. Fue en ese momento cuando la puerta se abrió de nuevo y Ángela entró en la sala, seguida de John y una joven de piel oscura. La Guardiana del Elíseo tenía una expresión lúgubre en el rostro, como ninguno la había visto hasta ahora, y el joven político no entendía por qué. Les había abierto la puerta con una sonrisa en el rostro, como siempre, y según los había visto, su mirada se había congelado y su gesto se había ensombrecido. Les había dejado pasar y los había guiado, como siempre, hasta la sala principal, pero no había abierto la boca en ningún momento. John llegó a preguntarse si sabía lo de Zaina y Evan con sólo mirarlos.

Cuando avanzaron hacia el grupo, la joven Nadia se adelantó y habló directamente a la Príncipe, sin reservas:

-Zaina y Evan han caído... aunque hemos acabado con un grupo bastante numeroso. ¿Han vuelto ya los otros grupos de ataque?

-Bienvenidos, Nadia, John. Algunos mejor y otros peor parados -respondió Aarón- pero Zaina es la única Vigilante que ha caído... ¿qué ha sucedido? -añadió, mirando alternativamente a John y a la joven, preocupado por que una de sus Vigilantes hubiera caído tan fácilmente.

-Yo sé lo que ha sucedido -interrumpió entonces Rafael, sin dejar hablar a nadie primero, con la mirada fija en el neonato que acababa de entrar; sus ojos lo escudriñaban con incredulidad y en su rostro se apreciaba la misma expresión sombría que tenía su Sire- John Summers, como Justicar, protector de las Leyes de la Camarilla y guardián del orden, debo mantenerte bajo arresto a la espera de juicio. Has cometido uno de los peores crímenes que se pueden cometer bajo el amparo de la Camarilla. 

En ese momento, entendiendo lo sucedido a la perfección Aarón se adelantó con el rostro enfadado, dispuesto a acabar con la existencia de John en ese mismo instante, pero Álex, el Senescal, lo detuvo con un gesto de la mano. 

-El Justicar es Rafael -murmuró-, él imparte la justicia necesaria. 

Helena, por su parte, observaba toda la escena con la mirada gélida, esperando el desenlace. Confiaba en las decisiones de sus subordinados, por eso los había colocado donde estaban. 

-Existen atenuantes en el contexto de tu acción -continuó Rafael hablando alto y claro a John- y es por eso mismo que no te he matado aquí y ahora; pero también existen ciertas circunstancias que me gustaría aclarar y que podrían convertirse en agravantes. Si, después de escuchar todas las versiones, no hay ningún hecho que lo atenúe, te mataré -sentenció entonces, sin rencor alguno reflejado en su voz, calmada como la de quien expone un simple hecho- y Lola será exiliada. Si existen atenuantes reales, no morirás, pero te exiliaré con ella. En cualquier caso, ahora mismo vas a venir conmigo a los calabozos y da gracias por el hecho de que yo lleve tantos siglos entrenando mi autocontrol. Vienes, por las buenas o por las malas, tú decides. Aunque no te aconsejo resistirte. 

John no dijo una sola palabra, muchas personas estaban muy molestas y no es sabio dar más leña al fuego si deseas que este se apague, al menos un poco, no miro a los ojos a ninguno de los presentes, una cosa era él, pero meter en problemas a Lola ya era harina de otro costal simplemente se dirigió a Rafael y dijo Indicame el camino, y así se marcho, sin decir nada a nadie.

Isaac contemplaba la escena atónito. No tenía ni idea en qué se habría podido meter John para acabar así. Por otra parte parece ser que había habido muertos, lo cual indicaba que lo que había ocurrido era algo realmente malo.

La primera reacción habría sido activar sus sentidos para percibir cualquier conversación o lo que fuera que pudiera indicar al menos qué es lo que había pasado, pero recordó a tiempo que los demás miembros percibirían en el acto su intromisión y tal y como estaban los ánimos era mejor no calentarlos innecesariamente.

Dudaba en preguntar, pero John había sido su amigo, al menos debería intentar enterarse de lo que pasaba, pero iba a hacerlo de forma mucho más educada para ver la reacción de los demás.

- ¿Vais a matar a John? - La cara de Isaac reflejaba su absoluta confusión - ¿Qué ha pasado?

John escucho las palabras de su amigo y volteo rápidamente estaba a escasos centímetros de salir de la habitación, le hizo un gesto colocandose el indice en la boca y pelando los ojos, aspiraba su amigo entendiera, luego le pico el ojo, había preocupación en su rostro y cosas buenas no estaban a la vuelta de la esquina, fue allí cuando pensó probablemente a él tampoco le han leído las reglas, ¿como es posible que puedan juzgarte bajo una ley de la cual no te han dicho nada al respecto y ni idea tienes que existe? Básicamente lo único que sabíamos era que no podíamos salir al sol entonces? Por otra parte estos sujetos se preocupan más por la manera de como son eliminados los enemigos que de eliminarlos? Cuan lógico era que me castigarán por proteger mi vida? Será que preferían verme regresar como polvo, tal cual le paso a Zaina y Evan? 

Había muchas cosas que le descuadraban, John sabe que el poco conocimiento es peligroso pero es decir, no tenía ni una semana en esta nueva "capa", no le habían dicho muchas cosas y ahora el tenía que dar cara por lo que en cierto modo no era su culpa!

Observé la escena. Al principio con estupor, pero en cuanto comprendí lo que había sucedido, por lo menos conceptualmente, lo demás caía por el peso de la lógica.

Observé al tal John con un desprecio creciente. Chasqueé la lengua cuando escuché que Lola también sería salpicada por la incompetencia de aquel tipo. De cualquier forma, si esa era la decisión sería por tener parte de responsabilidad. Quizá el tal John fuera el chiquillo de Lola. Siendo así, bien estaría que asumiera su error.

A mi modo de ver, Isaac hizo dos preguntas absurdas. Ignoré la primera, pues ya había sido contestada.

- Está claro. Ese la ha cagado y, según parece, por su culpa han caído dos. - Hice un gesto de suficiencia con los hombros. - La incompetencia es intolerable y tiene la molesta costumbre de ser reincidente, siempre, y los resultados son impredecibles e invariablemente desastrosos.

No soportaba las imperfecciones ni los errores. Pensar que aquel sujeto que tenía delante había podido meter la pata a esos niveles, aún sin tener la más mínima idea de lo que había sucedido, me calentaba la sangre y la ira se dejaba ver en mi rostro.

Patrick había asistido en silencio a la escena, analizando lo ocurrido. Le faltaba información, pero estaba claro que ellos mismos debían tener cuidado en adelante con sus acciones.
—Sí, es obvio que la ha cagado—dijo en voz alta—, pero estoy de acuerdo con Isaac en querer saber exactamente por qué. Es hora de que alguien nos explique donde están los limites en esta sociedad.

El Senescal se volvió hacia ellos con una mueca en el rostro entre apenada y contrariada. 

-Las Tradiciones... -dijo sin más- dentro de un rato os lo explico... 

Entonces se volvió hacia Nadia, esperando una explicación de todo lo ocurrido. 

-Habéis llegado a la Camarilla en un momento muy convulso, chiquillos -intervino Ángela, mirándolos a todos con una compasión de mil años reflejada en su rostro-, a vuestros Sires no les ha dado tiempo a contároslo todo. Es normal, pero hay cosas que habéis aprendido por vuestra cuenta y eso... -terminó, señalando a la puerta por la que había desaparecido John- evidentemente lo ha descubierto él solito; y cualquiera con un poco de sentido común debería saber que es un crimen. Este mundo de tinieblas es oscuro y frío y es misión de la Camarilla que no se vuelva más oscuro y frío aún... Nadia -se dio la vuelta hacia la joven, con autoridad- ¿por qué no dices nada? ¿Estuviste? ¿Viste lo que sucedió? Habla. 

La joven, claramente asiática, dudó un poco ante la vehemencia de las palabras de la Guardiana del Elíseo. Resultaba, cuando menos, sorprendente, el poder y la fuerza que emanaba aquella niña de apenas quince años al dar órdenes a los adultos. 

-Estuve persiguiendo a dos que se nos escaparon -comentó la joven- cuando les di caza, volví y me encontré con John a punto de ser asesinado por un Malkavian que no había visto nunca... 

Al decir aquello miró a Ángela con cierta aprehensión.

-Lo salvé, pero de milagro... John me contó entonces que Zaina y Evan habían caído ante él, después de acabar con el resto de sus compañeros... y también me dijo que él había acabado con uno de ellos. Y entonces vi las cenizas...