Partida Rol por web

Cuando saliste de los aseos, más recuperado, viste a Wendy que estaba sola, bailando con un chico a quien no conocías, un guaperas que parecía no haber perdido el tiempo ocupando tu lugar. Al acercarte más, viste que se trataba del imbécil que estaba en tu misma clase y que al ver a Wendy sola, no había perdido el tiempo.

Wendy se movía con timidez, manteniéndose a cierta distancia, como si no terminase de gustarle tu "amigo", aunque tampoco podías estar seguro de eso. 

De su amiga, no había ni rastro, ni tampoco de los demás, que estaban desperdigados por alguna parte, en la barra algunos, y otros por los alrededores.

Tus amigas se quedaron en la puerta, esperándote, mientras tú te dirigías hacia el callejón sin dejar de llamar, oyendo cada vez con más fuerza el sonido. Cuando torciste en la esquina, el silencio aún te rodeaba, salvo el del teléfono de Anna, que se encontraba tirado en el suelo, en mitad del callejón, sonando.

Estaba parcialmente chamuscado y con la pantalla algo resquebrajada, pero evidentemente, funcionaba. Eso sí, no había ni rastro de tu amiga.

También te fijaste en que había un par de montones de una sustancia grisácea, cerca de donde estaba el teléfono. Al acercarte y mirarla más de cerca, te diste cuenta de que era ceniza.

Había ido acompañando a aquel chico tranquilamente y con la cabeza gacha cualquiera hubiera pensado que era por timidez pero en verdad solo seguía indagando en mi mente lo sucedido en el callejón y buscar las preguntas adecuadas que debía realizar. Estaba tan inmersa en mi mente que cuando se paró ante la puerta de ''Solo personal'' casi me choco contra su espalda. 

Lo que incluso me pareció mas extraño es ver como me observaba como si fuera un animal en peligro de extinción y aquello casi parecía gracioso. No me gustaba de por si aceptar retos de ver quien es mas valiente pero estaba algo ansiosa por saber lo que me tenía que decir por lo que fui hasta la puerta que llevaba al sótano e intenté abrirla y así poder ir a donde quisiera ir pero justo antes de seguir, me giré hacia él y le dije: No me llamo ''princesa'' si no Dayanne...

No pudo evitar alegrarse al ver que la chica se dirigía a la puerta sin duda alguna. Aquello era una faceta que le gustaba. Matt se impulsó un poco con sus omoplatos para enderezarse y caminar hasta la puerta, pero se detuvo con una mueca curiosa al ver que la chica se giraba.
Debía admitir que le gustaba enojarla, así que sonrió un poco ante su presentación.

-Bueno, no son excluyentes, princesa.- Le dijo divertido.

La puerta solo mostró una oscura escalera por la que era difícil bajar sin tropezarse. Matthew le volvió a dar la mano después de cerrar la mano en la oscuridad. Ya fuera porque conocía el sitio o porque veía algo mejor de lo normal, el chico avanzó decidido sin soltarla. Aunque no quedaba claro si le daba la mano para evitar que cayese o para obligarla a bajar sin que se detuviese.
Fue un descenso de unos segundos un tanto inquietante, hasta que final el muchacho dio con el interruptor, y una luz algo débil alumbró el lugar. Parecía un pisito de soltero bastante minimalista. Una cama, un sofá, un escritorio con un portátil, una pequeña televisión, así como una pequeña neverita al lado de una mesa con forma de bola del mundo, que guardaba algunos licores, ante todo bourbon. Si bien todo era bastante viejo, parecía estar muy cuidado, y la habitación estaba más limpia que cualquier otra zona del pub.

-Bienvenida a mi humilde morada.- Le dijo divertido, tras soltarla, abriendo los brazos a modo de presentación.

No pude evitar reír con ligereza al ver la escena, pero tenía una idea, así que lo que hice fue tratar de buscar con la mirada a Will, y si acaso lo veía trataría de hacerle señales para que se me acerque. Yo no tenía el físico como para hacerme por completo cargo de él, que de seguro se me echaría encima, pero lo mejor sería llevar a alguien que de seguro le partiría la cara.

Mientras hablabas, o peleabas, o lo que fuera que hicieras, con la amiga de Dayanne, y buscabas nuevos objetivos en el lugar, viste como Arthur te hacía señas para que fueses hacia él.

No sabías que mosca le había picado, pero parecía como si necesitase tu ayuda.

Me aferré a su mano en la oscuridad ya que no veía nada y temía estamparme contra el suelo en cualquier momento. Esperaba que en cuanto llegáramos al sitio donde quería hablar me lo encontrara infestado de ratas, bichos y cualquier otro ser resbaladizo pero en cuanto encendió la luz me sorprendió aunque no lo aparentaba, solo miraba a mi alrededor viendo cada uno de los detalles de la habitación.

El globo terráqueo que era también mini bar, me pareció encantador casi estuve tentada a acercarme y mirarlo con detenimiento pero al avanzar un par de pasos me di cuenta de que no estaba allí para eso así que recobré la compostura.- Bueno, antes de comenzar con el interrogatorio, me gustaría saber al menos... el nombre de la persona con quien hablo o... ¿quieres dejarlo como uno de los misterios de la noche? - digo melodramática como si se tratara de una película mala de terror. Caminaba por la habitación en pasos pequeño, mirando y observando detalles que pudieran darme más información de él.

Debía admitir que había disfrutado de sentir su mano al descender, aunque no quería pensar en ello, tenía objetivos claros, no podía andarse con tonterías como si se tratase de un adolescente estúpido.
Dio unos cuantos pasos por la habitación masajeándose la sien, aquí no los escucharían, ya era difícil de por si, mucho menos con la música del local.
¿Quién era aquella muchacha? Ya le habían engañado una vez aquella noche, pero Dayanne parecía diferente, aunque no necesariamente era bueno, pero si que lo atraía de una forma diferente a Martha. Lo morena había conseguido despertar sus instintos más bajos, mientras Dayanne parecía despertar una parte mucho más oculta de si mismo. Lo cual le gustaba y aterraba por partes iguales. Pero la verdadera pregunta era ¿Cómo había hecho aquello en el callejón?, tenía que dejar a un lado los asuntos personales y centrarse en el misterio. Necesitaba saber si aquello había sido fruto de la casualidad o de verdad podía acabar con uno de ellos con tanta facilidad.
El muchacho suspiró.

-Me llamo Matthew, pero puedes llamarme Matt.- Contestó con una sonrisa cansada a la vez que apartaba su mano de la cara para mirarla a los ojos. Su mirada se volvió más fría, parecía buscar debilidades. Hizo un breve movimiento de la cabeza a un lado a la vez que pestañeó.- Perdón...- Se limitó a decir casi en un susurro.

Entonces el chico se abalanzó sobre ella buscando sujetar su cuello con la mano derecha a la vez que la empotraba contra la pared. Su mirada era agresiva, pero nada en su gesto había cambiado aparte de eso.

- Matt...- no acabé de decir su nombre cuando un escalofrío me recorrió la espalda. Le vi rondar por la habitación y quedé a la espera de que hablaba mientras seguía mirando alrededor. Le oí susurrar algo por lo que me di la vuelta para verle a la cara y fue entonces cuando ya le tenía encima. Al notar su mano sujetándome del cuello sentí algo que no había sentido desde niña, miedo.

Lo primero que hice fue intentar soltarme de su agarre pero no podía con él, me sentía mucho más débil que antes y no estaba segura si podía ser a causa del miedo o la confusión que tenía en ese momento. ¿Acaso me había engañado desde el principio? No tenía mucho tiempo para pensar por lo que intenté decir.- Suéltame... 

Mi mente buscaba la forma de encontrar el motivo que le hizo llevar a sujetarme de esa manera pero debido al temor y la furia por haber sido tan estúpida de fiarme de alguien quien apenas conocía, no podía pensar. Intenté inspirar hondo para calmarme y poder pensar pero debido a la furia mi mente no quería colaborar hasta el punto de que se me rallaban los ojos.- He dicho que me sueltes...- digo liberando ligeramente su agarre, lo suficiente para poder completar una frase sin molestarme su apretón.

Su mirada cambió una vez más, se había suavizado un poco, y ahora había más curiosidad y duda que otra cosa, sobretodo esto último. ¿Esto era todo? Aun así había notado potencial en su interior, casi para estar a su altura, quizás era el miedo lo que no la dejaba reaccionar, o quizás el poco entrenamiento, al fin y al cabo él había tenido años para disciplinarse.

Aun la agarraba con firmeza, pero había permitido que se liberase parcialmente, y el joven cambió ya del todo su expresión por una sonrisa. Había sido bastante decepcionante, aun así estaba ese atisbo de fondo, no era normal, eso estaba claro, pero no sabía hasta que punto era excepcional. Fuera como fuese, era más que suficiente para contentarlo.

-Discúlpame princesa, no pretendía hacerte daño.- Dijo entonces soltándola poco a poco, dedicándole una pequeña y fugaz caricia, como quien tiene miedo de romper algo que ha cautivado su atención. Terminó por elevar los brazos en señal universal de paz, y acto seguido le dio la espalda dirigiéndose al minibar donde se quitó la chaqueta para colocarla con cuidado en un perchero antiguo. Procediendo entonces a preparar dos vasos con bourbon.- ¿Lo de antes en el callejón ha sido suerte? Porqué no pareces gran cosa...- Se mofó  hablando con desinterés mientras acababa de preparar los tragos y se acercaba para ofrecerle uno de los vasos.

Allí estaba él nuevamente, o lo que parecía ser él: socarronería, pillería y tristeza mezclada por partes iguales en un cuerpo. Cualquier rastro de agresividad del que acababa de hacer gala parecía haber desaparecido.

No podía creer lo que veían mis ojos el mismo hombre que había estado agarrando mi garganta de manera amenazadora hace solo unos segundos volvía a ser el mismo hombre pillo de antes. Cuando mi mano había soltado la suya aún temblaba y la bajé en un puño hasta un costado de mi cuerpo, un puño que en ese momento quería incrustárselo en la cara.

¿En serio podía jugar con las personas de esa manera...? Era cierto que se había disculpado pero da igual lo que fuera aquello no se podía considerar ni una broma de mal gusto. ¿Tal vez doble personalidad...? No lo sabía ni tenía ahora mismo la mente para pensarlo por lo que en cuanto vino con los dos vasos de alcohol ya me encontraba yendo hacia la salida.- ¡Vete al infierno! - dije furiosa mientras subía los escalones de camino al pub de nuevo.

Matt frunció un poco el ceño, no se había esperado aquella reacción, quizás llevaba demasiado tiempo sin relacionarse. Es decir, sabía que quizás había sido un poco extremo, pero había esperado que la chica le diese guerra, no que saliese corriendo.

El chico se interpuso  de un salto un tanto sobrenatural en su paso cerrándoselo, manteniendo los dos vasos en las manos, sin ni siquiera derramar una gota, mientras la miraba a los ojos de forma analítica.

-Vamos... ya te he pedido perdón.- Le dijo algo exasperado.- ¿Es que ya no tienes ninguna pregunta?- Le preguntó levantando el vaso con bourbon a la altura de los ojos de la chica y zarandeándolo un poco.- Si te quedas más tranquila te prometo que no volveré a hacer nada parecido. Ya tengo lo que necesitaba.- Le aseguró sin moverse del sitio.- Vete si así lo deseas, pero has sido muy valiente hasta ahora para que te derrumbes justo al final...- La animó como quien intenta que un amigo se recupere de un mal golpe y levante cabeza, usando incluso un tono que rozaba lo cariñoso y el ruego, lo cual era un poco raro cuando era él mismo quien la había asustado, pero de alguna forma esperaba que la muchacha sacase el valor de algún lado, sino sería demasiado decepcionante.

No le importaba que le pegase, de hecho le parecía mejor respuesta que la de correr, aunque prefería la situación en la que le aceptaba la copa y hablaban. No obstante tampoco haría nada por obligarla a quedarse, si intentaba salir se acabaría por apartar. Le habría gustado sacar algún dato más, pero al menos ya tenía uno de los más importantes.

Lo que estaba viendo no le gustaba nada, el móvil de Anna ahí tirado y parecía dañado, algo chamuscado y con la pantalla algo rota, Rina se acerca a observarlo mejor, como si no terminara de creerse que era el móvil de su amiga. Se dispone a recogerlo cuando se percata de los montones de ceniza que había al lado, extrañada los mira:

¿Pero esto que es? ¿Que hace el móvil de Anna aquí? Y estas cenizas…

Rina coge el móvil de su amiga y lo observa tratando de desbloquearlo y mirando sus llamadas y mensajes mientras empieza a caminar hacia donde estaban sus amigas anteriormente

¿Lo que necesitaba...? ¿Para él era todo un juego? Había confiado en él para luego me usara como si fuera un juguete y pudiera ponerme a prueba. Era verdad que tenía preguntas pero ahora después de lo sucedido, ¿podía confiar en sus respuestas? Solo una pregunta podía responder todas aquellas y saber si confiaba en él o no.

Bajé los escalones hasta coger cierta distancia con él y le di la espalda mientras pensaba que debía hacer. Tenía razón en que tenía preguntas a resolver pero aún recordaba la sensación de su mano en mi cuello. Pasé mi mano disimuladamente por mi cuello para intentar quitar aquella sensación.- ¿Lo que necesitabas...? ¿De verdad hacía falta que me empujaras contra la pared y me amenazaras de aquella manera?. Desde que te conocí esta noche, solo he intentado ayudarte hasta el punto de que he cometido un error que no podré corregir...- tragué saliva por un momento la mente, se me quedó en blanco.- ...¿Acaso... creías que te quería...? - ''asesinar...'' la palabra se me quedó incrustada en el fondo de la boca.

Matt la dejó tomar distancia para que se sintiese segura mientras la escuchaba con atención. Finalmente le dio un trago a su vaso y bajó con calma enseñándole su vaso a la chica y colocándoselo en una pequeña mesa cuidada pero vieja frente al sofá en el que él mismo se sentó en una postura relajada, como si estuviese entre amigos, o al menos como si supiera que no había nada que temer.

-Me vas a recordar ese empujón toda tu vida, ¿verdad?- Preguntó con un resoplido de resignación.- Quería ver lo fuerte que eras con la guardia baja, contra la rubia estuviste muy bien, pero tenía que comprobarlo por mi mismo. No le concedo respuestas a cualquiera.- Le dijo con sinceridad, de hecho no le daba respuestas a nadie. Entonces se centró nuevamente en el tema de su ayuda.- No te equivoques, seguro que tienes un grandísimo corazón. Pero cuando te digo que no necesitaba tu ayuda, lo digo en serio, has sido una complicación, no una ayuda.- Le dijo con sinceridad en un tono bastante más serio, y luego mostró sus manos divertido mientras se encogía de hombros.- No te enfades. Pero lo tenía controlado hasta que te has puesto en modo psycokiller.- Dijo haciendo otra pausa para beber.- Pero tampoco te preocupes demasiado, se estaban poniendo muy pesadas, y tenían poca pinta de que fueran a aflojar. Creo que ese tipo no iba a parar hasta que me mataran o ellas muriesen.- Dijo recuperando el tono serio y analítico.- Ya se que la gente tenéis la manía de traumatizaros por la muerte, no intento ser insensible, pero esas chicas no merecen tus lágrimas, ni si quiera tenían alma, puedes estar tranquila, tu billete al cielo sigue impoluto.-  Parecía que se burlara, pero era demasiado serio como para que estuviese bromeando.- Volviendo a temas más importantes, no, no pensé que quisieras matarme, de hecho sigo sin saber porqué te has metido en medio, supongo que te consideras demasiado buena como para no meterte a intervenir cuando lo consideras.- La verdad era que no tenía claro a quien había intentado apoyar cuando apareció.- Tampoco me interesa tu motivación para intervenir, me interesa mucho más saber porqué has conseguido cargarte a esa tipeja. Tienes algo especial, pero no se qué ni porqué.- Dijo dando otro trago y aguardando a que Dayanne hablase se puso más cómodo en el sofá entrecruzando una pierna sobre la otra.