Partida Rol por web

Jonh Carter, mientras tanto, está cerca de las gradas, descuidado aparentemente, con el cuerpo contra la estructura del anfiteatro. Escucha la palabrería del Señor Sunshade, y todo parece indicar que tendrá la oportunidad de curiosear un poco cuando se le acerca el sudoroso señor Tale.

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"Uh... perdone, yo... eh... no quería insultarle a usted, ni a su esposa, espero que lo entienda, es sólo...", dice liándose con sus propias palabras e improvisando una penosa disculpa. Finalmente, tras titubear un buen rato, señala una silla a su lado. "Por... eh... por alguna razón no se ha sentado nadie aquí, si quiere como compensación puede sentarse usted... siempre y cuando olvide mi terrible, terrible error... oh, cuanto lo siento, yo no sabía que estaba casada... yo sólo...", comienza otra vez a musitar perdones y disculpas.

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Mientras, Raquel, que había empezado mirando con desconfianza a Mazzaro, se levanta de su asiento en la grada como si le hubieran puesto un resorte en el estrecho culo. "¿Cómo?, ¿un tour privado?", dice mirando a su interlocutor, bastante ilusionada. "¡Es justo lo que me gustaría, ¡muchas gracias!". En su ataque de ilusión infantil se le olvida el guiño descarado de Richard, y sonríe observando las puertas del fondo, que van a dar a unos anodinos pasillos de mantenimiento. "¿Qué es lo que hay allí?, ¿más laboratorios?". La joven ya ha sacado su cámara, y está ajustando el objetivo cuando...

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En la parte más adelantada, Richard y el Sr. Freeman pueden ver el laboratorio enclaustrado entre las paredes de cristal con perfecta nitidez. El discurso del Sr. Sunshade termina, y procede a sentarse, dejando que su compañero de la izquierda, que ha presentado como el Doctor Hopkins, tome la palabra. El silencio comienza a hacerse en toda la sala, las luces generales se atenúan, y los focos que iluminan el habitáculo ganan potencia.

Algo importante parece que va a suceder; una trampilla se abre en el suelo del laboratorio, y a través de los cristales podéis ver cómo un hombre ataviado con un traje de descontaminación sube lentamente, impulsado por una plataforma.

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La voz de Hopkins está llena de pasión contenida. Su vocecilla aguda, desagradable, os pone en antecedentes. "Bie... bienvenidos al experimento público número uno. A continuación, ustedes verán en primera persona el efecto del mutágeno z en roedores de laboratorio".

Agitando una pila de papeles arrugados con su discurso delante de él, el hombrecillo intenta hacer la charla interesante. "El... el mutágeno funciona sobre los roedores tanto mediante exposición física, como por inhalación. En este último caso, la dosis de mutágeno necesaria es mucho menor. Sin embargo, los efectos son irregulares y violentos, y las mutaciones que se producen no suelen ser compatibles con la vida".

En un momento, los papeles se le caen por el suelo y tarda un rato en recogerlos, antes de seguir. "Sin... sin embargo, las pruebas de exposición física por inyección producen en un primer momento la muerte del roedor, y después... después su...".

Parece que le cuesta un poco seguir hablando debido a la emoción que le sacude desde dentro. "...su revivificación... en una forma mucho más estable... más perfecta... sin envejecimiento, sin dolor...". Podéis ver todos cómo los ojos azules del científico brillan de placer al hablar de sus logros, antes de que el Sr. Sunshade, a su lado, le de un disimulado empujón.

"Sí, sí, ahora mismo podrán verlo por ustedes mismos...".

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Podéis observar al hombre vestido con el traje anticontaminación sacar un roedor pequeño, blanco, de una caja metálica. Rodeado de luz, de aparatos brillantes y de paneles de datos, el hombre manipula con mucho cuidado al roedor, cogiéndolo de una pata y alzándolo.

Con la otra mano coge una jeringuilla cargada con un líquido fluorescente, y procede a clavar con cuidado la fina aguja en la pata del animal. Una pequeña parte del líquido brillante se vacía en el músculo del roedor, que comienza a agitarse en un silencio ominoso. El experimentador deja a la pequeña bestia sobre una bandeja aséptica y plateada, y podéis ver cómo éste se revuelve, se retuerce, tiembla y finalmente queda inmóvil.

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Parece que el animal ha muerto. Pasan unos momentos de tensión, con el cadáver patidifuso sobre la bandeja del laboratorio, antes de que comiencen a notarse extrañas contracciones. Finalmente, el pequeño roedor se vuelve a plantar sobre sus cuatro patas, y poco a poco comienza a moverse de un lado para otro sobre la bandeja. La gente comienza a levantarse, intentando observar con más atención qué es lo que sucede, y un sonido de "oooh" lleno de incredulidad y sorpresa se instala en toda la sala.

De repente, algo sale mal. Los personajes que os encontrais cerca, (incluída Raquel, que está sacando fotografías a toda pastilla), podéis ver cómo el ratón, que había estado quieto y atontado, salta de repente de la bandeja y corretea por la mesa. En un movimiento involuntario, el científico cubierto por el traje anticontaminación intenta agarrarlo, y el violento movimiento es tan desafortunado que se clava la jeringuilla con la que acaba de inocular al animalillo. "Ag...", grita dentro de su traje, un momento antes de comenzar a convulsionar y caer al suelo.

Sobre el laboratorio, en el balcón, podéis ver cómo el doctor Hopkins se asoma con los ojos abiertos como platos y una expresión de alegría contenida en su rostro, como esperando a ver qué es lo que sucede. A su lado, el Sr. Sunshade también se levanta, pero para susurrar al oído de la Srta. Williams y desaparecer por la puerta, con una mueca de contrariedad en el rostro.

Abajo, en el laboratorio, el científico ha quedado tendido e inmóvil dentro del laboratorio de cristal. Todo el público está espectante, con los ojos como platos, cuando las puertas del fondo se abren y comienzan a vomitar guardias de Sunshade, hombres altos y fuertes armados hasta los dientes. Son quizás medio centenar, y con una precisión quirúrgica rodean... las gradas, y no el laboratorio.

Dentro, en el cubículo de cristal, el hombre del traje anticontaminación ya se ha levantado, y está dando golpes contra las paredes de forma muy violenta, derribando el mobiliario científico y destrozando probetas y tubos de ensayo. El Doctor Hopkins parece extasiado, tan asomado al balcón que parece que se va a caer de un momento a otro, y mueve los labios sin que podáis oir lo que está diciendo, porque la gente comienza a gritar y a exigir responsabilidades. (Podéis tirar por "Percepción" para leer los labios del doctor).

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Parece que el animal ha muerto. Pasan unos momentos de tensión, con el cadáver patidifuso sobre la bandeja del laboratorio, antes de que comiencen a notarse extrañas contracciones. Finalmente, el pequeño roedor se vuelve a plantar sobre sus cuatro patas, y poco a poco comienza a moverse de un lado para otro sobre la bandeja. La gente comienza a levantarse, intentando observar con más atención qué es lo que sucede, y un sonido de "oooh" lleno de incredulidad y sorpresa se instala en toda la sala.

De repente, algo sale mal. Lisa no puede ver nada, porque todo el mundo se ha levantado, pero algunos gritos empiezan a sonar desde el respetable, como si algo terrible sucediera en el interior del laboratorio acristalado. Sobre éste, en el balcón, Lisa puede ver cómo el doctor Hopkins se asoma con los ojos abiertos como platos y una expresión de alegría contenida y de expectación en su rostro. A su lado, el Sr. Sunshade también se levanta, pero para susurrar al oído de la Srta. Williams y desaparecer por la puerta, con una mueca de contrariedad en el rostro.

Las puertas del fondo se abren y comienzan a vomitar guardias de Sunshade, hombres altos y fuertes armados hasta los dientes. Son quizás medio centenar, y con una precisión quirúrgica rodean... las gradas, y no el laboratorio.

Lisa no sabe lo que sucede, pero el Doctor Hopkins parece extasiado, tan asomado al balcón que se va a caer de un momento a otro, y mueve los labios sin que pueda oir lo que está diciendo, porque la gente comienza a gritar y a exigir responsabilidades. (Puedes tirar por "Percepción" para leer los labios del doctor).

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La RRPP de la empresa, al lado del zumbado de los ojos desorbitados, se coloca uno de esos pequeños micrófonos sobre la cabeza y se dirige al respetable; "Damas y caballeros, hemos tenido un problema técnico. Por favor, sean tan amables de acompañar a nuestro personal de seguridad, que les invitará a disfrutar nuestras instalaciones más cómodas mientras solucionamos este imprevisto". La sonrisa de Dana es perfecta, y su lenguaje corporal sólo transmite tranquilidad sobre el balcón.

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Sin embargo, un par de invitados salen corriendo hacia los hombres armados que rodean las gradas, cubiertos con máscaras anticontaminación. Un hombre de aspecto militar, con autoridad, alto y de cabello blanco y rasurado, acompañado de una mujer bajita y musculosa, seguramente su ayudante, les increpa violentamente. "¡No tienen derecho a hacer ésto!. ¡Soy el Capitán Cup...".

Sin embargo no consigue terminar la frase; dos de los soldados abren fuego, y el público entero grita y se mete debajo de las gradas cuando él y su musculosa compañera son atravesados por treinta o cuarenta balas perforadoras. Sus cuerpos rotos se derrumban sobre el suelo, derramando charcos rojos, y quedan inmóviles como sacos de patatas.

El público está callado y atemorizado, y todos comienzan a bajar temblando por las escaleras, donde dos de los guardias cachean al personal y comienzan a sustraer móviles y objetos personales. (Sigue...)

Dana, sobre el balcón, pone cara de disgusto ante el episodio. "Joder", musita a través del micro antes de quitárselo con un aspaviento y salir corriendo de manera muy femenina, alzando las palmas de las manos hacia arriba. La RRPP desaparece a través de la puerta del balcón.

(Sigue...)

El único que queda en el balcón es el Dr. Hopkins, pero como si no estuviera. Sigue mirando el laboratorio con una sonrisa de alucinado y con los ojos abiertos como platos, y sus babas caen sobre el techo acristalado, a unos quince metros de altura.

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El personal de Sunshade infiltrado entre el público, (mecánicos y seguridad), no tienen ningún tipo de noticia del protocolo que se está llevando a cabo. De hecho, la dirección táctica de la guardia Sunshade no es la misma que la de Seguridad del complejo, así que básicamente no tienen ni idea de lo que está sucediendo.

La gente está bajando por la escalera y dejándose cachear por los guardias. ¿Qué haréis vosotros?.

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Lisa, junto a Blind, se da cuenta de que hay varios guardias que la señalan a ella, y también a Jonh Carter, más abajo. Está claro que tienen información sobre las personas armadas en el grupo de visitantes, y estais especialmente vigilados.

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Jonh consigue leer los labios del doctor; no hace más que musitar: "Magnífico... glorioso... también es efectivo en seres humanos... es el organismo perfecto...".

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La joven fotógrafa había caído. Aunque Vince no tenía la más remota idea de que podría haber más allá, sin duda era mucho más interesante que todos esos viejos gordos y ricachones que pavoneaban cada dos segundos. La chica tenía una linda sonrisa, por lo que Vince respondió con una sonrisa enigmática diciendo:
-Io puedo llevarte a donde sea y veras cosas que jamás has visto- bueno, exageraba, pero quien iba a saberlo-. Disimulemos y vayamos hasta...
En ese instante comenzaron las demostraciones. Por lo que la fotógrafa le dio la espalda al italiano y tomaba fotos de lo que pasaba allí. Vince hecho un vistazo, como era una simple rata y en su antiguo departamento había muchas, se concentro en apreciar la parte trasera de su posible conquista. Estaba muy entretenido hasta que escucho el "oooh" del público. Así que no se perdió de todo el espectáculo que aconteció.
Después todo se volvió confuso, no entendía nada de lo que estaba pasando, todo le daba vueltas. La llegada de los militares y el posterior asesinato de dos civiles fue la gota que derramo el vaso. Y lo peor era ese científico, miraba todo con unos ojos que erizaban el cabello.
-Un puto loco- murmuro Vince antes de ser semi arrastrado por toda la multitud. Pero el no era ganado y no le gustaba nada que lo revisaran. Sacarles celulares y demás no era otra cosa que para evitar que se comunicaran con el exterior. No querían que esto se supiera, por lo que, a menos que les borraran la memoria como los Hombres de Negro, de allí no saldrían-. Vamos ragazza- le dijo a la morena-. Esto esta complicato, mejor será que nos larguemos de aquí...
No sabia si lo seguiría, asi que tomo su mano esperando que no se pusiera dificil. No iba a quedarse quieto para que unos locos uniformados lo llenaran de plomo. Busco una puerta, conducto, agujero, lo que fuera con tal de salir de alli cuanto antes.

John que en un principio se ha mostrado totalmente esceptico a los devaneos con la rata, se queda tan sorprendido como el resto cuando el cientifico se clava su propia jeringuilla. Inmediatamente, empiezan a salir soldados de todas partes que les rodean. John mira hacia los organizadores pero estos se han ido, quedando solo el otro cientifico que visto lo que dice y como actua, esta claramente majara. John se queda un momento mirando aterrorizado al cientifico teoricamente muerto que vuelve a levantarse cuando se adelanta un capitan del ejercito que es acribillado a balazos.

El sonido de las armas de fuego le devuelve a la realidad. Una realidad que no tiene muy buena pinta. Una realidad de la que, como hace 40 años, es mejor escapar. Inmediatamente el espiritu del combatiente que lleva dentro toma el control. Se relaja y mira alrededor evaluando sus opciones. John se fija que cerca suyo, al otro lado del cristal el cientifico empieza a comportarse de forma violenta y erratica y toma una decision.

Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer

Acercandose a los guardias, intenta pasar entre la gente que se agolpa delante de ellos sin demasiado orden para que no le cacheen. Cuando uno de los guardias le para, le dice

Oye, amigo, que ya me ha tocado todo lo que tenia que tocar tu compañero. Esto es seguridad o una fiesta gay?

Mientras con total seguridad en si mismo, sigue avanzando

¡Joder! Murmuró el empresario cuando los guardias de seguridad abrieron fuego acribillando en menos de un segundo al capitán, tan solo por hablar demasiado alto.
Recien ahí, Richard se dio cuenta de que todo esto era algo más que una publicidad algo rebuscada.

Con su eterna sonrisa deformada ahora en una mueca torcida, Bel llevó la mano al bolsillo y tanteó su lujoso celular...
A mí no me van a quitar nada, ya lo verás. Le aseguró al ex combatiente poniéndose de pie...Quédate cerca y.....John al parecer no estuvo tan seguro, y se alejo del ricachón sumergiéndose y mezclándose en el mar de gente...
Qué demonios pasa...porqué tanto lio! Richard aun contaba con que el científico accidentado reviviera ahora en la prometida forma evolucionada, pero al ver a la rubia salir corriendo por la puerta del balcón, y a los guardias registrando y amenazando a todo el mundo por igual, decidió alejarse al fin de su butaca privilegiada.

De esta no me escapo hablando....concluyó al ver al capitán destrozado en el suelo sobre su propio manchón de sangre...y maldiciendo por lo bajo a su representante por haberlo enviado a este manicomio...se alejó hacia la pared del fondo dando un rodeo para evitar durante un tiempo a la seguridad del complejo.

En unas cuantas zancadas, Richard alcanzó las cajas apiladas en el lateral más alejado de las grandes puertas. Vio unos barriles, y unas cajas de madera bastante grandes, y una pila de cajas vacías de cartón con el logo DELL pintado en azul.
También observó un carrito de plástico con ruedas, y con un par de cajones, el cual estaba cargado ahora con una especie de ordenador sumamente extraño...
Richard, hecho una rápida mirada a los guardias ocupados en cachear a todos los espectadores, y tras silenciar el celular sin siquiera sacarlo de su bolsillo, lo metió en uno de los cajones del carrito y corrió a ocultarse entre las cajas de cartón.

Desde allí, observo el juego de John...
Si le funciona a él, seguro a mi también. Se jactó, pero se mantuvo oculto, con la idea de dejar que el ex vietnamita probara suerte primero...

Richard tuvo tiempo entonces de alzar la vista una vez más para ver al único científico que quedaba en el balcón, y luego bajó la vista hacia el que se había inyectado.

Podría haberme metido el teléfono en el culo...a lo mejor pasaba sin que lo encontraran. Pensó para si, pero sin atreverse ahora a cambiar de estrategia....Nada que no haya hecho antes, mjmjmj…
...
O podría haberles amenazado, aunque a ese soldado no le funcionó muy bien, y acá...sin cámaras...mmm, Mejor no tocarles las bolas al ejercito, o a quien carajo sea el dueño de todo esto...Maldito seas Thompson!!!, me hubieras mandado al gran hermano otra vez! Pedazo de idiota....Se sulfuró al recordar a su asistente.

En eso, por tanto espiar por entre las cajas de Dell hacia el balcón y a los guardias privados, uno le señaló con la mano enguantada y le hizo señas...una, dos veces, ordenándole que se acercara.
Richard, forzando una vez más su sonrisa a pesar de la fea situación, alzó tres cajas de ordenadores y se acercó al guardia...

Oye soldier...-le dijo con simpatía en un claro español- Tengo una mudanza este fin de semana sabes...me voy a una mansión más grande, jaja...Ya que tenemos que desalojar el salón, me llevo algunas cajas para la mudanza. Ya está autorizado por mi amigo el señor Sunshade.

El guardia alzó la mano, y comenzó a palparle las ropas, con una brusquedad inusitada...
Hey! HEY Soldier! Qué te pasa! No sabes quién soy! Exclamó Richard molesto, soltando las cajas a un lado...
Más te vale que me lleves de inmediato con *****....debí hacerle caso cuando me recomendó sentarme junto a él en el balcón...