Partida Rol por web

John intenta evitar que la marea humana le arrastre, pero ya no es un jovenzuelo y no es capaz de llegar hasta la escalera por si mismo...

Vince agradece con una sonrisa a sus compañeros, sabia que no iba a poder aguantar la charada por mucho tiempo ante esos tipos. Una vez que estos se marchan con rostros molestos y nada felices, el italiano dice en voz baja.

-Rapido antes que vuelvan- y sin perder tiempo comienza a subir con la fuidez de alguien que esta acostumbrado a subir a lugares remotos para reparar todo tipo de trastos. Una vez alli y tal como imaginaba, dos enormes ventiladores impedian salir de ese lugar. Pero sabe que podria arreglarselas para detenerlos, tanto con inteligencia como con un poco de fuerza bruta.

Primero trastea el candado, pareciera que estuviera a punto de abrir una caja fuerte o desarmar una bomba. Sus dedos se mueven con maestria. En menos de unos segundos podra abrirla. En ese instante unos gritos llaman su atencion. Abajo algo se esta desatando, siente un nudo en el estomago, pues escucha con claridad el aullido de dolor de alguien.

Con el rostros blanco sigue con su trabajo, una y otra vez se repite que la proxima vez trabajara en una tienda de electronica, no mas plantas misteriosas y clandestinas. Cuando al fin abre la consola no se detiene alli, un vistazo le basta para saber que hacer. Maldice a los guardias quienes le sacaron sus herramientas, pero no tiene otra opcion mas que cortar la corriente, solo espera que no se apague todo el lugar...

Sonrío satisfecha cuando los cinco tipos se van, mirando una vez al italiano antes de indicarle con la cabeza que "para arriba". Dirijo la mirada al agente de la CIA y al hombre-montaña, agradecida de que hayan venido también al rescate. Gracias a su intimidación corporal ha librado a varios paletos de llevarse una humillación en forma de paliza por mi parte, lo cual no habría estado del todo mal después de que ellos también me amenazaron a mi antes. Subo la segunda, parándome sólo unos segundos a mirar los ventiladores al no creer que pueda hacer nada con ellos. Dejo que el italiano se encargue, mientras miro al recién llegado Tales con desprecio.

- ¿Del grupo? Tú sólo nos retrasarías más que ninguno de los ahí abajo. Y venderías a cualquiera por salvar tu...

Los gritos me interrumpen, no puede ser que ya hayan hecho éso... si aún no ha pasado la hora. ¿Cómo es posible? Si habían dicho que... Corro hacia la escalera y bajo lo suficiente como para poder ver lo que pasa. Veo a Freeman, empujado una y otra vez por la gente histérica que corre de un lado a otro. Veo al ayudante de laboratorio mordiendo a uno de los encerrados. Sin duda, ya han soltado la infección y la gente está en peligro.

Esto supone un cambio de planes radical. Ya no vale con irnos sólo nosotros. Tenemos que irnos cuantos más mejor.

- ¡Freeman!

Agarrándome con una mano a la escalera, alargo el brazo hacia él para que intente cogerse, mas alguien que pasaba muy cerca de la escalera me golpea y pierdo el equilibrio, dando mi cuerpo con el suelo. Me hago un ovillo para intentar ocupar el menos espacio posible y que nadie me pisotee.

Mientras el italiano se pone a manipular el candado a un lado de los ventiladores, Richard se quita la camisa y la hace un bollo enroscando también sus zapatos y haciendo un nudo con las mangas.
El mediático se había abierto paso por la escalerilla en cuanto los cinco matones decidieron reunirse nuevamente con el montón de gente, y una vez en el tubo de respiración se encontró cara a cara con Lisa, quien por algún motivo regresaba nuevamente a las escalerillas.

No es momento para autógrafos o besos, niña. Le había dicho, pura sonrisa, para apretujarse entonces contra un lado y dejarla pasar.

Abajo, ruidos y gritos...
Que diablos estará pasando...Se planteó antes de alcanzar al fin a Mazzaro y comenzar a quitarse la ropa.

Para cuando Richard se encontraba en cueros, y a punto de quitarse también el pantalón,...¡Click!, Vince abrió la puerta de electricidad y comenzó a bajar un par de llaves térmicas.
Chuuuu...chu chuuuu......chuuuuuuuuuuuuuoouuu....
Resonó en los conductos de ventilación, mientras los grandes motores que hacían girar las aspas se detenían.

Bien hecho tanito! Exclamó el gigantesco empresario mientras se volvía a colocar al menos los zapatos...

Sabes que pasa ahí abajo! Le preguntó señalando hacia las escalerillas...
Antes de recibir una respuesta, Richard acercó sus miopes ojos al enrejado y se esforzó en enfocar al populacho amontonado ahí abajo...
Le dolió la cabeza...se esforzó más. Y pudo ver...

Mierda....un jodido monstruo!?...?

Sin esperar más, y viendo bloqueado el camino de regreso a las escalerillas, Richard se coloco de modo de poder patear con fuerza las aspas de uno de los ventiladores, que ya justo estaban terminando de girar por última vez.
CLANNNG! Pateó con fuerza...CLANG!!!
Las paletas vibraron y aguantaron en el lugar, con lo cual Richard se giro torpemente en el reducido espacio, hasta lograr aferrar el aspa entre sus dedos y tirar ésta vez, con todas sus fuerzas, para intentar doblarla.
Vamos, Vince! Puedes pasar por ahi...Le indicó al italiano, con la idea de que cruzara al otro lado entre aspa y aspa....yo solo...quiero arrancar una de estos chapones!

Que estaría planeando el cerebro de mosquito?...Quizás arrojarse a modo de planeador o helicóptero humano? O tal vez decapitar al zombie lanzándole una pesada paleta de metal...?
De momento, las aspas se resistían, aunque al menos había logrado doblarla ya un poco a un lado...un poco al otro...

Tanito. Esa palabra hizo que suspirara poniendo los ojos en blanco. Era mejor que spagueti, pero por muy poco. Miro al enorme armario tapizado de botox y decidio tragarse su orgullo italiano por esa vez. Despues de todo, gracias a el conservaba aun sus dientes.

-No tengo idea que pasa alli, pero escuche gritar a alguien y luego a todos. No pienso volver a bajar- su cuota de heroismo se habia agotado en el mismo instante en que vio morir a Raquel. No dejaba de pensar que si se hubiera quedado tranquilo estaria alli arriba con el, a salvo... Justo es ese instante en enorme Richard trataba de sacar una de las aspas del ventidalor-. ¿Cosa c'è nella tua mente?*

Turno 8. Integrantes del grupo: John, Lisa, Richard, Vince, Ray Blind, Tales, Ross y el Agente Smile.

Vince consigue abrir el armarito, y en su interior puede encontrar la palanca de seguridad que desactiva las dos enormes hélices; mientras el caos se desata en la parte de abajo, Richard, que por alguna misteriosa razón se encuentra semidesnudo, comienza a forcejear para doblar y romper una de las aspas.

Sin embargo, el hecho de que se trate de palas de acero de un metro de longitud y de más de cinco centímetros de grosor en su base, unido al hecho de que Richard es fuerte, pero no es el increible Hulk, propicia que sólo consiga ponerse colorado. Para conseguir una de las aspas necesitaría herramientas con las que desatornillarlas, o bien algún tipo de martillo muy pesado, como un martillo pilón, o una enorme roca. Intentar hacerlo con las manos desnudas es muy difícil. (Un 1 en 1d20).

(Sigue...)

Mientras, abajo, Freeman se está viendo arrastrado por la turba de gente que, gritando sin control, se agolpa al fondo de la sala contra la gran puerta. El empresario de armamento intenta alcanzar la escalera, pero no lo consigue; arriba, Lisa observa la terrible situación de su compañero, y sin pensarlo dos veces se lanza escaleras abajo con gran destreza; sin embargo, cuando faltan apenas dos metros para alcanzar el suelo y ayudarlo, resbala y cae entre la multitud; afortunadamente el golpe sólo se salda con una dolorosa culada en el suelo de cemento. (Un daño).

La gente está tan histérica que no se da cuenta de dónde ha salido la muchacha voladora, y sin fijarse en las escaleras siguen dirigiéndose hacia el fondo, huyendo irracionalmente de la figura que está atacando a la gente en el otro extremo.

(Sigue...)

Freeman no puede evitar que la marea de gente le empuje hasta el fondo de la sala. La situación es realmente caótica; podéis ver cómo el monstruo que entró por debajo de la puerta se levanta sobre el cadáver del hombre que estaba merendándose, y luego se lanza hacia una señora gorda.

Su víctima, sorprendentemente, también se levanta como un resorte, y con movimientos mecánicos y torpes comienza a mordisquearle la oreja a un señor bajito que pasaba por allí gritando y agitando los brazos.

Lisa se encuentra con el pandero dolorido, tirada en el suelo, y la gente que corre sin control le propina patadas y golpes cuando pasa a su lado, complicándole la labor de levantarse.

(Sigue...)

Mientras, arriba, Smile y Blind observan el asunto a través del suelo de rejilla, Richard sigue forcejeando con las aspas y Vince le pregunta más o menos qué es lo que está haciendo; en realidad, una vez frenadas, cualquiera puede colarse entre dos aspas y acceder al túnel de ventilación.

"Si tuviera diez años menos bajaría para echarle una mano a esa chica", comenta Ray con los puños apretados.

(Sigue...)

Sin embargo es la doctora la que, sin mediar palabra, se lanza escaleras abajo para ayudar a Freeman y a Lisa. Apretando los dientes, la fibrosa mujer baja los peldaños a toda velocidad, aterriza junto a Lisa, la agarra de las axilas y la levanta golpeando con el codo a la gente, y aprieta los dientes. "Tenemos que coger al viejo...", dice señalando a Freeman entre la barahunda de gente.

(Sigue...)

Tales está acurrucado contra la pared de la cámara de suelo de rejilla, junto a los ventiladores, para evitar que nadie pueda echarle del equipo. Smile parece muy profesional, asomado a la escalerilla y viendo cómo transcurren los acontecimientos. Vince está en pie, acaba de abrir el panel de control y ha detenido las aspas. Richard, en pantalones, está forcejeando con el ventilador como si fuera el Quijote con los molinos.

Mientras, abajo, la doctora Ross y Lisa están en pie junto a la escalera, mientras la gente corre y las golpea de forma histérica. Ellas podrían subir ahora mismo si lo desearan, hacia la seguridad de la cámara de arriba.

Freeman también se encuentra abajo, pero en una situación mucho peor. La mayoría de la gente empuja de forma histérica contra la puerta de metal del fondo del túnel, y él se encuentra allí atrapado. Ya hay dos zombies dando tumbos por el lugar, y se reproducen de forma exponencial.

Freeman puede tirar por "Atletismo" para conseguir librarse del gentío y acercarse a la puerta. Sus dos compañeras, Lisa y Ross, pueden escoger dirigirse hacia él e intentar ayudarle a salir; en ese caso Freeman tendrá un bonificador de tres (+3) por cada persona que le ayude. Sin embargo, si falla la tirada, él y las personas que le ayudan seguirán atrapadas entre el gentío mientras el número de zombies va aumentando peligrosamente.

John aturdido por los acontecimientos, ve como la marea le arrastra hacia el fondo de la sala. Intenta evitarlo, pero ya no es el que era y no tiene la fuerza suficiente para hacer frente a una masa enfurecida.

Asi que este es el final - Piensa - Cual sera mi epitafio? "John O. Freeman, Coronel de la tercera brigada del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, Presidente de Freeman Co., Muerto pisoteado por una marabunta que parecia estar ante las puertas de un gran almacen en rebajas."

Luego se da cuenta de como la gente asesinada por el ex-cientifico se vuelve a levantar y ataca a mas gente.

Pensandolo bien, a lo mejor no tengo ni epitafio

Decidido a vender cara su vida, intenta alcanzar la pistola que tiene en la chaqueta pero la gente, histerica, le empuja desde todos los lados y no puede alcanzarla. A John toda esta situación le recuerda a las huidas masivas en Lai Gon con la gente huyendo de las metralletas de los malditos comunistas. Aunque claro, en Lai Gon era un marine y tenia a sus compañeros a su lado, defendiéndose unos a otros, pasase lo que pasase...

Espero que Richard, Smile y los demás consigan salvarse y parar a Sunshade... – Piensa justo antes de dejarse llevar por la multitud

En ese momento, nota unas fuertes manos que le cogen y le apartan dela multitud, acercándole hacia la escalerilla. Son la doctora Ross y Lisa, que han arriesgado su vida por el. John las mira incrédulo un segundo y después se cuadra y les hace el saludo militar

Señoras, estoy a su servicio. Yo siempre he sido un defensor de que el sexo débil es en realidad el fuerte, como acaban de demostrar. – Va a seguir pero ve como los infectados empiezan a acercarse demasiado – Pero basta de chachara. Hay que irse de aqui lo mas rápido posible. Y atrancar la trampilla!

Siguiendo a las chicas, John huye de la sala

Sigo echa un ovillo en el suelo, gimiendo de dolor ante las diversas pisadas que me llevo de regalo por la histeria general que se ha levantado. Por suerte, noto como alguien me coge de las axilas y tira de mí hacia arriba para que me levante, por lo que colaboro lo máximo posible para lograr incorporarme.

¡Au! Mi culo. Duele. Miro a la persona que me ha ayudado, agradeciéndole a la chica el gesto con una sonrisa. Casi me estampo contra ella cuando un empujón casi amenaza con volver a tirarme al suelo, pero por suerte todo se salda con un pequeño choque entre ambas, que procuro impedir que se vuelva a repetir a base de empujar con los codos a todos los que se acercan demasiado.

- Claro, vamos -Busco con la mirada a los infectados, horrorizándome por el hecho de que sus víctimas (que, por cierto, la infección sí que se extiende en los humanos para alegría del investigador-loco) se levantan casi al instante. ¿Por qué no podía ser como en las películas, que tardan horas en "despertar"?

Apartando a empellones a la gente, incluso provocando caídas, logramos llegar hasta Freeman para acto seguido intentar volver a dirigirnos a la escalerilla. Me agobio ante tantos empujones y codazos, pero me agarro con fuerza al brazo del viejo para evitar que nos separemos otra vez.

- Ya nos darás las gracias cuando estemos arriba, Freeman.

Me siento mal por ello, pero reparto varias patadas entre la multitud para abrirnos paso y, ya que estamos, proporcionar comida a ésos monstruos para distraer la atención de nosotros. Cuestión de supervivencia. Y, sin embargo, una vez lleguemos a la escalerilla tengo la intención de llamar la atención de todos los que queden vivos para que intenten subir cuantos más mejor.

- No pienso abandonar a todo el mundo en una ratonera donde morirán sin remedio -Gruño ante las últimas palabras del viejo. Mi código no me lo permite: una cosa es abandonar e incluso provocar la muerte de unos pocos para poder salir los más aptos y, otra muy distinta es abandonar a todos una vez ya estemos a "salvo".

Cita:

Freeman la mira, con una mezcla de tristeza y comprension

Lisa, esa gente ya esta muerta. Lo mejor que podemos hacer es vengarles tirando abajo este complejo - Dice meneando la cabeza y poniendo una mano en el hombro de Lisa - En Vietnam aprendi que no se puede salvar a todo el mundo. Y, aunque pense que nunca lo diria, esto es peor que Vietnam. O nos vamos ahora o quizas sea demasiado tarde.

- No digo que nos quedemos aquí abajo -Replico, intentando abrirnos paso entre la muchedumbre-, sólo que les digamos la existencia de la escalerilla para que, los que puedan, suban también.

Respondiéndole al italiano, Richard deja la camisa hecha un bollo en el suelo, a un lado de los ventiladores, y comienza a gatear a toda velocidad hacia la trampilla, como un bebe de gigante muerto de hambre.
Quería sacar una de esas paletas, para bajar a ayudar al "marin"...

Chong...chong...Suenan sus zapatos contra el enrejado.
Una vez en la escalerilla, el magnate alcanza a ver a Lisa justo cuando cae de traste contra el suelo.
HEY! NIÑA! Ven aqui, te sacaré de ésta...le dice la bola de botox y músculos, trabando las piernas en la estrecha trampilla y arrojando un brazo ultra tenso, con un gran tatuaje de una rosa espinada, enroscada a un sonriente Freddie Mercury...

Lisa comienza a ascender las escaleras, y Richard le toma la muñeca y la iza hacia arriba con facilidad.

Diles a los que pasen cerca que suban por acá!, pero no a los gritos quieres!? Estoy seguro de que están mirando la masacre, y es mejor que no sepan que algunos logramos huir...!

Vince se asomo precariamente, alli abajo se habia desatado tal caos que era dificil saber que estaba pasando en realidad. El joven italiano no habia visto a los infectados, asi que cuando sus ojos cayeron sobre un cadaver sintio un revoltijo en el estomago, este se congelo literalmente cuando vio que ese cadaver se levantaba y atrapaba a alguien mas.

-¿Merda  cosa sta succedendo?- murmuro con una mueca en el rostro que asemejaba a una sonrisa pero no lo era.

Salio de su letargo cuando Richard empezo a levantar a las mujeres, asi que corrio a ayudar a despejar lo mas rapido posible la escalera de gente. Mas abajo, veia pasar a los demas como una marea humana sin control, sabian muy bien que la mayoria moriria. Y luego se levantarian...

-Si suben a alguien, asegurense de que no este infectado- dijo, lo que menos queria era que ese virus o lo que fuera cayera entre ellos-. Llamen a los que puedan, pero antes suban ustedes.

Si todos querian subir, seria la ley del mas fuerte, ya podia ver como esa clausula era llevada a cabo sin misericordia, aplastando, empujando y tirando a los mas debiles al camino de los zombis... Porque eran zombis, era casi ridiculo, pero eso era.

Decidio que una vez que subieran los que pudieran, prenderia una vez mas los ventiladores, no podrian volver, pero tampoco los seguiria ninguna de esas cosas.

John pondera por un momento las palabras de Lisa. Despues, se encoge de hombros y dice:

Bueno, a mi me has salvado la vida asi que te apoyo. Pero cada segundo que pasa hay un enemigo mas ahi dentro y es cuestion de tiempo que nos vean. - Saca la pistola, preparado para defender a la doctora y a Lisa si se acerca algun afectado. Ve la cara de sorpresa de ambas y añade, guiñando un ojo - Puedo estar mayor, pero sigo teniendo recursos

Turno 9. Integrantes del grupo: John, Lisa, Richard, Vince, Ray Blind, Tales, Ross y el Agente Smile.

¡Turno sorpresa!

Freeman, Lisa y Ross consiguen, tras dar unos cuantos codazos y empujones, llegar hasta la escalera de mano inserta en la pared de cemento. El viejo soldado se dirige a Ross y a Lisa;

Señoras, estoy a su servicio. Yo siempre he sido un defensor de que el sexo débil es en realidad el fuerte, como acaban de demostrar.

(Sigue...)