Partida Rol por web

Al escuchar que Koichi le hablaba, Katherine volteó a verlo parpadeando un poco y sonriendo al ver el disfraz que él tenía, además de recibirlo de esa manera ya que le agradaba mucho ese chico desde que lo conoció al entrar a clases. Paró su andar para recibirlo y que así descansara, pues debió haber corrido bastante para alcanzarla.

-No te escuché, disculpa-sonrió un poco más para corroborar las disculpas que le estaba ofreciendo, pues le hizo cansarse-. Es una buena coordinación entre nuestros trajes, si fuera una competición de parejas improvisadas tendríamos altas probabilidades-su sonrisa se desvaneció un poco a la mención de Jaycee, pero no dijo nada de momento.

Le dio unas palmaditas cuando escuchó que le quitaron la cámara, sabiendo que esa era su pasión y entendía que eso debía ser parte del protocolo del concierto. Además, arriesgaba un equipo importante en un sitio con tanta gente; se podría dañar con un mal movimiento, perderse o ser robado.

-Tal vez lo hizo por tu propio bien, Koichi. Imagina que algo le pasara a tu cámara... Además, a veces es mejor disfrutar las cosas sin un artefacto de por medio; aunque éstas puedan fotografiar momentos para casi toda la vida, tus sentidos podrían disfrutar más de la experiencia-sonrió encogiéndose los hombros y acomodándose el cabello hasta que le preguntó si estaba bien. Ella sabía que era demasiado transparente y su rostro podía revelar todo lo que estaba pensando. No podría decir lo que conlleva con su identidad e incluso mentirle era una opción, además de comentarle que no quería hablar de eso también era plausible. Sin embargo, le caía muy bien Koichi como para hacerle eso-. No, es que... Jaycee y yo terminamos-su sonrisa se hizo formal, pero suspiró para seguir hablando-. Por eso me ves así, pero.. no pasa nada, lo superaré-de nuevo suspiró y tensó sus hombros-. Koichi, cuídate en el concierto. Hay tanta gente que... en fin, me es complicado no preocuparme-soltó una risa incómoda para luego encoger sus hombros. No quería que algo les pasara a los demás o que inocentes se viesen involucrados. 

Shiro sonrió ante el comentario - Gracias, aunque dudo que sea tan seria todo el tiempo. ¿Crees que lo sea? - preguntó realmente preocupada.

Escuchó todas tus apreciaciones sobre el grupo y los miró con detenimiento - ¿Cómo se te ocurre todo eso? - para ella parecía bastante difícil de seguir. Aunque el juego como tal parecía complejo para ella. Los miró sin decir palabra durante un rato y luego se atrevió a decir - ¿Yo? Bueno, yo creo que el chico de blanco es el arriesgado y el de cabello largo es el serio que atrae a las chicas que gustan de los chicos malos. La rosa es la buena amiga, mientras que la amarilla es enérgica - y se giró hacia ti. Parecía estar sudando de tratar de seguir el hilo de la situación.

- ¿Sí lo estoy haciendo bien? No estoy muy segura - rió.

- ¡Sí! Seríamos la mejor pareja improvisada del mundo. Yo podría cargarte como si llevara a mi esposa al altar y nos filmarían impresionados por nuestra gran belleza - hacía gestos bastante dramáticos para representar lo que se imaginaba y entonces se detuvo nuevamente al recordar que ya no tenía la cámara.

- Es que... es que planeaba tomar fotos de Shiro-san con ese atuendo tan bonito que lleva - sus mejillas se colorearon mientras lloraba a la vez -. ¿Y sabes? Quería recuerdos del concierto. Después de todo, ¿cómo podíamos perder la oportunidad de tomarnos fotos bastante buenas con estos trajes? Tal vez no ganemos, pero sería bien genial. Creo que tendremos que esperar a salir del concierto - y bajó la mirada una vez más derrotado.

Entonces, mencionaste lo de Jaycee y Koichi se acercó a ti e hizo una reverencia - Lo siento, Katherine-san. No... sabía. Fue muy desconsiderado de mi parte - mostraba un rostro triste, pero había dejado a un lado sus movimientos exagerados y su escandaloso tono de voz. Estaba solamente mirándote con un rostro afligido -. Sabes que si hay algo que pueda hacer por ti, lo haré gustoso. Y tus amigos estamos para ti, Katherine-san. Te agradezco que te preocupes, pero también debes cuidarte tú. Es más... - irguió su posición, cerró los ojos y llevó su mano al mentón - Me quedaré contigo el resto del concierto para hacerte olvidar el mal trago. Y no aceptaré una negativa - y rió sonando bastante confiado de su decisión.

Bueno... -no me esperaba su preocupación, pero tampoco quería mentir, rasqué mi nuca- no es que seas seria, es que te contienes. Pero eso también es lindo en cierto modo.

Y volvimos a centrarnos en el grupo, un grupo del que yo me había inventado relaciones y, enseguida, ella sacó personalidades mucho más cercanas a la realidad probablemente.

¡Lo has hecho genial! De hecho, no se trata de hacerlo bien, sino de imaginar y disfrutar. Creo que tus apreciaciones pueden ser muy correctas. ¿Sabes? Creo que el 'chico malo' en el fondo es un buenazo que sólo necesita un abrazo. Y que al verde lo friendzonean casi siempre.

Añadí. Luego me di unos golpecitos en el mentón.

En realidad no tengo ni idea, me lo invento y ya. Ah, y está claro que el Rojo es el líder o el que los mantiene unidos. Mh... ¿Tú serías el rojo de los nuestros?

Le guiñé un ojo, entre divertido y cómplice. Era un buen modo de estar atentos y pasar el rato.

¿Y de ellos? ¿Qué te parecen?

Señalé a dos que estaban sentados en el suelo, un poco más apartados, casi no parecían ni interesados en el concierto.

El grupo no tardó en empezar a moverse y a agruparse por parejas. Eso recordó a la joven que debía ir con Shiro. Por lonque con paso lento y como de una princesa se tratase, se dirigió hacia ella, mostrándole una calmada sonrisa. Si Isabella estaba nerviosa, no lo dejaba ver o notar, pues se la veía alegre y despreocupada. Al estar junto a su pareja, esta la observó dulce y con tono desenfadado la aduló, y es que... La joven lucia preciosa y los colores la favorecían muchísimo.- Te queda magnífico. Y los tonos que has elegido me encantan.- Y no mentía.

Su mirada se dirigió hacia la entrada, la tutora estaba allí. Siempre con ese sembrabte que podía asustar hasta al más valiente, aun así Isy arrancó a caminar con una sontisa, no sin dirigirse nuevamente a Shiro.-Me iré adelantando... Para no llamar la atención. Estaré en la posición indicada.- Con un ligero movimiento de cabeza se alejó. En sus manos sostenía lo que imitaba posiblemente a un orbe mágico, el mismo le servía para distraerse y controlar la inquietud. Una vez dentro del recinto. La joven pasó por su zona, pero en cuanto pudo se dirigió hacia su punto de encuentro.

Sus mejillas mostraron un leve color cuando dijiste que eso era lindo - Tal vez tengas razón. Estoy muy acostumbrada a llevar mi rol y me contengo mucho - y se volvió a girar hacia el grupo.

Escuchó las apreciaciones que dabas y sonrió al ver que parecía haber comprendido el juego. Rió - Si lo pones así, seguro. Después de todo, mi deber es cuidar de todos los dragones - y se quedó mirando al grupo sin decir mucho más, tal vez meditando en algo.

Los detalló un poco y parpadeó un par de veces - Bueno... Creería yo que definitivamente son pareja y que ha sido idea de la chica el venir aquí. El chico quería complacerla, pero estos lugares no son lo suyo. ¿Tú que crees? - y se giró hacia ti con una mirada gentil, esperando lo que esta vez saldría de tu boca.

Cuando Isabella se me acercó cual princesa, calmada y radiante, me trasmitió parte de su tranquilidad. Estaba bastante nerviosa pero su porte había influido positivamente en mi. 

- Gracias - dije sonriendo sinceramente - tu también estás increíble, como una princesa mística.

Pronto tuvimos que adentramos en el lugar del concierto y olvidarnos del resto. En aquel momento, me desconecté de todo lo que no fuera la misión. Ni siquiera el hecho de que mi grupo favorito iba a dar un gran concierto logró desviar mi atención.

Asentí a las palabras de Isabella y la seguí de cerca pero sin llamar demasiado la atención, colocándome en cuanto pude en mi posición.

Hoy no es necesario que te contengas, sólo estoy yo.

Dije con una sonrisa. ¿Me había parecido ver que se sonrojaba? Probablemente me lo inventé. En cualquier caso volvimos con el grupo. De nuevo ella reía con la comparación del rojo y aquello le hacía sentir bien. Al menos se estaba relajando un poco y de paso cumplíamos nuestra misión de estar atentos a nuestro entorno.

Y no sólo eso, entró en mi juego con la comparación, buscando las relaciones entre ellos. Mis ojos se abrieron y asentí.

Eso suena muy bien. ¿Crees que ellos pensarán lo mismo de nosotros? -reí un poco y me acerqué medio paso hacia ella- Creo que ella está nerviosa, por cómo coge la cola. Probablemente esté deseando que a él le guste para poder compartir una afición que ella adora. Él por su lado parece que no sabe bien cómo reaccionar, su mente divaga, no quiere fallarle pero esto le resulta extraño, necesita relajarse.

Luego me giré hacia ella, cruzándome de brazos.

¿Qué te parece?

Sonrió complacida al escuchar eso - Eso es muy amable de tu parte. Gracias - volvió a girarse hacia la pareja, aunque la sorpresa llegó a su rostro cuando le hiciste aquella pregunta -. ¿Sobre nosotros? ¿Por qué pensarían eso? - no parecía ver una relación, pero quería escuchar los motivos que te llevaban a ello.

Escuchó tus suposiciones y asintió - Sí, creo que tienes razón. Después de todo, quiere complacerla porque sabe que la hará feliz - rió.

- Fue divertido - y se fijó en el escenario, donde parecía que empezaba el movimiento.

La pregunta de Shiro me hizo estallar en risas durante unos segundos, no me reía de ella, al contrario, había sido tan mono que resultaba casi increíble ver cómo se le escapaban aquellas cosas.

No sé, chica guapa, chico tontorrón, los dos solos, riéndose y compartiendo secretos. Seguro que alguien lo piensa.

Le expliqué, señalándonos a ambos.

Bueno, eso sólo si nos fijamos en el aspecto, luego si se fijasen un poco más sabrían que eres poco menos que inalcanzable.

Asentí y le miré reír. Finalmente mi atención fue hacia el escenario.

Cuando lo de hoy termine, te haré una pregunta. Y quiero que me respondas la verdad. ¿Sí?

Sentí mi corazón galopar un momento, estaba siendo un poco malo quizá al no explicarle más.

Irisu estaba entusiasmada por todo lo que ocurría, disfrutaba como alguien de su edad además de que por si fuera poco estar con una banda de chicos tan guapos y populares, ahí estaba quien le había arrancado algunos suspiros en los últimos días.

-Me gustan bastante Ruka, creo que serán geniales ante todos sus fans

Y alzando su mano, responde a su misma afirmación.

-Te lo dice una presente.

Luego de eso toda su atención parecía gravitar sobre Tenma.

-Gracias –Con un guiño de ojo le aclaro. Trate de estar en conjunto con lo tuyo, espero no desentonar contigo.

Mientras disfrutaban aquello e incluso Mamoru estaba bastante contento a su ser habitual

-Por supuesto que los acompañare, aunque igual vine con compañeros y salvo que ocurra algún incidente grave, me quedare contigo.

Por cierto ¿Te molesta que me mensajee con ellos? Se supone que veníamos juntos y aunque sabían que nos separaríamos, quiero saber que están bien y reportarme.

Algunos amigos eran así, se preocupaban por los demás, otros eran completamente independientes y no preguntaban por los demás una vez separados, pero dejando de lado el asunto de los amigos separados, ella tenía un motivos más, reportarse con Trickster, además de dar su ubicación con los demás.

Katherine no había podido evitar reírse con el comentario de Koichi e imaginar que la cargaba para ir por el premio, siendo un escenario algo relajado para lo que ella y los demás debían enfrentar. Se calmó un poco cuando comentó de las fotos, recordando que a él le gusta Kuroryuu; para ese momento, su sonrisa se tornó más afable y un poco lacónica porque... a pesar de esperar que todo acabara bien, no sabía cómo se desarrollaría la situación si llegaban a tener algún combate.

-Claro, podemos tomarnos fotos cuando acabe todo. Me gustaría una del recuerdo-confesó, esperando que todos pudiesen estar para una toma grupal. Sería una buena manera de rememorar su lado "normal". Incluso podría pedirle a la banda que se una y así ella salir con su hermano, pensando sin querer que sería algo bonito para Aimi si es que volvía.

Pero el cambio de actitud cuando le contó de Jaycee le hizo suspirar y negar con ambas manos ya que no debía disculparse. En realidad pocos lo sabían y era obvio que muchos aún creerían que seguían siendo pareja porque no los habían visto interactuar. Una vez que pasara todo sería cuando lo notaran, pero dudaba que alguien dijese algo al respecto y no quería meter en problemas al pelinegro, pues los demás ya debían tenerlo en mal postura y luego añadir al resto que no tenía idea del trasfondo que conllevaba la decisión... muy confuso todo.

-Tranquilo, tiene muy poco que sucedió y no es algo que se anuncie con facilidad. No debes disculparte-se encogió de hombros, volviéndole a sonreír. Cuando declaró que la apoyaría y que no la dejaría por el resto del concierto, sus ojos azules reflejaron agradecimiento cálido y, si no fuera porque lo pondría en peligro si le acompañaba, habría aceptado sin duda alguna. 

La inglesa se acercó a Koichi para después infundirle un cándido abrazo. No permitiría que algo malo le ocurriese, por lo que debía convencerlo que no lo acompañara.

-Gracias por ser un buen amigo. Siempre he pensado que mereces lo mejor, desde que te conocí has sido ese chico radiante que busca el optimismo en todo a pesar de las circunstancias-se alejó, suspirando y ladeando un poco su cabeza-. Sin embargo, me he alejado porque quiero pasar parte del concierto sola. No lo tomes a mal, volvería al grupo con los demás. Es solo que... necesito estar conmigo misma mientras veo a mi hermano en el escenario. Es un pequeño capricho que decidí darme para recuperar un poco de fuerzas-esa excusa era algo pobre, pero lo que buscaba era no involucrarlo en algo que no debía. Le aterraba la idea de que estuviese en el lugar y momento equivocado-. Y... si viene Jaycee, quiero evitarlo. Así que por eso no deberías perder tu lugar en el concierto. No puedes tomar fotos, pero entonces debes mantenerte en una buena posición para que aprecies el evento. Y, como dije, volvería luego de un rato y así veremos si hay alguna categoría de pareja improvisada, quién sabe... Te prometo que estaré bien, y a la salida nos tomaremos esas fotos que quieres. ¿Te parece, Koichi?

Aunque le sonreía un poco, podía sentirse una sensación de súplica. Si algo le pasaba por su culpa...

- En absoluto. Te ves estupenda - sonrió aún con las mejillas haciendo juego con su cabello. Al preguntar si podías hablar con tus amigos, asintió - Por supuesto. No es que esto sea una prisión o algo así - rió.

No mucho después, Ruka volvió con su agente. Un hombre barbado de apariencia elegante y un porte serio. Los miró y habó con voz gruesa.

- Bienvenidos. Es hora de tomar sus posiciones - y con eso, tanto los integrantes de la banda como ustedes fueron guiados a sus puestos designados. Era el momento del show.

Caminaron en dirección al escenario y se encontraron con que tendrían acceso a una pantalla donde podrían ver cómo se veía todo de cara al público, pero además estaban solo a unos cuantos metros de los músicos. Chidori no tardó en llegar y los saludó mientras se colocaba su máscara. Todas las chicas de la banda lucían los mismos trajes, solo que con cinturones y bordes diferentes.

Se apagaron las luces, cortina de humo y el espectáculo estaba dando comienzo. Las chicas de la banda corrieron a escena para aparecer tras dispersarse el humo. Había cierta ansiedad en el ambiente, pero mientras todo pasaba, los Red Stones seguían con ustedes, mirando a la banda de Chidori presentarse.

Shiro te miró algo confundida al verte reír. ¿De verdad había dicho algo tan gracioso? Al parecer, sí. Al escuchar tu explicación, rió suavemente - Dudo mucho que eso sea así. Y ponerme como inalcanzable... ¿No crees que es demasiado? Sé que no soy humana y todo eso, pero si miramos en cuanto a belleza física, Mariko está muy por encima mío - sonrió. No parecía molesta. De hecho, sonaba convencida de sus palabras.

Al escuchar esa última pregunta, se giró hacia ti una vez más. Asintió y agregó - Está bien. Solo espero poder llegar a escucharla - sonrió algo melancólica. Ya sabías bien su estado, así que no era tan descabellado pensar eso de su parte, ¿verdad?

Sentías su tristeza. La tristeza de una madre que ve a su hijo alejarse de un camino que esta labró para él.

- Solo espero que sea cierto. Que el temor no guíe tus pasos, Ilify. Cuida de todos, por favor - y ahora sí, no volviste a sentir a la sacerdotisa escuchándote.

Examinabas al público y, aunque fue solo un instante, percibiste una presencia extraña venir de Yuuki-sensei. Algo familiar, pero no sabrías decir de dónde exactamente.

Koichi te escuchó y se quitó el sombrero en un gesto levemente exagerado, hizo una reverencia tipo caballero victoriano y luego puso la mano en forma de un revólver. Había escuchado todo sin interrumpirte, pero ahora se encontraba haciendo todo eso. Cerró un ojo como si estuviera apuntando, apuntó directo a donde se situaba tu corazón e hizo gesto de disparar.

- ¡Bang! - dijo él, obviamente no había habido ningún disparo. Sopló la punta de su dedo después de acercar su mano a su rostro y "guardó" su arma en su bolsillo para agregar con una sonrisa afable -. Solo porque no me haya acercado, no quiere decir que no haya notado lo mal que la has pasado todo este tiempo, Katherine-san. Por eso ahora te he disparado con una bala de Cupido. Es una bala porque con este atuendo no aplican las flechas, ¿entiendes? - rió para luego carraspear.

- Lo que quiero decir es que ahora estás atada a mí. Ya has estado mucho tiempo sola y digas lo que digas, no me iré de tu lado. Solo una propuesta de matrimonio por parte de Shiro-san me sacaría de aquí - sonrió ampliamente y se quedó a tu lado. Tal vez tendrías que buscar una excusa mejor para deshacerte de él. Era tan obstinado como de costumbre.

Poco a poco, todos llegaron a sus posiciones designadas junto a quienes se les había designado, a excepción de aquellos que, por algún motivo, habían tomado caminos separados. Sin embargo, antes de poder conversar más o siquiera preocuparse por esos detalles, se cerraron las puertas del coliseo y la mística del evento se apoderó del ambiente.

Las luces del auditorio se apagaban y las luces del escenario eran las únicas restantes. Sea como fuere, el concierto estaba comenzando. Los reflectores cambiaron a uno intenso color rojo iluminando el lugar poco a poco. Una explosión, una nube de humo, y la banda que aperturaba el concierto, hacía su aparición.

Para quienes la habían visto antes, no era difícil saber que la chica de la máscara y el kimono negro era Chidori. Tenía su guitarra al frente y estaba lista para comenzar. La música empezó a sonar y su compañera se despejó el rostro para dar apertura.

- ¡Somos Dragon Wings! – y con esta sencilla oración, empezó el concierto. Dragon Wings era una banda local que se le había dado la oportunidad de aperturar el concierto de los Red Stones, gracias a la intervención de Ruka. Según había contado Chidori, los Red Stones querían darle la oportunidad a una banda local, tal cual ellos la habían tenido, así que ese era el motivo por el cual se encontraban allí.

Eran cuatro integrantes de la banda, todas mujeres. Además de Chidori, otra guitarrista, quien llevaba un kimono negro, pero con cinturón y bordes azules, la bajista con bordes amarillos y la baterista con bordes verdes. La luz roja les daba un brillo especial, además de un aire semitétrico a las máscaras.

A pesar de ser una banda desconocida, la gente recibió bien su música y el ambiente animado y festivo era bastante contagioso. Después de varias canciones, la gente estaba lista para recibir el evento principal. La banda se despidió y dio paso a los Red Stones con una despedida. Nube de humo y se esfumaron como si de verdad fueran espíritus simplemente. La aceptación del público había sido tan buena que era inevitable no alegrarse por Chidori.

El auditorio completo se quedó a oscuras y se escuchaban los redobles de batería. Después de una dramática pausa, una breve entrada de las guitarras para luego dar paso al bajo. Silencio nuevamente. Después de esta dramática pausa, entrarían los Red Stones mientras el público rompía en aplausos de emoción. Poco a poco se revelaron los trajes de todos los miembros mientras reflectores blancos se encendían encima de cada uno. Todos los trajes parecían reflejar algo de la personalidad: Ruka se veía como la heroína de un videojuego y además, brillaba con luz propia como siempre. Su etérea belleza llamaba la atención. Takeshi se veía tan atrevido como el guitarrista rubio solía ser. Edward, el pelinegro inglés, parecía un verdadero caballero de la reina de Inglaterra. Tenma, el taciturno pelirrojo parecía un vampiro, un habitante de la noche, mientras que Ono, el alegre baterista, se veía tan enérgico e intrépido como de costumbre.

El público estallaba mientras la canción empezaba a sonar y podía sentirse el amor que los fans profesaban a su banda favorita. El concierto transcurrió sin novedades, aunque el clima empezaba a tornarse frío gradualmente. A pesar de la cantidad de gente que había allí, era difícil encontrar calor fácilmente. Tal vez los únicos que no lo sentían eran aquellos que estaban sobre la tarima. Cualquiera que mirara al suelo, podría ver que una espesa neblina cubría sus pies hasta sus tobillos. Sin embargo, no había novedades y el concierto siguió su rumbo.

Fue una canción tras otra y, a pesar del frío, la fanaticada parecía feliz de tener a sus ídolos allí. Cercano al final del concierto, las pantallas gigantes que acompañaban la presentación, empezaron a enfocar el público, y esta vez fue Ruka quien tomó la palabra con el tono jovial que la caracterizaba.

- ¡Hola a todos! - la respuesta de los admiradores masculinos no se hizo esperar ovacionando a su Idol y esta rió -. Ha llegado el momento de elegir al ganador del concurso. Nuestro equipo de organizadores revisó los disfraces de todos y cada uno de los asistentes y han dado con el ganador - aplausos por todas partes mientras un joven de camisa negra entraba a entregarle un sobre a Ruka. Esta lo recibió y justo cuando iba a abrirlo para revelar el veredicto, una fuerte ventisca sacudió el lugar. Una risa macabra hizo eco y la neblina empezó a subir hasta cubrir a todos los asistentes. Era tan densa que se hacía imposible ver alrededor, pero sí hubo un sonido sordo que cubrió el lugar. El sonido de cosas golpeando el suelo con fuerza, una tras otra.

El sonido de objetos cayendo uno tras otro seguía y seguía y seguía hasta que, de repente, se detuvo. Como por arte de magia, la niebla se disipó: dejándolos a todos ustedes de pie solos entre ríos de personas en el suelo. Si no fuera porque lograban verlos respirar, podrían haber pensado que eran muertes súbitas, aunque no era tan sencillo porque no eran solo los guerreros quienes permanecían aún de pie, había ciertas personas que no pertenecían a su grupo que seguían vigilantes al igual que ustedes:

Junto a Katherine, había un chico rubio que para muchos resultaría familiar: no era nada más y nada menos que Koichi Ayase, el compañero de clase y el encargado del periódico escolar. Ese chico alegre e intrépido que no había hecho sino buscar a sus compañeros perdidos, trabajando incansablemente. Este cubría su rostro y parecía temblar. Jadeaba como si estuviera haciendo un esfuerzo sobrenatural para no dormirse como los otros.

No muy lejos de allí, se encontraban de pie tanto Yuuki-sensei como Masaru Okasaki. Su otro compañero de clase que ni siquiera se había molestado por llevar un disfraz.

Ambos miraban alrededor, pero no parecían estar en las mismas condiciones que Koichi.

Si se giraban hacia el escenario, habrían notado que, como los anteriormente mencionados, tanto Ruka como Edward y Tenma parecían estar bien. Takeshi y Ono estaban dormidos como muchos otros. El panorama era extraño, pero la primera pregunta que saltaba a la vista era ¿qué había sido esa niebla?

La risa sonó en el aire una vez más, pero era difícil encontrar el origen de semejante devastación. Un fuerte escalofrío empezó a recorrer su espina dorsal mientras diferentes rayos luminosos empezaban a llegar a gran velocidad. Lo conocido de esa energía ponía su piel de gallina. ¿Sería lo que creían que era? Entonces, todos esos rayos de luz se dirigieron hacia Yuuki-sensei, golpeándola con fuerza mientras se elevaba en el cielo. Una enorme cúpula de luz la alzó y escondió su apariencia hasta que quedando suspendida en el cielo, la esfera de luz estalló y apareció lo que parecía ser su verdadera forma.

- Toc toc - rió fuertemente -. Pero si tenemos varios candidatos. Maravilloso, simplemente maravilloso. Ahora es cuando: ¿quién será? ¿Cuál de ellos esconde a Kyloh? ¿A quién matarán? - rió mientras alzaba su enorme hoz hacia el cielo y de esta, parecían salir orbes gigantes de luz. Cada uno de estos se dirigió hacia cada pareja conformada. ¿Acaso sabía ella que ese era el plan? Frente a cada uno se materializaría un enemigo, un reto para llegar hasta la mujer de la hoz.

Una joven rubia con una mirada helada que antes conocían como Calíope apareció justo en el escenario.

Frente a Trickster apareció una guerrera con porte seductor y una sonrisa confiada. Además de ella, apareció otra chica de cabello verde que llevaba un pequeño peluche entre sus manos. Este peluche era de color amarillo.

Frente a Notah y la Sacerdotisa se materializaron dos figuras igualmente: un hombre de blancos cabellos y blanca vestimenta junto con una guerrera de cabellos bicolor y una espada gigante.

Frente a Shiro Kasumi e Isabella se materializaron dos figuras también: un joven de ojos escarlata y porte despreocupado, además de un rubio con porte amenazador. Los andelivianos presentes podrían identificarlo como Allan.

Frente a Mariko, Mike y Hikari, aparecieron dos chicas: una de cabello azul con un florete y una chica de cabello rosa con lo que parecía una sierra eléctrica gigante.

Una joven que en apariencia física era muy similar a Katherine, solo que su mirada era fiera y su porte desafiante, apareció frente a Katherine, Chidori y Koichi.

Si todos estaban ocupados, ¿quién podría tomarse el tiempo para buscar a quien necesitaban encontrar? ¿El campeón de la Tierra? ¿Kyloh? ¿Cómo lo harían?

Tenías una posición privilegiada, ya que parecía que no te habían notado. Y si lo habían hecho, te habían ignorado deliberadamente. Tenías la opción casi que de ayudar donde eligieras hacerlo. La pregunta era: ¿a dónde ir?