Partida Rol por web

Katherine observó expectante si Mamoru atendería la invitación o no, pero cuando él comentó que ya tenía a otra en su corazón y que en otras circunstancias... Las mejillas se la chica se colorearon y por unos segundos se sintió bastante cohibida; pero aquello se esfumó cuando supo que había sido una broma del rubio y se contagió un poco de esa risa.

-You fool-tomó su bolsa aún riendo levemente, un gesto pequeño porque no era muy escandalosa en ese sentido. - Bien, haremos una cena grande con comida instantánea-y con eso dicho, la pelinegra guió al chico caminando porque su casa no estaba tan lejos.

Pasaron por varias cuadras en las que a momentos había silencio y en otras alguna conversación leve sin que, al menos por parte de la ojiazul, cayese en la tensión o incomodidad. Había momentos donde Katherine dejaba ver parte de sus preocupaciones, pero en cuestión de parpadeos retomaba una mirada usual. Así pasaron unos 10 minutos hasta que llegaron a una residencia de clase media-alta y de dos pisos, se notaba que sus habitaciones eran grandes y espaciosos. La joven entró y abrió la puerta sin tocar o avisar: adentro, el acomodo de los muebles y su estilo delataba una forma enteramente occidental, nada que ver con el país nipón.

-Edward, ya llegué-avisó acercándose a las escaleras para que su hermano le escuchase desde su cuarto-. Ponte cómodo, Mamoru. Estás en confianza-sonrió con afabilidad mientras iba a dejar la bolsa en la cocina.

La guitarra de Edward sonaba desde su habitación. El chico pasaba largas horas ensayando el repertorio de la banda. Y claro, era de esperarse. Después de todo, era el guitarrista. Cuando escuchó la voz de Katherine, paró de tocar y salió a ver a su hermana, pero más que eso a quien estaba con ella. 

Miró receloso, pero al ver que se trataba de Mamoru, suavizó su expresión. 

- Mamoru-San. Me alegra que hayas salido del coma y que todo esté mejor con Ruka. Tal vez deberías enseñarle a cierta lagartija un poco de modales - y luego miró a Katherine.

- Sís, are you going to cook? - dijo esto último mirando las bolsas de ambos, pero con preocupación en su rostro. 

Cuando llegaron a la casa de Katherine, Mamoru se quedó contemplando con bastante gusto la decoración de la casa. Muy pocas veces había tenido la oportunidad de entrar a una que estuviese decorada de manera occidental y mucho menos a una que lo fuese en su totalidad.

—Que me ponga cómodo, eh —murmuró una vez Katherine se fue a la cocina. ¿Cómo esperaba que se pusiese cómodo? Pese a que Mamoru era extrovertido, seguía siendo japonés. Le era un poco embarazoso simplemente "ponerse cómodo".

Al ver a Edward le sonrió y le saludó con una mano.

—Es bueno ver que estás bien, Edward-san. Por lo que veo la lagartija y tú se siguen llevando de maravilla, ¿no es así? —y luego escuchó lo que le dijo en inglés a su hermana, sin entender muy bien lo que le había dicho. De hecho creyó entender algo, pero rápidamente lo despejó de su mente porque era muy poco probable que entre hermanos se tratasen de esa forma. No, definitivamente no podía ser lo que había pensado. 

Su comportamiento jovial y despreocupado pasó a uno más serio, revelando que realmente era un joven maduro. Endureció su expresión y le respondió al rubio. 

- Antes sí. Ahora, el panorama ha cambiado - se dirigió a su habitación, pero se detuvo justo llegando al marco de la puerta.

- Si no quieres morir envenenado, te recomiendo que te pongas al frente de la cocina. Si necesitan ayuda, solo díganme - y dicho esto, se encerró de nuevo. 

Con la pregunta que le había hecho Edward, Katherine infló levemente sus mejillas mientras sujetaba las bolsas con un poco más de fuerza de lo normal, pero se cruzó de brazos e hizo un pequeño puchero.

-Prometí que yo cocinaría para que descansaras. No debe ser tan complicado seguir instrucciones-sacó algunas cosas que solo era cuestión de calentarlas en microondas y ya. Sin embargo, el intercambio de palabras entre los dos la detuvo a medio camino de la cocina con sus bolsas en mano hasta que vio que su hermano se encerró de nuevo en el cuarto. De nueva cuenta, el semblante de la joven regresó al estado en los columpios, reflejando una infinita tristeza mientras que, en silencio acomodaba las cosas en la mesa.

Susurró algo en inglés, pero cuando llevaba una frase casi completa cayó en cuenta del idioma en el que hablaba y volteó a ver a Mamoru con una sonrisa algo falsa.

-Será mejor que le hagas caso... no soy buena cocinando-su voz sonaba débil, pero se mostraba el esfuerzo por no ponerse mal frente al rubio.

Parecía haber tocado una tecla delicada con lo de Jaycee, por lo que Mamoru solo sonrió algo incómodo. Así se mantuvo, sin realmente entender el comentario sobre morir envenenado. Cuando escuchó a Katherine y la vio en ese estado, aunque la pelinegra tratase de ocultarlo, era más que evidente que no estaba bien.

—¡Ese es un gran problema, Katherine-san! —Mamoru se acercó a la cocina, tendiéndole la bolsa a Katherine— Yo también soy malo cocinando, muy malo. Sin Ruka creo que moriría de hambre. Pero bueno, ¿por qué no lo intentamos? Si los dos lo intentamos, al menos algo comestible podremos sacar —intentaba animarla, por lo que exageraba bastante lo de sus pocas habilidades en la cocina—. ¿Sabías que al preparar la comida es mejor hacerlo cuando estás animado? Eso le da mejor sabor, aún y si es ramen instantáneo. Y, si tienes algún problema, cocinar también te ayuda. Cuando estoy triste y se me pasan los fideos, me enojo y me olvido de la tristeza. La cocina es mágica, ¿no crees?

Cuando Mamoru llamó a la chica, ésta se sobresaltó un poco mientras veía expectante el comportamiento de él junto a lo que estaba diciendo. Katherine no era un chica distraída, sabía que estaba intentando animarla junto a esa filosofía rara de la comida mágica. Al final de todo, los ojos de la inglesa se tornaron cristalinos y rápidamente las lágrimas comenzaron a fluir. La joven siempre intentaba demostrar se fuerte, pero al final salía a relucir su lado frágil sin que pudiese controlarlo. Además...

Si su propio hermano la hirió así, ¿qué podría esperar de los demás?

Aquél pensamiento se esfumó mientras se limpiaba los ojos y asentía con la resolución final de la magia en los alimentos. La pelinegra sonrió levemente y tomó las bolsas de Mamoru para dejarlas en la mesa.

-Yo compré cosas que solo se calientan en el microondas-fue sacando envoltorios de pan y bebidas enlatadas-. Sí ocupas algún recipiente dime y te lo doy... se me ha quemado el agua, no confíes en mí-admitió acomodándose un mechón de cabello detrás de su oreja-. Hagamos magia en la cocina entonces-sonrió levemente, lo cual en conjunto con su nariz rojiza le daba un aire melancólico-. Entonces, ¿Ruka es quien cocina? Pensaba que eras tú.

Mamoru sospechaba que algo pasaba entre Edward y Katherine por cómo se había puesto al verlo. Cuando notó que la chica lloró un poco la miró algo preocupado, pero rápidamente se esfumó de ello. Si quería animar a Katherine deberían dejar ese tipo de cosas para después.

—Oh, sí. Necesitaré un recipiente para el ramen. ¿Me ayudarías con eso? Si lo hacemos ambos será más rápido —había ignorado deliberadamente que Katherine quemase el agua. Cuando la vio sonreír él también lo hizo. Katherine era muy bonita para hacerla llorar, eran unos verdaderos desconsiderados—. Ruka es la que cocina, sí. Sin ella no comería algo sano. Mi dieta antes de vivir con ella se basaba en ramen instantáneo y snacks. No sé cómo no engordé —Mamoru se miró por un momento—, y qué bueno que no lo hice. Ser pequeño y gordo no me favorecería mucho con las chicas, ¿no es así?

La miré con mirada comprensiva y asentí. Había que hacer algo.

- Debemos rescatarlos, debemos encontrar alguna manera, por ellos - traté de no parecer triste, mas cuando me preguntó si me encontraba bien, un gesto de dolor cruzó mi rostro y lo oculté tras un velo de cabellos. Una solitaria lágrima resbaló por mi mejilla antes de que pudiera contestarla - se lo llevaron, las sombras, y no pude hacer nada... - contesté con voz suave - estaba con Mariko y lo oí llamarme, a Haruka. Fuimos a buscarlo y allí estaba combatiendo contra Crythra, ¿te acuerdas de ella? Haruka ya no era Haruka, era Allan, y yo quería ayudarlo, por lo que Mariko y la Reina me devolvieron mis poderes y la derrotamos. Todo estaba bien, por fin estábamos de nuevo juntos, y entonces... - la voz se me quebró. Permanecí unos segundos en silencio y alcé la mirada hacia Katherine. Ap esar de estar húmedos, se notaba la determinación en ellos - si hay algo que pueda hacer, decídmelo, por favor, ya no sé dónde buscar ni qué hacer para poder recuperarlo, para recuperarlos.

Un día después de su encuentro con Katherine, Shiro decidió que era el momento de hablar con Mariko. La llamaste y esta contestó con un tono afable. Realmente era su forma normal de hablar. Quedaron en reunirse en la zona comercial para tomar algo o para hacer algo más, lo importante era poder llegar a hablar de todo lo que acontecía.

Llegaste al lugar acordado con Mariko y notaste que era una zona comercial de estilo europeo, con calles adoquinadas, cafés franceses, restaurantes italianos y todo tipo de decoración que podía hacerte sentir en el viejo continente. Era muy popular entre los adolescentes japoneses por su diferencia con lo más usual que se encontraba alrededor.

Mariko estaba parada justo a la entrada, tal y como habían quedado, para recibirte y decidir dónde ir juntas - Hola, Shiro. ¿Cómo estás? - se acercó a ti al verte llegar.

- ¿Qué quieres hacer? -.

El silencio de ese día era roto por la suave melodía que viajaba por cada rincón de la casa y era creada por Isy, al igual que un ruiseñor la joven cantaba de manera delicada mientras observaba por el gran ventanal y arreglaba una pequeña planta que parecía falta de cuidados. De vez en cuando miraba hacia las puertas, una de ellas no se abriría en un tiempo... En la otra estaba el Rey Alioth. Bajó de nuevo la mirada y siguió quitando las ramitas marchitas y hojas sin vida. Cantar le ayudaba a poner en orden sus pensamientos, y a ... Estar más cerca de Sonoe. Levantó la mirada hacia el cielo ¿Estarían bien? ¿Lo que ella había hecho era lo correcto? Quizás no era lo que harían otros... Pero para ella era lo que sentía.

Cuando terminó de arreglar la planta la regó con cuidado y la dejó dónde el sol le diese, pero que no la marchitara. Limpió todo a su alrededor y tiró los deshechos, tras eso y con el final de la canción decidió que era el momento, debía hablar con Alioth cuanto antes, le había prometido a Shiro conseguirle una reunión. Con paso suave se acercó a la puerta de la habitación y golpeó con suavidad a la par que abría la puerta.- ¿Eiji? ¿Podemos hablar...? -Preguntó, lo último que le apetecía era molestarlo.

Isy ese día lucía unos pantalones ajustados negros y una camiseta corta de color rosa con una especie de dibujo cuco en el centro. Cómo siempre que no estaba fuera de casa, llevaba los pies desnudos.

- A todos nos gustaría, sin duda... Pero ahora sólo nos queda confiar en que todo mejorará.-Aseguró con un tono cálido y íntimo. La miró y sonrió ante aquellas palabras.- Lo estoy, tan sólo... Necesito tiempo.-Y era así, la desaparición de Ren había sido de los golpes más duros para ella. Y cada día se preguntaba por qué había pasado aquello. Pero aún así no se permitía caer, debía ser fuerte. Seguro era lo que él quería.

Ante la idea del helado Isy sonrió con sinceridad y asintió con la cabeza.- Acepto encantada, quizás después del helado te apetecería venir a dar un paseo, hay un sitio precioso al que me gusta ir cuando quiero pensar o simplemente cuando me apetece perderme del ajetreo de la ciudad.-Añadió la pelirroja mientras seguía a su compañera hacia la heladería. Aquel encuentro no tenía que terminar con ambas llorando por lo pasado, debían distraerse y conocerse.

Katherine estaba buscando la cacerola adecuada para que Mamoru pudiese preparar el ramen haciendo un poco de ruido metálico y agachándose para ir tomando otras cosas. Cuando dio con el tamaño que ella pensaba sería el indicado para tal comida, se lo tendió a Mamoru para que él le pusiese el agua y encendiese la estufa.

-Si lo inicio yo puede que salga mal-se encogió de hombros y luego soltó una pequeña risa sincera imaginándose a un Mamoru con sobrepeso-. Yo creo que Ruka aún así habría caído bajo tus encantos y te habría puesto a dieta. Papá es médico, así que le hubiese pedido ayuda cuando hiciese videollamada con él.

La joven a cada tanto limpiaba sus ojos, pero se veía en la mejor disposición para preparar aquella cena sencilla. Sacó unos panes para leer sus instrucciones, concentrándose bastante por estar en un japonés rudimentario. Cada tanto señalaba con su dedo el microondas como si al leerlo en hiragana tuviese que relacionado al inglés. A Katherine se le daba ya mejor el idioma nipón, pero en ese momento se esforzaba más por la falta de concentración que debía compensar.

-¿De qué compraste el ramen? Yo tengo pan de melón, glaseado, cerdo y ...-miró con detenimiento y luego soltó un suspiro-. Voy a engordar con esto. Necesito aprender a cocinar. ¿Te conté alguna vez que Animae también era pésima cocinera? Ella e Ilify apestaron un restaurante en Hardak, seguramente Dawn se enteró de eso-sonrió levemente, pero se notaba que quería disfrutar de eso.

La joven escuchó a Kasumi para comprende qué había pasado y limpió con suavidad la lágrima que no había logrado contener. Verla en ese estado también removió parte de sus emociones porque ella misma había estado luchando con ello; pero le sorprendió saber que Haruka era Allan. ¿Él también había reencarnado y la casualidad lo acercó a la castaña? Fue lo mismo como con su hermano, seguramente un alma destinada a una segunda oportunidad y que al derrotar a la Reina Oscura por fin lograron esa nueva vida. ¿Él sabría que Kasuki también era Lightning?

Siguió escuchado e incluso se sorprendió cuando escuchó el nombre de Crythra. ¿Ella no tuvo esa reencarnación y era ahora manipulada por el enemigo? Quedó callada hasta el final, asintiendo porque Katherine concordaba con ella al 100%.

-Los salvaremos, tenlo por seguro-sus ojos azules también eran tristes, pero con ese afán de querer hacer algo-. He estado hablando con algunos y... Creo que hay algunas cosas que no han cuadrado. No podemos  hacer mucho más que atar los cabos-la joven carraspeó e hizo señas para que comenzaran a caminar-. Yo estaba con Irisu y me tropecé con una rama, pero luego apareció Zmiy que fue una dragona muy fuerte que era pareja de Ilify; después nuestra presidenta desapareció y al poco tiempo llegó mi hermano. Los dos peleamos contra ella y de repente llegó otro aliado, o eso creo, llamado Phenrir Ceefy. Hirió a Zmiy y el peluche de Titiritera llegó a su rescate.

Katherine suspiró mientras meditaba lo que debía decir a continuación, recordando lo que los demás le habían dicho  hasta ahora.

-Nereida llegó con nosotros  y me dijo que Masaru se puso mal cundo vio esas ramas. Busqué con la que me tropecé y no estaba ya; Irisu se desvaneció en la  nada y luego reapareció afuera, hablaré con ella luego para ver qué pasó; me di cuenta, junto a Kuroryuu y Mariko, que el guía de esa noche no era humano; Jaycee me dijo que escuchó una voz; y Mamoru peleó contra alguien llamada Heleth. Además, Schmella estaba con ese chico de cabello negro y también Sombra, el guardián de Hikari que había desaparecido-eran muchas cosas, pero mejor comentarlas de una vez-. Y con esto ya sabemos que están reviviendo y manipulando a quienes no deben: Zmiy, Titiritera, Crythra... y seguramente a los demás que no reencarnaron como nosotros. El propósito de Zmiy es matarme para llegar a  Jaycee, pero ella misma me dijo que no tenía opción. Por ello creo que hay algo mucho más profundo... si veo al guía pienso confrontarlo, él debe saber algo. Incluso Masaru, pues nadie más se puso mal por esas raíces que se desaparecieron. 

Katherine era consciente que aquél evento había sido infortunado y con muchas preguntas al aire. Pero no era momento de lamentaciones, ella misma había llorado la ausencia de todos y en especial de Aimi, pero hasta la propia rubia le estaría regañando si no sobrellevaba la situación.

-Claro, caminar ayuda a estirar las piernas-correspondió la sonrisa mientras la guiaba a la heladería y así comprar dicho postre frío-. Se te da bien el japonés, cuando yo llegué hace casi tres años me costó dominar el idioma, aún tengo fallos-lo cual era evidente con su acento marcado-. ¿Qué es lo que más te ha gustado hasta ahora? 

Pasaron unos pocos minutos cuando llegaron y Katherine pidió un helado de vainilla, esperó a que Isabella pidiese el suyo y pagaría ambos por cortesía y un gesto de amabilidad. Era agradable salir un poco de la rutina.

Alioth estaba sentado junto a la ventana leyendo. Era una de sus costumbres incluso en Sonoe. De hecho, podías decir que desde niño era uno de sus rituales. Al escucharte, se giró con una sonrisa, cerró su libro y se puso de pie.

- Hola, Isy. Claro, sin problema - te señaló un sofá que él tenía en su habitación con tres puestos y de un estampado azul rey. Allí se sentaron ambos y él te miró detenidamente.

- Veo que te encuentras mejor hoy. Además, tu voz no ha perdido hermosura. ¿De qué quieres hablar? - se veía sonriente, pero podías notar en su mirada la preocupación. Tal vez la misma que tú sentías.

Irisu saludo con su típica elegancia a su amiga demostrando que tanto dentro o fuera del colegio, seguía siendo ella misma.

-Katherine-san, gracias por venir, sé que es repentino, pero tenemos que ponernos al día sobre ciertas cosas.

Una sonrisa enigmática se dejó entrever tras esas palabras.

-Estoy relativamente bien, de hecho es en parte de eso de lo que quería hablar. Pero primero, lo primero.

Tendiéndole el menú revelo que ella ya había ordenado un capuchino y un pan de chocolate.

-Pide algo, no seas timida.

Irisu se sorprendió gratamente de la aparición de su compañera y con una sonrisa irónica la saludo.

-Hola Mariko, un día tienes que enseñarme a aparecer así, no sabes lo útil o teatral que luce –Y con una risa suave revelo su gusto por esas cosas. Es muy mi estilo así que me gustaría poder aparecer y desaparecer así.

No paso por alto su semblante por lo que ante la broma siguió el juego.

-¿No? Lástima, no tengo muchas opciones, bueno últimamente salió alguien más.

Mientras señalaba las tiendas de novia, empezó a caminar por aquellas tiendas prestando bastante atención a los vestidos, sin descuidar a su acompañante, ya que debía aprovechar para hablar con ella.

-Voy a comprarme un vestido de novia para unas fotos, pero el tema, además de pedirte ayuda para el vestido son dos cosas.

Alzando sus delicados dedos puso énfasis en aquellas cuestiones.

-La primera, es la más seria. Mira ese vestido ¿Qué tal me quedaría?

La plática tan rutinaria, choco bastante con las siguientes palabras que salieron de esos dulces labios.

-Estoy involucrada de nuevo en tu mundo, y mi nuevo jefe o rey, como quieras llamarlo, quiere tener contacto con ustedes, no me aprecio mala persona, pero igual quiero saber tu opinión de todo esto.

Optando por una tienda donde había vestidos bastante juveniles, siguieron viendo algunos modelos mientras su extraña platica parecía de dos chicas hablando de una novela de fantasía.

-Me ofrecí de mediadora, pero no quiero acabar en medio de los dientes de un tiburón o las fauces de un lobo, se que ese tipo no parece tan malo, intuición, aunque si sospechas es normal, y lo segundo es saber si ustedes los ven como enemigos.

Tras revelar que el rey de Sonoe la eligió para ser una chica mágica, y gran parte del convenio, le expuso sus dudas sobre si aquello era genuino, de ser así, una alianza sería bastante beneficiosa para ambos bandos, aunque también quería una tercera opción.

-¿Sabiendo lo que él me dijo que buscan los “malos”, es posible que podamos acabar las cosas con los tres bandos en paz?

Irisu se mostraba bastante suelta ante ellos, para preguntarse quién estaba salvando a quien, ella paseaba por calles oscuras, buscando vivir al filo de la ley, una manera de dejar salir su frustración, pero al ayudarlos, ella se sentía muy bien.

De la misma manera despreocupada, los saludo para poder platicar con ellos.

-Varias chicas, aunque no pude obtener bastantes fotos.

Sacando un papel, revelo un pequeño cheque, las ganancias de su vida como modelo cosplayer en internet.

-Tenemos que hacer un patrullaje, esto nos lo repartimos como siempre, ya saben que estamos en un punto de no retorno, si quiero seguir con esto necesitare más ayuda, poder vender mercancía y esas cosas.

Mientras se levantaba para vestirse con su viejo unirme callejero, una chamarra de cuero negro, su vieja mascarilla de cara, mas cosas que la hacían parecer bastante ruda, aunque su aspecto y nuevo modo del conjunto, una peluca, la ropa limpia, eran mas de una ido pop.

Disfrazarse frente a ellos era normal, aunque claro que les arrojo un par de latas a los chicos si la veían demasiado.

Mientras hacían rondas por las calles, les hablaba de lo ocurrido con la banda, la excursión y varias cosas de sus clases.

-Aunque el final ya se los dije, se arruino, hey, ya que estamos hablando de compañeros ¿Hay alguien que podamos reclutar?

Por reclutar se refería a gente en situación de calle o similar a la cual pudiesen ayudar a cambio de cuidar su calle, o algún servicio, la comida, aunque sencilla la podían proveer ellos.

-Ya que quiero que ustedes me ayuden con algo mas…

Con una expresión seria, cosa que daba algo de miedo debido a su disfraz, les comento.

-¿puedo confiar en ustedes?

Mientras recogía basura que algún descerebrado dejo en la calle, cosa rara en Japón, para organizarla y luego ellos mismos reciclarla o venderla, les estaba poniendo a prueba, confiaba bastante en ellos, además, era posible que cosas raras sucedieran en el lugar.

Katherine sonrió a Irisu mientras se acomodaban y escuchaba lo que la presidenta tenía que decirle. Su rostro evidenció curiosidad y preocupación por las palabras que había escuchado, olvidando que debía ver el menú para pedir algo hasta que ella se lo recordó.

-Ah, yes, yes-tragó saliva y leyó la información pensando en qué podría tomar. Al final se decidió por un té de naranjo con galletas. Agradeció a quien tomó las órdenes y en lo que llegaba el pedido, miró a su amiga con extrañeza-. ¿A qué cosas te refieres? Es decir… sé de lo que hablas, pero en realidad… lo único que me importa es que estás bien, señorita Irisu. Bastante tengo con los que han desaparecido…

Era sabido que Aimi era una amiga cercana además de su cuñada, por lo que no era complicado de deducir cómo le había afectado ese evento. Sus ojeras y semblante triste la delataban; aunque no había perdido el brillo de determinación.