Partida Rol por web

Dawn comienza a escupir sangre después de aquel ataque y aunque trató de defenderse, no pudo hacerlo. Entonces decidió impulsarse con sus alas y salió volando a toda velocidad. La bestia miró a Ilify, quien le atacó con un puño en su mandíbula para evitar que le atacara igualmente y tras emitir un leve quejido, golpeó con una de sus colas a Ilify.

Mientras tanto, Lightning y Yami libraban su propia batalla. Yami trató de usar su poder para invocar a sus sirvientes pero mientras las tinieblas se extendían, Lightning atacó al titán con su arma, interrumpiendo su acción e hizo que perdiera su concentración, lo que ocasionó una acción fallida de su parte.

Por su parte, Calíope decide continuar con su ataque constante y una luz se despliega de sus palmas pero al tropezarse, falla. Titiritera, quien había sido el blanco de múltiples golpes, decidió protegerse y con todos sus sirvientes y Grim, armó una pequeña fortaleza afelpada lo suficientemente grande para cubrir su cuerpo. No sería tan fácil llegar a ella, ya que tendrían que pasar por sus sirvientes primero. Una de las primeras en aceptar ese reto fue Storm, quien dirigió su huracán de hojas hacia allí, levantando fuertemente a uno de los sirvientes de Titiritera, el cual había recibido el impacto fuertemente pero, a pesar de ello, se volvió a levantar y volvió a su posición, pero los sirvientes de Platinium se irían a por él, atacándolo simultáneamente hasta que lo hicieron caer, solo quedaban tres de sus sirvientes.

Enola y Animae seguían su contienda mientras aquella espada flotante disparó una vez más y Animae, a su vez, disparaba una flecha contra la titánide pero debido a esto, ambas tuvieron que esquivar el golpe de la otra, haciendo que ambos fallaran, aunque Enola no tardó en sacar su truco debajo de la manga. Abrió su boca y múltiples ruidos comenzaron a sonar alrededor, amenazas, acoso, todo lo referente a una persecución. Esto hizo que todos temblaran pero Animae logró sobreponerse a ello y pudo continuar, aunque sus compañeras no tuvieron tanta suerte. Calíope, Lightning y Storm parecían realmente preocupadas por ser cazadas, por tener más enemigos ocultos y, por ello, se les haría más difícil concentrarse en el combate a partir de ahora.

El dragón sonrió ante el ataque de la bestia - jeje buen golpe, ¿sería mucho pedir que vuelvas a ser consciente de ti mismo y darte cuenta de cual es tu bando? - a Ilify una obscura y maligna aura le rodeó, su aspecto se torno una figura negra de ojos rojos, hambrienta, sedienta de vida. Un leve alarido se desprendió de él, y decidiendo su presa (la bestia) se lanzó endemoniadamente, presa de su instinto de dragón inmortal, esa era en realidad su mejor técnica, alimentarse de la vida de sus adversarios era un placer que su humana compañía todavía no había experimentado. Esa era una buena ocasión para mostrarle el auténtico poder de un dragón acostumbrado a congelar y alimentarse de su presa. Sin escrúpulos clavó su garra en la piel de aquella bestia, y retirándola, empezó a lamer la esencia sangrante acumulada en su mano, su delicioso botín, mostraba el motivo por el que los titanes no lograron aniquilarle en la guerra que acabó destruyendo su planeta. El aspecto escalofriante, frío e impetuoso del orgulloso dragón se había tornado en el de una dracónica sombra aterradora.

 Enola sonrió, ese duelo estaba parejo pero por poco tiempo, su pistola flotante la rodeaba, el caos de las batallas era su elemento, ahora ya se había divertido.

El caos del sonido reinaba, esperaba ayudar a sus aliados pero aun no había terminado.

Debo admitirlo… fuiste entretenida guerrera, pero la hora de juegos se terminó.

Extendió sus manos y grito de nuevo. Su ojo ígneo extendió una llama tan grande que parecía bailar sola.

Come to me, dark warriors!

El fuego se movió animado por sus palabras y entonces mentalizo 3, tres sirvientes que no eran débiles.

Su arma flotante volvió a disparar contra la guerrera mágica. 

Ya saben que hacer –Dijo con voz de mando a las sombras que se formaban. Ustedes dos, atáquenla, tú las cubrirás de cualquier intruso.

Había invocado el sonido para que nadie notase que una de sus compañeras estaba sola, que en verdad estaba sufriendo múltiples ataques y que con el sonido de la pelea, la dejasen sola. Ahora solo quedaba ver como salían las cosas. 

Platinium puede ver como Titiritera hace que sus sirvientes le rodeen y se pongan a defenderla, mientras que algunos de sus compañeros y sus propios sirvientes le atacan

- Deberíamos aprovechar y marcharnos, recuperar fuerzas Platinium, no podemos hacer mucho más, huye hoy para poder luchar mañana.

- No... Tiene que pagar. Titiritera tiene que pagar por lo que nos ha hecho y por lo que ha intentado hacernos

- Ya estás de nuevo con la venganza... Eso es lo que nos trajo aquí, lo que nos ha destruido, lo que nos ha hecho esto...

Mira con ira a los sirvientes de Titiritera y después a los suyos propios y dice:

-Siervos acabad con ella, que no sobreviva, no puede sobrevivir... Sino sería capaz de controlar a sus siervos, que no lo haga, que no sea capaz de controlar a sus siervos.

Observa la situación, parecía que se encontraban en una especie de empate y que aún no podían verse claramente que bando ganaría, aunque todos parecían desgastarse cada vez más y más. Platinium miro a todas partes, en algunos lugares se habían desarrollado duelos individuales, pero tenía clara una cosa, tenían que ir terminando con aquellos ya que parecía que la bestia era invencible o al menos más poderosa y les costaría acabar con ella, pero entonces se le ocurrió una idea, estaba demasiado débil para luchar, pero a lo mejor podría hacer algo, poniéndose de pie como puede mira a la bestia y le grita:

-Tu monstruo, ¿crees que has terminado conmigo solo por eso de antes? Vamos, ven aquí asqueroso ser, no querías mi sangre, ven

Con esa acción esperaba al menos distraer, aunque solo fuera unos segundos a la bestia y que los demás pudieran atacarle y que sus compañeros se percataran de sus intenciones.

Oscuro, todo estaba oscuro, solo se escuchaba el sonido de goteo en las criptas subterraneas urbanas de lo que antes era un edificio moderno. Dawn se esforzaba por respirar mientras sentia como algunas de sus costillas se habia roto por la caida lo cual hacia que respirar fuera una autentico tormento, miro de un lado a otro esperando a no encontrarse con presencia enemiga, sin encontrarse a nadie aparentemente la Dragona se sento en el suelo y musitó:

-Debemos recuperar nuestras fuerzas Mamoru, no podemos seguir peleando de esta manera.

Un ojo en la fisonomia de la dragona cambio de color y se torno en el azul de los ojos de Mamoru, este hablo a travez de los labios de la chica en una voz que era la mezcla entre la de el y la de Dawn:

-En tus recuerdos nunca vi que aprendieras hechizos de curación, ¿como nos sanaremos rapido para poder regresar a la pelea?

Dawn retomo el control:

-No lo se, no lo se, Nori siempre me decia que un dia de estos me salvarian la vida, cielos, que tonta fui.

La Dragona entonces acomodo sus pienas en pose de Loto y respiro profundamente, por ahora lo que haria era meditar para descansar y así recuperar algunas fuerzas. Sentia que los ojos le pesaban y que en cualquier momento podia quedarse dormida, tenia miedo, la ultima vez que le paso algo así habia dormido cerca de 300 años y solo fue hasta que su mentora la encontro cubierta de polvo, no queria dormirse por esto. Pero ya era tarde, sus ojos se estaban cerrando, todo lo que pudo hacer en este momento fue decir:

-Por favor.......ven a mi........Ñyankuro........

Dicho esto la Dragona se quedo completamente dormida y Mamoru con ella, no sabia siquiera si iba a despertar por eso llamo a su familiar para que viniera a despertarla lo mas rapido que el pudiera.

Animea logró reponerse de aquellas voces que parecían ir por ella; sin embargo, se le hizo raro que su instinto de supervivencia no le dictara correr o buscar esos enemigos ocultos y que siguiera concentrada en la contienda. Definitivamente algo estaba pasando, por lo que recordó algo que le había pasado con anterioridad y se concentró tratandop de detectar algo en el ambiente cuando su enemiga le habló y decidió dejar a un lado la contienda que tenían. 

No se sorprendió por tratarse de una titánide, pero no pudo evitar sentirse mal pensando que se dejaba llevar por el odio y su deseo de ganar a toda costa sin importarle el honor. Se quedó callada mientras veía cómo invocaba sirvientes y preparó su arco para atacar, pero esta vez colocó dos flechas apuntando a las que seguramente irían tras ella. Esperaba que esto no durase mucho y mientras jalaba su arco miró a sus compañeras esperando que alguna la ayudara.

De nuevo hice brillar mi colgante para dirigir un poderoso rayo de luz a la titiritera. El plan hasta ahí pintaba bien, lo que no tuve en cuenta fue esa pequeña piedrecita en el lugar que en cuanto avancé un paso para proyectar mi ataque me hizo tropezar y desviar el rayo a la nada, golpeando únicamente en su recurrido al aire.

— Ugh... — Murmuré agotada, sujetando con una mano temblorosa el medallón que ya no brillaba. Había vuelto a fallar a causa de mi torpeza y eso me hacía sentir un poco desanimada.

De nuevo miré a mis demás compañeros y compañeras que daban todo lo que podían para mantener el combate a nuestro favor, ellos eran quienes me daban fuerzas para seguir pero al parecer no éramos los únicos con ganas de dar guerrera. Mi objetivo, la titiritera, había reunido a sus peluditos súbditos para utilizarlos a modo escudo y pese a que algunos estaban tratando de golpearla los muñecos caían para volver a reincorporarse. Decidí que ese era mi momento para atacar de nuevo pero una vez me alcé del suelo volví a tropezar de nuevo con esa maldita piedra.

— T-Tú eres el verdadero enemigo... — Murmuré frustrada a la piedra, con los mofletes hinchados y los ojos llorosos.

Dejando que mis compañeras se encararan con la Titiritera, me vi inmersa en una pelea contra Yami. Mientras cruzábamos ataques, vi por el rabillo del ojo como algunas de mis compañeras e incluso de los dragones empezaban a tener problemas, pero no podía hacer nada. El titán era temible y no se echaba atrás, por lo que cualquier descuido podía ser un grave error.

Me eché unos pasos atrás para tomar unos instantes para analizar mejor la situación y coger impulso para atacar a Yami. Sujetando fuerte mi hoz, eché a correr hacia él con la intención de atravesarlo con la hoz. Dudaba que pudiera hacerle el suficiente daño para poder dejarlo fuera de combate y mucho menos acabarlo, pero debía darme prisa en terminar el combate. Se acercaba una fuerte presencia que no sabía si era amiga o enemiga.

Justo cuanto estaba a punto de atacar, ruidos y voces hostiles comenzaron a sonar a mi alrededor y me llevé una mano a la cabeza, haciendo que mi arma quedara apoyada en el suelo y detuviera mi ataque. Miré confusa a todos lados, esperando encontrar un ejército de titanes, pero no pude ver nada. ¿Dónde estaban? Debía darme prisa. Aún alterada, reemprendí mi movimiento y salté sobre Yami haciendo girar la hoz en el aire. Las voces seguían haciendo ruido y me desconcentraban, pero conseguí sujetar bien mi arma.

Sus ataques habían dado en el blanco, aunque no estuviera haciendo todo el daño que quisiera, pero todas estaba combatiendo de manera formidable e iba a ayudarlos con sus plegarias para poder defenderlos, sin embargo empezó a escuchar las voces, y una sensación angustiante, como cuando estaba en la cárcel. Comenzó a mirar a todos lados, apretando los puños tan fuerte que se iba a enterrar las uñas en sus palmas, su respiración se fue agitando más y más, pero intentó concentrarse, juntando sus manos junto a su pecho, e invocar a barrera de energía, la misma que antes había derrotado a la titiritera, pero le fue imposible, seguía imaginándose en la prisión, y con la voz de la reina en su oído... "tendrás que matarlo... tendrás que matarlo..."
 

La respiración de la Titiritera se estaba agitando, mirando como sus marionetas estaban sufriendo su daño. Solo una le importaba, la mas majestuosa de todas ellas, mirándola durante unos segundos mientras una de sus marionetas caía por los ataques repetidos de sus enemigos. Sus ojos se empañaron unos instantes antes de sonreír de una manera macabra, sin dejar de ocultarse debajo de sus peluches esperando su momento de actuar, solo necesitaba unos segundos mas.

Nada mas que a Enola le permitió ver lo que estaba haciendo, levantándose tranquilamente mientras su otra yo se quedaba como estaba, asustada y con aquella sonrisa desafiante en su rostro. Guiño un ojo a su compañera antes de desaparecer por una de las puertas aprovechando todo los gritos y el caos, llevándose con ella dos de sus marionetas pequeñas por si acaso, necesitaba siempre guardaespaldas, dejando el resto para atacar.

-Matadla, matad a Platinium. Ordeno tanto a Grim como a sus peluches restantes, quedándose dos para protegerse entrando en una de las habitaciones con cierto sigilo, ocultándose como podía detrás de una pared pero sin dejar de manipular sus marionetas, esperando que Enola entendiera que se estaba ocultando por que ella era estratega no combatiente. La miro antes de perderse, formando con sus labios unas palabras silenciosas. “Apartalos de mi o Grim no podrá combatir libremente."

Una Titiritera debilitada seguía levantando su muro para protegerse mientras las batallas continuaban. Lightning seguía en un enfrentamiento sangriento contra Yami, quien convoca las sombras a su alrededor para convocar sus armas de sombras y al mismo tiempo, Lightning choca su arma con él, pero la fuerza del titán es mayor y entre una colisión de rayos dorados y oscuros, la hoz es retirada y la espada oscura hiere a Lightning. La chica retrocede un poco pero jamás se daría por vencida.

Ilify ve cómo Dawn corre para escapar mientras él decide comenzar a devolverle el favor a la bestia. Se cubre de la oscuridad de su planeta y como una bestia entre roja y negra, toca a la bestia mientras esta trata de propiciarle un golpe pero el dragón es más rápido y al tocarla, la bestia parece marearse y cae hacia atrás. Aunque le cuesta un poco ajustarse, se levanta con rapidez. Platinium se puso de pie con mucha dificultad y con sangre aún corriendo por su torso mientras trata de llamar la atención de la bestia. Esta le mira y se dirige hacia ella dejando a sus compañeros dragones a un lado por el momento.

Calíope trata de atravesar la barrera de sirvientes con su rayo de luz pero no lo logra. Los sirvientes despliegan una barrera de color verde para repeler el rayo, causando que esto fuera un ataque infructuoso y aunque Calíope esperaba que Titiritera respondiera, esta no lo hace. Los sirvientes de Platinium trataron de atacar igualmente pero la barrera que estos pequeños seres habían desplegado parecía ser lo suficientemente fuerte como para hacer que ellos también retrocedieran y rebotaran en el suelo de una manera que podría haber sido graciosa, si no se encontraran en una situación de crisis.

Tras las palabras de Enola, gotas de petróleo salieron de su arma y cayeron en el suelo, agrupándose en tres charchos, los cuales no tardarían en tomar forma. Tres mujeres, tres enemigos más.

Todas ellas miraron a Animae pero antes de poder atacar, la guerrera del arco les disparó. A pesar de ello, aún se escuchaban las amenazantes voces que perseguían a Animae, las cuales parecían acercarse. Enola trató de disparar pero Animae pudo desviarse rápidamente de la trayectoria de la bala, haciendo que esta impactara en un carro cercano. Su alarma estalló pero era poco probable que el dueño apareciera para apagarla.

Storm seguía ayudando a sus amigas a la distancia y al verse en la posición en la que se encontraba, trató de replicar aquello que había hecho para deshacerse de Titiritera, una barrera, lo había hecho antes. A pesar de esto, no pudo lograrlo. La barrera no se desplegó, tal vez por la intranquilidad en su corazón.

El gato regordete acudió a Dawn tras teleportarse desde Hardak y la miró.

- Dawn, despierta. Despierta. No es momento de dormir, debes luchar - la miró preocupado, como pocas veces se le vería.

- ¿Qué diría la Suma Sacerdotisa si te viera así? Debes levantarte y luchar - esperaba que eso fuera motivación suficiente para ella.

Tras recrear tu ambiente y una imagen falsa de ti, te marchas a un lugar seguro. No podías morir, no así. Por ello te fuiste y te llevaste a dos de tus sirvientes contigo, dejando solo dos reales junto a tu ilusión. Desde la distancia, podrías seguir atacando pero debías recordar mantener el contacto visual.

Titiritera creó una ilusión donde ella seguía allí, dejando solamente dos de sus sirvientes y escapando con otros dos. La vieron salir y esconderse. Sabían bien que podría atacar a distancia.

La Dama dragon abria lentamente los ojos al escuchar la voz de su compañero que la traia del abismo donde habia caido su mente temporalmente. Al verlo ahí mirarla con esos ojos pequeños y penetrantes Dawn solo lo acarició mientras le decia:

-Si, soy patetica. 

Luego de eso alejo su mano y trato de ponerse de pie pero la perdida de sangre que sufria se lo hacia dificil. Despues de intertarlo de nuevo apenas se puso de pie tambaleandose y con el equilibrio menguante, miro hacia la salida y le dijó:

-Vamonos entonces. Aún si me estoy muriendo tengo que seguir peleando.

Dijo esto con resolución absoluta, cosa que se puso a prueba cuando dio su primer paso y cayo de bruces por perder el equilibrio, no emitio sonido de protesta o queja alguna, solo se dio la vuelta en su vergonzosa posición y empezo a arrastrarse hacia la salida. Paro por un segundo al ver una pared que le serviria de apoyo y con ella se volvio a poner de pie a duras penas, respirando forzosamente volteo hacia donde estaba su compañero y le dijó:

-No se si pueda hacerlo Ñyankuro, estoy muy debil.

Ilify seguía impregnado en la oscuridad roja y negra anterior, seguramente los gritos de platinium sirvieran para distraer un momento a la bestia, pero si esta le golpeaba, podría hacerle bastante daño.

Su alter ego apretó los dientes - ¿como osa escabullirse?

Se concentró en la criatura, por tal de volver a saborear su energía - ¿De verdad crees que puedes darme la espalda sin permiso? - su voz resonaba molesta, y se lanzó a toda velocidad rotando su cuerpo tan pronto la alcanzaba y regalando otro oscuro tacto dañino. Tan dañino para la criatura, como revitalizador para él.

Clavaba los pies en el suelo esperando que su macabro toque frenara en seco a la bestia además de robarle una vez más su vitalidad, y es que el hecho de osar darle la espalda había sido un síntoma de menosprecio, y el orgulloso dragón no tenía intención de permitir que le ignorara, y por esa vez dragón y humano, se habían sentido igualmente insultados por aquel agresivo ser, a pesar de que tal vez actuó por instinto, buscando una presa más dañada y cansada.

Pese a que de nuevo los esfuerzos de Calíope fueron en vano ella decidió no rendirse. El apoyo de sus compañeros le daba fuerzas para seguir y mientras tuviera la más mínima de las fuerzas en su cuerpo no dudaría en invertirlas en acabar con los enemigos de la tierra.

Por lo tanto, una vez más, decidió cargar contra la titiritera y sus súbditos de algodón que de no ser por el estado en el que se encontraban en vez de una patada los recibiría con abrazos y achuchones. — ¡Hyaaaah, tomad esta! — Gritó entusiasmada, sabía que esta vez su ataque sería certero y si no llegaba a golpear a su verdadero objetivo al menos sería capaz de apartar a alguno de sus muñecos para volverla un poco más vulnerable.

Entre sus aliados observó que otras cosas sucedían como la repente aparición de tres nuevas enemigas. Aunque su cuerpo se volvió ligeramente tembloroso su corazón rebosaba fuerza y energías, lo cual la mantenía serena frente a todos sus oponentes.

"¡Patada aniquiladora de todo lo adorable poseído por el mal!"

Enola enfoco su vista en la chica mágica con la cual tenía el duelo a distancia, ahora estaba distraída por ataques de sus esbirros, por lo cual enfoco a la zorro, aquella que llamaban platinium.

Con lentitud, al estar lejos del campo de batalla, puso en la mira de sus armas a esas dos chicas. Estaban distraídas…

Sus ojos envueltos en fuego querían la máxima puntería. Quería un tiro libre.

Platinium estaba peleando contra aquel esbirro, el oso, prestándole casi toda su atención, incluso quería atraer la atención de este último, ella estaba escondida, así que aquel ataque seria a traición.

Con igual cuidado su arma mágica apuntaba a Animae, ella estaba igual distraída, siendo atacada por 3… era una batalla 4 vs 1… en algún momento tenía que cometer un error, desviar su vista de donde ella estaba. Pues Animae era la única que parecía estar atenta a sus movimientos.

Espero el momento justo con ambas, no necesitaba lanzar ataques a diestra y siniestra, podía dar 2 disparos… debía aprovechar que ambas estaban ocupadas, en algún momento se quedarían quietas, en algún momento no verían en su dirección, en algún momento…

No puede, no puede, intenta otra vez juntar sus manos e invocar aquel escudo que ayudó tanto antes, repeliendo a los enemigos, pero nuevamente no puede, es una inútil. Suelta sus manos, y golpea el suelo con ambos puños.

- ¡ya... basta! - grita con todas sus fuerzas, golpeando de nuevo el suelo, incapaz de ayudar a sus amigas, incapaz de lanzar un ataque que dé resultados, marcada con la orden de la reina y que ahora la acosaba con mayor violencia. Storm llevó sus manos a su cabeza, y sujetó sus oídos, se volvería local, lo sentía.