Partida Rol por web

A diferencia del día anterior, hoy el sol resplandecía enormemente. Vuestra llegada a la U.A. fue recibida por unos autobuses de la academia que esperaban estacionados en la entrada. Junto a ellos, Eraser Head, el cual tenía el rostro cubierto de pequeños cortes ya tratados.

-Clase 1-A, al primer bus... Realizaremos una visita a un orfanato como parte de una actividad para "humildad y entendimiento", valores importantes en los pro-héroes, aunque no todos los tengan... -aquellos informados sobre el top, sabría bien que los mejores héroes no eran necesariamente amables... -. ¿Que esperan? Suban...

En el bus ya estaban Ryusei, Akainu, Dai e Hideki. El resto iba llegando con o tras ustedes, siguiendo las ordenes de Aizawa para terminar todos dentro del bus.

Una vez todos tomasen sus asientos, Aizawa les dirigiría la palabra nuevamente.

-Aún no son héroes profesionales, pero para las personas a las que visitaremos ustedes son futuros héroes, son un sueño a seguir, un objetivo... Muestren su mejor lado, y sean merecedores de su admiración... -entonces el profesor fue a la parte delante del bus para tomar lugar como co-piloto. Pronto el auto-bus puso marcha, y empezarían a alejarse de la academia...

-Uff, uf...

A medida que la gente iba subiendo de forma ordenada...Sora se acercaba a la entrada de la academia, corriendo con toda su alma antes de que el último subiera y el autobus partiera. Llegó sorprendentemente rápido, ya que aceleró al ver que estaban partiendo a algún sitio, y subió al primero que los demás dejando un saludo enérgico pero apresurado flotando a su paso.

-¡¡HolaProfesorAizawa,permiso!!

Una vez arriba, del segundo escalón...desaceleró de forma dramática, y tosió un poco para empujar algo de aire a sus pulmones. Avanzó a pasos lentos, y saludo a sus compañeros, propiamente...

-Afff...¡hola todos, buen día! -de alguna forma sus pies le arrastraron para ocupar el asiento junto a Ryusei. Ahora que frenaba...se notaba que no traía nada aparte del uniforme, su colorido maletín con utensilios de clase no venía con ella.

-¿Incidentalmente...dónde vamos, Ryusei-kun? Y, hey, ¿estás bien?

Luego de decir esto, se dedicó a recuperar aire y normalizar su respiración.

Naturalmente, con lo que había pasado con Ryusei hoy había sido un día complicado para literalmente escapar de su casa, y se había rendido de encontrar su maletín escolar. Podía pedir algo con que anotar en la academia, pero lo importante era no perder el día. Imaginaba que de a poco su madre iba a ceder, aunque realmente tenía suerte de que a diferencia de a Ryusei no le obligara a nada...directamente, y solo prefiriera tratar de disuadirle de sus motivaciones.

Takeshi estaba llegando, perdido en sus pensamientos, repasando en su cabeza los resultados de la práctica de anoche en el interior de su cuarto, el control y su manifestación por medio de la posesión de los objetos circundantes en su alcoba, ademas de manifestar y condensar su ser una pequeña bola de luz, acto qué solo pudo mantener un par de segundos fuera de su contenedor principal, pero para el ya era un gran avance, sabia perfectamente bien que no debia estancar sus pensamiento, si no, explotar las posibilidades de adaptación qué esta forma incorporea le brindan, si quiere encontrar a su hermana, primero se debe conocer así mismo, hacerse invencible, para conocer despues a sus enemigos*.

Pero esa idea fue quitada rapidamente de su cabeza al ver los buses, y la explicación del profesor sobre ir a un orfanato.

En su corazón, el chico solo pudo suspirar con pesar, no solo no tenia a su hermana, si no qué tenía qué ir a ver niños qué ni siquiera tenían familia, el ahora dudaba ferreamente en seguir por el camino del heroe, no quiere ser llamado héroe por aquellos qué no lo conocen, sólo cuándo su familia y amigos, sobre todo Tamaki le llamen héroe el se sentirá uno de verdad, hasta entonces, solo existe la idea de hacer lo correcto*.

Sin decir una palabra, se sube al bus, el cual se mueve bajo el enorme peso de la armadura, y aún así sigue con su práctica mental, sumergido en lo logrado y en lo qué aun debe pulir y aprender, sin prestar atención a los demás qué parecen cómo si salieran de excursión, volvió de su encierro para ver si llegaba Takumi y compartirle lo que habia aprendido, se sentó en el fondo en completo silencio, y ahí se quedó hasta nueva orden.

Al contrario que el día anterior, y a causa misma de los efectos del mismo día en donde no era yo misma, me encontraba andando por la calle... O al menos yo sabía que era yo andando por la calle. Cualquiera que me viera pensaría que algo raro y amajoso de color rosa estaba arrastrando una mochila por el suelo. Y es que era así.

Me sentía tan sumamente mal de lo que había hecho el día anterior, que estaba tan encogida como si quisiera que el mundo me tragase y nadie me viese, por desgracia eso solo hacía que la gente se fijara más en la mochila. Para colmo de males cualquiera que me conociera sabría que al estar temblando la mochila tanto, era por mi culpa y eso significaba que estaba con un miedo atroz. Quitando todos los aspectos donde yo estaba nerviosa, probablemente triste y atemorizada por llegar a la academia, había un punto que resaltaba por el simple hecho de que si seguía así recibiría una buena regañina. Iba extremadamente lenta.

Eso podría ser un problema gordo... o no, por suerte si me topaba con mis compañeros alguien sería buena persona y me llevaría. Aunque el único que vivia tan cerca como para verme en el camino era: Eru. ¿Seguiría enfadado conmigo?

Se despertó rodeado por los brazos de Aizawa quien posiblemente sintiera su cuerpo pesado a causa de Eru quien se había transformado en humano mientras dormía en el pecho del mismo quedándose ahí. El hombre parecía que estaba despierto desde hacía rato pero por no molestar el sueño del gato no se había movido, realmente era dulce a pesar de que no lo expresaba con palabras, las acciones le bastaban para saber que su dueño lo atesoraba. -Buenos días... Se frotó contra Aizawa un par de veces antes de levantarse y ponerse a hacer el desayuno a toda prisa para que el adulto pudiera comer y marchar rápido al instituto con su bento mientras Eru seguía adecentando la casa hasta la hora que le tocase como alumno que era. 

Se miró al espejo y se tocó el cabello así como miró sus uñas las cuales habían sido ligeramente limadas como mini-castigo aunque era comprensible después de haberle dejado la cara como un mapa a su dueño. Una vez lo tuvo todo listo salió del hogar y empezó a caminar en dirección a la escuela siendo que a unas calles vio como una maleta andante temblaba sobre una especie de flabber rosa.

-¿Aki...Akiyama-san? Se acercó al amasijo y le agarró la maleta ayudándola a poder darse forma a si misma. El gato lucía impoluto esa mañana, como si el haberse ensuciado nunca hubiera pasado. Llegaremos tarde, vamos... Por su expresión no parecía enfadado pero sí inseguro y algo apurado mientras caminaba al lado de la chica. 

Al escuchar mi nombre y siendo que salía de la voz de Eru, solo podía hacer una cosa. Detenerme y dejar que la mochila se asentase mientras gritaba - AAAAAAAAAAAAAH - me asusté, simplemente. Aunque no pude esconderme mucho más pues cuando Eru agarró mi mochila. Al contrario, cuando me miró desde el lado de los agarres de la mochila, yo me retorcía intentando que mi forma no se definiera del todo, al menos mi forma original. Así fue como una Eby en miniatura cobró una forma un poco deforme - N-no... n-n-n-no p-pu-puedo...

Mi voz me estaba traicionando y estaba temblando más que nunca, tanto que mi mochila parecía tener un vibrador y por si fuera poco empecé a llorar al ver a Eru al cual me alargué para abrazarlo ligeramente, estirando solo los brazos y colocando mi cabeza en su pecho - LO SIENTOOOOOOOOOOO. - y comencé a llorar - N-no quise... y-yo... c-cometí un e-error ayer... Y-yo n-no debí ha-haber c-copiado a A-Aiza-wa-sensei... - intentaba decir entre sollozos o al menos que se me entendiera - Y-yo n-no quería... Yo no... quería m-meterme en vuestra v-v-vida... N-no q-quería p-perder t-tu confianza. P-perdoname p-por favor.... P-perdoname p-por mi a-actitud a-ayer...

Había perdido los papeles, no estaba razonando y lo único que salía de mi boca eran palabras de sentimiento y no de raciocinio. Realmente estaba deseando que Eru me perdonase y aún así no recobraba mi forma natural... Se notaba que iba a necesitar más ayuda

Frenó en seco sintiendo como los brazos gelatinosos lo rodeaban y al girarse se encontró con Eby apoyando su cabeza en el pecho cosa que lo hizo sonrojar muchísimo. -O-Oye... Oye... No había forma de que escuchara solo seguía disculpándose y diciendo cosas que no entendía. - ¡Akiyama! Se le hundieron los dedos en la gelatina al intentar apartarla del pecho y suspiró derrotado al ver que le había afectado tanto lo de ayer. -No tienes la culpa de nada... así que no hace falta que te disculpes. Al decir eso y viendo que no había recuperado su forma aunque fuera para hacer ese show le quitó la cartera como era debido y siguió el camino en dirección a la escuela mientras arrastraba a Eby o lo intentaba, si seguían frenando acabarían por llegar ambos tarde. 

-Vamos, que no seamos amigos no quiere decir que no seas una compañera de clase... Odiaba esa palabra, Amigos, le hacía sentirse enfermo realmente. A pesar de lo que decía su comportamiento era el de un amigo preocupado por lo que cabía preguntarse si lo que decía era cierto o había algo más detrás de todo eso. Por otro lado Eby pudo darse cuenta de que sus uñas habían sido ligeramente limadas y no cortaban al tacto. 

Seguía llorando y estaba aún enrollado en Eru. Por suerte el llevaba mi mochila y ambos estabamos avanzando, mucho más de lo que lo hubiera hecho yo si seguía en mi forma más pequeña. Cuando dijo que no hacía falta disculparse me escondí la cara... o todo lo mejor que pude ya que a través de mi cuerpo se podía ver aún. - Y-yo... no suelo... ser así... L-la lluvia... La lluvia hace q-que sea m-más confiada y q-que a-actue de esa manera... C-casi como s-si estuviera inhibida. P-por eso... T-tengo m-miedo de q-que los d-demás piensen m-mal de mi... d-de haber hecho a-algo mal a los demás... y p-pensé a-ayer que... te había traicionado y por eso estabas enfadado conmigo. - Al final acabé confesando. Me sentía tan vulnerable... tan debil... tan chiquita.

Luego tras oir lo que dijo me sentía un poco extraña. Eru estaba actuando como un amigo, o al menos como me había explicado Joshua que era un amigo y como habían actuado todos los amigos que al final acabé perdiendo. No entendía entonces como podía decir que no eramos amigos. - B-bueno... Y-yo pensaba q-que, los amigos son personas importantes p-por las que t-te preocupas, que p-proteges, q-que quieres incondicionalmente cuando es u-uno de verdad, a l-las cuales si haces d-daño o las t-traicionas te sientes m-mal y q-quieres pedir p-perdon... . En las depositas toda tu confianza - seguía sollozando, pero aquella frese, la cual era la más imporante para mi, no la había dicho tartamudendo. Describí totalmente como era un amigo en base a las enseñanzas de Joshua, y reconocía mentalmente que yo tardé en ser amiga de Joshua.

-P-por eso... creía... q-que eramos amigos - Y de nuevo terminé confesando de forma sincera. No me importaba si para Eru no eramos amigos, si seguía comportandose como uno para mi, eso me bastaba.

No le rebatió nada en ningún momento de su discursito el cual podía frenar fácil pero tampoco tenía ganas de ello. En cuanto esta lo terminó ya estaban casi en la puerta de la academia por lo que al final la miró con frialdad mientras que sus orejas indicaban pena. - Los amigos son lo peor que te puede pasar en la vida, saben todas tus debilidades y si les parece bien te apuñalarán sin vacilar. Apartó de si mismo a Eby dandole la maleta en ese momento pues no quería seguir escuchando lo que le tuviera que decir sobre esas palabras que tanto asco le daban. -Tú sabes todas mis debilidades sin ni siquiera ser nada, debe ser bueno saber por donde joderme en cuanto tengas la oportunidad... Se despidió con una sonrisa algo triste, no parecía querer seguir con la conversación y posiblemente tardara algo de tiempo en lograr que se volviera a comunicar con ella. 

Tal cual hablaba Eru, sentía que estaba describiendo todos los accidentes que había tenido en mi vida. Por lo cual las lagrimas comenzaron a brotar otra vez siendo que fueron absorvidas al rato. - ¿Eso es lo que pensaban ellas? ¿Tantos daño les hice simplemente por saber lo que ellas sabían? ¿Tan mala soy... y no me he dado cuenta? - Mientras pensaba todo aquello me estaba sintiendo cada vez peor... como si fuera la peor villana del mundo entero, y en parte notaba mi pequeño y blando corazón resquebrajarse...

Si no fuera porque había algo que aún me mantenía recta en mi camino - Yo no quiero que nadie sufra. Nunca apuñalaría a nadie... y le protegería de todas sus debilidades - Eran los pensamientos que me habían traido a la UA. Si era yo misma la que tenía severos problemas, los cuales se retrataban en mi infancia ¿Como podría ser capaz de hacer las cosas que Eru mencionaba? Nunca, ni siquiera era capaz de imaginarme a mi usando las debilidades de Eru en su contra, ni aunque nos tuvieramos que enfrentar en un duelo por orden de Aizawa. Sabía, en mi interior, que era cien por cien seguro, que por mucho que supiera de todos mis compañeros, jamás sería capaz de traicionarlos, pues es como si me traicionara a mi misma, a mis propios ideales.

Lo único que no me fijé, era si Eru había alcanzado a oirme... Me limpié mis lagrimas y miré la espalda de Eru desde la distancia - Quiero ser tu amiga, cueste lo que cueste. - El brillo en los ojos que me producían las lagrimas me hacía ver la escena diferente, además de inmensamente más grande. Pero era hora de regresar a la realidad y entrar en la academia con los demás.

En el fondo le dolía haberle dicho eso para separarla de el, después de todo hacía solo unos días que le dijo que no se preocupara por eso mismo que le acababa de soltar pero...
En estos momentos el miedo de la palabra era más fuerte que su raciocinio por lo que no tardó en aparecer frente la puerta del autocar en donde miró los raspones de Aizawa sonrojándose un poco antes de entrar del todo y sentarse en cualquier asiento libre en donde no hubiera ningún compañero sentado al lado.  Una vez allí sacó de su mochila una lima de metal la cual empezó a usar para afilar sus uñas que al parecer habían sido limadas y redondeadas por alguna razón. Al contrario que ayer lucía demasiado limpio, la naturaleza de un gato era huir del agua en cuanto podía pero viéndolo pareciera que hubiera pasado por un lavado profundo en una peluquería para animales o algo. 

No saludó a nadie y tenía la mirada fijada en sus uñas mientras se las arreglaba para poder arañar apropiadamente de nuevo. 

Era una apariencia triste la que llevaba en mi rostro, una apariencia la cual todos podrían notar... si miraban hacia el suelo. Mi tamaño no era mayor que la de mi mochila la cual llevaba a la espalda y el movimiento de mi cuerpo era inmensamente temblequeante. Cualquiera que me tocara sentiría una pequeña vibración en su mano. No podía creer lo que había ocurrido hace tan solo unos escasos minutos, y parecía que mis ojos y la zona alrededor, estaban más humedecidas que el resto de mi cuerpo. Sin embargo eso no me detuvo.

Subi al autobus siendo que no miraba a nadie. Estaba temerosa por si alguien trataba de fijarse en mi y mi mayor punto de concentración estaba en no disminuir más de lo necesario, ya que iba muy lenta si me dejaba empequeñecer más. Cuando podía alzar la vista sin encontrar a ningún compañero buscaba un sitio solitario, un lugar en el que poder quedarme sola al menos un ratito. Una vez encontrado me subí de un bote siendo que usé mi mochila para cubrirme como si de una pequeña fortaleza se tratara.

Un nuevo día, una nueva oportunidad...una nueva lucha.

Determinada por mis anteriores vivencias me levanté y alisté para así poder ir a la escuela, arrepentida por no hacer nada ante la madre de Ryusei pero todavía pensando que a la larga sería para mejor. Eventualmente mis pasos me llevaron hacia la academia, donde Aizawa-sensei nos esperaba ya afuera y posteriormente procedió a indicarnos lo que haríamos como nueva actividad... ¡vaya ansia!

Es decir, sí, quería y comprendía aquello de ir de visita a un lugar como el orfanato, pues no pocas veces los héroes podían ser un tanto...huraños, y para mi, además de aprender a controlar mi particularidad, era también importante el dar una imagen confiable y amable para apoyar al resto...lo complicado sin embargo era que precisamente por dirigirnos a un sitio como el que nos esperaba, mi mente comenzó a divagar y a recordar experiencias del pasado, eventualmente agitándose...

— ^{_{Todos esos niños, sus expectativas...}} — realmente estaba nerviosa por no decir cercana a la incomodidad, nostálgica o más bien triste, aunque obviamente no podía simplemente negarme a ir y mucho menos llegar en ese estado, por más que me costara trabajo contenerme — ^{_{tal vez si no convivo mucho...}} — ¿sería el trato ajeno tan determinante para la prueba? suspiré...

Metida en la fila pasé y saludé a los presentes aunque sin detener especialmente con ninguno, no porque pasara de ellos sino porque no quería que se notara cómo iba, sin embargo mi abstracción fue casi forzosamente robada cuando vi entrar a chibi-Eby, la cual de paso también parecía ir bastante apagada.

¿Cómo abordarla? Estaba claro que no era precisamente mi especialidad, ni mucho menos mi placer, cuestionar a otros sobre sus sentimientos, así que luego aumentar mi ansiedad decidí que lo mejor era quedarme quieta y tal vez prepararme mentalmente para lo que se aproximaba...

A diferencia del día anterior, Takumi se presentó aquella mañana bastante más animado. Algo había cambiado en él. Quizá estaba más tranquilo.

Llegó a la academia justo a tiempo para encontrarse a Aizawa y al resto de compañeros antes de subir al autobús. Andaba tranquilamente, con una consola portátil entre las manos y unos auriculares puestos.

Se quitó uno de los auriculares para escuchar la explicación del profesor. No pudo evitar resoplar.

- ¿Un orfanato? – se quejó en un susurro. No era el tipo de actividad que se esperaba para un sitio como la U.A.

¡Las excursiones tendrían que ser a lugares mucho más emocionantes! Podrían haber ido a conocer a un héroe famoso, por ejemplo.

Con un gruñido subió al autobús y fue a sentarse al final, junto a Takeshi.

- Buenos días, grandullón – saludó a su compañero con una sonrisa mientras le daba una palmada en la armadura.

Se sentó junto a él y le acercó la consola.

- ¿Quieres jugar? – propuso -. Así al menos algo de la excursión será divertido – añadió en un susurro que pretendía sonar jocoso.

Tras el comentario inicial, la sonrisa de Takumi se tornó algo menos alegre, más franca.

- Oye, ¿cómo estás? Ayer al final no hablamos después de salir de clase – indagó, en un tono más confidente.

Takeshi estaba perdido en sus pensamientos cuando escuchó el "Buenos días, grandullón" de Takumi, se sintió felíz de oír su voz, sentarse a su lado y palmear la armadura cómo si fuera su cuerpo real, además de Tamaki, el chico era el único capaz de comprender le.

-Takumi, buenos días- Se notaba el tono jovial en su voz metálica, y al ver la consola y escuchar la propuesta de su amigo, el asintió.

-Claro, ¿qué juegos tienes?- Preguntó con ímpetu sin mostrare lento en aceptar la consola de su amigo, teniendo cuidado con ella para no romperla, como habia hecho con los mandos en su casa.

-Tienes razón, al final no intercambiamos ni una palabra ayer, pero...- Apretó su mano libre, mientras temblaba con cierta emoción. - Eh comprendido un poco más mi peculiaridad... Despues te mostraré los resultados de mí comprensión, aún qué me llevó toda la noche hacerlo, no fue mucho, pero al menos pude avanzar algo-

Concluyó con felicidad, queria mostrarle lo mucho o poco que habia progresado, pero despues de visitar el orfanato.

Según iban llegando, todos se iban acomodando en sus asientos, algunos cambiándose para quedar junto a alguien más.

Ryusei, por su parte, estaba perdido viendo a la nada a través de su ventana, cosa que le hizo dar un pequeño sobresalto cuando Sora se sentó a su lado; el chico debía estar muy concentrado para haberse sorprendido así por algo como eso. De todas formas, dirigió su atención a la compañera ahora a su lado.

-Oh, ah...Aizawa-sensei dijo que visitaríamos un orfanato. La verdad, creo que nadie se esperaba tan pronto una salida de la U.A. -añadió entre leves risas. Entonces, cuando salió el tema de su estado, su expresión mostró cierto disgusto mientras desviaba la mirada. -. Si, estoy bien... No es la primera vez que mi madre hace una escena como la de ayer. Desde pequeño se ha preocupado mucho por mi, y yo no quiero preocuparla, pero supongo que en este caso deberá acostumbrarse. No se puede ser héroe sin arriesgarse un poco, ¿no? -añadió intentando sonar un tanto optimista, para luego volver su atención a la ventana, mirando levemente hacia arriba, como si quisiese fijarse en el sol.

Entonces el autobus se puso en marcha. Podían reconocer las calles que recorría desde la U.A. pasando a través de un pequeño bosque propiedad de la academia, saliendo así a la ciudad en si y pasando varios cruces hasta que finalmente el autobus se detuvo.

-Hemos llegado... -anunció Aizawa mientras las puertas se abrían.

No era necesario bajar del bus para poder ver aquel lugar. Los laterales y el fondo constaban de unos muros de al metro y medio que era comunes en casas pegadas para hacer la división, mientras que el muro delantero era mucho más pequeño, de tan solo medio metro. La entrada llevaba a un pequeño patio infantil con tierra y unos pequeños caminos de roca. Detrás del patio estaba una pequeña casa con una puerta y un par de ventanas que daban al patio; del otro lado podían ver un comedor sencillo con la cocina, y un salón con muebles, librerías, entre otras cosas. Además, sobre la entrada de la casa estaba colgando un cartel que decía "¡Bienvenidos!". Finalmente, bajo este cartel, esperaban con amplias sonrisas seis niñas, ocho niños, y un joven de unos veinticinco años como mucho.

-¡Bienvenidos! -gritaron todos cuando bajaron del bus.

No tuvieron que acercarse mucho para llamar la atención, pues enseguida los niños abandonaron sus lugares para correr hacia ustedes y empezar a... curiosear.

-¡Woah! ¡Eres gigante! -soltó una niña frente a Takeshi.

-¡Tu eres muy suave! -dijo un niño liebre que intentaba, inocentemente, meter la mano en Eby.

-¡Él tiene cola! -gritó dulcemente otro niño tras Eru, con la intención de tomarla.

Finalmente el chico que acompañaba a los niños se acercó, haciendo una respetuosa reverencia antes de mirarlos a todos.

-Bienvenidos al Orfanato One For All. Es un gusto para mi, y sobre todo para los niños, tenerlos aquí. Soy Nanashi, el encargado del orfanato.

Tras haberse presentado, el encargado dio un par de aplausos, llamando la atención de los peques.

-A ver, permitan a nuestros invitados terminar de llegar. Vamos adentro -les pidió dando lentos aplausos mientras hablaba. Con amplias sonrisas, los niños corrieron al interior ansiosos de que fuesen con ellos. -. He, he, llevan semanas esperando que consiguiese una visita de la U.A. Por favor: pasen, están en su casa.

— ¿T-te encuentras bien? — finalmente pregunté a Eby-chan movida por cierta preocupación que me embargó, claro, tampoco pensaba en molestarla de más pero...

En mi asiento suspiré y me quedé callada, no sabiendo si me iba a contestar o preferiría no hacerlo, no es que fuera a culparla...

***

Mientras el transporte avanzaba, el suave movimiento de este y la visión de las calles pasando una tras otra me sirvieron como temporal distracción para la ansiedad, logrando incluso calmarme respecto a cómo estaba cuando subí; aquello era solo una visita al fin y al cabo, un ejercicio para acercarnos a la gente y poder transmitir más confianza de ahí en más, como los héroes que intentábamos ser...

Cuando llegamos, no obstante, los nervios volvieron a mi pronto pero lejos de ser inesperados; sentía frío, irónicamente, insegura de cómo me sentiría al bajar, más cuando escuché el recibimiento dado por los niños y vi sus rostros ilusionados una súbita calidez me abrazó. Húmedos mis ojos encontraron solo felicidad en aquellos que tenían tan poco y aún así agradecían y se emocionaban por algo así, impresionados con las peculiaridades más de varios del grupo. Al frente un tal Nanashi-san nos reveló lo que ya se intuía: aquello era muy importante para ellos.

Así que solo podía actuar acorde.

Fuera que se me acercara alguno explícitamente o no, dediqué una amable sonrisa a los niños que veía, no destacando más que eso puesto que mi particularidad no lo permitía pero sin duda dispuesta a dar todo lo que pudiera de mi en la visita. Incluso comencé a considerar entrenar luego, por mi misma, movida por la inquietud que llevaba germinando en mi desde que llegué a la academia...

-¿Eh? - Pregunté sorprendida girandome y arrinconandome contra la ventana cuando Saori me preguntó. Mis nervios se veian a simple vista pues temblaba más que si estuvieramos en marcha - NO, esto... Digo sí... Es decir... Yo... - Mientras decía toda aquella sarta de confusiones sin llegar a ningún sitio miraba hacia todos lados sin fijarme en ella y al final solo podía hacer una cosa... Lo que sentía correcto.

Me arrodillé en el asiento, pues con mi tamaño parecía el suelo e hice una reverencia de disculpa - Siento mucho todo lo de ayer. N-no quería ser tan efusiva y... y mucho menos ponerte en p-p-peligro... T-tampoco debí pedirte que usaras tus poderes a l-la ligera s-sin que estuvieras preparada... y-yo... Soy una mala amiga por e-exigirte que los usaras. - lagrimas comenzaron a salir por mis ojos y fueron absorvidas después, pero alcanzar ese estado de animo no fue culpa de que estuviera ebria el día anterior, o de que me pusiera nerviosa con Saori al hablar... Más bien era una mezcla de todo, incluso lo que había acontecido antes de llegar al bus, pues aún me sentía mal por lo que le hice a el.

-T-te ruego que me disculpes. - empecé a rogar siendo que no sabía otra forma por la cual podría compensarla

Más tarde llegamos ya al orfanato y bajé con todos los demás viendo la cantidad de niños que había. Aún tenía mi tamaño chibi, aunque quizás era un poco más alta. Justo cuando nos recibieron todos un niño con pinta de conejo se acercó y empezó a toquetearme y encima notaba un tanto de presión - Gr-gracias... p-pero ten cuidado. N-no me gustaría q-que te quedaras atrapado en mi. E-es decir, no e-es probable q-que ocurra p-pero... - Ya no sabía ni que decía, estaba tan nerviosa por todo que mis palabras iban y venian - L-luego limpiarte será un problema s-si te m-manchas la ropa - Puse como excusa barata viendo si así dejaba de intentarlo.

Justo fue cuando el encargado de cuidarlos empezó a hablarles a los niños para que pudieramos entrar con ellos. Por una parte no me importaba que fueran así, es más me agradaba que niños tan inocentes les gustara jugar conmigo. Pero por otro lado entendía que de seguro nos habían preparado algunas actividades. No dije nada entonces y me quedé esperando a las indicaciones de Aizawa-sensei.

A Takeshi le pareció adorable la actitud de Eby, y más aún cuándo pudo contemplar su estado pequeño, muy kawai, le gustaba lo hermosa qué podia llegar a ser, pero en una milésima de segundo sacudió su cabeza.

¿En qué demonios estoy pensando?

Pasó sus pensamientos de nuevo en el juego, sin poder hacerlo completamente, una parte de su mente se centraba en lo ocurrido despues de la lucha, y eso le abstraia un poco de la realidad.

*

Un viaje qué no fue tan largo, pese a su indiferencia aparente, sus ideas iban y venían sin control, hasta qué fue su turno de bajar del autobús.

-¿Eh? Ah!! Gracias pequeña-

Su voz fue de sorpresa, pero después su tono se volvió cálido, la niña se veia totalmente embelesada por el aspecto gigante de la armadura, en su corazón el chico sonreia con, lengustaba que no se sintiera intimidada por el brutal aspecto de la coraza, No obstante, al ver a la slime rosa siendo tan tímida, se acercó para ver cómo estaba.

-Eby-chan ¿Estas bien?¿Necesitas qué te ayude?

Preguntó con curiosidad, esperando no incomodarla mienrras espera lo qué Aizawa-sensei tenia para ordenar.