Partida Rol por web

Darrell se quita la chaqueta y la echa a un lado en el suelo. Respira lentamente varias veces para calmar los nervios. Extiende la mano derecha, junta los dedos y forma como la punta de una lanza. Entonces apoya los dedos en la parte de arriba, en la esquina derecha de la puerta y comienza a presionar.

Cualquiera que lo viera diría que es un flipado de las artes marciales haciendo el idiota pero la chapa de la puerta empieza a ceder poco a poco. Al principio se deforma como si estuviera caliente pero la presión llega a hacer que la parte de arriba se salga de sus guía. En ese momento mete ambas manos y comienza a tirar para ir abriendo hueco.

Luego se detiene y realiza la misma operación en el lado izquierdo. Cuando la puerta está deformada por ambos lados va tirando de la parte superior para arrancarla del rodillo en el que se lía al abrirse.

Como si fuese un abrelatas humano, Darrell abre la puerta metalica, dejando al descubierto la estancia.

Los ojos de Clair se clavan en los de Darrell con una mezcla de alivio y temor. No se mueve en absoluto, y aunque trata de decir algo, la mordaza se lo impide.

- Tranquila, sabemos que hay una bomba. Éste, dice poniendo la mano en el hombro de Hicks, es el detective Hicks. Es experto en explosivos y va a desmontarla.

Entonces se eleva unos centímetros del suelo y flota para entrar en el almacén: Voy a quitarte la mordaza pero no intentes moverte, y dicho esto se la retira. Voy a salir de nuevo para dejar espacio a mi compañero pero no me voy a ningún lado, no te preocupes te voy a sacar de aquí.

Sale de nuevo y da un paso atrás pero permaneciendo a la vista de su hermana.

Clair parece aliviada cuando Darrell le quita la mordaza, es evidente que esta pasando por mucha tension, parece increible que no se haya derrumbado. No teneis ni idea del tiempo que lleva en esa silla, pero sin duda ha sido bastante.

Dijo que si me movia explotaria.

Poder presenciar como un hombre era capaz de abrir una puerta metálica con sus propias manos era algo absolutamente indescriptible. El metal chirrió con fuerza haciendo presagiar lo peor pero en apenas unos minutos la abertura era lo suficientemente grande como para que entrase Darrell a atender a su hermana.

- Bien... ahora es mi turno.

Andrew se acercó con cautela a la silla... no quería poner un pie en el acolchado ya que el detonador se activaría irremediablemente y ya bastante habían avanzado. Desde donde estaba, junto al marco, podía acceder sin demasiado problema. Efectivamente el mecanismo no era gran cosa pero de no haber contado con alguien con las capacidades de George ahora estarían buscando pedacitos de la pobre Claire y de los tres agentes por todo el vecindario.

El detective se tomó unos instantes para reconocer bien el mecanismo. No quería precipitarse y en el contador aún quedaban segundos. Frotó las yemas de sus dedos corazón y pulgar entre sí y los colocó alrededor de la batería... un pequeño movimiento de la muñeca y...

Cuando Andrew se asegura de que la bomba esta inerte liberais a Clair, y entonces sin previo aviso esta rompe a llorar liberando su angustia sobre el hombro de Darrell.

Mientras tanto, fuera se escuchan las sirenas de una ambulancia y varios coches patrulla, que llegan un poco tarde.

Darrell abraza a su hermana e intenta calmarla: Ya está, ya pasó ¿estás bien?

Clair asiente incapaz de decir nada ni de dejar de llorar.

- Vale, desahógate...puedes contármelo cuando tú quieras, dice Darrell

Poco a poco se tranquiliza, y aun con una voz afectada por el miedo y la angustia comienza a hablar de forma atolondrada.

Ese hombre... estaba en mi casa... crei... crei que me iba a matar...

Andrew miró a su compañero George sin evitar esbozar una sonrisa cómplice de satisfacción. Con todo aquello podrían empapelar al imbécil de Cooper por una larga temporada. 

El detective no quería interrumpir pero el protocolo de desactivación de artefactos explosivos era taxativo al respecto y aquella no debía ser una excepción. Había que desalojar el lugar... ya entraría algún artificiero a revisar que no hubiese nada adicional y a asegurar la carga. Por ello puso la mano en el hombro de Darrell y le habló con voz suave.

- Vamos afuera... está la ambulancia y creo que sería prudente que le administrasen algún calmante además de hacerle un chequeo. Dejemos que los demás hagan también su parte del trabajo. Seguro que está está repleto de huellas de ese chalado.