Partida Rol por web

Poco a poco, recuperáis de nuevo la vista, y el oído. Como si fuera un eco lejano, oís la voz de Makepeace. 

-¡Doc, Piscatella, quedáos con el Capitán McGraw! El resto, conmigo. Vamos a perseguir a esos bastardos.- Una mancha, que poco a poco parece adoptar forma humana, se acerca a vosotros, y os examina. Poco a poco, empezáis a distinguir manchas blancas, luego de diversos colores, para luego empezar a enfocar. Uno de los hombres del Sg3 os está examinando, un paramédico, muy probablemente. 

Poco a poco, abres los ojos. Es como despertarse en el suelo tras una noche de fiesta, con resaca. Tu cabeza parece un tambor después de un concierto, y darías todos tus bienes materiales por un bote de aspirinas. Estás tumbada en el suelo. Lo primero que notas es el frío, un frío seco e intenso. Estáis a varios grados bajo cero, eso seguro. 

A medida que recobras los sentidos, te vas dando cuenta de que estás en una celda, de unos veinte metros cuadrados, pues una de las paredes tiene barrotes, columnas de metal, que entre ellas parecen chisporrotear, como un cable pelado de alta tensión. Quizás sea mejor no acercarse. Finalmente, ves, al otro lado, un jaffa con su lanzadera, de guardia. Te mira por un segundo, para luego volver a centrar su mirada al frente. 

Poco a poco, abres los ojos. Es como despertarse en el suelo tras una noche de fiesta, con resaca. Tu cabeza parece un tambor después de un concierto, y darías todos tus bienes materiales por un bote de aspirinas. Estás tumbado en el suelo. Lo primero que notas es el frío, un frío seco e intenso. Estáis a varios grados bajo cero, eso seguro. 

A medida que recobras los sentidos, te vas dando cuenta de que estás en una celda, de unos veinte metros cuadrados, pues una de las paredes tiene barrotes, columnas de metal, que entre ellas parecen chisporrotear, como un cable pelado de alta tensión. Quizás sea mejor no acercarse. Finalmente, ves, al otro lado, un jaffa con su lanzadera, de guardia. Te mira por un segundo, para luego volver a centrar su mirada al frente. 

 -Joder...demonios, no me imaginaba que iban a joder tanto las malditas granadas

Smith intento levantarse como pudo mientras intentaba centrar el sentido del equilibrio nuevamente, pero siempre con una sonrisa en el rostro, raro en el, puesto que no solia expresar sus sentimientos

-Tsk mas te vale que lo has dicho a esa puta Goauld no fuera en serio Hammer, si no te despellejare aqui y ahora...JA, esa puta no se nos va a escapar

Smith hizo acopio de todas sus fuerzas para recuperarse lo mas rapido posible e ir detras de aquella putita alienigena

Me agarré la cabeza según abrí los ojos como si estuviera de resaca, aunque tampoco lo tenía demasiado claro, ya que nunca había estado así, quizás, me olvide de salir cuando todo el mundo lo hacía..

Levantar la cabeza para ver donde estaba tampoco me resultó mucho más agradable, pues me di cuenta que estaba en un celda, encerrada, con la única compañía de un cable del que salían chispas y un jodido guardia delante. Podía sumar a todas mis quejas el hecho de que hacía un frío horrible ahí, aunque al menos no esa lo contario, que el calor siempre lo había llevado peor.

Me incorporé para ver como el guardia me echaba un vistazo y luego volvía a ponerse a lo suyo. Como acto reflejo, miré qué era lo que me habían dejado encima por los bolsillos, a ver si había alguna cosa o se habían asegurado como casi seguro apostaba, de que no me quedara nada encima.

El flash de la granada le dejó aturdido, y ese destello le hizo perder el conocimiento, y después recordó.

3 de Octubre de 1993, Mogadiscio, Somalia

Se asomó a la esquina de la plaza central del mercado Bakara, a través de la columna de uno de los soportales. Los tiros sonaban lejanos, y el helicóptero caído estaba a menos de cien metros. El piloto salió lentamente del aparato, malherido, sosteniendo una carabina M4. Entonces, comenzaron los disparos desde las ventanas y azoteas.

-Mierda, tenemos zona de extracción caliente -dijo el jefe mayor.

McGraw sabía que tenían que rescatar a ese piloto, y miró un momento hacia atrás, hacia sus hombres.

-Lanzad humo, vamos a por él.

Los botes rodaron por el polvoriento suelo, añadiendo humo al polvo en suspensión. Los SEAL corrieron hacia su objetivo, cautos. En un santiamén, estaban junto al herido, y lo evacuaban con una camilla portátil que el doc llevaba encima. Entonces, el humo comenzó a disiparse, y nuevas formas se definieron tras él. Formas negras. Disparó contra el somalí, que cayó hacia atrás. Estaban a 20 metros de los soportales.

-¡RPG, a las 6 en punto! -anunciaron.

Al darse la vuelta, vió una granada autopropulsada voló hacia él, en una trayectoria casi perfecta. Tuvo apenas cinco segundos para reaccionar, tirándose al suelo. La granada explotó detrás del desvencijado coche, y la honda expansiva del proyectil le movió del sitio. Como ese mismo día, escuchaba campanitas en los oídos.

-¿Señor, me oye? -dijo el doctor

Las voces mezclaron recuerdo con presente, y poco a poco fue consciente de que estaba despierto, y en la misma sala donde hace poco los jaffa le habían apuntado. Escuchó una voz dando órdenes, algo lejana. Supuso que se trataría del coronel.

-¿Señor, me oye? -dijo el sanitario.

McGraw parpadeó, asintiendo. Se tocó los oídos un momento, consciente de que el sonido de las campanitas se iría tarde o temprano. Miró alrededor, comprobando que sus hombres estaban bien, y lo que había sido de los jaffa, la reina goa'uld y los dos científicos que estaban a su cargo. Pero no les vió, a ninguno de ellos.

-Mierda... se los han llevado.

Intentó levantarse, despacio, aun cuando el doctor parecía oponerse a ello.

-Dígame cuanto tardaremos en estar enteros de nuevo, por favor.

Luego miró a Smith, y asintió despacio.

-Buen trabajo con ese farol, sargento.

Sin la mochila y sin el chaleco táctico, habías perdido gran parte de tu equipo. Además, obviamente, la pistola no estaba ahí. El resto sin embargo, todo lo que llevabas en los bolsillos, seguía ahí. Al parecer, te habían quitado la mochila y el arma, y nada más. Quizás tuvieran prisa. El guardia está ahí, enfrente tuyo, en posición de firmes, mirando hacia la celda, y apoyado contra la pared. 

No me habían dejado demasiadas cosas encima y aunque seguramente hubiera sido capaz más que de sobra de abrirme la celda con las pocas cosas que tenía encima, tenía el pequeño problema del guardia así que tampoco es que pudiera hacer mucho.

Yo no sabía pelear y aunque pasaran muchas ideas por mi cabeza, en todas había que acabar usando la violencia y a eso, seguro que me ganaría hasta un niño de cinco años y sin cansarse además.

Me acerqué a los barrotes y miré al goauld ladeando la cabeza, dispuesta a tocarle las narices hasta que me soltara o me disparara, ambas cosas por pleno aburrimiento.

- Disculpa, pero no sé por qué estoy encerrada si como ves soy más inofensiva que una mosca.. Además aquí hace un frío horrible y al final voy a enfermar. Supongo que no quereis que me muera porque si no ya me habrías matado así que sería muy gentil por tu parte si pudieras conseguir algo con lo que arroparme..

En realidad tenía frío pero lo que me primaba era salir de allí cuanto antes, pero tarde lo conseguiría.

 Hammer mostraba una expresión que mezclaba odio y dolor, se había llevado el dedo corazón e índice de cada mano cerca de los oídos, apretaba la mandibula con fuerza. Estaba lleno de polvo, y realmente confundido, al principio no sabía muy bien si se encontraba simplemente tirado en el suelo o de pie...la cabeza le daba vueltas y el dolor se hacía más punzante.

  Oyó voces, pero aunque quisiera no podría darles importancia, apretaba los párpados y fruncía el ceño tratando de alejar aquella sensación, pero era incapaz. Había ecos lejanos por todas partes, hasta que la voz de Smith le hizo despertar.

  - Aargh.... - Materializó su dolor en aquel sonido, pero no sería menos que el sargento y trataría de ponerse en pie por si solo, aún cuando estuvo a punto de dar un traspiés.

 - ¿Y los doctores? - Preguntó...Luego clavó una mirada intimidante en Smith, estaba jodidamente cabreado en ese momento, más que cabreado, muy puteado, y no le gustaba que le puteasen, mucho menos que le despeinasen la jodida cresta.

 Se llevó la mano a la misma y se cercioró de que no se la habían quemado o algo por el estilo...luego su rostro dibujó una mueca peculiar, similar a una sonrisa, mostrando los dientes aún por la sensación de que te hubiese explotado una flashbang en la puta cara.

 - Eh...eh tranquilo, no es que piense en ser Sargento toda mi vida, .....pero no entra en mis planes ser dominado por un gusano que viva en mi nuca.

 Argh...eso ha jodido...

 - Aunque lo de casarme con una...rubia, es discutible.

  Mantenía el buen humor a pesar de todo, inclinado hacia adelante, escupió ...tenía muy mal sabor de boca, posiblemente hubiese tragado mucho polvo, en aquella posición alzó la diestra y mostró el pulgar a Smith.

 - Eres un buen hijo de puta. Casi logras engañarme a mi también... - Mantenía un ojo guiñado..hubiese emitido una fuerte carcajada si no estuviese tan preocupado por los demás...Más serio miró al Capitán.

 Se apoyó en una pared...y esperó al paramédico...ladeó la cabeza buscando a Makepeace...

 - Aunque hay que reconocer que lo de cambiar el...canal de...radio, ha sido un puntazo.

Un Sargento tiende la mano a McGraw, y le ayuda a levantarse. 

-Sargento Anthony Piscatella, señor. Lamento de las granadas, oímos la voz del gusano por radio, y supusimos que les habían capturado. No hubo tiempo para avisar.- El para medico se guardó el botiquín, y levantó un pulgar hacia arriba. El Sargento señaló hacia la puerta a la "cámara de la reina". 

-La Goa'uld se ha escapado por allí, señor, se ha llevado a los doctores con ella.- 

-Hmph.....- Rosetti se quejó nada más despertarse. Arrugó el ceño, bastante aturdido, y recordó el día posterior a la fiesta con sus compañeros del museo el día que supo que sería aceptado en el proyecto secreto del gobierno, el SG.

Al notar el frío y sentirse expuesto y solo a la vez intentó incorporarse de repente pero el mareo y la posible conmoción sólo consiguieron que acabara de nuevo de bruces en el suelo.
Se pasó una mano con insistencia por la sangrante nariz y sacudió la cabeza mirando a su alrededor.

Así que prisionero... Eso no le sorprendió demasiado pero sí estar solo. Quizá esos goa'uld eran más inteligentes que la media y habían deducido que separados suponían una menor amenaza.

Finalmente se puso en pie, tambaleándose un par de veces, y se acercó a los barrotes sin llegar a tocarlos. No le apetecía otra descarga, ya había tenido suficiente con dos por ese día.
-¿Dónde están los demás?, ¿y porque demonios estamos en un frigorífico?- preguntó a su guardia intentando resultar contundente.
Probablemente no le respondería pero no perdía nada por intentarlo, acostumbraban a estar tan seguros de si mismos (y más todavía con un simple "científico") que a veces hablaban más de la cuenta.

El jaffa busca tus ojos, girando lentamente la cabeza, clavándote los ojos tras el casco, el forma de cuervo. Sin decir nada, emprende el paso y se marcha. Al asomarte y ver un poco más allá de los barrotes, ves un pasillo largo con varias docenas de celdas, y como el jaffa parece hacer la ronda. 

El jaffa busca tus ojos, girando lentamente la cabeza, clavándote los ojos tras el casco, el forma de cuervo. Sin decir nada, emprende el paso y se marcha. Al asomarte y ver un poco más allá de los barrotes, ves un pasillo largo con varias docenas de celdas, y como el jaffa parece hacer la ronda. 

Me quedé mirando un momento a aquellos barrotes, pero la verdad es que no me apetecía demasiado achicharrarme ahí dentro, así que me puse a revisar a ver donde estaba el cable por donde les llegaba la corriente, mi bisturí de repuesto, eso de lo que nunca me separaba me serviría para cargarme algún cable en caso de poder meter la mano sin morir en el intento.

No podía hacer absolutamente nada con aquello de aquel modo y eso me resultaba frustrante, seguro que había alguna forma que se me estaba escapando y sólo era cuestión de encontrarla.

Las campanillas estaban a punto de cesar.

Escuchó lo que le dijo el sargento, asintiendo y mirando en aquella dirección. Luego, echó un vistazo a los presentes, comprobando que todos estaban de pie y enteros.

-Comprueben las armas y la munición, vamos a movernos -anunció.

Revisó el MP5 y comprobó que la SOCOM, el cuchillo y los explosivos seguían en su lugar. Luego abrió la comunicación por radio con Makepeace, esta vez de forma manual y "según el protocolo".

-Aquí McGraw a grupo de ataque del SG-3. Informen de situación y progresos. Cambio.

Los barrotes intercambian entre si arcos de energía eléctrica, de al menos unos cinco mil voltios, cada pocos segundos, formando una barrera impenetrable. Era obvio que acercarse siquiera, o poner las manos en medio, sería una pésima idea, por no decir la última idea que podía tenerse. El resto de la celda parece ser completamente compacta, sin ranuras o trampillas de ninguna clase. 

Os dirigís hacia la posición de Makepeace, atravesando la sala de la reina, solo para ver a este negar con la cabeza, junto a una puerta blindada que parece no ceder. 

-Lo lamento, Capitán, han escapado. Tenían una especie de lanzadera lista... Y se han llevado a los doctores en ella.- 

Las noticias eran ciertamente pésimas. Habían perdido a los dos científicos, y eso era justamente lo que más parecía necesitar la reina Go'auld. Tenía un nombre en la cabeza, la única pista, el único dato con el que contaba: el procedimiento 592. ¿De que se trataba? Lo que era seguro es que la reina skaald había desaparecido, y eso era indicativo. Pero, ¿A donde se la habían llevado?

Le hubiera podido el desánimo si hubiera sido otra persona, o quizá siendo la persona que había sido hace muchos años, antes ni siquiera de ir a Annapolis, pero sobretodo antes de hacer el BUD/S, y antes de contemplar por primera vez en su vida el stargate de la base Cheyenne. Pero ahora era un SEAL, y no un SEAL cualquiera, sino un capitán de navío al mando de un comando stargate. Lo único que deseaba en ese momento, era saber como podía arreglar todo aquel entuerto.

-¿Y Görem? -dijo, mirando a Smith- No hemos incumplido el trato, en realidad. Habíamos llegado hasta la reina, y hasta la doctora, y no hemos matado a ningún gemonite. Él también sale perdiendo con todo esto, así que quizá pueda ayudarnos.

Tomó la radio y retransmitió en abierto para todos los canales que pudieran estar a la escucha.

-Aquí el capitán McGraw, de los tau'ri. Hemos sido engañados por la doctora Rosemund, que realmente es un goa'uld. Ha secuestrado a dos de los nuestros y a la reina skaald. Si alguien nos escucha, algún svoriin, por favor, responda. Necesitamos su ayuda. Cambio.