Partida Rol por web

Bradoc abandonó el barracón de la guardia incapaz de articular palabra, con el corazón en un puño y resistiendo con todas su fuerzas la tentación de agarrar su colgante con fuerza a través de su ropa.

Nunca le había dado importancia al símbolo que colgaba de su cuello que tantas veces había observado a la luz del fuego en las duras noches a la intemperie. No más de la que él mismo le otorgaba por ser la única posesión que guardaba de su desconocido padre. Pero ahora aquel símbolo comenzaba a cobrar otro significado, mucho más oculto y oscuro.

“Por el momento debo ser cauto” pensó a la salida del barracón. “No tengo idea de por qué la elfa está buscando con tanto anhelo información sobre el símbolo... Mañana le preguntaré” sentenció.

Decidido a despejar su mente de tales pensamientos Bradoc buscó al enano con la intención de invitarlo a unas pintas y saciar un poco su sed.

Bradoc buscó con la mirada en busca de Öter, seguramente fuese un buen compañero para beber.

— Mi señor enano — dijo cuando lo encontró — acompañadme a la taberna y tomemos unas cuantas jarras de la cerveza local, mañana será un día largo y debemos recargar energías.

- ¡Por fin alguien dice algo sensato! Maese Bradoc no dude en que le acompañare y daré buena cuenta de, por lo menos, más jarras que tu jovenzuelo barbilampiño
Agradecido de poder largarse, Öder empuja a Bradoc fuera del despacho en busca de la taberna mas cercana.

Mientras sale echa una ojeada al abalorio que Mithgannel les había enseñado a los dos exploradores hobbits

- ¡Aquí tenéis, más cerveza!. Sí, como os decía, el nombre actual viene de que, hace diez años, el Rey de Arthedain durmió una noche en esta posada, ¡y tuvo a bien felicitarme a mí, Ham Arroyuelo de Bree, por mis buenos comestibles!- dice el posadero, presa de un ufano entusiasmo - Sopas, carnes y pájaros asados, estofados, carnes frías, quesos, pan huevos frescos, mantequilla, buenas tartas...¡todo lo que deseéis tiene cabida en El Descanso Real!. Tenéis suerte que haya podido daros el reservado que me pedíais....normalmente lo reservo para mejores clientes. Con vosotros no se puede decir que haya hecho una excepción, pero sí una apuesta personal: me da la sensación que esos cuerpos no se llenan fácilmente, jajaja. Ahora marcha la comida - se retira meneando su voluminoso cuerpo con sorprendente agilidad por el pasillo y os deja solos.

De alguna forma, necesitábais este trago más que nada en el mundo. Son las dos de la tarde en "El Descanso Real", la primera y más importante posada de Bree. No se puede decir que en la torre de la Guardia os hayan tratado descortésmente, aun cuando todavía resuenan en vuestros oídos las últimas palabras de Meneldir antes de desaparecer de vuestra vista por las escaleras, mientras recuperábais las armas: "Por último, os debo advertir que, si bien nuestro reino puede dejar sin castigo la idiotez, en cambio es implacable con la traición".  Bit y Zoz, por su parte, han declinado la invitación a comer con vosotros, a pesar de la insistencia de Ruby Moss y Mithgannel: "Tendremos tiempo de conocernos a fondo en las largas noches de guardia que nos esperan, ¡no os impacientéis!"

Pero más que bebida y comida, principalmente necesitábais un sitio a resguardo de miradas donde poder sacarle al enano el pergamino de las barbas.

Tras tumultuosos forcejeos y maldiciones a voz en grito, conseguís tener delante el dichoso rollo, que a la postre resulta contener dos trozos de pergamino diferentes. Apiñados todos alrededor de la mesa, los examináis detenidamente:

El primero que desplegáis sobre la mesa es un rudimentario plano apenas esbozado, donde se referencia la salida de Bree por el noreste de la colina y, más claramente, la ubicación de la aldea de Archet, situada al borde del Bosque de Chet. Desde allí se marca con decisión una línea que circunda el bosque por su flanco occidental hasta llegar a una bifurcación. En Oestron común, junto a la línea se indica "400 yardas", y desde la bifurcación hasta el interior del bosque hay otra línea más fina con la anotación "150 yardas", hasta terminar en lo que parece representar un claro. En ese punto la linea se detiene y culmina con una cruz. Sobre la cruz se indica "27 de Marzo, crepúsculo". Es decir, esta noche.

Sin mediar palabra, y transportados por una voraz curiosidad, extendéis el segundo documento sobre la mesa. Es un texto lleno de caracteres irreconocibles para Bradoc, indescifrables para Ruby Moss, insanos para Öter.

- Está en Lengua Negra - dice de pronto Rowen - la lengua del Enemigo. No soy capaz de leerla - Estas palabras suenan como un maleficio sobre vuestras cabezas. De pronto, la elfa Mithgannel, con notable esfuerzo y los ojos fijos en el pergamino, comienza a murmurar, casi en un susurro y con frases sueltas y deshilvanadas:

 "Son órdenes urgentes..quiero la vía libre a los túmulos...ya estamos asentados en el primero de ellos:

Siguen unos símbolos que todos, en mayor o menor medida, identificáis como runas.

El enano se vuelve hacia Mithgannel y con los ojos fuera de sus órbitas mira a a elfa como si ésta se tratara de un engendro surgido del peor de los avernos. Incluso el generalmente templado Bradoc se lleva la mano instintivamente a su cayado.

- Runas... - dice Rowen, la única que ha mantenido la calma tras el arranque de lectura por parte de Mithgannel, señalando los símbolos con el dedo -De hecho, es la transcripción rúnica de una frase en lengua adunaica: la lengua de los numenoréanos, antecesores de los dúnedain de Arnor, quienes a su vez son los antecesores de los reyes de Arthedain. 

Los tres varones miran a las dos mujeres con una mezcla de espanto y admiración. Están compartiendo mesa con dos brujas en toda regla, ¿o algo peor?

- No es la primera vez que las he leído, pero nunca en adunaico, y menos en una transcripción a runas - prosigue Rowen, concentrada - "De Valandur la muerte gloriosa en el valle angosto". Es el primer verso de una canción a la que se refieren algunos libros de Historia poco conocidos. Una vieja canción que cantaba las glorias de los Reyes de Arnor, los mismos que yacen en los túmulos de las Quebradas. Era en Oestron originalmente. Pero, por lo poco que sé, la canción se perdió en el olvido y sólo se recuerda este primer verso.

Tras la intervención de Rowen, todo se sume en un denso silencio, por unos instantes. Mithgannel prosigue con su trabajosa traducción en voz alta del texto que sigue a continuación de las runas. 

"...pronto llegaremos a todos los demás...pero la presencia de exploradores de Arthedain ... ¿qué estas haciendo para atajarlo?... no olvides quién es tu Señor... te requiero para un reporte urgente, en Bree...una casa en las afueras...mi emisario te proporcionará un plano...."

Mithgannel realiza una dubitativa pausa después de cada frase suelta, o mejor dicho, lo que consigue entender de cada frase. Lenta y trabajosamente las intenta hilvanar con una perceptible falta de fluidez, cayendo como losas sobre los corazones todos los presentes con cada movimiento de sus labios.

Al parecer la elfa ha llegado al final del texto. Pero cuando desenrolla la última parte del pergamino, lanza un grito y se echa hacia atrás en su taburete. El documento está rubricado con un símbolo que acabáis de ver poco antes: tres flechas entrecruzadas.

Justo en ese momento, las mozas os traen la opípara comida, pero en el reservado reina un profundo silencio. Sin duda vuestra mente está trabajando a un ritmo mayor que vuestro estómago.

Bradoc: A la vista de las tres flechas estampadas en el pergamino, un suave cosquilleo eriza el vello de tu nuca, mientras que a la vez una punzada de emoción ataca tu vientre y tu respiración se entrecorta. Hace escasos momentos has visto el único recuerdo de tu padre en un broche orco y ahora lo ves en la rúbrica de un perverso pergamino escrito en la lengua del Enemigo...¿acaso te estás volviendo loco? 

Rowen, tus compañeros se maravillan de tu erudición, pero tú misma piensas que no hay para tanto: siendo mujer de libros, y dúnadan de buena familia, es habitual que hayas estudiado la lengua de tus antecesores de Númenor (vendría a ser como si una persona de Letras hoy en día estudia Griego antiguo, nada fuera de lo común). Sin embargo, tus extensos conocimientos te dan pie a dudas que tus compañeros ni siquiera sospechan, embotados por la cerveza y embrutecidos por sus oficios de armas. Por ejemplo:

En primer lugar, ¿por qué una canción sobre los reyes de Arnor escrita en la lengua de sus ancestros? Hay un extraño anacronismo en ello (siguiendo la analogía anterior, es como si se escribiera un relato sobre la II Guerra Mundial en Griego antiguo)

En segundo lugar, ¿qué sentido tiene utilizar runas en ese mensaje, en lugar de usar la grafía estándar del adunaico? Las runas pueden tener aplicaciones mágicas directas, pero depende en gran medida del soporte en el que estén inscritas. No te parece probable que unas runas sobre ese basto pergamino puedan ser leídas con efectos mágicos, aunque puedes intentarlo. ¿Y si en realidad hacen referencia a otras runas iguales inscritas sobre un soporte adecuado, en otro lugar?

Todavía con la boca abierta y confuso tras ver como mis nuevas socias leían la carta en esa lengua negra. O quizá la impresión era solo por el contenido de la misiva. En este momento se esta arrepintiendo de haberse embarcado en esta aventura, quizá no tenía que haber abandonado su Delagua natal. En ese momento cuando llega la comida olvida todos los pensamientos y se lanza a meterle mano a su almuerzo.

Ya con el estomago lleno ve las cosas con otra perspectiva y entonces es momento de conversar con sus compañeros sobre las nuevas revelaciones. 

- Es sospechoso que nuestro anfitrión tuviera esta carta en su despacho. Creo que no es muy de fiar ¿Vosotros que pensáis? 

No deja de pensar porque, si había un documento en el despacho con el mismo sello que tiene Mithgannel todo el mundo parecía no haber visto nunca nada. Habrá que vigilar a todo el mundo, esta claro que nadie cuenta todo lo que sabe. Antes de ir a dar una vuelta por Bree habrá que decidir cual es el plan. 

- ¿Pensáis que tenemos que ir esta noche al punto de encuentro? Puede que averigüemos algo importante.

Por supuesto si le daban a elegir se quedaría a dormir caliente en el descanso real, ya vendrían muchas noches de campamento pero sin lugar a dudas no se iba a quedar allí solo.

Bradoc había estado disfrutando de la buena cerveza y del alegre relato que les ofreció el posadero, hasta hace escasos momentos. Lo que pretendía ser un momento de apacible descanso había dejado de serlo al inspeccionar el contenido de la carta encontrada por el enano.

Las palabras de Mithgannel, traduciendo las palabras impresas en Lengua Negra en el documento no auguraban nada bueno, pero lo peor para Bradoc aún estaba por llegar. Una vez que la elfa terminó la lectura y desenrolló la última parte del pergamino todo el grupo pudo observar claramente el símbolo de las tres flechas firmando el documento.

El rostro del dunlendino se puso completamente pálido al volver a reconocer el símbolo y un gélido cosquilleo comenzó a recorrer todo su cuerpo, provocando en él un incontrolable estremecimiento. Visiblemente nervioso, Bradoc trata de calmarse dando un desmesurado trago de su jarra, pero sus esfuerzos son en vano.

—¡Por todos los dioses! — exclama posando bruscamente la jarra sobre la mesa — ¡Maldita sea mi suerte!

Con evidente dificultad, Bradoc lleva sus temblorosas manos a su cuello y de él saca una cadena de oro adornada por un colgante, también de oro, con la forma del símbolo del documento, las 3 flechas entrecruzadas. Colocó el colgante al lado del pergamino para que todos pudiesen comprobar la similitud.

—No sé que significado puede tener... — dice entre sollozos, terriblemente afectado por el descubrimiento — El colgante, que recibí de mi madre antes de abandonar mi pueblo, perteneció a mi padre... Padre que nunca conocí... Su mera existencia es un misterio para mí...

Hace una larga pausa y agacha la cabeza, prácticamente rozando la mesa, como si implorase vuestro perdón.

— Pero reconocer su símbolo en el broche de la elfa y ahora en este pergamino me está mortificando... ¡Y más si el Enemigo está relacionado! — añade recuperando un poco de energía y mostrando algo de ira en sus ojos.

Durante unos instantes Rowen había tenido la esperanza de que alguno de sus compañeros se girase hacia ella y le lanzase una invitación hacia, bueno, hacia donde quiera que se dirigieran. Maese Öter y Maese Bradoc habían entrabado una momentánea amistad que giraba al hecho de la bebida y de cuentas jarras de cerveza podía aguantar uno y otro. Maese Ruby rápidamente había congeniado con aquellos de su raza. Mientras que Mithgannel se había invitado a si misma a aquella mesa. Una mujer con coraje, sin duda, pues ella era incapaz de tal cosa.
Aun dudando de cuál debía ser su parecer, Rowen se había quedado atrás, sola, meditando como siempre hacía. Largas horas de estudio le habían otorgado amplios conocimientos sobre diversas materias pero por mucho que lo intentó, no recordó ningún libro que le hablase sobre como entablar una conversación o ganar una amistad.

Ham Arroyuelo no perdió oportunidad de explicarles el origen del nombre de su más que decente establecimiento. Seguramente aquella retahíla de palabras era volcada en las orejas de los incautos clientes que caían en sus gruesas manos todas las noches. Al menos les había permitido usar el reservado, no sin antes explicarles que en su caso era una excepción, lo que había facilitado a Rowen la reunión con sus compañeros . Sencillamente había llegado a la posada un momento después que sus compañeros y se había sentado entre ellos, sin mediar palabra, algo lívida, pensando en lo que debía responder si alguno le decía algo. Pero nadie lo dijo. “Supongo que es una prueba de mi aceptación”.
Servidos con las calientes viandas, el enano tuvo a bien compartir el contenido del pergamino que había encontrado. Había dos pliegos en él contenidos. Uno de ellos era un mapa, con unas direcciones marcadas y una fecha en concreto. “Un punto de encuentro”, pensó, pero no dijo nada. Era importante organizar sus pensamientos antes de aventurarse a conjeturar.
Mithgannel fue la única que pudo leer el contenido del segundo pergamino. Aquello no era otra cosa que la misiva de un señor a su súbdito. A un traidor entre los hombres del capitán de la guardia. Si es que no se trataba del mismo capitán. En el segundo pergamino se encontraban también unas runas. Al menos aquellas pido identificarlas correctamente, hablando sobre ellas con una voz firme y seguro, algo raro en Rowen. Cuando se movía por terreno seguro su voz se mostraba regia como una torre, tal y como sería alguna vez la apropiada para una hechicera de su categoría.
El símbolo de las tres flechas entrelazadas firmaba el pergamino.
—Entiendo que son vuestros asuntos, mi señora Mithgannel, pero vuestra privada gesta se ha cruzado con el interés general del grupo. Quizás deberíais explicarnos que significa este símbolo para vos, que con tan ahínco parecéis buscar, y que con tan desmañada sorpresa se ha cruzado en nuestro camino —de nuevo su voz no era más que un susurro, y su proposición una leve insinuación.
Maese Moss señaló, no sin antes llenar su buche, que quizás no debían de ser generosos con la confianza que habían depositado sobre el capitán de la guardia.
—Qué la carta se encontrase en su despacho no significa que la carta pertenezca al capitán, alguien pudo haberlo ocultado ahí al por pensar que era el sitio más seguro. Lo que si está claro es que hay un traidor entre la guardia y que deberíamos ser cautos al extender nuestras conjeturas más allá de este círculo. Al menos hasta saber con quién tenemos que vérnoslas.
La siguiente pregunta del hobbit inspiraba aventura, riesgo. Por una parte, estaba aterrada, pero su bendita curiosidad la empujaba a acudir al punto de encuentro a la hora marcada.
—Es nuestra obligación acudir al punto de encuentro. Quizás podamos descubrir quienes el traidor y que oscuras fuerzas están obrando aquí.
Las revelaciones no terminaron ahí. Bradoc demostró que conocía el símbolo. De hecho, estaba ligado a él de una forma personal y misteriosa. Se le veía turbado por aquella revelación. El emblema tenía un nexo con su desconocido padre, al cual no conocía. Ver la incertidumbre recorriendo con indolencia el rostro de Bradoc hizo que Rowen quisiera abrazarle, confortarle. Carecía del valor para aquellos gestos, no así de las palabras.
—Llegaremos al final de este asunto, maese Bradoc. Descubriremos la relación que hay entre el emblema y vuestro padre. Y estaremos a vuestro lado para haceros más llevadera la verdad, tanto si es provechosa como si es aciaga.
Volvió a mirar el segundo pergamino. Las runas habían llamado su atención. Volvió a leerlas, quedando pensativa durante unos momentos.
—Las runas pueden albergar magia en sí mismas —volvió a ella la fuerza, el tono templado y la voz de la firmeza —. Dudo que el pergamino sea un soporte adecuado para dicha magia. No obstante, igual que el plano que se adjunta, parece una guía. Puede que veamos estas mismas runas grabadas en otro soporte, no ahora, sino durante nuestra próxima investigación, las cuales serán el verdadero contenedor de la magia. ¿Cuál es su finalidad? Lo desconozco. Podría tratarse de una puerta o cualquier otro conjuro —suponía que ahora le tocaba a ella confesarse un poco. Si bien carecía de misteriosos motivos, no se sentía del todo cómoda compartiendo su vida. Algo que debía cambiar —.Vine a Bree en busca del hermano de mi maestro. Aranuir es maestro de la Luz y del Fuego y vive a las afueras de la villa. Creo que no sería una necesidad ir a visitarle y pedirle consejo antes de partir. También podemos dejarle una advertencia sobre lo que está ocurriendo en Bree. Si es que no lo sabe ya. Es lo más parecido a un aliado que vamos a encontrar aquí.

Bien Ruby, parece ser que ya hay quién te secunda en lo que se refiere a acudir al anochecer a investigar el sombrío encuentro mencionado en el pergamino. Mientras escuchas a los demás, recuerdas que tu tío Ramaviva fue un reputado explorador y botánico de la zona, tal vez podrías contactar al albacea Boffin Needlehole, quien te escribió la carta de la herencia y cuya dirección tienes apuntada. Con algo de suerte te podría dejar entrar en casa de tu tío (como legítimo heredero que eres) y encontrar algún objeto o información que te pudiera servir para la aventura... 

Öter:

Ese nombre, Valandur, el del primer verso de la canción que ha leído Rowen, te suena de haberlo visto en tu libro sobre los Túmulos, el que conseguiste en Fornost antes de llegar a Bree.

Según recuerdas, Valandur fue uno de los reyes de Arnor, y murió en una emboscada de orcos. Está enterrado en uno de los túmulos que identifica y detalla tu libro, probablemente junto a sus armas, joyas y otros preciados objetos.

Su clara mirada ensombreció cuando se percató de que gran parte del mensaje estaba escrito en lengua negra. Tenía la esperanza de que alguno supiera leer esas frases para no tener que hacerlo ella, pero ¿quién quiere conocer ese perverso idioma? Antes de concentrarse en la lectura tragó saliva y respiró hondo.

Tras descifrar como pudo la primera parte del mensaje y viendo las temerosas caras de sus compañeros de mesa, se justificó tras un carraspeo –Disculpad, no toméis lo que digo al pie de la letra, pues mis conocimientos de esta oscura lengua son escasos. Lamentablemente me he visto forzada a aprenderla, y creedme cuando os digo que con cada palabra que leo siento un puñal clavado en mi espíritu–. Ciertamente la había aprendido por la fuerza durante su atropellada búsqueda, esperando que ese esfuerzo sirviera para algo, como sirve al propósito que nos ocupa ahora. De alguna forma, aún con el dolor que le suponía descifrar ese texto, estaba satisfecha por lo que había trabajado, pensando que quizá su camino hasta ahora no había sido un total fracaso.

Le pareció extraña esa única frase en otra lengua, "De Valandur la muerte gloriosa en el valle angosto". Adûnaico utilizando cirth. ¡Qué bien le vendrían los conocimientos de su padre ahora, erudito de las historias de la antigüedad! –Supongo que el traidor no solo conoce la lengua negra sino también la de Númenor, por lo cual es probable que se trate de un descendiente de los altos reyes de los hombres. No podemos acusar a nadie ahora mismo y personalmente no sospecharía de los medianos, pero tampoco pongo la mano en el fuego por nadie. ¿Es posible que ésta frase haya sido escrita así para que los mensajeros que trajeron esta misiva no pudieran entenderla? ¿Quizá es una seña secreta, una frase que el espía traidor debe decir al emisario para que lo reconozca? ¿O quizá uno de los túmulos es del rey Valandur e indica que ese es el que tienen bajo control?– Muchas opciones, muchas preguntas... y un camino directo hacia las respuestas, seguir los pasos marcados y encontrarse con el emisario en el bosque.

Mithgannel terminó de traducir el texto a duras penas, y el corazón le dio un vuelco cuando vio el mismo símbolo del broche estampado al final del mensaje. Un torrente de pensamientos inundó la mente de la sinda, que se llevó una mano al pecho para agarrar algo debajo de la ropa. En un segundo decenas de imágenes, las más terribles que una mujer puede presenciar en su vida, volaron por su mente. Su cara desencajada notó el correr de unas lágrimas que iban a morir a la mano que se aferraba al pecho. Visiblemente afectada, la elfa trató de articular palabra para responder a sus compañeros, pero le fue imposible. Se la había formado un nudo en la garganta, y con la palma en alto pidió unos momentos para pensar. Llevaba esperando este momento por mucho tiempo, ese hilo desde el que empezar a tirar para obtener respuestas, y había pasado tanto tiempo sin obtener recompensa a su búsqueda que casi había comenzado a olvidar... No, realmente no había sido tanto tiempo. Y olvidar... ya le gustaría poder hacerlo.

Tras la revelación del dunlendino sobre su colgante y unos instantes recomponiéndose, aún temblorosa, se decidió a contar lo que llevaba tiempo guardando para su marchito ser –Yo... hace unos meses me vi forzada a hacer un viaje desde Mithlond con mi familia. A mitad de camino una banda de orcos que portaba ese broche nos asaltó, y yo fui la única superviviente. Desde entonces intento encontrarlos para hallar verdad, justicia y... venganza–. La joven elfa dio un inesperado suspiro de alivio al terminar, relajando las extremidades, cerrando los ojos y alzando la cabeza hacia el techo de la taberna. El simple hecho de hablar de ello con desconocidos parecía haberle servido de bálsamo, como si la losa pesara menos.

Después de que algunos compañeros compartieran sus pareceres acerca de los siguientes pasos a tomar, la exploradora intervino –Debemos tener mucho cuidado esta tarde. No sabemos quién vendrá ni cuántos serán, ni si se conocen entre ellos. ¿Qué os parece si vamos antes de la hora marcada para investigar el lugar? Así podremos buscar un punto adecuado desde el que esperar o emboscarlos, y si ya estamos allí cuando lleguen las dos partes tal vez sea mas fácil para algunos de nosotros el pasar desapercibidos– dijo mientras echaba un vistazo de reojo al, a juzgar por su indumentaria, ruidoso enano. Las ganas de acción comenzaban a reflejarse en sus brillantes pupilas –De ser así, debemos actuar rápido. Si os parece bien, nos podemos dividir. Unos podemos acompañar a la dama Rowen al encuentro con el maestro Aranuir y otros a hacerse con algún material que haga falta–.

Las palabras de apoyo de la dama Rowen calmaron el apesumbrado corazón de Bradoc. Y conocer el sufrimiento que Mithgannel ha tenido que soportar en estos últimos meses, directamente relacionado con el símbolo, motiva al guerrero a recuperar la compostura. Su pesar apenas puede compararse con el de la elfa, que a pesar de todo se ha mostrado estoica en todo momento.

Mientras trata de recomponerse escucha con atención las observaciones que con inteligencia realizan la maga y la elfa de la situación. Sin duda las aportaciones que realizan son para tener en cuenta.

— Acudir al punto de encuentro puede ayudarnos a arrojar algo de luz sobre quien está detrás de esta misiva — dice al fin, señalando el mensaje — Como dice la elfa debemos ser extremadamente cautos. Podemos ir los cinco, pero acercarse para obtener algo de información deberá ser cometido de uno, o como mucho dos, no debemos arriesgarnos a ser descubiertos.

— Yo acompañaré a la dama Rowen a visitar al hermano de su maestro — añade Rowen ante la idea de Mithgannel de separarse momentáneamente a la tarde — si así me lo permitís, por supuesto — le dice con respeto a la maga. La opinión que tenía de ella había mejorado considerablemente gracias a las amables palabras que le había ofrecido momentos antes.

Seguidamente Bradoc saca un mapa de su bolsa y lo coloca encima de la mesa, al lado de los otros dos documentos. Usando las indicaciones del plano trata de localizar el claro donde se va a realizar la reunión.

— ¿Cuánto creéis que podemos tardar hasta aquí?—pregunta una vez que localiza la ubicación, consciente de que será necesario para todos conocer el tiempo del que disponen para sus tareas antes de iniciar la marcha hacia el claro.