Partida Rol por web

El señor Ruby se quedo chafado al escuchar las palabras de la elfa, pero en el fondo sabía que tenía razón. Que Mut se diera a ver en la taberna llena era un riesgo demasiado alto dada la importancia del asunto que tenían entre manos. Aunque estaba deseando ir a celebrarlo en la taberna esa noche tendría que esperar.

— Quizá darse a ver en la taberna es peligroso para todos. Pero ir a cenar a casa de su padre no sería tan peligroso. Nadie tiene porque reconocerle en el trayecto y será una cena privada.

Mith salio de la habitación para hablar de las desconocida y el pequeño hobbit quedo satisfecho de aquella conversación. Tenían que abordar muchas cuestiones antes de partir. Terminar de planificar la exploración de los túmulos y aprovechar para terminar de recopilar información en Bree.

Si todos estaban de acuerdo el señor Moss tenía intención de acompañar a su primo al domicilio Ramaviva y luego acercarse a la posada para echar una ojeada y apoyar a sus compañeros.

Parecía que el primer paso para encontrar información de manera más rápida y eficaz sería la posada y los enanos. La nota del pequeño gorrión era algo que no tenía una relación exacta y tendría que ver cómo desembocaba ese asunto. La noche, el espectáculo y la cerveza era un buen escenario para encontrar respuestas.

- Tirarles de la lengua a base de alcohol, sobre todo a los más débiles, y que se sientan escuchados por una dama...sí, eso podría funcionar. ¡Al fin y al cabo son enanos!. Si me disculpa el atrevimiento, maese Öter. Y que sepáis que vos no me parecéis tan antipático, jajaja. Es una ventaja que ninguno de vosotros sea conocido en Bree, en caso contrario una aproximación como esa sería impensable. En Bree enseguida se sabe quién es quién y qué hace aquí. Bien, y en cuanto a lo del enlace, ¿cómo lo planeamos?

- ¡Ha, ha! - rió Öter con las palabras de Roywill - Señor Gaelof, no le faltan razón a sus palabras, una buena compañía y una jarra de cerveza es una de las cosas que un enano siempre te va a aceptar con sin discusión - dijo Öter amablemente -. Yo creo que tendríamos que ir acudiendo a la posada poco a poco, en pequeños grupos y una vez que el espectáculo esté en marcha, así la parroquia estará centrada en la bella bailarina y no en si entra por la puerta un enano y una maga. No nos llevará mucho ver quién de los enanos se lo está pasando mejor para ver qué podemos sacar. Sobre Grimbrand, veremos en el momento, pero lo más lógico es que yo tuviera alguna conversación con él, en todo caso.

No dudaran de una maga buscando historias y menos de alguien como yo.

- Señorita Rowen, entre ellos usted tendrá más liberta de movimiento porque a mí el líder de los enanos me conoce... y bien - Öter puso un gesto de indignación al pensar en la relación que los unía -. Nunca nos han visto juntos, pero si ellos son un enlace de Ossandrei, estarán al tanto de quienes somos, casi con certeza...

Tras un breve silencio:

- Está bien, ¿cómo lo vamos a hacer?

El rostro de la sinda fue mostrando una mueca a caballo entre la incredulidad y la curiosidad conforme Léah iba desarrollando su historia.

–Vale... Si te he entendido bien, aseguras que provienes de una época que aún no hemos vivido nosotros, una época posterior en el tiempo –mencionó primero con una sonrisa intranquila.

–Vaya, realmente es una historia difícil de digerir. Bien, yo... pensaba que me dirías que... venías de más allá del mar al oeste, enviada por... –una risita nerviosa  interrumpió su discurso.

–Es tan surrealista que no podría pensar que sea inventada. Además, los caminos de la magia son tan enrevesados que no me podría aventurar a decir que algo es imposible –atinó a decir mientras trataba de convencerse a sí misma. 

–En fin, es una pena que hayas perdido todo ese conocimiento que tenías de tu... tiempo. Podría haber servido para cambiar algunos eventos. Aunque supongo que es lo que tu orden hacía, y es la misión que te encomendaron al enviarte aquí, pero...– Mith hizo otra pausa, pensativa.

Sus penetrantes ojos perdieron de vista los de la asesina y comenzaron a volar por la habitación junto a su imaginación. En esos momentos la mente de Mithgannel era una tormenta de cuestiones morales y metafísicas. En algún instante pensó de forma egoista en lo que ella podría hacer con su vida en caso de poder volver atrás. Luego, ampliando el rango de visión, se detendría en los eventos pasados que podrían haber sido tornados a favor de us raza, o de los pueblos libres.

Tras la breve pausa Mith siguió pensando en voz alta, como si de repente estuviese sola –Pero ¿Cómo podemos tener la certeza que cambiando un evento modificaríamos a mejor lo que está por venir? ¿Cómo saber si eliminando a determinado personaje la historia cambiaría? ¿Cómo saber que otros no ocuparían su lugar? ¿Cómo saber si en otras condiciones de las preestablecidas un sujeto bondadoso podría convertirse a la sombra?... –.

–Oh, disculpa, querida. La situación de la época de donde vienes debía ser también muy convulsa para querer traerte aquí. La vida de ese gran sabio... y aunque lo pintes como algo sencillo, tuvo que ser duro para tí también dejar todo atrás, tu familia, amigos... Eres muy valiente –siguió Mith, tratando de explicarse las penurias que había sufrido la joven que tenía delante.

Tras otra pausa la sinda comenzó una tanda de preguntas –En la otra sala se encuentra la pupila del sabio Aranuir, era la compañera del pérfido Morthac anteriormente. Si estudiaste a ese sujeto con detalle, supongo que no encontraste ningún contacto con alguien sospechoso, ¿Verdad? En cualquier caso, una persona con poder mágico y malicia no es buena noticia... Está bien, Léah, ¿Tienes contigo una lista de nombres a los que ajusticiar o sólo unas pinceladas de esas personas y dónde buscarlas? ¿Sabrías decirme si mi nombre se halla entre tus notas? ¿Te suena el nombre de Arphengolf, o Azaroth? –.

Mithgannel esperó  las respuestas de Léah antes de confirmarle su ayuda.

Con la última frase de Mith, los bellos ojos color verde pálido de Leah se abrieron de par en par, y sacándose rápidamente el librito de su bolsillo interior, estuvo rebuscando dentro de él, pasando una hoja tras otra. En un momento dado, separó cuidadosamente un par de hojas, la dobló y se la tendió a Mithgannel. 

- Espero que me la devuelvas antes de que partamos juntas a esa misión. Ya te imaginas el afecto que les tengo a esas hojas - dijo finalmente con una media sonrisa.

Con una rápida mirada a las hojas que le tendía Leah, Mithgannel pudo ver un apretadísimo texto con letra del tamaño de una pulga. En algún lugar leyó "Azaroth" y miró con asombro a su interlocutora. Pero en aquel momento, el guardia de Bree entró sin llamar dentro de la sala.

- Os esperan, señorita - dijo con la misma apatía que antes. Efectivamente, el tiempo había volado - sígame, la acompaño.  

–¡No! ¡Qué inoportuno! –Mith lanzó un bufido de fastidio y, sin posibilidad de analizar el tesoro de Léah, la curiosa sinda se lo devolvió.

Al llegar el librito a la mano de la joven gondoriana, Mith abrazó libro y mano con las suyas.

–Gracias, Léah. Tú nombre es también precioso, como tú misma eres –dijo ligeramente sonrojada, con una cálida sonrisa.

–Te ayudaré y exploraremos juntas ésta zona. Y si está de mi mano, también te ayudaré a encontrar a tus objetivos. Aunque ese tal Azaroth... –la elfa fue interrumpida nuevamente por los ruidos del guardia.

–Vamos, tal vez puedas también ayudarnos en un asunto que tenemos ahora en la posada de Bree –dijo finalmente mientras salían por la puerta.

Se froto la barbilla ante las palabras del enano — Excusas, debemos de tener preparada algúna buena historia, simple y creíble para que no sospechen — Entrelazó sus manos apoyándolas en las piernas tomando una posición más regia — Una maga necesita escolta en el camino. Existe una raza y solo una que nadie dudaría de su palabra, su tenacidad y de su deber con lo pactado — Levantó una ceja muy ligeramente — También es una magnífica idea no realizar un largo camino sola y poder soportar la dureza del viaje con una amena conversación — Miro a su alrededor mientras lentamente posaba ya sus manos a sus costados — Simple, sencillo y ya podemos decir que nos conocemos. Siempre podréis confirmar que en las noches, junto al calor de la lumbre, no dejaba de preguntar para satisfacer mi curiosidad sobre las aventuras del grupo. Cualquier chascarrillo por vuestra parte, Maese Öter, hará que mi acercamiento sea más que creíble. No quiero presionarte pero puede ser algo muy sencillo y que nadie dudara de mis preguntas

Meneldir salió de su momentánea distracción cuando hizo entrada Mithgannel en la sala y se sentó silenciosamente de vuelta a su sitio.

- Vaya, ya era hora, señorita. Después me explicaréis con qué tan importantes asuntos os ha entretenido esa jovencita- y dirigiéndose a Ruby Moss mientras sacaba una bolsita de monedas y rebuscaba en ella - Está bien, mediano, me parece sensata vuestra propuesta. Cuando terminemos la reunión podréis ir con vuestro primo Mutfast a casa de su padre. Tened estas monedas: durante el camino comprad un capón relleno y celebrad el retorno. Como Capitán de la Guardia tomo la parte de responsabilidad que me corresponde por consentir el apresamiento un inocente, aunque yo mismo fui engañado. Tomad también vosotros la responsabilidad de llevar a Mut rápidamente a salvo de miradas indiscretas, y nunca os descubráis la cabeza hasta llegar a casa de su padre.

Por su parte, Rowen y Öter parecían muy compenetrados en su estrategia de aproximación al grupo de enanos. Para Öter, la idea de medirse a su odioso conciudadano le producía una expectación inusual, y Rowen parecía estar complacida consigo misma en tanto en cuanto contribuyera al éxito de la misión. 

Galeof tomó de nuevo la batuta:

- Tened en cuenta que, según la nota del gorrión, ese tal "Enlace" parece estar hablando de algo que está haciendo de espaldas a los enanos, si asumimos que sean ellos los "tapones". Temo que, si nos centramos únicamente en los enanos, se nos escape el enlace como el agua entre los dedos... Pero, va, avancemos. Se hace tarde y aún tienen que desfilar los candidatos a completar el equipo de la expedición. Precisamente de la expedición debemos hablar ahora. Bit y Zoz, hablad.

Bit y Zoz se inclinaron sobre la mesa en torno a un mapa con anotaciones en color azul:

- Aquí, donde pone "Mut" es donde Mutfast presenció el desfile de los orcos y los huargos liderados por aquel estrafalario chamán. Marchaban de norte a sur, en la dirección aproximada que marca esta flecha. El túmulo de Valandur, según el descubrimiento que habéis hecho vosotros, se ubica aquí - señalaron una X en el mapa con la anotación "Valandur"- se encuentra más al Sur, seguramente el contingente orco se dirigía hacia allí. Creemos que la mejor forma de aproximarnos es ésta - Zoz señaló con el dedo una línea entrecortada que partía de Bree y llegaba hasta la cruz donde aparecía "Valandur" - Salir por el Camino Verde al sur de la ciudad pero desviarnos pronto del camino para internarnos en las tierras salvajes que se extienden al sur de los campos de Bree. Por los reportes que tenemos, en esta zona hay muchos menos indicios de movimientos enemigos que a ambos lados del Gran Camino del Este. Además, la vegetación y la orografía de estas tierras es lo suficientemente accidentada para encontrar buenos emplazamientos para acampar sin ser vistos. 

Bit continuó con la explicación:

- Tuvimos la discusión en cuanto a si acampar o no en las ruinas de la torre de Bar-en-Dindol - marcó Bit con el dedo en un símbolo sobre el mapa - es una vieja fortaleza de Cardolan, derruida desde hace mucho tiempo. Pero finalmente decidimos que es mejor evitarla, pues ocasionalmente sirve de refugio a bandidos o a criaturas peligrosas, como trolls. No querríamos encontrarnos este tipo de sobresaltos en nuestra expedición. Después de la primera noche, caminaremos cada vez más a refugio de los peñascos y de las paredes de las Quebradas, a partir de aquí el relieve nos da buenas opciones de cobertura...aunque estemos más cerca de la boca del lobo. Dormiremos la segunda noche ya muy cerca del destino final, pues sería una locura acometer la exploración del túmulo al final del día. Mejor despertar cerca de su emplazamiento y poder disponer de tiempo de luz para la misión final. 

- ¿Todo claro? Podéis formular vuestras preguntas, pero para ganar tiempo, voy a ir haciendo llamar a los candidatos - concluyó Roywil Galeof mirando de reojo a su jefe, Meneldir, para obtener confirmación. Salió al zaguán y cruzó algunas palabras con los guardias apostados allí, para volver a entrar con gesto de fastidio. 

- Por todos los Valar, ¡qué informalidad! - masculló - me disculpará, Capitán, pero ya nos ha fallado uno. No hay rastro de él, no se ha presentado. Habrá que elegir entre sólo tres. Sé que eso no es lo ideal...

Vaya, ya era hora, señorita. Después me explicaréis con qué tan importantes asuntos os ha entretenido esa jovencita

–Disculpe, señor, yo quer... –Mith trató de explicarse alzando la mano, pero el capitán parecía estar acelerado y la elfa quedó con la palabra en la boca.

Mithgannel estaba un poco perdida, lo cual era totalmente normal ya que se había perdido un buen rato de discusiones y los preparativos de la misión "interrogar al enano" y el reencuentro del explorador Mutfast con su padre. Escuchó con atención las sucesivas intervenciones de los señores Meneldir y Galeof, y quedó con la duda de quién acompañaría al hobbit y quién al enano y la dúnadan.

–Estoy de acuerdo con vuestras apreciaciones –dijo Mith a los exploradores. –Al fin y al cabo sois los que mejor conocéis esa zona. Ahora bien, creo que sería buena idea pasar por las ruinas de Bar-en-Dindol. Tal vez allí encontremos pistas de los orcos. Quizá incluso descubramos que dominan ya esa zona. Y si como parece se encuentra en una zona abierta y se puede otear buena parte del terreno desde la altura de la torre, no veo porqué no hacerlo...  Sería bueno ir explorando alrededor de esta ruta que marcáis y asegurarnos que tenemos un paso libre en caso de vernos forzados a retroceder, o huir –​​​​​​​comentó la sinda, escudriñando el mapa con avidez.

Por todos los Valar, ¡qué informalidad! - masculló - me disculpará, Capitán, pero ya nos ha fallado uno. No hay rastro de él, no se ha presentado. Habrá que elegir entre sólo tres. Sé que eso no es lo ideal...

–¡Vaya, qué suerte!... Espero que ella no haya tenido nada que ver –pensó la elfa, impresionada, al escuchar que uno de los candidatos no se había presentado.

Con un paso hacia delante y levantando la mano pidió la palabra

–Disculpen, mis señores. Yo tengo un sustituto para el candidato que les falta. Diría mejor, tengo una candidata que a buen seguro sería un perfecto añadido para el grupo de esta misión –dijo con cierto misterio al principio.

Tras una pequeña pausa, la sinda se acercó a los jefes de la Guardia y prosiguió –Léah, la joven que tenían los esterlingas apresada. Estuve hablando con ella por un... intercambio de pareceres cuando nos conocimos. Ahora que lo hemos aclarado me ha confiado que, además de ser parte de una noble familia gondoriana, es también una experimentada viajera y posee habilidades en diferentes ámbitos que nos serán de gran utilidad. Incluso diría que al no ser conocida en Bree podría ayudarnos hoy mismo con el tema de los enanos. Por favor, señores, denle una oportunidad. Llámenle intuición femenina o lo que sea, pero estoy segura de que será una gran adición a la expedición –.

Ruby daba vueltas por la habitación asintiendo mientras sus compatriotas exponían el plan. Estaba totalmente convencido de que los Hobbit conocían el terreno a la percepción y elegirían el mejor itinerario. Cuando volvió la elfa planteo acercarse hasta Bar-En-Dindol escucho atentamente.

— Es una buena idea señora, esta puede ser un punto interesante para observar que nos podemos encontrar en el camino, pero si es un sitio peligroso quizá sería recomendable mandar una avanzadilla para observar los peligros antes de encaminarnos allí todos.

Todavía tenían que seleccionar al último miembro de la expedición, y las horas iban pasando. Maese Moss se empezaba a impacientar, era hora de ponerse en marcha.

— Señores habrá que aclarar este asunto del candidato rápidamente. Hay mucho que celebrar y preparar. Hasta el momento Mith siempre ha mostrado tener un excepcional criterio, yo confío en su instinto.

Había compartido la mayor parte de aquellas aventuras con ella y en tan solo un día confiaba en ella. Si la elfa confiaba en Leah, el apoyaba su decisión.

—Sin duda, señor Moss. Si los exploradores están de acuerdo, nosotros mismos haremos de avanzadilla y los acompañaremos a investigar esas ruinas —respondió Mith.

La sinda se alegró cuando el hobbit apoyó su proposición. Se lo demostró asintiendo con la cabeza y guiñando el ojo. Luego pasó la mirada por el resto de compañeros en busca de su confianza y complicidad.

- Tened en cuenta que, según la nota del gorrión, ese tal "Enlace" parece estar hablando de algo que está haciendo de espaldas a los enanos, si asumimos que sean ellos los "tapones". Temo que, si nos centramos únicamente en los enanos, se nos escape el enlace como el agua entre los dedos... Pero, va, avancemos. Se hace tarde y aún tienen que desfilar los candidatos a completar el equipo de la expedición. Precisamente de la expedición debemos hablar ahora. Bit y Zoz, hablad.

- Lo tenemos en cuenta, mi señor - dijo sonriendo -. Pero si por algún lado hemos de empezar, los enanos son un buen paso. Seremos precavidos.

El mapa sobre el que los pequeños señores medianos era familiar al enano, pues había tenido la oportunidad de ojearlo y estudiarlo en su libro. Las notas y el relato que pusieron sobre la mesas los hobbits, dejaron varias preguntas.

- Muy sensato y lógico abordar el destino a plena luz del día, así los enemigos no estarán tan activos, sin contar que haya más de esos esterlingas en las filas enemigas.

Ahora bien, creo que sería buena idea pasar por las ruinas de Bar-en-Dindol. Tal vez allí encontremos pistas de los orcos.

- Exacto, no podemos dejar ningún indicio de enemigos por la zona y como bien dice - señaló a la elfa -, cualquier pista o ayuda nos sería crucial. 

Parecía que poco a poco se iba aclarando la actuación del grupo.

- Si esta noche iremos a la taberna... ¿Cuándo partiremos a la expedición, mañana?

La plana mayor de la Guardia de Bree estaba asistiendo con asombro a cómo aquel grupo de aventureros, hasta hace poco desconocido, se hacía cada vez más con el mando de la expedición. Aunque bien mirado, mantenían el espíritu original y las propuestas que hacían no eran malas, así que bienvenidas eran. 

Hubo ceños fruncidos y cuchicheos por lo bajo cuando se comentó lo de pasar por Bar-en-Dindol, finalmente Roywil Galeof dijo:

- Si Bit y Zoz están de acuerdo, no tengo nada que objetar. Al fin y al cabo será solo vuestro grupo el que se aproximará a las ruinas, mi grupo mantendrá a una distancia prudencial y a tiro de un toque de corneta.

Los aludidos Bit y Zoz guardaban silencio y se les notaba algo inquietos al principio, aunque es  verdad que los miedos del ayer, los que les provocaban las historias escuchadas sobre aquellas ruinas, no eran nada comparados con las certezas de hoy, con bestias aladas sobrevolando los civilizados cielos de Bree. Así que al final consintieron en hacer como proponía el grupo de extranjeros. 

- Sí, partiremos mañana, señor enano - respondió Roywil a la pregunta de Öter - Así que, lo que sea que ocurra en la taberna esta noche, esperemos no nos retrase salvo justificadísimo motivo. Así que, mantened los ojos bien abiertos y no os dejéis capturar. Nos veremos en la puerta del barracón a las 8:00. Los mozos tendrán pertrechos los caballos con víveres y el utillaje de campaña.

Tras una pausa en la que todos los presentes reflexionaban sobre los planos extendidos sobre la mesa y sólo el picoteo impaciente del pajarillo en su jaula se oía de forma clara, Meneldir retomó la conversación:

- Está bien, que pasen los candidatos. Y traigan cambién a esa joven, Léah, no perdemos nada por oírla. 

Un corpulento muchacho con un aire úrsido que os resultaba familiar hizo su entrada en la sala.

- ¿Tu hijo, Roywil? - miró Meneldir a su segundo con sorpresa

- Sí, ¿por qué no? Se conoce las tierras al sur de Bree mejor que yo. ¡Pues no se escapaba de casa cuando era chico, el condenado! - dijo Roywil con una sonrisa, y dirigiéndose a todos los presentes - evidentemente, yo no votaré. Y os ruego votéis libremente aunque veáis a mi hijo entre los candidatos.

- Capitán, soy Lyham Galeof - dijo el muchacho beórnida respetuosamente - y sí, es cierto que soy novato y que no conseguí durar en la instrucción de la Guardia porque me pudo la disciplina. Pero he madurado todos estos años y he viajado mucho, solo y en compañía de otros montaraces. Como dice mi padre, me conozco todos los alrededores de Bree y aun más allá. Me he enfrentado solo y en compañía a bandoleros y maleantes. Ruego me tengáis en cuenta para la expedición. No encontraréis a nadie más involucrado en la causa, por tener a mi familia a mi lado.

A continuación entró un espigado elfo de negros y lacios cabellos. Llevaba una guitarra sobre la espalda y, sin mediar palabra, se arrodilló y comenzó a tañir el instrumento, acompañándolo con un dulce canto que algunos reconocieron como idioma quenya:

Ai! Laurie lantar lassi súrinen 

inyalemíne rámar aldaron 

inyali ettulielle turme márien 

anduniesse la míruvórion 

Varda telúmen falmar kírien 

laurealassion ómar mailinon. 

Elentári Vardan Oiolossëan 

Tintallen máli ortelúmenen 

arkandavá-le qantamalle túlier 

e falmalillon morne sindanórie 

no mírinoite kallasilya Valimar.

 

 

Se incorporó y miró a todos los presentes con solemne tranquilidad:

- Señores, si al término del fatigoso día le queréis dar un broche de melancolía que os calme las sienes, podéis contar con mi guitarra y mi voz. Mi arco corto también hace música de saetas. Me llamo Gilthaneth.

Dicho lo cual se fue a colocar junto al anterior candidato al fondo de la sala.

Casi sin tiempo para pestañear, hizo su entrada aparatosa un fornido guerrero totalmente pertrechado. Con su postura con los antebrazos adelantados y exhibiendo unos abultados bíceps daba la apariencia de una langosta o, como pensó Ruby, uno de esos dulces que se cocinaban en la Comarca y recibían el nombre de "croissant".

- Vaya, si os habéis dormido con el de la guitarrita, no os preocupéis que conmigo vais a despertar. ¿Quién se atreve a echar un pulso aquí mismo? No veo mucho músculo por aquí... - dijo descaradamente echando una ojeada a todos y cada uno de los presentes, excepto Meneldir y Roywil. Por suerte, su incorrección no llegó a tanto.

- Llamadme Ormon. No sé qué es lo que vamos a buscar, pero por lo que estoy viendo, me parece que no podéis prescindir de mi. No me importa, estoy acostumbrado.

Por último hizo aparición la inesperada Léah. Quienes aún no la habían visto, tuvieron que mirar dos veces para asegurarse de que realmente había entrado un ángel de semejante belleza. 

- Os agradezco la oportunidad, Capitán. Y todos - dijo mirando a Mithgannel fugazmente - Mi historia ya la conocéis. Soy hábil en el terreno abierto, sé moverme sigilosamente y puedo desarmar casi a cualquiera cuando cuento con el factor sorpresa. Las dagas son mi arma predilecta, pero me manejo también bien con la espada.  

Hablaba con gran madurez a pesar de su visible juventud. Parecía contar con un bagaje mucho mayor que el que su edad podría hacer pensar. 

- Si soy elegida, os puedo jurar que trabajaré por el equipo. Los otros candidatos también parecen muy competentes.   

La sinda escrutó a los candidatos conforme iban presentándose, y durante unos momentos su rostro se apagó al escuchar el recital del noldo. Recordó tiempos preciosos de su infancia, y otros sombríos tras la pérdida de su bienamado hermano.

Como casi siempre, Mith aguardó su turno para hablar una vez y ya se habían presentado todos.

–Dice poseer habilidades adecuadas para acompañarnos en tan peligrosa misión, maese Galeof, y su padre aquí presente lo avala –dijo mirando al hijo del segundo de Meneldir. 

–Espero no parecer irrespetuosa, pero la duda que tengo con el hecho de que se una a la expedición, tanto por su parte como por la del oficial, es si podréis conteneros en caso de que la vida del otro peligre –prosiguió con voz pausada y gesto severo, tratando de decirlo sin herir los sentimientos de los implicados –Con ello me refiero a si seréis capaz de acatar órdenes y no volveros loco en el caso de que vuestro familiar se encuentre en una situación trágica –.

Ella también tenía un familiar implicado en la expedición. Y aunque lo había conocido hacía poco tiempo, ciertamente querría poder conocerlo mejor, hablarle de su familia, llevarlo a casa y alegrar de alguna forma los corazones de sus padres. Tal vez sería buena opción para él que aceptara la misión de proteger a la reina y su hija, y se marchara lejos del peligro. Pero no sólo él le importaba. También temía por el resto de compañeros con los que había luchado en aquella casa. Incluso por el ruidoso enano. Cuando terminaba de decir esa frase pensó en ellos y se preguntó si realmente ella podría hacer lo que recelaba del norteño.

Cuando Lyham respondió a sus preguntas y la de sus compañeros le tocó el turno al elfo.

–Gracias por su interpretación, señor Gilthaneth. Mi madre solía cantarme otra versión cuando era pequeña –comenzó diciendo –Pero no creo que sea buena idea el canturreo durante la travesía por zonas donde esperamos que el enemigo se encuentre cerca. ¿Qué otras habilidades tiene usted que nos puedan resultar útiles durante la expedición?

–Usted, señor Orman, parece un curtido luchador. Es posible que pocos aquí puedan hacerle frente en un combate de espadas, pero diría que lo que mas precisamos para esta misión es astucia. Espero no tener que necesitar esa fuerza suya, porque de hacerlo probablemente estemos perdidos. Se encuentre usted con nosotros o no. Entonces, le pregunto a usted como antes al de "la guitarrita", además de su fuerza, ¿qué mas puede ofrecer? –dijo Mith manteniendo la mirada al soberbio mercenario.

La sinda esperó las respuestas de los candidatos y escuchó lo que pensaban sus compañeros. Ya había comprometido un voto y lo mantenía. No tenía claro por ahora a quien dar el segundo voto. Dependiendo de las respuestas obtenidas se decantaría por uno u otro.

- Sí, partiremos mañana, señor enano - respondió Roywil a la pregunta de Öter - Así que, lo que sea que ocurra en la taberna esta noche, esperemos no nos retrase salvo justificadísimo motivo. Así que, mantened los ojos bien abiertos y no os dejéis capturar. Nos veremos en la puerta del barracón a las 8:00. Los mozos tendrán pertrechos los caballos con víveres y el utillaje de campaña.

- Está bien, señor Roywil, controlaremos la cerveza, no se preocupe - dijo el enano mientras soltaba una sonrisa pillina entrecerrando los ojos.

Para terminar de formar la expedición, el señor Meneldir propuso a varios candidatos de lo más variopinto. Una de ellos ya era conocida para el grupo, Léah, la chica que encontraron en el sótano de casa incendiada.

- Muy buenas amigas han hecho la elfa y la nueva chica, señor Moss - le dijo a su lado, mientras se cruzaba de brazos -. No soy muy amigo de los secretos... - y soltó un pequeño gruñido.

Varios de los presentes se describían con habilidades y personalidades propias. Uno en especial, llamó la atención del guerrero, que no tardó en comentar.

- ¿Otro elfo? - dijo de nuevo Öter al mediano- Y encima músico... - fue bajando el tono de voz mientras se giraba con los brazos en jarra -. Ésto va de mal en peor.

El hobbit lo miró con una media sonrisa. Cuando todos terminaron sus presentaciones:

- No estáis aquí porque nosotros lo hayamos pedido, señores y señorita - dijo el enano dando un pequeño unos pasitos, manos detrás de la cintura -. Hemos sido capaces de superar todos los peligros hasta ahora y si os unís a la expedición, será porque el señor Meneldir lo dice. Como primero de Bree, está en su derecho y en su plan esta unión - se detuvo - . Yo sé lo que es que un padre piense que le has fallado - dijo mirando al hijo de Gaelof, Lyham - ¿Tú serías capaz de permitirte ese lujo, hijo? Quizás serías el más comprometido de todos; por ti y por la causa.