Partida Rol por web

El Viejo Vado les aguardaba, a priori no parecía un sendero dificil de seguir y Brann caminaba cómodo y con buen ritmo.

¿Abejas gigantes dices? Se giró Brann hacia Holdin al oír aquellas palabras. Espero que no sean de por aquí, imaginaros la picadura que podrían provocarnos. Imaginó el hombre pegando los brazos al cuerpo.

- Bueno, Brann, solo te picarán si dejas comida en el plato. ¿Quieres que esté pendiente de tus escudillas a partir de ahora?- Sonrío.

Sarunniel sonríe mientras escucha la conversación entre Holdin y Brann. Estoy segura de que con el viaje que nos espera nuestro buen amigo Brann no dejará ni una miga en su escudilla cuando nos detengamos para almorzar, querido Holdin. Además dudo mucho que un guerrero de su valentía se deje asustar por la mención a unas criaturas salidas de cuentos para niños... ¿Verdad que no, mi buen Brann? - dice guiñando un ojo al bardo

Tras un par de días de un viaje tranquilo sin demasiadas sorpresas, llegáis al Viejo Vado, el únido paso para cruzar el Anduin que tienen los viajeros y comerciantes que atraviesan el Bosque Negro por el camino del Bosque Viejo. Los beórnidas deben su estatus a la defensa del territorio y al cobro de un peaje a dichos viajeros.

Tal es la relevancia del lugar, que alrededor del vado hay diversas granjas diseminadas por el valle formando un pequeño asentamientos a lado y lado del rio. No contáis más de seis casas en el asentamiento. Una de ellas es notablemente más grande que las demás pero,sin embargo, no lográis llegar a diferenciar ninguna de ellas como casa principal, sede del gobierno del asentamiento o de cabecilla alguno.

Por lo demás, el rio baja mansamente con el deshielo. Sus tranquilas aguas rozas las viejas ruinas del viejo puente que atravesaba el Anduin así como los restos de la estatua de un gobernante que ya nadie recuerda. Un zorzal trina en lo alto de la cabeza de la estatua y huye volando como una flecha.

- ¡Ah, el Vado! Nunca estuve aquí, pero a buen seguro que esas granjas aprecian una buena canción. No está de más incorporarlas a mi repertorio de lugares a los que acudir. ¿Algún consejo, Bredfort? Seguro que conoces a algún asentamiento o poblado donde aprecien la música.

Miro alrededor de la estatua.

- Deberíamos poner camino. No sé dónde habrán ido, pero si los hombres de Beorn vigilan el lugar, pueden haber visto u oído algo. ¿Dónde tenemos que ir para encontrar a los guardias del Vado?

Puedo presuponer, salvo que Bredfort me corrija, que la defensa de estas tierras puede estar simplemente a cargo de los propios habitantes del lugar. No parece un asentamiento tan poblado como para contar con un grupo de guardias. ¿No es así, compañero? Tal vez, con preguntar a los pueblerinos obtengamos más información de lo esperado.

No hay mucha gente a la vista en el lugar. De hecho, no debe vivir mucha gente allí, cuatro o cinco familias a lo sumo. Un pescador está sentado en una barca mientras espera que algún pez muerda el anzuelo, dos niños corretean a la orilla del rio y una mujer se dirige a uno de los edificios transportando una cesta llena de bayas.

BREDFROT mira de manera reflexiva al conjunto de casas deseminadas. - Como norma general, nos ocupamos de vigilar estos territorios, pero eso no significa que los propios lugareños se puedan organizar en forma de milicias. Para defenderse en caso de que sea una amenaza inminente y nuestro auxilio se viera demorado.

Lo mejor será que preguntemos por el líder de este asentamiento o en todo caso por el más anciano. Depndiendo de como nos reciban en un principio sabremos si esos rufianes han hecho de las suyas por aquí.

me dirijo a las señora para preguntarle por el lider de su comunidad. Buenos dias amable señora. yo soy Bredfort y estos señores, que estan conmigo, són mis amigos. Venimos de viaje desde la tierras de CAUDILLO BEORN y queriamos contactar con el alcalde o quien se encargue, del buen funcionamiento, de vuestra comunidad. Podría ser tan amable de indicarnos donde lo podriamos encontrar? Y haciendo un esfuerzo BREFORD hace gala de la mejor de sus sonrisas.

La joven os ve llegar y detiene su paso esperando a que lleguéis a su altura.

- Benvenidos Bredfort y compañía, hace tiempo que no vemos a Beorn y sus hombres por aquí. Lamento no poder indicaros dónde está nuestro caudillo, el Viejo Vado es un puesto comercial y nos valemos por nosotros mismos. Quizás lo más parecido a lo que buscas sea yo misma. O mi marido, pero está vigilando la cosecha de cebada para hacer cerveza. ¿Qué deseáis de nuestra comunidad?

Mientras el beornidas y el resto de sus compañeros charlan con la mujer. El enano se dirige hacia los críos que juegan junto al río. Buenas tardes, caballeros. Dice en tono formal, como si de un adultos se tratase. Os ruego me concedáis unos segundos de vuestro tiempo. ¿Queréis ser los héroes de estas tierras, como el propio Beorn? Tras dos segundos de tiempo para que reflexionen, añade. ¡El futuro del Vado depende de ello!

Sonrío y me acerco. "Que guapa".

- Saludos, Gelvira. Soy Holdin, hijo de Haldar, y, junto a mis aliados, acompaño a Bredfort en una búsqueda. Vamos tras un grupo de gente que ha debido pasar por aquí; quizá vosotros los hayáis visto pasar.

Los chicos dejan por un momento de jugar y prestan atención al enano. Lo miran consuspicacia. Han visto enanos antes, por supuesto, pero acostumbran a ser ricos mercaderes de trenzadas barbas y Thror viste como un viajante de a pie.

- ¿Héroes? ¿Qué podemos hacer por usted, señor?

Holdin sonrió de oreja a oreja, mientras tendía la mano en señal de amistad a la muchacha beórnida.