Partida Rol por web

- Buen disparo chaval.

 Parece que eres un tipo más duro de lo que aparentas.

 Espetó el cazarrecompensas para nada intimidado por el ataque sufrido ni por estar en inferioridad numerica en ese mismo momento. Si se tratasen de moteros swoop o algo peor, cualquier individuo aislado estaría en serio peligro. En cambio, llevaban a un par de pistoleros bien formados, a un muchacho la mar de temerario, a un alienígena bastante silencioso y a, nada más y nada menos, que una jedi.

 Aladdiah era sin duda una de las personalidades reunidas que más le llamaba la atención al cazarrecompensar. Reajustó con fuerza el blaster de repetición y sonrió de medio lado con autosuficiencia. Miró un instante al cadaver de uno de los rakghoul, el más cercano, y escupió sobre él mientras, de seguido, soltaba una carcajada grave y apenas audible.

 - Sois un grupo interesante.

 Pero yo ya he tenido suficiente aquí abajo...creo que no voy desencaminado si os aconsejo que no sigais rondando por aquí. Hay cientos de esos bichos.

 He perdido ya más de diez hombres intentando registrar todas las cápsulas de la República. - anunció sin ánimo de ocultarles nada de lo que estaba haciendo allí.

 Observó de arriba a abajo a Quel, resultandole aquella situación bastante interesante y cómica. Tenía cara de pocos amigos, e incluso su sonrisa parecía un gesto agresivo de hostilidad plena.

 - Miralo por el lado bueno. Igual apestando como ellos, te ignoran chaval. - Le dedicó aquellas palabras sin preocuparse por su estado físico, luego echó la vista hacia el lugar donde debía encontrarse la ciudad de los exiliados.

 - ¿Por alguna casualidad no estareis pensando en salir de Taris saltandoos el bloqueo, no?

 Su sicenridad era temeraria...

Valiente insensato...

 Se decía Muur mientras le deleitaba con una mirada de expresión irreconocible. Lo observaba con sus ojos corruptos, con su figura estática frente a él. Elevada por encima de cualquiera que no se hubiese hecho uno con la fuerza, aun cuando el mismo seguía atado a este mundo espiritualmente, y no había podido armonizar con nada que no fuera el poder magnifico, colosal y destructivo del lado oscuro.

...y si...¿lo sabe?

 ¿Puede ser tan temerario?

 Acarició su barba blanca con sus dedos largos y alargados como garras. Lentamente, meciendola con suavidad incorpórea.

- ¿Debería denunciar vuestra arrogancia? ¿O soy un ingenuo al esperar otra cosa?

 Quizás fuera porque esperaba a un jedi...y no a....lo que quieras que seas...tú.

 El amuleto saltó en aquel instante e hincó los apéndices bajo su estructura en su pecho dolorosamente sin permitir que ningún fluído saliese de la carne de Korr. Era doloroso, y quemaba como un fuego maldito.

Pronto comenzó a adormecerse, e inmovil parecía disfrutar del pecho de aquel extraño. Cuando más se relajaban sus movimientos, hasta la inmovilización completa, mayor era el dolor que le enviaba a su portador.

El espíritu de Muur lo observó con una amplia sonrisa en su rostro, una sonrisa de satisfacción...

-Muchos se han traicionada para conseguir este amuleto...muchos han deseado gozar de su poder. Pero pocos ha habido dignos. Por no decir...ninguno.

Entonces la figura del maestro se difuminó, y el dolor del pecho aumentó. Sintió el espíritu a su espalda y también en su interior.

- Ahora...si que te convertiras en un arma digna. Tu cuerpo será mio, y seré yo quien utilice mi afamada creación para reestablecer la armonía caótica que se ha perdido con vuestra debilidad.

 Tranquilo...jajajaja...JAJAJAJAA...si lo que dices es cierto...entonces, serás la herramienta que de fin a los problemas de Korriban..¡y de la galaxia!

Aquel poder obligaría a Korr a arrodillarse, y si no hacía algo pronto, Muur destruiría su mente para convertirle en una simple marioneta de su voluntad. La posesión de un cuerpo no es algo sencillo, ni común, pero Muur parecía haber averiguado como hacerlo, rápido y con la máxima eficiencia.

Ten miedo...ten todo el miedo que quieras...y sino, resistete. Toda resistencia será inútil contra mi...poodeer.

La iniciativa mas estupida, la inicitiva mas estupida. Claro que era una iniciativa estupida. No podia haber dicho, ey Quell, dame un beso, mi heroe, vale, eso hubiera molado, pero es imposible. No, pero es que nisiquiera un poco de, gracias tio, me has salvado el culo.

Nah. Esta tia, solo se le ocurre echarme la bronca, pero que demonios...

Una convulsion de dolor acompaño al joven al intentar erguirse del todo. La herida de su hombro tenia mala pinta. Pero no era muy distinguible teniendo en cuenta que estaba bañado de arriba abajo en entrañas de bicho mutante.

Si, no me des las gracias chiquilla.

Si habia algun momento en el que ponerse nervioso, era ese y sin embargo. El tipo que estabamos salvando fue el unico en intentar decirle que habia echo algo productivo matando aquel monstruo, y saliendo a traves de sus tripas.

Bueno, no se si vamos a saltarnos nada ahora mismo. Pero esta claro que esa idea la han debido de tener, tu y... quizas un millon de seres mas en los ultimos minutos.

El joven dio un par de pasos antes de tambalearse un poco. Por culpa del dolor, y del olor que emanaba de si mismo, y le perseguia a todos lados.

En serio, no me pidais que me vuelva a meter en las entrañas de nada. ¡Apesto!.
No me mireis, y por favor dadme una toalla o algo para limpiarme.

No estaban precisamente en un campamento para madres juviladas, y cada segundo contaba. Cada segundo podia ser mortal, y si sus peores pesadillas eran ciertas. Esos segundos a el se le acaban cada vez mas rapido. El tiempo siempre juega en contra cuando estas a punto de morirte.

Desde luego, si tenía fuerzas para seguir sacando la lengua a pasear de esa forma para faltarme al respeto, es que estaba bien, a esta clase de personas es a las que, ironicamente, nunca les sucede nada... grave.

-Si quieres agradecimiento, se te dará cuando empieces a actuar con un poco sentido común.

No tenía estomago para entrar en explicaciones de porqué estaba mal lo que había hecho, seguramente ahora mismo se creía el heroe de Taris, y seguramente ni se había parado a pensar que yo entrenaba en el arte de la lucha cuando él recien había terminado el parvulario, y lo peor de todo es que tenía la sensación de que aquella no era la ultima temeridad innecesaria que veriamos. Aquella actitud de adolescente me sacaba de mis casillas, afortunadamente tenía cosas mas importantes en las que pensar.

-Si, nosotros tambien hemos venido a revisar esas capsulas, si encontramos lo que andamos buscando, trataremos de salir de Taris.

Contesté al mercenario mientras me volvía a cubrir con la capa, mas por costumbre que por otra cuestión. Ignoré la petición de Breyard, igual si tenía que aguantar esa peste y ese pringue durante un buen rato se le quitarían las ganas en el futuro de hacer de "cebo vivo", por su propio bien.

Descarté la idea de que hubiesen encontrado supervivientes, al fin y al cabo ni ellos habían "sobrevivido", almenos no la mayoría.

Tras comprobar las cápsulas y despedir al cazarrecompensar de una forma más amable de lo que podía esperarse jamás, el grupo continuó su preriplo por aquel planeta de superficie olvidada a la enfermedad y la naturaleza más salvaje. Canderous Ordo no era un simple tipo duro, y en seguida cayó en la cuenta de lo habilidosos que eran los miembros de aquella cuadrilla. El mensaje fue claro.

 - Yo no pienso continuar en este lugar. Ya he perdido demasiados hombres esta semana.

 Pero no hay porqué ignorar nuestra suerte. Estoy seguro de que querreis salir de aquí en cuanto sea posible, y da la casualidad de que tengo los medios para hacerlo.

 Buscadme en la cantina de la ciudad baja cuando hayais arreglado vuestros asuntos y os haré una oferta que no podreis rechazar.

 Después se retiró como si nada hubiese pasado, con el blaster de repetición en el hombro y una pose que recordaba a la de Doe, como sus andares.

 Las capsulas estaban vacias, eso era casi evidente vistos los estropicios. ¿Supervivientes? Puede que ninguno. Lo cierto es que no había cadaveres, pero si algunas huellas.

 Según parecía se dirigían a las cloacas. Puede que Bastila se hubiese refugiado allí con otros supervivientes.

 El descenso ya por las alcantarillas fue...extraño. No olía tan mal como podían esperar, y todo era silencio. Era tétrico, como si fuera el vestigio de una antiguo civilización, más una ruina que unas cloacas.

 No necesitaron más de diez pasos para comprobar el ruído constante de caída de agua, y quizás...alguna criatura que había sobrevivido allí. Estaba terriblemente oscuro, y tenían que empezar a buscar.

 De repente, se oye una voz amenazante, aunque es imposible distinguir lo que dice, viene de algún lugar hacia la derecha.

 Siguiendo su avance comprobarían que hay una gran cascada de agua verdosa rodeada por una plataforma por la que se puede pasar. No lejos de allí, hay un terminal informático mugriento posiblemente encargado de las válvulas de agua.

Sugiero que vallamos a echarle un ojo a ese terminal. Lo digo porque los Jedai suelen saber esas cosas, como hacer funcionar esos cacharros, y claro, seguro que han dejado algun pista de a donde se dirigen.

La verdad es que no estaba seguro de que Bastila estuviera viva aun, pero no podia perder la esperanza. Seguro que eran verdad todas esas cosas que contaban sobre ellos. Asi que mas valia no perder detalle.

Empezo a caminar, observando a su alrededor. Estaba algo inquieto. Desde el ataque de aquellos zobis mutantes no estaba con ganas de pelearse con nada, aunque fuera una rata de alcantarilla. Asi que sus ojos volaban raudos y concienzudos por cada rincon oscuro de aquel lugar.

Caminaba despacio, dejando que el peso de su cuerpo se extinguiera antes de dar otro paso. Al mirar atras vio que el resto del grupo lo miraba con cara divertida. Y solo pudo sonreir tontamente.

Con la mirada perdida observo del túnel... un pasadizo de oscuridad hacia un futuro incierto, el olor a rancio inunda mis fosas nasales y penetra hasta mis pulmones, pero no me desagrada... quizá ya estoy acostumbrado, quizá nací en algún lugar mucho más podrido y oscuro que este, solo que ahora no puedo recordarlo.

...A veces tenemos que bajar hasta lo más profundo de la oscuridad para poder ver la luz...

Esas palabras... estaban grabadas en mi mente como un recuerdo borroso... no se quien me las habría dicho, quizá mi padre... o algo parecido, quizá sólo se las había escuchado a un borracho en cualquier cantina, todo es tan confuso... me hace sentir perdido dentro de un laberinto lleno de encrucijadas... cada esquina que giro, sólo veo la pared de enfrente, y lo único que puedo hacer es tomar la decisión de hacia donde girar al toparme con la siguiente pared... decisiones que tomo siempre a ciegas... Sé bien lo que significaría llegar a una calle sin salida, la muerte... lo que no sé es lo que hay en el centro del laberinto. Quizá... la verdad.

...A veces tenemos que bajar hasta lo más profundo de la oscuridad para poder ver la luz...

Las palabras de Quell Breyard me sacan de mis pensamientos, nunca cambiará... siempre queriendo avanzar, dar otro paso, a veces incluso quiere dar el segundo paso antes que el primero, eso seguro q le hará tropezar más de una vez, pero es tan cabezota que se levantará rápidamente para poder seguir molestando allá donde vaya...

-Sinceramente, dudo mucho que Bastila sea tan idiota para ir dejando pistas en un planeta tan hostil.

Camino unos pasos hacia delante, con la mano apoyada sobre la empuñadura del blaster. A estas alturas Bastila hasta habrá perdido la esperanza de que haya algún amigo buscándola. Tampoco es que fueramos exactamente sus amigos, pero seguro que es lo mejor que puede esperar encontrar esa jedi.

-Ruld, échale un vistazo a ese terminal, a ver si puedes piratearlo, o descargarte algún plano de los túneles.

Era bueno contar con alguien del talento del feeorino, algunos prefieren que ese tipo de trabajos los haga un droide, es cierto q un cerebro biónico puede procesar y calcular mucho más rápido, pero carece de inventiva, se ajusta siempre a paramentros previamente programados, y eso lo hace predecible. Observo un segundo a Ruld, y sus ojos rojos brillando en la oscuridad... Me pregunto si él no será también en parte un droide...

-Onasi, quédate y asegura el perímetro mientras Ruld trabaja. Yo voy a adelantarme a explorar con Breyard.

Le doy un golpecito en el hombro al chico, y comienzo a avanzar hacia la derecha, tratando de seguir la procedencia del ruido que escuché antes, estoy seguro de que era una voz. Dos personas haremos menos ruido que todo el grupo junto, si nos encontramos con alguna amenaza que no podamos solventar volveremos y pensaremos en un plan junto a los demás.

- Está bien, pero id con cuidado.

 Carth se había acostumbrado a aceptar la iniciativa del joven y del soldado. Ambos habían sobrevivido en la Espiral Endar cuando la mayoría habían muerto, de modo que tampoco había porqué preocuparse de más. La realidad era que Onasi se preocupaba quisiera o no...

 Observó sus pasos tras asentir, miró a Ruld y sonrió de medio lado.

Asegurar una posición en un planeta hostil mientras un ingeniero se abre paso por un terminal mohoso. Bien. Lo echaba de menos.

 Ironizó para sí...no se separaría mucho, pero comprobaría las salidas y entradas. Lo último que le apetecía es quedarse allí atrapado, o sufrir una emboscada.

 Todo era oscuridad.

El goteo de alguna clase de fluído en la lejanía sobresalía sobre el de las cascadas verdosas. Los líquenes se comenzaban a abrir paso por todas partes. Era extraño que aquello no necesitase reparaciones o revisiones constantes, aunque en ese caso lo más seguro era que existiesen droides especializados. No parecía un lugar adecuado para la vida humana, ni los exiliados vivían allí...pero ¿Por qué? Los conductos eran sólidos, y algunos no tenían humedad, es decir, no se inhundaban en ningún momento. Era un refugio perfecto.

 Las voces se hicieron algo más claras a medida que se alejaban. Los pasos de Onasi pronto fueron inaudibles, tampoco se oía a ruld trabajar.

 Un gemido áspero, un chirrido espantoso...esa era la voz. Parecía enfadada. Pero no se entendía nada. el eco imposibilitaba ubicarla con exactitud, aún menso cuando llegaron a una encrucijada. Cuatro posibles destinos.

- WwwgggrrrriiiiiiiiggggHHHHH!

 Lo habías oído antes.

El sonido caracteristico de los Gamorreanos. En particular, esté dónde esté, aquel Gamorreano se quejaba.

- ¡Es peligroso! ¡Iras tú!

 Pudo traducir Doe a duras penas con el ruido de fondo. Otro gamorreano respondía algo, aunque no pudo saber qué.

A Breyard solo le faltaba dar palmadas de júbilo. Como coño iban a encontrar el camino adecuado si había tantas alternativas.

Con cara de idiota, y con los pulgares hacia arriba miraba a Doe con cara de “ tío, que suerte, solo tenemos que acertar a la primera”

Cuando se le paso el shock de darse cuenta de que perseguían quimeras, intento encontrar una salida.

Recordó sus clases elementales. El sonido rebota, y expande y…. y era inútil. No recordaba una mierda sobre los efectos del sonido en las paredes. Cuatro caminos, y seguramente ninguno seria el correcto.

Así que opto por otra alternativa. Sus ojos. Al menos aun seguían en su sitio. Así que se agacho, e intento encontrar marcas o vestigios que fueran o vinieran de algún lugar.

Al menos ahora sabía que estaba pensando Doe. Si es que se podía realmente hacer eso. Estaba buscando el origen de ese sonido. Quizás fueran contrabandistas. O puede que moteros Swoop. O incluso que fuese Bastila preparando un banquete en su honor.

Fuera lo que fuera, merecía la pena echarle un vistazo. Total, es que algo podía ir peor de cómo iba.

Se había dado cuenta de que por el momento aquellas cloacas estaban en demasiado buen estado, y claro, si no había vagabundo o rateros por el lugar por algo seria. Pero prefería mantener esas opciones lejos de su cabeza.

Tras un rato, se puso en pie con la idea de seguir de por el camino de la derecha. Pero sus brazos en jarras indicaban que esperaba a que Doe tuviera una idea mejor que deambular por los túneles como unos zombies.

De forma casi instintiva levanto la mano con el puño cerrado haciéndo la señal militar para detenerse, trato de escuchar algo aprovechando que los astros debían haberse alineado más allá de las atmósfera de Taris, por que por una vez Quell Breyard permanecía en silencio. Nada.

Sin que aquella voz se repitiera sería imposible ubicarla en aquella encrucijada, almenos sabíamos que nuestros enemigos no eran muy listos, y eso jugaba a nuestro favor.

-Psst.. Gamorreanos. Almenos hay dos, puede que más. Creo que están enviando a uno a explorar.-Digo acercándome sigilosamente a Breyard para hablarle en un susurro tan solo perceptible para él.

Miro un momento a Quell Breyard, sopesando las posibilidades que tendría si tuviera que enfrentarse a un gamorreano de más de cien kilos. Bueno... con lo mal que huele desde que salió de las entrañas de ese bicho.. quizá lo tomen por uno de los suyos.

-Podemos volver con Ruld y Onasi y trazar un plan de ataque. Pero si los Gamorreanos se marchan, es posible que no podamos volver a dar con ellos en estos malditos túneles.

Y tampoco conocíamos su número exacto... pueden ser una banda entera. Y nosotros somos uno y medio. Descubrir nuestra posición sería una locura, pero tampoco me gustaría dejar escapar esta oportunidad... quizá si...

-Propongo emboscar a su explorador y llevarnoslo para interrogarlo. ¿Sabes como se pone el blaster en aturdir, no?-Sonrío de medio lado mirándo a Breyard, si conseguimos capturar a uno de ellos nos cantará todo lo que queramos saber acerca de este sitio. Los gamorreanos no son muy valientes cuando se encuentran solos y atados de pies y manos.-Parecen tener miedo de algo, así que no enviarán a nadie a buscarlo si no regresa. -"Es peligroso, irás tú" Eso era lo que estaba gritando el que parecía ser el líder de su grupo.

Entre los dos podríamos tumbar a ese puerco antes siquiera de que pudiera abrir su hocico para mostrar sorpresa, aunque si Breyard tenía una idea mejor la escucharía. El plan tenía sus riesgos, ¿pero que plan no los tenía?. Almenos sería mejor que vagar a ciegas por esta cloaca.

Quell no podía estar más asombrado. El jodido comando intergaláctico había conseguido  no solo descifrar que era el ruido, sino distinguir un explorador gamorreano, e incluso trazar un plan.

Qué bien pensado, era acojonante. Pero para que iban ellos a querer a uno capturado.

El joven Breyard tuvo que morderse la lengua durante un minuto. Sabía que si decía aunque solo fuera una palabra no lo diría susurrando. Así que uso sus otras dotes lingüísticas.

Aspavientos, gestos, cortes de manga, caras y muecas para describir claramente que le parecía una locura capturar a un Gamorreano vivo.

Los ojos en blanco en tres ocasiones le dijeron a Doe varias cosas. Que Quell estaba convencido de que estaba loco, o bien que necesita un baño. Y que podía contar con él.

Asintió ante lo del blíster. Pero su espada apareció en su mano. Durante unos segundos ambas armas convivieron en perfecta armonía. Luego Breyard realizo dos lances bajos, para indicar, que si algo se torcía, pensaba cortare las piernas al gamorreano.

Cuando se hubo desquitado de tanto silencio, y tanto misterio por el ataque y la captura. Se coloco pegado a una pared y asintió a Doe. Estaba listo para la operación Cochinillo a la Sartén.

 Apestaba.

 Y lo hacía más de lo que Quell podría lograrlo, incluso si se esforzase. Pero era un olor que se toleraba más fácilmente de lo que parecía...eso sí, era un olor al que uno no podría acostumbrarse.

 Los Gamorreanos no destacaban por su inteligencia. Sea donde sea que estuvieran los otros, sería poco probable que escuchasen los disparos. Eran toscos, y su respiración se alzaba como el sonido predominante en todos aquellos conductos.

 Lo cierto es que su gran volumen muscular hacían del hacha de aquel alienígena un verdadero reto físico. Un enfrentamiento directo cuerpo a cuerpo se inclinaría, fácilmente, a favor del gamorreano. Aquella clase de tipos no sufrían heridas fácilmente, y cuando lo hacían, tenían una tolerancia muy diferente al dolor y la pérdida de sangre que los humanos.

 Sus ojos brillaban timidamente en la oscuridad, cuando los ojos se acostumbraban no era díficil ver los rectos caminos de los pasillos y conductos. El gamorreano parecía ver lo suficientemente bien como para no dar un traspiés. Aunque se podría decir que no tenía plena visibilidad.

 Pronto llegaría al punto de la encrucijada, el lugar donde se encontraban ellos dos.

Cada vez tenía menos claro que  aquel viaje a las pestilentes profundidades de la ciudad, le llevara a algún sitio que no fuera el mismo infierno y veía las posibilidades de recompensa cada vez más lejanas a medida que nos adentrábamos en aquellos deprimentes túneles.

No pude más que asentir cuando Jhon me sacó de mi ensimismamiento con aquella simple petición. Miré aquel terminal hecho polvo dudando que pudiera siquiera funcionar.

–Veré lo que se puede hacer-  me limité a contestar mientras echaba mano de mi equipo.

No respondo a la sonrisa de Carth con ningún signo de complicidad, si nos atacaban otra vez aquellos engendros, no tendríamos demasiadas posibilidades, a menos que lo hicieran de uno a uno, y no quisiera que el pobre me tomara demasiado cariño, por si le rompo el corazón cuando intente preservar mi vida.

Me acerco al terminar  y lo limpio con un trapo, intentando quitar gran parte de la mugre que lo cubre. –Parece que todavía funcionas- le digo al terminal tras hacer unas rápidas comprobaciones de su interface. –Bueno ahora muéstrame lo que puedes hacer- ordeno en voz baja mientras voy accediendo una a una a las subrutinas del programa de control, esperando encontrar información de utilidad, algún acceso más seguro o quizás las dos cosas.

Quell estaba asombrado. Estaba completamente empapado en baba de mutante del submundo, y aquel gamorreano apestaba incluso más que el.

Sin decir una palabra, se tapo la nariz con dos dedos y puso los ojos en blanco en una interpretación muy divertida y fácil de seguir. En cuanto se recupero, volvió a mirar a Doe.

Ahora era el momento de planear el ataque. Pero no podían hablar o aquel bicho enorme les cataría. Puede que no fuera la raza mas lista del universo, pero no eran idiotas. Y estaba claro que ese tipo había estado en más de uno o mil reyertas.

Pensó rápido. No debían dejar que se acercara demasiado, y tenerlo cuerpo a cuerpo era una pésima idea. Tenían que mantener la distancia de seguridad y ser mas agiles que el gordo. Pero como hacerlo.

Vale, se le había ocurrido una idea. Pero no estaba seguro de que Doe le fuera a seguir el juego.

Con parsimonia Quell hizo una serie de gestos a Doe para explicarle su plan.

Señalo para sí y para Doe, y luego hizo como una pistola con su mano, y movió un par de veces el pulgar. En cuanto vio que su compañero lo entendió siguió explicando.

Luego se apunto a la rodilla, y movió la mano un par de veces. Intentando dejar claro que debían de disparar  a las piernas. Si esa cosa no podía moverse, o al menos desplazarse rápido, tendrían más tiempo para abatirla.

Era la única opción que se le ocurría. Así que miraba a Doe mientras los pasos sonoros y pesados del gamorreano se acercaban cada vez más.

El olor del Gamorreano precedió a su llegada, ¿como podía apestar tanto incluso dentro de una cloaca?... Almenos mis predicciones eran acertadas, ya empezaba a pensar que con la edad estaba perdiendo facultades.

Me había situado en una posición estratégica, en la esquina de enfrente a la que estaba Quell Breyard. El Gamorreano debía atacar cuerpo a cuerpo, y tal como estábamos colocados, para ir a por uno de nosotros tendría que darle la espalda al otro, y eso sería un fatal para él.

Desde allí observo las señas y muecas del muchacho, se hace entender bastante bien, pero lo cierto es que se ve completamente ridículo. Si salimos de esta, tengo que enseñarle las señas militares... Disparar a las rodillas podía dar resultado, las llevaba descubiertas, a diferencia del cuerpo, que se lo cubría con una especie de armadura de piel endurecida, y la cabeza, que se la protegía con un casquete metálico. Nuestras opciones más fiables era o tratar de impactarle directamente en la cara, o las rodillas... Si... quizá funcione... Aunque chillaría como si estuviera en una matanza, pero bueno, quizá hasta nos viniera bien... eso asustaría a los demás.

Asiento con la cabeza mirándo a Quell Breyard, y le muestro la palma de la mano abierta, con cinco dedos, después cuatro, tres... dos... uno... ¡Ahora!

Me asomo por detrás de la esquina, paracialmente parapetado con la pared, y trato de apuntar a las rodillas del gamorreano para dispués disparar lo más rápidamente posible. Si Breyard y yo acertábamos nuestros disparos, el cochinillo tendría que llegar hasta nosotros arrástrandose.

Vale, Doe, en contra de todos los pronósticos, no dijo que su plan fuera una chorrada. Bueno, quizás el pasar tanto tiempo entre el barro, había hecho que sus sentidos de guerrero su hubieran desarrollado.

En cuanto John se movió, el hizo lo propio. Con las piernas flexionadas, y una extendida hacia la derecha, Quell asomo el cuerpo y abrió fuego contra el gamorreano.

Disparo varias veces, intentando por todos los medios acertar en la misma pierna donde disparaba Doe.

Muere…… no hay un insulto para los de tu raza que sea innovador, así que simplemente muerte.

Dijo mientras, observaba la dirección que podía tomar su enemigo. Si iba a por él. Cosa probable. Tendría que moverse una buena cantidad de metros hacia atrás.

Con suerte, Onassi escuchara algo, y viniera en su ayuda. O quizás no. La suerte estaba echada.

- ¡IUiIIIIIIIIIIIIIIIWWW! ¡OUiWWWW!

 Chilló el gamorreano, y en ese mismo instante una tromba de agua fue vertida en algún lugar de aquellas alcantarillas. Puede que ruld tuviese que ver con algo de aquello, o quizás sólo se tratase de que la suerte les acompañaba. Lo cierto es que el chiquillido, al menos el mayor estruendo, quedó silenciado por aquel efecto.

 El gamorreano no se paró a comprobar como alguno de los disparos impactaban en su dura piel, quemandola, y en ningún caso atravesando su cuerpo por completo. Sentía el dolor y eso llevaba a la furia descontrolada que buscaba una venganza. No tardó en localizar a Quell Breyard, de todos el que menos cabello tenía y más clara era su tez, un blanco perfecto para su ira.

 Corrió a grandes zancadas, y llegaría en instantes mientras alzaba la gigantesca hacha, un arma tosca y muy peligrosa. Su filo estaba bien afilado, aún así, un golpe podía ser fatal, fuese con el filo o no. Bien podía matar por aplastamiento. Eran más veloces de lo que aparentaban. Tenía que ver con el tamaño, aunque sus piernas fueran cortas y voluminosas, sus zancadas recorrían casi la misma distancia que las de un humano. Además su masa muscular le confería la posibilidad de resistir mayor cantidad de heridas, era más complicado acertar en un punto vital.

  El brillo del hacha amenazó con caer ante Quell, a escasos metros de él mientras el gamorreano corría como un animal enfadado. Fue entonces cuando tanto los disparos de John como los de Quell impactaron en una de sus rodillas. Un solo disparo no podría hacer mucho, en realidad, sólo dos, desde diferentes trayectorias podían asegurarse que el gamorreano tropezara.

 Lo hizo, y cayó sobre su hombro con movimientos nada gráciles. Estuvo a punto de clavarse su propia arma en la cara, y cuando terminó de rodar, el hacha se alzó saliendo disparada de sus manos hacia Breyard, en un lanzamiento peligroso hacia su pecho.

 El cuerpo del gamorreano teerminó desplomado, aunque no cabía duda de que se levantaría en cuanto reuniese fuerzas...era una mole, tardaría su tiempo..