Partida Rol por web

Caballeros de la Antigua República - Vol. 1

Taris

Cargando editor
29/04/2011, 14:15
Quell Breyard

Quell no pudo evitarlo, saco el arma, que muchas veces olvidaba que llevaba encima y abrió fuego. No era el hombre más competente del universo con un arma en las manos, pero sabía lo básico. Apuntar, y disparar.

Y así lo hizo, apunto y disparo a aquellos seres que parecían haber salido del mismo infierno. No quiso detenerse a pensar, y tiempo mas tarde, se preguntaría como pudo tomar parte tan rápidamente en aquellos sucesos, que le impulso a disparar sin pensar en nada mas, y lo bueno que fue que lo hiciera, porque aquellas decisiones eran las que separaban la vida de la muerte.

Así que abrió fuego. Y grito al hombre de la maquina mata bichos.

EH!, Venga hasta aquí, le cubriremos.

No estaba seguro de que sus palabras fueran verdad, o por lo menos no fueran verdad más allá de sus propias decisiones o manos.
Lo que si sabía, es que aquellas criaturas, acabarían con todos, mas tarde o más temprano, y cualquier hombre entero y vivo valía su peso en créditos.

Quell siguió disparando, intentando dar siempre al más grande los enemigos, si tenia alguna oportunidad, era acertándole a él. 

Cargando editor
29/04/2011, 22:45
Aladiah

Pronto, muy pronto empezaba aquella pesadilla, era practicamente imposible imaginar que aquellas bestias fueran una vez humanos o simplemente imaginar que el origen es un virus. Maldita sea...

Había que actuar rapido, y aunque lo mas prudente hubiese sido retroceder de nuevo a la la ciudad o salir de allí con pies ligeros, mis compañeros no parecían dispuestos a tal cosa, y menos aquel temerario mercenario. Aparté mi capa, desenfundé mi espada laser y emprendí la carrera hacia el mercenario, quedandome a medio camino entre el grupo y el soldado aislado, lo suficiente para que un golpe de fuerza fuese efectivo y cuidando de no interponerme en al linea de tiro, aunque no estaba segura de la fuerza que podían llegar a tener esas bestias.

-¡ATRAS!

Le grité al hombre, a la vez que Breyard comenzaba con el tiroteo, confiaba en que pudieran abatir almenos una entre que se acercaban y no, si el hombre no tenía tiempo de retroceder, trataria de proporcionarle dicho tiempo golpeando  con la fuerza al Rakgoul mas cercano, con suerte le haría caer, acabando serparado de los que aun quedasen, si enfrentarse a una de esas bestias cuerpo a cuerpo era una locura, enfrentarse a tres sería un suicidio.

Notas de juego

Me adelanto al grupo, quedando mas o menos entre la entrada y el 6.

Cargando editor
30/04/2011, 11:23
Ruld

La situación se tornaba algo más animada, por fin tenía la ocasión de ver los estragos de aquella extraña enfermedad en todo su esplendor y no me gustaban sus efectos, era algo a evitar. Era increíble como una enfermedad podía generar tales mutaciones, tanto físicas como mentales, pero aunque fuera algo curioso, no era algo que me pararía descubrir.

Recordé las palabras de aquella doctora venida a menos, y como quien no quiere la cosa, me coloqué rápidamente en un lugar donde pudiera estar arropado por el resto del grupo, ni muy delante ni muy detrás, por si en cualquier caso aquellos seres, u otros que estuvieran ocultos, les diera por atacar, no fuera yo el primero en recibir un mordisco.  Ya en posición saqué mi pistola blaster y comencé a disparar a la parte inferior del cuerpo de aquellos monstruos para intentar detener su avance. No tenía muy claro si eso serviría de algo, pero ya había gente ocupándose de sus cabezas.

 

Cargando editor
05/05/2011, 15:51
John Doe

Observo la escena con una calma cercana a la indiferencia, mi mente pensaba rápido, barajaba distintas opciones... y desde luego ninguna contemplaba jugarse el cuello por nadie ajeno al grupo. El mercenario tenía cojones, quizá podría servirnos de distracción, mientras esas criaturas estuvieran centradas en él, nos daría tiempo a acabar con almenos un par fácilmente, para cuando lo hubieran matado, acabar con el resto de esos bichos de mierda no sería ningún problema.

Desenfundo las pistolas bláster, haciendolas girar sobre mis dedos con una destreza digna de ver, poco después comienzan los disparos de Quell Breyard, disparaba al bulto, y con el bláster en las manos parecía más torpe que un wookie con un modulador de amplitud gravitacional, el siguiente en disparar fue Ruld, que primero había buscado un lugar donde no estuviera muy expuesto... el problema es que su refugio éramos nosotros, muy bien, genio.

Jodidos novatos... chsst..

La ola de estupidez llegó a su súmmun cuando Aladiah se lanzó hacia las criaturas con su espada láser por delante, a lo mejor era así de idiota... o quizá aún no habíamos visto las extraordinarias capacidades de la jedi, si iba tan sobrada, quizá simplemente deberíamos esperar a que ella diera cuenta de los rakghouls.

Sin embargo Carth Onasi no me había decepcionado, como era de esperar aún no había abierto fuego, había estado en el ejército, y eso se notaba. Los novatos creen que basta con apuntar y disparar, si así fuera, nada nos diferenciaria de un droide, la clave está en pensar, pensar muy rápido, calcular tus opciones, controlar el entorno, escudriñar los puntos débiles, definir una estrategia... y todo eso en mílesimas de segundo, por eso nosotros éramos mejores que los droides, sin embargo a Breyard nada lo diferenciaba de un cabeza de lata. Aunque quizá no responda a mis órdenes con un Roger, Roger.

Me coloco junto a Onasi, hombro con hombro, entre los dos sumabamos cuatro bláster, pero no era eso por lo que eramos tan peligrosos, era por que ambos estabamos forjados en el fragor de la batalla, y había pocos hijos de puta tan duros como nosotros. Si esos rakghoul tuvieran capacidad para lamentar algo, lamentarían haberse puesto en nuestro camino, pero probablemente sólo se movían empujados por la ira y la rabia de una enfermedad que ni ellos mismos llegaban a entender.

-Onasi, concéntremos nuestro fuego. ¡Ahora!

El héroe de la república sabía bien lo que tenía que hacer, fijé mi blanco y disparé, apuntando a la cabeza de la más rojiza de esas criaturas. Onasi dispararía a mi mismo objetivo, y era practicamente imposible que pudiera sobrevivir a una salva tan destructiva. Cuando acabaramos con nuestro blanco actual, fijaríamos otro, y procederíamos de igual forma.

El único consuelo que me queda es que almenos, nadie se paró a pensar sobre la humanidad de aquellas criaturas, todos estaban dispuestos a matarlas sin ningún miramiento, y eso me complacía. Los infectados de las jaulas les habían dado mucha pena... ¿y estos no? ¿Que era esto sino una fase más avanzada de la enfermedad?. Lo mismo que estas criaturas merecen un disparo de bláster en la cabeza, también lo merecen los de las jaulas, les ahorraría sufrimiento.

...A algunos les tiembla el pulso a la hora de arrebatar una vida... Y probablemente esa debilidad conduce en muchos casos a la tumba.

Cargando editor
07/05/2011, 15:33
Canderous Ordo

- Ni se te ocurra repetir eso, niña. - Escupió con desagrado y mal humor mientras apretaba el ceño con fuerza. Había un patrón en sus disparos, incluso con un arma tan potente de repetición seguía una estrategia.

 Algo que no podía decirse de sus hombres que, uno a uno, fueron cayendo con un Rakghoul a sus espaldas. Uno de ellos fue decapitado, parecía como si aquellas bestias no quisieran arriesgarse a tomar rehenes de momento y focalizasen sus energías para acabar con las amenazas.

 - Tus trucos jedi aquí sólo te servirán para morir. Hazte TÚ a un lado.

 Y Canderous dio un paso al frente pero sin ganar la posición de Aladdiah, consciente de la estupidez que acababa de cometer aquella soberbia forma de vida. La ensordecería con el bláster de repetición, que deswde entonces no había parado de disparar.

 Apretó los dientes de tal forma que hasta sus labios se retiraron para mostrar su mandíbula. Sus encias comenzaron a sangrar...se alimentaba del odio...¿Era venganza?

 Hijos de puta...ahora tendré que contratar a otros inútiles para que hagan el trabajo que no merece la pena. Como que tuviese tiempo y créditos para tirarlos...eso me pasa por confiar en estúpidos que no saben ni empuñar un jodido bláster de bolsillo.

 - Separemonos. - No necesitaba gritar, su voz era potente y vigorosa, además de terriblemente viril. - Podemos rodearles. No necesitó mirar las armas o la posición de Carth y Doe para saber lo que pretendían, puede que incluso hubiese oído su estrategia y actuase contando con ella.

 

Cargando editor
07/05/2011, 15:42
Carth Onasi

- Hagamoslo fácil.

 Dijo Carth con entusiasmo aunque su rostro era de concentración y seriedad plena.

 No secundaba la opción tomada por Aladdiah, pero había luchado junto a muchos jedi antes, su actitud no le pareció extraña, auque sí arriesgada. Ahora tendrían que tratar de ayudarla a no verse superada por los Rakghoul. El mercenario no había retrocedido, todo lo contrario, había adelantado su posición.

 - ¡Breyard, cubre a Aladdiah!

 No le exigía hacer lo que hacían John y él, porque no era necesario. Combinar diferentes tipos de estrategia podía darles una ventaja táctica importante. Los disparos de Breyard herirían a las bestias o les harían variar su avance para tratar de esquivarle dando una oportunidad a los demás para disparar un número mayor de veces. Puede que lo estuviese haciendo a propósito...si era así, Carth empezaba a pensar que podía ser un soldado más grande de lo que sus espectativas le habían permitido imaginar.

 Disparó compenetrado con Doe, le resultaba sencillo sentirse afín con él...era...una extraña sensación...

Cargando editor
07/05/2011, 15:57
Director

 El golpe de fuerza que Aladdiah envió contra aquellas criaturas vivientes impactó contra ellas con fuerza inhusitada, y sin embargo...casi imperceptible. No había logrado ningún efecto en ellos, salvo detenerlos en seco durante un instante. La fuerza era algo que no podía blandirse contra aquellos monstruos, y se dio cuenta cuando una sensación oscura se adentró en su mente...una sensación ´cuyo eco había escuchado en pocas ocasiones y siempre lejano, ahora en su interior, cara a cara con ella...¿era aquel el lado oscuro de la fuerza? ¿Estaba en aquellas mutaciones gigantescas o en la propia twi'lek?

 Dos de las bestias se elevan en el aire en un salto prodigioso que tiene como objetivo a su presa más cercana, la que blande la espada láser. La fuerza combinada de Doe y Onasi acaban con uno de ellos en el aire, que cae al suelo humeando por varios orificios en lo que se supone su cráneo. Ese no volverá a levantarse.

 Quell dispara contra el más grande de todos,  impidiendole saltar para destrozar a Aladdiah, incluso le obliga a retroceder. Le hiere en el costado y en el hombro, son heridas graves que habrían acabado con otras formas de vida, pero no con el de mayor tamaño de aquellas monstruosidades.

 Canderous, el mercenario, avanza abriendose hacia la derecha, y el más grande duda entre que objetivo elegir. Finalmente avanza hacia el hombre con el bláster de repetición ofreciendole un tiro fácil a Quell Breyard, y aún más, una oportunidad perfecta para Doe y Carth. Les ofrece flanco y espalda.

 El otro que avanza sin poder saltar por las ráfagas de Quell, corre hacia la jedi con todas sus fuerzas, pero es fácilmente derribado por los múltiples inpactos del blaster de repetición que sigue tronando de forma continua y casi armoniosa.

 El último de aquellos cuatro cae sobre la posición de Aladdiah para golpearla con ambas garras delanteras, su fuerza es descomunal, y el suelo tiembla con el primer impacto, pero tiene que pensarselo antes de realizar su ataque pues un par de disparos impactan por cortesía de Ruld en su cintura. El Rakghoul da dos golpes, uno hacia su cadera, el otro segudio hacia su cabeza...podría arrancarsela de cuajo.

Cargando editor
09/05/2011, 14:04
Quell Breyard

Quell vio la situación desde su único y personal punto de vista. La cosa estaba peluda. Si, los bichos esos caían, pero Aladiah se había metido de lleno en una pelea que no podía ganar. Tenía que hacer algo y tenía que hacerlo ya.

Algunos dirían que era valentía, otros temeridad. Quell Breyard, solo sabía que era lo que tenía que hacer. Y lo hizo.

¡Eh mamonazo, cacho de carne. Eh!

Grito y empezó a correr como un poseso hacia la posición de su compañera. En aquel momento no le valían estrategias ni planes de reserva. No, su amiga tenía que conseguir un par de segundo para salir de allí. Y él pensaba dárselos, y si moría, bueno, cada cosa a su tiempo de dijo en una fracción de segundo.

Breyard abrió fuego contra el animal, solo quería distraerlo lo suficiente para que su extraña compañera, pudiera esquivarlo, y salir de allí. No era precisamente un militar experimentado, pero intento concentrarse en las clases obligatorias que había tenido que recibir cuando ingreso en la flota.

Abrió fuego, una, dos y hasta tres veces, mientras se movía y e invitaba al enemigo a cebarse con él. Ojala aquellas cosas fuera tan listas o tan tontas, como para cambiar de objetivo en aquel momento.

¡Eh Botarate, mírame a mí! 

Notas de juego

Disparo y intento que el bicho se concentre en mi. Supongo que me quedare entre la posicion de Aladiah y la del resto de los compañeros. 

Cargando editor
09/05/2011, 17:35
Aladiah

Era consciente de que eran mas fuertes y mas grandes, había quedado comprobado que nisiquiera tenía fuerza suficiente para derribarlos, pero almenos confiaba en poder ganarles en un aspecto, la agilidad. El combate cuerpo a cuerpo era mi especialidad y tenía pleno convencimiento de poder esquivar sus ataques, no me arriesgaría a contratacar si su atención estaba centrada en mi, defendiendome con el sable laser podría amputar uno de sus brazos, pero podría partirme en dos con el otro.

Cuando aquella bestia aterrizó ante mi flexioné mis rodillas y mis piernas hicieron de resortes para brincar hacia atras como si mi cuerpo no pesase, era esa agilidad la clave de mi estilo de lucha y confiaba en que fuera suficiente para evitar las enormes garras del Rakgoul.

-¡Breyard! ¡No te acerques! ¡abatirlos desde lejos!

Al igual que confiaba en ser los suficientemente veloz como para lograr esquivar aquellos ataques, estaba segura que no sería el caso de Breyard. Era suficiente con que me arriesgara yo, que almenos tenía posibilidades.

En caso de lograr esquivar aquellos zarpazos, si la bestia se centraba en mi, yo me centraría en alejarla y seguir esquivandola para darles tiempo, sino, tendría que ofrecerme su espalda, y esa sería su perdición.

Cargando editor
16/05/2011, 14:56
Director

 Las palabras de Aladdiah fueron rápidas, pero también lo fueron sus actos y los del rakghoul. No había tiempo para rectificar, y cuando Quell llegó a su posición era demasiado tarde como para hacer cualquier cosa que no fuera disparar.

 La escena muestra al mercenario luchando por su propia vida. Los blasters de repetición son ideales con enemigos tan grandes, poder llevar uno en las manos con el sólo poderío de tus brazos es toda una hazaña y una ventaja. Atravesado por decenas de haces de energía rojiza el Rakghoul que se había desviado cayó de rodilla a sus pies. Doe y Carth habían demostrado que la colaboración estaba por encima de la actuación individual, con menos potencia y cadencia de fuego conseguían espectaculares resultados.

 Todo alrededor son gruñidos y sonidos de disparos blásters continuos. No se oye absolutamente nada más. Aquello es una pequeña guerra...y no ganarla significa una muerte ruidosa que a nadie le importa. La soledad de la ciudad subterránea es muy diferente a Nar Shaddaa, Ruld podría pensar que en sus peligrosas calles había más justicia que allá abajo.

 La gran bestia, producto de aquella enfermedad se coloca frente a frente con Breyard. Ignora cual será su reacción, ya va en camino, ha elegido al objetivo más lento y más ruidoso. Alza ambos brazos para aplastarlo, abre sus mandíbulas para engullirlo o simplemente desgarrarlo con sus fauces. El blaster de Quell no se detiene, es lo único que se oye en aquel instante, impactando sobre algo duro y finalmente líquido.

 El Rakghoul cae sobre él, inquebrantable, y lo aplasta con su gran cuerpo. Es tal su volumen que lo rodea y hace desaparecer en un segundo.

 El cadaver de aquel monstruo enfermo tiembla, y se escapa un gemido de dolor por su garganta...ladea la cabeza en el suelo mirando a su alrededor, si es que tiene algo parecido a ojos que se lo permitan. Sus fosas nasales se abren e inspiran constantemente...y finalmente, cae inerte ...

 No hay rastro de Breyard. Aunque es probable que esté simplemente muerto.

 

Cargando editor
16/05/2011, 15:09
Director

La empuñadura de la espada se hinca en la carne del Rakghoul a punto de penetrar su piel, la hoja, hace palanca contra el suelo. En aquel reducido espacio debajo del Rakghoul se encuentra Breyard...y aquel monstruo realmente apesta.

 Era pronto incluso para que la adrenalina le permitiese sentir el dolor en su hombro. Su ropa se había echado a perder, pero lo peor de todo no era eso...el Rakghoul había hincado sus ponzoñosas garras en su cuerpo, y las cuatros profundas heridas en línea borboteaban moho y espuma.

 No había dudas, había salvado a Aladdiah a pesar de la agilidad de la jedi, pero ¿A qué precio?

 Los sonidos se amortiguan, no le oirán...y es tal el peso que la espada no aguantará, y si lo hace...no le quedará mucho aire que respirar.

Notas de juego

No postees en abierto, para ellos como si estuvieses muerto. Puedes intentar ingeniartelas con algo. tienes movilidad más o menos limitada, pero puedes coger cualquier cosa que tengas en el equipo.

Cargando editor
16/05/2011, 17:28
Quell Breyard
Sólo para el director

Podría haberme buscado una tumba con vistas por lo menos.

Se dijo el joven Quell, con una sonrisa torcida a causa del dolor, y el hedor. Que pugnaban a escala microscópica, por hacerse dueños de su consciencia y hacerle entrar en la nada.

Quell, no había elegido un buen día para ser un Héroe. Ningún día lo era, pero aquella situación no era precisamente buena para él.

Ahogando en su garganta un grito de dolor, que solo le privaría de aire viciado, pero aire al fin y al cabo. Pensó en que alternativas tenía.

Había sido una buena idea, convertir aquel bicho en un pincho con su espada. De hecho, era su afilada hoja, la que lo mantenía aún con vida. Tendría que agradecérselo limpiándola a fondo.

La herida del animal aquel era odiosa. Le hacía rabiar de dolor. Pero una preocupación más imperiosa llego desde el fondo de su mente. Que había dicho aquella sanadora de tres al cuarto de cómo se transmitía la enfermedad.

Joder, tenía el brazo bañado en algún tipo de segregación extraña. Giro el cuello, y lo observo atónito durante unos segundos, tenía que frenar eso, porque si salía de allí con vida, no quería hacerlo convertido en un perro rabioso.

Apoyo las piernas como pudo contra el torso sangrante de la criatura. Para hacer un poco de palanca, y descubrió que este pesaba una verdadera tonelada. No iba a escapar de allí con sus piernecitas, eso estaba claro. Pero le dio un poco de espacio para mover el brazo que sujetaba la espada.

Apuntalo esta sobre el suelo, tras lo cual, quedaba menos espacio aun para maniobrar, pero le permitió mover el brazo para limpiarse la mucosidad extraña de la herida. Parecía que aquella tarea le iba tomar todo su último aliento en la vida. Porque no paraba de sangrar y esputar lo que coño fuera. Y tenía ya toda la mano pringosa.

Necesito un poco de ayuda, mamon de los cuernos revirados.

Dijo mirando la piel dura del Raskgould. Tendría que tener la solución ahí mismo. En alguna parte de su cuerpo.

Si no podía quitárselo de encima, quizás podría atravesarlo. Así que con mucha paciencia y cuidad, y empapándose en sangre y vísceras, Quell Breyard, el ultimo noble de su casa real, se puso a trabajar para salir al otro lado del la bestia que quería acabar con su vida, incluso después de muerta. 

Cargando editor
16/05/2011, 21:22
Director

  El cuerpo de aquella bestia comenzó a agitarse, como si hubiese revivido. Sus garras delanteras se aferraron de forma extraña al suelo y su prominente nuca se alzó mientras trataba de ponerse nuevamente en pie.

 Quell Breyard había dado su vida heroicamente...pero sobrevivir a aquella mole imparable parecía cada vez más improbable.

 Las heridas de blaster que lo habían atravesado sangraban con insistencia, y sus movimientos eran toscos. Sus músculos parecían adpormecidos, pero aún así, poderosos. Su fibrosa anatomía borboteó, y aquella bestia emitió gemidos de esfuerzo casi humanos.

 Algo hizo elevarse su espalda de forma inusual, hasta que algo cubierto de entreñas brotó...¿Era así como se reproducían?

 Sea lo que fuera le faltaba el aire, y estaba cubierto de una especie de moho licuado, una sangre verdosa y con un fuerte olor a descomposición. Sólo con las fuerzas de sus brazos logró liberarse de la maraña de tejidos muertos aún supurantes para mostrar su verdadera naturaleza.

 Era Quell, pero un Quell realmente verde y lleno de vísceras de Rakghoul.

 El cuerpo cayó entonces por su propio peso, el joven lo había atravesado de abajo a arriba...y había notado la facilidad para atravesar aquella carne. Lo más duro y dificil era la piel, lo que le costó parte de sus últimos esfuerzos. Ahora que podía respirar podría sentir cierto mareo, y era...en realidad...de lo que menos tenía que preocuparse.

Cargando editor
25/05/2011, 18:00
Aladiah

Apagué el sable de luz y me acerqué corriendo a aquel monton de visceras en el que se encontraba Breyard. Oh... Dios... esto no va a ser agradable...

Primero le ayudé a quitar la mucosidad de su cara, para que pudiese ver, respirar y demas, luego comprobé que no tuviese ninguna herida grave.

-Breyard... ¿estas bien?...

Me refería a si tenía herodas graves, era evidente que bien no estaba en absoluto. Tiré de él suavemente para que no se quedara sobre el monton de... fluidos variados...

-Aprecio la intención, pero creo que es la iniciativa mas estupida que has podido tomar en toda tu vida, la cual no se prolongará demasiado de seguir asi. La proxima vez hazme caso...

Alcé la mirada para cerciorarme de que todos habían muerto y de la situación del grupo.

Cargando editor
25/05/2011, 18:20
Ruld

 

Aquella escena había sido hasta divertida. Era curioso como aquel humano había salido del cuerpo de aquella bestia cubierto de vísceras y sangre, como si realmente lo hubiera parido.

Quizás aquella metáfora visual estuviera más cerca de la verdad de lo que se apreciaba a simple vista. Aquel ser no solo le había atacado, sino que el humano había nadado entre sus fluidos y seguro que en este mismo momento, parte de esos fluidos bajaban por su garganta irremediablemente. Si eso no era suficiente para infectarse nada lo sería.

Preferí guardar mis pensamientos para mí, aunque a partir de ese momento intentaría no apartar la vista de aquel risueño chico. Puede que su transformación sea igual de curiosa que su segundo nacimiento, quizás como una segunda pubertad, quien sabe.

Dejo que la Jedi lo atienda, tengo claro que acercarme a él no tiene que ser una buena idea, pero sonrío ante el futuro incierto que nos espera con un posible infectado, sera como poco, interesante.

Cargando editor
26/05/2011, 00:41
Director

 Había pasado mucho...mucho tiempo...pero la distancia no era el problema. 

«—Y aunque el enemigo trajo grandes números en el campo de batalla, para cada número, hay un negativo. Su fuerza se convirtió en mia. Su mente se convirtió en la mía. Toda carne es mi carne. Ninguno se movería, salvo yo mismo. Esta es la regla de los Sith que prometí, y la he hecho realidad!»

 Las palabras de Karness Muur no habían trascendido en los díscolos chiquillos de las artes jedi, esos ingenuos que creían conocerlo todo sobre el lado oscuro de la fuerza. De los primeros que tomaron un camino como aquel, contemporaneo de Ajunta Pall y posiblemente mucho más importante para el equilibrio de aquella vasta galaxia que aquel Sith con el que la historia había sido algo más justo.

 

 El código Sith, como era de esperar, no se trataba del único código que pudiese guiar a aquellos que deseaban adentrarse en los misterios ocultos de la fuerza. Korr-Nad-Ul había investigado mucho sobre el tema, y lo había hecho de forma suficientemente discreta como para no revelar su situación en aquella batalla que podía resumirse a sencillos juegos de poder.

 

 Pero era de tal forma así que determinar el motivo concreto de aquella oscuridad resultaba imposible. Cada vez que trataban de adentrarse en los entresijos de aquel problema el futuro cambiaba y ni los sabios jedi del consejo de Coruscant podían llegar a un acuerdo. Muchos deseaban no actuar...fue este el contexto en el que Vandar, uno de los jedi miembros del consejo de Dantooine, de avanzada edad y experiencia, logró convencer al monstruo descabezado que daba sus últimos coletazos antes de morir (este monstruo no era otro más que la República galáctica) de que preparase su última defensa.

 Pero los jedi nunca se han preparado seriamente para la guerra. Vandar, rodeado por otros sabios maestros, elaboraron un plan maestro en el que traerían de vuelta a Revan al lado luminoso, purificando su espíritu y dándole un nuevo bautismo de fuego en el que él y Malak podrían cambiar todo lo hecho hasta el momento.

 Ilusos y pretenciosos fracasaron visiblemente.

 Revan llegó a manos de la República. Gracias, en parte, a una aprendiz jedi llamada Bastila cuyas habilidades en la meditación de combate resultaban famosas, casi legendarias. Pero Revan no era un Lord del Sith en vano. Darth Malak nunca podría haberselas ingeniado para atacarle por la espalda. Era imposible que venciese a Revan en un combate singular en igualdad de condiciones...y también era un sith mucho más fácil de manipular. Korr sólo tuvo que preparar el terreno para que recibiese la información adecuada. Ni siquiera tuvo que mostrarse entre los telones de su magnífica obra...y Malak terminó actuando.

 El curso de acción iniciado por la República, o lo que quedaba de ella, se fue al traste mucho antes de haber empezado, y todo, en buena parte, gracias a Nad-Ul.

 Sin embargo, con todo su potencial para conseguir manipular a los que se cruzaban en su camino directa o indirectamente, aquel  superdotado de la fuerza sabía que Revan le superaba en numerosos aspectos, al menos mientras conservara su memoria y los jedi no hubiese jugado con su mente. Era un ritual, información, que aquel encapuchado desconocía por completo.

 En Taris no pudo preveer que sus caminos se cruzarían tan pronto. Pero partía con ventaja...y mientras tanto aprovecharía para contrastar informaciones, o quizás, tuviese otras cosas en mente...

 A su lado se encontraban tres de los hombres de peor hedor que había podido encontrar. La base del subsuelo de Taris, más baja incluso que la ciudad subterranea de los exiliados había quedado completamente limpia a excepción de su núcleo fundamental protegido por un Rancor. Antes de que pudiese pensar una forma de sortear aquel fastidioso obstáculo la fuerza del lado oscuro le brindó borrosas pinceladas de lo que deseaba.

 En Taris se había perdido una reliquia antiquisima de la que ningún Sith se acordaba ya. El Talismán Muur le condujo hasta una parte inexplorada de las cloacas de aquel maldito planeta-ciudad.

 Uno de los humanos que le acompañaba retrocedió un par de pasos. Otro de sus acompañantes, un Trandoshano cazarrecompensas giró sobre sus espuelas reptilianas y observó al maestro encapuchado sin apuntarle con el blaster. su común galáctico era casi imposible mas Nad-ul estaba versado en bastantes idiomas, un legado propio de su inteligencia.

 - ¿Yh ahora quhhe?

 Habían llegado a un pasillo por el que dificilmente cabían dos humanos. Era un pasillo de roca de allí hacia adelante, aunque hasta aquel punto el conducto había sido uno de los túneles de servicio auxiliar de las cloacas. Estaba muy lejos de la base de los moteros Swoop, suficiente para que nadie hubiese trasteado por el lugar desde hacía eones. El duracero estaba prácticamente carcomido, y aunque pareciese mentira no habían tenido que salvar ningún obstáculos ni siquiera que combatir. No había Rakghouls a la vista.

 Su otro acompañante era un simple humano, que decidió quedarse vigilando la retaguardia a pocos pasos a su espalda.

 De frente, donde el conducto acababa, había un largo pasillo de roca y tierra que daba a un pequeño altar donde reposaban al menos tres artefactos poderosos en el lado oscuro. Algo había marcado a cada uno de ellos, y sus contratados, que esperaban obtener su merecida recompensa, sentían escalofrios en aquel lugar...algo les advertía de que no debían continuar.

 Era de esperar que hubiese algún tipo de trampa en aquel altar, y también que la mala elección del artefacto equivocado diese al traste con aquel esfuerzo.

 ¿Por qué arriesgarse o molestarse tanto por un artefacto del lado oscuro como aquel?

Podía no conocer como lavar la mente a un jedi tan poderoso como Revan, pero Karness Muur había encontrado el poder para controlar a cualquier criatura, si la leyenda era cierta, a voluntad. y para ello sólo necesitaba uno de aquellos artefactos.

 La fuerza dificilmente ayudaría a distinguir el correcto, pues todos portaban sobre ellos una poderosa maldición. No obstante...todo apuntaba a que debía de haber alguna trampa.

 

 Los cazarrecompensas también lo intuían y quizás por eso, no habían dado ni un paso más.

 

 

Notas de juego

Resumen: Acabaste en Taris después de planer un fracaso por parte de los jedi de rescatar del lado oscuro a Revan y a Malak. ello supondría que perdiesen la memoria, de modo que necesitabas a uno que pudiese revelarte la situación de la forja estelar y sus secretos.

 Hay un bloqueo en el planeta, y tu nave fue interceptada e inutilizada por completo. Ahora estás atrapado pero has aprovechado para buscar el Talismán Muur, del que se dice que es capaz de subyugar cualquier mente, que obedecerá al portador de dicho artefacto sith. Merecía la pena echar un vistazo... ¿no?

 Sabes que Revan está en Taris, pero también sabes que es muy posible que ya le hayan arrebatado sus recuerdos. Por el momento llegar a Malak es casi imposible, pero puede que la fuerza guarde para ti caminos que no habías considerado en un principio.


 Cualquier duda...sólo dimelo. Puedes interactuar con cualquiera de los que te acompañabn (dos humanos y un trandoshano, todos armados y con una equipación media para combate) Trabajan para ti hasta que desees lo contrario. Eres totalmente libre en la toma de decisiones y actuación, auqnue en el primer post he intentado conducirte a algo más concreto para poder empezar desde la base del rpw.

Cuando postees no te olvides de marcar "Solo para el director"

 ¡Bienvenido!

Cargando editor
26/05/2011, 17:06
Korr-Nad-Ul
Sólo para el director

Korr percibía la maldad que irradiaba cada uno de los artefactos. Aunque sabía que sólo uno de ellos era el verdadero artilugio creado por el Señor del Sith Kamess Murr, no podía dejar de sentir la influencia oscura de los otros dos. Se trataba de tres copias tan perfectas que, tal vez, sólo el antiguo Lord Oscuro podría llegar a distinguir con seguridad. Era consciente que el mínimo error acabaría con él; había trabajado mucho para conseguir llevar a facto sus planes. Éstos se habían desarrollado conforme su mente los había ideado, salvando las inevitables y mínimas desviaciones que el curso de los acontecimientos provocó. 

Su interés por la Fuerza le llevó a cruzar la frontera de los patéticos jedis. Su conocimiento en el Lado Oscuro trascendía a unos simples rayos eléctricos (técnica que, no obstante, dominaba a la perfección). Sus viajes a zonas tan remotas, aquella terrible instancia en Korriban, la tan cercana muerte en Malachor V... le habían llevado a profundizar en los misterios del Reverso Tenebroso. En cada centímetro de su cuerpo anidaba la oscuridad absoluta. Mas su dominio de esta cara de la Fuerza no era comparable al de aquellos rufianes que se hacían llamar Sith. Él había contactado con los grandes lores de la historia. Les visitó uno a uno, y de todos aprendió: no podía depender de los demás, sino servirse de ellos cual títeres. Ni siquiera el Lado Oscuro le sería fiel; cuando mostrare el más tenue atisbo de debilidad se volvería contra él. 
En su mente rezumbaban constantemente las últimas palabras que el gran Marka Ragnos le había dedicado: <<un Sith no es esclavo. Un Sith se apropia de los demás. Domina el Ldo Oscuro y que Él te domine a ti. Sólo así tendrás el poder para quebrar la galaxia y extirpar el cáncer Jedi>>. No podía morir ahora, tan cerca de su objetivo final.

Miró a su alrededor y sus ojos, color verde-amarillento, tan corrompidos por el mal, se posaron sobre sus dos compañeros de viaje. Sus vidas, eran tan despreciables, tan nimias. Su presencia nunca dejaría impresión alguna en la galaxia. ¿Por qué no habría de sacrificarles? Debajo de su capucha sus mezquinos labios dejaron entrever una maligna sonrisa que habría helado la sangre del mismísimo Mandalore. Sus pasos se dirigieron hasta el trandoshano; era el más próximo del par de cazarrecompesas. - Toma uno de los talismanes - dijo con una voz gélida y perversa en la que se podía apreciar un dulce y maligno placer que anhelaba ver, en algún sentido, la muerte de su ¿compañero?, de su siervo. Ante la reticencia de éste se irguió: una esbelta figura se mostró en todo su ser. Sus manos, blancuzcas y surcadas por innumerables venas acariciaron suave, aunque cruelmente, el rostro del alienígena. Este simple gesto hizo cambiar su actitud, que pareció apagar todo conato de rebeldía. -Haz lo que te ordeno-. Era tan fácil manejar esas mentes, tan débiles, tan corruptibles. Su poder sería infinito si contase con el apoyo del Talismán de Muur.
Miró de pronto al otro, un pobre humano aterrado por la presencia de Korr. Sabía que si el trandoshano fracasaba, él sería el siguiente que se expondría a los planes del Sith.

Por su parte Korr se sentó en el suelo a meditar, escudriñando cada rincón del lugar y pendiente en todo momento de sus dos colegas de cruzada, a los que no dejaba de vigilar en momento alguno. Sentía el poder del Lado Oscuro inundando su interior. Se revitalizaba y notaba cómo su conexión con la Fuerza se intensificaba exponencialmente. Su objetivo estaba al alcance de su mano. Los designios de la Fuerza le habían llevado hasta Taris. Nada debía entrometerse entre él y su destino; para ello aplastaría a los jedi, aplastaría a Bastila, aplastaría a Malak... e intentaría aplastar a Revan si fuera necesario. Recuerda, se dijo a sí mismo, hay cosas mucho más horribles que la muerte. Sírvete del Lado Oscuro y muéstraselo a la galaxia. Y de pronto, se inundó en sus meditaciones.
 

Notas de juego

Me mola un montón la partida. Aunque no sé cómo lo estoy haciendo. ¿Podrías indicarme los fallos que vayas viendo? No me gustaría perjudicar a tus amigos.
Gracias por invitarme a jugar. ¡Eres el amo!
 

Cargando editor
28/05/2011, 00:22
Director

 El trandoshano no dudo por mucho más tiempo. En cuanto la mano de aquel extraño sujeto acarició su rostro su mente se enturbió, o quizás, para él, fuese más como la iluminación de sus posibilidades. Sólo tenía una.

De muy buena gana avanzaría, no sin antes aclarar su propia voluntad. ¿Era realmente la suya?

 - Haré lo que ordenas. - Y en un sujeto así quedó tan natural que los dos humanos se sorprendieron al ver recorridos sus cuerpos por un terrible escalofrio. Aquel lugar parecía maldito, y ni siquiera habían oído hablar de él. Su acompañante encapuchado, también parecía del mismo modo condenado a una pesada carga. No les inspiraba más confianza que cualquier otro patrón, pero el dinero hablaba un idioma que daba ánimos y vigor a cualquiera de los que pertenecían a aquella calaña.

 El trandhoshano tampoco dudó a la hora de elegir cual de aquellos talismanes debía tomar entre sus garras. Sin soltar su arma, extendió la mano.

 Todos los demás palidecieron, y virarón sus cuellos para que sus pupilas sólo pudiesen contemplar aquel acto de violación, al que, por otro lado, deberían de estar ya más que acostumbrados. ¿Qué había cambiado en aquella situación?

 No se le impidió tocarlo, pero en cuanto lo hizo un aura roja como la sangre que fluye fue liberada del amuleto en el que no debía ser perturbada. No por un indigno como aquel. El talismán brilló, era el que se encontraba en el medio de los tres.

 Una grave voz inhundó el pasillo de roca y resonó con un eco ultraterreo.

 El fusil de asalto bláster cae al suelo, junto con el talismán, pero antes de que pueda rozar siquiera el suelo rodea el brazo del trandoshano, adoptan

do la forma de una extraña criatura de oro que hinca sus colmillos en la carne del alienígena. En pocos segundos, su carne verdosa se transforma, y se vuelve pálida y azulada, enfermiza...pétrea.

 Inclinado para recoger el amuleto que nunca cayó, el cuerpo de aquel sujeto comenzó a petrificarse, y sus ojos reptilianos buscaron la figura del encapuchado mientras un espíritu carmesí lo inhundaba todo sobre él.

 Los otros dos amuletos adoptaron también aquella forma bestial, mientras su gemelo se petrificaba junto con el trandoshano.

 La figura carmesí comenzó a definirse a la espalda de los rápidos animales de metales preciosos y adornos, y los siguió mientras avanzaban inexorablemente contra los humanos que había al final del pasillo de piedra.

- JA, JA, JA....¿Realmente TU esperabas que YO permitiese que toques mi amuleto? Sufre mi ira sin contención alguna.

 Espetó al trandoshano que luchaba por dar un solo paso, rendido ante la enfermedad que se propagaba en su escamoso cuerpo. La figura ya definida de Karness Muur alzó la diestra mientras se vanagloriaba de su artimaña.

 - Ladrones... ¡Ladrones!

 ¡Que triste búsqueda! ¡Que digno y excelso final para vidas tan insignificantes!

 Uno de los talismanes vivientes corrió con el traqueteo de sus patas hacia el humano más cercano, la segunda opción tras el trandoshano para Korr Nad-Ul. Saltó como un depredador para aferrarse a él, pero no lo haría, sólo buscaría tocarlo. Era rápido, y el poder de la fuerza del lado oscuro era tan intenso que nublo sorprendentemente la percepción del único allí sensible a la Fuerza. No pudo reaccionar al primero de los ataques, y una vez realizado, el talismán buscó al otro humano para entrar en contacto con su piel.

 El talismán restante de aquel par, corrió con malicia desbocada hacia Korr-Nad-Ul, directamente, cara a cara, para enfrentarse con él.

 Karness Murr contemplaba la escena allí mismo justo cuando aquel talismán tan preciado saltaba en el aire impulsandose sorprendentemente contra uno de aquellos malditos ladrones.

 

 

Notas de juego

Todo genial, bien hecho separando un poquito más los párrafos :)

Si no me explico muy bien a veces y la situación resulta confusa sólo tienes que pedir que te la aclase aquí o en el offtopic ;)

Cargando editor
28/05/2011, 13:14
Korr-Nad-Ul
Sólo para el director

Korr volvió en sí. La meditación realizada instantes antes de la aparición del maestro Muur le permitió recuperar la serenidad rápidamente. En una fracción de segundo recobró la totalidad de sus capacidades y contempló la escena que se le presentaba: el trandoshano y el humano se retorcían de dolor en el suelo mientras los amuletos les consumían y subordinaban ante el poder del Lado Oscuro. Qué belleza, qué magnitud la de aquel dispositivo. Cuánto podría hacer si estuviera en su poder. Sin embargo, a pesar de conocer el artilugio y de haberlo estudiado tan detenidamente necesitaría la instrucción de su hacedor para poder controlarlo.

Aunque era consciente de que el viejo Señor Oscuro no le revelaría sus secretos tan fácilmente. Debería demostrarle que era digno de sus enseñanzas. Para ello, habría de batirle. Pero Muur era uno de los padres del Imperio Sith, ¿cómo podría derrotarle? Súbitamente recordó las lecciones de Korriban: no había principio de autoridad, sólo la Fuerza y el poder. Y él, Korr-Nad-Ul, maestro y campeón de la Fuerza, era un rival a la altura de Muur.

Un último vistazo a su alrededor le descubrió a los dos cazarrecompensas mutando; la influencia del Lado Oscuro era demasiado poderosa para ellos, incapaces de percibir la totalidad de la energía de aquel tenebroso lugar. Su sibilina lengua lamió sus labios debajo de la capa. Rápidamente, con una extraordinaria agilidad, se despojó de su capa; necesitaría toda la movilidad posible para llevar a cabo un combate tan importante como el que se avecinaba. Este gesto dejó al descubierto el rostro de Korr: blanquecino, color ceniza, impasible y cruel que reflejaba autoridad y seguridad. Sus facciones, sin embargo, aflidas y pronunciadas, no permitían leer emociones. Se trataba de un verdadero guerrero oscuro: indómito e imperceptible, rápido y eficiente, tenaz e implacable. Sus manos, de largos y fuertes dedos estaban surcadas por infinitas venas que parecían transportar veneno en vez de sangre. Se mantenían inmóviles; no había temor ni nerviosismo en Korr, atrás habían quedado aquellas emociones tan viles y débiles.

Con un movimiento imperceptible empuñó su sable láser encendiendo una de las dos hojas de éste. El filo activado inundó de un fuerte color rojo carmesí un pequeño radio de la cámara sobre el que se expandía su luz. Había llegado el momento. Impresionaría al Señor del Sith, se ganaría su confianza y aprendería a usar el Amuleto de Muur. Tal vez entonces acabaría con el viejo jedi caído; no quería testigos de su plan. Sentía el calor de la Fuerza inundando su interior. Le hablaba y le mostraba los puntos débiles de cada uno de los artefactos. No podía explicarlo, pero sabía que el auténtico era el que intentó tomar el trandosahno. El sable pedía ser usado, su calor transmitía al Inquisidor Sith toda la autoridad de esta noble arma.

Ladrones... ¡Ladrones! Aquellas palabras rezumbaban en su mente. Él no era un rufián como sus acompañantes. Él era un verdadero Lord Sith, tal vez el único junto con Malak. Tenía que demostrárselo al antiguo alquimista. Sabía qué debía hacer, y lo haría ya.

Un destello en sus ojos inició para Korr el ataque. Su cuerpo se desplazaba con una gracilidad inaudita que le permitió trocear con una única estocada la réplica confeccionada por Muur. -¡Maestro Muur! - Dijo en un tono respetuoso y, al mismo tiempo, desafiante. Dirigió a continuación su vista al cazarrecompensas humano. -He aquí una pobre muestra de mi poder-. Le levantó del suelo y zarandeó con desmedida violencia en el aire. Finalmente constriñó sus órganos vitales y, aún sosteniéndole, destrozó el amuleto que se había adosado a su cuerpo. -Busco la expansión del Lado Oscuro por todos los confines de la galaxia. Pretendo acabar con la República, sostenida patéticamente por la Orden Jedi, y con todos esos esperpénticos sith que campan a sus anchas por la Academia de Korriban afirmando defender el Imperio que vos un día creasteis-.

De igual modo que al anterior, tomó al trandoshano, cuyo cuerpo empezaba a mutar en una horripilante bestia. Antes de que éste se transformara por completo le arrojó su sable atravesando su garganta. Cortó el brazo sobre el que se había incrustado el amuleto, y lanzó con desmedida furia el cuerpo inerte hasta el otro lado de la habitación. -Mostradme el funcionamiento de vuestra creación para que así pueda devolver la gloria y el triunfo a nuestra orden-.

La situación enfermaba a Korr. No soportaba implorar la ayuda del Lord Oscuro, pero necesitaba sus conocimientos. No obstante mostrarse respetuoso, nunca dio signos de una actitud de servidumbre ni de inferioridad. Sin apartar la vista del viejo maestro apagó su sable y lo guardó bajo sus hábitos... sabía que pronto volvería a requerir de él.

Estaba dispuesto a demostrar a Muur que él era digno de utilizar su amuleto. Se enfrentaría al mismo Lord Oscuro si fuera necesario para probar su valía.

Notas de juego

Me tienes que enseñar a cargar archivos de audio para dar a esto más ambientación xD.

Un fuerte saludo ;)

Cargando editor
29/05/2011, 21:06
Director

 No tuvo problema en deshacerse de las réplicas de los amuletos que tan inteligentemente había distinguido. Y con ello, se llevó por delante a sus siervos, desprendiendose de su inutilidad y su carencia de honor, la suya y la propia. Para Karness Kurr parecíó suficiente y su espíritu carmesí que rivalizó por unos instantes con el fuego que brotaba del sable de luz de Korr-Nad-Ul adoptó una pose satisfecha y autoritaria.

 Fruncía el ceño de forma natural, como si su vida hubiese sido tan sumamente dolorosa que hubiese dejado marcas evidentes en todo su cuerpo y más aún en su expresión. Su cabello levitaba como su cuerpo, rebelde en un fulgor rojo de energía infinita.

 Tendió su diestra. Y llamó al amuleto, que obedeció como si fuera una parte de sí mismo.

 - He sido paciente.

 He esperado que otros vinieran, otros poderosos en la fuerza. Y mi espera, aunque larga, mereció la pena.

 Tomad mi amuleto.

 El cadaver del trandoshano se había convertido en piedra, pero los humanos se veían afectados por la mutación rakghoul, una mutación que perduraba incluso después de la muerte, dando lugar a vidas infértiles y sin sentido, muertos, por siempre sin vida, pero castigados por la enfermedad. Sus mentes pertenecieron, por unos instantes a Karness Kurr, y murieron antes de poder realizar los actos que dictase aquel Lord del Sith.

 Con inquisitora mirada clavó sus pupilas en el encapuchado a medida que el verdadero amuleto caminaba rodeandolo y avanzando hasta el punto que señalaba con su mano Karness Kurr. Sumiso, emitió u chasquido de sus mandibulas metálicas y miró cara a cara al que reclamaba su uso. Fue sumiso...y no atacó.

 - Deja que se incruste en tu pecho, o tiendele tu brazo para hacer de él el brazo de los verdaderos Sith.

 Tú...eres el futuro.

 Le dijo. Y todo había acabado muy rápido.

 Él había demostrado pasión, destreza, una causa. Determinación y entereza. No era un simple aprendiz....