Partida Rol por web

Caballeros de la Antigua República - Vol. 1

Taris

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15/10/2011, 14:57
Korr-Nad-Ul
Sólo para el director

Fui abordado por multitud de emociones contradictorias. Muur, toda una leyenda - no sabría decir si se trataba de una "leyenda viva" - dentro de los Sith yacía patéticamente ante mí. Era una entidad extraña; no tenía la consistencia de un cuerpo orgánico, pero carecía de la fluidez y ligereza de un espíritu. ¿Qué era? La escena resultaba lastimera, sin embargo, no podía olvidarme de quién se trataba. -¿Qué pretendes, Lord Sith?-

Sabía que la batalla no había concluido aún; Muur, un ser tan poderoso y extraordinario, no podía ser derrotado tan fácilmente. - Además, ¿cómo pude hacer daño a un ente inmaterial? - Miles de preguntas me abordaban, y cada vez que lograba responder a alguna de ellas, nuevas dudas me surgían respecto a aquella respuesta. Tantos interrogantes me impedían disfrutar de mi aparente triunfo. Era extraño, pues ahora que parecía haber cesado el peligro en aquella lúgubre y tenebrosa instancia, la tensión que me invadía era máxima en estos momentos. Con el fin de acercarme hasta mi oponente caído, di un par de pasos hacia delante manteniendo en todo momento la guardia. Mis sables láser, ahora unidos en un único bastón doble, golpearon mi muslo izquierdo; me fijé en él. ¿Podría el carmesí haz de luz que proyectaba mi láser haber dañado a un espíritu inmortal del Lado Oscuro? ¿Habría infravalorado el poder de este arma de ascendencia jedi? No podía ser, pues el espectro que otrora ocupó el cuerpo de Muur era atravesado sin más por cualquier ataque.

Rememorando mis enseñanzas de cuando era un intrépido padawan decidí abstraer mi mente de esas escabrosas cuestiones. Los músculos de mi cara se relajaron por primera vez desde que entré en aquella corrupta sala. Casi no recordaba la sensación de la tranquilidad. -Tantos años de tensión y sacrificio; de estudio y ostracismo parecen haber concluido. Al fin he logrado el amuleto de Muur, mi plan parece llegar a sus etapas finales. Ahora es cuando más debo mantener la calma y medir cada uno de mis pasos, o todo lo hecho hasta ahora fracasará-.

El silencio inundó mi mente, lo que me permitió sentir el sufrimiento de Muur. Su espíritu jadeante se aferraba débilmente a su maltrecha voluntad. Podía percibir su dolor y su angustia. Me deleitaba con su amargura. Cuanto más se alejaba aquel ser de la vida, más fuerte y radiante me sentía yo. Notaba cómo su influjo desaparecía; volvía a ser el dueño de mi mente. La influencia de Muur era ya inexistente, su fuerza se había visto mermada rápidamente, mas todavía había un gran torrente de poder en su interior, y habría de estar preparado para ello.

En la calma de mis pensamientos extendí mi influencia por todos los recónditos escondrijos de la habitación; percibía cualquier alteración, por mínima que fuese. Todo parecía estar en orden: los cuerpos mutilados de aquellos despreciables cazarrecompensas muertos; el altar donde reposaban hasta hacía un momento los artefactos; Muur arrastrándose vilmente... cuando de pronto me vi abrumado por una indescriptible sensación. Un poder de colosales dimensiones me cegó por un breve instante. El amuleto de Muur, el original, irradiaba una cegadora y cálida luz. Pude sentir cómo retozaba, afligido por un gran dolor. -¿Podría ser que el secreto de la inmortalidad de Muur resida en este artilugio? ¿Y si hubiese traspasado gran parte de su esencia de vida? ¿Es posible que haya ligado su existencia a esta abominable creación?-

Fue en ese instante cuando comprendí que jamás podría llegar a dominar el amuleto. Ese oscuro objeto sólo obedecía a la voluntad de su hacedor, y por más que tuviese las claves para activarlo, nunca sería capaz de controlarlo totalmente. Sin embargo, no podía volver atrás; había pasado muchas penurias hasta llegar a Taris, y el tiempo se agotaba rápidamente. -Nunca contaré con él al 100%, mas sí me permitirá utilizarlo mínimamente-.

Sabía, por algún extraño presentimiento, que aunque Muur no hubiese lanzado su esperado ataque final estaba malherido. Era ahora o nunca. Miré al Lord Sith: -No te llevaré a Korriban anciano. No tengo tiempo para ser tu recadero. Me darás las claves de tu creación, o perecerás en este solitario mundo.- Pronunciadas estas palabras lancé una poderosa descarga al amuleto con la intención de dañar aún más al viejo alquimista. -Yo tengo las llaves de tu libertad. No permitiré que en Korriban desates tu poder contra mí. Dime lo que necesito saber, y pondré fin a tu lastimosa espera. El tiempo de los Antiguos Señores ha concluido; ya no ordenas en la jerarquía-.

-Muur está débil. Debo cerrar este episodio cuanto antes, ahora que Malak se ha revelado he de acumular todo el poder posible para cambiar el orden del Statu quo y mostrarme como el único Señor Oscuro. Y para ello, tengo que reunir las dos últimas piezas de mi puzzle, el artefacto alquímico... y Revan.- Una segunda oleada de rayos, más intensa que la anterior, siguió a mis pensamientos. Disfrutaba la escena, pues podía sentir los gritos del interior del amuleto, que sólo podían proceder del espíritu de Muur allí encerrado.

-Ahora, dime lo que he venido buscando, y tendré contigo una compasión impropia de mí. ¡Vamos! - Necesito el amuleto, mas no me rebajaré por él. Hay más formas para cumplir mis objetivos. Le mataré si es necesario, aunque ello signifique que su secreto se pierda para siempre. ¿Qué me importa este amuleto? No es absolutamente imprescindible. Cuando acabe con Malak y Revan ese antiguo secreto que descubrieron en las Regiones Desconocidas será mío, y la República caerá... ¡Jajaja! - Sin embargo, sabía que si perdía la oportunidad de hacerme con el amuleto mis planes sufrirían un aciago giro.

Por el mero placer de experimentar el sufrimiento de mi víctima, lancé un tercer torrente, esta vez no muy fuerte, para que fuese consciente de que no me importaba sacrificar su magia. -El placer de matarte es mayor que el de poseer los secretos de tu alquimia. No dudes que te mataré si es menester, viejo. Tú decides.- Tomé en mis manos el amuleto. No negaré que cierto temor yacía en mi interior, no era un miedo lo bastante fuerte como para dominarme, pero sí como para hacerme perder los nervios si la situación próxima no se desarrollaba como yo esperaba. -Confío en que mi amenaza haya tenido éxito, de lo contrario, esta gruta podría ser nuestra tumba. Una sonrisa cubrió mi rostro, rígido nuevamente por la presion del momento; no era la primera vez que la muerte se presentaba ante mí, pero sí la primera en que estaría dispuesto a todo por vencerla, aunque eso supusiese destruir este mezquino planeta y todos sus satélites... -Aunque tal vez se encargue Malak de eso.- Medité una vez más, y pude percibir como la Fuerza recorría cada uno de mis nervios; el final, ya fuese el mío, ya fuese el de Muur (y por tanto el de esta aventura), estaba próximo.

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16/10/2011, 17:37
Director

 Era la norma establecida...era un vínculo innegable, un hecho. Siempre dos. Y a pesar de la debilidad de Muur, esta podía ser una ocasión tan buena como cualquiera, sin necesidad de corromper a un jedi para manipularlo, con una criatura entregada a sus pasiones, a su propio temor, que blandía como arma con una facilidad que Kharness hacía mucho tiempo no observaba en nadie...

 Puede que el poder de Korr-Nad-Ul estuviese esclavizando al torturado espíritu del lado oscuro, o puede que sólo fuera una ilusión creada para la distracción, un señuelo que arrojaría a Nad-Ul al abismo y alzaría un nuevo Lord del Sith, un Sith que reclamaría la galaxia para si, aplastaría a Malak con su indescriptible poder, y forjaría un imperio como el que Revan debía de haber soñado...

 Ante las descargas, Murr se retorcía, o era cierto, o su manipulación había alcanzado la perfección.

 - Korr-Nad-Ul...¿es que deseas un esclavo?

 Podrías utilizarme mejor...no ganarías nada con mi extinción. En cambio, si aceptases mi oferta...

 Aquella imagen etérea, irreal, se hizo menos nítida, mostrando su verdadera naturaleza efímera. Era como si el amuleto absorbiese aquella imagen, para no volver a revelarla nunca más. Puede que Korr lo imaginase, o puede que ocurriese de verdad, pero antes de desvanecerse por completo, debilitado por sus actos, Muur mostró una sonrisa de soslayo y una mirada fija hacia sus ojos.

 La ultraterrena voz de Muur se escuchó en la sala, también en el interior de la propia mente de Korr-Nad-Ul, a través de la fuerza, intensa en el poder del lado oscuro en aquella habitación, testigo de atroces actos como la muerte de aquellos mercenarios.

 - No te contaré nada...en cambio, si insistes...te lo mostraré.

 Su tono monocorde fue tétrico, como una voz de ultratumba que lo envolvía todo, sobretodo, el amuleto. El poder de la fuerza se intensificó, y el sith puedo sentirla a su alrededor, como una fuente inagotable de la que era dificil no alimentarse. Era una sensación de plenitud, como abrazar la misma fuerza y unirse en uno con ella. Pero para eso aquel poder parecía exigir su cuerpo, un pago demasiado alto.

 No era invasivo, como lo fue la primera ocasión...ahora acaecía con lentitud y cierta omnipotencia, sin resistencia posible. Korr podía alimentarse de ella libremente, y tornarla en propia.

 Oyó nuevamente la voz en su cabeza...

 - Con el amuleto te has ligado a mí. - Confesó el vil Kharness Muur. - Sólo comparte conmigo lo que sabes, lo que eres...como yo hago contigo.

 entonces pudo sentir una penetrante sensación en la nuca, como si le atravesasen con una espada láser. Ardía, le quemaba, y le obligaba a apretar la mandíbula. Era dolor, al que ya debía de estar más que acostumbrado, pero un dolor intenso y hostil, ardiente, demasiado como para soportarlo...¡y aún así, el era capaz...!

 Sus manos no le obedecían en ese momento, y se dirigieron prestas a su cabeza para soportar el intenso dolor, la jaqueca era diferente a cualquier cosa que hubiese sentido. Era la vileza de su propia naturaleza la que le hería con decisión...pero nada trataba de controlarlo, esta vez, era diferente...al final de cada penetrante golpe de dolor había conocimiento, había poder, había algo tan dulce que nadie podría negarse a tomarlo para sí.

 

 Un aura rojiza rodeó a Korr-Nad-Ul, como si su vínculo con la fuerza se hubiese acrecentado como nunca antes. También lo hizo su comprensión sobre la misma. Sus sentidos se expandieron mucho más allá de aquella sala. Sus ojos se esclarecieron, parecieron menos viles de lo que siempre habían sido, pero un punto brilló en su frente, y un ojo se abrió con intensa y cegadora luz carmesí.

 Entonces sintió a Revan. En aquel mismo planeta, en aquellas mismas cloacas...acompañando de insignificantes formas de vida, desvinculadas de la fuerza, en busca de algo...pudo ver su rostro de forma inequivoca, como una visión del presente. ¿Era su propio poder o los amables susurros de un Muur que tenía sus propias ambiciones?

 ¿Quien era allí la marioneta...?

Muur era débil en su forma, pero podía enseñar mucho al no tan joven Korr-Nad-Ul. Le mostró como existía un vínculo con aquel amuleto, como podría ordenarle remitir la enfermedad Rakghoul en una víctima, o como podría hacer que consumiera a su víctima para hacer de ella un esclavo voraz y terriblemente letal.

 Sintió decenas de esclavos Rakghoul escuchando, por primera vez en eones, sus órdenes. Algunos en los conductos de aquellos túneles, erraticos, pero dispuestos como un ejército...habían sido animales salvajes, monstruos sin entendimiento ni telos en sus vidas, y ahora...eran herramientas perfectas de aquel Sith.

 La voz sonó en su mente mientras el ojo se cerraba y desaparecía de su cuerpo.

 - Ese es mi secreto...sólo a través de mi podrás utilizarlo.

 Pero tranquilo...te será útil. - le explicó, a sabiendas de que no habría tranquilidad.

 Muur no dijo ninguna palabra más, aunque Korr sintiese que podía hablar con él. Podía rechazarlo, como uno se despoja de una túnica que le cubre, protectora. No estaba en su interior. No era posible. Pero si muy cerca de él. Como el amuleto, anexado a él pero de alguna forma independiente.

 Sobraba cualquier explicación...o estaba demasiado débil como para arriesgarse a ser destruído, o era suficientemente paciente como para que Korr-Nad-Ul cometiese un error o simplemente le concediese la "libertad" Era la llave...si, pero..¿era la única llave?

 En su visión de aquellos túneles, como si pudiese percibirlos a través de un terminal, conectado con cada forma de vida y cada sensible a la fuerza, cada Rakghoul, pudo localizar unas celdas donde residían algunos enjaulados, custodiados por estúpidos gamorreanos. Revan y sus acompañantes se dirigían hacia allí.

 

Notas de juego

Puedes rechazar a Muur, aunque no trata de dominarte, sólo de darte..."ciertas ventajas", a cambio, es obvio que tiene transporte gratuíto para salir de Taris, que parece que es lo que quiere inmediatamente.

 Ganas conciencia de como utilizar el amuleto, no sabes si parcial o totalmente (sólo conoces esa clase de aplicación para con la enfermedad), y además tu percepción en/y de la fuerza es mayor.

 En adicción, si aceptas llevar a muur (y su amuleto, que van ligados) tienes la ventaja de que te avise si hay algún peligro inminente, mientras portes el amuleto no pueden sorprenderte por la espalda.

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16/10/2011, 23:01
Ruld

Cuando la duda había provocado mi decisión de tomar parte en la acción, un repentino giro en los acontecimientos me precipitó en una dirección del todo inesperada, aunque sin duda se trataba de una buena dirección. Miré a Carth, que estaba como paralizado sin saber si tocar o no mis cosas y le tiré mi bolsa a los brazos - Recoge mis dispositivos rápido y ten cuidado en no romper nada- le digo mientras recojo la consola portátil para guiar al grupo en la dirección correcta. -Bueno esto esta es la situación- le digo al grupo mientras miro de reojo a Carth comprobando que hace bien el trabajo que le he encomendado -Debemos avanzar hasta la primera bifurcación de conductos, coger el camino de la derecha y continuar hasta que lleguemos a una especie de calabozos o algo así. En esos calabozos hay signos de vida y solo hay uno de estos bichos vigilando- afirmo señalando al gamorreano con la cabeza. -siguiendo por el camino, ya al final, hay otro gamorreano más, defendiendo algo que mis escáneres son incapaces de detectar, algo importante por las molestias que se han tomado en ocultarlo- estaba seguro que en aquel lugar se encontraba el hipermotor, y si no era así seguro que se trataría de algo que merece la molestia. -Teniendo en cuenta todo esto Gamorreano, tendrás que trabajar muy duro para que nos sigas siendo útil vivo- Digo mirando fijamente a aquel ser a los ojos.

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17/10/2011, 13:36
Korr-Nad-Ul
Sólo para el director

Nunca podré explicar qué paso; ni yo mismo entendía lo ocurrido. Muur yacía jadeante, gimoteando como el más enclenque viviente del agujero más pestilente de la galaxia. Una actitud indigna que desmerecía todos sus créditos. ¿Cómo podía ser que un ser tan colosal como él, alguien que parecía haber superado los límites de la propia muerte, se presentara ante mí con u  gesto tan perdiosero y miserable? Habría jurado que tenía su vida en mis manos y él rogaba por algo más que por ella, suplicaba por su redención.

Recuerdo que, a pesar de la incertidumbre que me originaba aquella extraña y peculiar situación, me sentía pletórico. Había vencido en combate a uno de los usuarios de la fuerza más sobresalientes de la historia. ¿Hasta dónde llegaba entonces mi poder? ¿Me habría minusvalorado durante toda mi vida? ¿Por qué no me alcé contra los jedi cuando dejé su corrupta Orden? La satisfacción era máxima. Había encontrado el secreto de la inmortalidad de Muur, y ahora amenazaba con extinguirlo. Tal vez, si mi oponente no se hubiese rebajado a aquellos niveles tan lamentables de lastimosa súplica, habría acabado con él con total determinación.

Mi memoria de aquellos acontecimientos es vaga, ¿o tal vez en su último estertor Muur logró nublar una vez más mi juicio? Fugaces destellos cruzaban mi mente mostrándome restos de tal memorable aventura. Puedo afirmar que miré entonces el amuleto, ahora adosado a mí sin suponer amenaza alguna; escrutándolo comprendí su significado: Muur y su artificio eran uno; estrictamente no era correcto hablar del artefacto de Muur, ya que Muur era el artilugio, y éste era aquél. -¡Qué prodigioso talento! ¡Cuánta sabiduría, y qué desmesurado poder! Y ahora será mío -

¡¿Cómo pude ser tan ingenuo?! Llegué a creer que Muur estaba acabado y que yo heredaría su legado inmortal. Una vez hube terminado todo, habiendo recuperado plenamente la consciencia, me río de mi estulticia, pues había caído en la trampa de ese ser, como un vulgar padawan. Entre gemidos, el Señor Oscuro pronunció unas palabras que me extasiaron: <<Podrías utilizarme mejor... no ganarías nada con mi extinción. En cambio, si aceptases mi oferta...>>.

Estaba dispuesto a escucharle, creyendo que de su sentencia, se deducía su colaboración a cambio de su supervivencia; pero de pronto su apariencia fue atenuándose paulatinamente. -Aquí viene. Su último ataque. Su vida o la mía-. Lo tenía claro: no era factible que ambos sobeviviésemos; uno de los dos moriría en un último y brutal choque. Sin embargo, contra toda cábala que hubiese formulado, se desvaneció. Había desaparecido, dejándome solo en la habitación.

Un par de segundos después el amuleto brilló nuevamente. Entonces pude escuchar su voz; sonaba extrañamente cercana. Una ráfaga de poder me envolvió; me sentía un ser extraordinario. El poder manaba de mí, como si yo fuese una fuente de la Fuerza. Percibía cómo mis sentidos aumentaban, cómo mis capacidades engrosaban exponencialmente. Muur había entrado en mí. -¿Será esta su última táctica? ¿Pretende acabar conmigo desde mi interior? ¿Habré infravalorado sus facultades?- No obstante, era extraño, pues no notaba síntoma alguno de enajenación. Seguía siendo dueño mis actos y de mi consciencia, pudiendo efectuar libremente los designios de mi voluntad. No había rastro de Muur en mi cuerpo, salvo por el desmesurado poder que latía ahora dentro de mí. El amuleto se adhirió más a mi piel; comprendí que me había vinculado con el espíritu del mismísimo Muur.

De pronto un insoportable dolor atravesó mi cráneo. Un sufrimiento como hasta ahora no había experimentado. Notaba mi cabeza partirse en dos, abrasada por el más potente de los láseres. Quería gritar, quería retorcerme de dolor, mas algo me decía que todo aquel tormento era una prueba de mi huésped. Me intenté mantener lo más erguidamente posible, aunque no pude evitar que mis manos abrazaran mi cabeza intentando procurar un alivio inexistente. No podía soportarlo; creí morir... y así lo llegué a desear. Sin embargo, cada punzada venía acompañada de un torrente de emociones: odio, ira, avaricia, venganza... venganza, venganza. Aunque todo sucedió muy rápido, habría jurado que el tiempo dejó de transcurrir durante unos instantes. Pronto empecé a ver; un cegador halo rojizo me envolvía. Su calor penetró en mi interior y un estallido emergió de mis profundidades. Entonces el dolor cesó.

Había renacido. Había dejado atrás cualquier sentimiento misericordiso que tal vez albergara aún, por tenue que fuese. Finalmente había abrazado el Lado Oscuro; tras haber dedicado gran parte de mi vida al profundo estudio del Reverso Tenebroso de la Fuerza, éste me había permitido domarlo. El poder de Muur era mío. Todos mis atributos habían mejorado lo que nunca habrían hecho en toda una vida. Apenas me había fijado en el tercer ojo que me había salido en la frente, cuando tuve una excepcional visión que atestiguaba el alcance de mis nuevos poderes: Rakghouls acechantes. Sentía esas ridículas formas de vida, desplegadas a lo largo de todo el planeta y sus cloacas. Estaban bajo mi control; obedecerían cualquier orden que les diese, aunque ello les llevase a la muerte. -¡Pobres alimañas!- Igualmente descubrí cómo inocular la enfermedad a otras criaturas. -La galaxia caerá ante mí-

Me inundaron nuevas preguntas, pero una idea aterradora apareció súbitamente: ¿no sería esto otra treta de Muur? -¿Y si me estuviese usando como huésped para huir de aquí y llegar a Korriban? Tal vez, cuando abandonemos este planeta aplastará mi voluntad convirtiéndome en un engendro más a su merced. ¡Ya basta! Soy lo bastante poderoso como para impedir que eso suceda.. o, al menos, le plantaré batalla cuando llegue el momento.

Quizá Muur sintió estos pensamientos y lo que aconteció a continuación fue otra estratagema para mantenerme como cuerpo en el que alojarse. Fuese lo que fuese, aquello me convenció, debía seguir con Muur en mí: ¡Revan! ¡Era Revan! No muy lejos de aquí. A pesar de lo que le habían hecho los jedi seguía manteniendo su toque único. Era un individuo brillante, excepcional. Era como mirar al mismísimo corazón de la Fuerza; tal vez él no lo recordara, pero conservaba sus sobrenaturales dones. No cabía duda de su poder, que rivalizaba con el de Muur, y por supuesto aplastaría el mío. -He de llegar a él. Debo encontrarle. Este inesperado golpe de suerte tiene que ser aprovechado.-

-No me importa si soy una marioneta de Muur. Me llevará hasta Revan. Si su influencia comienza a ser demasiado poderosa y pretende hacerse conmigo le enfrentaré. Ahora sólo importa Revan-.

Con mis nuevas capacidades, no me costó mucho dar con la ruta que seguiría mi presa; no dudé un instante más, iría por Revan. -Yo te enseñaré a mirar de nuevo la galaxia Revan. Conmigo aprenderás todo lo que olvidaste... y yo aprenderé de ti los antiguos misterios que descubriste en tu periplo. Serás mío, y después morirás.

 

Notas de juego

Por lo que has puesto, me da la impresión de que me cruzaré con el resto en nada. Como no quiero entorpecer mucho la partida, dime los fallos que veas en mis posts para no estropear el juego.

Siento la falta de nivel; intentaré remediarlo conforme vaya jugando más. Sin embargo, sí puedo mejorar el aspecto narrativo: ¿hay algo en mis narraciones que sea erróneo, o que no debería aparecer?

Agradezco cualquier sugerencia =)

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22/10/2011, 19:45
Quell Breyard

Quell estaba asombrado. No solo había acertado, sino que la información de la pantalla había acabado siendo de utilidad junto con la del cerdo galáctico.

Bueno, no es que quiera decirlo yo, pero… Joder, me merezco un puto premio. Soy un genio. Eso era algo que vosotros ya sabíais. En cualquier caso, ya me lo agradeceréis cuando hayamos salido de esta bola de fango.

Empezó a caminar, mientras miraba de nuevo de reojo  al cerdo. No se fiaba de él ni lo mas mínimo. Era una de esas cosas irracionales que le producían asco y odio a partes iguales. Nunca se había planteado ser de esos que odian a las razas alienígenas, y creía que no lo era. Pero parecía que los gamorreanos era una excepción a su regla interna.

Sin soltar las armas, encabezo la marcha. Tenían que moverse por túneles apestosos y no le gustaba mucho la idea de que al técnico se le hubiera pasado comentar que además de los enemigos conocidos, hubiera algo mas, como por ejemplo, bueno, no sabía. Pero seguro que en una cloaca como esa tenía que haber alguna otra cosa chunga.

Alguien ha pensado que además de los cerdos puede haber algo más peligroso aquí. Si no, los habitantes de esta parte del planeta hace tiempo que hubieran venido a vivir aquí. Es como más seguro. Y eso es lo que me deja inseguro. No sé si me explico.

Una mirada atrás le demostró que su cháchara estaba sacando de quicio por enésima vez al bueno y duro de Doe.
Como podía ser que ese tipo aguantara una ristra de combates con una sonrisa, y su conversación lo dejara seco tan pronto. No debía de estar bien de la cabeza. Seguro.

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08/11/2011, 20:01
John Doe

-Que no se te suba tanto a la cabeza, Breyard. Sólo ha sido suerte y lo sabes.

Golpeo el hombro del chico con confianza, no sonreía, pero Quell podía notar un trato más cercano, ¿amistoso?... quizá eso ya sería demasiado, demasiado para John Doe, alguien sin nombre, sin pasado... y probablemente sin mucho futuro.

Ese escudo protector era lo que no me daba buena espina, y la reacción del gamorreano no había hecho más que acrecentar mis sospechas... ¿El campo de energía estaría para evitar que la gente de fuera entrara? ¿O para evitar que algo malo saliera de allí?... Sea como fuere lo sabríamos pronto, los rakghoul eran duros de roer, pero estaba seguro de que en estas cloacas había cosas bastante más peligrosas.

-Desde luego no te explicas, pero creo que lo pillo, será que me estoy haciendo más listo.-Me encojo de hombros- Y sí, creo que tienes razón, debemos estar alerta, en estas cloacas hay demasiada seguridad... ¿muy sofisticado para ser sólo un cagadero, no? Aquí se cuece algo gordo.

Ya estábamos cerca del lugar donde habíamos visto a esos gamorreanos a través del monitor, le hice al grupo un gesto para que guardaran silencio, debíamos aprovechar el factor sorpresa. Espero que podamos sacar algo en claro de alguno de esos prisioneros.

 

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14/11/2011, 21:13
Director

 La iluminación se hizo más evidente a medida que avanzaban. La guía del gamorreano, después de todo, era fiable. De cualquiera de las formas, sabía que estaba condenado si no obedecía las órdenes al pie de la letra. También la limpieza y la higiene de los túneles. Seguían oliendo a cuerno quemado, pero la evidencia estaba allí, los gamorreanos no debían de ser nada más que los guardias de aquel lugar.

 Quell Breyard estuvo atento a los detalles, sudaba bastante, aunque era normal dada la situación, cada vez descendía más hacia el núcleo del planeta. No tenía buen aspecto, pero..¿Cuándo lo tuvo? Se moría por salir de Taris, todos allí, necesitaban salir pronto de aquel maldito planeta. En su exploración concienzuda de los alrededores consiguió una pda...

 Era la clave que buscaba el viejo exiliado, la pena es que su aprendiz había encontrado la muerte. Sus ropas estaban podridas y de su cuerpo ya quedaba poco. La PDA se conservaba a duras penas y tenía poca energía pero había registrado los movimientos del aprendiz por aquellos túneles, ¿Habrían encontrado la salvación para los exiliados? Es posible que así fuera, aunque el camino les sería dificil aún...tanto que quizás necesitasen algo de ayuda. ¿Estarían ellos dispuestos a concedersela o ya habían perdido demasiado tiempo con aquellos juegos de tesoros y tierras prometidas escondidas?

 Las celdas estaban vacias, y los gamorreanos se resistieron. Pero poco importa cuando un grupo tan preparado se aventura ante el peligro.

 Los gamorreanos que se cruzaron en su camino lucharon, pero fueron vencidos y muertos ante los blásteres de Doe, Quell, Ruld y Onasi. Onasi se había mostrado bastante feliz ante la idea de ayudar a aquellas pobres gentes, ahora sólo faltaba hacerse con el antídoto.

 Evitó preguntarle a Quell por el abatimiento que inconscientemente debía mostrar, era joven y había pasado por mucho en muy poco tiempo. Era comprensible.

 Las defensas de aquel lugar poco pudieron hacer para defenderse del ingenio de Breyard y de la maña de Ruld, ni números ni contraseñas, nada era una barrera suficientemente apta, hasta que llegaron a la última puerta.

 La vislumbraron al final del pasillo, limpio, pulcra como si fuera nueva. Por el camino se habían cruzado con algún que otro Rakghoul, pero una vez que sabes como enfrentarlos con un buen disparo en la cabeza, no hay porqué preocuparse demasiado, no mientras sólo sean uno o dos, cuando son más de cuatro lo mejor era correr y cerrar alguna puerta. Aún no habían aprendido a abrirlas.

 Allí no había ni rastro de la infección, y parecía que se habían librado de todos los guardias. A excepción del gamorreano que les hacía de guía, que ahora no se esforzaba por librarse de su compañía, sus compañeros estaban muertos, parecía conformarse con ser lo suficientemente útil como para vivir otro día. ¡Nisiquiera pensaba en vengarse! O si lo hacía...no lo parecía.

 - Debe de ser una base oculta.

 Obvio Onasi como si revelase algo que no era evidente para todo el mundo.

 - Quizás de alguna banda de Swoop. Aunque me parece excesivo. - Intuyó mientras Ruld se encargaba de abrirla, estaba bien sellada y puede que para el ojo no experto, pareciese que no podía abrirse sino desde dentro. Ruld echó abajo los topes de la puerta con unas descargas y abrio una brecha suficientemente grande como para que pasasen todos a la siguiente sala que parecía más espaciosa, ¡mucho más espaciosa!

 Ruld aún estaba recogiendo los ingenios que les permitían adentrarse allí cuando un sonido llamó la atención de todos sin excepción. La sala, en apariencia vacia dada la perspectiva de la entrada, no era tan solitaria como podían pensar en un principio.

 El gamorreano gimió como si le fuese la vida en ello. Armando un gran estruendo. ¡Ni él se lo esperaba!

 

 ¡El rancor estaba frente a la puerta de la entrada, impidiendo el paso por cualquier hueco! Los chillidos del Gamorreano llamaron su atención, rugió, pero no se acercó a la puerta. Quizás no pudiese hacerdo debido a los grilletes de su cabeza y sus patas traseras. Pero tenía unos brazos largos y fuertes.

 El olor allí no era a ponzoña, era olor a muerte...

 

 

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27/11/2011, 18:48
Quell Breyard

Estaba claro que había caído…

De la sartén al…

No llego a acabar la frase, no era momento para ponerse a charla vivarachamente. Tenían un problema mayúsculo. Se enfrentaban a un bicho que bien podría ser una nave espacial.  Que estupidez, naves espaciales vivas. Nadie viviría para ver algo así nunca en la vida.

Tras pensar un poco, se dio cuenta, de que estaban muy limitados de espacio y de tiempo, aquella bestia ya los había detectado. Era solo cuestión de tiempo que callera sobre ellos como solo podría hacerlo un bicho de las cloacas. Así que pensó todo lo rápido que pudo.

Necesito algo que haga boom, y cuanto antes. Porque esta cosas se nos va a merendar.

Eran solo unos cuantos, y no podían contar con todos, o si. Se acerco al cara de cochino le soltó las manos con su espada, y le tendió la pistola blaster que tenia encima.

Bien amigo. Ahora tu culo corre tanto peligro como el nuestro. Aparca tus ganas de matarme y pelea por tu vida.

Bueno, ahora, eran más luchadores contra la bestia. El técnico, los dos pistoleros, el Republicano y el Matón de bar, un gamorreano asustado y cabreado a partes iguales, suponía, y la pieza estrella, un novato estelar que tendría que estar al otro lado de la galaxia limpiando trajes y jugando partidas nocturnas de sabacc.

No, estaba claro que Quell no tenía un buen día. Y empeoraba por momentos.

Asiendo con fuerza su espada en la mano, pensó que en seria una suerte poder salir de las entrañas de ese bicho en este momento, a pesar del asco que le dio salir de las entrañas de aquel otro ser mutante.

Notas de juego

Tarde pero llega. Y solo quedan 34 dias para que acabe el año, o para que acabe Taris, lo que sea primero. Juas juas juas.

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28/11/2011, 18:25
Director

 Un nuevo mundo ante Korr...ante los propios Sith. ¿Dos? Siempre dos. ¿pero podía considerarse a Muur un maestro? quizás sólo fuese un medio, quizás ambos fuesen el medio que tenía el otro de proseguir con su destino, de dominar a la fuerza, de subyugarla y no caer ante su flujo "preestablecido". Todo aquel cuestionamiento estaba muy bien para los miembros de un consejo jedi, pero tanto el supuesto maestro como el supuesto aprendiz, fuera cual fuese uno u otro, compartían su pasión por la práctica y en ese momento ambos deseaban moverse, ir hacia Revan.

  Korr había investigado mucho, sabía que un mandaloriano llamado Canderous Ordo estaba en Taris y había establecido contacto con el para informarse. Entre otras perlas, gracias a su información, se había enterado de que sólo había una nave capaz de atravesar el bloqueo establecido por el entregado Malak. Ordo era el medio para conseguir hacerse con ella, y su plan de robarla era una excusa perfecta para que se encargase del trabajo engorroso mientras Korr se dedicaba a asuntos más complicados y útiles a...largo plazo.

 Gracias a su nueva capacidad la fuerza rezumada por todo lo existente lo invadía sin hostilidad, mostrandole el planeta casi tal y como era. Había mucho que obviaba, lo que consideraba miserable, eso hacía que su capacidad para comprender su alrededor fuera más reducida. No le importaban los vivos sobre la superficie, los exiliados, o los que estaban arriba, con sus estúpidas vidas. Y su fuerza no era tal como para sentir completamente a Malak...salvo quizás, una leve alteración en la fuerza que no alcanzaba a discenir por completo. Eso quería decir que era probable que "Lord" Malak, como haría llamarse ahora, seguía allí o hacía poco que se había ido...

 También sintió cerca a una joven jedi...poderosa, a su manera, en la fuerza. Una clase de espíritu que los sith solían aprovechar como mano ejecutora...una mano prescindible, no obstante. Había cierta corrupción en ella, corrupción a través del odio, de la derrota, del miedo y de la ira...sólo cabía la posibilidad de que fuese una padawan. En su sondeo vio a Revan, acompañado de cuatro insignificantes formas de vida...una era humana, joven, pero irradiaba energía, la otra más adulta, también humana, pero más madura y disciplinada. Otras dos alienígenas, un gamorreano que estaba allí contra su voluntad, si esque tenía, y alguna clase de feeorino. Ninguno de ellos era sensible a la fuerza, o su sensibilidad era eclipsada por la de Revan...en bruto, sin disciplina, ¡completamente virgen de nuevo para ser moldeada!

 Junto a ellos una gran forma de vida, por el tamaño sólo podría ser un rancor, su único camino a una base oculta. Pero no el único para Korr. Tendrían problemas para atravesar aquella prueba, pero era evidente que si habían decidido hacerlo y no darse la vuelta era porque confiaban en que al otro lado encontrarían algo que deseaban más que conservar sus propias vidas...quizás a esa padawan, o quizás alguna otra cosa...

Notas de juego

Puedes seguir "meditando" y con ello te daré la información que busques (o se actualice en la ya aportada) o tomar cartas en el asunto. Las opciones base más evidentes son o ir hasta allí y echarles una mano (algo complicado si no quieres revelar tu naturaleza de sensible a la fuerza) o saltarse esa sala (puedes, conoces el camino) y llegar hasta lo que puedan desear conseguir para encontrartelos en ese momento. Cualquier otra opción que se te ocurra será posible, puedes poner tus intenciones en el post ^^

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30/11/2011, 20:52
Ruld

Aunque la visión de aquella bestia era impactante, retuve mi impulso de soltar mis ingenios y liarme a tiros. Me había percatado de que aquel rancor estaba encadenado, por lo que teníamos algún tiempo de ventaja si las cadenas resistían.

Mi sorpresa fue mayúscula Quell soltó a nuestro gentil acompañante, un acto del todo innecesario y potencialmente peligroso y que me obliga a ponerme a la defensiva una vez más.

Mi blaster sale de su funda rápidamente y apunto con él la espalada del gamorreano en previsión de que se lanzara contra su intrépido libertador o lo que era peor, contra alguno de los demás.

-No creo que esa sea una buena idea muchacho-le digo a Quell sin dejar de apuntar al gamorreano.
-El rancor está encadenado, si le atacamos rápido y fuerte puede que no le demos tiempo para enfadarse lo suficiente como para arrancar esas cadenas- le digo al humano.

La verdad es que al chico no le faltaba razón en parte y unas buenas cargas explosivas bien colocadas podrían sacarnos de aquel apuro, aunque ahora mismo me encontraba más ocupado vigilando que el guía no se me desmadrara.

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03/12/2011, 17:17
Korr-Nad-Ul
Sólo para el director

Mis miras comenzaron a extenderse por doquier. Rápidamente inundaron la sala en la que me encontraba, y tras esto rebasaron los fríos muros de piedra recorriendo todo el planeta, su superficie y sus entrañas. Nunca antes había gozado de unos sentidos tan agudizados, pudiendo percibir cuanto aconteciese en aquella roca condenada a la extinción. Las dudas, sin embargo, me inundaban: no podía distinguir qué papel jugaba en esta doble existencia que suponía ahora mi cuerpo. Tal vez no fuera más que un cuerpo vacío que creía ingenuamente tener el control de sí mismo, cuando en realidad estuviese bajo el control del Señor del Sith. No obstante, mi voluntad era tan tenaz como al principio. Estaba dispuesto a obtener el control absoluto de mí para, así, poder aprovecharme de mis nuevos poderes e imponer sobre la galaxia. Una galaxia decadente que sucumbirá ante mi estrangulador puño.

Me percaté pronto de que aquellos pensamientos no me ayudarían a salir de aquella estancia. Debía ponerme en marcha. Abandonar los discursos y las meditaciones típicamente jedis que sólo conducen a la inoperatividad para centrarme en la búsqueda de una salida. Revan se movía y si permanecía demasiado tiempo en aquella tenebrosa habitación se escaparía, y con él la oportunidad que tanto llevaba persiguiendo. Mis pensamientos buscaron a Muur; su poder me embriagó nuevamente y me tendió el impulso que necesitaba para emprender mi camino.

Comencé mi marcha. Abandoné el aposento donde instantes atrás había estado el amuleto y continué por los laberínticos pasadizos que articulaban el subsuelo del planeta. Tenía información privilegiada; sabía cómo escapar de este abrupto trozo de roca, algo que desconocían Revan y su cuadrilla. Aprovecharé esta ventaja. Me ganaré su confianza ayudándoles a escapar. Esperaría a que Ordo se asentase sobre sus posiciones, no sería después difícil ocupar un puesto de mando desde las sombras. Ordo, aquel rudo mandaloriano podría ser un buen aliado; no parecía un tipo armonioso, pero sí poseía una inteligencia de la que no hacía gala su apariencia. Con él a mi vera sería fácil convencer a Revan de mi causa; no podría rechazar la propuesta bélica que le ofrecía, pues su naturaleza seguía siendo la de aquel Señor Oscuro del Sith que pasará a la historia de esta galaxia.

Un tenue eco penetró mi mente. Entre todas mis sensaciones se abrió hueco la figura de Malak. Estás ahí arriba. Observando, como un cínico espectador que conoce el desenlace de la función antes de que ésta haya siquiera comenzado. Eres un cobarde, lord sith, y no mereces mi trono. ¿Qué tramaba? Lo ignoraba. No conseguía adentrarme lo suficiente en la mente de Malak como para lograr percibir sus maleficos planes. Aunque estaba convencido de que un final peliagudo estaba reservado al mundo de Taris.

Me abstuve de pretender atisbar los macabros fines de Malak. No podía poner en juego el presente a costa del futuro. Recobré mis sentidos y los focalicé en la escena: percibía otra presencia sensible a la fuerza. Esta vez era una chica. Poderosa, y al parecer entrenada en las artes jedi, pero sus habilidades no podían compararse a las de Revan. No obstante, parecía albergar gran sabiduría y paz, aunque salpicada con pequeñas puntadas de ira y de miedo. No resultaría difícil corromperla y destruir su mente.

Finalmente volví a Revan. Él y su grupo caminaban anárquicamente, sin disciplina ni organización estratégica aparente. ¿Qué te han hecho Revan? ¿Cómo es posible que hayas degradado tanto tu formación? Eso me satisfizo; habían hecho tabula rasa de él. No era más que un niño que comenzaría pronto a dar sus primeros pasos en la senda de la Fuerza... y yo sería su maestro. Me percaté de que se dirigían a la guarida de un rancor. Una sala que debían atravesar forzosamente si no querían retroceder sobre sus pasos. Esa enorme criatura sería demasiado para ellos, sin contar con que no pondría en riesgo la vida de mi exultante presa. Les ayudaría a acabar con esa bestia, lo que me granjearía, sin duda, su confianza.

Sin dudarlo corrí hacia ellos con la esperanza de no llegar demasiado tarde.

Notas de juego

Mi idea era echarles un cable para poder acabar con el rancor, así verían que soy de fiar. No me importaría que viesen que soy usuario de la Fuerza. No creo que esto me cause muchos problemas. En cuanto a la forma de acabar con el rancor, ¿cómo crees que podría ayudarles? Me gustaría tener una aparición chula pero tampoco de sobrado. 

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12/12/2011, 16:19
Gamorreano

- ¡Wiiiggg!

 Fue el quejido más silencioso que el gamorreano había hecho en toda su historia como rehén de aquel grupo tan sin par. Sus manos eran toscas, demasiado toscas para empuñar un blaster con destreza, eso lo convertía en alguien inofensivo o en otra fuente de preocupaciones. Además, su cerebro era tan pequeño que no sabría demasiado bien como funcionaba el mecanismo. ¿Se apuntaba primero o después?

 Aún  así no quería rechazar un arma ante aquella montaña de comillos y garras.

 El rancor había escuchado algo, eso era seguro por su potente rugido, apenas un suspiro tosco y cansado. No avanzó, pero estaba alerta...no tanto como para interesarse en husmear. Si algo pretendía pasar entre sus patas lo devoraría, y no era un pensamiento en su cabeza, era un instinto ahora mismo reprimido de las peligrosas selvas de algún planeta letal para la vida tal y como se conocía en la civilización.

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12/12/2011, 16:24
Carth Onasi

 Carth no dijo nada al ver como John meditaba sobre el asunto. Nunca lo había visto tan inmovil, tan meditabundo y eso casi lograba estremecerle. La mirada era de desconfianza, no podía ser de otra forma.

 

 - No creo que sea conveniente perder un arma en el gamorreano. - le miro entonces a él, como si dijese de forma clara "no te ofendas", pcoo tenía en contra de los gamorreanos salvo que habían intentado matarle en un par de ocasiones, tres con aquella. No dejaban de ser grupos aislados, mercenarios. Los mercenarios hacen esas cosas, aunque no por ello todo esté justificado.

 Miró a Quell y le dirigió sus palabras.

 - Tiene que haber una forma de pasar.

 Es decir. La gente pasa por aquí, sino no tendría sentido tener un Rancor en la entrada.

 ¿Alguna idea?

 Alzó la vista buscando alrededor.

 Quizás algún conducto de ventilación que llegue sobre la puerta...

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12/12/2011, 17:48
Quell Breyard

Tío, el dueño de esa bestia quizás pase por aquí. Pero te aseguro que yo no paso por ahí sin haber liquidado primero al mastodonte ese.

Quell no sabía qué hacer. Normalmente las peleas eran cosas de Carth y Jhon, y los dos estaban por otras opciones.

Si una niña entrara aquí por accidente seguro que nos agradecería que lo matáramos. Porque, y si más adelante no hay una salida, y tenemos que volver. No me gustaría verme dos veces con esta situación.

Creo que hay que liquidarlo. Lo que no se es como hacerlo sin que nos despedace en menos de lo que tardo en decir Rancor al horno con ración de chilindrón.

Quell era consciente de que su labor en aquel grupo podía pasar por ser un ayudante, pero desde luego no era nadie para imaginar cómo tirar abajo un bicho que era más grande que algunas naves en las que había viajado.

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24/12/2011, 11:03
Ruld

-Trae acá- espeto a la vez que arranco el blaster de las manos del Gamorreano sin dejar de apuntarle, -apenas puedes sujetarlo, será mejor que se lo devolvamos a su dueño- digo y acto seguido lanzo el blaster a las manos de Quell.

Ahora con el gamorreano desarmado, podía centrarme en observar la estancia con detenimiento, mientras me ayudaba con los mapas que me había descargado anteriormente. Era posible que existiera un paso oculto en la sala, o algún conducto de ventilación lo suficientemente grande como para que cupiéramos todos, como había apuntado Carth.

En el caso de no haber ningún paso, la solución estaba clara, coser a tiros a aquel monstruo esperando que la adrenalina no le hiciera romper las cadenas que lo ataban, o que su cuerpo inerte, tras una lluvia de mortales haces de luz, cayera obstruyendo la entrada. En este ultimo caso podríamos acudir a Quell que ya contaba con experiencia en atravesar monstruos repugnantes.

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03/02/2012, 20:52
Director

No mucho tiempo después...


  Todo había salido a pedir de boca salvo porque el Gamorreano estaba muerto, había explotado en miles de pedazos, y Carth Onasi olía a vísceras de Rancor. Por lo demás no podían quejarse demasiado. ¿Cómo acabaron con el Rancor? Lo cierto es que se trata de una historia bastante espeluznante, y Onasi prefería que no fuese de conocimiento público, claro que, sus compañeros podían mantener o no su palabra. John había accedido a no volver a recordar aquel suceso jamás. El mérito de la derrota del Rancor, una derrota total que acabó con su muerte, estaba repartido entre el ingenioso Ruld, capaz de fabricar un explosivo casero, la entrega como soldado Republica de Carth Onasi que se ofreció "voluntario" con un empujoncito de Doe para colocarlo en el interior del Rancor, con el valiente Gamorreano que había sido su prisionero, por evitar con toda su grasa que los colmillos del Rancor seccionasen a Carth Onasi en dos partes perfecta, por la decisión de Quell y su buena puntería, y en última instancia, gracias a Korr-Nad-Ul y John Doe por demostrar una perfecta compenetración en el combate cuerpo a cuerpo contra grandes bestias.

 Korr-Nad-Ul había resultado un útil aliado en aquellos túneles, apareció en el preciso momento en el que tenían problemas, frente al Rancor, e hizo demostración de habilidades atípicas sólo comparables con las que realizaban algunos caballeros jedi. No fue necesario que Ruld "hackease" la entrada detrás del gigantesco trasero del Rancor, sólo hizo falta un gesto de la mano de Korr, disimulada en su túnica, para que obedeciese a su voluntad y permitiese el paso.

 Hablaba poco y resultaba algo misterioso, pero sabía moverse por aquel enclave subterraneo a pesar de reconocer que no tenía nada que ver con aquella banda de moteros. a propósito de la banda, debemos mencionar que no fue nada sencillo recuperar el motor que estaba buscando Ruld, y todo resultó en una batalla en la que la solución sólo podría resumirse en matar o morir.

 Cuando Ruld había cumplido su objetivo, todos estaban más cerca de su meta, aunque todos la compartían de una u otra forma. Todos querían salir de aquel maldito planeta de una vez por toda...¡parecía que llevasen media vida allí encerrados! y la sensación claustrofóbica que producían las alcantarillas, porque no podía llamarse de otra forma, no ayudaba en absoluto.

 Quell cada vez se encontraba más enfermo y lo cierto es que no sabían muy bien porqué...tuvo que vomitar en alguna que otra fosa, quizás porque no se acostumbraba al hedor que había allí abajo.

 Korr-Nad-Ul pronto se ganó la confianza de John Doe, almenos aparentemente, y aquel misterioso usario de la fuerza no dudó en compartir con ellos su plan de fuga. Que...por casualidad, encajaba a la perfección con los planes del grupo.

 Nad-Ul había contactado con un mercenario llamado Canderous hacía unos días, y se había ofrecido a sacarle de allí si hacía algo por él. Pero para eso necesitaban calentar tanto las cosas con las bandas de swoop como para que el Señor del Crimen al que servía tan obedientemente quisiera romper el bloqueo con su nave, una que por lo que decían "es la más rápida de la galaxia". Korr-Nad-Ul parecía confiar en que Canderous Ordo decía la verdad, y pronto todos acabaron creyendolo.

 Con el hipermotor de Ruld recuperado, conocieron a uno de los lideres de las bandas de swoop, era extraño ver como un hombre de su edad y encima ciego, había sido capaz de organizar una banda como aquella, almenos aquel grupo de "activistas" no les recibía a tiros y espadazos. Ofreció a todos participar en una carrera de motos swoop, el evento que necesitabais para hacer saltar chispas entre todas las bandas que allí se congregaban.

 Mientras se hacían con los preparativos, Korr-Nad-Ul y Quell Breyard se encargaron de conseguir algo más de información, concretamente, en la base Sith de la ciudad Alta. Códigos de atraque, disposición de las naves en la órbita de Taris, e información útil que mantenía atadas a algunas personas al servicio del cuerpo militar de los Sith. Quell pudo borrar ciertos archivos que involucraban a cierta chica, y Korr-Nad-Ul, con la ayuda de Breyard, terminó por derrotar a un iniciado de Darth Malak. Puede que su sable laser quedase inservible, pero Korr-Nad-Ul no dudó en hacerse con un par de piezas útiles, puede que supiese fabricar esa clase de armas...

 Breyard cada vez se encontraba peor, pero Korr-Nad-Ul no podía permitir que Quell volviese muerte a la "base" en uno de los apartamentos que había establecido Carth Onasi. Fue inexplicable, pero lo cierto es que cuando Quell despertó de un desmayo (o quizás un golpe en la cabeza) estaba completamente fuera de peligro y se encontraba más sano que nunca. De la oscura mano de Korr-Nad-Ul surgió una jeringa que contenía, según él, un antidoto para la enfermedad Rakghoul, aunque sólo era una dosis.

 Quell desapareció a los pocos días durante un rato, algunos sabrían después que había decidido contribuir a un bien mayor gracias a la contribución de Korr-Nad-Ul, si éste, no le había engañado por completo.

 Ruld había estado ocupado dejando a Taris indefensa, para ello tuvo que hacerse con un droide, T3-M4, que consiguió gracias a un dinerillo aportado por Doe, quien sabe como, quizás con peleas ilegales, robado, o saqueado de los cuerpos de los pandilleros muertos en la ciudad media. Era fiel a Doe, pero era totalmente servicial con Ruld. Sin cañones en la mayoría de artilleras Sith de aquella zona, salir del planeta sería algo menos movido y sólo tendrían que preocuparse del bloqueo.

 Al final llegó el día en el que la competición de Swoop debía celebrarse, y aunque John, Korr y Quell participaron, sólo John y Korr pudieron hacer frente a las clasificaciones. Doe tenía el mejor motor posible, y Korr parecía bien entrenado en el manejo de esos vehículos. Quell ganó una sola carrera, y cuando estuvo a punto de matarse tras estrellarse con uno de los obstáculos de la pista, lo dejó a punto de conseguir el segundo puesto en la competición, dejando vía libre a sus compañeros. Los miembros de las otras bandas estaban indignados, y comenzaron a protestar.

 Lo cierto es que el premio era peculiar, se trataba de Bastila, la jedi, y el hecho de que cuando todo comenzó a caldearse, Ruld y Carth estuviesen intentando marcharse con el premio, cabreo demasiado a todos los involucrados. Como salieron de allí nuestros héroes es más cuestión de suerte, o quizás de la fuerza, que de la habilidad.

 


Mientras tanto...


 Darth malak observa la superficie de Taris con soberbia, en su mente está muy presente como ha sometido a Darth Revan, como ha sometido a todo su ejercito y como comienza el sometimiento de toda la Galaxia ante su imparable y creciente poder.

 El almirante le interrumpe, ha sido llamado, y ahora ha de cumplir su voluntad.

 - La búsqueda de Bastila nos está llevando demasiado tiempo y esfuerzo. - su voz era artificial en su entera esencia, el dispositivo en su mandíbula generaba aquel siniestro sonido que formaba aquellas palabras, las mismas que podían decidir la vida o la muerte de aquel con quien hablaba - No podemos arriesgarnos a que escape de Taris. - explicó dándole la espalda a aquel insignificante ser.

 - Destruid el planeta entero. - Espetó con la serenidad de alguien que es cruel por naturaleza y no tendrá remordimientos. Mientras, se cruzaba de brazos, consciente de su abismal poder.

 el almirante osó replicar:

 - ¿E...El...planeta entero...Lo...Lord Malak? Pero...¡hay billones de personas en Taris! estari...Estariamos condenando a civiles inocentes a la más horrible de las muertes. Sin contar los hombres que quedan a nuestro servicio en la superficie del planeta.

 Bajó el mentón y estuvo a punto de cerrar los ojos. Aguantó la respiración, temeroso.

 Entonces Lord Malak dio media vuelta, descruzó sus brazos violentamente y la capa tras él se elevó un instante a punto de golpear al almirante. Malak era alto, incluso para alguien como el almirante, y se inclinó sobre él como la misma muerte, oscuro, sólo iluminado por la superficie del planeta en cuya órbita acechaban como depredadores. Acercó su diestra al rostro del almirante, y formó un puño para dejarle claro que aquello requería de toda su fuerza.

 - Tu predecesor una vez cometió el error de cuestionar una de mis órdenes. Almirante...¿Será tan estúpido de cometer el mismo error que su antedecesor?

 Casi arrodillandose unió sus manos, el almirante se disculpaba, pues su vida iba en lo siguiente que dijera:

 - Por...Por supuesto que no, Lord...Malak. Haré lo que ordena - trató de mantenerse firme, de hacer lo que él ordenaba - Pero llevará unas cuantas horas posicionar la flota.

 - Entonces le sugiero que empiece cuanto antes, Almirante - Le concedió como una amenaza más que como un consejo.

 El almirante no lo dudó y tras su permiso, procedió a llevar a cabo las órdenes tras un débil - Si, Lord Malak. Como ordene, Lord Malak.

 Volviendo a cruzar sus brazos sobre su pecho, Lord Malak se giró para contemplar el nuevo objeto de sus planes. Taris se convertiría en una bola de fuego una vez más.


En algún edificio de la ciudad Alta de Taris...


  todos estaban reunidos en un lujoso apartamento, no era como los apartamentos de los refugiados, se trataba de algo mucho más lujoso. Camas acolchadas, cojines suaves de terciopelo, criados, esclavas twi'lek, bebida y sobretodo espacio, mucho espacio...y aquella era sólo una de la infinidad de habitaciones que poseía aquel Señor del Crimen.

 Canderous les había llevado hasta la boca del lobo. Todo estaba preparado, salvo la recta final. Habían accedido a seguirle hasta allí, no podían volver atrás, y de sus acciones dependía su destino y quizás el de toda la galaxia. Canderous se reuniría más tarde con ellos, mientras, podían suponer porqué les hacían esperar...y es más, porqué las puertas de la habitación estaban selladas magnéticamente para impedir que caminasen libremente por aquel enclave del crimen...

 Bastila estaba en silencio y así había permanecido incluso tras recuperar su sable de luz. No hablaba con nadie, nisiquiera con Carth, que no estaba muy agusto tratando con mercenarios del intercambio y señores del crimen. Suponía, no obstante, que el fin justifica los medios en algunas ocasiones...como estas.

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05/02/2012, 16:59
Quell Breyard

Bueno, y ahora que. Supongo que no vamos a quedarnos aquí encerrados hasta que decidan lo que quieren de nosotros. Verdad.

No sé si lo sabéis. Porque solo lo he dicho una docena de veces. Pero creo que después de haberles proporcionado toda la cobertura que podían sacar para escapar del planeta, es muy probable que estén cargando la nave y se vallan de aquí dejándonos tirados.

Pero si soy al único que le preocupa esto….

Quell no podía estarse quieto. Los últimos días habían sido del todo apasionantes, y sobre todo, muy mortales. Aunque habían sabido escapar poco a poco. Tenían un grupito bien avenido, y a pesar de que disfrutaba mucho con ellos. Salir del planeta era algo que tenía que tener prioridad.

Sin embargo, los líderes del grupo habían decidido fiarse quizás un poco más de la cuenta del mercenario, y él no estaba muy desacuerdo.

Mientras los demás pensaban en sus sabias palabras, el se dedico a toquetear el panel de control de la puerta, que sencillamente no le hacía caso.

Y Ruld estaba más perdido en sus pensamientos que de costumbre. Antes había dicho que necesitaba pensar en la manera más eficiente de sacar una nave del planeta… esperaba que fuera verdad.

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05/02/2012, 17:17
Bastila Shan

- Somos nosotros los que hemos decidido ser poco más que prisioneros.

 Su tono era casi hiriente, sino hacia Quell Breyard, lo era hacia sí misma por estar conforme con sus pensamientos en voz alta.

 - ¿Tan débil se ha vuelto nuestra voluntad? En manos de otros que bien podrían traicionarnos.

 Carth ¿Es esto todo lo que has conseguido?

 Miró a Quell con reproche, la mujer apenas era una cría, como él, pero tenía un cuerpo bien forado y unos ojos que escondían una fuerza sin igual, también albergaban frustraciones complejas, reproches, con otros y consigo misma, y tenía un brillo de orgullo y soberbia propia de los jedi de aquel entonces.

 Estaba sentada, con las manos sobre las piernas, entrelazadas, aparentemente tranquila, y cerraba los párpados con expresión de superioridad, quizás porque meditaba para, en efecto, sentirse por encima de los demás. Si es que era posible meditar allí.

 Estaba nerviosa, pero jamás lo reconocería.

 - Hubiese sido mejor quedarse en aquella jaula. - Se quejó entredientes con una expresión en su semblante de serenidad, una serenidad que podría parecer fingida. Se refería a ser prisionera de las bandas swoop, según ella, lo tenía todo bajo control. Incluso la recuperación de su equipo, en el que se encontraba su "sagrada" espada jedi.

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05/02/2012, 17:25
Carth Onasi

Menudo humor.

 Pensaba Carth mientras decidía a quien prestar mayor atención, a Bastila que le transmitía una sensación oscura, como si de repente se fuese a levantar y echar la puerta abajo, o a los inocentes intentos de Quell con el terminal de la puerta, si por casualidad la abría, querría salir de allí y estarían en serios problemas.

 - No tiene sentido que nos hayan traído hasta aquí para marcharse después. Algo...no acaba de encajar, pero no creo que nos piensen dejar en tierra.

 dijo bastante optimista.

 - Quizás quieran matarnos antes con sus propias manos, o vendernos como esclavos al intercambio. - Espetó cruzado de brazos, esta vez, con su verdadero optimismo.

 Sonreía de soslayo manteniendo la espalda apoyada en una de las paredes de duracero.

 Aquello era tranquilo y aunque les habían servido bebidas, prefería no tentar a la suerte, no quería que le durmieran, le envenenaran o...lo que fuera que pretendiesen.

 ¿Se estaba volviendo un poco paranoico?

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05/02/2012, 17:34
T3-M4

- Breet-Deet.

 Bit, beep, deet.

 Seguido de un sonido agudo dificil de seguir, la cabeza del droide giraba de un lado a otro y sus orugas le desplazaban de un lado a otro con el mismo nerviosismo que demostraba Quel al teclear en la pared. Seguramente él pudiese hacer algo al respecto, pero no tendría mucho sentido que les hubiesen encerrado allí con un astrodroide a sabiendas de que este podía acabar con la seguridad de la sala en cuestión de unos segundos, dandose mal, de unos minutos.

 Era bastante molesto.

 - ¡Deet!