Partida Rol por web

Zelka ponía esmero en curar las magulladuras de la twi'lek, aunque aún no le había puesto un precio a la cura no debería ser demasiado cara. Estaba entretenido con su trabajo como para darse cuenta de los cuchicheos de Quell, sin embargo, los comentarios sobre la enfermedad Rakghoul no pasaron desapercividos. Con cierto pesar y severidad acabó por contestar primero a John, Breyard encontraría su respuesta después:

  - Lamentablemente tiene razón. La única forma de acabar con el sufrimiento de un contaminado por esa enfermedad es un tiro en la cabeza. Quiero pensar que es posible elaborar un suero. De hecho, los sith que bajan últimamente a la parte superficial de Taris llevan una especie de remedio. si tan sólo pudiese conseguir una pequeña muestra...

 La República estaba elaborando un antidoto completo, la enfermedad de Rakghoul es la enfermedad de los caníbales bestia. Transforma el cuerpo, violentamente, deformandolo y toma el control del contaminado. Lo...lo mata desde el interior y se hace dueño de su cuerpo. No es posible curar a un infectado ya transformado, sin embargo, si se consigue llegar a tiempo...se puede detener esa locura. Desafortunadamente el suero sólo está en manos de los Sith, y no tienen la intención de entregarselo al pueblo. Tiendo a pensar que les da igual que estemos vivos o muertos.

 Después los golpecitos de John y su pregunta pusieron algo violento al médico, apartó sus manos de la twi'lek que ya tenía una pequeña gasa encima de la herida, el remedio estaba dado, y avanzó varios pasos hasta que pudo tranquilizarse, su mirada retaba a Doe.

 - Es el almacen. Ten..Tengo suministros médicos. Apartate de esa puerta.

 Negó con un movimiento de su brazo derecho, muy enserio, no era quien para amenazar, pero la clínica era de su propiedad, se sentía insultado por algún motivo.

El jovencísimo Quell se dejo llevar por las palabras del médico y casi estuvo a punto de asustarse. Aquella enfermedad tenía que ser algo muy malo, y no quería verlo de cerca. Así que se prometió que no bajaría a la superficie del planeta por nada del mundo.

Sin embargo antes de que pudiera añadir nada a lo de la enfermedad el Medico respondió de una manera abrupta a Jhon. Y eso solo significaba que pasaba algo raro. Y para el médico era un problema, porque aunque lo que dijese fuera verdad, al señor Doe no se le daba muy bien ser retado en ningún terreno. Era un cabeza de buque.

Hizo una mueca mirando a Carth, intentando pedirle ayuda para que Doe no le descorchara la cabeza al médico como un wookie enfurecido. Pero este parecía intrigado en lo que había detrás de la pared.

Y todo había sucedido de repente y sin planteárselo el. El solo quería esconderse un rato, y buscar algo con lo que disimular al bothan, que daba un cante terrible, y a la guapa padawan. Ese sería un punto que tendría que repasar mas tarde. Ahora tenía cosas que curiosear.

Yo no he visto nunca muchos almacenes de tiendas medicas, pero me la sensación de que eso no es lo que dice. Que vamos, que si me saca el certificado de compra del local y el albarán de gastos para el almacén no tendré ninguna duda, pero mientras me va a parecer un poco raro ese ruido.

Se paseo unos pasos aquí y allá, sin ánimo de parecer peligroso, intentando distraer la atención del médico de delante de Jhon. No quería sonar amenazador, pero si divertido ante la respuesta del doctor.

¿Certificado de compra del local y el albarán de gastos para el almacén? Miro a Quell Brayard y me tapo la cara con la palma de la mano. Madre mia... ¿así pretende intimidarlo?. Menos mal que es un doctor chocho y no un asesino del intercambio, que si no ya estaríamos a tiros. Sonrío.

¿Que me aparte de la puerta, no?. Y este payaso quien se cree que es para darme órdenes. Me acerco a él, mirándo su brazo como algo quebradizo que podría retorcer con facilidad para obligarle a abrir esa puerta, pero miro de reojo a Carth Onasi, somos de la República y toda esa mierda, tenemos que dar buena imagen. ¿No?. Te daré una oportunidad, sólo una oportunidad, así que mide bien tus palabras, matasanos.

-Lo que quiere decir mi amigo, es que YA estás abriendo esa puerta, o le diremos a todos que te infectaste de Rakghoul y hubo que aplicarte la cura de emergencia.

Lo miro directamente a los ojos, con el dedo en el gatillo del fusil, aún sin apuntarle. Tanto él como su ayudante están acorralados en la clinica, si intentan alguna estupidez saben que tienen las de perder. Lo que estaba claro es que ese tío y el gallito de su ayudante estaban haciendo algo raro... y yo a los gallitos los desplumo.

Miro a Onasi con cierta cara de poca gracia, pero sin darle mas importancia. Luego miro a los presentes sin apenas dar credito a lo que veo, detectava mejores formas entre los wookies de Kassik.

-Ya basta Jhon, creo que no estamos en situación de amenazar a nadie y menos a quien nos ha prestado su ayuda, si quieres ponerte a pegar tiros hazlo, pero no en un centro medico y poniendo en peligro a gente agena a nuestros asuntos.

Me levanto de la silla, mirando con ceño fruncido al mercenario. Mi brazo ya estaba cubierto por las gasas y el dolor se había detenido.

Miro a la jedi llevándome la mano al mentón. ¿Pero los jedis no eran protectores de la paz por toda la galaxia bla bla bla etc y toda esa mierda?. Niego con la cabeza, tienen a un tio encerrado en el almacén y a la Tw'lek parece que le da igual, si Bastila es igual de zorra ahora entiendo por que nos dejó tirados en la Espiral Endar.

-¿Que cojones te pasa hermana? A mi no me ha ayudado este traficante de órganos.

Me encojo de hombros, lo que estaba claro es que Aladina se había dado cuenta de que había alguien en ese almacén, y no parecía estar ahí por propia voluntad. Si Brayard se había dado cuenta, era evidente que una jedi también. Siempre era igual, todos juzgando mis actos, haz esto, haz lo otro, esto está bien, esto no... Joder, debería viajar con un droide asesino, seguro que él no me cuestionaba.

-En fin, ya que mi grupo no me apoya, puedes seguir a lo tuyo, Doc, me la suda a quien tengas encerrado en el almacén y lo que estés haciendo, ya he tenido bastantes problemas por hoy.

Le doy unas palmaditas en el hombro al doctor, y vuelvo a apoyarme en la pared con desinterés. Lo mismo cuando entré a casa de la tia esa, Dia, que les jodan a todos, encima que intento ayudar, bastante tengo con poner a salvo mi culo como para que encima me anden con reproches. Además, esto no entra dentro de mis obligaciones como perro de la República.

Miro a la Brayard, y luego a la jedi, cuanto antes paguen por los servicios antes podremos marcharnos de aquí.

No esperaba que un individuo asi se parara a escuhar o entendiese el significado de mis palabras, pero tengo claro que no perdería el tiempo discutiendo o dando explicaciones. Me acerco a la misma puerta y hablo al medico con toda la tranquilidad de la que carece el mercenario.

-Abra la puerta por favor, si son solo suministros medicos entonces no tiene nada que ocultar ¿no?.

Mi gesto es tranquilo y mi tono de voz no sube ni baja mas de lo normal, pero aquel anciano podría tener claro que si no la abría él, la abriria yo.

Quell estaba perplejo. No daba crédito. Un mini rapa polvo por parte de la jedi y mister Doe, el hombre de acero había dejado de hacer lo que tenía en mente y se había apartado, así que eso tenía que ser esos poderes jedi de los que había oído hablar. Que capacidad. El se había quedado perplejo señalando alternativamente con un dedo a la joven y al mercenario. Era como si nada encajara.

De repente empezó a reírse. Aquello rompía el momento de tensión que estaban viviendo. Mientras la padawan intentaba usar sus poderes con el médico. Desde luego, había que tener mucha cara para pensar que un tipo que reaccionaba mal al darse cuenta que lo habían pillado infraganti accedería de buena gana a abrir y enseñar su cotarro.

Podía ser que traficara con órganos como decía Jhon, o puede que se dedicara a descuartizar alienígenas. Aunque seguramente sería algo más sencillo. Tendría escondido a alguien de la república, y como aun no nos había identificado como tales, no había querido decirnos nada.

Todo podía ser, pero estaba claro que detrás de la puerta había alguien.

Mire Doc, abra esa puerta y explíquese. No somos gente peligrosa. Bueno el sí- dice señalando a Doe- pero hasta el es un tío majo con una o dos copas encima. No somos Sith si eso le preocupa. Y aquí a la joven como al resto nos preocupan los ruiditos que vienen de detrás de esa pared. Así que no juegue a vacilarnos.

Después le guiña un ojo. Y sonríe nuevamente. Se lo está pasando pipa.

Aunque si no quiere, la amiga seguro que usa poderes de esos y lo convence. Porque sino no se como hizo que el grandullón no le pisara la cabeza.

Tras hablar se acerca caminando a el Bothan y deja el resto de la conversación en "stand by". Tarde o temprano conseguirían averiguar lo que pasaba, fuera por el método de Doe o por el de la joven Jedi. Era solo cuestión de tiempo.

Ya fuera de la conversación peliaguda y mirando de frente a el Bothan intenta conseguir algo más de información.

Sabes que pensé que tu raza eran más altos. Bueno eso da igual. Puedes decirme como te encuentras y describirme que os ha pasado con un poco más de detalle. Y si puedes también dime qué planes tenéis tú y la chica.

Otra vez se le paso la imagen de la joven, y de lo que debía de haber debajo de aquellas túnicas Jedi.

Nosotros estamos buscando a Bastila- bajo la voz para decir eso y bajo el volumen a partir de aquel punto. Aunque estaban suficientemente lejos y había suficiente escándalo para que no se pudiera percibir bien la conversación que iban a mantener-. Ya tenemos un piso franco, ya sabes, un sitio donde meter nuestro culo y ponernos a salvo. Pero aun sabemos poco de este lugar. Esta hasta los topes de enemigos, y bueno, esa armadura. Da un poco el cante. ¿No crees?

Sin quererlo ya estaba otra vez soltando otro rollo de los del, iba a decir algo mas pero se dio cuenta de que no había dejado espacio para que el Bothan contestara ninguna de sus palabras, así que le dio una oportunidad.

- Que....¿Qué no sois Sith? - Aunque Zelka estaba francamente intimidado no retrocedía y mucho menos variaba una expresión de enojo que se había ido haciendo más severa a medida que los compañeros hablaban. Su mirada iba danzando de unos rostros a otros con cierta perplejidad. Entran en mi clínica y se creen los amos, ¿Pero que se supone que...?...

 Amenazas constante por parte de mucho de ellos, salvo por la dama, que como una señorita hablaba de forma sensata, no puedo agradecerle que lo haga, pero con esta banda de delincuentes es lo más sensato que he oido de sus bocas. Negué. Si estos mercenarios me delatan a los Sith estaré en apuros.

 - ¡De ninguna manera! ¡Esta es una propiedad privada! ¡Salgan de aquí ahora mismo!

A pesar del jaleo, gurney estaba alejado y en sus cosas, aunque miraba de reojo no parecía enterarse de nada. Mi mirada lo controlaba, si prestaba atención en algún momento le pediría que se fuera. El jovencito se acerca al Bothan y cuchichea, ...esto no me gusta..., yo niego con la diestra y la cabeza, seguro de que no les permitiré entrar ahí.

  Sin embargo, la puerta no es más que una gran puerta de almacen, grande y en apariencia sellada, salvo porque su cerradura es demasiado simple y podría forzarse sin demasiados problemas.

Asyr sonrió a las palabras de Quell y asintió afable. Se miró las ropas dirigiendo sus ojos hacia su pecho y sacudiendose un poco el traje. Le había costado horrores conseguirlo y ahora no servía para nada. Pero era un ser muy adaptable, tanto que no le preocupaba demasiado. Mostrando sus dientes en una sonrisa habló en básico al joven de apariencia pícara:

 - Creo que lo prefiero a ir desnudo, joven. Si eso es un ofrecimiento para quedarme con vosotros, por el momento...acepto. No se preocupe por mi atuendo, o mi presencia en Taris, no influirá en su búsqueda. Yo sólo quiero salir de este planeta en el que no soy bienvenido. Si puedo ayudarles en algo, cuente conmigo.

  Pasaré inadvertido, se lo aseguro. Sin embargo...Veo que tienen ciertos problemas. Puede que...sea buen momento para que les eche una mano. Si me lo permite...

 De aspecto alargado, aunque de poca estatura, el Bothan avanzó entre el grupo con una tranquilidad pasmosa, se acercó a la puerta y colocó la diestra peluda sobre el panel de control. Pocos segundos después se haría a un lado y sonreiría inocentemente a Quell.

Un sonido de descompresión es claro para todos los presentes, sea como fuere, el Bothan ha modificado la puerta, ahora no le sería dificil entrar ni a alguien tan poco sutil como John.

La cara del joven Breyard se enciende viendo con que pasmosa velocidad y acierto el nuevo amigo que había hecho, abría la puerta de la trastienda. Se quedo patidifuso al ver que era capaz de hacer algo, que el mismo hubiera tardado un rato en hacer.

Lo que significaba que en aquel extraño grupo que se estaba formando sus cualidades empezaban a escasear. Buenos guerreros, diplomáticos empedernidos, a su manera claro, y ahora un tipo que era un hacha con las cerraduras. Lo que estaba claro era que estaba en buena compañía. Pero podría el mismo dar aportar algo a aquellos que le acompañaban. Seguramente solo su cháchara.

Bueno, pues ya está abierta. Creo que podemos descartar el misterio.

Dice mirando la puerta. Luego mira al el doctor. La verdad es que se estaba portando. No entendía el porqué de aquella reacción tan brusca. De repente era como un animal acorralado. Y quizás fuera que se sintiera así. Pero también era verdad que él no entendería por lo que ellos estaban pasando y que podía ser que dentro hubiera algún amigo suyo.

No sé si lo sabe jefe.- dice para el doctor desde mas atrás.- Hay una guerra ahí fuera, y nosotros somos los buenos. Y usted, privado o no, parece un tipo sospechoso. Aunque me aun me cae bien. ¿Y bien, que trata de ocultar?

Se queda con los brazos en jarras apoyados en las caderas, mirando con cara de bobalicón. Está seguro de que en breve se volvería el tipo tranquilo y sosegado que el necesitaba. Era un medico, por estadística tenía que ser buena gente. No como el otro tunante que les atendió al principio. Mocoso pretencioso.

-¡Genial, pulgoso!

Hablo al Bothan de forma afectuosa, y al pasar junto a él le doy una palmadita en el hombro. Por fin alguien útil, joder. Sonrío ampliamente a Quell Breyard, lo cierto es que el chico tiene iniciativa, aunque cualquiera de esta sala podría darle una paliza, incluso ese pequeño droide recolector de basuras, jajaja, pero tiene cojones. Aunque debería cerrar un poco la bocaza, cuando ha dicho que no somos Sith hemos perdido una gran baza.

Me dispongo a abrir la puerta de forma brusca, sea lo que sea, vamos a descubrirlo, y no creo que el doctor tenga el valor ni la capacidad necesaria para detenerme. Así que estamos en guerra y nosotros somos los buenos. Pobre Brayard, tiene ese "idealismo" caracteristico de la juventud, seguramente lo más cerca de una guerra que ha estado ha sido en los camarotes de lujo de la Espiral Endar, con los años y las decepciones ya entenderá que en la guerra no hay buenos, ni malos, solo distintas ideologías, distintas formas de actuar... lo único que hay es gente muriendo, de ambos bandos.

El joven muchacho, se rio de buena gana viendo la cara del hombre mientras se pasaba la mano por la frente como quien se quita el sudor.
Luego dio un par de pasos mirando los tanques.

Tranquilo Doc, ya no hace falta que diga nada. Mire mis ropas con atención. Estoy burdamente disfrazado, pero si se fija bien se dará cuenta, que mi uniforme es igual que el de los hombres y mujeres de esos tanques.
Pensé que se había dado cuenta de que somos de la república al vernos entrar.
Ahora relájese. No vamos a disparar a nadie.

Dicho eso miro a Jhon y siguió acercándose.

Bueno, al menos la mayoría. Esta usted delante de los soldados de la Espiral de Endar, una nave de la república que ha sido destruida por las fuerzas de Malak el loco hace unas horas. Así que deje de enfadarse, hombre, que estamos todos en el mismo barco.

Chasqueo los dedos. Mirando los tanques, eran un poco distintos que los que el había visto. Aquello le llamo poderosamente la atención. Su planeta natal producía en grandes cantidades material que se usaba para los tanques bacta y algunos servicios médicos más. Aunque nunca le habían interesado especialmente cómo funcionaba la transacción ni que se hacía para conseguir el efecto curativo, estaba seguro de que aquello no estaba hecho de las mismas materias primas, o que había sido manipulada.

Cayó en cuenta de que estaban con la puerta abierta, y podían llegar enemigos en cualquier momento. Así que por gestos hizo entrar a los que estaban fuera.

Amigo, -dijo dirigiéndose a el bothan, porque aun no se había quedado con su nombre- puedes cerrar, para que tengamos más intimidad. Si nos quedamos con la puerta abierta podemos tener visitas inesperadas.

Espera... espera... ¿Malak el loco? JAJAJAJA. Este Brayard es la ostia. Camino adentrandome en la sala, sonriendo ampliamente, esto si que no me lo esperaba. Me acerco despreocupadamente a uno de los tanques de bacta, y golpeo su cristal con los nudillos, como llamando a una puerta. Toc, toc, toc.

-¡Eso! Alegra esa cara, Doc. ¿No ves que somos todos amigos?

Le doy una palmadita amistosa en el hombro, y sigo curioseando por la estancia, acercándome para mirar de cerca los uniformes de mis... ¿compañeros?. Así que el doc está jodiendo a los Sith. ¡Jajaja! Después de todo Brayard a tenido una buena corazonada trayéndonos a esta clínica.

-Además, fijate bien-Digo girándome hacia el doctor y señalando a Onasi.-¡Es Carth Onasi! El héroe republicano. ¿Como no ibamos a entenderlo, hombre?

El tío tenía valor, aquí cobijando republicanos en una ciudad controlada por los Siths. ¡En sus propias narices!. Sea como fuere, ahora conocíamos su secreto, y él conocía el nuestro, quizá nos fuera útil para llegar a la ciudad baja. Vuelvo a acercarme a él, colocandome a poca distancia, como queriéndo intimidarle con mi mayor envergadura.

-Supongo que tu ayudante está al tanto de todo esto...

Digo en un tono de voz algo más bajo. No quiero que el otro capullo nos venda a los Sith.

Carth se llevó la palma de la diestra a la cara con una expresión de incredulidad bastante bien caracterizada, del grupo los únicos que parecían un poco más sensatos eran el Bothan y la padawan, pero su iniciativa, al menos por parte de su nuevo amigo peludo, sólo había hecho que empeorar las cosas. Trataba de ignorar las palabras de Doe, y levantó los hombros junto a las manos como diciendo: ¡Eh, eh, a mi no me metas en esto! Sin embargo no tardó en tomar de nuevo una expresión firme, una sonrisa de medio lado común en su rostro, casi con cierta incredulidad y su inherente buen humor.

  - Me alegra ver que en Taris aún quedan amigos de la República, Doctor.

 Lo dijo orgulloso de ello, pero estaba a un lado sin avasallarlo, parecía nervioso, incluso protegía los tanques. Sus sentidos estaban puestos detrás de la puerta, ahora cerrada, ese Gurney era de otra calaña.

Asyr cerró la puerta sin problemas, incluso le aplicó el sellado, era muy sencillo y pensó que posiblemente aquellos tipos quisiesen hablar con el doctor a solas sin permitirle el lujo de escapar.

  Asique héroe de la República...y....entiendo...

 La mente del Bothan maquinaba un plan de escape de Taris, o quizás EN Taris. De momento alzó el pulgar de su mano derecha afirmando a Quell, ¡está hecho!

Zelka negó nervioso, pero duró sencillamente poco, acabó por negar definitivamente con la diestra y encararlos con una mirada severa.

 - ¡Silencio! ¡Cuidado con lo que dicen! ¡Si los Sith se enteran de esto nos matarán a todos! ¡Estais en un planeta bajo un bloqueo Sith, lleno de tropas! ¡Lo último que desearía es que descubriesen que estoy ayudando a estos pobres diablos a sobrevivir!

 Forn tenía sus motivos, y aunque observó de arriba a abajo a Carth seguía en sus trece.

 - Ya han venido a registrar la clínica varias veces, creen que todo Taris es suyo, incluidos los servicios médicos. Si...necesitais una cura quizás pueda ayudaros, pero sino, me temo que tengo que pedirles que salgan de aquí.

  Ya tengo bastante buscando el suero de la enfermedad Rakghoul, asique...casi es una lástima que no seais Sith, daría lo que fuera por una muestra de ese antídoto que llevan.

 Hizo una pausa, su tono seguía siendo severo pero se notaba mucho más sereno.

 - Cuando...llegaron aquí, nos lo robaron todo. Simplemente saquearon la clínica. Se llevaron mis estudios y mi nuevo antídoto, ahora no puedo seguir mis propios pasos para conseguirlo. Si la enfermedad se extiende a la ciudad baja, estamos perdidos, pero ellos no lo entienden. No les importa Taris. Sólo esa jedi.

 Cayeron algunas cápsulas de emergencia, pude traer algunos supervivientes aquí. Otros tantos murieron.

 Caminaba hacia la puerta. Ya estaba cansado de lo que le parecía un interrogatorio forzado, había optado por confesarlo todo. ...El suero...tengo que trabajar en el suero...

Quell había visto como el buen doctor había terminado por derrumbarse. De repente se sintió incomodo. Si eran aliados no había hecho falta forzarlo hasta tal extremos, pero quien podía culparles, en los tiempos que corrían en la galaxia, el ser una buena persona se pagaba muy caro, y bien podía haber sido otra situación.

Intento centrarse en lo que estaban hablando. El médico estaba erre que erre con la enfermedad esa. El tenia claro que no quería ningún contacto. Pero también tenía claro que de alguna manera le debía una al doctor.

Bueno Doc, si conseguimos algo de ese suero, le aseguro que yo personalmente se lo traeré.

Lo decía de corazón. Y como de costumbre sin pensar en las consecuencias, no se había parado a pensar que podría tener que pelear con los siths para lograr traer ese antídoto. Pero qué demonios, era su palabra, y la mantendría, sino no le quedaría nada.

Por otro lado, el médico había nombrado algo que era importante, no sabía cuánto, pero era importante.

Dice usted que cayeron más compañeros nuestros, y una jedi. Sabe donde exactamente. Los aliados son ahora más que nunca imprescindibles.

No esperaba que el médico supiera tanto como para resolver todos o ninguno de sus problemas, pero tenía claro que cualquier información por vaga que fuera, era un punto de partida que podría darles un camino a seguir, ahora mismo estaban bastante perdidos. Aquel planeta era una ratonera, y aun eran una panda de ratones desorganizados. Si al menos supieran a que jugaban, podrían plantearse alguna cosa más. Pero todo a su tiempo.

- No..¡no hables tan alto! Cualquiera podría pensar que estoy conspirando contra los Sith.

 No le gustaba el trato que estaban teniendo, se dirigió a la puerta, el bothan había hecho arreglos, y era irónico que al buen doctor le llevase mucho más tiempo abrir su propia puerta en su clínica que al compañero alienígena del grupo. Antes de que se abriese susurró de forma tétrica.

- La mayoría murieron, los pocos que acabaron en la ciudad alta estuvieron aquí o están aquí. Los demás fueron ejecutados públicamente. Algunas cápsulas cayeron lejos, demasiado. Los sith fueron en su busca, pero me temo que no puedo arrojar luz a estos acontecimientos.

 Ahora, si no quieren disponer de atención médica he de pedirles que salgan de mi clínica.

 Salgan de mi clínica-Entonces la puerta se abrió. Gurney estaba mirando desde lejos pero se dio la vuelta inmediatamente, puede que para él, tener a aquellos soldados allí no fuera ningún misterio, o simplemente estuviese engañado. Zelka se echó a un lado y los miró instandoles a salir alzando la diestra que señalaba la puerta de entrada.

 Estaba serio, pero mantenía la calma.