Partida Rol por web

Jared estaba asustado, algo nervioso y tremendamente preocupado. Las palabras de Vincent hicieron bastante mella en él, ya que aunque tenía enormes lagunas sobre todo lo ocurrido era consciente del suceso y de la trascendencia que tenía. Sabía que aquellos momentos era el hombre más odiado de toda América. Jared asentía tímidamente a las preguntas que Vincent iba soltándole de vez en cuando, volviéndose cada vez más consciente de que su situación no auguraba nada bueno para su futuro.

Jared se rascó la cabeza, miró al suelo de la celda y después levantó con timidez sus ojos hasta encontrarse con los de Vincent, no pudo mantenerlos más de un segundo y cuando le habló lo hizo con la cabeza gacha.

-S-si lo hago... si acepto... Enton... entonces... P-podré... ¿S-seré inocente? - La confirmación por parte de los agentes le hizo mostrarse a punto de ser convencido. Sin embargo mantenía sus reticencias. -No sé, tío.  T-tengo mie... miedo. M-me acojona que... que puedas encontrar auténtica mierda en mi cabeza. ¿Y sí...? - Negó con la cabeza y se cayó pero la mirada de Vincent le invitó a seguir expresando sus temores. -¿Y sí me obligó a hacer algo jodido? Algo que... que no... que no recuerde.

Vincent insistió sutilmente, recordándole lo bueno que sería para su defensa colaborar con la investigación, limpiar su nombre, atrapar al auténtico culpable y, mostrando abiertamente su empatía hacia Jared, recordándole que fue él quién le prometiera salir de aquella historia del autobús con vida. Finalmente, Jared miró por fin a los ojos de Vincent y asintió con la cabeza.

-Vale tío... Me fio de ti. L-lo haré.

El formulario 24/77-B era el documento estándar que se utilizaba para que un interrogado, testigo o sospechosos accediera a dar su consentimiento para que un agente de la UDIM le pudiera leer la mente sin ningún tipo de responsabilidad por haberlo hecho. Pusieron el documento frente a Jared y éste lo firmó con mano temblorosa mientras miraba a Vincent para ganar confianza. Después empezó el show de Vinnie Valenti.

-Sí, listo. -Respondió Jared soltando todo el aire contenido mientras Vincent se arremangaba y se preparaba para utilizar su poder en la mente de Whitten. Entre tanto, Umbridge y Mackenzie observaban desde la sala contigua a través del espejo falso.

Todo empezó bien. Vincent entró en la mente tras superar algo de reticencia que hizo que una pequeña mueca arrugara el rostro de Whitten. Nada fuera de lo normal. Enseguida pudo escuchar en su propio sistema auditivo los pensamientos de Jared.

-Joder. Espero que esta mierda no duela. Vinnie, tío, por favor. Tengo miedo. ¿Qué encontrará? Espero que nada chungo... Joder. No quiero haber hecho nada malo. Ojalá que no me hayan obligado a hacer nada malo...

Pero a Vincent aquello no le interesaba, así que puso más presión en el cerebro de Jared y pasó a escarbar en una profundidad mucho mayor. De pronto, se encontraba en un yermo. Un lugar vacío y desolado. Una especie de desierto urbano donde los edificios se alzaban altos y las calles eran avenidas anchas pero donde no habitaba ni un alma. Un viento agitaba las hojas de periódicos que atravesaban las despobladas calles. De vez en cuando aparecía una figura en el horizonte, sólo para desaparecer cuando Vincent trataba de avanzar hacia ella. Tras intentar concentrarse mejor para enfocar aquella figura difusa, Vincent pudo verla reaparecer brevemente. Era una mujer, seccionada en varias partes. Sin embargo, no había sangre, y aunque estaba despedazada no recordaba a un cadáver descuartizado sino a un Picasso reinterpretado de alguna manera por Dalí.

A continuación, Vincent sintió una estática mental que le impedía centrar las imágenes que llegaban a él, las cuales se mostraban borrosas y confusas. El agente de la UDIM trató de centrar las visiones pero Jared empezó a descontrolarse. Primero la reacción instintiva de todo organismo a expulsar los cuerpos extraños, luego unas violentas sacudidas, y finalmente la crisis total.

Cuando Vincent abrió los ojos se encontró frente a él a un Jared Whitten completamente fuera de sí, de rodillas en el suelo y con las manos en la cabeza agitándose violentamente de un lado a otro en un estado casi hipnótico y aullando como un poseso.

-¡¡¡AAARRRGGG!!! ¡El Antrófago! ¡El verdadero Antrófago nunca fue atrapado! ¡Sigue ahí fuera! ¡Sigue suelto! ¡Quiso que me uniera a él!

Todo el mundo en la brigada conocía ese nombre. Era como decir Charles Manson, o el Hijo de Sam. El Antrófago había actuado unos años atrás durante un terrorífico verano en el que había traído de calle a toda la policía de la ciudad con una brutal ola de asesinatos. Fue un año antes de que se creara la UDIM, pero el asesino había sido atrapado y puesto entre rejas gracias al arduo trabajo policial que hicieron los detectives asignados al caso con la colaboración de todo el departamento. Los perros viejos de la policía de Nueva York todavía contaban batallitas sobre aquel loco verano en los bares de policías de la ciudad.

Jared tardó un rato en calmarse, e incluso fue necesaria la intervención de la doctora Davis que miraba al grupo con mala cara y cierto rencor. Después de haberle frito el cerebro ligeramente durante su detención, ahora durante el interrogatorio le provocaban una crisis mental. Vincent tenía un poder para leer las mentes demasiado intenso, y Jared una estructura mental demasiado débil. El hambre y las ganas de comer, vaya. A pesar de todo lo ocurrido, antes de que se fueran, Jared les habló en voz alta mientras la doctora Davis le media la tensión.

-Lo... lo siento, Vinnie, tío. N-no recuerdo más, y... joder. Esto ha dolido. Es confuso, ¿sabes, tío? Mis recuerdos. Todo se hizo borroso y... y luego me encontré en el autobús echándole la culpa de todo al fluoruro y a las Naciones Unidas... - Jared se derrumbó en sollozos entrecortados de frustración. -Lo siento, tío.

La doctora Davis les pidió que se fueran y dejaran descansar tranquilo a Jared con toda la educación que pudo reunir. Aunque en su manera de apretar los dientes y en como se le ensanchaban las aletas de la nariz, era fácil intuir que de buena gana se lo hubiera pedido de un modo menos asertivo.

Lo que a priori parecía un interrogatorio de manual con confesión garantizada por el asalto a un autobús y la toma de rehenes mediante el uso de poderes mutantes; se había convertido en un retorcido caso en el que quedaba claro que había alguien tras Jared moviendo los hilos y perturbando su frágil mente para controlar sus actos. No obstante, habían conseguido unos cuantos hilos de los que tirar tras su charla con Whitten. A destacar con fosforito y flechas gigantes recubiertas en luces de neón estaba el tema del Antrófago, del cual no les estaría mal refrescar la memoria y consultar los archivos viejos del caso, e incluso buscar a los agentes responsables de la investigación. Luego, tenían varias pesquisas más que podían seguir remontando un poco el historial de Jared, como la doctora Wortman o su archivo en el Departamento de Servicios sobre Mejorados, donde podrían encontrar más información sobre Whitten al estar registrado por medio del artículo 18, e incluso podrían visitar su apartamento y contactar con sus familiares más cercanos.

Minutos después, algo más calmados gracias a un cigarro y un café, Vincent echó la memoria atrás para rememorar el terrorífico verano del Atrnófago. Aquel lunático se había cobrado varias víctimas durante el verano del 2024, y  volvió loca a toda la ciudad, llegando a enviar trozos de una de sus víctimas al servicio de noticias de la WNBC y subiendo vídeos a extraños y oscuros portales de Internet con la voz distorsionada. Todavía no existía la UDIM, y fue la policía ordinaria quien se encargó del tema. Vincent no recordaba el nombre de los agentes encargados, pero seguro que algún compañero lo sabía, como Ryo, que era un listillo de cojones. La paranoia no tardó en hacer efecto en la ciudad, hubo varios heridos apaleados por turbas encolerizadas que acusaron de ser el Antrófago a algunos muchachos que no tenían nada que ver. El Antrófago fue arrestado finalmente y terminó confesando su crimen después de que se encontraran restos de las víctimas mortales en su jardín. El susodicho era Waldo Maclagan, un mutante que no dudó en hacer gala de su poder de rayo aplastador durante la detención, hiriendo de gravedad a varios agentes. Maclagan fue condenado a cadena perpetua tras la confesión, aunque luego se retractó en un famoso programa de televisión, puede que fuera el de Tod Stahl o el de Jimmy Kimmel, Vincent no lo recordaba bien. De lo que sí estaba seguro es de que una vez en la cárcel, un par de años después, otro preso lo asesinó apuñalándole con algún objeto contundente en reiteradas ocasiones. Un tal Leonard Meyer Leonard, o Lennard Nosequé Leonard. Era uno de esos capullos con un nombre rimbombante.

Mientras Mackenzie hacia acopio de provisiones en la tienda de Maggie para lo que sin duda sería una apasionante búsqueda del tesoro en el archivo de la UDIM, Vincent y Umbridge fueron cogiendo sitio y preparaban unas tazas de café bien cargado. Para entrar en el archivo simplemente tenían que saludar a Phil, un aburrido policía de 120 kilos, y firmar en la hoja para que Phil les hiciera entrega de la llave que daba acceso al paradisíaco mundo de los casos archivados de la Unidad contra Delitos de Individuos Mejorados.

Había que joderse.  A pesar de que vivían en la era de la información, de que la tecnología había mejorado hasta el punto de que las nuevas redes de 7G estaban proporcionando un ancho de banda infernal para navegar por Internet, y de que la domótica y el llamado Internet de las cosas estaba despegando en todas las instituciones publicas y en la vida ordinaria de las personas, aquel puto estercolero que llamaban archivo estaba todavía lleno de cajas de documentos impresos y escritos a mano que ni siquiera tenían una etiqueta en condiciones, sino que se diferenciaban externamente por un marcado a rotulador que indicaba el mes y el año de cada caja repleta de expedientes. Para más inri había un ordenador en una de las mesas del archivo, pero debía ser de la década de los dos mil y funcionaba a pedales, cuando lo hacía, porque la mitad del tiempo estaba estropeado. Informatización de documentos, lo habían llamado.

Mientras buscaban las cajas que contenían los casos del año 2024, y entre ellas daban con aquellos ficheros que contenían el caso del Atrófago, el teléfono de Vincent comenzó a sonar, mostrando en pantalla una ridícula foto de Ryo Fujimori.

-Oye, lector de materia gris, ¿qué te dicen tus poderes de vidente sobre el próximo partido? Te apuesto cien pavos a que los Celtics le dan una paliza a tus amados Knicks. - Ryo quedó a la espera de que Vincent aceptara el trato, aunque era raro que aquel jodido chaquetero apostara ahora contra los Knicks, pues Vincent lo tenía como un fan de los Knickerbockers mayor incluso que él. Además, por muy buen equipo que tuviera Boston, los Knicks contaban este año en sus filas con Luka y Zion, la mejor pareja de toda la liga, apostar contra ellos era como regalar el dinero. Este año los Celtics, todavía vigentes campeones, no tenían nada que hacer. -¡Ja! ¡Doncic se ha lesionado, tío! Dos semanas fuera. Bah, les regalamos este partido a los Celtics y que se confíen de cara a Playoffs. Oye, ¿está tu hermana por ahí? Dile que le diga de mi parte a su admirador secreto que le vuelva a enviar tarta, las flores que le han traído ahora no saben tan buenas. Joder, tío, ¿te acuerdas de la tarta? ¿Dónde era que la había comprado? Tengo una cita el viernes y estaría de lujo poder sorprenderla con una tarta así. Le diría que la he hecho yo y que tengo otro postre aún mejor. Tu ya sabes lo que quiero decir, amigo mío... ¡Pues claro! La receta del flan de mi abuela. A ver, hablando en serio, ¿hay algo mejor que eso? El puto flan de mi abuela es insuperable. Bueno, oye, que la teniente Edwards me está echando una de esas miradas de Medusa tan adorable que tiene en su repertorio, te dejo antes de que me convierta en piedra a través del cristal de su despacho. El agente que investigó la movida esa del Atrófago fue Vince Wood, del distrito cinco, recientemente jubilado. No, este no cumplió el cliché de morir cuando le faltaban dos días para jubilarse, sino el otro cliché. Tiene un bar en Woodlawn. ¿Adivinas la temática? Exacto, irlandés de los cojones. ¡Bueno tío, te veo luego!

El trabajo en el archivo fue bastante denso y farragoso, buscando a través de carpetas y archivos mezclados. El caso del Antrófago había dado para una infinidad de informes y documentos varios: policiales, forenses, testimonios de testigos... Finalmente, tras horas de trabajo pudieron, no solo finiquitar la caja de donuts que había traído Mckenzie, sino también conseguir ordenar una secuencia cronológica de eventos durante aquel verano.

2 de mayo de 2024: La cocinera de comida rápida Delma Black desaparece al salir de su trabajo en el Comedor del Este, en un distrito mixto residencial y de negocios cerca del centro de la ciudad.

5 de mayo de 2024: La casera Roberta Warren se queja a un inquilino por los olores extraños que emanan de su apartamento. El inquilino, Waldo Maclagan, responde con malos modos, pero los olores pronto desaparecen y Warren no vuelve a pensar más en el tema.

17 de mayo de 2024: Los residentes del número 37 de Aldwych Crescent, el Sr. y la Sra. Zadovsky, informan de las actividades de un merodeador en su patio trasero. La policía llega una hora más tarde encontrando huellas en el jardín, pero no señales del intruso. Aldwych Crescent forma parte de un ostentoso barrio residencial.

19 de mayo de 2024: La banquera de inversión Morgan Cook, que llegó tarde a una cena en el número 37 de Aldwych, llama a la policía para informar sobre lo que parece haber sido un robo. Los Zadovsky, y otros dos invitados, Bill Thorley y Kika Bard, han desaparecido. En la escena del crimen se encuentran manchas de sangre y la evidencia del uso de un Rayo Aplastador. Las palabras <<FIN  DE LOS TIEMPOS>> están garabateadas en una pared con sangre, junto a un extraño símbolo como una voraz cara sonriente.

31 de mayo de 2024: Roberta Warren descubre que Maclagan ha abandonado su apartamento después de dejarlo impecablemente limpio.

3 de junio de 2024: Un paquete entregado a los servicios de noticias más importantes de la ciudad, los de la WNBC, contiene la mano izquierda de Julius Zadovsky, junto con un vídeo de la tortura y el asesinato de Kika Bard.

7 de junio de 2024: La joyera Amandine Warren es asaltada mientras salía a correr no lejos de Aldwych Crescent por un hombre en una camioneta que al parecer llevaba una máscara. Cuando ella huye a través de un patio vecino, la camioneta la persigue pero es detenida por una valla frente al 140 de Northcote Road.

12 de junio de 2024: El mensajero Bernard Leichter desaparece mientras que su vehículo de reparto se desliza frente a una torre de oficinas.

14 de junio de 2024: En un mensaje subido a YouTube, un individuo enmascarado que se hace llamar el Antrófago se atribuye la responsabilidad por los asesinatos de Julius y Deann Zadovsky, Bill Thorbey y Bernard Leichter. Su voz está distorsionada electrónicamente. El algoritmo de la plataforma elimina el vídeo en las 8 horas posteriores a su subida, debido a un incumplimiento de sus políticas de contenido, pero el vídeo aparece replicado en otras páginas similares para compartir vídeos.

16 de julio de 2024: Una doncella llega a su trabajo en el 140 de Northcote Road (el lugar donde Amandine Warren pudo escapar) para encontrarse que la puerta está abierta y los residentes Bart (42 años), Colleen (36), Emily (12) y Caden (7) Guest han desaparecido. Signos del uso de un Rayo Aplastador son encontrados en la escena. Una vez más hay un mensaje garabateado en la pared junto con el voraz personaje feliz. <<LA PERDICIÓN ES INMINENTE>>

28 de julio de 2024: En un segundo vídeo del Antrófago, el hombre enmascarado afirma haberse comido partes de sus víctimas y se proclama a sí mismo "el heraldo de un nuevo apocalipsis". Hace una llamada a sus compañeros mutantes para alzarse y devorar a los no mejorados.

29 de julio de 2024: En tres incidentes independientes, sospechosos de ser mutantes son atacados por turbas. En cada caso, los instigadores del incidente creían que se trataba del Antrófago. Posteriormente se demostró que todos eran inocentes.

Julio - Agosto de 2024: La atmósfera de terror engendra una cadena de incidentes violentos por toda la ciudad. Las tiendas cierran temprano. El turismo cae en picado. Policías retirados son devueltos al servicio activo para aumentar las patrullas.

9 de agosto de 2024: El marido de la agente inmobiliario Joanna Painter denuncia su desaparición cuando no vuelve a su hogar después de enseñar una casa.

12 de agosto de 2024: En un tercer vídeo, el Antrófago saborea brevemente un plato de pasta y luego dice: "Mmm, auténtico sabor a agente inmobiliario". Después anuncia su intención de "subir en la cadena alimentaria hasta alguien de quien todo el mundo ha oído hablar".

17 de agosto de 2024: Los guardaespaldas mejorados del Dr. Lucius Quade detectan a un merodeador enmascarado en los jardines de su propiedad. Le persiguen, y aunque se les escapa uno de ellos, Annice "Vengadora de Ébano" Beedell, lee su mente y ve un edificio de bloques de hormigón oculto entre sauces.

18 de agosto de 2024: La interpretación que un dibujante de la policía realiza de la escena capturada por Beedell se difunde a través de los medios de comunicación.

19 de agosto de 2024: Un incoherente Antrófago, posiblemente intoxicado, aparece en un último vídeo negando que alguna vez haya consumido la carne de sus víctimas, y ofrece una tregua de un año si la policía deja de buscarlo.

20 de agosto de 2024: Un chivatazo anónimo identifica el edificio del dibujo como el que ocupa un pequeño solar en una zona rural a veinte millas de la ciudad. Las policías estatal y local coordinan un ataque a la propiedad, deteniendo a Waldo Maclagan. Hiere a varios oficiales con su rayo aplastador antes de ser reducido por una descarga de agua.

21 de agosto de 2024: Maclagan niega ser el Antrófago a pesar del descubrimiento de restos humanos parciales en su propiedad.

Las siguientes semanas, los científicos forenses identifican las partes de cuerpos encontradas en su propiedad como pertenecientes a los Zadovsky, Bill Thorley, y tres miembros de la familia Guest.

17 de septiembre de 2024: Maclagan solicita una nueva entrevista con la policía y confiesa los seis asesinatos que pueden relacionarse directamente con él por medio de las pruebas forenses. No confiesa otras desapariciones claramente conectadas con esos crímenes.

4 de abril de 2025: Maclagan es declarado culpable de los asesinatos mencionados en su confesión y condenado de por vida a prisión sin posibilidad de libertad condicional. Los asesinatos de Painter, Black y Leichtner permanecen técnicamente abiertos, pero ya no se investigan activamente. Maclagan comienza su sentencia en la Cárcel Correcional Kane, aislado de su población general.

23 de octubre de 2026: En una entrevista televisiva con el presentador Tod Stahl, Maclagan se retracta de su confesión.

26 de febrero de 2027: Maclagan es asesinado de una puñalada mortal por el recluso Leonard Wayne Lennard.

28 de febrero de 2027: Lennard confiesa el asesinato alegando que se ganó la confianza de Maclagan durante un período de meses, "hasta que supo todo sobre él", y entonces se acercó lo suficiente como para apuñalarle con un cepillo de dientes fundido.

Muchas de estas cosas las recordaban vagamente, otras con mayor intensidad, especialmente el tema de los vídeos y el ambiente que se respiraba en aquellos días en la ciudad. Sin embargo, otras como las frases que había escrito el Antrófago y la carita sonriente habían sido mantenidas en secreto por la policía. Los informes de la investigación estaban firmados por el agente Vince Wood, por lo que Ryo había dado en el clavo. Tras buscar, clasificar y organizar toda aquella información, los tres agentes se encontraban exhaustos. Era ya de noche, apenas habían comido aquellos donuts y un par de bocadillos fríos de la maquina que habían ido a buscar junto a los litros de café que habían ingerido. Las sillas de plástico les habían molido la espalda, y el día había sido ya demasiado intenso como para continuar en aquel maldito edificio.

Mackenzie inspiró profundamente ante las cajas repletas de papeles con la historia del horror vivido en Nueva York durante el periodo de tiempo en que el Antrófago acechaba en las calles. Explorar en los archivos era un trabajo duro, pero no le desagradaba. Le daba cierta perspectiva de los profundos cambios que se habían producido en el mundo con la llegada de los mejorados y le permitía echar un vistazo al mundo policial clásico. El de los investigadores con instinto y pocos recursos que conseguían sobreponerse a la falta de medios para lograr atrapar al malo. A pesar de que a veces se habían cometido errores había que reconocerles el mérito. 

¿No suena todo demasiado orquestado? Las pintadas, los mensajes apocalípticos, los vídeos, la máscara, el canibalismo… Suena a asesino en serie de novela negra o de thriller policíaco.

- Reconozco que el tipo parece tener cierto amor por la teatralidad, Adele. Es una manera bastante eficaz de llamar la atención de las masas. No sería el primero. El asesino del Zodiaco envió cartas y criptogramas a los medios de comunicación.- 

Mientras examinaba los papeles Mackenzie iba tomando notas de todas aquellas cosas que llamaban su atención. Lo cierto es que la información que habían ido acumulando sobre el Antrófago era escasa, a pesar de la ingente cantidad de papeles que contenían aquellas cajas. 

- ¿Por qué dices que el caso de Black es el único que no coincide, Adele? A mí lo que me llama la atención es que es capaz de llevar a cabo el secuestro de hasta cuatro personas a la vez. Está claro que el tipo no solo tiene poderes mentales, sino que es muy hábil. Yo diría que el tipo tiene un área de caza. Los Zadovsky, Bill Thorley y Kika Bard desaparecieron en Aldwych Crescent.  Amandine Warren fue perseguida cerca de Aldwych en Northcote Rode., justo donde desapareció la familia Guest. Es un acechador... Curiosamente, el tipo solo dejó mensajes escritos en los dos secuestros masivos que llevó a cabo. El de Aldwych Crescent y el de Northcote Rode. ¿Tal vez porque tienen una especial trascendencia para él? ¿Creéis que es casualidad que la Policía consiguiera detener a Waldo después de un chivatazo anónimo? No lograron encontrar los restos de Black,  Painter, ni Leichtner. -

Mckenzie se frotó el pelo de la coronilla mientras las ideas fluían a través de sus cansadas neuronas. - ¿No os da la sensación de que hay dos modus operandi totalmente diferentes? Por una parte, hay dos secuestros grupales, cuatro personas cada vez, todas ellas dentro de residencias en un área muy concreta, en ambos casos con mensajes en las escenas del crimen: "Fin de los tiempos" y "La perdición es inminente" y curiosamente son estos cuerpos los que se encontraron en la propiedad de Waldo Maclagan. Por otra parte, tenemos secuestros individuales, todos ellos en plena calle. Delma Black al salir del trabajo como cocinera, Bernard Leichter desaparece en su vehículo de reparto, Joanna Painter al ir a enseñar una casa como agente inmobiliario. ¿Casualidad? En ninguno de estos crímenes se dejaron mensajes, tan solo desaparecieron de la faz de la Tierra y ninguno de sus cadáveres fue encontrado. Son los tres casos que permanecen abiertos. -

La joven suspiró profundamente mientras un dolor de cabeza empezaba a instalarse lentamente en su lóbulo frontal. - Las víctimas, el modus operandi, la firma, el lugar de los crímenes... Todo es diferente. No creo que a todas estas personas las secuestrara la misma persona. Creo que hay dos asesinos. - Sus palabras resonaron en sus oídos y de repente se dio cuenta de que llevaba un rato hablando sola en voz alta. Miró con cierto aire de disculpa a su hermano y a Adele y se echo a reír. Se levantó y se estiró en toda su longitud. - Perdonad, tíos. Creo que me he dejado llevar. Necesito una cerveza. Estoy contigo, hermanito, vayamos a visitar al viejo Wood. ¿Quién sabe? Igual hasta podemos comer algo decente. - 

El bar de Wood, en el Woodlawn no se llamaba Woodie´s, sino el Viejo de Cork, y era una taberna irlandesa decorada al más puro estilo irlandés, es decir, que predominaba el color verde, la bandera de Irlanda, las cruces celtas, los tréboles, las mesas de madera y el olor a cerveza negra. Woodlawn era, de hecho, un barrio irlandés que se encontraba en el extremo más al norte del Bronx. Allí todo el mundo era descendiente de algún tipo que bajó del barco hablando gaélico. Aunque la mayoría de los grandes barrios étnicos de Nueva York habían ido despareciendo en pos de la gentrificación, Woodlawn todavía pervivía como una zona con una identidad muy arraigada donde sus habitantes daban la sensación de ser recién llegados. Las casas eran unifamiliares, con cruces católicas en las puertas y una iglesia en el centro del barrio. Por un momento parecía que habían viajado hasta algún pueblo de la vieja Isla Esmeralda.

El barrio estaba plagado de esos pubs, como les llamaban los irlandeses, y el del ex-policía era uno de los que más afluencia tenían. Los bares de policías estaban, por lo general, llenos de policías, daba igual que estuvieran retirados o no. Alguno incluso calentaba la silla y engullía una Murphy´s tras otra a pesar de estar de servicio. Pero también había obreros de gorro de lana y sudadera o chándal de algún equipo irlandés de soccer que ellos no conocían. Predominaban entre este último grupo los tatuajes de tréboles y cruces católicas en los brazos.

Vince Wood discutía a voz en grito con unos parroquianos sobre si el Rovers debía fichar a un delantero o a un defensa central y jubilar de una vez al veterano Sean Callan. Unos apostaban por mantener a Callan haciendo dupla con Kavanagh, fuera lo que fuera que quería significar aquello, y otros mantenían la tesis de que el fútbol moderno había evolucionado y que se necesitaban a tipos con poderes. Claro que aquellos argumentos se sostenían con aseveraciones más contundentes, del tipo: "hacen falta los putos mutantes de una jodida vez" o "por mis cojones vamos a echar a Callan para poner a un mutante de mierda". Frases contundentes que se remataban con un golpe en la madera de la barra y que terminaban amistosamente con un trago cuando parecía que aquellos exaltados iban  a darse de hostias. Después llegaba un momento de extraña añoranza en la que rememoraban tiempos pasados. "¿Os acordáis cuando hacer un salto de metro y medio para rematar con una chilena era un golazo que no se veía en cada puto partido? Aquello sí que era fútbol, joder." Lo más sorprendente de todo, es que a pesar de acumular una buena cantidad de vasos vacíos sobre la barra, ninguno de ellos parecía estar mínimamente afectado por la ingesta desmedida de alcohol. Debía tratarse del legendario superpoder irlandés.

No les costó mucho identificar a Wood. A fin de cuentas era el que escanciaba la cerveza y el único al otro lado de la barra. Saltaba a simple vista que era un tipo duro, un poli de los de antes. De frente despejada, escaso pelo, canas acumuladas en la zona de las patillas, mandíbula cuadrada, nariz torcida por consecuencia de alguna pelea, y mirada achinada, inquisitiva, y dura como la del jodido Bruce Willis.