Partida Rol por web

-Además és bien cierto, querido Pèire, que parece cosa de brujeria la desaparición de la espiral. No parece haber sido ni barrida ni recogida. No hay ningún rastro de que nadie haya pasado por aquí. Si no fuera porque he cogido una muestra, yo mismo estaría dudando de que, efectivamente, hubiera sido real lo que han visto mis ojos.

-Vicenç!!!- Digo con un grito alto y claro para que me oiga- Ven a echar un vistazo! La espiral ha desaparecido. Parece imposible. 

Miro a madre

- Cansada no, aburrida más bien... Como gustéis madre...

Mi señora, parece que la marca ha sido borrada, es la única explicación lógica que veo; porque con la convicción que lo dicen los dos y la pequeña muestra de anoche se me hace bastante evidente la existencia del símbolo. Pero alguien lo ha eliminado para borrar su rastro o tal vez vio a estos dos anoche y decidió moverse de lugar. De cualquier modo, es un problema.

Pienso un momento las cosas.

-Díoni. Creo que sería buena echar un ojo al borde del precipicio. Una horda de ovejas suicidas no es algo que se pueda limpiar.

Efectivamente, cuando has ido a buscar la oveja estaban todas ahí, destrozadas bajo la sombra del risco.

-Vicenç, no hace falta. Antes de venir a ver la extraña desaparición de la espiral, iba a buscar alguna oveja para poder calmar el apetito. Pero ahora me siento tan desorientado que ni hambre tengo. El caso es que afuera todo está igual que esta mañana. Lo único que ha desaparecido ha sido la espiral. Y lo más curioso, no hay ningún rastro de la espiral ni de quien haya podido eliminarla. 

Pero ahora me siento tan desorientado que ni hambre tengo.

-Creo que no equivocarme al afirmar que este es el sentimiento general. No consigo figurarme que es lo que aquí aconteció anoche y no parece que ninguno de nosotros vaya a hacerlo. Mucho menos si todo rastro parece haberse evaporado en el aire. Propongo que volvamos ya a casa, antes de que anochezca... -dejé mis últimas palabras al aire, pues pensé que todos entendíamos las implicaciones de quedarnos allí cuando llegase la oscuridad. 

-Si, yo tampoco deseo imaginar otra noche en este paraje, pero... ¿Y Manel? Ha salido al trote y no sabemos nada de él. Quizá debieremos seguir su rastro...

-Si ha ido, como parece, al encuentro del misterioso caballero rojo, estará de camino a la aldea o al castillo. No creo que le demos alcance, pero podemos seguir su misma ruta, si queréis.

-Madre, lo que tu digas se hará.- Con calma me reacomodo las armas y me preparo para lo que ocurra.

-Mi señora Maria. La decisión de seguir a Manel o ir para el castillo solo la podéis tomar vos. Por un lado, temo que a Manel no le pase nada. Todos sabemos que es diestro con las armas y hábil con el caballo, pero no me perdonaría llegar al castillo y no saber de él. Por otro lado, no se si es cauto exponer a usia a una temeraria aventura. Quizá estén cansadas del paseo hasta aquí...

Si mi señora, deberíamos volver.

-Tenéis razón, mi buen Pèire. No es prudente que dos mujeres y un anciano se vean expuestos a ninguna aventura y más cuando el caballero Manel es capaz de dirimir cualquier situación por sí mismo. Y... me sentiría mejor resguardada si Dionís y mi hijo nos acompañaran de vuelta. -admití. Parecía ser que todos habíamos terminado nuestros respectivos quehaceres en el torreón. -Marchémonos pues. -ordené lacónicamente, mientras encaminaba ya mis pasos hacia el caminito por el que habíamos venido y al claro donde habíamos dejado los caballos.

Sabia que le debía respeto y obediencia a Maria, y aunque dejar a Manel solo no me parecía la mejor de las opciones, entendía perfectamente que mi obligación era garantizar que tanto Pèire como Clara y Maria volvieran al castillo sanos y salvos, así que hice una leve inclinación de la cabeza mostrando haber comprendido la orden y me preparé para la partida. 

Eso sí, no pude reprimir una mueca de desagrado por la decisión de Maria, que le oculté para evitar males mayores. Por ningún motivo permitiría que ella detectara tal muestra de desaprobación a su orden. Solo miré a Vicenç con un gesto de complicidad por no poder salir a ayudar a Manel. 

Cambié mi cara al instante al no saber si Clara o Pèire me estaban viendo...