Partida Rol por web

Tu brillante carrera se vio enturbiada por una "chufla". Una pequeña trampa, que consistió en hacerse con unos cuantos exámenes y alguna cosilla más. Pero claro, tus fabulosos califiaciones y demostraciones de habilidad no permitían que fueras expulsado. Para lo generales la palabra era "desaprovechado". Y además intentaron explotar sus habilidades más "tramposas".

No pudiste graduarte en tu actual academia. Se te entregaron los billetes, material, uniformes y galones de la que se formaría pronto, como gran nación. La Mancomunidad Federada. Serás un federata entre liranos. Saliste por la noche, a escondidas, como si fueras un ladrón, y con todo pagado, no salite de una nave de descenso hasta que averiguaste tu destino. Dejaste tu adorado Instituto de Ciencias de Nueva Avalon para caer en un nido de ratas. La Escuela de Guerra de Blackjac. Una escuela privada, en la que, la fama era, que allí estudiaban los que no tenían recursos, los que tenían baja alcurnia o los que habían sido repudiados en otros lugares. Tú parecías encuadrar en el último de los tipos. Enseguida te diste cuenta. Era un programa de adiestramiento intensivo con los mechs. Mech liranos, pero mechs. Integrado en el Batallón de Adiestramiento de la academia homónima al sistema en el que estabas, sabías que probablemente te asignarían a una unidad lirana. Sin quererlo eras lo que muchos temían. De los primero alumnos de intercambio.

Fueron semanas intensas. No llegabas a limpiarte el sudor del chaleco de ese honro que era la cabina de aquel sucio "Comando", cuando había que preparar una sesión informativa para un asalto. Luego realizar el ejercicio coordinado con infantería, que vestían harapientos, y luego embarcar en una nave de descenso para realizar un "Asalto en Caliente".

Practicaste tantas maniobras en el último mes que ya ni recordabas la mitad, pero pocas de ellas eran convencionales. Esa era una academia para "tramposos". Una academia que más que soldados, simplemente entrenaban a rateros para las pilluelerias más caricaturescas (Que eran las que más sorprendían al enemigo y mejores resultados daban). Muchas unidades mercenarias se acercaban allí, con tratos de los alumnos, contratos directos y bonos, fuera para pagar las multas por "Dejar el Servicio" o por no cumplir con los pactos que había de servidumbre con la escuela. Esta academia vivía sobre todo de eso. De esos pagos y multas, ya que entrenaban y adiestraban de lo mejor, y de las exorbitadas multas que cobraban.

A ti te habían incluido en el programa de las Fuerzas Armadas de la Mancomunidad de la Lira, y como estas se integrarían con las de la Federación de Soles, no habría problema inicialmente. Pero claro, se habrían otros horizontes. Habían varias unidades mercenarias que te llamaron la atención, como El Segundo de Caballería Blindada de McCarron, La Caballería Ligera Eridani, Legión de La Muerte Gris, Demonios de Kell y alguna más. Pero estas eran las más conocidas. Algunos incluso ya habían sido incluidos en los programas de estudios y becados por estas unidades. Ya estaban pagados los honorarios y los alumnos sabían a que unidades se dirigirían. Pero tú no. Tenías la carrera pagada, pero por delante tenías el futuro horrible de servir en los pusilánimes liranos. Tenías enfrente otros caminos, posibilidad de explotarlos o ... sufrir hasta regresar a casa.

Tu destino estaba en tus manos. Lo único malo, es que eras libre, porque podías elegir. Sentías que para ti era como un pasillo de un gran castillo y sus rocas caían tras de ti, te obligaban a correr, y decidir tu camino, ya que si te parabas, sus escombros te aplastarían.

Austin se recostó sobre la pared mientras admiraba el día soleado.
Desde que llegó a Blackjac no había visto muchos así. Por delante se presentaba su futuro y dentro de poco sería la guardia Lirana si o si. 

Suspiró pensando en el futuro que le esperaba junto a los liranos. Pronto sería la Mancomunidad Federada de Soles, o la Manfed como la llamaban ya muchos, pero seguiría sin ser un Davionense.
Durante toda su vida el condecorado y meritorio regimiento de Lanceros de Crucis había sido su objetivo, había sido su inspiración para convertirse en lo que era, pero su futuro se veía ahora incierto, enturbiado por una chiquillada como hacerse con un par de exámenes.
No, los exámenes se podían cambiar de un día para otro. Alguien había presionado para que Austin, uno de los mejores de su promoción estuviera lejos, lejos del ICNA y descalificado para que el siguiente entrara en la lista y pudiera elegir unidad. Y el siguiente era....

Un grito le sacó de sus cabilaciones cuando el sargento le echó la bronca a uno de los nuevos por no poder aguantar el paso. La columna corría cerca de la pared del edificio y Austin se puso firme para saludar al sargento. La columna pasó de largo y Austin volvió a sus cabilaciones.
Ya le tendrían que saludar a él cuando se graduara... o tal vez, si ingresaba en una unidad mercenaria sin llegar a graduarse... eso podría ser meritorio pero le quitaría la oportunidad a alguien que haya terminado...

No estaba del todo seguro. En una unidad lirana podía pedir traslado, estar al servicio cinco o seis años y luego, por sus notas, seguro que le concedían el traslado a otra de la Manfed, cerca de casa y en otros seis años podría ingresar en los Lanceros. Sin embargo eso era mucho tiempo y sin duda sus habilidades como Mechwarrior bajarían al estar acomodado en una lanza ligera dentro de un Comando. Aunque había Mech peores.

Austin volvió adentro para la siguiente clase. Aún seguía dándole vueltas cuando el teniente Morrowbone le habló directamente.

-Señor Havock, preste atención, no hallará milagros en un campo de batalla.-

Tal vez fuera eso lo que necesitaba, un milagro o una señal divina que le ayudara a elegir su destino.

El capitán Estén era lo que muchos conocían por su mote. "General Social". Un tio guapete, con unas habilidades más sociales que militares, que si tenía que quemar un mundo para ponerse de héroe, le daba igual que fuera uno propio que enemigo. Ese era el jefe de tu compañía de adiestramiento. Además tenía varias condecoraciones en el uniforme que se obtenían por méritos políticos. Ninguna por méritos de guerra. Ni si quiera una mención, un distintivo de campaña o algún curso especial. Nada.

La verdad es que os trataba bien. No era un mal piloto como mechwarrior, y disparando era ... del montón. Pero os trataba bien. No podías creer que alguien así hubiera terminado aquí.

- ¿Un premio, una prueba o un castigo?

Era una duda saberlo.

Uno oficial de intendencia, con los distintivos de la Caballería Ligera Eridani se acercó a ti.

La verdad es que no te fijaste en él, pero si en su acompañante. Una Astech que portaba un bolso de herramientas con algunas carpetas de documentos.

Mientras no podías apartar los ojos de su cuerpo este te comenta: - Caballero, hemos repasado varias veces su currículo, historial y expediente. Tenemos una propuesta para usted. ¿Quiere escucharla?

-Por supuesto.- Respondió con un deje desconfiado.

No era por nada en particular y menos de una unidad tan reputada como la caballería ligera Eridani, pero el padre de Austin siempre le dijo: "Cuando alguien se te acerca directamente, o quiere venderte algo, o quiere matarte."

Y esa era la cuestión. Caballería ligera, su nombre lo indicaba. Vehículos y mechs ligeros. Operaciones de exploración y golpes de mano. Esperaba que por lo menos la técnico coqueteara con él un poco, sin duda la habían llevado allí por su físico.
Ahora Austin dudaba si sería una auténtica Astech. 

No muy lejos, varios oficiales más, alumnos todos ellos, estaban rellenando documentos que les entregaba una suboficial de intendencia y un Comandante de Mechwarrior de los Fusileros de Barret. Sabías que esta unidad tenía un "problemilla" con otra unidad de mercenarios. "La viuda Negra". Esta última trabajando para el Condominio. Sabías que eran duros, pero trabajaban para el enemigo.

Sin dejar de mirar "por el balcón". Escuchaste la propuesta.

- Se pagará el "rescate". Sabías que era la multa que tenían que pagar por la liberación del servicio a una Gran Casa.
- Se ofrecerá el sueldo de Mechwarrior íntegro, más manutención y alojamiento. El 10% del rescate personal que capture o presas que cobre, siendo el resto para la unidad. Podrá usar las condecoraciones obtenidas pero tendrá que vestir el uniforme correspondiente de la unidad.
- El transporte de su mech personal desde aquí al sistema de "trabajo".
- Ascenso por méritos e informes con ocasión de vacante.

Entonces preguntó algo que te sacó del ensimismamiento:

- ¿De qué modelo de mech dispone?

-Vaya.- Pensó Austin. La verdad era que la unidad de la caballería ligera Eridani había tenido muy buena reputación siempre, ¡desde su fundación en la liga estelar!. Nunca se había planetado a la Eridani como su unidad de destino pero ahora, y con su futuro en juego, la verdad es que prometía. Buena paga, buena reputación y además estaba contratada por la manfed asi que realmente "no saldría de casa".

Mientras hablaba, veía a aquella mujer como un robot a la que le hubieran impuesto un programa que seguir.

-Un ENF-4R.- Respondió a la pregunta que le hacía la técnico e inmediatamente, Austin le hizo otra.
-Tengo un problema de refrigeración cuando salto y disparo el laser pesado dejándome en un punto, digamos óptimo para no seguir combatiendo, ¿me recomendaría quitar mi láser ligero para añadir un radiador más?-

Por supuesto la pregunta tenía trampa por dos motivos; uno era el peso. Mientras un radiador pesaba una tonelada, el laser ligero pesaba media y la segunda era que todo el mundo sabía que el laser ligero debía ser sustituído por mediatonelada más de blindaje.

La astech se marchó de allí con lo que le colgaba del costado.

- El "balcón" se aleja. Pensaste apenado. Te diste cuenta que sólo portaba los logos de la escuela. - Es una alumna. Ahora lo recuerdas. Era el bombón ese de la TriK-Trok. Era una unida de adiestramiento de personal técnico asignado al "Cadre" de la propia escuela. Era un bombonazo.; pero lo bueno no era eso, sino que además la, muchacha (tendría unos 23 o así) era de las mejores técnicos que por lo visto había producido la Mancomunidad.

- No, no. Te comentó el oficial. - Suyo en propiedad, no asignado en la escuela.

La verdad, es que todos los liranos que se precien habían sido alumnos en esos mechs, y la mayoría de las "escuelas" liranas los tenían desde muchos años. Estaban bien mantenidos, pero se notaba que tenían más años ... que el sol.

Un sequito de un noble rodeaba una hermosa mujer, que parecía sacada de los documentales de historia y de lo aprendido sobre la familia reinante en el Condominio.

La astech se dirigía hacia allí.

Empezaste a escuchar rumores. - Es Lord Akumo. Le dueña de ...  mil comentarios eran susurrados y acaballan conversaciones a su paso.

Al oír sus palabras Austin no sabía si reir burlonamente diciendo "Si, ese es mi mech." O por el contrario agachar la cabeza y desear que la tierra se lo tragase. Seguro que esperarían que alguien con tan buenas notas pudiera aportar una magnífica máquina de setenta toneladas o incluso un Mech de asalto a la unidad Eridani. Optó por la tercera opción, cambiar de tema.

-¿Y a ella no la reclutáis?.- dijo siguiendo con la mirada a la joven draconiana. -Parece...rica.-

Te dieron de lado. Ni contestaron tu pregunta.

La chica. El bombón que había estado a tu lado con la mochila esa de trastos, se acercó a la noble. Puso una rodilla en tierra y le besó la mano. Esta se agachó y le susurró algo al oído, y tras eso le acarició la cabeza como un gatito. Se puso Midori en pie y salió disparada hacia los vestuarios.

Corría como si algo se le hubiera olvidado.

Austín miró a la joven, sus modales, su forma de vestir y rebuscó en su memoria, en el poco conocimiento que tenía del Condominio, algún retazo de información que pudiera darle una pista de quién era ella. 

No estabas plenamente seguro, pero con los rumores, ... lo habías terminado, más o menos, de centrar.

Era dueña de muchos terrenos y plantaciones en diferentes planetas, algunas empresas de alimentación, y todo lo que la rodeaba eran inversiones alimenticias. Cientos de miles de trabajadores dependían de su bota, o de sus tacones. Muchos planetas dependían de los suministros alimenticios, ejércitos enteros eran suministrados por sus naves, productos y acciones.

Era una inversora. Comida (producción, tratamiento y distribución), transporte (tanto de productos propios como de otros que se les solicitase, pero estaba más limitado a sus propias distribuciones) e inversión económica (prestamista, inversiones y movimientos comerciales como pagarés).

Era mucho dinero el que revoloteaba tras el velo de perlas que colgaba de su frente.

Le pregunta era ¿Y qué hace ella aquí, ahora?

La gran intriga era qué la había llevado a dejar sus comodidades para ir hasta allí. La experiencia le decía que negocios, pero, a menos que fuera para suministrar el rancho de la academia, y mejorarlo por que peor no podía ser, no entendía sus motivaciones.

Sin embargo si que se fijó en que la técnico se había largado en cuanto se percató de su presencia para hacerle la pelota. 

-Ya sabía yo que incluso la caballería ligera Eridani necesita hacerle la pelota a quien le suministra la comida.- Dijo en voz alta para que le oyera el oficial. -Y si, el Enforcer es de mi propiedad.- Dando media vuelta se dirigió a otro sitio que no estuviera tan concurrido.