Partida Rol por web

- Capitán, tendrá que esperar a la reunión con Lady Akumo y decírselo usted mismo; ¿Si no desea nada más .... ?

Su tono era condesciente. Había pasado de su amabilidad protocolaria a indicar: "Nada importante, así que márchate".

La señora abrió, quedando bastante sorprendido. Ahora la "Señora" no se veía en el camarote de tripulación que ocupaba la Vieja sirvienta entró y cerró tras de si.

Decepcionado, Austin se dirigió al comedor, consiguió dos refrescos y se bajó a los hangares para ver que tal le iba a su "secretaria" con el trabajo. Era cierto que no había visto ningún mech, pero no quería decir que estuviera vacío o de lo contrario, Midori no estaría trabajando, gruñendo y maldiciendo.

Con la vaga esperanza de encontrar algo más que hacer excepto pasar el rato hasta el primer salto, tocó con los nudillos en la pared del hangar.

Toc, toc. -¿Puedo pasar?.-

Midori estaba trabajando. En un momento dado se le cae una herramienta pesada y golpea en varios sitios hasta llegar cerca de donde estas. No estabas en su trayectoria (más letal) pero si te atiza desde allí, te deja listo de papeles.

La herramienta tiene un cordón que parece cortado de una manera brusca y la mujer desde allí arriba está soltando una ristra de improperios que sonrojarían a los estibadores de cualquier puerto. Se está acordando de la puta madre del de la chapa, del puto constructor de la herramienta, de la mierda de trabajar en G's extrañas ... y unas pocas cosas más. No se ha acordado de tu estampa de milagro, cosa que tampoco te extrañaría.

Austin a punto estuvo de verse con el cráneo abierto, y no precisamente por metralla de algún AMCA o cañón automático de un Mech enemigo, sino por una la herramienta de un tech. 
Tras el sobresalto y dejar que Midori se desahogara lanzando palabrotas, el "comandante" decidió que ya era hora de hacer una pausa.

-Tengo una timbiqui negra esperando a que bajes, Modori. Y caliente no sabe bien.-

- Joder. Fue la respuesta que escuchaste.

No sabías si era para ti o qué, pero mientras tomaste la herramienta asesina, que parecía el cordón estar manchado de sangre.

Al poco, ya en pie, enfrascado en las tareas de investigación de la llave inglesa, te contesta de verdad. - Ya bajo, que me he cortado. En dos minutos la tenías allí. Se había liado el brazo en la manga del mono que había arrancado. La prenda o más bien, la venda improvisada estaba empapada de sangre, pero la mujer parecía estar bastante bien, a parte de eso y del antebrazo vendado, que estaba entero descubierto por haber perdido el mono una de sus partes.

Frente a ti, fresca como ella sola pregunta: - ¿Dónde está esa birra? Te arrebata la herramienta que aún observabas anonadado y esconde la "prueba del delito". El cordón manchado de sangre, que desde hace un minuto estudiabas con asco y paciencia a partes iguales. Te habías guardado las latas en los bolsillos. Era raro, pero normalmente esta cerveza venía en botellines de cristal, así que en lata, esperabas que fuera ... algo menos.

-Toma.- Dijo sacando las dos latas de los bolsillos. -Parece que la correa ha fallado. La próxima vez...- Austin cayó en la cuenta de que no sabía si existía un botiquín para tales casos. Demonios, ni siquiera sabía si existía personal en la enfermería o si había una enfermería en esa nave.

-Da igual, de todas maneras no deberías arrancarte la manga de tu propio mono de trabajo. Ni siquiera sé si podré comprarte otro.- Austin abrió la cerveza y la levantó a modo de brindis.

-Por el éxito de nuestra misión. Sea cual sea.- Y bebió.

Midori estrella la lata tras abrirla contra la tuya, saltando algo de líquido, y contestá: - Bah, tengo más. Después de un largo trago añadió: - A parte, sin mangas se trabaja mejor. Y dio un trago más chiquitito.

- Por sobrevivir a tu misión. Brindó ella.

Tras eso preguntó: - ¿Y qué trae al "jefe" a un lugar sucio como este? Parecía intrigada, y obvió deliberadamente el comentario de la correa, que ya ella, deliberadamente había ocultado.

Midori ve que estas mirando hacia arriba. ¿Qué mira jefe? Luego piensa, y se da cuenta que estás mirando hacia donde estaba ella. - Estaba engrasando los rieles de soporte de las gruas de mantenimiento. Entonces das dos pasos y ves lo que esperabas. - Está todo asquerosamente nuevo; tanto que ni si quiera hay un mantenimiento inicial. Y protesta. - Ni de la nave. Se ve que la dotación es novata total.

Luego se escucha la megafonía del hangar. Te reclaman. Era la voz de la capitán de a bordo. - Señor Havock se le precisa en el puente. Señor Havock, puente.

La técnico se despide apurando un trago final y te dice adiós con la mano, para regresar con lo que estaba haciendo.

-Vale, me tengo que ir.- Austin acabó lo que le quedaba de cerveza de un trago y miró de nuevo a los rieles donde hace un momento estaba Midori colgada. Recordó la sangre, la herida y la herramienta.

-La herramienta también parece ser novata. Ve a curarte la herida, luego nos vemos.-

Austin recorrió el inmaculado pasillo de la nave hasta el ascensor. Una idea comenzaba a brotar en su cabeza pero no estaba muy seguro. De momento sabía que Lady Akumo era propietaria de una importante marca de suministros militares, que tenía casi dos compañías de Mechs, vehículos y una nave nueva para transportar todo eso, pero no tenía gente para manejarlo todo. ¿O si?.
Fuera lo que fuese lo que se proponía, el "señor Havock" debía obtener más información. Austin sonrió ante esa idea de llamarle señor Havock en vez de comandante. ¿O tal vez había sido Akumo quien había dado la orden esperando presentarle personalmente como el comandante de esa unidad mercenaria?

Demasiadas incógnitas. La puerta del ascensor se abrió entrando Austin al puente.

- Si jefe. Contestó de manera que pensaste que tenía otros planes en mente.

LLegas al puente y allí, ya en pie te espera la "capitán".

- Nos queda media hora para ir a la reunión. ¿Tenemos algo que presentar u organizar antes?

Miras el puente. Hay dos técnicos que se afanan en controlar la nave. Por lo estresados que parecen, novatos totales, ya que miran los controles, miran las pantallas. ... y así reiteradamente.

La "jefa" de estos parece bastante tranquila. O está convencida de lo que ha enseñado a esa dotación novata o hay algo que no sabes (o no sabe ella).

Austin se acercó hasta su altura. Parecía contemplar el infinito.

-Si.- Dijo respondiendo a su pregunta. Pues si le había llamado al puente para decirle que tenían tiempo, era posible que quisiera salir de allí. -De momento con revisar la configuaración de los cazas será suficiente. Solo con eso sabremos si la operación que nos espera es de larga o corta duración, aunque tengo una vaga idea del estado y configuración de los cazas.- Miró de reojo la puerta que daba a la sala de reuniones para comprobar que estaba cerrada y nadie podía escucharlo. -¿Estás segura que saben lo que hacen?.- Le dijo disimuladamente y en un susurro apuntando con la cabeza los pilotos. -Esperaremos a ver que es lo que quiere la señorita Akumo y luego comenzaremos los preparativos para lo que tenga que venir.- 

Laida puso una car muy extraña, y con un gesto para entrar a la sala táctica, y ya dentro de esta preguntó: - ¿Por los cazas? No entendía, y eso que ella era de esos. De los de esos temas. Una naval. - ¿Y eso por qué?

Entonces, más incrédula que antes y viendo que las pantallas ya estaban andando te señalo: - Según el manifiesto de carga tenemos un par de ZEROs de los viejos. Entonces te miró, preguntando: - Son unos cazas ligeros, bien blindados, con una potencia de fuego considerable para su tamaño y unas capacidades de pilotaje que permite unas maniobras especiales, sobre todo en atmósferas y otros ambientes. ¿Así que dime como con esos trastos nos dirán la misión?

"- Domina el cielo y dominaras el campo de batalla". O eso decian los antiguos generales de la tierra.- Austin se acomodo en un asiento. - Los cazas son mas atmosfericos que espaciales, por lo que estan pensados para llevar armamento de apoyo y bombas para vehiculos terrestres. Seguramente que al sitio al que vayamos de incursion tendra poca o nula vigilancia espacial y usaremos los cazas para objetivos especificos o como exploradores de larga distancia.- Durante unos segundos su mente divagó buscando posibilidades adversas y múltiples estrategias hasta que al final, tuvo que admitirlo. -Aunque... si la teoria falla, tendrias que lidiar con esos dos cazas contra unos ocho o diez del enemigo.

Laida miró otra vez la pantalla. Su cara era de alarma: - Pues no tenemos una sola bomba para esos aparatos.

Se agrachó y puso las dos manos sobre la consola, a ambos lados, inclinando su turno un tanto hacia delante.

Ya las alarmas saltaron del todo: - No tenemos una bomba, un misil, ni si quiera una bala para una pistola.

Austin tambien se acerco a la consola confirmando lo que Laida habia dicho. -Entonces es de suponer que Lady Akumo habra planeado que asaltemos un almacen para armarnos antes del gran golpe.- Austin intento recordar algo que le diera una pista en la conversacion que mantuvieron, pero no encontro nada.
-vale, desde nuestro punto de partida lo mas normal es que ataquemos Liao o Marik o aprovechemos la confianza del condominio para dar el golpe. Pero con esta mujer nunca se sabe. Es capaz de atacar la federacion de soles.-

Laida se encoje de hombros. No sabía que contestarte, pero si dijo: - ¿Con el equipo y munición que tenemos, como no hagamos un raid a lo pirata ... no tenemos posibilidad de conseguir más que una derrota? Luego, como táctica comentó, pareciendo más una sentencia que otra cosa: - Y sin inteligencia, atacar un objetivo para no sacar nada es morir en el futuro

-Como tú dices, lo único que podemos hacer es esperar a ver que nos dicen en la reunión.- Austin hizo una pequeña pausa mientras pensaba en las posibilidades. -Y rezar para que no salgamos malparados.-

Esta Lady Akumo parecía tener todos los cabos atados y a nosotros con ellos. No podíamos hacer nada o dar ningún paso sin que ella lo ordenara. Lo único que podíamos hacer era esperar a la reunión.

La joven señora, seguida de la "ama protectora", caminaba con pequeños pasitos, y con una sonrisa, que cubre con un abanico que abre justo en ese momento, comenta con amabilidad: - Comenzamos. Era una orden, pero había sonado tan amable que no sabías si era una pregunta o un consejo.