Partida Rol por web

Austin se acerco mientras pensaba que la voz sonaria extraña debido al eco de estar dentro del caza o de algun cajon o armario rebuscando algo. -¿Te curaste esa herida de la mano?- Dijo mientras se acercaba. -Espero que no hayas desobedecido a tu comandante.

Cuando te aproximas a las toberas aparece de sopetón. Se abraza a ti, y te percatas que está desnuda de cintura para arriba. No te pilla totalmente por sorpresa, ya que te percatas que es ella, pero hasta después de eso, no puedes ver si "indumentaria". tiene el mono medio abierto, y la camiseta te das cuenta que está colgada de los propios escapes. Su piel, perlada por el sudor brilla en la penumbra en la que estáis, y sus brazos rodeando tu cuerpo es justo el preludio a que te estampe los labios contra los tuyos, buscando, en un juego sensual la lengua con la suya.

Apartándola sin brusquedad, Austin miró hacia el hangar para asegurarse de que nadie les había visto.

-Midori...- dijo con voz calmada. -Si estás borracha tendré que mantener bajo llave la cerveza.- Y la devolvió el beso dejándose llevar por la pasión.

No cejaba en su presa. No se soltaba.

- No he bebido. Contesta antes de darte otro beso. Su voz lasciva, sensual y sugerente no deja lugar a dudas. Está muy serena y sabe perfectamente lo que está haciendo.

Cuando intentas mirar no hay nadie más en el hangar. Nadie más que vosotros dos.

La "loba" parece desesperada, y te come a besos. No tarda, sin cejar en su empeño, en empezar a despojarte te cualquier prenda que la separe de sus objetivos, y sin dudarlo te cabalga cual amazona hasta que estallas sin remedio.

No contenta con ello se "baja al pilón" hasta que lo consigue resucitar para un segundo asalto, y cuando ya estás que no puedes soportar más el dolor compartís el éxtasis, dejándola, casi desmallada, tumbada sobre ti, como si fuera una linda e inocente gatita.

Austin se quedó callado mientras la mesaba el pelo. Allí, tumbada sobre él, comprendió la importancia del deshaogo en esa profesión, una que sin duda traería más de un dolor de cabeza y de corazón. Era la vida del mercenario. Hoy podías estar vivo y mañana no.
-Disfrutemos lo que podamos.- Se dijo a si mismo mientras el latido y la respiración de ambos se acompasaban después del esfuerzo.

No obstante debía volver al puente. Suavemente la apartó hacia un lado y se levantó descolgando la camiseta de Midori del escape del caza.
-Sin duda la mejor apreciación de las toberas de un caza que he presenciado en mi vida.- dijo con una sonrisa de complicidad tendiéndole la camiseta. -Espero que en un futuro me muestre más partes de las aeronaves, sin embargo, -dijo con cierta pena mientras se vestía. -debo volver al puente para saber a dónde demonios nos ha llevado nuestra patrona y a esas ciento diez personas que debo "seleccionar".- Dijo con cierto desdén. 
-Nos vemos luego.- Con un saludo puso rumbo al ascensor y pasando antes por su camarote para lavarse y adecentarse, volvió al puente de mando.
 

Nada más entrar en tu camarote te percataste de una extraña presencia y brúscamente, asustando te diste la vuelta. Allí Lady Akumo estaba en pie. Envuelta en su quimono de seda, ocultaba parte de su rostro con el abanico abierto: - ¿Dónde estaba capitán? Te trató por tu rango, no por tu puesto como comandante de la unidad. Estaba tratándote de manera ... distante. Se notaba el distanciamiento forzado. Su voz sonaba reprochante. Como si fuera desconfiada. De todas maneras el estilo y cultura del extremo oriente te era extraña, así que ... a saber que le sucedía.

Austin arqueó una ceja ante su falta de tacto, distanciamiento y frialdad.
-Haciendo mi trabajo Lady Akumo. El jefe técnico me avisó de un defecto de fabricación en un caza. Una pequeña soldadura y listo.- Austin entró en su camarote acercándose a la draco.
-¿Puedo ofrecerla algo?¿agua? es lo único que tengo.-  
 

Rechazó el ofrecimiento con un gesto del objeto que portaba entre las manos. Empezó a abanicarse y caminar simultáneamente hacia la puerta, y sus pasos de madera acompañaron a las palabras: - Pues habrá sido una soldadura en frío. Y ella misma se abrió la puerta: - ¿Alguna novedad más? Antes de salir. Es como cuando un padre sabe la verdad y está esperando que el hijo lo reconozca. Se te hace un nudo en la garganta ... y en el pecho.

-Si. ¿Cuándo demonios va a decirme qué piensa en realidad?.- Austin no creía que tuviera que dar explicaciones de lo ocurrido antes, ya que esas cosas ocurrían en todos los regimientos. Y además, ¿cómo se habría enterado.?¿Lo espiaba?. Demasiadas incógnitas.

-Supongo que pronto tendré el placer de conocer a la gente que tengo que valorar para el puesto más indicado, pues no tenemos misión ni nada parecido. Tan "solo"- dijo remarcándolo -recoger munición y provisiones. Y para eso solo se necesitan unos camiones y personal. ¿O hay algo más en esa recogida?.-

Te contestó, condescendiente, justo antes de marchar: - Si, pero no sabemos el dinero que tenemos ni disponemos de proveedor. Y se cerró la puerta tras de si. Lo último que viste, mientras se cerraba es que la anciana ama de compañía de Lady Akumo la esperaba tras la puerta, y con un rostro muy enfadado mantenía los ojos clavados, acusadoramente, sobre ti.

Austin ya se imaginaba que no disponían de proveedor, ya que, de ser así, no necesitarían aprovisionarse.
En la soledad de su camarote tenía tiempo de pensar y repasar acontecimientos. Había sido un día largo, muy largo de hecho y se dio cuenta que no había parado desde la academia hasta ahora, necesitaba descansar.

Austin se duchó tranquilamente mientras pensaba en la extraña campaña en la que se había metido. Por un lado estaba la heredera de una empresa de alimentos militares. Por otro no tenían suministrador o proveedor. Tampoco había personal y la tripulación de la nave era inexperta.
Otro dato importante era que tanto los cazas, Mechs como vehículos eran nuevos y estaban a punto de enrolar a ciento diez personas para luchar sin que hubiera ni uno que supiera pilotar un Battlemech.
Austin se echó en la cama y cerró los ojos. Todo eso pintaba extraño y la feroz mirada de la criada le perseguía como una advertencia.

Tanto si Lady Akumo hubiera perdido su herencia en una disputa familiar y quisiera recuperarla, como si trabajara en una misión secreta para el mismísmo Takashi Kurita, si no adiestraban o conseguían contratar de alguna manera mechwarriors capacitados, nada podría hacerse con solo un viejo instructor de academia y un joven prometedor.

Antes de darse cuenta, Austin se quedó dormido. 

El cerrarse el pestillo de tu puerta fue lo que te despertó. - ¿Qué pasa jefe, viajando y visitando a Morfeo? Te recriminó. - Queda día y medio para tomar tierra y has dormido como una marmota. Aún, y con los ojos legañosos podías ver que portaba un mono de vuelo muy ceñido. Este, además portaba todo el correaje, como si fuera un piloto de caza dispuesto para misión, pero la cremallera dejaba entrever unos generosos senos que no eran nada despreciables. Además, con una prenta tan ceñida incluso la aureola de los pezones se notaba. Y eso que estabas aún despertando. Tenía la bota derecha sobre tu catre, y con el codo sobre su rodilla se apoyaba de manera sensual y divertida. No te habías dado cuenta, pero ni te habías puesto nada. Más denudo que otra cosa mostrabas una figura yaciente, que se asemejaba más a una escultura griega, por indumentaria y palidez, que una promesa del combate sobre battlemechs.

-Estaba cansado.- Dijo con una lastimera voz no afinada. -Incluso los jefes deben dormir de vez en cuando.- Se reclinó sobre sobra la cama y se arrebujó la sábana sobre sus partes al darse cuenta que estaba desnudo.

-Vale, cuéntamen las novedades y... ¿qué haces vestida con el uniforme de combate?.- Preguntó mientras intentaba poner en orden sus pensamientos.

Bajó la bota a cubierta y se sentó junto a tu rodilla derecha, apoyando la mano sobre tu muslto al girarse hacia tí.

- Pues no tenemos contacto ni señal con tierra. No nos han pedido contacto ni hemos podido enlazar con Control de Tráfico, así que vamos a ir en un caza a investigar. Sonaba divertido, pero, no tenías idea alguna de pilotar y caza y sabías que en esos modelos, de un solo asiento, la cosa para ir dos estaba algo complicada. - Además, Lady Akumo me dijo que había habido una reparación en un caza y quería verla por mi misma. Notabas algo extraño en su voz, y además, notabas hambre. Tu estómago pedía, ... exigía algo con urgencia. - No entiendo como se puede soldar algo que no tiene unión.

Austin se quedó en blanco por un momento ante la mención de la soldadura. -Cosas de los techs.- Y con un ágil salto se puso en pie con la sábana cubriéndole la parte de abajo. En un segundo su mente volvió a ser una máquina táctica de combate.
-Voy a ducharme. Haz un reconocimiento superficial de la zona. Al más mínimo indicio de que algo no vaya bien quiero que salgas de allí y vuelvas. No hay cazas que puedan cubrirte. ¿Lo has entendido?.-
Austin recogió un uniforme nuevo de su taquilla. -Capitana Wells.- Dijo mirándola fijamente. -Tenga mucho cuidado. Contactaré con usted en diez minutos.-
 

Laida se pone firme y saluda militarmente, pero no con lo ordenado habitualmente, sino lo regido cuando se saluda portando armas, dando el pertinente taconazo con sus botas de vuelo. Tras eso, y un rostro algo decepcionado, y las tetas intentado escapar de la ropa de la piloto, se marcha.

Te duchas a todo correr y te vistes con un traje limpio. Era un mimetizado, ya que era el que menos habías usado en mucho tiempo.