Partida Rol por web

Austin tomó asiento, colocó la bandeja del café delante suyo y le dio un sorbo. Aquello le trajo recuerdos, recuerdos de hace tiempo y de no tanto. Cuando estaba en la academia solía pasar el rato después de las clases repasando sus errores tácticos mientras miraba el techo y tomaba un café, solo, completamente solo.

Hacía un día que había dejado la academia. Ahora lideraba "algo" -la compañía Algo- pensó, y austin no pudo por menos que sonreir ante la ocurrencia. Pero bromas aparte, no sabía nada, no tenía nada, solo la vaga promesa de una joven que al principio le gustaba y ahora había llegado a casi odiarla. Aunque su última actuación en la enfermería era de elogio.
Si esa chica era o no una ladrona que había secuestrado la nave, con una tripulación sacada de la calle y con solo unas nociones básicas, estaba por ver. Por otro lado la nave era demasiado nueva para ser una nave de segunda mano y los mechs también. No cuadraba su hipótesis.

-Todo es demasiado nuevo aqui... incluso yo mismo.-

Tomó otro sorbo del café y se puso a repasar las listas de las fuerzas de que disponía, a fin de poder "seleccionar" a los mejores candidatos para cada puesto cuando llegara la hora. Si no se habían consumido por la radiacción claro.

La "jefa" entra. Hacía 20 horas que habías estado revisando los informes y ni te habías dado cuenta.

Ninguno te dice nada. Son más que otra cosa agricultores y de la factoría de empaquetado de alimentos. (Conservas …) No hay nadie que destaque especialmente, pero hay al menos uno que ha manejado un agromech, y otro que ha manejado una máquina de carga a modo de mech.

El reto … todos son similares. Además, sus cajaras de japos … te lo complica más aún.

- ¿Trabajando capitán? Preguntó. Su voz, monocorde, no expresaba sentimiento alguno, pero … sin ser una burla o una preocupación personal, era extraño. No la seguía la aya, pero esta, tras un gesto de su ama, entró con una bandeja con comida. (Macarrones bolognesa, flan de huevo y dos tipos de arroz, uno con soja y el otro a los mil delicias). La señora quedó en pie, y la aya, tras ponerte la bandeja cerca, pero sin ser molesta para seguir trabajando, se situó junto a su señora, en el protocolario lugar de justo un paso detrás y otro tanto a su derecha.

No te habías dado cuenta, pero había una botellita de refresco y otra de agua en la bandeja.

Ambas, con las manos juntas ante su regazo, y mirando discretamente hacia abajo, esperaban.

-Ah...- fue lo primero que pudo decir ante la inesperada visita. Ahora que había levantado la vista de la pantalla y los papeles, notaba que le picaban los ojos, tenía la garganta reseca y el estómago emitió un ruido de descontento ante el olor de la comida que no estaba engullendo ya. -Gracias.- Dijo finalmente. -Parece que tenemos unos cuantos granjeros y trabajadores de fábrica. Estos últimos están acostumbrados a trabajar en lugares cerrados durante horas, si los mantenemos ocupados no notarán la diferencia entre las paredes de una nave industrial y las de una nave de descenso. En cambio los granjeros están acostumbrados al aire libre, a esos habría que darles más lecciones de simulador para que vean algo de "campo".- Dijo mientras se acercaba la bandeja con comida y pedía a las damas, mediante un simple gesto, que se sentaran.

-¿Qué tal está Laida?.-

La señora, que había demostrado ser una doctora competente, tardó un poco en contestar, pero seguía en el mismo tono. - Estable, pero tardará unos días en estar … dudó en sus palabras y comentó: - ... ¿Cómo lo dirían ustedes? Era una falsa modestia. Ella conocía el idioma perfectamente, y las jergas, tanto de calle, como militar o civil, también, y continuó: - … ¿Operativa?

Austin asintió con la cabeza mientras tragaba el arroz mil delicias. -Gracias por atenderla y cuidarla. Sin ella el mando de esta nave se iría al garete.- Austin dejó de comer y observó a las dos dracos. Eran por lo menos tan raras como la misión, pero no las interrogaría dejando pasar esa oportunidad. Ahora estabn mansas porque sabían que no habían actuado correctamente. Si no hubiera sido por Midori Laida sería un cadáver radiactivo dentro de un caza a la deriva en el espacio.

-¿Sabemos ya si la radiacción es debida a una erupción solar de la estrella o si podemos evitarla para aterrizar de alguna forma en el planeta?.-

- No sabemos nada. Contestó en el mimo tono que estaban utilizando. Aséptico y sin pizca de sentimiento alguno. Empezabas a sentirte extraño ante la mirada de las dos mujeres. Tanto que incluso ya no podías tragar. Incómodo era la palabra. Te estaban haciendo sentir incómodo.

-De acuerdo.- Dijo Austin mientras dejaba el tenedor en el plato. -¿A que habéis venido exactamente?.- 

- A que nos informe de como va a proceder en su trabajo. Contestó tan sépticamente que ya empezaba a incomodarte ese "tonito". Tal vez entre los japos fuera normal, pero a ti no te "molaba" nada. La aya se removió y Lady Akumo añadió: - Y a traerle alimento para que pueda realizar lo mejor posible su trabajo. La aya se removió otra vez. Parecía que reñía a su señora. Esta, toda orgullosa levantó el rostro, como ignorando a la señora y te miró con orgullo.

-Si solo es eso puedo informarte ahora mismo.- Dijo alegremente Austin. -Primero procederé a bajar al planeta. Y cuando lo consiga, le contaré el resto porque ni yo mismo sé que haré.- Sonriendo descaradamente, volvió  comer otro bocado.

-Será mejor que Laida se recupere pronto o su tripulación tendrá que aterrizar esta nave ella sola, y debo confesar que eso me da bastante miedo.-

La Daymio se dio la vuelta par marcharse, y mientras salía, comentó: - Esta tripulación ya ha aterrizado un vez, sin la Señora Wells. Parecía jactanciarse, pero su presunción a ti te ...

Era presumida, orgullosa en extremo e irritante tanto o más que una urticaria. Aún así, Austin puso su mayor sonrisa para molestarla más si cabe. Una pequeña venganza por lo que los hizo pasar.

-Me sigue dando bastante miedo y...- dijo dejando un poco de margen. -...disculpas aceptadas.-

Austin sabía de sobra que una mujer como esa no reconocería su error, ni mucho menos se disculparía por ello. Sin embargo había ido, arrastrada por la aya, con comida y un tono, en principio, sumiso. Era su manera de reconocerlo y así se lo había echo entender.

Se terminó burlando cuando cerró la puerta tras de si: - O sea, no sabe hacer su trabajo. Susurró.

El sello de presión del compartimento resonó en tus oídos. Sabías que esta cámara estaba aislada, hasta cierto punto, pero aún sin escuchar sus pasos alejarse, resonaban en tu alma. - ¿Se acaba de burlar de mi? no tenías claro que había sido eso, pero la encontraste ... hasta guapa y todo durante la última décima de segundo que la pudiste ver.

Austin despejó sus pensamientos de esa última idea, como si no tuviera bastante con lo que tenía como para pensar en ligársela. Volvió a concentrarse en acabar la comida e ir a dormir. Había trabajado demasiadas horas y le dolía la cabeza.

Con el embote te pasas por la enfermería, para conseguir algo para la cocorota. Encuentras unas pastillas que conoces, ya que son las "típicas" y te tomas dos. Con eso te acercas a la cápsula donde tienen "escondida" a la piloto. Duerme profundamente. Está en un estado de semi-hibernación. Te acercas y pones la mano sobre el cristal. Durante un instante piensas que la mujer se ha removido. Está totalmente desnuda, y tiene aún las marcas de los atalajes del asiento de eyección. Unos moratones que aún le van a durar unos días.

Sonries y te marchas. El camarote está vacío. Te sientas en la cama y cuando te metes notas una presencia. Está caliente y parece dormir. 

-¿Pero quién?...- comenzó a maldecir. -¿Esque uno ya no puede dormir sin que le asalten la cama?.-

La técnico estaba allí. Desnuda y dormida, y tu empujó no parecía haberla despertado. Tu voz, tampoco.

Midori había estado esperando a que llegara y se había quedado dormida. No podía culparla. La arropó y se marchó en silencio.

Tenía que ponerle un código de seguridad o algo así a la puerta, no le gustaba que cualquiera entrara a su camarote.

Entró en una las dependencias vacías destinadas a los futuros mechwarriors, se tumbó en la cama y se quedó dormido.

Te despierta la megafonía:

- Tomaremos tierra en 10 minutos.

Y notas las típicas vibraciones que comienza cuando una nave empieza a romper la atmósfera planetaria. Sobresaltado, y tras las experiencia de tu último encuentro miras a tu alrededor. Durnate unos instantes pensabas que te habían seguido otra vez, pero no. Estabas solo.

Austin se despejó, se arregló y fue al puente de mando.

LLegas al puente, y en él está la dotación de este y nada más.