Partida Rol por web

Tú siempre has sabido que ibas a ser una gran actriz. Una de esas que miran intensamente a cámara y que realmente son capaces de sentir cómo sus personajes sentirían. Llevas toda la vida estudiando los comportamientos ajenos y tratando de imitarlos, ya desde antes de entrar en Arte Dramático. Y aunque por algún motivo a la gente parecía molestarle que los sigas e imites, tú nunca has desistido. Nadie dijo que el camino hacia la fama fuera sencillo, ¿no? 

Algunos te llaman pesada y la verdad es que siempre te ha costado hacer amigos. Tal vez te esfuerzas demasiado por parecerte a ellos cuando quieres conseguirlos. Cuando eliges a alguien como futuro amigo le copias el peinado, la forma de vestir y hasta los gustos musicales. Así matas dos pájaros de un tiro, haces amigos y a la vez practicas tu interpretación. Aunque algunos dicen que lo que pasa es que no tienes personalidad. Pero tú sabes que no se trata de eso, lo que sucede es que tienes demasiadas.

Cada noche puedes elegir a otro de los personajes para copiar sus habilidades. Esto durará hasta la noche siguiente, en que deberás elegir si seguir copiando a la misma persona o buscarte otro futuro posible amigo. Pero si insistes y copias dos días seguidos el mismo poder, perderás la capacidad de elegir y te quedarás con esas habilidades para siempre.

La noche cae sobre el Mercadona de la calle Prosperidad y llega tu momento. Es hora de tomar una decisión, ¿a quién copiarás esta noche?

Tienes hasta el Domingo a las 22h para darnos un nombre ^^.

Te recordamos que el plazo para usar tu poder esta noche termina el Domingo a las 22h ^^.

Tenía suerte.

Tenía verdadera suerte.

Si algo me había enseñado mi dilatada experiencia como actriz (dilatada no por lo extensa, sino por lo exagerada en el currículum) era a observar a alguien y tratar de pensar como él. De moverme como él. De hablar como él. De ser él.

Durante algunos momentos pensé en fijarme esta noche también en Sara. Era la oportunidad perfecta: estábamos sobrias y seguro que reunía mucho material que usar luego con Klara.

Sin embargo había cosas en juego. Si no descubríamos pronto a los infiltrados quizá la despidiesen, y ella necesitaba el trabajo.

Antes de ir a dormir repasé a los que estábamos con la mirada. ¿Quién tenía motivos para hundir el Mercadona? Y aún más importante... ¿Quién era los suficientemente importante como para que me sirviera de aprendizaje?

Tuve que dar dos o tres pasadas a los presentes hasta tenerlo claro: Mauricio. Esa noche le seguiría a todas partes, observando su forma de andar. Si hacía falta, cuando se durmiese rebuscaría en sus cosas para comprenderle mejor. Hasta me haría un cartel reivindicativo como el suyo. Y pronto sabría qué motivaba al hombre. Buena gente, sí, pero cazurro como él solo. Y desesperado por un trabajo, también.

Te pasas la noche fijándote en Mauricio, memorizando sus gestos y su forma de hablar, asimilando el personaje, como suele decir tu profesora de Interpretación. Y finalmente, cuando todos duermen, te levantas y hurgas entre sus cosas. Allí encuentras dos documentos: una carta de despido y una de readmisión. Las miras por todos los lados y a pesar de que tu mente te dice que son falsas, las firmas que hay en ellas parecen completamente reales. Un tipo previsor este Mauricio.

Ni corta ni perezosa te cuelas en la oficina y te haces una copia de cada documento. Si quieres aprender a ser como él tendrás que hacerlo bien y desde el principio.

Ya hace tiempo que te venías oliendo que algo raro se cocía en el supermercado. Después de trabajar allí 15 años conoces a todos como si los hubieras parido, claro que sí. Y de siempre has tenido facilidad para falsificar las firmas ajenas. Ya en el instituto siempre falsificabas las de tus padres para hacerte justificantes y poder hacer novillos. 

Por si acaso siempre llevas encima un contrato de readmisión y una carta de despido. Podrás usar cualquiera de estos documentos en cualquier momento, incluso usar las dos en el mismo turno o contigo mismo.

Desde que las acusaciones habían empezado a volar había estado preguntándome qué hacer. No era una decisión sencilla. Tenía cariño a Vladimir, pero era cierto que él era de los más sospechosos. Y no sólo le habían visto por ahí, sino que él mismo había admitido ir a robar a una de las viejas. En el mejor de los casos era un ladrón. Y una cosa era que robase a la tienda, y otra a los clientes mientras estábamos encerrados. En el peor de los casos uno de los que estaban buscando hundir este sitio. Que a mí realmente no me importaba demasiado, pero no quería que gente como Sara o Joel se quedasen sin curro.

Así que decidí despedirlo. Después de haber estudiado a Mauricio durante la noche anterior creía que sería algo que él haría, al menos si no estuviera visitando Marte ahora mismo. Klara también lo haría, aunque le daría al ruso una patada en la boca con las botas de punta de metal por traidor. Yo iba a limitarme a lo primero.

Has gastado tu carta de despido, sólo te queda la carta de readmisión.

Tú misma, tuya es la carta XD.

La noche cae sobre el Mercadona de la calle Prosperidad y llega tu momento. Es hora de tomar una decisión, ¿a quién copiarás esta noche?

Tienes hasta el Domingo a las 22h para darnos un nombre ^^.

Te recordamos que el plazo para usar la carta de readmisión y tu poder para esta noche termina hoy a las 22h ^^.

Estaba bastante satisfecha por todo lo que había aprendido durante el día. No era sólo una imitación de Mauricio, sino que estaba casi segura de que de no haber estado K.O. en ese momento él habría hecho lo mismo. Y la gente ni siquiera había hecho un sólo comentario, lo que significaba que lo había hecho parecer tan natural que cualquiera se lo habría creído. No podría ir mejor.

Durante esta noche decidí centrarme en Sara. Al fin y al cabo sería lo que más me ayudaría de cara al futuro. Y no sólo eso, sino que además así podría entender mejor cómo se sentía respecto a Raúl, y quizá echarle una mano de alguna manera.

Con un suspiro dediqué las últimas horas a observarla retomando la costumbre de apuntar en el cuaderno todo lo que debía recordar.

Cuando todos duermen tú te levantas y sin que nadie se entere te pones a hurgar entre las cosas de Sara. Encuentras sin mucha dificultad su mochila y revuelves en su interior con algunos remordimientos y recordándote que lo haces para aprender. Te sorprende encontrar lo que parecen ser dos ambientadores y un juego de llaves del pequeño aseo que hay entre los dos cuartos de mantenimiento. Hueles los ambientadores y al comprobar que uno contiene restos de feromonas del amor y el otro esencia de marihana reconcentrada lo entiendes todo. A Sara parece que le gusta unir a la gente. Y eso te da una idea. Te diriges rápidamente a la oficina y buscas las llaves de un pequeño cuarto que hay entre los almacenes 1 y 2. Tardas un buen rato, pero terminas preparando unos ambientadores parecidos a los de Sara. Te da la sensación de que tal vez no sean igual de potentes, pero al menos tendrás que probarlo. Y para cuando llega el amanecer ya lo tienes todo listo. 

No lo puedes evitar, eres una casamentera. Has tenido una vida difícil y has aprendido a valorar los sentimientos por encima de todo. Te encanta que la gente se enamore, y que sean amigos para siempre. Lo tuyo son los finales felices. Sobretodo si has tenido algo que ver en ellos. 

Tienes cuatro llaves que dan acceso a los dos cuartos de mantenimiento, dos llaves por cada cuarto. Durante el prólogo podrás elegir a quién le metes cada una de estas llaves en el bolsillo. Podrás elegir cada día espiar las conversaciones privadas que se mantengan en uno de los dos cuartos.

En el cuarto A hay un ambientador que desprende unas feromonas del amor. Las personas con esas llaves se sentirán irremediablemente atraídos el uno por el otro. Tanto que si uno de ellos es despedido o expulsado, el otro lo seguirá de inmediato. Y si readmiten a uno, tendrán que hacerlo con los dos. 

En el cuarto B el ambientador desprende un olor a marihuana triposa que provoca un colocón lleno de exaltación de la amistad. Las personas con estas llaves se apoyarán entre sí de manera que la primera vez que uno de ellos sea despedido o traten de expulsarlo, la fuerza conjunta hará que se mantenga en el supermercado. A cambio si esto se repite una segunda vez, ambos serán despedidos o expulsados.

Te sientes genial con todo lo que estás aprendiendo en este encierro. Tan bien te sientes que crees que serías capaz de convencer al Bulldog para que en un momento determinado concediera inmunidad al despido de alguien durante la noche. Aunque claro, el tipo se las trae, así que no funcionaría más de una vez. Y para poder hacerlo tienes que estar dentro del supermercado.*

¿Puedo meterme a mí misma?

Sí.

 ¿Puedo meter a la misma persona en los dos sitios?

Sí

Voy a partir de la base de que dadas las condiciones de mi poder, salvo que escoja de nuevo a Sara mañana se trata de algo temporal.

Eso no lo sabes. No tienes ni idea de lo que sucederá con las parejas cuando abandones el poder, si lo abandonas.

En caso de ser así, ¿las personas que haya dentro sabrán si es temporal o permanente?

No, en caso de ser así, no lo sabrían.

 ¿En caso de meter a un "bueno/neutral" y a un "malo", tendrían que ganar juntos y solos?

Sí, mientras la pareja se mantuviera ligada.

Con un ambientador en cada mano no pude evitar formar una media sonrisa mientras pensaba qué iba a hacer con ellos. Me sentía nerviosa por el poder que suponían y al mismo tiempo ansiosa por querer usarlos cuanto antes.

Tenía claro que en el cuarto B iba a estar yo. Marihuana triposa sonaba como algo que le pegaba tanto a Sara como a Klara, y tenía que experimentarlo. Eso sí, tendría que elegir quién me acompañaría.

Lo cierto era que la tentación de probar también el otro ambientador era grande, pero no sabía con quién emparejarme. Sara tenía novia, Mauricio mujer... No me habría importado escoger a Joel, pero lo habían echado. En cuanto a los demás... Ninguno me llamaba demasiado la atención.

Entonces se me ocurrió la idea. Miriam y el chino. Tenía una amiga que decía que si ponías suficiente atención el chino era fácil de entender, que si te ponías en la situación de alguien que no comía nada más que arroz sonaba igual que el castellano aflamencado. Nunca había terminado de creerlo, pero podía ser una buena oportunidad para intentarlo. Y sino siempre podía buscar alguna aplicación para el móvil que me permitiera traducirlo. Al no tener el follón de todo el mundo como en el súper seguro que eso servía. Sí, desde luego esa idea era genial.

Ahora sólo faltaba decidir quién me acompañaría en el otro cuarto. Mauricio o Sara, Sara o Mauricio. También podría haber escogido a Aicha, pero desde que nos habíamos quedado encerradas estaba pasando bastante de nuestro culo. Como no era capaz de decidirme opté finalmente por tirar una moneda. Cara, Mauricio. Cruz, Sara. Pero sin llegar a lanzarla ya me había decidido: Sara. Ella era mi amiga, quería poder defenderla si decidían echarla. Y había visto los papeles de Mauricio: él tenía cómo volver.

La noche cae sobre el Mercadona de la calle Prosperidad y llega tu momento. Es hora de tomar una decisión, ¿a quién copiarás esta noche?

Tienes hasta el Domingo a las 22h para darnos un nombre ^^.

Al acercarse la noche me fijé directamente en la Sholi. Si era cierto lo que Sara me había contado podía ser lo que necesitábamos para que algunos compañeros volvieran a estar entre nosotros, y eso molaba.

Me centré en la forma peculiar que tenía de cuidar de su hijo, en su manera de hablar, de moverse... Sin duda era una de las interpretaciones más difíciles que había llevado a cabo, teniendo que dejar de lado los escrúpulos y tirar hacia adelante, pero por otro lado lo veía como un reto.

Lo más complicado iba a ser el tema del niño: ¿qué podía hacer? ¿Pedirle al suyo? ¿Fabricarme uno con embutido? La idea de usar a Paquito podía servir, pero atármelo a la espalda con cinta aislante podía ser complicado...