Partida Rol por web

El político al ver a aquel gordo cabrón, hace la única cosa que puede hacer dadas las circunstancias: Lanza un grito como una maricona y empieza a correr alrededor de la sala con los brazos levantando y agitando las manos hacia abajo, esquiva los bancos, se sube en ellos, tropieza en otro, está a punto de caer pero logra no perder el equilibrio y pasar junto al enorme gordo, quien mientras Ángel corría, se había acercado al estrado y había agarrado al fiscal por el cuello de la toga e inclinaba la cabeza hacia el pobre fiscal...

Pasaste por detrás del gordo y saliste al pasillo, justo en el momento en el que saliste, un tío que iba corriendo chocó contra ti y te tiró al suelo, rodaste hacia un lado y quedaste tendido de espaldas durante unos segundos... pese a estar tumbado, escuchabas perfectamente gritos de angustia, de rabia y de dolor, de varias personas en el interior de la Sala que acababas de dejar, el gordo de alguna manera, estaba atacando a aquella gente. Fuiste entonces consciente de que había gente que corría de un lado para otro y pasaba muy cerca de donde estabas tumbado.

Escuchaste golpes sordos que venían de más adelante, del otro extremo del pasillo.

No me ha dicho su nombre, que tío más borde....

-Sí, vayamos a ver que ocurre, pero ve tu delante. A pesar de este palo no me fio mucho de mis posibilidades de sobrevivir...

Me asomo por la puerta y avanzo hacia la siguiente sala, para comprobar si hay alguien o algo de interés.

No te quedes atrás. Y vigila tu espalda.

-Bien, bien... mi espalda....    dice Javier, que se coloca detrás de Manuel espalda con espalda intentando no perderle de vista,

-Esperemos que ya se haya solucionado todo...

Antonio dio un grito de dolor al sentir los dientes en su carne. La adrenalina fluia con rapidez por su torrente sanguineo, y aun a pesar de la herida y el miedo, reunío el coraje suficiente para apretar dientes y actuar a la desesperada.-¡Joputa!-. Aquel espectaculo ya había pasado de castaño oscuro y no iba a tolerar que los payos se burlasen de el con aquel rollo de peli de serie B. Agarró a la mujer que tenia a su lado y la empujó contra el agresor, en parte por el cabreo y en parte para poder zafarse de el. Después de eso correría para salir de allí.

Los dos hombres avanzaron por el pasillo siguiendo el origen de los ruidos, a su paso pudieron comprobar cómo el suelo estaba lleno de zapatos, abrigos, móviles, bolsos, varios calcetines, bancos que habían sido arrancados de su sitio y estaban en medio del pasillo... en definitiva, aquello parecía un caos absoluto. Vieron varias Salas abiertas, pero al asomarse vieron que estaban vacías, en una de ellas vieron sobre el suelo una enorme mancha de sangre viscosa que parecía una piruleta de fresa derretida. Se encogieron de hombros y continuaron hasta el lugar de donde procedían los ruidos. Frente a una de las puertas había media docena de personas golpeándola. Dos mujeres se daban cabezazos contra la pared mientras que las otras cuatro personas (todos ellos hombres) daban manotazos a la puerta intentando tirarla abajo.

En el momento en que colocábais el segundo banco como tranca en la puerta, un enorme golpe hizo que la puerta se resquebrajase por fuera, escuchásteis el sonido de madera al romperse. No sabíais con qué golpeaban la puerta aquellas personas, pero desde luego no era con las manos.

Entre golpe y golpe escuchásteis dos voces masculinas fuera en el pasillo, según detectásteis, se acercaban a la puerta. Fue sólo durante un instante porque en seguida continuaron los golpes al otro lado de la puerta.

Entonces escuchásteis un ruido que venía de uno de los bancos, la chica morena tan atractiva se había levantado y caminaba hacia vosotros... ¡ESTABA MUERTA! ¿CÓMO? ¿CÓMO ERA POSIBLE AQUELLO? no lo sabíais, pero estaba a unos cinco metros y se acercaba con los brazos extendidos y la mirada perdida.

Antonio en su primer intento apenas tuvo tiempo de mover a la mujer y desde luego no fue suficiente para evitar que el hombre le mordiese ahora en su brazo derecho, a la altura del bíceps, desgarrando un nuevo trozo. Enrabietado por el nuevo mordisco, el chaval pegó un empujón al hombre con todas sus fuerzas y lo lanzó de espaldas contra el suelo. La mujer a la que había empujado estaba ahora como borracha, la cual se tambaleaba y miraba al chaval con mirada estúpida. Lógicamente, Antonio no se detuvo más que unas décimas de segundo y salió como alma que lleva el diablo al exterior de la Sala.

El pasillo era un caos, gente corría de aquí a allí, había un hombre vestido de chaqueta y corbata tirado en el suelo, tumbado boca arriba y una mujer estaba agachada mordiéndole sus partes íntimas... ¡SE LAS ESTABA COMIENDO DE VERDAD!

Antonio tenía que elegir si ir hacia la derecha (al resto de salas) o a la izquierda (a las escaleras y a la salida).

¡Claro! ¡Gases nerviosos! Unos terroristas los habían estado bombeando todo el tiempo por los conductos de ventilación. Nuestros cerebros estaban teniendo alucinaciones terroríficas, pero en realidad nos encontrábamos de rodillas escupiendo los pulmones. ¡Debía de ser eso!

Pero no, no cuaja. Yo he probado los tripis. Esto no tiene nada que ver con alucinar. No soy consciente de que he sacado la pistola del bolso hasta que me sorprende en la mano su peso seco y helado. Ahora se trata de hacia dónde encañonar. Si disparo a la puerta, ¿los disuadirá? ¿Pero cuántos atacantes hay fuera, me cago en mi vida? Todavía podrá resistir, me digo.

Este espantajo que hace no mucho era una tía buena y hace menos todavía había muerto de una forma espantosa me está poniendo los vellos para colgar llaves. Su aspecto de ida me recuerda a... El verano pasado visité a mi madre en la residencia. En la sala común había bastantes viejos con demencia senil. A gente con las conexiones cerebrales hechas mistos, a esto me recuerda. No creo que responda, pero:

-No des ni un paso más, chiquilla, o te pego un tiro entre ceja y ceja.

La muchacha no sólo no respondió sino que muy al contrario, continuó caminando con los brazos encogidos como si agarrase un cuello invisible, ahora veíais cómo sacaba la lengua y se relamía la muy puta, su lengua estaba amoratada y llena de llagas. Se acercaba, se acercaba hacia vosotros y sus intenciones no eran para nada pacíficas. Todos habíais visto películas, leído libros, cómics y esas cosas... pero esta era la puta vida real. ¿Estaba realmente sucediendo? ¿ Era una broma de cámara oculta e iba a salir el famosete de turno con un ramo de flores?

El grito que pegué ante la embestida tan fuerte de aquello que estaba tras la puerta resonó en la sala en la que estábamos, y para mi horror me di cuenta que no era sólo el guardia el que estaba intentando entrar sino que tenía que haber otros como él, pues la fuerza que estaban utilizando no era normal.

Me aparté de allí con los ojos abiertos como platos de puro pánico, dándole la espalda a la puerta, como si de aquella forma fueran a desaparecer todos los problemas, pero a punto estuvieron de salirse de las órbitas cuando vi a la muerta caminando hacia nosotros.

- Joder, joder, joder... pero ésta ¿no estaba muerta? ¿por qué está caminando? Aaggggggghhhhhhh... se está relamiendo... será guarra, ésta viene a por nosotros como hizo el policía con el cámara. ¡PÉGALE UN TIRO DE UNA PUTA VEZ! -Estaba perdiendo completamente los nervios y gritaba como una histérica.- SI ESTO ES UNA BROMA NO TIENE NI PUTA GRACIA, MAMONES. -Le gritaba no sabía bien a quién, pero era mi forma de salir de aquel estupor que me embargaba.

Intenté caminar de lado muy despacio, dándole la espalda a la puerta donde aún sonaban los golpes y sin perder de vista a la tía aquella.

Me llevo las manos a la cara, completamente acojonada. Esa herida, no puede estar viva, no puede estar caminando, no puede, es imposible, no puede ser real.

Si esto es una broma no tiene gracia. En dos segundos vamos a matarla si no intervenís. Uno. Dos -cuento con lentitud, esperando que algo aparezca y nos sorprenda, que alguien nos cuente que todo esto no es más que una broma de mal gusto. Sin embargo todo sigue igual, un canibal loco golpeando la puerta y una muerta caminando hacia nosotros -Dispara.

Gente con las terminaciones nerviosas reprogramadas para recrear el infierno en la tierra.
Escucho este pensamiento por encima de los gritos y los porrazos.
Y disparo contra esa máscara terrorífica de lascivia.

La muchacha se acercaba, no reaccionábais, Lucía se echó a un lado entre los bancos de madera y Ana se quedó en el sitio, frente a la puerta, el tiempo pareció detenerse: Raúl quedó quieto sin reaccionar hasta tener a la chica muy cerca, finalmente disparó a bocajarro y dio a la chica en el seno izquierdo, un tiro limpio que le atravesó el corazón, sin embargo, en vez de caer fulminada, su cuerpo retrocedió un metro por el impacto de bala y Raúl dio varios pasos debido al retroceso, pero la chica siguió como si tal cosa, siguió caminando y agarró a Raúl de la pechera.

“La sangre no ha salido a borbotones de su pecho, sino que ha salpicado como si yo hubiese lanzado un guijarro a una fuente estancada, porque su corazón ya no late y su sangre ha empezado a coagularse”, grita mi cordura.

Me zarandea como si yo fuese un pelele, siento su aliento a podrido en la cara. No, no voy a dejar que me desgarre el cuello, sólo tengo que encajar el cañón debajo de su barbilla y…

Disparar.

Antonio chocandose con unos y con otros intento abrirse paso hacia el exterior donde creía que estaría su gente. No confiaba en nadie mas que en ellos, y no esperaba que le protegiese ninguno de los agentes que pudiera encontrarse. Jadeante y desorientado era incapaz de dar veracidad a lo sucedido.

Al salir al pasillo te diste cuenta de que estaba pasando algo realmente grave, fuera había media docena de personas en el suelo, inmóviles, había sangre por todas partes, un hombre de mediana edad vestido con chándal venía caminando hacia ti. Llevaba la cara ensangrentada, con la boca abierta y de un lado le colgaba la lengua flaccida y anormalmente larga, como si se la hubieran desgarrado, caminaba con paso tambaleante y emitía gemidos muy similares a los de la chica, te quedaste paralizado otra vez, pero en esta ocasión fueron apenas unas décimas de segundo.

El joven sentía la necesidad de salir de allí como fuera. Se lanzo hacia las escaleras  intentando rodear al desgraciado que caminaba muerto hacia el. En el exterior debian estar esperandole los suyos, y temía que por alguna razón no fuese así.