Partida Rol por web

en on momento sientes como te quemas, como tienes multiples fracturas, ves como se vuelca el camión en el que viajas e incluso tienes la sensación de morir, llegaste al sueño eterno, unos egundos más tarde, extrañada y totalmente confundida abres los ojos y no solo te vuelves conciente de que no sientes dolor, de que hay menos luz, escuchas música, y un segundo despues escuchas un gemido a tu lado...  este es tu despertar adelante!!!

Abro los ojos. Me siento más viva que nunca, sobre todo, después de una pesadilla tan horrible. El accidente, el fuego... Sacudo la cabeza para borrar esas imágenes de mi retina y miro a mi alrededor. El susto me paraliza el corazón. Me encuentro en una habitación enorme sobre una cama adoselada con suaves sábanas blancas.

Escudriño con cuidado el otro lado de la cama y veo que hay un hombre completamente desnudo con una sonrisa en los labios.

Me llevo la mano a la boca, totalmente sorprendida, y, con sumo cuidado, salgo de la cama y me dirijo al baño. Me miro al espejo y, pego un grito ahogado.

La persona que me devolvía la mirada en el espejo no era yo.

-¿Qué demonios me está pasando? -dije, asustada, a mi reflejo, esperando que me respondiera, como una idiota-. Pero, ¿quién cojones eres tú?- grité al espejo, lanzando un vaso de cristal y haciéndolo trizas.

el hombre en la cama no se percata del ruido que haces esta demasiado borracho para saber algo, tu te paniqueas con todo, es demasiado que asimilar en un instante tan breve, sales y buscas tus cosas, hay ropa fina que parece ser tuya, una bolsa elegante, mas la ropa y el dinero del tipo con el que estabas teniendo sexo, urgas en sus ropas y encuentras su cartera, tomas 4000 en efectivo que hay ahi, eso lo haces involuntariamente, es tu cuerpo el que se mueve no es que lo hagas vos premeditadamente... que haces despues?

Tomo el dinero y lo guardo en lo que creo que es mi bolsa (aunque no la haya visto en toda mi vida, siento que es mía). Me visto lo más rápido que puedo y me pongo los caros zapatos de tacón. Me echo la bolsa al hombro y miro por última vez al hombre acostado en la cama. "Ojalá me acordara de lo que hemos hecho tú y yo esta noche" pienso con amargura.

Abro la puerta para salir al pasillo y, por última vez, me contemplo en el espejo. No sabía qué estaba pasando, pero tampoco iba a averiguarlo mirando mi reflejo.

Sacudo la cabeza y cierro la puerta con un portazo. Recorro el pasillo escuchando el sonido que hacen los tacones al chocar contra el suelo. Llamo al ascensor y bajo hasta la primera planta. En el amplio portal de mármol, se encontraba un vigilante. Lo miro y le sonrío con picardía. No me molesto en saber si me devuelve la sonrisa, lo único que quiero hacer es desaparecer de ahí.

Salgo a la fría y oscura calle. No se veía ni un alma. Camino sin un rumbo fijo, pensando en mis cosas. "¿Qué es lo que está ocurriéndome?" me pregunto una y otra vez.

Al final de la calle, veo las luces de un restaurante abierto. Decido entrar para resguardarme del frío y pensar con detenimiento mi nueva situación.

El restaurante era bastante lujoso. Toda aquella zona parecía de una clase bastante alta, un lujo que yo nunca me pude permtir.

Me siento a una mesa y espero con paciencia al camarero. Resoplo con frustración. Miro por la ventana del restaurante hacia la oscura y silenciosa calle como si encontrara las respuestas a mis preguntas allá fuera.

entras en el restaurante, no sabes si entraste ahí por que te pareció seguro o simplemente porque tu cuerpo te llevo ahí, tomas asiento en un rincón mal iluminado, es una mesa circular pequeña, al instante llega un mesero y te sonríe, no te pregunta nada y comienza a traer el servicio, una canasta con panes extraños, un poco de aceite con vinagre para acompañar el pan, una copa de buen vino añejo tinto, chasquea los dedos y un violinista comienza a tocar con mucho sentimiento, no sabes la razón pero tus ojos comienzan a secretar lagrimas, cuando notas eso y te preguntas la razón ves a tu mano jugando con los largos cabellos rubios que bajan por tu mejilla, suspiras e instintivamente sacas un cigarrillo que antes de pensar ya estas fumando, ni siquiera puedes quejarte de eso, ya que el humo le cae muy bien a tu nuevo cuerpo para tranquilizarte, el mesero te mira sonriente aún, -Sophie, el señor vendrá en algunos minutos, gustas comer algo antes? Te extiende la carta

Le miro y con extrañeza. "¿Sophie?" pienso. Tras un segundo, le sonrío y tomo la carta.

-Gracias - le digo-. Ehh... tomaré... -miro la carta para hacer tiempo. "¿Cómo que vendrá un señor?" me pregunto angustiada-. Tomaré un batido... De vainilla -agregué, mirándolo con coquetería.

Vi cómo la cara del muchacho se volvía roja por un instante. Me llevé el cigarro a los labios y eché el humo de la forma más sensual que uno se podía imaginar. El chico se giró y entró en la barra a preparar el batido sin decir nada.

Sonreí para mis adentros. Miré por la ventana de nuevo, dejando caer la ceniza en el cenicero de cristal que había en el centro de la mesa. Eché un vistazo a todo lo que había en la mesa. No me apetecía nada de nada.

Al rato, el muchacho volvió con el batido. Tomé la pajita entre mis labios y bebí, mientras le echaba una mirada al muchacho muy insinuante. Me pasé la lengua por los labios y murmuré:

-Delicioso.

El chico se puso rojo hasta las orejas y, por poco, sale corriendo de allí. Se dio la vuelta y se volvió a meter dentro de la barra.

Sonreí. "La verdad. Esto no está tan mal", pensé, bebiendo más batido.

Al rato, volvió el muchacho con otro hombre.

-Sophie - dijo el chico-. El señor pregunta por ti.

Le miré con una sonrisa y miré al hombre. "Espero que esta vez sí que recuerde lo que voy a hacer con éste" pensé divertida, mirándolo con coquetería.

se acerca un hombre un poco mayor,observa tu mesa, "vino servido, panes de yerbas y aceites aromaticos para acompañarlos y a pesar de eso tomas un batido?" se seinta a la mesa, y toma tu mano -amor mio, tanto tiempo esperando aquí y deseperandome por verte (beso tu mano)

Pese a que el hombre era un poco mayor, no dejaba de ser atractivo. Sonreí cuando me besó la mano con delicadeza y le eché una mirada cargada de sensualidad.

Nos sentamos a la mesa y noté que no paraba de mirarme, como si me evaluara, como si me estudiara.

"Parece que él me conoce bastante bien. El problema es que yo no tengo ni idea de quién es" pensé, con un deje de preocupación. "Bueno, se pueden hablar de mil cosas".

A medida que pasaba el tiempo y el hombre no paraba de mirarme, sentía cómo mi cuerpo se iba encendiendo más y más. Pasó rato hasta que se abrió una conversación banal sobre el tiempo, las últimas noticias de actualidad y el suceso del accidente en el que, cada vez estaba más segura, morí.

Me saqué el zapato de tacón con ayuda del otro pie y, por debajo de la mesa, empecé a frotar mi pie en su pierna con sensualidad, mientras no apartaba mi vista de él. Le sonreía con picardía para ver si arrancaba y nos íbamos de ese lúgubre restaurante para irnos a su casa.

Me puse de nuevo el zapato y me levanté despacio, para que admirara mi cuerpo en cada detalle y se recreara. Me acerqué a él y me incliné a la altura de su oreja para susurrarle:

-¿Nos vamos? - le pregunté y le pasé la lengua por la oreja para, después, darle un húmedo beso.

Sin esperar su respuesta, me dirigí a la puerta del restaurante y la abrí. Al segundo siguiente, oí cómo el hombre arrastraba la silla, se levantaba y se dirigía a mí, sonriendo de oreja a oreja de forma lividinosa.

"Esta noche va a ser memorable" pensé, mientras salía a la oscura y silenciosa calle.

es una noche tranquila, pero bastante fria, "no esta mal, aún no pierdo la forma, pensar que hoy tuve que elimar a un competidor..." limpio el filo de la navaja con una servilleta y la tiro, luego veo mi reflejo en ella y la guardo en mi gaban camino por la acera para llegar a mi cita en el restaurante, llego por fin a la entrada, retoco un poco mi cabellera y acomodo mi sombrero, acomodo la flor en mi gaban y me dispongo a entra cuando veo a Sophie salir con otro sujeto, me hago a un lado y espero a que salgan, al salir le pongo el pie al señor para que se caiga... volteo hacia Sophie -Te dije que hoy no era noche de clientes volteo al sujeto tirado, -marchate!!!!

"Pero, ¿quién es este tío?" me pregunto, un tanto asustada.

Sin embargo, no siento un temor irrefrenable.

-¡Eh! Payaso - le espeté-. Un poco de cuidado - me incliné para ayudar a levantarse a mi, digamosle, compañero-. ¿Estás bien?- le pregunté.

Me levanto y me enfrento al tío de la flor en la solapa.

-Que no vuelva a pasar, ¿entendido?- me quedo mirándolo fijamente, y no puedo resistir que me entre un escalofrío por la espalda, sin embargo, intento que no se me note-. Piérdete - le digo, señalándole el otro extremo de la calle.

Lo miro por última vez y, cogiendo del brazo al hombre, nos vamos y nos internamos en la oscuridad, dándole la espalda al hombre de la flor en la solapa.

Una sonrisa de picardía asomaba en mis labios.

"pero que le pasa a esta bruta?" veo que se van, pero en el primer callejón que cruzan me les pongo enfrente, al tipo lo recibo de un puñetazo en el higado solo veo como se doblega y cae al piso, le pongo mi zapato en la boca y lo piso con fuerza, -dile a tu jefe, que ella no cambiara de "chulo" soy yo quien la representa y que si tiene problemas con eso, venga  verme en persona, de doy una patada en las costillas para escuchar como sufria, volteo hacia ti antes que puedas reaccionar ya te di una cachetada que te movio la cabeza hacia a tras y que obviamente te dolio -esto es por escupirme pendeja, ¿qué te crees? ¿qué puedes hacer tú voluntad sin consultarme? si te quieres ir ya conoces la forma y el pago... escupo al piso -ahora vamonos a cenar, te guio al restaurante de nuevo

Sin poder reaccionar por los acontecimientos que ocurrían, no pude resistirme y acompañé al hombre de la flor en la solapa de nuevo al restaurante. Mientras me cogía por el brazo, giré la cabeza para ver cómo estaba el otro tipo.

Me llevé mi mano a la mejilla la cual sentí cómo ardía por el bofetón.

-¿Qué es lo que quieres de mí, eh? -le pregunté mientras me removía para que me soltase el brazo- "No sé quién es este tipo, pero a mí, bueno, a mi "apariencia" la conoce muy bien", pensaba mientras volvíamos a entrar de nuevo en el restaurante.

"Si quieres guerra, la tendrás" pensaba, al tiempo que me sentaba. Disimulé y puse mi mejor cara con mi mejor sonrisa. "Éste no sabe con quién se ha cruzado".

Le miré lo más insinuante posible.

-Ah, querido -susurré-. Olvidemos la ocurrido. Tú y yo aún podemos hacer muchas cosas - y le sonreí con picardía.

nos sentamos a la mesa y me tomo la copa de vino, como un poco de pan aderezado y escucho lo que propones "en verdad esta mujer esta cada vez peor..." -que rayos te pasa a ti? le digo mientras continuo con el vino, llega el mesero con dos porciones de pasta, una para tui otra para mi, y me propuse comer mientras te escuchaba, "pone ojos de querer matarme y luego me trata amable... pff" -Hacer cosas? y que rayos podría yo hacer con una chiquilla?, quien rayos te entiende... hace tres dias me pediste aydua para no volver con Don Juan Cassanova... (sorbo el vino y parto otro pan de ajo) ayer te acuestas y robas a mi juez de confianza... hoy llego solo para ver como te ibas con el empleado de Don Juan... termino de comer y doy un golpe en la mesa -a que estas jugando chiquilla? te lanzo una mirada fria que te cala hasta los huesos, piensa bien con quien quieres estar, que no me voya a pasar la vida cuidando chiquillos... te arrojo una llave de hotel, pago la cuenta y te dejo ahi aún paralizada

en cuanto Pedro se va, se acerca el mesero: -Sophie, sabes que es peligroso jugar a lo que juegas, Don Pedro se a portado bien contigo, por favor no hags que pierda la fe en ti, si no podrías regresar a ese horrendo lugar con Don Juan... sabes de sobra que casi nadie se arriesgaria pelear contra él... recoje los platos y se va

-¿Por qué no te metes en tus propios asuntos, eh? - le grito al muchacho a quien le temblaron los platos al oir la exclamación.

Me pasé las manos por la cara intentando sacudir de mi mente todas las cosas que me estaban ocurriendo desde que estaba en el cuerpo de la cría.

Cogí la llave que me había arrojado el tal Pedro y me la guardé en bolso.

Me levanté y me dirigí a la puerta del restaurante. Ni siquiera me despedí del camarero.

Caminé en dirección al hotel ,cuando, de repente, pensé en algo. Tal vez no tuviera mucho sentido, pero tenía que ir a donde empezó todo. Me detuve en mitad de la oscura calle y decidí ir al lugar del accidente.

Al lugar donde había muerto.

habias cruzado apenas unas calles cuando un carro sin placas, muy despasito cruza la avenida, el auto se detiene y es cuando puedes observarlo, es un lowrider, rines de oro, luces de alogeno, el desgraciado brilla, hace mucho ruido, lo que menos tiene es discreción... de ahi sale un hombre... uno que te mira y se aproxima a tí

me acerco a tí -hey Brunelle, mucho tiempo sin verte, será mejor que entres al auto

"¿Brunelle?" pensé, mirando al hombre que asomaba por la ventanilla del coche, "¿y quién es este tipo?". De nuevo, me vi sumergida en un mar de preguntas. Para disimular mi desconcierto, sonrié y dije con altanería:

-Esta noche no, querido - y seguí caminando por la oscura y fría calle, sabiendo lo que me arriesgaba al contestar tal cosa según lo que me había contado Don Pedro. Pero la situación me estaba empezando a cansar. El hecho de que todo el mundo me conociera y yo a ellos no, me ponía cada vez más y más furiosa.

Tal vez, hubiese alguna solución para quitarme el enfado. Antes de morir, me descargaba de la mejor manera que sabía, puede que ahora pudiese hacer lo mismo. Recordé en ese mismo instante las noches de locura que me entraban y lo satisfecha que me encontraba después de hacerlo, aunque mi acompañante no puediera decir lo mismo. De hecho, no podía decir nada. Sonreí para mis adentros cuando recordé esa parte, sintiendo un escalofrío muy placentero recorriéndome la espalda.

Me giré y le dije al hombre del coche:

-Bueno, sí, ¿por qué no? - abrí la puerta del coche y me senté en el cómodo asiento de cuero-. ¿A dónde vamos, cielo? - le pregunté mirándolo con picardía y pasándome la lengua por los labios.

te subes al auto, por la puerta trasera, en donde esta don Juan, al entra ves que el carrito esta lleno de gaurdaespaldas... simplmente entras y te sientas