Partida Rol por web

El joven inquisidor había adoptado hasta ahora una posición defensiva ante los ataques de los no-muertos, impidendo que uno de ellos llegase a dañarle. Erzsen se había ocupado de pulverizar a uno de aquellos cuerpos profanados pero ahora dos nuevos no-muertos  habían saltado hacía el joven noble fallando su ataque, oportunidad que el inquisidor aprovechó para decapitar a uno de ellos con un poderoso y diestro corte de alabarda.

- ¡Que tu cuerpo quede liberado de su profanación!-

La furia del inquisidor en su ataque era patente, sus ojos refulgían con un fuego interno,  claramente avivado por un deseo de venganza y obsesión por purificar aquel campo de corrupción.

Las criaturas continuaban deambulando erráticamente por la plaza central, pero la irrupción de los Vengadores llamó la atención de varias de ellas. Sicarius fue sorprendido por uno de esos zombis, reciebiendo una herida tremebunda que acabó por derribarlo. El guerrero cayó inconsciente.

Mientras tanto, Caeller se batía con saña. Lanzaba cuchilladas a diestro y siniestro, pero la superioridad de las criaturas estaba menguando la capacidad del veterano alguacil. A medida que avanzaba el combate, más no-muertos se agolpaban en las recias puertas de la edificación en la que se hallaba Jominda disparando con la ballesta. Las criaturas golpearon con dureza la madera de la puerta, mientras sus gemidos aumentaban de intensidad...

Kendra por su parte se acerca hasta la posición de Erzsen, y tras colocar su palma en el hombro dice:

- Deberíais ir lo antes posible hacia el Salón del Consejo... Tal vez la gente del pueblo se esconda allí...- argumenta la dama mientras señala a la multitud de zombis que golpean con insistencia sus puertas de madera...- Si entran harán una escabechina...-

La suerte abandonó al alguacil. Las criaturas eran demasiado insistentes, y había perdido demasiada sangre por las diversas heridas que lo cruzaban. Finalmente un duro golpetazo lo tumbó... Las oscuridad se hizo para Benjan mientras en la lejanía el grito de Jominda quebraba la noche.

El hacha, tras regresar a la mano de Jarik, vuelve a salir disparada . Pero la imagen del valiente alguacil cayendo, hace que en el último momento el tiro falle . Jarik intenta retroceder mientras intenta recuperar el ritmo perdido.

Por todos lados hay sangre, muertos y gritos de batalla... No puede volver a fallar... Entonces ve a su espalda a Lyria... No puede retroceder. Tiene que enfrentarse al monstruo directamente...

El zombi frente a ellos obstaculizaba la carrera desenfrenada por despejar la Sala del Consejo. Y eso no podía permitirlo. De ninguna manera. Con rabia Erzsen se dejó de florituras y agarró los cuatro ralos cabellos que le quedaban al ser y atrajo la cabeza hacia si, para desjarretarle un tajo en el cuello. La sangre negra y hedionda cubrió las bellas facciones del conde, pero se le daba un ardirte, solo quería que aquel ser cayese de una vez.

La daga curva enjoyada, cortó la tumefacta carne del podrido ser, como si de aire se tratara. Nuevamente volvió a suceder. La carne comenzó a crepitar como si estuviera quemándose en una pira al rojo vivo. Después, el no-muerto estalló deshaciéndose en un montón de ceniza.

Tras ver como las cenizas del maldito ser revoloteaban por el aire nocturno, Erzsen salió disparado hacia el muro de carne podrida que aporreaba la puerta donde se presumía que se escondían los indefensos aldeanos. Mientras corría a todo lo que le daban sus piernas el chico de pelo de fuego vociferaba como poseso:

- Venid por mi malditos montones de estiercooool!!! - Y girando la cabeza atrás añadió - Destheeeeer!!! Conmigoooo!!

Los sonidos de la batalla resonaban en su cabeza, su corazón le pedía levantarse y combatir hasta el final, combatir por la palabra de su señora Pharasma, pelear por la supervivencia del pueblo, pero sobretodo por sus hermanos. Las fuerzas le habían abandonado hacía mucho, las heridas y el cansancio del anterior combate habían hecho mella en sus energías, ahora solo podía esperar el milagro o la muerte lenta mientras era devorado por un infecto ser y escuchaba como su familia perecía junto a él.

Maldita sea, quiero luchaaaarg

El combate se estaba tornando caótico y adverso. El alguacil había caído, Sicarius también... No sabía en que situación se encontrarían ninguno de los dos, seguramente a estas alturas estarían desangrándose por las múltiples heridas.... Tenía que tomar una decisión...

Pharasma me guíe

Rodeó la roca y salió a campo abierto hacia su hermano, con la seguridad de que aquellos engendros no le verían... Ojalá no se equivocara en la elección...

El zombi que se dirigía hacia Lyria fue interceptado por Jarik en su avance. El pistolero alzó su hacha de mano de manufactura enana, un arma forjada para héroes de antaño de poder sin igual. El ser lanzó un fuerte golpetazo, pero Jarik fue rápido y pudo evitarlo sin excesivos problemas... ¡¡Tenía que evitar caer!!

Lyria extrajo de su mochila la poción con determinación y avanzó aún a sabiendas del peligro que tenía justo enfrente. Una vez a la altura de su inconsciente hermano para verter el sanador líquido en su garganta. La escena pareció detenerse mientras Lyria mantenía la mirada con el no muerto ser y el líquido hacía efecto en Sic.

Uno de los zombis que se hallaba arrancando carne del cuerpo vulnerable del alguacil, reparó en la carrera de Erzsen y salió en su encuentro. Pero el joven conde, imbuido por la fuerza que Kendra le había otorgado, y portando la daga enjoyada mágica, no tuvo ningún problema en evitar ser alcanzado por las zarpas del no-muerto...

Desther sólo tenía en mente una cosa en esos momentos.... todas las vidas inocentes dentro del edificio que esperaban una muerte segura si aquellos no-muertos llegaban a tumbar la puerta. Si en aquellos momentos el inquisidor tenía un objetivo claro, ese era proteger a todos esos aldeanos.

Cuando Erzsen echó a correr hacia la puerta con ese mismo objetivo, Desther no dudo en inclinar su alabarda y acudir hacía allí, no sin antes atacar a uno de aquellos cuerpos profanados que se encontraban entre el edificio y su posición al cual le inflingió otro diestro corte con la alabarda

Mientras los zombis se cebaban con el cuerpo caído de Benjan, otros fueron se unieron a las refriegas que mantenían tanto Sicarius desde el suelo, como Erzsen en su carrera por evitar que los no-muertos tumbaran las puertas del Salón del Consejo. A pesar de ello, tanto Sicarius el recio mocetón como el joven conde, se defendían con uñas y dientes de aquellas voraces e implacables criaturas...

Cuando más negro lo veía Sicarius y como por arte de magia, todo se volvió luz de nuevo, algo o alguien había sanado parte de sus heridas y ya no se encontraba tan cansado. Abrió los ojos y vio a su hermana Lyria junto a su cuerpo derrotado y a dos engendros malditos intentando rematar la faena con él para después ir a por ella.

Con fuerzas renovadas y la ferocidad que le otorgaba el volver a recrear en su mente y en sus carnes esta debacle zombie, el guerrero reunió el valor para volver a empuñar a Descanso Eterno y levantarse como un resorte. Conocía los riesgos que esto conllevaba, pero o era él o Lyria.

AAAAARRRRG

Gritó mientras se debatía entre golpes y mordiscos para echar mano a su espadón.

En su impulso uno de los zombi arañó la cara del recio guerrero...

El combate proseguía con furia. Los zombis proseguían golpeando las puertas del Salón, aunque Erzsen había conseguido llamar la atención de algunas de las criaturas que se congregaban en la fachada del edificio. Por su parte, Jominda continuaba disparando virotes a los zombis que poco a poco despedazaban a Benjan.

Por contra, Desther comprobó la fuerza ultraterrena nuevamente de tales criaturas nuevamente, pues una zarpa impactó en su costado fracturándole alguna costilla...

Los gritos de dolor de Desther llamaron la atención de uno de los no-muertos que se cernía sobre el maltrecho alguacil, y comenzó a moverse en dirección al joven inquisidor...

Sabiendo de su mayor habilidad en el ataque a distancia, Jarik retrocede un paso tras el fallido ataque de la vil criatura. Cogiendo el hacha con fuerza, la arroja sesgadamente hacia la cabeza del zombi para causar el mayor daño posible. Al ver como una apestosa masa de coágulos y sangre sale de la bestia, deduce que esta vez ha acertado con su hachazo a distancia...