Partida Rol por web

Otro engendro que sucumbía a los Vengadores de Pharasma. Otra pírrica victoria que anotar en la cuenta de los enviados de Ravengro...

Ravengro, ese pueblo de mierda donde mi maestro y mentor se había trasladado para estudiar la puta prisión de Harrowstone... ¿Qué cuernos hacemos aquí? Debimos irnos nada más enterrar a Lorrimor...

Pero qué estaba pensando!! Se estaba dejando llevar por el desánimo y la tragedia. Un servidor de la Dama del Destino tenía que aceptar lo que la vida tuviera a bien ponerle delante... pero nadie dijo que no pudiera dolerle, y a pesar de las múltiples heridas que tenía lo único que le dolía verdaderamente era el alma. Y no le dolía por él sino por sus hermanos, por aquellos pobres desgraciados que aparecieron en su vida para darle un sentido y ahora sangraban por todos los poros.... y no podía dejar de sentirse responsable, era el mayor y les había fallado, les había metido en una prisión que se convertiría en su tumba. Un vistazo rápido al grupo y la desazón hizo mella en su ya maltrecho ánimo. Sicarius estaba completamente fuera de sí porque no se había atrevido a enfrentarse a él, Jarik tenía más heridas que balas, Lyria vagaba con la dispar mirada perdida, Erzsen humeaba tras el abrupto y sorpresivo final de Gurtis... y Desther.... el inquisidor era una masa sanguinolenta casi irreconocible, llena de ampollas pustulentas y llagas encarnadas... Bendita sea Pharasma.... Y se puso manos a la obra mientras las lágrimas le caían a raudales por las mejillas. Recurriría a todos sus recursos para poner en pie al último de los Redge....

La pesambre y el cansancio comenzaban a parasitar la mente de Ishaya "El Inquebrantable". su fe se veía puesta en entredicho ahora que las cosas se ponían muy cuesta arriba. El sacerdote enano, jamás pudo pensar que las cosas se tornaran tan abigarradas y macabras como la maldita Harrowstone había conseguido. La prisión encantada se comportaba como un férreo adeversario, que hurgaba en las debilidades y penurias de sus cuerpos mortales, para cazarlos como presas indefensas. Cada paso por sus oscuras y lúgubres cámaras, era una prueba más para los Vengadores, los cuales se mantenían en pie gracias a los pocos recursos que el buen sacerdote pharasmita racionaba con celo.

Sin perder un segundo, Ishaya se acercó al cuerpo moribundo de Desther, y recurriendo a los poderes de su diosa, consiguió detener el avance mortal de sus heridas... ¡¡Aún no!!... Se recordó a sí mismo, pues en su credo reposaba la única fortaleza de la que actualmente disponía el enano.

Sus hermanos estaban a punto de ser derrotados. Sabía que lo adoraban, que él era el faro que los guiaría a donde fuera y que jamás le reprocharían nada, ni tan siquiera el bruto de Sicarius... Había que ser valiente. Si debían morir, morirían en aquel lugar. Entregarían sus almas a la Dama del Destino o a la malvada Harrowstone, pero la decisión sólo correspondía a Ishaya... Al igual que un general envía a la muerte a cientos de soldados...

No había nada que temer. Pues Pharasma abogaría por sus almas...

- ¡¿Quieres pelea, mortal?!- De repente una voz brotó del fondo del pasillo, más allá del rastrillo... - ¡¿Quieres mi hachuela?!... ¡¡VEN A QUITÁRMELA LLORÓN!!- gritó la misma voz provocando a Sicarius... - Dentro de poco, tu cabeza formará parte de mi colección... JAJAJAJAJAJAJAJA...

Tal vez era la falta de cordura o la insensatez a la que llamaba valor Sicarius, pero en el rostro del guerrero se dibujaba una sonrisa de oreja a oreja que ni la enorme sombra proyectada por el sombrero podía ocultar. Estaba encantado con la provocación, la deseaba de todo corazón, pero como siempre trataba de recordar en estas ocasiones, el mocetón tenía un ápice de imprudencia, bravuconería y muy malos modales, pero no era estupido.

Arrebatarte el hacha?!?! JAJAJAJAJA. Eres un ingenuo, el hacha es mia ya y tal vez seas tú el que debería temer por tu cabeza.

Sicarius dio un paso adelante y abrió los brazos en cruz como símbolo de alarde físico. 

Muéstrate y ven a por mi bastardo, da la cara y no te escondas tras embrujos y patrañas.

El guerrero era hábil en estrategias y sabía que si se lanzaba como un poseso al encuentro de El Cercenador no haría más que caer en una trampa de embrujos y arrastraría a la desgracia a todos los vengadores. En cambio si el fantasma se mostraba en el pasillo solo sufrirían por la falta de espacio para linchar al espectro pero también ganarían en cobertura estratégica para los más débiles y mermados del grupo.

Ya se que no me lo estoy ganando, pero confiar en mi.

Dijo a Ishaya y Erzen girándose momentaneamente mientras bebía de la poción que minutos antes Lyria le había prestado.

Las voces que retumbaron en el pasillo fueron contestadas por el bravucón de Sicarius. El guerrero, aferrando el arma del Cercenador no estaba dispuesto a sucumbir a sus pullas, aunque en el fuero de su corazón, lo deseaba profusamente. Ante las palabras del macabro espíritu, el robusto mocetón contestó buscando la provocación, no en vano se sentía fuerte por poseer el hachuela cuya sanguinolenta hoja lo tenía cautivado...

Entonces... Las palabras de Sicarius... Tuvieron el efecto deseado...

Una catastrófica criatura con los pies torcidos y quebrados asomó al final del pasillo. A pesar de ser una carcasa enjuta, arrugada y consumida, presentaba un cuerpo fibroso y nervudo. En su rostro unos ojos amarillentos brillaban presos de la furia y la rabia, mientras que un cráneo emitía un fantasmagórico tintineo como si de un macabro llavero se tratara. El no-muerto, era semitransparente, a pesar de que sus pasos y cadenas resonaban a medida que se aproximaba. En sus brazos, una réplica perfecta del hachuela que Sicarius amarraba con su fuerte mano, pero ésta, era translúcida como todo él...

- ¡¡Cuántas cabezas para mi colección!!... JAJAJAJAJA...- Se fue acercando con muy malas intenciones...

La voz sadica y cruel que flotaba por el corredor entró en la cabeza de Erzsen y la hizo restallar como el latigo de un negrero. La pesadez de su cuerpo se diluyó de golpe, y lo que antes era todo dolor y cansancio se convirtió en aquel miedo "sano" que lo invadía cuando las dagas clamaban por ser descubiertas y ansiaban danzar como locas en sus manos de niña. Sic, erguido como un dios desafiante respondió con un desafio, al tiempo que extendía los brazos ofreciendose para otro combate mortal. El escudo iluminado bailó en su brazo estirado y las sombras juguetearon por las paredes como niños traviesos. Ahora!! gritó el instinto asesino oculto del conde. Mientras las sombras danzaban como poseidas, Erzsen culebreó entre ellas para tratar de desaparecer y aguardar al ser que prometía más sangre y dolor.

Después de atender las heridas de Desther y sin tiempo para mucho más escucharon la voz de otro ilustre preso de la prisión de Harrowstone...Vance Saetressle "El Cercenador" retaba a Sicarius por la posesión del hacha maldita. Por un instante, Ishaya temió que el hombretón se lanzara a la carga de forma furibunda, pero por una vez el carácter bravucón de su hermano actuó en su favor. Se quedó cerca del grupo y lanzó un embite al poderoso espectro.... que este aceptó e hizo aparición al final del pasillo. Su siguiente pesadilla se había hecho presente. ¿Sería este el último combate de su vida?¿Otra victoria pírrica?

Apartó de nuevo los negros pensamientos y decidió centrarse en el presente, el futuro solamente lo conocía Pharasma. Se acercó a Sicarius mientras buscaba y extraía uno de los pergaminos que guardaba para ocasiones especiales, y aquella lo era, y cuando llegó a la altura del mocetón posó su mano sobre la espalda.

Que la Dama de las Tumbas te otorgue fuerza para enfrentarte al Cercenador. Loada sea Pharasma

Todo sucedió muy rápido. Mientras recargaba a neo-pimentera y el buen enano remendaba las quemaduras del esqueleto en llamas, un nuevo enemigo llamaba a sus puertas. Y esta vez si que parecía ser el autentico cercenador.

Sicarius lanzaba pullas al espiritu, y este respondió. Salio enarbolando otra hachuela. Otro gran enemigo que tenían encima y ellos casi exaustos y sin recursos. Aún así, jarik sabía que alí no había retorno posible. O salían victoriosos o con los pies por delante. 

Miro a su preciada arma. tenía una muesca y una abolladura de la caída del combate contra el salpicador. Pero confiaba en ella. Era su primera creación y le tenía gran estima. Controlo su canana y rió para sus adentros. Solo ocho balas. La cosa no pintaba bien...

Los ojos crueles y sin vida del Cercenador observaron al grupo mientras sostenía su hacha. A todo el grupo, Erzsen incluido. Las sombras danzarinas no habían bastado para ocultarlo... o quizás aquellos ojos de muñeca podían taladrar más allá de lo normal. Sea como fuere, la tactica del joven conde de esperar agazapado a que el espiritu pasase por su lado se disolvió como azucar en agua. Pensó rapido. Sic, ahora estaba seguro, se iría derecho a por él. No pensaba dejarlo solo junto a aquella parodia de vida traslucida. Así que trotó como un gamo pasillo arriba, fintando al pasar por su lado para evitar una primera cata de aquel filo fantasmal, mientras Ira de Pharasma ya brillaba con furia en una mano y la cuchilla de mitrhal centelleaba en la otra. Antes de detenerse las hojas ya danzaban y asestó dos golpes algo alocados contra aquel ser insustancial, poniendo muy pocas esperanzas en aquellos dos ataques inocentes. El combate no empezaba con buen pie para Erzsen...

Entonces ocurrió. La voz del Cercenador se hizo presente, respondiendo las frases que en el anterior combate hizo Sic. Pero para sorpresa de Lyria, Sic actuó con un razonamiento lógico, provocando para que este saliese a su encuentro, ..., y nueva sorpresa, este lo hizo.

Ocurrió muy deprisa, todos empezaron a moverse y actuar, pero Lyria quedó parada, ..., por un lado porque todo le pilló por sorpresa, y por otro porque poco podía hacer, ..., pero lo poco que pudiera hacer, estaba decidida a hacerlo. Aprovechando el movimiento de Erszen, avanzó hasta la altura de Ishaya, concentró sus pocas energías en un halo azul, rezando para que ninguna intromisión la distrajese, y lanzó ese pequeño halo contra el espíritu del Cercenador ....

El ataque del joven conde de pelo como el fuego no fue todo lo certero que esperaba, pues la criatura a pesar de poseer la cadera dislocada y las piernas torcidas por fracturas, se movía con la gracilidad de una marioneta... de una truculenta marioneta...

Antes de que Erzsen pudiera reaccionar, el Cercenador dio una voltereta hacia delante, escapando del área de influencia del pícaro. Como impulsado por un muelle, el espectro emergió frente a Jarik que tras cargar a neopimentera, se disponía a apuntar, pero... ya era tarde.

El hacha funesto de Saetressle cayó para propinar un terrible y sangrante corte en el pecho del pistolero, que con sorpresa, vio el rostro de la muerte ante él.

El joven herrero, descendiente de una antigua casta de inquisidores, último legado de su apellido para el futuro, contempló al temible espectro. La prisión encantada ya había mostrado cuan peligrosa y letal era, pero el último de los Redge daría su último aliento por erradicar el mal que asolaba a las gentes de Ravengro, la humilde aldea que en la que había crecido y en la que su padre lo había adiestrado. Durante su infancia Desther había entrenado sin saber muy bien con qué finalidad. Su padre, siempre mostró un aspecto oscuro y poco claro en el devenir de algunas cosas, pero al igual que Victori sabía que había llegado el momento de entregar su vida a la causa...

Ante él se alzaba el Cercenador, el ente capaz de acabar con sus compañeros, la única familia que le quedaba en este mundo corrupto y lleno de pecadores. Ishaya, lo había aceptado como uno más dentro de dispar comparsa de almas solitarias y quebradas, y él le agradecería todo lo que el sacerdote pharasmita le había regalado. Le devolvería las sonrisas a Lyria, la camaradería a Erzsen, los buenos consejos a Jarik, e incluso demostraría al bocazas de Sicarius, que los Redge jamás mostraban miedo ante la muerte, pues ese paso los acercaba más hacia la Dama del Destino.

Reuniendo las fuerzas que pudo y sabiéndose malherido, alzó su alabarda y gritó con toda la fuerza de sus pulmones:

- ¡¡¡OH, PHARASMA!!!... ¡¡YA ESTOY PREPARADO PARA TU JUICIO, MI SEÑORA!!... HÓNRAME CON TU PODER PARA CONDENAR UNA VEZ MÁS A LA MUERTE SIN DESCANSO... PORQUE YO SOY TU BRAZO ARMADO Y MI SANGRE TE PERTENECE POR NACIMIENTO... AGUARDA MI CARNE Y HUESOS... HOY LOS REDGE SELLARÁN EL CÍRCULO DE SU JURAMENTO... ¡¡¡HAZ QUE MI ALABARDA BRILLE CON TU FURIA!!!- y tras sus palabras, la alabarda se cubrió de un fulgor limpio y tonificador. La luz era clara y cristalina, e incluso por unos segundos pareció sonar los acordes de una melodía celestial. Sin más preámbulos, el inquisidor se lanzó en busca de la muerte... En busca de la gloria de los Redge.

Su pequeño plan improvisado había dado frutos, El Cercenador se había precipitado a la ratonera que debiera ser ese pasillo para él. Por desgracia el maldito fantasma era ágil como un acróbata y se desenvolvería en el pasillo bastante mejor de lo que jamás hubiese pensado Sicarius. Para colmo Desther le había privado de la posición de lujo para combatir adelantándose con aires suicidas. No lo entendía, si saberlo su imprudencia más propia de Sicarius que de un inquisidor había supuesto una grave desventaja táctica para el grupo. Ahora el guerrero debía esperar a que Jarik o el joven herrero cayesen para ocupar su puesto o arriesgarse a caer haciendo una maniobra atípica en el.

Resopló, renegó de la insensatez del inquisidor y maldijo a los 9 infiernos para sus adentros. Tomó impulso y apoyandose contra la pared se desplazó al combate en una muy poca ortodoxa cabriola. Lanzó un golpe que silbó en el aire delatando más furia que precisión. Las cartas estaban echadas y ni la mano no era buena ni había un as en la manga.

Rayos y centellas!!! Otro ente transparente.

Sacó a little blosom ... y nada más. El fantasma , rápido y ágil como un gato se planto delante del pistolero. El corte de la hachuela fantasma dolió como si fuese corpórea,y durante un instante notó como si el daño lo hubiese dejado fuera del combate. Pero en última instancia se sobrepuso con un esfuerzo gargantuesco de voluntad.

Se retiró un pequeño paso hacia tras y casi colisiona con Sicarius mientras este intentaba colocarse en una mejor posición de batalla.

Medio desestabilizado, el pistolero lanza el tomahawk hacia el Cercenador, pero sabe que las posibilidades de impactar son ínfimas..

Sicarius intentó una cabriola que lo exponía a la fantasmagórica réplica sobredimensionada del hachuela que ahora poseía. Sin tiempo casi para parar los pies sobre el suelo, el Cercenador descargó con rabia un tajo que se hincó con saña en el cuerpo del recio guerrero y que a punto estuvo de dejarlo fuera de combate. La herida en su lomo, comenzó a sangrar... ¡¡Maldición!!

Unas vaporosas bolutas de sangre comenzaron a flotar desde la herida del bravucón, hacia la herida que Desther había abierto con su ahora alabarda mágica. El daño del espectro se reconstituyó inmediatamente... ¡¡Maldición y mil veces maldición!!