Partida Rol por web

Sebastian asintió y se marchó por donde había venido.

Cuando Alyra le dió el beso Evan la acercó a él y trató de alargarlo. -A sus órdenes mi señora- dijo siguiéndole el juego cuando Alyra imitó a su madre. Lo cierto era que los mozos estarían pronto de vuelta y comenzaría su descanso. Los sirvientes de la casa conocían bien sus tareas, y con John cómo ayudante Evan no se veía sobrepasado por sus deberes. Gracias a todo esto podía permitirse aquellos momentos con Alyra. - mi adorable y dulce diosa guerrera- respondió a su última frase y le besó intensamente. No quería que aquel momento en que sus labios se fundían no terminase, pero se empezaron a oír las voces de los subordinados de Evan de los establos. Estaban regresando mientras rememoraba entre ellos anécdotas divertidas. Evan soltó a Alyra antes de que llegasen y les pudiesen ver.

Kyle no tuvo tiempo a contestar a Evan, ya que Lord Vaelys les había dado órdenes de acompañar a Lord Grizzly a sus aposentos. Ya se estaba preparando para cumplir las órdenes de su señor, cuando Lord Grizzly comenzó a narrar su viaja hasta el castillo y a contar cómo les habían atacados. Entonces, Evan propuso a Kyle dar una vuelta y seguir algunos rastros.

Como en ese momento no tenía ningún plan, el jefe de cazadores accedió a su propuesta - Me parece un buen plan. Pero no tengas tantos escrúpulos con los excrementos, son buenos para dejar la piel suave Dijo mientras pasaba su mano por su cara suavemente - ¿Ves? Como el culito de un bebé 

No pudo evitar reír.

-¿Ya conocen tu tratamiento de belleza las muchachas que conquistas? Aunque es un buen sistema para que prefieran besarte en los labios antes que en las mejillas- Rió

Evan esperó a que iniciase la marcha Kyle, él sabría mejor qué, a dónde y cómo ir. 

Algunos de los empleados habían entrado al establo, nos separamos y volví junto a Indómito, cuando pasaron los subordinados y les saludé como de costumbre.

-Sacaré a Indómito, te espero afuera- le dije a Evan con un tono semifrió.

El clima estaba bastante a nuestro favor, el sol picaba un poco, que la briza de la tarde refrescaba bastante, la idea de ir al prado me gustaba, pero más recorrer las tierras un poco, revisar algunas cercas para luego enviarlas a reparar.

Monte sin dificultad a mi corcel, un par de vueltas en sus patas traseras y se acostumbró a mi peso.

- ¿Qué pasa? - acaricie su cuello – tranquilo, te daré libertad-

Evan pronto salio guiando a Apache, aquel corcel overo era realmente hermoso.

-Creo que mi padre estará esta contento con las cruzas de este año, los últimos potrillos auguraban buen futuro-

Evan salió con Apache retrotándose. Solía hacerlo cuándo salía con muchas ganas. 

En un momento se plantó al lado de Alyra, junto a ella sobre Indómito se sentía pequeño, Indómito era un caballo para combatir en la batalla. 

- ¿listos?- miró hacia atrás para comprobar que los empleados de los establos retomaban las tareas, no solían escaquearse, pero era mejor no confiarse demasiado. 

No quería hablar demasiado estando aún a la vista y oídos de las gentes del castillo. Miró a Alyra y le dejó tomar la iniciativa. 

Hizo un sonido con la boca y libero unos centímetros de la rienda de Indómito, espolearlo no le agradaba mucho, así que era mejor no enfadar al corcel, procure ir delante del todo hasta que salimos del castillo, así Evan podía ponerse a la par mí.

-Sí que te vez pequeño...- comento con media sonrisa.

- ¿Hace cuanto empezaste a entrenar con la espada?, Jhon no me lo había comentado, aunque él ya no me entrena todo el tiempo, desde que volvió de la guerra solo me da instrucciones verbales, pero mi padre es el que me da duro con la espada-

Recordó sus propios golpes, que nada distaban de los de Evan, uno que le atravesaba la espalda y uno en cada hombro, recordaba las compresas de hierbas que le daba Jhon y el masaje con piedras calientes en los primeros días.

-Cuando lleguemos a una parte alejada, te daré unos masajes, es bueno estimular el área para mover la sangre-

Sebastian miraba a Sloth mientras hablaba y sonreía siempre que le hacía un guiño. Cuando acabó de hablar miró a Evan.

- Yo soy Sebastian. Mis funciones hasta el momento se han basado sobre todo en la limpieza y la cocina, pero siempre estoy dispuesto a aprender cosas nuevas.

Dejo que otros hablaran antes de hacerlo él. No estaba de buen humor, tampoco comprendía la necesidad de aquella reunión. Él no imaginaba a un superior preguntando a su tropa sobre sus habilidades, un superior debía observar y saber verlas por si mismo. Era fácil decir que se sabia hacer las cosas para luego resultar que aquello podía no ser cierto y por tanto, toda aquella reunión le resultaba un sinsentido.
- Kalhan, es mi nombre.- sentencio.- John Kalhan si lo preferís, señor mayordomo. Mis habilidades son simples, se basan en matar o pelear hasta dar muerte. La espada ha sido mi vida desde que tengo uso de razón, mas ahora se me encomienda que sea vuestro ayudante y si tal es la voluntad de Lord Rhys, así sera.
John cargo el peso de su cuerpo en la pierna buena para no forzar aquella cuya herida aun le hacia cojear.
- Antes de la guerra me ocupaba de formar en combate a los reclutas, si quiere mayor detalle sobre mis actividades le sugiero que hable con Lord Rhys.- gruño sin demasiadas ganas de añadir nada mas.

Sonrió, debía alzar la vista para encontrarse con el rostro de Alyra, se le hacía un poco extraño, aunque era común cuando cabalgaban juntos. 

Apache se dio un par de botes al salir de las murallas del castillo. No había porqué alertarse, era normal en el caballo, transcurridos diez minutos se le pasaría. 

- No hace mucho la verdad, quizás un par de meses... pierdo la cuenta. Pero creo que ahora estoy avanzando a buen ritmo. Aún así, me falta muchísimo para superaros. Para ganarme vuestra mano recurriré a algún truco ruin, como tirar arena a los ojos o algo así... no tengo otra alternativa, a no ser que me dejaseis ganar- rió, sabía que ella no se dejaría ganar, o al menos eso creía Evan.

En cuanto al tema del masaje le agradaba tanto al idea como le preocupaba lo doloroso que podría ser.

- Espero que no lo uséis para torturarme demasiado, ya duelen con el solo roce de la ropa -

Escuchó a todos pacientemente. Sin duda su ayudante parecía un tipo poco dado a hacer amigos. Estaba claro que la guerra no solo había mutilado su cuerpo. Evan sonrió por dentro, había domado tantos animales salvajes o resabiados que había perdido la cuenta, estaba seguro de que podía ganarse a su ayudante Jhon, simplemente sólo debía quedarse con las cosas importantes y descartar lo demás. 

- Bien, por ahora probaremos así. Sloth, seguirás tocando las campanas, encendiendo las velas y antorchas del castillo al caer la noche. Servirás las copas a nuestros señores en sus comidas y cenas.  Sebastian, trabajarás en las cocinas. Entre los dos saldréis a buscar lo necesario para alimentar a nuestros señores, así como la leña. -

Evan nombró otros sirvientes, formando grupos para limpiar las distintas zonas del castillo y ocuparse de otras tareas.

- No hay ni que decir que, por supuesto, cuando no dispongáis de trabajo en vuestras tareas principales colaboraréis apoyando en las otras, en lo que haga falta. Aquí no hay trabajo pequeño para nadie. No me gustan los gandules, así que no dudéis que si veo alguno que trata de esquivar sus obligaciones o no ayudar cuando se le necesita tendrá que acatar las consecuencias, y no pienso hacer distinciones de ningún tipo, ni de edad, ni de sexo - Les miró severo. -Tenedme contento y todos estaremos contentos-

Después miró a John - Fuisteis el maestro de armas, aquí no necesitamos verdugos ni  busca peleas. No es esa la habilidad que necesitamos aquí por tu parte. Sin embargo dispones de otra que es muy apreciada para el puesto que debes ocupar. Sabes inspirar a las tropas, sabes dirigirlas y sacar fuerza de su flaqueza. Aquí tus tropas no llevan espadas, ni manguales, ni hachas... llevan ollas, escobas y fregonas. Dirígeles, inspírales, exprímeles... hazlo a tu manera pero trabajando codo con codo a mi lado. - Esperaba que poco a poco John y él fuesen congeniando más y que el guerrero tuviese a bien trabajar su don de gentes, pues Evan creía que eso le haría falta.

Dicho esto volvió a mirarles a todos -Bien, somos un equipo, así que quiero veros trabajando como tal. Sabed que estaré atento y haré los cambios que vea pertinentes. Quien no sirva para el trabajo simplemente puede irse buscando otra cosa, así que ya sabéis, a dar lo mejor de cada uno. ¿Alguien tiene algo que añadir?-

-Estoy segura que lograras dominar muy bien la espada y no habrá necesidad de que deje ganarte- mirar a Evan hacia abajo era divertido, normalmente era yo quien le miraba hacia arriba y claro, con 15 o 20 cm mas de estatura era lógico, pero montando era diferente y eso matizaba muy bien nuestra relación.

-Cuando quieres podemos practicar, pero debe ser lejos del castillo...ven galopemos un poco-

Un nuevo chasquido de mi boca e Indómito se lanzo a galope, era un caballo pesado y aun que no era tan rápido como Apache si contaba con mucho aguante, le briza mecía mis cabellos y me encantaba, esa libertad era una de las cosas que mas apreciaba de mi libertad de heredar.

-Vamos al prado, quiero ver esas yeguas...-

Después de pasar una tarde refrescante bajo la sombra de un árbol y en la compañía de un libro, Alyra se dispuso a ir al laboratorio del Maestre, pocas veces charlaba con él a menos que requiriera alguna lección en particular o alguna recomendación para leer.

Fue a la Torre del Fenix hasta el quinto piso, donde se encontraban los aposentos y el laboratorio de Caelus, llamo dos veces a la puerta y espero a que le dieran la autorización a entrar.

- El día que conozcan mi secreto, todo Desembarco del Rey olerá a excrementos. Dijo Kyle mientras se colocaba el arco al hombro y comenzaba a andar hacia las afueras.

Durante casi una hora estuvieron andando por el bosque de los alrededores mientras hablaban y bromeaban, hasta que Kyle calló de repente. Algo había llamado su atención, un poco de lodo pegado al tronos de un árbol cercano.

 - Un jabalí ha pasado por aquí hace poco ​​Le dijo a Evan mientras le señalaba la mancha de lodo fíjate, aún hay cerdas enganchadas arrancó uno de los pelos de jabalí que se había pegado a la corteza junto al lado y lo examinó más detenidamente unos 8 cm más o menos, y la altura a la que está la mancha de lodo indica que aproximadamente medirá 85 cm a la cruz. No está nada mal Con su dedo, señaló unos arbustos más adelante que también estaban manchados de barro e indicaban la dirección por la que había continuado el animal - ¿Te apetece cazarlo? Tú decides 

-Pienso hacerte sudar el día en que nos enfrentemos, aunque no se si seré capaz de darte ni un solo golpe -

Evan pidió a Apache que galopase para seguir a Indómito. Era de lo mejor que había vivido. Conoció la verdadera euforia cuando galopó sobre un caballo por primera vez. El día en que se sintió seguro, siguiendo los movimientos del animal y sintiendo cada parte de su cuerpo, era consciente de cada una de sus extremidades, incluso de los movimientos de la cola, se fundió con ellos, el día en que lo logró todos sus malos recuerdos quedaron atrás, todo había valido la pena. Sabía que aquella sensación invadía el corazón y el alma de todos aquellos que disfrutaban de la equitación, sin embargo cada uno lo expresaba a su manera. 

- ¡Al prado! ¡¡Como ordene mi señora!!- gritó para que Alyra le oyese, soltó las riendas y alzó los brazos al cielo para tener esa sensación de vértigo.

AÑO 272, POCO DESPUÉS DE QUE LORD RHYS VAELYS SEA NOMBRADO HEREDERO TRAS LA MUERTE DE ANDIU VAELYS

No hacía mucho tiempo que la casa Vaelys tenía un nuevo señor. Las acontecimientos habían devenido de una forma tan rápida y severa, que el septón de la familia, caminando en sus aposentos de la torre, aún se preguntaba el por qué de todo aquello. Intentaba escudriñar en la voluntad de los Siete, intentando que algo le quedase claro. Por suerte, aquel que había intentado cometer aquel magnicidio, había perecido ante el actual heredero. 

No entendía como alguien podía ser capaz de intentar cometer una atrocidad semejante. Aunque como septón de la familia había estado obligado a guardar el alma de aquel desdichado, no podía dejar de sentir repugnancia. Todo lo contrario de lo que sentía por Lord Rhys Vaelys, el cual, con mano firme, había conseguido poner fin a la vida de aquel traidor. 

-Los Siete así lo han querido-susurró por la bajo mientras daba vueltas alrededor de la mesa de madera que había en el centro de la estancia, la cual utilizaba para leer y escribir. 

En aquellos años, el cuerpo del septón aún no era decrépito. Los dioses aún le seguían confiriendo fuerza y juventud espiritual para así poder enfrentarse al destino que estos le tenían preparado a la casa, la que incluso llegaba a considerar su casa. 

Aquel día, algo le inquietaba. Aunque llevaba ya años como septón en aquel lugar y conocía al nuevo heredero, siempre era difícil enfrentarse a nuevas situaciones. Pero confiaba en los Siete. Lo esperaría en el septo...

-Hágase vuestra voluntad -recitó antes de salir. 

Jhon tenía razón, mi fuerza jamás se compararía a la de un hombre y desarrollar otras cualidades ser mi mejor opción, me gustaba que el viera aquello en mí y que notara mis debilidades y fortaleza, sin duda era un excelente Maestro.

-Quizás si eligiera una espada más fina y acorde a mi pueda desarrollar mejor lo que dice, hablare con mi padre para ver en que puede ayudarme…-

Cuando se paró frente a mí con esa actitud intimidante, instintivamente di un paso atrás, Jhon se imponía en la arena como si de un enorme oso se tratase, pero sabía que no podía dejarme intimidar, así que volví a dar un paso adelante y tragar saliva, sabía que ese golpe seria duro.

-Para mí serás señor porque eres mi maestro y por respeto le tratare así…- sonreí, poniéndome en posición defensiva, con ambos pies bien apoyados y la espada en frente de mí.

Lo primero que vi fue una muralla abalanzarse hacia mí y cerré los ojos un instante pero luego los abrí al decirme que no debía hacerlo, podía sentir el suelo retumbar con cada pisada de Jhon…oh diablos, esto dolerá… cuando lo tuve a centímetros, grite tan fuerte como pude, no un grito de pánico, si no como de valentía, una grito de guerra e intente detener el golpe de Jhon, unos segundos quizás lo sostuve, pero sentí que mis pies se arrastraron por el suelo y caí de espaldas por completo casi medio aturdida, si bien quizás no había usado por completo su fuerza, fue suficiente para tumbar a una niña de 9 años.

Evan escuchó fascinado a Kyle. Para él era casi como magia, ¿cómo se había dado cuenta y tan rápido? estaba claro que tenía un don. 

Dudó un poco ante la opción de cazarlo, Evan no disponía de arco ni ningún arma. Sin embargo Kyle era el mejor arquero que Evan había visto jamás. 

- Es una bestia grande y peligrosa... - dijo mientras se lo planteaba y parecía sopesar opciones. - ... sin embargo, es un manjar.- Miró a su amigo y al final dijo -venga, yo te sigo. - cogió una piedra del suelo, sabía que no era gran cosa, pero le hacía sentir un poco más capaz de defenderse si la cosa se torcía, aunque confiaba en que gracias al saber hacer y la pericia de Kyle el jabalí no sabría ni de dónde le había llegado la muerte.

Mujeres.....
Aun las mas jóvenes siempre tenían que dar su opinión e intentar cambiar a su gusto las cosas. Una espada muy fina se rompería ante una mas robusta y le serviría de poco, una simple sensación de falsa seguridad tan solo.
Como era de esperar dio con sus nobles posaderas en el suelo, pese a que Kalhan contuvo su fuerza para no lastimarla de forma seria. Bufo, la miro y negó con la cabeza.
-¿Me puede explicar cual a sido el motivo que la llevo a pensar que podría detener mi ataque, dada la diferencia física que nos separa a ambos y despues de que acabo de decirle que no podría ganar a alguien mas fuerte?.- pregunto finalmente tendio la mano para ayudarla a levantar.
- Tal vez me he adelantado mucho dejando que usara una espada real. En adelante usara una de madera para aprender la técnica, es mas ligera pero no quiero que se acostumbre a ella. En combate rara vez se puede parar uno a seleccionar un arma, debe estar preparada para saber manejar lo que tenga al alcance de su mano.
- Bien, volvamos a intentarlo, solo que esta vez quiero que me esquive, use la espada para desviar la mía, agáchese, corra...de volteretas si le hace falta, aproveche su ventaja ¿De acuerdo?

La sangre de Kalhan ardió con las palabras de su nuevo superior. Emitió un gruñido ahogado y de haber tenido la espada, aun con la su torpe mano izquierda, la habría sacado de su vaina. Se obligo a recordar que esos tiempos habían pasado pero su corazón no olvidaba lo que era.
- Es gracias a quien vos llamáis verdugos y busca peleas es que estas tierras, sus habitantes y sus señores, han vivido para llegar a hoy.- Asevero sintiendo su orgullo herido.
- Mas no voy a tener tales palabras en cuenta, ya que creo que fueron pronunciadas con mas torpeza que acierto y sin animo de ofensa.- añadió sintiéndose generoso.
Asintió al saber que se esperaba de el, se puso junto a Evan y empezó a hablar a sus compañeros.
- Bien, señores. Mañana empezaremos una limpieza en profundidad de todo el perímetro.- anuncio, sin duda había Kalhan era exigente y meticuloso con cualquier trabajo que se le encomendara.- Las cortinas del salón tienen mas mierda que el palo un gallinero. A primera hora serán descolgadas y lavadas.- ordeno.- Quiero el polvo desterrado de aparadores y estantes, sin olvidar los marcos de los cuadros. Despues pasaremos a los suelos, los quiero brillantes como espejos. Espero tener todo esto listo antes del ultimo día de la semana, ya que hay que varear los colchones y organizar las despensas.
Miro a Evan de reojo.- Si el señor mayordomo no ordena nada mas, daremos la reunión por terminada e iremos todos a descansar. Al alba de mañana quiero a todo el personal formando en la cocina para la asignación de tareas.