Partida Rol por web

Jevic entró en las cocinas cuando Sebastian aún no había acabado de hablar. -Espero que contéis con el mejor cocinero del reino- bromeó con una gran sonrisa en su rostro. -Sin mi no sería una fiesta de verdad, ¿no creéis? Dudo que ningún plato se me resista y, por favor, esta vez dejad que me encargue yo de los postres.

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

-¿Insinúas que mis postres no son lo bastante buenos?- Sebastian sonreía mientras hablaba a Jevic. Sabía que los postres eran su especialidad y ya pensaba confiarle esa tarea antes de que él la propusiese. -Está bien, los postres son tuyos, pero si los invitados no se los comen no saldrás de la cocina hasta que te los hayas comido todos.- Era fácil de adivinar que era una broma por la expresión del bastardo.

Sebastian miró hacia la puerta de la cocina.

La joven regresaba de dar un pequeño paseo por el jardín. Lo había necesitado después de asistir a la reunión convocada por Lord Vaelys. En aquella sala se vivieron verdaderos momentos de tensión.

Fiona había visto crecer a las hijas de sus señores y les tenía un cariño especial. Saber que habían de casarse a la fuerza con el primer pretendiente que se les presentara en bandeja le parecía terrible, todo aquel asunto de la herencia del abuelo del señor de la casa era una locura. Hacerse con la herencia y asegurar el futuro de su estirpe creía que no justificaba exponer de aquel modo a sus hijas, sobretodo a la menor. El sacrificio de una hermana, ayudaría a las otras cuatro, si. Pero a que coste, entregar su vida a un hombre que no quería, el sacrificio era demasiado.

Después de dar un paseo por el jardín, llegó a la cocina y abrió la puerta cuidadosamente. Entró saludando con una sonrisa a sus compañeros. - ¿Estáis hablando de los postres? - preguntó divertida alzando las cejas. Miró a Sebastian y después a Jevic quienes parecían mantener una disputa de broma. - No quiero importunaros, pero Sebastian que tal si me ayudas a sacar brillo a la cubertería? no queremos que mañana los señores no puedan admirar su reflejo en los cubiertos verdad? - bromeó. Aquella petición solo era una excusa para poder hablar a solas con él.

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

Sebastian asintió a Fiona -Claro, te acompañaré.- Después miró hacia Gwen -¿Te importa si hacemos eso mañana? Ya es tarde y mañana podemos comprobar todo a primera hora. Descansad, que mañana será un largo día.- Luego miró a Jevic -Ve pensando en los postres y mañana ponemos en común el menú. Será la comida más deliciosa que hayan probado nunca.

Sebastian se disponía a acompañar a Fiona cuando un fuerte relámpago llamó su atención. Se acercó a la ventana y se quedó embobado mirando a través del cristal.

Evan entró en la cocina con semblante ensombrecido y paso apresurado.

-A partir de ahora siempre habrá agua fresca disponible para Lord Rhys- Dijo en tono seco y cortante - En todas las reuniones y en cualquier momento en que pueda necesitarlo. Si en las próximas reuniones el agua vuelve a calentarse demasiado lo consideraré un descuido grave. Así que alguno deberá estar pendiente y renovarla las veces que haga falta.- 

Mientras hablaba iba preparando él mismo una jarra de agua bien fría y escogía una copa para Lord Rhys, una copa que volvió a fregar a pesar de que estaba limpia.

-¿Alguno sabe qué le ha sucedido a Sloth?- Añadió mientras seguía preparándolo todo.

-Sloth se fue con Ginevra hace rato. Creo que fue a las torres.- Sebastian ni si quiera miró a Evan al contestarle. Seguía mirando por la ventana con semblante preocupado. -¿Qué le ha pasado a Lord Rhys?

- No te preocupes, Sebastian. Ha sido culpa mía entretenerte, la señora necesitaba saberlo cuanto antes, así que buscaré un guardia e iré en un momento a la bodega, no tardaré demasiado.- digo mientras me apresuro a buscar al primer guardia que encuentre, no sin antes saludar a Fiona y al resto que se empezaban a agrupar en la cocina. En cuanto Evan entró a la estancia se quedó parada al lado de la puerta antes de salir para escuchar lo que tenía que decir, asentí con la cabeza y me dirigí nuevamente a buscar un guardia...

-Lord Rhys ha sufrido un ataque de tos y desea agua fresca- Cuando terminó de preparar lo que debía llevarle a su señor se volvió y descubrió a Sebastian que seguía mirando por la ventana.

-¿Qué hay en la ventana que te tenga tan hechizado? ¿Acaso no tienes trabajo que hacer?- Preguntó mientras se acercaba al sirviente.

Era consciente de que el tono de su señor le había herido, no estaba de buen humor, pero no era justo descargarlo sobre sus subordinados, así que intentó suavizarse un poco con ellos.

-¿Se trata de alguna ninfa bailando desnuda bajo la lluvia?- Dijo bromeando cuando ya estaba cerca de Sebastian.

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo

Justo cuando Sebastian iba a acompañarla para sacar brillo a la cubertería, Evan entró a la cocina. Fiona lo observó con el ceño fruncido. ¿Por qué estaba enfadado? no tardó en averiguarlo. - Nos encargaremos de que el agua no se recaliente, la sacaremos fresca del pozo y la mantendremos en un lugar apartado en la despensa. - era complicado mantener el agua fresca con el calor que hacía pero lo dijo para que Evan no se alterara más. No sabía que había pasado, desde que abandonó la sala de reuniones que Fiona se perdió por el jardín del castillo y no había vuelto a la cocina hasta ahora.

- Estoy nerviosa por la fiesta de mañana. - dijo a sus compañeros guardándose para ella el verdadero motivo por el cual se sentía así, que no era otro sino el hecho de tener que servirle la bebida a Sloth en una copa que Lord Vaelys había dispuesto solo para él. Ordena que se vista de bufón y después le ofrece el honor de beber y brindar en una copa con el resto de invitados. - pensó inquieta durante unos segundos. - Vendrán caballeros de todos los reinos con sus gustos y exigencias, habremos de procurar que nada falle. - miró a Evan, Sebastian y Gwen.

De repente, el sonido de un trueno atravesando el cielo la sobresaltó y al igual que sus compañeros miró por la ventana. Todo estaba oscuro, no se veía nada pero Fiona igual se sentía rara, en aquella cocina pasaban cosas que solo ella sabía. Se despidió de Gwen, tenía trabajo con la señora y miró a Evan. - Espero que el señor se encuentre bien y no se sienta indispuesto mañana. Es un día muy importante para sus cinco hijas.

Sebastian llevó tres dedos a sus labios y luego los puso en la ventana, como si mandase un beso. Notó la presencia de Evan cerca suyo. -Hoy hay luna llena.- Miró a Evan. El sirviente estaba más serio de lo habitual. -Es la noche antes de la fiesta. Solo espero que no haya imprevistos. Espero que Lord Rhys esté bien. Si se necesita algo más de las cocinas no dudéis en hacérmelo saber. Yo soy el responsable de la comida para la fiesta y me aseguraré de que todo vaya como la seda aquí. Vos podéis disfrutar del evento sin preocuparos.- Hizo una leve pausa. -Disculpad, es cierto que tengo cosas que hacer antes de dormir. Si me disculpáis.- Sebastian empezó a caminar hacia Fiona. -Perdón por haceros esperar, ¿vamos?-.

El gesto de Sebastian la conmovió. Un hijo preocupado por su madre. Anna había desaparecido sin más y Fiona entendía aquella angustia. Sentía su ausencia tanto como él. - Pero las nubes oscuras no permiten que admiremos su luz plateada. - Fiona amaba la luna. En noches así podía quedarse mirando el cielo durante mucho tiempo. Repasando su forma redondeada y soñando verla de cerca.

Cuando terminó de hablar asintió a Sebastian. - Si, los invitados merecen un trato exquisito, los cubiertos nos esperan. - lo miró con una sonrisa. Cogió entonces un par de trapos limpios y le lanzó uno a su compañero. Todo aquello era una excusa, la cubertería reservada para el banquete estaba perfecta desde hacía días. La verdad era que Fiona tenía que hablar con Sebastian de algo que llevaba guardándose durante mucho tiempo. Al fondo del pasillo le pareció escuchar la voz de su hermano, así que Fiona se apresuró a hablar, porque ambos hermanos dormian en la misma habitación y sabía que Kyle no tardaría mucho en pedirle que se marcharan a dormir.

Sebastian siguió a Fiona y cogió otro trapo. Empezó a limpiar cubiertos, muy cerca de ella. Seguía serio. Sebastian siempre había sido transparente al mostrar sus emociones y era obvio que algo le preocupaba. No medió palabra al principio, dando pie a que Fiona empezase.

No estaba acostumbrado a ver tan serio a Sebastian, seguramente ese fué el motivo por el que todo aquello le pareció un poco raro.

- Desde luego mañana será un día tan importante como largo. No dudéis de que confío en vosotros. Conocéis vuestras obligaciones y os gusta hacer bien vuestras tareas. Se que estáis plenamente capacitados para que la fiesta sea un éxito.
De todos modos si por lo que fuese surgiese algo y creéis que debéis acudir a mi estaré totalmente disponible. Se que acudiré como invitado a la fiesta, pero también soy quien soy, y para vosotros estaré como siempre.

Cogió las cosas y empezó a caminar hacia la puerta.

- Estoy casi seguro de que Lord Rhys estará bien mañana. De todos modos agradecería que tuvieseis los ojos abiertos y extremaseis las precauciones en lo referente a la bebida y comida de nuestro señor. Es mejor pecar de desconfiado y que no haya motivo a creer que no sucederá nada y tener que lamentarlo.-

Evan llevaba tiempo con fantasmas en la cabeza. No había osado hablarlo abiertamente con nadie porque en realidad no tenía ninguna prueba, tan solo un presentimiento que estaba alimentando la desconfianza hacia algunos hombres. Era posible que fuese injusto, pero algo en su interior le decía que no andaba desencaminado.

Con la jarra de agua fría y la copa abrió la puerta y dijo:
- Terminad lo que debais, pero no olvidéis la importancia de vuestro descanso. Mañana os espera un día de mucho trabajo, será mejor para todos que estéis frescos y con energía-

Dicho esto desapareció cruzando el umbral de la puerta y cerrándola tras de sí.

Abrió uno de los cajones para sacar unos cubiertos. Tomó un par de cucharas y empezó a frotarlas con el paño. Bajó la voz y empezó a hablar, algo dubitativa y nerviosa. - No sé como decirte esto. Prométeme que no te asustarás y por favor, no... - no me tomes por una loca. - pensó para si misma.

Respiró profundo, sentía tantas cosas en ese momento... Quería a Anna Arryn como a una madre, desde que desapareció la duda de no saber por que atormentaba a Fiona, pero más a su hijo Sebastian. - En noches como esta una presencia ronda por la cocina… y yo… siento que es tu mamá que viene a visitarnos para advertirnos de algo. - por fin se atrevió a decirlo. Paró de limpiar las cucharas en seco y observó el rostro de Sebastian preocupada. Fiona nunca vio clara la cara de aquel espectro pero estaba segura de que era Anna.