Partida Rol por web

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

Al llegar a la cocina sientes una peste repugnante, parece como si el mozo de cuadras hubiera estado allí mismo. Apesta a cuadra, a establo, a caballo. Resulta muy desagradable.

Al llegar a la cocina sientes una peste repugnante, parece como si el mozo de cuadras hubiera estado allí mismo. Apesta a cuadra, a establo, a caballo. Resulta muy desagradable.

Al llegar a la cocina sientes una peste repugnante, parece como si el mozo de cuadras hubiera estado allí mismo. Apesta a cuadra, a establo, a caballo. Resulta muy desagradable.

Evan entró a la cocina. Nada más cruzar la puerta miró al suelo instintivamente. Una mueca de desagrado se reflejaba en su rostro. Aquel hedor le era familiar. Si bien no le molestaba, pues estaba familiarizado con él, no le pareció para nada adecuado que ocupase aquel lugar, aún menos en aquel día.

Buscó a alguien con la mirada, pero al no encontrarlo se dirigió a los presentes, su intención era interrogar a los sirvientes, pero no especificó.

- Me alegra ver que habéis actuado rápidamente y a conciencia - no veía restos de lo que a su parecer era obvio había invadido aquel lugar hacía bien poco - ¿Cual de mis hombres ha causado tal desastre? -
Hablaba en tono severo, aunque todos los sirvientes sabían que no era por ellos, a alguien le esperaba un buen rapapolvo, y Evan sospechaba del último fichaje, Viko, llevaba únicamente dos semanas bajo su mando, aprendía rápido pero su juventud despreocupada le traicionaba a menudo. No podía imaginar a ningún otro mozo causando tal desastre.

Viendo que no ha llegado John que seria su "jefe" ese dia, Merol se queda en un rincon disimuladamente y manotea algun pedazo de pan para llenar la pancita. "Hay que mantener este cuerpecito escultural. Tampoco la pavada de andar por ahi mal comido."

Abrió la puerta, entró, pero justo al instante salió y volvió a cerrarla.

-Por los siete, que peste hace ahí dentro-

La puerta fué abierta nuevamente, esta vez Tyler entró cubriéndose la nariz con un pañuelo de delicada tela. Su familia se dedicaba a la elaboración de vino y él había heredado el fino olfato Risefeller, y aún más, lo había entrenado. Todo aquello era imprescindible si quería ser capaz de controlar el negocio familiar algún día.

Trató de evitar mirar a Evan, la lógica le dictaba que con toda probabilidad era el causante de aquel olor intenso y desagradable que le ofendía, incluso le hacía dudar de si aún deseaba aquel antes anhelado desayuno.

Sonrió a Sebastian y asintió con la cabeza:

Pan con tomates, lechuga y embutido estará bien -respondió tosiendo un poco por el hedor-. No te preocupes, me quedaré aquí... Parece que hay movimiento -añadió junto a una sonrisa danzarina. Esperaba que para cuando tuviera la comida la peste ya hubiese desaparecido.

Siguió observando a los que iban entrando... le hizo especial gracia su prima Ginevra repartiendo órdenes, no estaba acostumbrada verla tan puesta en su lugar. De hecho, debía admitir que no sabía hasta qué punto estaba cualificada para aquel cargo... Ni cuán justo era que siendo primas hermanas tuviera que hacer de humilde sirvienta. Le sonrió cuando sus miradas se cruzaron.

También observó a Evan, que sin duda Tabitha pasó desaparecibida a sus ojos, y al ayudante del septón, que no entendía qué hacía allí... Entrecerró los ojos observando cómo tomaba un trozo de pan. No entendía qué estaba haciendo.

Miró de nuevo a Sebastián y negó con la cabeza.

La esperaré aquí, si no te importa -respondió referente a Fiona, con un poco de suerte llegaría pronto.

Haciendo amago de compostura entró, caminando todavía despacio. Había una leve gracia en su andar por las enseñanzas de su señora madre que el servicio no había conseguido mitigar, pero la energía de sus movimientos denotaba la presteza en mandar. Hoy, aunque se hubiera pellizcado las mejillas se veía una leve línea violácea bajo sus ojos y tenía que reprimir una mueca cada vez que apoyaba la pierna.

Al ver a Sebastian se acercó a él con algo de dificultad, pero manteniendo el semblante. Puso una mano sobre su hombro, en su fuero interno aliviada de verle allí. Evan de inmediato preguntó quien de sus hombres ocasionó el desastre.

Se sorprendió de que su presencia apenas le pasara percibida. Algo había cambiado en esas horas... o era ella la que cambió.

- Exijo la misma explicación, y que de inmediato se pase agua y jabón a los pisos. - se unió a la moción.

Su semblante se suavizó al ver a su prima Tabitha. Ella y Mira eran sus favoritas. Soportando el dolor (y el hedor estoicamente) sonrió a ella y a los invitados. No les esperaba en las cocinas, pero no manifestaría la contrariedad de ello.

- Javic, prepara el desayuno - ordenó. - Y atended a nuestros invitados.

Reconoció a los Risefeller, a los que saludó con una leve inclinación. Su difunto padre, Rickard Blackwood, tuvo contacto con ellos. Por la adoración que tras su muerte continuaba profesando a su padre, estaba predispuesta para bien con quienes le hubieran tratado o conocido.

- Espero os encontreis cómodos. - se acercó a su prima, deseosa de hablar con ella, pero sin atreverse aun a ello.

- He hablado con lord Rhys. Sloth no será el bufón.

Lo dijo directamente. En la aparente reunión inesperada que se estaba congregando allí, no quería discutir asuntos sobre la fiesta con tantos oídos tan cercanos. Y había tanto que hacer, y tan poco tiempo... el pinchazo que volvió a sentir en la pierna le hizo tensarse, sin poder alcanzar a disimularlo del todo.

- Necesitamos un remplazo, ¿a quien propones?

Esperaba no fuera un inconveniente. Pero estaba protegiendo a Sloth, cuya dignidad venían pisoteando hace mucho.

Miró a Sebastian, con una mirada que denotaba afecto. La de la Ginevra que hace dos años no temía mostrar sus sentimientos, y que manifestaba su afecto a todo el mundo. En el fondo, extrañaba a su amigo. Y le alegraba que estuviera bien, tras haber descubierto no solo la cercanía del peligro, sino lo que era realmente la desgracia...

Jevic asintió -Por supuesto. Prepararé varias cosas para desayunar. Si tienen peticiones no duden en decírmelo.- Estuvo atento por si alguien le pedía algo antes de ir a la despensa.

Bernard iba tras su hermano Tyler y al ver su reacción al entrar se quedó en la puerta -Sea cual sea el animal que habéis traído para la fiesta espero que huela mejor después de cocinarlo.- rió.

-Yo comería cualquier cosa para desayunar. Tengo demasiada hambre para que me importe qué comer.- Tras decir esto permaneció en la puerta.

Rió un poco con la broma de Bernard.

Tyler se percató pasado un breve momento de la presencia de Tabitha y Ginevra. Les dedicó una reverencia para después acercarse hacia ellas.

- Buenos días mis señoras.- a pesar de que Ginevra hacía las funciones de ama de llaves él no olvidaba que su sangre era noble y siempre se dirigía a ella como tal. - ¿Nerviosas por lo que se acontezca hoy?-

- para mi pan con embutido estará bien, gracias-
Dijo respondiendo a Jevic.

Estaría menos nerviosa si pudiera caminar bien. Aun así, tenía el ánimo de dejarse absorber por la plática... siempre manteniendo un ojo vigilante. Y presta a volver a encargar la limpieza del piso y que se trajeran flores y hierbas para aromatizar.

Sonrió con la broma de Ser Bernard Risefeller. Asintió con una leve inclinación al saludo de Ser Tyler.

- Es una fiesta notable, pero seguirá siendo magnífica. - miró desde su altura a su prima, con una sonrisa y un brillo de afecto por ella - Pero confieso que no creo a lady Vaelys capaz de sentir miedo a nada, o mejor dicho, que el temor se atreva a acercarse a ella. -  estaba orgullosa de su notable carácter.

Evan se volvió hacia Ginevra al oírle hablar.Fué entonces cuando cayó en la cuenta de la presencia de Tabitha.

- Buenos días Lady Tabitha. Le pido disculpas por el estado en que se encuentran las cocinas. Desde luego no se volverá a repetir - Dijo mientras le hacía una reverencia.

- Si me lo permite me gustaría preguntarle qué le ha traído por aquí. ¿Acaso los sirvientes se han descuidado y no le han servido el desayuno como es lo apropiado?-
Era conocido el buen humor de Evan, pero en algunos asuntos no hacía concesiones. De sus subordinados exigía responsabilidad y compromiso. Si habían cometido falta era su culpa, y asegurarse de que no se volviese a repetir su obligación.

Se dio cuenta del aspecto de Ginevra. Entendió que estaba agotada, seguramente debió pasar una mala noche. Le dedicó una mirada un tanto cómplice, ella entendería que Evan se había dado cuenta de su fatiga. Quizás después trataría de hablar con ella a solas, no era algo que debiesen tratar delante de sus subordinados.

A Jevic le respondió: - yo tomaré lo previsto para hoy.- todo desayuno era bueno, y sabía que llevaban un orden en la cocina, pedir caprichos podía suponer que se encontrasen con falta de existencias para otro momento, momento para el cual estaba previsto aquel alimento. Esas delicadezas las dejaba para los nobles.

Sebastian se sorprendió de ver a Ginevra en ese estado, aunque ella lo disimulaba muy bien. ¿Qué había podido pasar? No era un buen momento para preguntar habiendo tanta gente.

Se sorprendió cuando ella le puso la mano en el hombro. Se esperaba alguna reprimenda o orden directa en lugar de un gesto afectuoso. También se sorprendió de que Evan asumirse en cierto modo la culpa. La presencia de uno de los mozos lo explicaría todo.

Dejó la tarea del desayuno a Jevic y le dedicó una sonrisa. Normalmente le soltaría una broma, pero Sebastián era mucho más cohibido cuando había tanta gente. Se limitó a asentir cortésmente a los Risefeller cuando aparecieron.

Permaneció unos instantes al lado de Ginevra diciéndole algo en voz muy baja.

Sebastian miró a Ginevra. Ella lo conocía y él nunca había sabido esconder lo que pensaba. Quería saber qué había pasado. Ojeó la sala y decidió no preguntar. Seguro que habría mejores momentos.

- ¿Entonces es estrictamente necesario que haya uno? - 

Se alegraba mucho de que Sloth no tuviese que ser el bufón. También se sorprendió de que él y Ginevra pudieran elegir. Estaba claro que ser familia de la señora de la casa tenía sus privilegios.

- Estoy pensando y todo el mundo me parece imprescindible en su labor. Bueno, casi todos. - Algo se le pasaba por la cabeza y mostró una leve sonrisa que no pudo evitar - Hay quien no tiene asignadas tareas para la fiesta. Evan podría hacerlo y quizá hasta se lo pasaría bien. No sé cómo se lo tomaría o si Lord Rhys lo aceptaría, pero si se le propone admirando sus dotes para las bromas y el entretenimiento quizá no suene tan mal. Un bufón no tiene por qué hacer el ridículo para animar una fiesta. A mí de hecho no me animaría ver a un bufón humillado, sin embargo algo de humor inteligente amenizaría la celebración y quizá hasta haga olvidar tensiones entre los invitados temporalmente. - Tras la propuesta esperó a la reacción de Ginevra. No sabía cómo se lo tomaría, pero para Sebastian era una gran idea. Su expresión al explicarla dejaba claro que estaba orgulloso.

Su mirada se dirigió en primer lugar a Ser Bernard Risefeller, que se quedó en la puerta. Tabitha lo miró un instante de arriba abajo y volvió la mirada a su prima, que seguía repartiendo órdenes. Parecía haber nacido para eso... Definitivamente ella también tendría que estar en la fiesta, pero como ellas, en calidad de casamentera. 

Cuando Ser Tyler Risefeller se dirigió a ella, Tabitha sonrió dejando que Ginevra hablara por ella sin importarle. Le dedicó una mirada cómplice antes de mirar de nuevo a Risefeller. 

Creo que va a ser una fiesta muy interesante -respondió encogiéndose de hombros. 

En cuanto Evan se dirigió a Tabitha, rápidamente negó con la cabeza e hizo un movimiento con la mano. 

No te preocupes, yo no soy mi madre -lo cual no solo significaba que no iba a echarles la bronca, sobre todo porque todos parecían igual de molestos y de no saber de donde venía aquel pestazo, sino que tampoco iba a chivarse. Y luego volvió a negar-. No, qué va, en realidad venía en busca de Fiona -lo cual era bien conocido que tenían una cercana relación de amistad-, pero como no está, ya me quedo aquí a desayunar.

Yo observo el alboroto mientras como disimuladamente un pedazo de pan y espero a John que debe estar por llegar en cualquier momento.

Y me guardo uno o dos tomates para despues, un poco de lechuga y algun embutido. Todo disimuladamente para no molestar a nadie.

"¿Hay queso? Me encanta el queso de cabra." Pienso mientras guardo el desayuno en mi morral.