Partida Rol por web

Jevic preparó rápidamente unas bandejas de fruta. Había manzanas, peras, mandarinas, uva y frutos rojos. Preparó otras bandejas con embutidos, pan, queso, tomate, lechuga y cebolla. También tenía preparadas unas jarras con agua, zumo, leche y vino.

- ¿Queréis comer aquí o preferís que os sirva en el comedor? -

Evan asintió a Tabitha. Le tranquilizó el hecho de que buscar a Fiona le hubiese llevado a las cocinas, y no que se viese obligada a hacerlo llevada por el hambre.

- Será un verdadero honor tener vuestra compañía durante el desayuno, y durante todo el tiempo que compartáis con nosotros. -

No era lo habitual que los miembros de familia noble compartiesen la mesa de los sirvientes. De todas formas eso no escandalizó ni sorprendió demasiado a Evan, pues Tabitha no era una muchacha noble convencional, eso era sabido por todos en el castillo. El jefe de caballos la entendía como un espíritu salvaje y libre, ni la sangre ni las lecciones podían domar a Tabitha, ella era como una fuerza de la naturaleza, como el agua que fluye en torrentes por las laderas de las montañas, si tratas de contenerla encuentra otro camino o rompe la roca.

Saludó asimismo a los hermanos Risefeller, sentía un cierto afecto por ambos, aunque Tyler era más sociable y delicado en el trato que Bernard. Siempre le agradaba verlos por la fortaleza.

Después se acercó con paso casi distraído a Merol, le murmuró algo dando la espalda al resto.

Tras ello sonrió a Jevic, Evan tenía mucho que hacer, tomaría un desayuno rápido, además a el el olor a establos sucios no le molestaba demasiado. Sin embargo estaba seguro de que al resto no les sentaría igual de bien la comida allí que en el comedor, sobretodo a Tyler, que seguía cubriéndose la nariz con un pañuelo.

-Creo que será mejor que todos lo tomemos en el comedor, gracias Jevic-
Dijo mientras dedicaba una de sus sinceras y espléndidas sonrisas a los demás, sobretodo a Tabitha y los Risefeller.

Evan se acercó lentamente a Merol, cuando estuvo justo a su lado le habló en tono muy bajito pero muy serio. La expresión de su cara acompañaba sus palabras.

-Hacer las veces de ayudante de mayordomo no te da derecho a robar en las cocinas. Devuelve todo lo que has metido en tu morral y no se te ocurra comerte ni coger nada sin consultarlo con los sirvientes encargados de cocina. Por esta vez no te llamo la atención de forma pública, pues deben respetarte esta noche, pero me decepciona que no pienses que hoy es un día de suma importancia, y que de todo lo que cojas a escondidas puede haber algo que suponga que falte de aquello para la fiesta.-

- ¿Que te pasa irrespetuoso gañan?! ¿Ladron quien?! ¿Ah, ah, ah?!  ¿A quien le hablas asi?! Salte de mi vista antes que pierda la paciencia Evan Ross!!! -

Y lo empujo con las dos manos en el pecho para tirarlo al suelo.

Evan se enfureció. No dijo nada, simplemente trató de defenderse. Al notar las manos de Merol en su pecho hizo el esfuerzo para aguantar el empujón, mientras intentaba agarrarle los brazos para hacerle una llave e inmovilizar al ofendido ayudante del septón.

Respondió con una sonrisa a Evan Ross, no sabía exactamente qué de tan verdad había en sus palabras, pero se agradecían. Era cierto que Tabitha no se chivaba nunca de algunas actitudes del servicio que seguro a su madre le parecerían poco correctas, aun así se preguntaba si realmente se sentían cómodos con su presencia. A su favor podía decir que esta vez también estaban los Risefeller, que como invitados su presencia podía resultar más incómoda que la de una de las hijas del Lord de la casa.

Y sin embargo, sus ojos se abrían de par en par ante la repentina reacción del ayudante del septón y la respuesta de Evan Ross. 

¡Basta! ¡Los dos! -exclamó alucinando por la actitud de ambos, sobre todo del primero ya que al parecer no había podido contener su enfado, molestia, o ofensa ni siquiera delante de unos invitados importantes ni de ella misma-. Ríos, será mejor que te vayas a ver al Septón, estoy segura que tendrá alguna tarea para ti. 

Entrecerró los ojos, esperando que no se atreviera a replicarle. 

Tyler asintió ante las palabras de Ginevra y Tabitha. Estaba seguro de que tenían razón.

Agradeció la decisión de Evan Ross por comer en el comedor, desde luego él no estaba dispuesto a desayunar en las cocinas, ni de hacerlo con el servicio, pero si Tabitha lo hacía era partidario de quedarse también. De este modo podría entablar conversación con ella y tener un pequeño acercamiento antes de la fiesta, pues de las hijas de Lord Rhys Tabitha era una de las que le parecían un misterio. 

Cuándo Merol y Evan comenzaron su trifulca Tyler se colocó instintivamente ante las dos damas, Ginevra y Tabitha, en un acto por protegerlas. No sabía porque habían empezado, pero esos estúpidos estaban peleando en un lugar inadecuado y un momento poco oportuno. Un golpe descuidado o fallido podría herir a cualquiera que anduviese cerca, y golear a una mujer, más aún siendo de alta cuna, le parecía imperdonable a Tyler. Si hubiese estado en su casa hubiese intervenido, pero no era la situación, y allí estaba Tabitha, quien era la más indicada para actuar. 

Se sintió satisfecho al comprobar que a la muchacha no le temblaba el pulso y ordenaba a esos dos gallitos que se detuviesen. Quizás, a pesar de todo lo salvaje y despreocupada que parecía, realmente tuviese madera para ser la señora en la fortaleza.

A Bernard le pareció bien la idea de ir a desayunar al comedor. Todas esas bandejas tenían buena pinta.

De pronto parecía que el ayudante del Septón se había vuelto loco. Sonrió levemente ante su reacción. Este chico tiene carácter. ¿Podrá con Evan?

Estaba dando un paso alante para intervenir si cualquiera que no fuera Evan o Merol se veía en peligro, pero su hermano se adelantó. No esperaba menos. Si fuese decisión de Bernard, les permitiría seguir peleándose si querían arreglarlo así, pero no en la cocina. Y menos en un día así.

Tabitha tomó el control. Bernard no pudo impedir mirarla. De todas las hijas de Lord Rhys, Tabitha era la única que le despertaba curiosidad. Quería saber más sobre ella. Pasó el umbral de la puerta y permaneció dentro de la cocina observando cómo Tabitha manejaba la situación.

Sebastian se asombró ante la reacción de Merol. Estaba claro que Evan le había acusado de robar comida. Era cierto que el ayudante del septón había estado guardándose comida, pero en ningún momento lo estaba ocultando y no debía hacerlo con mala voluntad. Sebastian se lo habría comentado de otra manera, y no habría arriesgado delante de Tabitha y los hermanos Risefeller.

Jevic se sobresaltó y protegió las bandejas del desayuno.

En el nombre de los siete...

Se llevó los dedos índice y pulgar al entrecejo. Se concentró en las bandejas, viendo que Jevic ya las intentaba proteger.

- Llevadlas al comedor, ahora.

Había meditado un poco en lo que le dijo Sebastián. No se hacía a la idea de aquello, de hecho apenas podía imaginarlo... aunque tuviera algo de gracia la idea.

- Merol Ríos, haced caso a lady Tabitha. - suspiró. Prefería tratarla con familiaridad, pero con esa escena y a la hora de dar órdenes no era lugar para ello decir solo su nombre. - Estaremos más cómodos en el comedor. - Allí si era un buen lugar, además de que todos merecían un poco de paz.

Se acercó un poco a Sebastián, para disponer de algunas cosas del servicio, antes de ir ella también al desayuno. Era una pequeña licencia que se daba a sí misma, y en el fondo rezaba que un poco de descanso ayudara a su dolor. Aun le costaba mucho esfuerzo cada paso.

- Si, es indispensable. Sloth se mantiene de coopero, pero necesitamos alguien más. No propongo a Evan porque está en calidad de invitado. John estará bastante ocupado.

Volvió a suspirar pesadamente. No le temía al esfuerzo físico ni al estrés. Podía lidiar con eso y más. Pero estaba acercándose a sus propios límites, los que ella se negaba a reconocer.

Con un leve alzamiento de la barbilla, volvió a organizarlos a todos.

- Ayer pedí a Gwen dar raciones pequeñas de cada comida a los cerdos. Hazlo de nuevo horas antes de la cena, para descartar cualquier contrariedad. Ayer cedí algo de tela para que Sloth, Fiona y Gwen tuvieran buenos vestidos, espero le dieran buen uso. Hoy quiero que después de desayunar preparen los baños de las señoritas, y que limpien el salón. Después de ello volveré a darles más órdenes. 

En este punto, su semblante estaba más compuesto. 

- Lo olvidaba, para bufón seguimos necesitando ver quien está dispuesto y tiene el humor fino o merece un poco de castigo. - mirando al exabrupto de Merol no le pareció tan malo, pensó con un poco de humor.

Cuando entendió la propuesta de elegir a Merol Sebastian sintió lástima. Quería que Sloth se librase de ese peso, pero no quería que Merol cargase con él. Además no lo veía culpable del todo. Evan le había ofendido en presencia de mucha gente. Tampoco defendía las acciones del ayudante del septón. -Todos estaremos bastante ocupados. Es difícil elección. No es algo que desearía a un compañero.- 

-Bien, les daré a probar a los cerdos. Serán privilegiados de ser los primeros en probar mi comida. Yo también pensaba probarla de todas maneras.- Sebastian sabía que si pasaba algo con la comida era su responsabilidad. -Si los veo antes que tú les informaré de sus funciones- dijo refiriéndose a Sloth, Gwen y Fiona.

Jevic cogió las bandejas que pudo y las fue llevando al comedor.

Bernard llevó instintivamente la mano a su estómago y miró a Jevic ir hacia el comedor. Luego miró a su hermano y a Tabitha. -Si no os importa iré hacia el comedor. Me muero de hambre.- sonrió.

Miró a su hermano y asintió.
Él también estaba hambriento, se podía oír de vez en cuando como le rugían las tripas. Sin embargo su código moral le impedía abandonar a las dos damas hasta que la situación se resolviese.

- Ve Bernard, pero guarda algo para los demás-

Le dijo mientras le dedicaba una ligera sonrisa.

Si ese par no obedecían y contenían su rabia él mismo los reduciría a ambos.