Partida Rol por web

Castillos y Caballeros

Torre de los Cuervos > Primera Planta > Capilla: El Septo de los Dioses

Cargando editor
17/06/2018, 22:21
(2) Alester Marbrand

Una frase que había pronunciado Lady Tabitha durante la pequeña conversación privada que habían mantenido, o intentado mantener, con Lady Vaelys se quedó anclada en la mente de Alester. ¿Era posible que…? Eso le había dado a entender la joven. Su rostro, enmarcado por un ceño fruncido y una mandíbula apretada, mostraba seriedad y nerviosismo. Tenía que actuar rápido. De lo contrario, si dejaba pasar el tiempo, le sería mucho más complicado solucionar el problema que se formaría.

Terminó la conversación privada que estaba teniendo con las dos hermanas, durante la cual había tomado de la mano a Alyra y, posteriormente, le había pasado el brazo por el hombro. Lady Tabitha aún seguía apoyándose en él, pero sus ojos no parecían tener otro objetivo que la cuarta hija de Lord Vaelys.

Su rostro, serio y lleno de preocupación, hacía grandes esfuerzos por no mostrar tales sentimientos. Comenzó a caminar hacia la matriarca de la casa, cuando la primogénita habló. Pero lo que dijo no fue lo que sorprendió a Alester, pues apenas pudo prestar atención a sus palabras. Sus ojos se quedaron fijos en las manos y antebrazos de Lady Astrid, llenos de heridas. Ella también… Durante todo el día había sido testigo de los males que afectaban a las otras cuatro muchachas, pero la mayor no había dado muestras de sufrir ninguna dolencia.

Parpadeó lentamente, dejando los ojos cerrados varios segundos, como si quisiera quitarse esa imagen de la mente. Una vez volvió a abrirlos, siguió caminando a su destino. Tenía que conseguir hablar con Lady Myriah de inmediato. No podía esperar. Se estaba debatiendo qué hija se casaría primero, con el único objetivo de conseguir heredero al título. Pero ese problema ya tenía solución.

Se acercó hasta quedarse al lado de la matriarca, aún acompañado por las dos hermanas aunque intentó que esa conversación fuera del todo privada. Apenas pronunció dos frases en el oído de Lady Vaelys y esperaba que, en esta ocasión, le llamaran suficiente la atención para no menospreciarlo, como había estado haciendo todo el día.

Cargando editor
18/06/2018, 04:05
(0) Alyra Vaelys

Cuanta angustia y sufrimiento era el que había entre los que ahí estaban, y aunque se hablara de amor, a lo que realmente se hacía referencia era a la tragedia, que se había desarrollado no sólo ese día, sino que veía desde años, marcando a su familia, a sus padres y a cada miembro de esa casta que parecía ser la responsable de los males del mundo, pues de otra manera no se explicaba tal grado de ensañamiento, pues claro, no era una casa de sumo poder, no era antiquísima y de hecho su surgimiento era espurio, algo que ningún noble de abolengo dejaría pasar, por otro lado, la fortuna tampoco era cuantiosa, y aunque no era despreciable, tampoco era la riqueza de los Lannister, entonces ¿por qué tanta maldad?, no debía ser solo por el oro y la heredad, no, todo aquello debía obedecer a algo más profundo, a un odio recalcitrante del que ahora, las cinco hermanas eran víctimas.

La conversación con su hermana y ser Alester la había dejado sorprendida, asustada también, esperanzada, casi en partes iguales todas aquellas emociones, pero cuando su hombre había decidido apretar el paso y encaminarlas hacia donde estaba Lady Vaelys, Alyra no sabía que fuerza descomunal habían desatado, intentó decirle que no, intentó abrir su boca para explicarle algo más, pero Alester puso su brazo en sus hombros y caminó junto a ella, Alyra se encogió de hombros y lo quedó mirando imaginando mil y un escenarios, y no todos favorables, pero al final, tomó un poco de aire, imaginó que la suerte estaba echada y era mejor asumir lo que vendría, lo que pasaría de ahí en más. Tragó saliva, buscó la mirada de su hermana, pero en vez de intentar encontrar en aquellos ojos claros, como los de la madre de ambas, calma, sintió que era ella la que debía transmitírselo. Se lo debía, era su deber. Su prioridad.

Astrid por su parte demostró que había sufrido como todas, Alyra la quedó mirando, dejando de poner atención en Tabitha y se mordió el labio inferior, "lo que me dijo era cierto..." pensó en seguida y sintió pena por ella, era la primera vez en que lo sentía, y aunque creyó que esa decisión, tomada por la joven primogénita era lo más acertado y se abandonó a ella cuando creyó que ya no tendría fuerzas para liderar cualquier cosa, ahora, que la veía ahí, incólume, yendo más allá de la voluntad de su madre para casarse con alguien que a los ojos de Lady Myriah Vaelys no era digno de confianza alguna, algo no le cuadró, no sabía que era, simplemente no le gustó, a pesar de no tener razones de peso para desconfiar. Años de rencillas con la mayor de las hermanas dejaban huellas indelebles en las relaciones. 

Algo más, Alyra procuró no cruzar mirada alguna con Ser Tyler, sabía de la repulsión que le generó en el hombre cuando aún su rostro no se ponía tan mal, así que prefirió no ver aquel gesto nuevamente en los ojos del que al parecer sería su cuñado, nuevamente contraviniendo los deseos de Lady Myriah Vaelys, pero algo sí tenía que acotar respecto a él, y era el hecho que no lo pensó con una mujer con Astrid y menos que la amase, era extraño, cuando hablaron, hacia meses, imaginó a otra persona al lado del hombre pero quién ahora juraba amor a la mayor de las Vaelys. Los secretos se estaban develando delante de todos, así que una sorpresa más o una menos, ya no importaba. Levantó su rostro marcado por la maldición, encontrándose con la mirada de Ser Bernard quién estaba ayudando con el cuerpo de su amiga, por los siete, su amiga, cuánto la necesitaba en ese momento de zozobra, clamó Alyra pero aquellos ojos, sumidos en la tristeza estaban dirigidos al varón, sus labios dibujaron una palabra que él comprendería o esperaba que lo hiciera: Lo siento... 

Siguió esa caminata, ahora volvía a ver a Alester, intentando leer su mente, sus dientes estaban apretados, lo bueno eso sí era que su cara se sentía mucho mejor, como el haber revelado su condición la hubiera aliviado aunque fuera en parte, y aunque sentía que algunas de las heridas estaban cicatrizando, no estaba segura que así fuese, no podía ver su cara aún y no había ninguna superficie donde poder reflejarse. ¿era el desconocido el que jugaba con su vida?. Nuevamente miró a Alester, le dijo algo, y quedó ante su madre. ¿nervios, miedo?, claro, estaba muerta de miedo, pero como pensó antes, ya la suerte estaba echada, sólo quedaba esperar el resultado de los dados cuando dejaran de rodar.

Cargando editor
18/06/2018, 09:37
(0) Ser Bernard Risefeller

Los gestos que se sucedían y aunque estaba dispuesto a ayudar al septón, todo indicaba que algo grave ocurría y eso hizo que por el momento desestimara seguir con esa tarea. Bernard era incapaz de entender la escena y primero miró interrogante a Lady Alyra. El gesto del brazo sobre el hombro ofrecía muchas alternativas pero justo la mujer le había pedido matrimonio hacía unos instantes, para ahora mirarlo como si fuera a separarse de él, echando por tierra lo hablado así como las esperanzas que había tenido el hombre.

Apartándose de Tiziano, hubo de avanzar unos pasos, dispuesto a que se aclarara la situación.

- ¿Se está aprovechando de vuestra fragilidad este hombre? ¿Es eso lo que sucede?

Interrogó directamente a Alyra y a Alester.

- ¿Qué está diciendo este hombre?

Entendiendo que ya habrían susurrado algunas palabras, incluyó a Lady Myriah en la pregunta. Pensaba llegar al fondo del asunto.

Cargando editor
18/06/2018, 12:43
(0) Alyra Vaelys

los colores se le subieron a la rostro a la joven, y abochornada miró a Alester un segundo antes de hacer lo que debía hacer, así que intentó serenarse, realmente lo intentó, lo que se debatía dentro de ella era demasiado grande como para encontrar la mesura, pero aún así lo hizo.

No... — debió carraspear, su voz había sonado débil al inicio, pero luego su gesto se endureció un poco más, recobrando seguridad — No, Ser Bernard, Ser Alester no se está aprovechando de nada ni está diciendo nada en particular, — volvió a mirar al hombre y se soltó un poco de él, Bernard merecía una explicación y debía ofrecérsela — es un buen hombre de hecho — se quedó un segundo en silencio mirándolo, sosteniendo su mirada con intensidad.

gracias por su preocupación ser Bernard, gracias por todo — inclinó su cabeza ante él, y agregó algo más pero solo para que algunos lo escucharan. 

Cargando editor
19/06/2018, 08:41
(1) Tabitha Vaelys

Tabitha no sabía que le había sorprendido más. Si ver las heridas, crueles y feas heridas, en los brazos de su hermana o que se enfrentase a su madre de aquella manera. - Ginevra... - Fue lo único que pensó mientras apretaba sus puños con fuerza nuevamente, antes de seguir atendiendo su conversación privada con hermana Alyra y Ser Alester. Hermana con la cual se dio un fuerte abrazo delante de todos los presentes, quedando reflejado en el rostro de la joven, cuanto lo necesitaba.

Pero las palabras de Ser Bernard hicieron que su conversación privada cesase y se centrase su atención en ellos. No sabía que pasaba, pero por el paso firme del hombre sabía que no tardaría en averiguarlo. Y así fue, Tabitha se quedó sin palabras ante aquella situación y decidió dejar hablar a la pareja a solas. Tenía otras cosas en mente, algo realmente importante que hacer fuera de las paredes de la capilla. Aún así, fijó su vista en el Septón, para luego mirar al gigante que la acompañaba y a su hermana Mira. La joven miró de nuevo a Swann antes de hablarle.

- Ven, acompáñame. Necesito que hagas algo muy importante. - Le dijo y caminó decidida hacia su hermana pequeña. Se había calmado lo suficiente como para recuperar estabilidad y fuerzas y, aunque no estuviese en su mejor momento, al menos podía caminar sin ayuda. Se acercó a su hermanita, no sin antes dedicarle una tierna sonrisa a su hermana Lenia y una leve inclinación de su la cabeza a modo de saludo al hombre que la acompañaba. Susurró unas palabras con su hermana pequeña y el gigante antes de besarla en la frente y acercarse a hablar en privado con el septón.

Cargando editor
19/06/2018, 09:18
(0) Ser Bernard Risefeller

Las palabras de Alyra no podían sino incrementar su dolor. Ya bastante duros eran todos estos momentos en la fortaleza Vaelys como para que además le arruinaran a él de la forma en que lo hacían y peor aún, por la avaricia de un hombre. Quizá la cuarta hermana quisiera discreción con el asunto, lo podía entender, pero para Ser Bernard era imposible llegar a tal grado de contención después de escuchar todo aquello. Su rostro había adoptado un color más rojizo y embargado por emociones demasiado intensas no podía sino alzar la voz como lo hizo.

- ¡Vos misma lo estáis diciendo, Lady Alyra! Este hombre no os ha prestado la más mínima atención, ha estado aquí con vosotras y aún así no te trató con el aprecio que ahora dice tener, porque tenía los ojos fijos en otra.

La joven estaba ciega, no le cabía ninguna duda, y optaba por el hombre que menos valor le daba a ella como persona.

- Mientras yo y otros estábamos intentando entender lo que sucedía, él estaba revoloteando sobre las hermanas, a ver cuál podía cazar, y al final, vos habéis ido a proponer matrimonio al septón conmigo, propuesta que ha partido de vos como vos sabéis, y todos han visto que en cuanto el septón se ha opuesto, él se ha aprovechado por vuestra fragilidad y porque sois su última opción, porque con las demás hermanas no tiene opciones. Que cada uno juzgue por sí mismo si ha sido así o no.

Ciertamente quería que a todos llegara conocimiento de aquello. Si Ser Alester lograba que Alyra estuviera junto a él, qué menos que Bernard pudiera expresar el agravio que eso le producía.

- Y tiene la desfachatez de que mientras yo me he acercado al septón Tiziano a ayudarle, él os corteja a mis espaldas y os pasa el brazo por encima para que todos puedan ver su victoria, pero concretamente para que la pueda ver yo. Todo esto que ocurre aquí sólo tiene una palabra y es la de ultraje, un maldito ultraje.

Bernard se percató de que había perdido el control y ya no sabía si lo que decía era un exceso. Tuvo que cerrar la boca y tras haber expresado todo aquello se quedó en silencio mientras su cabeza trataba de poner orden. Quizá debía de volver a pensar en sus deberes para poder apartar esos pensamientos oscuros. El septón Tiziano le necesitaba allí, pero si ahora volvía al menos sería después de haber expresado con contundencia lo que él había visto.

- Ójala que viérais que él no es más que un aprovechado.

Siendo las palabras de la dama tan contundentes poca esperanza le quedaba a él de que fuera a rectificar.

Cargando editor
19/06/2018, 16:04
(0) Alyra Vaelys

el piso se movía bajo los pies de Alyra, se derrumbaba cada pedazo de esperanza, cada atisbo de que todo saldría bien, porque todo se había torcido de tal manera que sólo la tragedia era una realidad. Alyra miró a Tabitha, impávida, lívida por lo que le había hecho, al punto que sus labios se tornaron de un ligero tono violeta y su alma quiso ir con ella, sujetarla, hacerla razonar o quizás explicarle lo que pasaría, pero no pudo, pues, ella misma había sido la gestora de aquel pequeño infierno que le estaba explotando en la cara. 

La joven miró a Ser Bernard y a pesar de todo lo que decía, le agradecía su preocupación y su aprecio aunque no negaba que estaba también unido a un sentido de agravio, lo que asumía, era su culpa y si todo se quemaba por ese error, tendría que aceptarlo. El mareo la volvió a golpear, la debilidad, la cabeza le daba vueltas y le faltaba el aire, tal como si estuviera envenenada y cada respiración fuese un calvario. Se preguntó cuando terminaría, pues, estaba apunto, se tambaleó de nuevo, y Alester tendría que sujetarla, pero sólo fue un segundo, eran demasiadas cosas que sopesar, Tabitha, Mira, su familia, el futuro de todos, la casa Vaelys. 

 tranquilo, Ser Bernard — habló con toda la entereza del mundo — tranquilo — quería transmitirle que de alguna manera sabía lo que estaba haciendo, aunque ya no sabía si tenía un sentido, incluso, pasó por su cabeza el tomar una última salvación y escapar de todo aquello, pero no lo haría, se hundiría con todo lo presente, porque ese era su deber, era una Vaelys — el septon Tiziano no se opuso a nuestro enlace, pero me hizo ver que no era lo que realmente deseaba, lo que me haría feliz, me preguntó tan sólo qué era lo que anhelaba y debía ser sincera conmigo, algo que no he sido durante todo este día por ser cobarde, porque mi sinceridad  mi felicidad está unida a esta  familia y su destino — hablaba sin requerir soporte alguno, sola y de pie, firme ante el hombre, pues lo que diría era una declaración de principios. — Ser Alester no se ha aprovechado de nada, no puso su brazo para marcarme de alguna manera... me otorgó su apoyo pues.... pues todo lo que está pasando, Ser Bernard, no se trata de usted, ni de mí, ni siquiera de con quien me caso o no, o el resto de mis hermanas — eso, dioses, la dejaba sin aliento.

— se trata de amor, del profundo amor que podemos tener por nuestros ideales, por nuestras familias y por aquellas personas que dependen de nosotros, su destino y fortuna, y el deber sagrado que tenemos de protegerlos de la arbitrariedad y conservar la independencia. Buscar el honor de una casa que debe luchar siempre por él, pues... pues... no como más que descendientes de un bastardo que tocó la gloria y logró el reconocimiento, y debemos siempre... siempre luchar contra eso, tocar la gloría y justificar nuestra existencia — su boca se le secó, sus hombros bajaron un poco — se trata de arreglar los errores de nuestra historia, de una u otra forma, rehabilitar el mal que en algún punto se hizo y terminó con tanto dolor y muerte, tanto sufrimiento que ahora se muestra en mis hermanas y en mí, ¿acaso no ese es el verdadero amor?, no sólo por conservar una posición... o escapar de lo que tememos..., no... todo lo que ha pasado, cada paso dado es por el amor infinito a esto, a este lugar, cada piedra, cada gota de sangre, cada persona y alma bendecida por los dioses antiguos y nuevos— miró a su madre, quien seguía en silencio, Ser Alester ya debió hacer lo que iba a hacer, Alyra tragó saliva, pues, ya comprendía que esa caminata había sido una milla verde directo a su destino y no por lo que muchos de los ahí presentes estarían pensando. 

 es ese el amor que nos reúne aquí y que creo que me une a Ser Alester, el mismo amor que usted le tiene a su hermano, es el mismo amor que yo le tengo a mis hermanas, a mis padres, a mi historia y al final, lo que es mi felicidad... y al final es eso lo que deseo estar aquí, deseo hacer lo que ya dije, y mi corazón está ahí, no soy una débil chiquilla que vulnerable no sabe lo que hace, lo que sí fui tonta y torpe, atarantada y me culparé eternamente por haberle causado este mal a usted, pero lo que me dijo, aunque hubiese sido tan repentino, lo atesoraré, pues son de esos momentos preciosos los que se construye nuestra felicidad, y a veces, es lo único que queda — miró a Alester — sin embargo, a pesar de todo lo que pueda decir, o incluso hacer, todo esta en manos de otra persona, lo que pase ahora — mostró sus manos desnudas, y luego las llevó a su falda y jalo un cordón de esta, un sonido metálico cayó, y ella dio un paso hacia atrás, era su espada, la que recogió con ambas manos ahora mirando a su madre.

me resisto a seguir desconfiando de las personas que amo y con las que me he criado, madre, terminemos, de una u otra forma, ya todo está terminado y la decisión está justo delante de nosotros pero debe ser tomada, saldremos adelante madre, confió en los siete que así sea, no te dejaré, ni a mis hermanas —dejó su espada ante ella, dejando en evidencia que estaba en son de paz, y ahora miraba a Alester.

Cargando editor
20/06/2018, 09:16
(0) Ser Bernard Risefeller

El caballero pudo ver el gesto firme de la joven, la forma en la que tomaba la espada y la dejaba en el suelo. Trataba de recuperar su orgullo, justo lo que él había deseado que hiciera. Las circunstancias se habían torcido de tal forma que las fuerzas llegaban a la dama no a favor suyo, sino en contra. Aún así, verla de nuevo como la dama que era hizo que Bernard cesara en su enfado y le sonriera, con una sonrisa medio dibujada en realidad, por la acritud del momento.

- Me alegro de que recuperéis vuestra fuerza, Lady Alyra. Esta expresión determinada es la que os favorece.

No estaba en su deseo enfrentarse a ella, a pesar de lo que había sucedido en tan poco tiempo. Aún así tampoco podía quedarse callado. El golpe había sido duro y aunque lo soportaría, aún era pronto para retroceder.

- Seguid con vuestro propósito si es lo que queréis. Pero que quede la evidencia de que cuando vuestra madre habló preguntando por alguna posible pareja decidida a casarse, Ser Alester no dijo nada, y yo hice lo que estuve en mi mano. Que cuando vos fuísteis a hablar con el septón y era fácil adivinar para qué, Ser Alester no hizo nada, como yo acabo de hacer. La evidencia es más que clara.

Miró al noble aludido sin saber qué diría a continuación. Bernard al menos ya se había expresado.

- He hecho todo lo que estaba a mi alcance, así que me permitiré mantener mi dignidad también.

Se mantuvo firme, esperando ahí mismo, mucha gente no había hablado y posiblemente tuviera que escuchar varias palabras todavía.

Cargando editor
20/06/2018, 22:08
(2) Mira Vaelys

Permanecía en tercer plano, como el actor que interpreta al más lejano de los árboles que simulan un bosque sobre el escenario. ¿Cuántas tragedias podía permitirse una obra? ¿Dos, tres a lo sumo? Parecía que la historia de esta fiesta no dejaba de escribir una tras otra.

El telón ya estaba cerrado y los protagonistas mostraban sus heridas. Mira observó con horror el estado de sus hermanas: Alyra descubrió su rostro, el cual había empeorado considerablemente, Tabitha estaba maldita con un horrible hedor que se adhería a su cuerpo y Astrid se despojó de sus guantes para mostrar unas heridas sangrantes que parecían trepar por sus brazos.

La pequeña se tapó la boca al ver la desdicha y el sufrimiento de sus hermanas, le rompía el corazón verlas así y no sabía a cual acudir primero. Sus ojos iban de una a otra con preocupación. Y a ese dolor se sumaba el de su padre desaparecido, al cual había sido incapaz de hallar y de quién no tenía noticia alguna. Sentía necesidad de encontrarle y de fundirse en un sentido abrazo que demasiado se había demorado en el tiempo.

¿Por qué toda la magia en este día es oscura y perversa? ¿Cuándo llegará el momento del cuento donde se resuelven los problemas? ¿Por qué se hacen esperar los finales felices?

Alyra y Tabitha se abrazaron, y luego ésta última se acercó a ella. Mira acarició su mano con un gesto cariñoso y la acompañó para escuchar lo que quisiera decirle.

Cargando editor
20/06/2018, 22:15
(1) Septón Tiziano

El Septón se apoyó en el brazo de Bernard, quien fue solícito a su pedido y comenzó a acompañarlo, algo exactamente opuesto a lo que hizo Alester Marbrand, quien no solo volvía a ignorar su llamado sino que acudía hacia Lady Myriah cuando ella misma había pedido hablar en privado con sus hijas. El rostro del anciano se sonrojó, estuvo a punto de hablar cuando el mismo Bernard lo dejó para acercarse al hombre y expresar su malestar. Entretanto Tabitha tomó su mano y cruzaron algunas breves palabras que captaron la atención del Septón por unos segundos.

Cuando volvió a ver la escena, había una gran tensión en el aire, indigna de una Capilla a los Siete, Ser Bernard levantaba falso testimonio contra él, diciendo que se había opuesto a un matrimonio cuando no había sido así, y estuvo a punto de reprenderlo cuando Alyra aclaró de lo que realmente habían hablado. El interior del corazón de Alyra era un terreno fértil y lleno de luz, que no podía ser tratado a la ligera, su deber hacia ella era proteger su felicidad y darle fuerzas para que tomase sus propias decisiones, pero nunca imponerle nada, pero eso parecía estar fuera del entendimiento del caballero.

- SEÑORES! ESTÁN EN UNA CAPILLA DE LOS SIETE!... , no pueden ni deben ignorarlo!- dijo en voz alta, en lo que intentó ser un grito pero pronto se ahogó en una voz áspera y ronca. - Ser Bernard, ya hemos hablado antes y me demostró que es un hombre de bien. Haga honor a su reputación y no diga que yo he hecho cosas que ignora, no es digno de un Caballero hablar de lo que no sabe.  El cuerpo de Fiona sigue esperando que colabore, por favor acompáñeme en silencio, no quiero que un espectáculo como el de recién se repita.- 

Luego miró fijo al hombre que se acercó a Lady Myriah - Alester Marbrand, le pido se retire de inmediato de la Capilla. Dos veces le pedí que me acompañe y me ignoró. Dos veces le pedí que deje a solas a las hermanas con su madre, y también me ingoró. Que le sucede? Hasta cuando va a ignorar la autoridad de un Septón en un templo? No le daré una tercer oportunidad, retírese de inmediato! Ahora mismo, o llamaré a los guardias para que lo saquen de aquí- dijo, indignado por la falta de respeto de aquél hombre.

-Lady Myriah, espero sepa disculpar esta lamentable escena, y tenga bien conversar a solas con sus hijas. Cada una de ellas ha expresado su voluntad y los Siete bendicen las decisiones hechas desde el corazón, así que en mi ya tiene un testigo del amor que han expresado cada una de ellas - dijo, que mejor que un servidor de los Siete para dar fe ante ellos de los sentimientos de las cuatro niñas que acompañaba desde que habían nacido. Cada una debía encontrar solo un testigo adicional.

Se quedó expectante de la reacción de los dos hombres, dispuesto a llamar a la guardia si su palabra no era tenida en cuenta en ese sagrado lugar. Luego le dedicó una tierna mirada a Mira, que no tenía porque haber soportado nada de lo que estaba presenciado.

Cargando editor
20/06/2018, 22:55
(0) Swann "Oso Erguido" Grizzly

Los horrores presenciados preocuparon al gigante pero guardó silencio mientras escuchaba las distintas tragedias y amores esperanzados que se estaban descubriendo. Por su parte, pensó, su tragedia estaba muy lejos de allí, dónde no podía herir a nadie y, quienes sabían de ella, hacían importantes esfuerzos por devolver la alegría y el calor a los salones Grizzly. Su madre le había dicho que una mujer e hijos son un astro de dicha que ni siquiera el pasado puede eclipsar, de allí que hubiera venido a la corte Vaelys, sin embargo cortejar no había sido jamás su fuerte, pronto se vio caminando los pasos hacia su papel de soldado de nuevo y, para disgusto de su casa cuando lo supiesen, cada vez se fue encontrando más agusto y feliz.

Lady Tabitha le pidió que le acompañase y así lo hizo, para terminar al lado de la más pequeña de las hijas,Lady Mira, presentándose y arrodillándose ante ella para intercambiar unas palabras y gestos antes de alzarse de nuevo. Con una gran sonrisa agradeció la confianza y responsabilidad depositada en él.

Por un momento su cabeza se distrajo al ver el gesto de alivio por parte de Lady Tabitha, ¿Y si ella hubiese querido casarse con él? Qué vida más maravillosa. Una sin preocupaciones, dónde ella sabría las cosas, él las acometería, comerían jabalí, beberían vino especiado y cantarían atrocidades juntos, ella tendría tiempo para sus ocurrencias y él podría irse a cazar y guerrear para traer piezas que cenar juntos y botín que colgar en las paredes.

Escuchar a Ser Bernard hablar sobre Alester le devolvió el buen juicio. Sufrir de amores era algo que desconocía pero parecía doloroso. Mejor era guardar silencio y celebrar la alegría ajena, pues ésta se le contagiaba fácilmente para pasar a ser suya. Qué complicado era todo y qué sencillo era guerrear, con suerte habría un buen combate para derrotar a quien tantos estragos causaba en aquella casa. La pequeña Lady Mira ahora también confiaba en él, no podía fallarles.

Cargando editor
21/06/2018, 03:10
(0) Alyra Vaelys

Bernard era un gran hombre, realmente se merece mucho más que la tibieza que podría alcanzar a su lado, la bondad y la dignidad de aquel hombre debía ser recompensada con una historia de amor auténtica y quizás ahora tendría la libertad de poder conseguirlo con alguna doncella sin tantos problemas, sin tantos deberes y que esté para él completamente. Lo contempló con infinito cariño y tristeza porque sabía que lo había lastimado, pero el hecho de complacer a otros no era parte de los modales de Alyra, siempre había sido así, pero en algo debía estar de acuerdo con el hombre, sin embargo no lo diría, no abiertamente por lo menos para no atizonar más aquel fuego que estuvo apunto de consumir todo. 

 y es el más digno entre todos, merecedor de un futuro lleno de amor y felicidad, quiero que sepa que siempre encontrará una aliada y una amiga en mí, la que rogará todos los días por su perdón lamentándose por haberlo hecho pasar por esto — inclinó la cabeza ante el hombre en una reverencia, no dijo nada en particular a lo primero, no había forma de debatirlo, pero lo curioso es que las circunstancias de esos hechos no eran las mismas que las de ese momento. Todo el mundo se había puesto de cabeza en solo un pestañeo y por eso esta Alyra no era la misma de ese entonces, aunque no había pasado mucho tiempo. La joven volvió a mirar a Alester y abrió sus labios para decirle una cosa más cuando el Septon les llama la atención a todos, las mejillas de la chica se pusieron rojas por la semejante reprimenda que le estaba dando pero no por rabia o altivez, sino asumiendo que había sido la responsable de todo aquello. Se encogió de hombros en señal de penitencia y se tomó del brazo del hombre, de Alester, pero no para mantenerlo ahí, sino para invitarlo para salir con amabilidad e intentando apaciguar ese instante, obedeciendo así al anciano, no era bueno hacerlo enojar y Tiziano estaba ya rayando la irritación. 

Mientras se alejaba, algo agregó, a su madre y al hombre, al que solo acompañó unos pasos antes de soltarlo y dejarlo actuar, esperando que lo que le había dicho le hiciera ver lo que estaba pasando. Por dentro, la joven estaba temblando y la debilidad no la abandonaba pero sacaba fuerzas de flaquezas para hacer aquello. 

Cargando editor
21/06/2018, 07:46
(0) Ser Bernard Risefeller

Escuchó las palabras del septón, cierto era que Bernard había olvidado donde estaba, llevado por una rápida corriente de sentimientos. Por lo que dijo, el caballero había elegido mal sus palabras al referirse a aquella negativa o consejo a Alyra, o lo que hubiera sido.

Todavía tenía cartas en su mano, de hecho había guardado las más hirientes, pero pensaba que guardarlas era lo que correspondía. Ahora con el septón interviniendo y teniendo el Risefeller mayor control de sí mismo, no era su deseo seguir con esa hostilidad. Alyra le dedicó algunas palabras más pero no les terminaba de encontrar sentido, en cuanto ella era la cuarta hija y por tanto no tenía esas responsabilidades a las que aludía. No entendía lo que pasaba por la cabeza de la mujer, sus opciones eran que no le consideraba digno o que algo ocultaba ese hombre, Alester, que ella creía que era fundamental para su familia y ni siquiera tenía porqué ser así. Cuando ella hizo una suave reverencia, él asintió aunque con expresión fría.

Bernard pasó la mirada hacia el noble.

- Quizá podamos hablar fuera.

Algo le decía que a él sólo le interesaba su conversación con Lady Myriah. En todo caso, el caballero no se quedaría ahí plantado, que ya si tenían que hablar lo harían en el exterior de la capilla. Como decía Tiziano, este no era buen lugar para nada y su actitud aunque para él había sido justificada, no era apropiada en este lugar.

Miró después al criado, Kyle, que debía estar aguantando la situación, quizás enojado por tantas faltas de respeto hacia su hermana.

- Siento su pérdida, amigo, y mi comportamiento delante suyo, pero me he visto obligado y espero que lo entienda.

Paseó la mirada por las damas presentes, una mirada fría pues con ella mantenía ocultas las emociones que todavía hervían por dentro, aunque sus intenciones para ellas eran las mejores y así lo quiso transmitir, a pesar de que aún no lograra levantar su propio ánimo.

- Con su permiso, señoritas y lady Myriah. Sigamos intentando resolver todo este enredo. Pronto estarán mejor.

Tras la despedida se acercó al septón para ayudarle de nuevo. Ayudarle era de hecho la mejor forma de dejar de pensar en lo que había pasado. Volvió a preguntarse si Tiziano tendría alguna información que pudiera ayudarles. Debía de hablar de él sobre esa extraña sospecha de Ser Lance, ciertamente hubiese preferido tener una charla con él mil veces antes que acabar discutiendo en la capilla. Habían salido demasiadas cosas mal allí dentro.

- Eso creo ser, un hombre de bien. Todos los Risefeller lo somos.

Le dijo finalmente al anciano, dispuesto a ayudarle en lo que hiciera falta y conversar de mejores formas a la salida. Todavía había mucho que hacer.

Cargando editor
21/06/2018, 08:36
(1) Tabitha Vaelys

Tabitha tuvo una breve charla con su hermana pequeña, Mira y el gigante Swann. Sus gestos fueron relajados y amigables en todo momento mientras que por dentro era un mar de dolor y preguntas sin respuesta. La joven demostraba con su lenguaje corporal que confiaba en aquel enorme hombre. Luego mantuvo nuevamente una breve charla con el Septón, quien con sus palabras hizo que los ojos de la joven brillasen con ilusión y esperanzados.

Luego miró a sus hermanas y a su madre, esperaba que entendiesen porque su precipitada marcha cuando regresase del brazo de su amado a la capilla. Sin decir nada, la joven apretó el paso todo lo que pudo. Por fortuna para ella el dolor se estaba convirtiendo en su fuerza y de eso tenía mucho en su interior en ese momento. Atrás iban quedando las voces de su familia, criados e invitados mientras sus pason la alejaban de ellos.

Notas de juego

 [Tabitha] va desde el [La Capilla: Septo de los Dioses] hacia [Las Mazmorras]

Cargando editor
21/06/2018, 11:35
- Nueva Ubicación -

La capilla del septo de los dioses se hallaba en la Torre de los Cuervos de la fortaleza de Sangre. Estaba situada en la primera planta y en ella había una gran capilla con la estatua de El Guerrero. Tenía un pequeño altar con unos bancos de marfil para sentarse frente a él. Detrás del altar estaba la figura de El Guerrero apoyándose en el mango de una gran espada y gran parte de la figura estaba inmersa en la pared.

 

Cargando editor
21/06/2018, 12:07
(2) Alester Marbrand

Ante los ojos de Alester se sucedieron una serie de escenas totalmente inverosímiles. Con gesto de verdadera sorpresa miró a Ser Bernard y luego a Alyra, confuso por lo que allí ocurría. ¿Habían estado ellos dos comprometidos? ¿Por qué le había dicho Alyra, entonces, que lo había estado buscando a él? Ser Marbrand se quedó sin palabras, pues una parte de él se sentía engañado por la joven, aunque decidió escuchar sus explicaciones para comprender mejor qué le había pasado por la cabeza. Cuando finalizó, miró a la dama y asintió con la cabeza, aceptando todo aquello, aunque aún estaba incrédulo.

- Ser Bernard, creí que me conocíais mejor. De ningún modo me estoy aprovechando de Lady Alyra y de ningún modo la aireo como a un trofeo. Si no he dicho nada antes, era porque no tenía ninguna esperanza ni idea de lo que se le pasaba a ella por la mente –dijo, con la tranquilidad y educación que lo caracterizaban.

Cuando parecía que las cosas se estaban tranquilizando, el Septón entró en cólera, gritándoles a todos, algo que Alester comprendió, pero no del todo. Al fin y al cabo, fue la propia familia quien quiso mantener tal conversación ante el cuerpo presente de Fiona. Y, si encienden la llama, deberían esperar el fuego. Él mismo lo había visto con malos ojos, pero no dijo nada porque no era suya la decisión.

- Disculpad, Septón, pero he tenido motivos suficientes para quedarme. Si no me he ido antes, era primero porque Lady Tabitha se encontraba demasiado débil como para sostenerse por sí misma y me pidió ayuda para caminar y mantenerse en pie –dijo, señalando a la muchacha, bastante recuperada, que ya era capaz de valerse por sí misma-. Y, en este momento, me ha llegado una noticia de tal urgencia e importancia, que me he visto obligado a hablar con la señora. Pues, de ser cierta esa noticia, todo lo que se está debatiendo aquí es en vano. No he hablado con la señora por un simple capricho, es algo más que eso, que incumbe a todos.

No lo entendían. No lo entendían porque no lo sabían, lógicamente. Y, si no le dejaban hablar, seguirían sin saber y entender. Paró un instante para cavilar, pensando en si debía comunicarlo todo. Aún no, aguanta más.

- Añadiré que, de hecho, he decidido hablar en susurros para no molestar al resto, precisamente porque estamos en una capilla. Eso sí, pido disculpas también al joven Kyle, pues se han empezado una serie de conversaciones ante el cuerpo de su hermana que debieron hacerse en otro lado–añadió, dirigiéndose al jefe de cazadores, a quien toda esa escena debía parecerle esperpéntica y fuera de lugar.

Cuando Ser Bernard se acercó a él para pedirle una audiencia fuera de esas paredes, Alester se sintió dividido. Por un lado, quería hablar con el hombre y disipar cualquier mal sentimiento hacia él, a pesar de que Alester nunca había sabido nada de las intenciones y las promesas de Alyra hacía Risefeller. Por otro lado, el asunto que le había comentado a Lady Vaelys era tan urgente, que no podía seguir esperando. Agarró con suavidad la mano de Alyra. Sabía que la joven no quería que él dijera nada, pues temía por lo que pudiera pasar después; pero seguir ocultándose, después de todo lo que estaba ocurriendo, no tenía sentido.

- Con gusto mantendremos una conversación privada fuera, Ser Bernard –le dijo al caballero-. Pero aún no puedo marcharme, no sin dar las explicaciones que debo. Así que, Lady Vaelys –se giró de nuevo hacia la matriarca-, os pido permiso bien para debatir con vos este asunto en privado o bien para contarlo todo ante quien quiera que desee escucharlo. Vos decidís cuál es la mejor opción. Pero comprenderéis que no hay una tercera.

En su tono no había resentimiento ni amenaza, solo urgencia. Esperaba poder hablar primero en privado con la mujer, pues sin duda esa era la opción más respetuosa para la familia y la más protocolaria, que soltar su historia por primera vez ante una audiencia de curiosos. No obstante, él no tendría problema es desvelar ese secreto ante todos los presentes si fuera necesario. Varias veces había intentado hablar sobre el tema, había intentado que se le escuchara. Era lo único que pedía, que se le escuchara. Y solo las dos jóvenes que lo habían acompañado lo habían hecho. Aunque, por sus comentarios, Alester dudaba que hubieran entendido el alcance de su noticia.

Notas de juego

Disculpad todo el rollo que acabo de soltar. Como se ha escrito tanto últimamente, tenía mucho que responder. Dad las gracias a mi poder de autocontención porque no me haya liado más, que a punto he estado. XDD

Cargando editor
21/06/2018, 12:52
- Muerta (suicidio) - Lady Myriah Vaelys

Ser Tyler Risefeller-Mi señora- se dirigió a la señora de la casa Vaelys con total educación y determinación -amo a Astrid desde hace tiempo, ella me conoce a mí y yo a ella. Soy muy consciente de su fuerza y ella de la mía.  El amor verdadero no entiende de dominación ni sumisión. No pretendo poner a Astrid en ninguna jaula ni vivir enjaulado yo- Se volvió hacia Astrid, pues aunque había hablado porque no estaba dispuesto a parecer un calzonazos ni un hombre sin sangre, sabía que lo que de verdad importaba era lo que ella opinase -¿Estás dispuesta a gobernar nuestras casas unidos y como iguales?- Claramente cada uno conocía mejor su propio hogar, pero aquello ya lo terminarían de perfilar en privado.

¡JA! Soltó sonoramente Lady Myriah delante de todos los presentes. ¿Por quién me tomas? Sé que llevas tiempo queriendo casarte con mi hija, pero no como dices por amor. Sospechaba la razón por la que Richard había fallecido y sospechaba que Ser Tyler estaría implicado en el asunto, pero no quería acusarle de algo sin pruebas. Después miró al septón, mientras no tengan dos personas que bendigan su amor, no les case, Tiziano, no es un matrimonio válido ante los ojos de Los Siete y no creo en el amor que dice sentir por mi hija.  

Astrid Vaelys¿Qué explicación tiene para lo que nos está pasando a todas nosotras, madre? ¿También rumores? Al igual que usted me transmitió sus pensamientos, yo le transmití los míos. Los rumores no nos ayudan, nos van a debilitar y nos van a destruir. Todos y cada uno de ellos pronunció sus palabras con peso y pausa. ¿Acaso ella se había creído los rumores sobre su madre? No, por supuesto que no. Su madre jamás podría caer tan bajo. Pero no los tenía en cuenta y no se los echaba en cara. Te hemos propuesto matrimonios y, por lo que está claro, todos por amor. añadió, mirando al Septón que ya se estaba marchando. Necesitamos dos testigos, pero en ningún sitio dice que tengan que ser los cabeza de la familia. Madre, quiero que sea mi testigo, pero si no acepta, no voy a detenerme. Me voy a casar con Tyler, es mi decisión. En su mano está participar en la unión.

¿Acaso no visteis anoche el fantasma de Lady Catalina? Preguntó mirando a todas sus hermanas. La última vez que apareció ninguna de vosotras había nacido, pero vuestra abuela maldijo esta casa segundos antes de suicidarse. Anoche volví a ver su fantasma y sabía que una nueva maldición aparecería en la casa. Su fantasma siempre aprovecha los momentos más vulnerables para vengarse de la Familia Vaelys. Dijo como si aquello fuese lo más evidente del mundo. Está claro que ella no quería que os casaseis y por eso os lanzó esa maldición.  Y como ya te digo, no creo que lo que hizo ser Tyler fuera un rumor o no, pero ya te he dicho por activa y por pasiva que no bendeciré el amor entre tú y Ser Tyler. Pero si cambias de idea y te casas con Bernard, en ese caso podréis contar con mi apoyo, sé que él está enamorado verdaderamente de vos, Lady Astrid, con que su hermano lo acepte, ya tendríais las dos bendiciones necesarias y podríamos casaros de inmediato. Suspiró profundamente, sabía que no podía decidir ya nada por sus hijas, tenía razón, no era necesaria su bendición, pero si elegía bien podrían concertar el matrimonio de inmediato, se amasen, o no se amasen de verdad.

Después su mirada se desvió a Ser Bernard y a su hija Alyra, se había distraído con la conversación de la primogénita y no tenía muy claro qué es lo que estaba pasando. Cuando vio que Alyra portaba una espada y se le caía al suelo su rostro se tensó. Alyra, sabes que las espadas no están permitidas en la fortaleza. Solo pueden llevarla los soldados, ¿qué haces con una en el septo? ¿Acaso te parece un lugar apropiado para portar una de esas condenadas armas? Lady Myriah se puso tensa y se distrajo de toda conversación pendiente, no podía creerse lo que sus ojos habían visto y por un momento temió que pudiera producirse allí mismo un altercado bélico.

Alyra Vaelys— me resisto a seguir desconfiando de las personas que amo y con las que me he criado, madre, terminemos, de una u otra forma, ya todo está terminado y la decisión está justo delante de nosotros pero debe ser tomada, saldremos adelante madre, confió en los siete que así sea, no te dejaré, ni a mis hermanas —dejó su espada ante ella, dejando en evidencia que estaba en son de paz, y ahora miraba a Alester.

¿Terminar? ¿Qué quieres decir? Sé a quién amas de verdad, no es ninguna novedad, y no sé si te refieres a Ser Bernard o a Ser Alester, pero ser Bernard creo que es mejor candidato para tu hermana Astrid, y de Alester la realidad es que no sabemos nada de él. Dijo mirando al resto. ¿Alguien sabe algo sobre Alester y la Casa Marbrand? Dijo confusa porque ella no había sido quien le había mandado la invitación a ese caballero.

Septón Tiziano-Lady Myriah, espero sepa disculpar esta lamentable escena, y tenga bien conversar a solas con sus hijas. Cada una de ellas ha expresado su voluntad y los Siete bendicen las decisiones hechas desde el corazón, así que en mi ya tiene un testigo del amor que han expresado cada una de ellas - dijo, que mejor que un servidor de los Siete para dar fe ante ellos de los sentimientos de las cuatro niñas que acompañaba desde que habían nacido. Cada una debía encontrar solo un testigo adicional.

A las primeras palabras, Lady Myriah asintió disculpando la escena que se acababa de montar, pero cuando escuchó que él se ofrecía como testigo un fuerte retortijón le inundó la tripa. El septón era un hombre de bien, pero era manipulable y fácil de engañar o eso pensaba Lady Vaelys, que él fuera uno de los testigos hacía que efectivamente ella perdiese su voz y voto en aquel asunto. Se sintió traicionada por su más fiel servidor y unas lágrimas de ira brotaron ligeramente en sus ojos. ¿Acaso pretendes casarlas sin mi consentimiento? Se preguntó así misma la Señora. ¿Acaso se creía que verdaderamente sus hijas habían sido capaz de amar a alguien en tan poco tiempo? ¡Esos matrimonios eran por pura conveniencia, de eso no había ninguna duda, y solo esperaba que Tiziano supiera mirar para otro lado y casarles si dos testigos así lo aceptaban. Pero no, él no podía ser uno de ellos... Aún así, Lady Myriah sintió cierta impotencia ante uno de los hombres más anciano de la Fortaleza de Sangre y no fue capaz de contradecirle. Aquello no se lo había esperado pero ya nada tenía que hacer.

También Ser Alester le susurró algo al oído que hizo que sus ojos se pusiera ojipláticos, se negó a respnderle, como hacía siempre que alguien quería hablarle entre susurros delante de los invitados.

Miró a sus hijas y las miró con dureza. Astrid, si al menos Bernard o alguna de tus hermanas decide ser testigo de vuestro matrimonio, entonces el septón dará fe de él y os casará. Tabitha, si eres capaz de traer a tu amante, ese que dices que amas y que lleva tiempo aquí, tú verás. Alyra, si crees que Evan, dijo mencionando el nombre del mayordomo delante de todo el mundo, es un buen candidato para ser el Señor de esta casa, ya sabes lo que tienes que hacer.  Era como si Myriah se fuese derrumbando con cada palabra que decía, como si toda su fuerza y fe en encontrar la señor de la casa ideal se hubiera echado por tierra tras las palabras del septón. Y tú, Lenia, dijo mirando a la mediana de sus hijas, si quieres casarte con Galbart, hazlo, pero ya que sé que deseas irte de aquí y viajar al norte con él, deja que se casen primero tus hermanas para que alguien se convierta en la señora de la Casa Vaelys y la dirija como es debido. Había oídos los rumores sobre Lenia y Galbart y sus intenciones de gobernar en el Norte. Si Lenia no quería ser señora de la Casa Vaelys, lo mejor que podía hacer era ser testigo de una de sus hermanas y después marcharse y abandonar la casa.

Sea como sea, Septón, creo que ya es un buen momento para que una en matrimonio a al menos una de mis hijas.

Alester Marbrand- Con gusto mantendremos una conversación privada fuera, Ser Bernard –le dijo al caballero-. Pero aún no puedo marcharme, no sin dar las explicaciones que debo. Así que, Lady Vaelys –se giró de nuevo hacia la matriarca-, os pido permiso bien para debatir con vos este asunto en privado o bien para contarlo todo ante quien quiera que desee escucharlo. Vos decidís cuál es la mejor opción. Pero comprenderéis que no hay una tercera.

Lady Myriah miró asustada a Alester, no terminaba de creerse lo que le había susurrado, pero por si acaso miró al septón. Por favor, Tiziano, hágalo cuanto antes. Dijo abiertamente delante de Alester del cuál Lady Myriah parecía no querer saber nada.  

Cargando editor
21/06/2018, 16:50
(1) Septón Tiziano

Ser Bernard actuaba como un Caballero, no en vano era uno de los preferidos de Lord Rhys junto a su hermano, sin embargo, Alester no parecía comprender quien tenía la autoridad allí dentro, y el Septón estaba molesto como con él Muchacho no tienes idea con quien te has metido, pensó. Alyra intentó alejarlo mientras Tabitha salía de la Capilla, pero Lady Myriah tomó la palabra con mensajes claros para cada uno de los presentes. Pudo percibir cierta angustia en la Señora de la Fortaleza cuando reaccionó a los comentarios del Septón Yo solo quiero el bien de tus hijas, pensó, algo desorientado por su reacción, pero por sus palabras finales comprendió las implicaciones de lo que había dicho.

El anciano había estado tan molesto que había pasado por alto la espada que había dejado caer Alyra, esa fue la gota que faltaba para que su humor cambiase completamente. Caminó con lentitud hacia la señora de la casa y posó su mirada en Alester Marbrand - Si no fuese el sobrino de nuestro querido Maestre, creame que ya lo habría hecho encarcelar! Usted no va a pronunciar ninguna palabra en voz alta ni va a molestar a Lady Myriah dentro de esta Capilla, esta Fortaleza cuenta con suficiente personal de confianza para que las noticias importantes lleguen a quienes la dirigen así que puede guardar silencio. Si vuelve a desafiarme, le quitaré el favor de los Siete, y en todo el poniente será repudiado, sin poder ser reconocido como señor de ninguna casa fiel a Desembarco del Rey, así que por las buenas o por las malas aprenderá a respetar un lugar sagrado. No vuelva a desafiarme, se lo digo por última vez - el anciano Septón era cercano al Septón Supremo, bastaba que bajase su pulgar y el desafío de Alester llegaría a oídos del propio Rey.

Se acercó a la madre - Lady Myriah, se hará de inmediato como ordenais. Mi mayor anhelo es la felicidad de vuestras hijas, y el bien de toda esta familia - apoyó su mano en el brazo de la mujer, a su modo él la estaba ayudando más que nadie allí dentro, ya habían hablado al respecto antes, pero se daba cuenta que pese a ello la mujer se derrumbaba y no quería que así fuera, había sufrido mucho en la vida como para agregar un sufrimiento mas - Será un hermoso momento, Lady Myriah, la maldición de esa mujer no prevalecerá sobre la bendición de los Siete - dijo con calma a la mujer, luego miró a todos y habló con voz firme.

- Las casaré a las cuatro, de dos en dos, frente a la estatua de la madre. Tabitha ya sabe con quien y ha ido a buscarlo, Lenia también lo tiene claro y su madre ha pedido que de prioridad a sus hermanas. A ellas dos las casaré en la segunda ronda - dijo, ya con Tabitha ausente y esperando que Lenia no se incomodara por la demora - Astrid, Alyra, a ustedes las casaré de inmediato, pero tendrán que decidir con quien. Les daré unos minutos para que lo hagan y se lo comuniquen a su madre, que es quien las trajo al mundo y merece ser la primera en enterarse - dijo y luego se volteo hacia  los hombres allí presentes.

- Alester, Bernard, Tyler, les pido aguarden en silencio la decisión de las dos hemanas, si realmente las aman dejarán que sus corazones decidan sin que ustedes influyan sobre ellas. Vayan a los pies de la estatua del Padre y esperen mi llamado, pues uno o tal vez dos de ustedes serán convocados para ser parte de la boda - dijo, su firmeza dejaba claro que era más que una invitación.

Se volteo luego hacia Kyle - Muchacho, no es habitual que oficie un casamiento con el cuerpo en vela frente al Desconocido, pero Fiona ha sido muy querida por su familia, las hijas de Lady Myriah eran verdaderas amigas de vuestra hermana. Si cuento con tu consentimiento, dejaremos a Fiona allí, para que sea testiga de la felicidad de sus amigas, y luego la llevaremos al jardín para el oficio que Ser Galbart hará de acuerdo a las costumbres del norte - dijo. Su tono era diferente, en este caso era una sugerencia y estaba dispuesto a cambiar de idea si el norteño así lo quería.

- El resto de los presentes, prepárese frente a la estatua de la Madre, que en breve será testigo del casamiento de las hijas Vaelys - dijo, y caminó hacia esa posición para ultimar los detalles del oficio.

Notas de juego

dejo fuera Tabitha que anunció que se retiraba

Cargando editor
21/06/2018, 21:03
(0) Kyle Ironsmith

Kyle se mantuvo mentalmente ajeno a toda la discusión dentro de la capilla, escuchando lo que decía la gente como ruido de fondo, son centrarse en nada realmente. No realizó ningún gesto hasta que, primero Ser Bernard y después Ser Alester Marbrand, se disculparon ante él por la discusión que estaban teniendo en frente del cuerpo de su hermana. Aceptó las disculpas de los dos caballeros con un gesto de cabeza y con un escueto - Gracias. 

Cuando Lady Vaelys preguntó si alguien conocía a Ser Alester o sabía algo de la casa Marbrand, Kyle recordó su educación sobre las casas de Poniente La Casa Marbrand de Marcaceniza, de las Tierras del Oeste, vasalla de la casa Lannsiter. Su escudo es un árbol ardiendo sobre un fondo gris. Su lema es... ¿Cuál era su lema? ¿Ardiendo con intensidad? No me acuerdo bien. Estuvo a punto de decir todo eso en voz alta, pero se contuvo por si Lady Vaelys lo consideraba una provocación.

El Septón Tiziano, quien había demostrado un gran corazón con él durante todo el día, le propuso dejar a Fiona en el Septo durante las ceremonias para que fuera testigo de las bodas - Seguro que es lo que ella querría. Gracias.

Cargando editor
21/06/2018, 21:33
(0) Ser Bernard Risefeller

Cada vez que Lady Myriah hablaba parecía que las paredes temblaran presa de un terremoto. Estaba perdiendo la cuenta de los menosprecios que dirigía hacia su familia. Tyler no paraba de recibir castigo tras castigo, siendo acusado por la dama con total impunidad. Aquellos rumores no podían ser ciertos, él mismo había batallado junto a sus hermanos y sabía que no lo eran. Pero no contenta con sugerir horrores sobre su hermano, predicó a los cuatro vientos que Bernard estaba enamorado de la mayor de los Vaelys, cuando él nunca había confesado aquello y obedecía más bien a una antigua intuición de la madre. Myriah no entendía el concepto del amor que poseía el caballero, quien en efecto había sentido algo por Astrid y la consideraba una gran mujer, pero lo mismo pensaba de Lady Alyra. Él siempre había deseado una gran dama a su lado, una que emanara dignidad y que se enfrentara a los desafíos de la vida junto a él, como si hubieran de luchar espalda contra espalda.

- No insista más, no es mi destino casarme con su hija mayor. Ni siquiera he hablado con ella distendidamente, ni me he acercado.

Negó con la cabeza mostrando una mueca. En realidad ya era evidente que no contraería matrimonio hoy. Perdió su oportunidad también con la cuarta hermana, la valerosa Alyra, quien se había convertido en su esperanza en todo este tiempo. El destino era tan cruel, que tras terminar las palabras del septón le quedó claro que hoy iba a ser rechazado de nuevo, justo por las dos señoritas que habían ocupado sus pensamientos y con las que había creído que podría ser feliz.

La matriarca de la casa se mostraba ahora asustada y con eso permitía por fin los matrimonios de sus hijas. Aquello daba por finalizado parte de los problemas pues con las hijas casadas, al fin podrían centrarse en los peligros que les rondaban. Ya no solo era Lady Catalina, sino que se hablaba de Ginevra y quién sabía que se estaba gestando mientras ellos discutían en la capilla. Al menos ahora sabía que Ser Lance estaba en lo cierto, la fantasma que pudo ver anoche era real. Lo que amenazaba a las damas era una maldición, no un envenenamiento. Todo estaba más claro ahora, a pesar de la dificultad de creer en historias de muertas que vuelven para dañar a sus descendientes. Muertas con poder sobre los vivos.

Por lo visto iba a poder charlar con Ser Alester antes de lo que pensaba, y pensando que no se jugaba nada, optó por mostrar una suave sonrisa de divertimento. Miró a su hermano mayor.

- Por fin se casará un Risefeller. Ya iba siendo hora.

Le dijo cordialmente mientras echaba a andar a la estatua de la Madre principalmente porque así podría charlar con su hermano.

- Yo seré tu testigo, Tyler.

Le indicó para que no temiera por aquello. Iban a poder relajarse un poco en el tiempo que las hermanas decidían sobre sus matrimonios.