Partida Rol por web

¿Consolador? ¿Eso que es? ¿Un peluche para abrasar muy fuerte cuando te sientes mal? Para eso ya tengo a Leonsio—dijo abrasando a la cabra que soltó un fuerte "BEEEEE" y no se porque me voy a sacar el ojo con mi bastón de majorette. Me lo regaló mi papi para que hiciese acrobacias magníficas que asombren a los ojos del mundo...así que no se lo puedo dar. 

Aquella mentira había llegado a los labios de la niña con naturalidad aparente, por lo que paresia cosa sierta. La chiquilla sabia que Diosnobi no quería que se lo diese a nadie. Lo que no entendía era porque hablaban de peluches. Bellita detestaba ahora los sipotes palpitantes de los hombres y se sentía nerviosa. Uno de ellos era realmente pequeño.

Aún sentía el calor y el aseite en sus labios cuando volvía a la hasienda, ¿quién sería ese aseitoso enmascarado? ¿Qué se ocultaría detrás de tanta sensualidad? ¿Que rostro se escondía bajo su antifás? Y, lo más importante de todas las diferentes preguntas que se hiso...

- ¿Quién es ese enmascarado?-preguntó.

_{- ¡quién no, cómo conose tu nombre, tarada!-la riñó el apuntador en vos bajita.}

- ¡Ay, sí, perdón!... ¿¿CÓMO conosía mi nombre ese enmascarado??-rectificó.

Entonses vio unos surcos profundos en el suelo, muy profundos, ¿de qué sería? La curiosidad de Lupita hiso que la chamaquita siguiera ese surco hasta el oeste... Tal ves su querido enmascarado tenía algo que ver en todo este revoltijo de tramas y sensualidarl.

¿Pero que me esta disiendo? ¡no mames! se defendió elocuentemente de las acusaciones de Victor Alfredo Gonzalo.

¿y esa cabra de donde sale? ¿habrá venido a buscarme por recomendación de la llama? ¡obvio! pensó Perseo Alberto Jario Uribe desarmándose el sombrero para lusier su rojizo pelo en busca de una oportunidad de negosio con la cbrecilla.

¡ah! error mio, si eso se lo dio su papichulo conservelo Será pendeja me lo prestaría para verselo un segundito nada más

Víctor Alfredo contemplaba con la misma sonrisa ladina cómo se desarrollaba la conversasión entre la sieguita y Perseo Alberto sin comprender del todo qué interés podía tener el tipo en el consolador de la niña. 

Sin embargo, ante la posibilidad de que la siega caminase y poder ponerle la sancadilla se quedó allí, observando el objeto con curiosidad. Paresía muy moderno, probablemente tuviese muchos modos distintos de vibrasión. Quisás incluso se pudiera meter bajo el agua. ¿Y eso eran leds de colores? Quien le hubiera dicho a la morrita que era un baston de majorette probablemente estaría riéndose todavía por la broma pesada. A Víctor Alfredo le encantaría haber sido él el artífise de una tomada de pelo de esa envergadura.

Lupita fue siguiendo el raro surco que atravesaba la Hasienda... y bien raro que era, porque salía de la hasienda y se dirigía al camino. 

Allá, a lo lejos, vio a la Abuelita -su pelo fijado con Laca al Uranio era inconfundible y brillaba en la oscuridad- montada en un Cablallo enorme con sombrero, que llevaba arrastrando al moribundo Automotor de la Buena Muerte.

Lupita no podía saberlo, pero los VIPs habían votado que  Abuelita y Cablallo fueran hacia la derecha, al camino del pantano apestosito y tal. Así que para allá fueron.

Un negro vestido de negro aparesió -nadie sabe por dónde había entrado- en la casa, arrastrándose con el traje hecho cacota mala y lleno de hollín y tierra. Hablaba un gringo muy gringo, así que nadie le entendía. Al ver los pechotes de Ana Victoria intentó llamar su atensión, pero los pechotes llamaron la atensión del negro de negro y no al revés y se puso todo raruno.

- Mai leidi!! ¡Mai leidi!! ¡Ai nid jelp, aim an eiyent of the PUS (*)

Una imagen emitida por la difunta mamita de Bellita apareció en la cabesa de la dulse e inosente sieguita. Desgraciadamente se lo mostró en forma de imagen, por lo que la niña no podía verlo con claridad. ¿Qué haría? ¿Descubriría el sexto sentido de Maria Aurora Lisabella de Mondragón el ensaje de su difunta mamasita? ¿Entregaría el regalo de Diosnobi al pérfido Perseo? ¿Se lo entregaría accionando assidentalmente el mecanismo? Afortunadamente no podía ver la encantadora -y por qué no desirlo- sínica sonrisa del hombre. El corasón de Bellita latía (obvio, si no estaría tan muerta como el alma de Perseo o el primer Leonsio, aunque ella creía que la cabra era el can original) 

Mientras los espectadores votaban podían ver interminables anunsios de teletienda de dos horas y tomas del plató dónde podían verse a los actores siendo arreglados y haciendo bromas. En un momento pudo verse al actor de Carlos Antonio Javier Saneguneio Veracruz siendo maquillado y aseitado...junto al equino actor de Cablallo, que estaba sentado en una silla de set que ponía "Cablallo" mientras le limaban las pezuñas, ambos parecían platicar animadamente.

Entonces volvió el presentador wey en chaque con una cara de muñeco de sera que daba miedo. -Muy bien queridos televidentes, la palabra más enviada ha sido..."pantanoinfectodelamuerte".- Dijo con un entusiasmo totalmente exagerado.- ¿Qué adversas adversidades estarán a punto de vivir la Abuelita Carmen Antonia Lusía y Cablallo? Lo averiguaremos tras una breve pausa publicitaria, no se me vayan. - Y de nuevo el presentador pasó a otro par de horas de anunsios no sin antes deleitar a los espectadores con su sonrisa*.

Cuando terminó la publisidad, Cablallo ya avansaba pesadamente por el fango arrastrando el Automotor de la Buena Muerte y encogiendo su enorme miembro para no llenárselo de porquería (la tierra de la hasienda impregana en coca no era porquería obviamente).

¿Y por qué rasón habían escogido ese lado?...Cablallo solo sabía que le pagarían con el doble de mansanas y terrones de asucar por aquello así que se limitó a cumplir con su papel sin preguntar.

La abuelita disfrutaba del, a sus ojos, hermoso paisaje. Ahh el pantano. La hasienda los machos llevaba años desasiéndose de sus cadaveres en este sitio. Así podían decir con la cabesa bien alta que no tenían esqueletos en el armario… estaban en el pantano. Debían estar todos allí abajo siendo pisoteados por cablallo, menos los que volvieron para halloween del 63… que fiesta más divertida… aquellos hubo que quemarlos y enterrarlos en sal, que la virgensita les ayude a estar en pas, nomás.

Por suerte aun quedaba laca de uranio y mechero para alejar a los mosquitos.  Es cierto que lo que estaba haciendo violaba varios acuerdos internacionales sobre residuos nucelares… pero la hasienda los machos no iba a ser menos Francia. Si “Areva” puede, la “abela” también, y punto. dijo en vos alta.*

oh angelico de dios abraza a la siegilla con cariño maternal de rebajas podeis confiar en mi, trataré bien tu palote de mayorete. Si no quiero más que verlo porqué de jovensito mi papichulo también me dio uno de estos y ya hase mucho tiempo que me dejó y este palo tuyo es tan paresido al palo suyo...

ay nenita linda no lloréis por mi, llorad por mi hermana.

Perseo Alberto Jairo Uribe tenía mucho más rollo preparado para entristecer al dulce corazón de la inocente sieguilla pero la mirada pícara de Victor Alfredo Gonzalo le hizo detenerse, besó la cabecita de la niña y la separó de sus pectorales rezando para que siguiera respirando después de ese largo abrazo.

Acható la mirada indicando que su pensamiento iba dirigido a Victor Alfredo Gonzalo como si se lo mandara por el wifi telepático de los cafetales.

¿Qué tramáis vos? Esa sonrisilla anuncia cosa mala. ¿No estaréis buscando ¡VENGANSA! 

¿Pero que me está contando? Ooooo Diosnobi, oh albrisias...oh diosnobi... Perseo era...No podía ser...No...

*ZOOM A LA ATERRADA CARA DE LA SIEGUITA QUE SE VEÏA EN UNA SITUACIÖN VERGONSOSA: Bueno...verse lo que era verse no demasiado pero....*

Pe...pero señor Don Perseo Alberto Jairo Uribe Peñalver y Quintana... ¿De verdad usté...usté...es un veterano? La única explicación para que Perseo hubiese tenido un bastón de majorette de niño-mentira que bellita se creía a pies juntillas- era que le gustase ponerse faldas. Un marico, un picao de murciélago, un argolla ¡Dios santo! Cuanta degenerasión. Ya le extrañaba a ella el olor a aseite. Como no tener ese olor si perdiaa seite como un tractor viejo condusido por un musculoso como los que a ese hombre le gustaban...

Estaba haciendo una limpieza exhaustiva de su aparato digestivo, pensando en introducirse la fregona hasta el intestino para dejarlo reluciente, cuando un sonoro "PUN" resonó en su habitación proveniente del exterior. ¿Pero qué carajos hase "PUN"? se preguntó acercándose a la ventana con una mirada que intentaba demostrar lo intrigada que se sentía aunque parecía más una mueca de asco que otra cosa, posiblemente porque había encontrado un cachito de carne que se había quedado entre sus dientes tras el vómito.

Y entonces entró un bombón de chocolate negro por la puerta hablando en un idioma desconocido. No estaba aceitado como los caballerizos de la hacienda pero para compensar iba con traje, que era la tercera forma de que un hombre se hiciera atractivo ante sus ojos. La segunda era el dinero, of course.

- Ai mi amol, ¿qué pasó? A mí hábleme en el lenguaje "esoso"* que no te entiendo. ¿Usted fue el del "pun"?

Víctor Alfredo apartó el pie de delante de la sieguita, aburrido de intentar ponerle la sancadilla sin resultado. No terminaba de entender qué susedía con el dichoso consolador, pero escuchar a Perseo Alberto desir que se paresía al palo de su papá le paresió muy perturbador. Demasiado. Su seño onduló en sentido inverso y contrario al de su bigotillo mientras se reía entre dientes. - ¿Qué dise que le hasía su papá? - Preguntó con tono malisioso y el mismo brillo ladino y perverso en sus ojos cuando miraba al hombre que perdía tanto aseite que todos los trabajadores de la hasienda podrían aseitar sus pechotes musculosos con él. 

Víctor Alfredo ya empesaba a pensar en qué podría dedicar su noche, ya que la fiesta de la hasienda paresía haberse disuelto. Y comensaba a sentir ganas de marcharse y dejar a la sieguita y al caballeriso tranquilos. Sin embargo, sentía mucha curiosidad por ver en qué terminaba el asunto del consolador, así que se quedó en el comedor, mientras buscaba con la mirada algo con lo que entretenerse. Quisá la abuela se hubiera dejado alguna de sus medisinas y podría machacarlas y mesclarlas con los terrones del asucarero o algo por el estilo. 

La cabra/perro de la sieguita lleva un grimorio, Victor alfredo.

Con esta portada:

Lupita siguió el sendero marcado por los grandes surcos. Pudo ver a la Abuelita subida en un caballo purasangre muy macho, machote; el cabesho de la viejita brishaba a la lus de la Luna, dándole todo un toque místico misteriosamente misterioso. La muchachita siguió al caballo y a la mujer, intentando ser algo discreta, pero las faldas se le manchaban con el barro y sus sapatos se hundían en el fango fangoso. 

Se asercó a la viejita y al caballo.

- Señora Carmen Antonia Lusía...-la llamó asercándose-. Espero que no le moleste que la acompañe un ratito y que le pregunte qué hase usted aquí con un caballo tan grandote... Si le molesta pues no se lo preguntaré-era obvio. 

La abuela da un saltito asustada cuando se le aparecen por sorpresa. Pero pronto ve que es la dulce Lupita Rosaura María de la Encarnasión Cortés de la Vega. No mija, como me iba a importar que me lo preguntes. Estaba paseando cuando unos chinos del basar oriental me atacaron. Por suerte este cablallo estaba cerca, me ayudo a defenderme no más y menos mal que vino, porque me hicieron mierda la silla. Ahora vamos buscando a la bruja mala del pantano, la única que puede arreglarla.